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A sus siete años comenzamos la actividad sexual, y hasta el día de hoy que acaba de cumplir 12, seguimos divirtiéndonos uno con el otro..
Todo comenzó un domingo de verano a la siesta. Mi esposa y Carmencita mi hija se fueron al cementerio a visitar la tumba de la abuela. Ludmila no le gusta ir, le causa mucha tristeza. Por lo que se quedó en casa conmigo, hacía tanto calor que decidimos ir a dormir la siesta a la habitación con el aire acondicionado, ella estaba vestida con un liviano short y una remerita de algodón de permitía ya apreciar sus pezones agresivos para su edad. Era ya por entonces una divinura de niña, alta, bien formada, de redondas curvas, que se veían acondicionadas por la práctica de valet que la niña realiza. Sus piernas bien torneadas  terminan en un par de nalgas bien redondas, firmes y altas. Ya se notaba que sería una escultural señorita. Pero hasta aquí nunca se me había pasado por la cabeza el involucrarme sexualmente con una niña y menos con mi nieta. Pero cuando tiene que pasar, pasa.

Nos acostamos y pusimos una película en la tele, en un canal de cable, recuerdo hoy luego de varios años el título de la película: «Amigos con privilegios». Son una chica y un muchacho, tienen sexo pero no son novios. Son amigos. Transcurría la película y de pronto una de las escenas donde tienen sexo bastante atrevido, Ludmila me pregunta como tenían sexo si no eran novios y no estaban casados. Me costó explicarle que se podía tener sexo sin mayor compromiso que el de cuidarse.  Me parece que no quedó muy complacida con la respuesta. Pasado unos minutos mi nieta algo inquieta me pregunta si ella y yo podíamos tener sexo como esa pareja. Me dejó helado la pregunta, busqué en mi mente una respuesta acorde a su edad y sin compromiso, y le dije que sí, se podía pero que no era correcto ya que yo era su abuelo y ella era todavía una nena.

Y de una me soltó que su compañerita Joaquina, ya hacía varios meses que tenía sexo con su papá. Y que le gustaba mucho. Y como Ludmila no tiene papá, ella pensó que yo podía tener sexo con ella y así descubrir lo que tanto le gustaba a su amiga. Obviamente que mi cabeza daba vueltas a mil por hora. Y no contenta mi nieta con haberme contado el secreto de su amiga, se explicitó más, me cuenta que cuando la madre se va a trabajar, Joaquina le chupa el pito al papá hasta tomarse la lechita. Y que le gusta el sabor salado. Guauuuu!!!!

Toda una revelación. Y sin pensarlo mucho, si no no debería haberlo dicho, le pregunto a mi nieta si ella ha visto como es el pene de un hombre. Y me contó que otra amiguita llevó una revista al colegio donde había muchos hombres y muchachos desnudos y se les veía el pito. Les juro que no quise, pero toda esta charla me excitó e hizo que mi verga se pusiera dura. Lo cual al estar Ludmila casi subida a mis piernas notó algo duro bajo su pierna y estirando la mano tomó por arriba del short mi pija. Intrigada la toó  y apretó calibrando el tamaño. Y me dice, abuelo, tu pito está duro y grande.

Yo ya algo lanzado y excitado por lo que la niña me había contado simplemente le ofrecí mostrárselo si ella quería verlo y tocarlo. Mi tripa tiene unos 19x5cms y en la base se ensancha casi hasta los 7cms. Ludmila levanta la carita hacia mí y con una pícara sonrisa me dice que si, que quiere verla. Me bajo el short y libero mi pija la que queda parada apuntando hacia mi vientre. Mi nieta abre grande los ojos, estira su manito y toma la pija por el tronco, apenas abarca su grosor, la cabeza está hinchada, roja. Ludmila se acerca y la olfatea, luego sin verguenza o rechazo alguno, simplemente abre la boca y se mete la cabeza, la cual lame y chupa por unos segundos, luego se saca la verga de la boca y me dice que le gusta el sabor. Yo estoy como loco, mi nieta me está chupando la verga, y lo que es peor, me gusta y no hago nada por detenerla. Al contrario, le digo que la tiene que chupar como cuando come un helado, solamente con los labios y la lengua, ella vuelve a poner boca a la obra, y sigue dándome una rica mamada. Para esto está en cuatro patas sobre mi entrepierna, por lo que su culito queda a mi disposición, por lo que simplemente meto la mano dentro de su short y comienzo a acariciar su culito, su oyito y deslizo mis dedos hacia su conchita, la que descubro algo babosa. Por lo que deduzco que mi nieta está algo caliente. Sus labios vaginales son gorditos, meto dos dedos en su conchita y ella gime abriendo un poco  más las piernas, le está gustando lo que hace, descubro su pequeño clítoris y este está durito, excitado, lo acaricio suavemente y mi nieta gime, y cada vez se mete más la verga a la boca, ya tiene un buen pedazo. Para esto yo estoy a punto de acabar, le informo que pronto va a salir la lechita y que debe tragarla toda, sin sacar la pija de la boca, asiente con la cabeza y se esfuerza más, yo mojo mis dedos en sus jugos vaginales, y acometo su culito, al cual meto primero un dedo y luego el segundo, ella gime y se desespera, se traga media verga y en ese momento le lleno la boca de semen con potentes chorros, ella se traga todo, medio se atraganta con la pija en la garganta pero no la saca, para esto yo le tengo dos dedos completos metidos en su ano. Cuando se calma le saco los dedos del culo, vuelvo a acariciar su conchita, ella se deja hacer, la acomodo boca arriba en la cama con las piernas bien abiertas, me acomodo en medio de ellas y acometo su conchita con mi lengua y mis dedos, pronto la tengo totalmente excitada y a punto de tener un orgasmo, meto dos dedos en su culo y muerdo suavemente su clítoris y mi nieta obtiene su primer orgasmo, tiembla y suspira fuerte, queda medio desmayada por la intensidad del mismo. Nos calmamos y nos recostamos uno al lado del otro, Ludmila no termina de comprender lo que pasó, pero está contenta, y me pregunta: ahora abuelo somos amigos con beneficios? A lo que simplemente le contesto que lo que sucedió entre nosotros nadie nunca puede saberlo, ya que yo iría preso. A lo que mi nieta me contesta que nunca le contará a nadie, ni a su mejor amiga. Así nadie se enterará. Y me pregunta si lo vamos a volver a hacer. A lo que yo le contesté que de a poco iremos avanzando con el sexo. Y mi niña tomando la pija por el tronco, la pajea un poco y mirándome a los ojos me dice, abuelo tu pito es muy grande para mi conchita, peo me gustaría que me la metas como se la mete el papá de Joaquina. Le prometí que pronto pasaría.  Sigue en parte II

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Quiero ser tu puta cachonda y embarazada para toda la vida … Todo el tiempo ….
Tía Fiordaliso no cabía en sí de felicidad, parecía querer saltar por toda la sala de estar, se subió al sofá arrodillándose y dándome la espalda.     Movió su trasero seductoramente invitándome a ir tras ella.

—Pensé que debía recompensarte en algún modo después del maravilloso trabajo que hiciste … ¿Quieres follarme? …

Sus pestañas aletearon a mil por hora mientras lo decía.     No necesitaba mayor aliento que eso.     Toda mi ropa quedó esparcida sobre la alfombra y me estacioné con mi pija dura como el acero, justo detrás de ella.     Haciendo pasear mi polla entre sus blanquizcas nalgas.     Apreté sus apretados labios vaginales con mi glande lustroso y empujé para penetrarla.     Deslizarme dentro de su coño se sintió increíble, deslicé mis manos bajo su delantal y aferré sus duras y pesadas tetas, haciéndola arquear su espalda y afondando más mi polla dentro de ella.

—Siii, Mateo … Apriétame toda …

—Así que estás embarazada, ¿eh? …

—Así es … Embarazadísima …

Lo dijo bien fuerte, remarcando feliz y radiante la palabra.     Finalmente podía decirlo después de probar por varios años.

—Eso quiere decir que viniste aquí solo en busca de sexo, ¿verdad? … Solo quieres ser follada, ¿eh? …

—Bueno … Sí, eso es lo que quiero …

—¿Sabes que significa eso? …

—Que soy una … ¿Puta? …

—Eso es lo que eres … Una puta caliente en busca de una polla que la folle …

—Bueno … Entonces si soy una puta caliente y preñada … Fóllame … Hazlo, por favor …

No me hice repetir el ofrecimiento y hundí mi polla en su coño hermoso y apretadito con mayor fuerza, la habitación se lleno con los sonidos de mis muslos abofeteando sus firmes glúteos.

—Virgen Santísima …

—Para nada … Soy solo una puta preñada … Y por favor dámelo más fuerte y duro …

Sin duda que esa era mi intención, así que aferré sus esculturales caderas y la embestí con todas mis fuerzas, Luego la agarré del pelo y la tiré hacia atrás cada vez que le daba un golpe hacia adelante.     Tía Fior gemía de lujurioso placer y siguió suplicándome que se lo diera más fuerte.

—Más, Mateo … Dame más … Que rica que es tu polla … Dámela fuerte y duro …

Era una exquisita e increíble sensación.     Ella me quería no solo por mis espermatozoos, sino también porque le gustaba mi pija.     De hecho, había venido exclusivamente a regalarme con su coño, quería tener sexo conmigo.     Me sentí mucho más mayor y contento.     Sentí que de un momento a otro podía correrme, pero a mi edad sabía que podía repetir mis prestaciones muchas veces.

La agarré por los hombros y la tiré hacia mí, haciendo que su hermosa espalda se arqueara y su cabeza se colocara casi junto a la mía, entonces le gruñí cerquita de su oreja:

—Me voy a correr, tía … Tú ya estas embarazada, ¿verdad? … No te sucederá nada, ¿eh? …

No me contestó nada, pero su cuerpo comenzó a temblar.     La solté hacia adelante y aferré sus caderas, comenzado a follarla con todo mi ímpetu de adolescente.     Mis muslos chocaban violentamente con su trasero, le enterré mi entera polla en su coño jugoso y con un gruñido animal me descargué dentro de ella.      Tía Fiordaliso gemía sonoramente, se agarró al respaldo del sillón con sus uñas finamente pintarrajeadas, encorvadas y clavadas en la felpa del sofá.     Su cuerpo no cesaba de estremecerse, luego como una liberación lanzó un rugido de tigresa.

—Uuuurrrggghhh … Arghhh … Ummmmmm … Umpf … Aaaahhhh … Ssiii, Mateo … Ssiii, umpf … Soy … Soy tú puta embarazada … Uhmmmmmm …

—Me encanta que seas así, tía … Me follaste y quedaste embarazada … Hiciste que me corriera dentro de ti una y otra vez … Y ahora esperas un bebé …

Ella todavía no podía tomar el control completo de su cuerpo.     Se estremecía en convulsivos espasmos, gimiendo y suspirando.     Al parecer tía Fior se había corrido cuando eyaculé mi cálido semen en ella.

Estuvimos allí por un rato.     Ella de rodillas sobre el sofá y yo de pie detrás de ella con mi polla todavía entera dentro del coño de mí tía resbaladizo e hinchado.     Tía Fior dio un respiro profundo y salió de su frenesí y paroxismo de pasión y me dijo:

—Uhmmmmmm … Al parecer le has tomado gusto a eyacular en mí, ¿eh? … Te gusta dejarme llenita, ¿verdad? …

Todavía con mis manos en sus caderas, la tiré contra mi polla y se la volví a clavar hasta el fondo, dando ligeros gruñidos en respuesta.

Nos desplomamos juntos sobre el sofá, yo encima de ella.     Se sentía tan bien su culito redondito y firme presionando mis muslos.     Hubiese querido permanecer en esa posición por toda mi vida.     Me sentía feliz.     Había ayudado a la mujer más bella del mundo a cumplir su sueño, a cambio había obtenido experiencias maravillosas, relaciones sexuales increíbles.     No podía pretender ni querer nada más.     Estaba satisfecho.

Tía Fiordaliso y yo dejamos de vernos por algunos años.     Ella tuvo un hermoso bebé y las únicas veces que nos veíamos eran en reuniones de familia.     Todos estaban felices con el nuevo arribado a la familia, nadie reparó en nada.     Nuestra relación volvió a ser igual a la de antes de que iniciáramos la “Operación bebé”, tía y sobrino.     Nadie pareció notar nada de extraordinario ni extraño.

Las vueltas de la vida y el destino, a veces nos juega unas pasadas inesperadas e insólitas.     Una tragedia terrible golpeó a la familia.     Tío Jairo murió en un accidente aéreo.     Toda la familia se puso de luto, por supuesto también mi madre y yo.     Tío Jairo había sido un buen tipo y todos lo recordábamos de ese modo.

Tía Fiordaliso heredó toda la fortuna de mi tío, más un suculento seguro de vida de varios cientos de millones.     Pero al parecer ella no pensaba en el dinero en ese triste momento.     La consolé durante el funeral, la sostuve y sequé sus lágrimas.     Mamá insistió y no la dejo ir de vuelta a su casa en completa soledad.     Fue entonces que ella con toda naturalidad comenzó a acercarse a mí en busca de compañía y calidez humana.

Esta vez nos acercamos de una manera distinta.     Me sentaba en el sofá y ella se acurrucaba a mí lado.     Como una gatita desesperada que simplemente no puede soportar una vida de soledad.     Cuando yo me ausentaba terminando mi educación secundaria, ella me esperaba y corría a mi encuentro al momento de regresar a casa.     Necesitaba estar cerca de mí.

Terminé la universidad, hice mi tesis, me titulé de abogado y celebrando mi titulación en casa.    Di la noticia que ya había encontrado un trabajo a tiempo completo.     La reacción de mi tía fue inolvidable.     Dejó de cenar, cerró sus ojos y contuvo la respiración.     Tan pronto como dije que sería en la misma universidad, cerca de casa mía y casa suya; lanzó un suspiro de desahogo y sonrió.     Entonces supe que ella no quería que me fuera lejos de ella.

Seguimos frecuentándonos regularmente.     Ella visitaba nuestra casa y otras tantas yo iba a su casa.     Cenábamos juntos, salíamos a caminar juntos, compartíamos juntos en nuestras fiestas familiares.     No se como nuestra relación se convirtió en algo de estar juntos.     No había nada de oficial ni de relación carnal, simplemente disfrutábamos estar en compañía el uno del otro.     Todo evolucionaba gradualmente, como una via obligada hacia nuestra felicidad.

Me di cuenta de esto una vez especial, nos sentamos juntos en el diván con mis padres, estábamos jugando un juego de mesa.     Mientras nos divertíamos y reíamos en familia, ella me abrazó y me besó en la mejilla como si fuera la cosa más natural del mundo.     Nadie reparó en ello.     Pasaron algunos meses y ella y yo comenzamos a volvernos cada vez más íntimos, ya no solo nos abrazábamos, sino que nos besábamos como pareja.     Tampoco nuestras familias reaccionaron en algún modo negativo, a pesar de que ella era más de diez años mayor que yo.     Tía Fiordaliso era parte de la familia y todo el mundo la amaba.

Un día en que estábamos disfrutando de una cálida jornada de sol, cuando su hijo, Mauricio, vino corriendo, mamá lo perseguía a corta distancia.     Hizo una finta cubriéndose con el cuerpo de su madre y luego salió corriendo por la otra puerta y mamá chillando detrás de su sobrino-nieto, o mejor dicho su verdadero nieto.     Fiordaliso me tomó la mano y mirando la puerta por donde había escapado Mauricio y mi madre, dijo:

—Parecen felices, ¿no? …

—Así es …

—¿No crees que a tu madre le gustaría tener también una nietecita? …

La miré un tanto sorprendido.     Ella se levantó y se paró frente a mí.     Inclinándose hacia adelante se quitó graciosamente sus bragas y las lanzó en mi regazo, dándome a entender que ahora estaba totalmente desnuda debajo de su vestido.     Pestañeé y recién me di cuenta de que no habíamos vuelto a tener relaciones sexuales desde aquella vez en que vino a darme la noticia de que estaba embarazada.

Nos habíamos involucrado sentimental y románticamente sin pensar en ello.     No habíamos pensado en el sexo, hasta ahora.

—¿Quieres aquí mismo? …

Pregunté asombrado e inquieto pensando a que mamá podría volver.     Ella se ruborizó, pero asintió, me bajé los pantalones hasta mis tobillos y ella me montó ahí mismo sobre el sofá.

—Hazme el amor y no pensemos en nada …

Susurró en mi oído.     Sentí la cálida humedad de su coño cuando mi polla se sumergió en sus empapadas paredes vaginales.

—Oh, estás mojada … ¿Acaso estabas pensando en esto de antes? …

—Uhm … No sé … Tal vez, sí …

—Quieres que te deje otra vez embarazada … Lo pensaste desde hace algún tiempo, ¿eh? …

—Ehm … Tal vez, sí … Podría ser …

—Quieres volver a ser mi puta cachonda y embarazada, ¿eh? …

—Sí … Ssiii … Eso quiero …

Luego se inclinó hasta un lado de mi cara y me susurró con una voz ronquita.

—Quiero ser tu puta cachonda y embarazada para toda la vida … Todo el tiempo …

Se echó hacia atrás y me regalo una de sus estupendas sonrisas diciéndome.

—Pero primero tenemos que intentarlo … Todas las veces que sea necesario, ¿quieres? …

Ciertamente no podía oponerme a tan poderosa razones.

El fin.

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El regalo más preciado de quien escribe es saber que alguien está leyendo sus historias.  Un correo electrónico, a favor o en contra, ¡Tiene la magia de alegrar el día de quien construye con palabras, una sensación y un placer!

Algunas de mis aventuras con mi cuñada y su tía. De hecho, esto no me ocurrió a mí, sino a un amigo cercano..
Hago la aclaración, por si las dudas. Enseguida, en la voz del protagonista se desarrolla la historia.

A ambas las conocí cuando inicié de novio con mi actual esposa. Primero vi a la tía, un par de años mayor que yo y me atrajo tremendamente su belleza: un cuerpo deseable para las manos de cualquier hombre, tanto sus chiches como sus nalgas; una cara que incitaba a besarla y a acariciarla; gestos de seductora y sonrisa incitante. Ella se prestaba de tapadera para las reuniones nocturnas que tuve con mi novia, quien en su casa decía que dormiría en casa de su tía. A la hermana, cinco años menor que mi esposa, desde sus 16 años se mostró coqueta conmigo, principalmente con los besos de saludo o despedida, a veces con abrazos presionando sus pequeñas tetas contra mi pecho, o fricciones de culo en mi regazo al pasar por algún lugar estrecho donde estaba yo, en lugar de hacerlo por otro que requería pocos pasos más. “Permiso”, decía antes de pasar y sonreía al pasar y sentir cómo me crecía el pene con el tallón de sus nalgas, con un “Gracias” concluía su tránsito.

Los años pasaron, mi cuñada se casó y se puso muy buena de las nalgas. Ya no me las repegaba, pero sonreía con la misa gracia cuando me descubría mirándoselas mientras crecía la protuberancia en mi pantalón. También, cuando se retiraba se cotoneaba dejándome con la boca abierta, a punto de caérseme la baba, y con una montaña en el pantalón que terminaba en un húmedo punto del presemen que destilaban mis ganas por ella. La tía también nos frecuentaba, pero era más discreta, salvo cuando traía escote en el pecho y se agachaba con cualquier pretexto para mostrarme el canalito mientras me miraba con una sonrisa que le daba un aire de pregunta “¿Quieres…?”  Yo quedaba con la vista fija en sus tetotas, conteniendo mis ganas de meter mi mano entre sus ropas.

Mi cuñada vivía en Toluca, una ciudad próxima a la CDMX y también allá vivían las tías de mi mujer. En la semana navideña nos hospedaron en un pequeño hotel que tenían las tías, donde ellas, además de administrarlo, también vivían allí. Una tarde mi esposa se fue con su hermana de compras y regresarían muy noche. Yo me quedé acostado viendo la televisión y fue la tía a mi cuarto, a llevarme un café. Se quedó viendo el programa que yo veía y se sentó en la cama. Se acomodó  un poco  y al subir bien las piernas    la falda dejó al descubierto sus torneadas piernas, pero no se las cubrió. Me comencé a excitar y se notó claramente mi protuberancia.

–¡Ay, qué pena, ya vine a inquietarte! –exclamó volteando a ver descaradamente mi erección y se cubrió las piernas.

–Así estabas muy bien –acepté, acercándome a ella para subirle otra vez la falda–. Es más, así estás mejor –dije levantando más la falda hasta llegas al triángulo que mostraba la tanga y de la que sobresalían los vellos del pubis.

–¡No la subas tanto! Me da vergüenza que veas que no me he cortado el pelo de allí –reclamó, pero si    intentar cubrirse.

–Al contrario, se ven muy bonitos –le dije metiendo mi mano en el pelambre  y acerqué mi boca a la suya para besarla.

Al principio se quedó quieta, pero correspondió al beso en cuanto mis dedos recorrieron su clítoris. Su mano fue a mi regazo para acariciar mi pene sobre el pantalón. Nuestras lenguas siguieron enroscándose y me bajó el cierre para meter su mano en la bragueta, liberando mi miembro, el cual jaló, sacando el presemen. Yo ya tenía dos dedos dentro de su vagina y se montó en mí. Hizo a un lado la tanga y se metió mi verga para cabalgar con frenesí.

–¡Qué rica la tienes! ¡Está deliciosa! –gritaba ella y yo le saqué las chiches por encima del escote de la blusa–. ¡Hacía tanto que no me cogían así! –gritaba entre los espasmos orgásmicos –¡Vente en mí, lléname de tu semen! –exigía, y, sin poder contenerme, me vacié dentro de ella…–. ¡Qué calor tan delicioso! –exclamó antes de caer llorando sobre mi pecho.

Acaricié sus pezones, sobresalientes de sus grandes aureolas y se fue calmando. Se levantó, acomodándose la ropa y observó mi pene flácido, lleno de nuestras excreciones. Volvió a subirse a la cama para limpiarlo cin su boca.

–Esto no se va a quedar así. Tenemos que hacerlo bien –aseguró jalándome los huevos, Se volvió a levantar y se fue.

Me quedé dormido con la verga al aire, hasta que tocaron a mi puerta. “Adelante”, dije después que rápidamente me acomodé el pantalón. Era la otra tía, quien me avisaba que la cena estaba lista. Olfateó un poco y fue directamente a la ventana para abrirla. Era evidente que el cuarto olía a sexo.

–Ni el café pudiste tomar –indicó al tomar la taza. Me miró con una sonrisa y vaticinó –la próxima vez yo te traeré el café…

No tardaron mucho en llegar mi esposa y su hermana, justo cuando comenzamos a cenar. Al terminar los alimentos, mi esposa me pidió que llevara su hermana a su casa porque ella estaba cansada y no quería manejar.

En el trayecto, mi cuñada me preguntó si había extrañado a mi mujer “con tantas horas sin ella”, precisó.

–Sí, pero en la noche me repongo de su ausencia –señalé, dándole a entender con un gesto que me la cogería.

–¿Tan fogoso eres? –preguntó sonriendo–. ¿Podrías mostrármelo? –añadió a bocajarro sin dejar de sonreír y me acarició la cara.

Me metí al primer motel que vi. “Ya lo verás” le dije. Dentro del cuarto, mientras la encueraba dándole besos y caricias, ella hacía lo mismo.

–¡No hay condones! –exclamé después de buscarlos.

–No hay problema, menos si es niño, mi marido quiere uno –me dijo cínicamente, jalándome la verga para colocársela a la entrada de su raja. Se colgó de mi cuello y la sostuve de las nalgas, mirando en el espejo su trasero entre mis manos.

Nos besamos y ella se movió como una puta experta, teniendo entre gritos un orgasmo tras otro. Agotada, se soltó de mí para caer de espaldas en la cama. Quedé de pie, con mis manos en sus nalgas y mi verga tiesa dentro de ella. La acomodé boca abajo, le abrí las piernas y me puse a lamer  sus nalgas, el ano, el periné y me extasié tomando su abundante fujo.

Ya que se repuso se volteó y miró mi pene rígido. Abrió las piernas para recibirlo. Le di varios recorridos  y tuvo otros dos orgasmos.

–¿De verdad no temes que te embarace? –pregunté antes de venirme.

–Creo que no sería correcto, pero vente –confesó apretándome contra ella, aceptando su destino.

Al sentir que me vendría, le saqué la verga y el chorro de semen cayó en su vientre. Lo tomó en sus dedos y lo puso en su boca para saborearlo. “Gracias”, dijo sonriendo y se puso de pie para vestirse.

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Ese jueves Sofia llegó a la hora señalada: cara lavada, calza multicolor y remera haciendo juego … estaba hermosa, sobre todo por las bolsitas que se habían formado en sus ojos producto de levantarse tan temprano.
Cargamos la folletería y partimos hacia Esperanza donde nos esperarían un par de vendedores de la sucursal local para ayudarnos a armar el stand … teníamos por delante algo así como una hora y media de viaje.

” … querés que empiece el mate ? …. preguntó
” … dale … junto al bolso hay medialunas que compré camino a la oficina …”.

Sofía se sentó tipo “chinito” y se puso a preparar el mate. Su rodilla ocupaba más allá de su asiento, llegando casi hasta el mío: ” … querés que corra la pierna o no te molesta ? …” dijo mientras se acomodaba.
” … no, está bien, dejala ahí … no hay problema …” respondí.

Luego de unos minutos de viaje y ya habiendo dejado de tomar mate iniciamos una conversación que fue calentando el ambiente.
” … qué dijo Gabriel de tu trabajo de promotora ? le molestó ? quise saber.
” … no … en realidad Gabriel no sabe nada que yo trabajo este fin de semana … bueno, a decir verdad Gaby no sabe nada de mí desde hace casi dos meses … nosotros no andamos más de novio …” confesó ella.
La miré sorprendido … ella rió.
” … qué mirás así ? soy una niña soltera ahora ! … casi una monja … imaginate … dos meses sin garchar !! …” y lanzó una carcajada que dejaba ver su dentadura perfecta.
” … perdón, no sabía …” atiné a decir e instintivamente puse mi mano sobre su rodilla en un acto de consuelo.
” … tampoco es el fin del mundo … algo me dice que este finde voy a tener una alegría …” agregó poniendo en alerta mi pija que había comenzado a tomar temperatura de a poco.

La imagen que me regalaba el sol entrando por el lado de su ventanilla era maravillosa: los rayos parecían dibujar el contorno de sus pechos y me permitía ver cómo se marcaban sus pezones … mi erección estaba a pleno.

Llagamos al predio y nos estaban esperando la gente de nuestra sucursal local. Durante la mañana armamos el stand y cerca de las 13 hs. fuimos a almorzar. A las 16 hs. se inauguraba la muestra.

Media hora antes de la apertura Sofia estaba cambiada: su pelo planchado, sus ojos pintados estilo gata, los labios color mora …el catsuit le quedaba de maravillas … sus pechos elevados y firmes, su cola un regalo del cielo, pero me llamó la atención que no se le marcaba la bombacha.

” … Sofi … te queda espectacular ! cómo hiciste para que no se te note la bombacha ?
” … fácil, no traigo ropa interior …” me dijo al oído riendo, y tomando una de mis manos la guió recorriendo su espalda hasta sus muslos … ” … viste que no tengo nada puesto ? y se marchó hacia donde comenzaba el movimiento de gente meneando su culo, con el catsuit metido entre sus nalgas.

A las 21 hs. exactas se cerró el predio, la tarde resultó aburrida ya que quienes recorrían la expo eran empresarios y autoridades locales, esa primera tarde eran entradas de protocolo, mañana sería nuestro primer día de trabajo en serio.
Volvimos a nuestra ciudad luego de dejar a los otros dos vendedores cerca de sus casas.
Sofia seguía con el catsuit puesto, la oscuridad de la ruta no me permitía ver mucho, pero mi imaginación volaba.
Al llegar a su casa se despidió de mí con un suave pero prolongado besa en mi mejilla mientras con una mano me acariciaba la cara.
” … gracias por esta oportunidad de trabajo “tío” … algún día espero poder retribuirte lo que hiciste por mí …” dijo casi susurrando, cosa que lo único que hizo fue lograr que mi pija se pusiera dura al instante.
” … no mi amor !!! gracias a vos por haber aceptado, sino tendría que haber salido a buscar a alguien y no tenía tanto tiempo, además a vos te queda pintado el uniforme … mañana te paso a buscar, no te olvides …”
Rió y bajó del auto. Caminó hacia su casa con pasos largos … sus caderas se movían maravillosamente haciendo que llevase una mano a mi pija y la acariciase … esa noche cojí con mi mujer a lo bestia, acabándole entre sus tetas pensando en la pendeja …

La mañana del viernes ya venía calurosa, pero mi sorpresa fue verla salir de su casa rumbo al auto: vestía minifalda de jean y una remera básica blanca que con el fresco de esa hora marcaba en forma violenta los pezones.
Sofía subió, me besó – esta vez muy cerca de mis labios – y con esa carita de recién levantada preguntó si empezaba el mate.

al contestarle que sí, se acomodó como el día anterior, poniendo sus piernas como chinito, solo que esta vez la mini quedó casi a la altura de su cintura permitiéndome observar su blanca bombacha.
” … bueno … al menos esta vez puedo ver que traés bombacha !! … dije abriendo los ojos.
Sofía rió y largó: ” … no te molesta que se vea un poquito no ?? …
” … para nada, me pone feliz …” dije y reímos los dos.
” … Ay, ay, ay .. con qué poco te hago feliz !! … voy a pensar entonces en ver cómo hago para darte un poco más de felicidad, después de todo debo ser agradecida con el que me consiguió el trabajo …” y me guiñó un ojo.
Puse mi mano sobre su rodilla, acariciándola, mientras ella comenzaba a subir su remera dejando su panza libre.
” … voy a aprovechar a tomar sol, no creas que me estoy desnudando … al menos por ahora …” y soltó una carcajada mientras empezaba a cebar mate.
Acomodé mi pija que obviamente se había puesto dura y observé que miró de reojo, casi sin disimulo … nos quedaba una hora de viaje y las fichas ya estaban sobre la mesa.

Llegamos … Sofia se cambió y comenzó a hacer su trabajo. Al mediodía fuimos al mismo comedor del día anterior.
Luego de almorzar subimos al auto y fuimos en busca de un hotel para las noches de sábado y domingo. Esperanza no es una ciudad muy grande, es principalmente una ciudad de chicos universitarios, por lo que no había muchos hoteles. El único que conseguimos tenía una sola habitación doble por lo que tendríamos que compartirla … mi cabeza volaba a mil aunque faltasen 24 hs. para que se diera ese momento. Sofia no dijo nada, solo que sería la primera en bañarse, eso era lo único que “no negociaba”, a lo que accedí sin duda alguna, después de todo la tendría conmigo 48 horas.
Terminaba la jornada y una vez que cerraron el predio nos dedicamos a acomodar las cosas… me senté sobre el escritorio con las piernas abiertas y entró Sofía con cara de cansada… llegó hasta donde yo estaba y acomodándose entre mis piernas me abrazó.
” … uf ! estoy muerta … me cansaron estos tacos …”
Yo la rodeé por la cintura acariciando el nacimiento de su culo, pude comprobar que no había ropa interior … mi pija saltó endurecida, ella seguía ubicada ahí.
Me acomodé mejor haciéndole sentir mi bulto… Sofi no dijo nada, sólo soltó mi cuello y quedó frente a mi.
La abracé con ambos brazos por su cintura quedando cara a cara.
” … muy cansada ? .. pregunté
Y haciendo pucheros con su boca asintió con su cabeza.
Me volvió a abrazar y esta vez mi pija estaba a pleno en su raja … bajé del escritorio y dándole un beso en la frente le dije que nos marchásemos a casa, mañana sería otro duro día, tan duro como mi pija en ese momento.
Nos despedimos de los vendedores – que miraban y no entendían nada – y abrazados nos fuimos al auto.
En el viaje de regreso ella se quedó dormida sobre mi hombro, yo mientras tanto acaricié sus piernas todos los minutos que duró el viaje.
La dejé en la puerta de su casa … se despidió con un pico, limpiando con sus dedos la pintura que había dejado en mis labios… los dos sabíamos que mañana no sería un día más.

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Estaba yo estudiando en la facultad, cuando ingresé era algo mayor comparándome con los compañeros que me tocaron en suerte (tenía 29 años). La mayoría de ellos difícilmente superara los 21 años.

La carrera era una de ingeniería, y la casi totalidad de mis compañeros no tenían una base sólida para encarar este tipo de carreras por no tener una base técnica, por lo tanto, yo me sentía como el tuerto en el país de los ciegos, no es que sea el único con base técnica para encarar esta carrera, sino que era el más abierto y el que trataba de solucionar todas las dudas que ellos no querían o no se atrevían a consultar con el profesor por diferentes motivos que sólo ellos sabrían.

Entre ellos había una chica que provenía del interior del país, había venido para estudiar a la capital y trabajaba en una empresa comercial para costearse los estudios, tenía 19 años y se llama Sonia.

En todo el año no reparé mucho en ella, lo único que me interesaba era que ella pudiera ocupar un asiento lo más adelante posible porque tenía un problemita en la vista, aparte de ello, lo que más podía destacar es que era muy introvertida.

Llegaron los exámenes a fin del ciclo lectivo, y ya casi todos estábamos preparados para pelear la batalla intelectual que esto representa, pero, un buen día se me acerca Sonia y me dice que está totalmente colgada con matemáticas.

– ¡Pero Sonia! ¿Ahora me lo dices? Faltando muy poco para el día del examen.

Debo destacar que era jueves y el examen estaba programado para el próximo lunes, a mí no me vendría mal un repaso de todo lo visto hasta ese momento, quedamos en que nos encontraríamos en un bar cerca de su casa para que yo le explicara lo mínimo indispensable como para que tenga sus armas para ese examen.

Llegó el sábado y nos encontramos en el bar que ella me había señalado como posible lugar de estudios, no quiero recordar cómo era ese bar, cuando llegamos habría ya en el lugar unas veinte personas, pero lo destacable de todo es que Sonia era la única mujer en el lugar, yo no me sentía cómodo en ese ambiente, no me permitía concentrarme con facilidad.

Sonia no era una chica de las que se puede llamar atractiva, es de estatura baja, su cara no era del tipo de esas de las que uno se enamora a primera vista, pero su cuerpo, en el cual yo no había reparado hasta ese día, era bastante deseable,me atrevería a calcular que sus medidas eran 95-65-95, estaba enfundada en un vestido liviano de color blanco, sin mangas pero con hombros, y amplio a los costados, por lo que pude apreciar unos brazos bastante velludos y por debajo de ellos se dejaba ver un corpiño de color rojo, creo que eso es lo que más me llamó la atención puesto que es mi color favorito para la ropa interior femenina, aunque también yo mismo tengo algunos slips de ese color para mi uso personal.

La cosa es que yo no me sentía bien en ese local y se lo comenté, a lo que ella respondió que no había otro lugar para poder estudiar, ella compartía el departamento con dos amigas y no quería que fuéramos para allá.

– Bueno – le dije – en este barrio tiene que haber un hotel de pasajeros, de esos en los que se puede alquilar una pieza por todo un día.

– Sí, por acá hay algunos de esos, pero desconozco las calidades.

– Busquemos uno donde podamos alquilar una habitación por toda la tarde y estudiaremos tranquilos, si no te parece mal.

La miro a los ojos y noto que baja la cabeza mirando al piso y con un acentuado color rojo en sus cachetes, quizás por vergüenza, por el calor reinante o por ambas. Estábamos al fin de la primavera, a escasos 20 días del inicio del verano.

– Perdón – dije con un tono entre apesadumbrado y excitado – te avergoncé.

– No, está bien – respondió – lo que pasa es que no estoy acostumbrada a este tipo de propuestas y mucho menos a la idea de pasar todo un día encerrada con un muchacho entre cuatro paredes.

– Estudiando – repliqué

– Estudiando o lo que sea, el tema es que no estoy acostumbrada.

– Bueno, entonces si eso te pone mal tampoco es una solución viable, puesto que te va a costar mucho trabajo concentrarte en el estudio.

Se quedó pensativa un rato y terminó aceptando mi propuesta, no sin antes acotarme que iríamos a estudiar y nada más, a lo que respondí que por mi cabeza no había pasado otra idea, y era cierto, hasta ese momento mi único objetivo era hacer lo imposible para que Sonia no reprobara el examen. Le pregunté si conocía algún lugar acogedor donde poder estar cómodos, que por lo menos no nos caminaran las cucarachas por encima mientras estudiábamos, a lo que respondió afirmativamente, que ella había estado viviendo allí unos meses cuando llegó a la capital, pero que no quedaba cerca, salimos del bar y tomamos un taxi hasta el hotel.

Luego de las registraciones de rigor nos dieron una habitación doble con una cama matrimonial que tenía, además, un placard y una mesa con dos sillas, esto último era lo que necesitábamos. Debo decir que el lugar era muy limpio y que daba gusto estar en esa habitación que poco o nada tenía que envidiarle a un hotel de tres estrellas, aunque el precio que debería pagar era irrisorio.

Entramos en la habitación y nos acomodamos, yo, como buen curioso, lo primero que revisé fue el baño y me agradó por parecerme cómodo.

Miro hacia el lugar donde estaba Sonia y la veo de nuevo con la cabeza baja y colorada de vergüenza, me paro delante de ella, le acerco una mano a su mentón y, tratando de levantarle la cara para mirarla a los ojos le pregunto con tono de broma, tratando de cortar el hielo.

– Quizás tu incomodidad se deba a que todavía eres virgen.

– No, virgen no soy, pero…

– Pero ¿qué? Ahora no te quedes cortada, termina la frase. – Se quedó pensativa de nuevo y como tomando coraje me dijo

– Pero es como si lo fuera

– ¿Quieres hablar al respecto? Yo no te quiero obligar a nada, pero si necesitas desahogarte contando algo que te tenga mal, acá estoy yo, para escucharte.

Cuando dije esto me invadió un sentimiento de ternura tremendo, como creo que nunca había sentido por nadie que no fuera mi hermana o mis padres, pensé que si largaba su rollo nos íbamos a sentir más cercanos y que podría ser el comienzo de una hermosa amistad. Inmediatamente ella respondió

– No se si debo comentártelo a vos, si bien nos conocemos hace varios meses, también es cierto que nunca hubo, entre nosotros, un acercamiento tal que me influya a contarte una parte tan importante de mi vida.

– Está bien – repuse – comprendo y respeto tus sentimientos.

– ¡Que dulce eres! Gracias por tu comprensión.

De nuevo se quedó como cortada y terminó diciendo que me iba a contar su historia.

– Resulta ser que del lugar de donde provengo las chicas difícilmente lleguen vírgenes a los 15 años, en ese lugar la mujer no tiene derechos, no es que sea algo explícito, pero hasta las mujeres agachan la cabeza delante de un hombre, es parte de la cultura, yo no fui la excepción, pero mi historia, y creo que la de muchas chicas, no es del todo agradable. Volvía de la escuela una tarde de verano, con mi pollera tableada color verde y una camisa blanca con corbata verde, mis tetas eran chiquitas y ni cola tenía, cuando al llegar a una esquina se para un muchacho delante de mí, era muy alto y tenía un cuerpo muy grande y forzudo, calculo que tendría alrededor de 18 años, quizás más, me miró de tal manera que me asusté, tuve ganas de salir corriendo pero la piernas me temblaban de miedo, quise gritar y sentí mi garganta cerrada por el mismo motivo, en ese momento, me puso una de sus manotas sobre mi boca y con la otra en la cintura me levantó y me llevó dentro de un terreno vacío.

Mientras Sonia contaba esto yo me imaginaba el final y agradecí no ser ella para no tener que pasar por una situación similar, y poniéndome en su lugar imaginé su sufrimiento, tanto el del momento, como el de ahora que lo estaba contando, la interrumpí diciéndole que si le hacía mal recordar que no siguiera, me contestó que le hace mal recordar pero que le hace muy bien comentármelo a mí, porque estaba entrando en confianza.

Me acerqué un paso más, de manera que estuve muy cerca de ella, acerqué mis brazos a sus hombros, la acerqué hacia mí, la abracé y le di las gracias en su oído, a lo que ella respondió dándome un beso muy tierno en mi mejilla. Yo alejé mi cabeza ligeramente y la miré a los ojos, noté el brillo típico de las lagrimas cuando se asoman a la luz, estaba notablemente emocionada.

Terminó contando que la tiró al suelo, entremedio de algo de basura que estaba desparramada por el terreno, le arrancó su bombacha y la ensartó (nunca mejor utilizado este término para describir una violación) sin más preámbulos. Contó también que, luego de moverse cinco o seis veces (que le parecieron miles) dio por terminada su labor enchastrando el interior de su vagina y se retiró con una sonrisa de oreja a oreja.

Ese fue su debut en las lides del sexo, su primera vez no creo que sea la envidia de ninguna mujer, sino todo lo contrario, tenía frente a mí a la protagonista del relato y no lo podía creer, yo no sé (porque no soy psicólogo) si su gran introversión se debe a una cuestión de cultura o si es una postura que adoptó desde esa experiencia, el hecho es que su forma de vestir nunca fue muy atrevida, sino todo lo contrario, lo más atrevido que le vi lucir en todo el año lectivo, es el vestido que llevaba puesto ese día y no era para arrancar suspiros, precisamente.

Al escuchar el fin de su relato, me invadió un sentimiento de ternura con Sonia como única destinataria, en ese momento fui yo el que la besó en la mejilla, a lo que ella respondió poniéndome una de sus manitas sobre una de mis mejillas, luego hizo algo parecido con la otra mano, al tener mi cara entre sus manos, acercó su cara y besó mis labios con una suavidad y cariño como nunca recuerdo que me haya ocurrido.

Quise cambiar de tema diciendo que estábamos allí para estudiar matemáticas, a lo que ella respondió sin soltar mi cara de entre sus manos

– Ahora no estoy tan segura de querer aprobar este examen, si no lo apruebo ahora, lo podré aprobar en marzo del año que viene, es más, no sé si estoy tan segura de presentarme el lunes.

Esta respuesta me dejó helado, y hasta me hizo sentir un hormigueo en mi pene, no sabía que hacer, si seguir besando sus labios buscando alguna reacción muy erótica en sus ánimos o enojarme por estar en esa situación a la que no había ido preparado, en último de los casos podríamos estar ahí hasta la mañana del día siguiente sin que nadie nos dijera nada al respecto.

Retomando el tema del examen, yo le contesté que era mejor terminar aprobando ahora, dentro de lo posible, para así poder disfrutar plenamente de las vacaciones sin la preocupación de tener que prepararse para, a fines de febrero o principios de marzo, rendir un examen de matemáticas. Sinceramente, esto último que dije no me lo creería nadie, ni yo mismo, pero lo dije como para poder darle un giro alternativo a la situación que ya se estaba poniendo demasiado romántica y posiblemente termine en una encamada de la que, por lo menos, Sonia no se iba a olvidar por mucho tiempo y no es que yo sea el supermacho ni que sea el superdotado, sino que trato de ponerme en el lugar de Sonia e imaginarme lo que ella pudiera pensar o sentir y eso me asustaba, hasta este momento yo no me había enganchado con ninguna chica con las que he salido, pero tampoco rompí ningún corazón y engancharme con Sonia podía significar que ella se haga ilusiones de algo a lo que yo no quería enfrentar a pesar de que todos mis amigos de la misma edad ya estaban casados.

El asunto es que Sonia respondió a mis palabras y me contestó:

– Justamente eso es lo que estaba especulando, yo no tengo problemas en ninguna otra asignatura, la única que me quedaría pendiente sería esta y tendría todo el verano para prepararla.

– Ah, entonces ya nos podemos ir – repliqué con un gesto irónico y pícaro al mismo tiempo, como para poder darme cuenta de lo que podría llegar a estar pensando Sonia, en realidad lo que quería hacer era confirmar mis sospechas.

– No te hagas el malo conmigo, yo sé que no sos así, vos sos muy dulce y sé que no te querés ir. – Eso era justamente lo que yo me estaba temiendo y no quería escuchar, me hubiera sentido mucho mejor si me contestaba que bueno, que nos vayamos, pero ella, a pesar de que no le interesaba presentarse a rendir este examen, todavía se quería quedar.

– Escúchame Sonia, y préstame atención.

– Soy todo oídos.

– Hay algo que quiero dejar claro entre nosotros. – Y cuando dije esto ella no quiso escuchar nada más, ya sabría que iba a terminar diciendo y no lo quería escuchar, interrumpió mis palabras con un beso, un beso de verdad, largo, húmedo y apasionado.

Yo la tomé de la cintura y arrimándola más hacia mí, la estrujé en un fuerte abrazo mientras le acariciaba la espalda por sobre su vestido. De repente, mientras la acariciaba sin dejar de besarnos, algo arañó mi mano, me di cuenta de que había pasado mi mano sobre la cremallera de su vestido y ahí mismo pensé en bajársela, dudé, estuve acariciándola por unos minutos más mientras en mi cabeza me debatía entre la posibilidad de bajarla y no bajarla, pero me decidí y comencé a descender mi mano por su espalda con el cierre de su vestido entre mis dedos, cuando hube llegado a la mitad de su espalda, percibo que ella comienza a besarme con más audacia, con más sensualidad, como diciendo, en un lenguaje sin palabras, “Por fin te decidiste”. Al notar este cambio yo continué bajando el cierre hasta el final de su recorrido.

Pasé mi mano por dentro del vestido y comencé a acariciar, suavemente ese hermoso cuerpo que ya me estaba pareciendo el de Miss Mundo con la calentura que estaba sintiendo en mis genitales, la respuesta de Sonia no se hizo esperar, ella había pasado sus manos alrededor de mi cuello y al sentir las mías tocando la piel de su cintura, llegando al comienzo de sus glúteos, comenzó a apretarme contra ella, como queriendo que su cara y la mía sean una sola, nuestros dientes chocaron, imagino que nuestros rasgos faciales ya habrían desaparecido por la presión de nuestros rostros, ya me estaba doliendo ese gesto de cariño (¿o de amor?).

Como para tratar de zafar de esa presión puse mis manos en los hombros de su vestido y comencé a desplazarlos hacia adelante, en un claro ademán de intentar sacárselo, eso hizo que aminorara su presión puesto que, como aprobando mis intenciones, desplazó su cuerpo ligeramente hacia atrás para dejarme hacer, al pasar la parte superior de su vestido por encima de su corpiño pude escuchar un suspiro pronunciado que se escapaba de ella sin dejar de besarme. Alejé sensiblemente mi cara de la suya porque quería hablar y ella lo entendió, mientras, muy a su pesar, dejó de besarme por un momento.

– Déjame ver tu cuerpo – le dije mientras acariciaba sus brazos hasta llegar a sus muñecas y sacar sus manos de mi cuello y nuca para alejarla un poco de mí y poder contemplar su cuerpo casi desnudo.

– Me da vergüenza – exclamó

– No tengas vergüenza, mirá, yo me voy a sacar la camisa como para que no te sientas en inferioridad de condiciones.

¿Inferioridad de condiciones? Ella no sabía lo que podía llegar a conseguir de mí a esta altura de las circunstancias, ya me tenía en su poder y ella no lo sabía o al menos no sabría el poder que podía ejercer sobre mí en ese mismo instante.

Comencé a desabrocharme la camisa pero, contrariamente a mi costumbre, lo hice muy lentamente como para que se vaya haciendo a la idea de a poco, de que iba a verme con el torso desnudo, estaba muy lejos de mi inspirar una reacción erótica con mis movimientos y mucho menos intentar parecerme a un striper.

Pero Sonia me miraba expectante, como si quisiera ver enseguida qué es lo que había bajo mi camisa, mientras tanto, yo podía apreciar su cuerpo, ya que estaba algo alejado de mí, a pesar de estar a menos de un metro de distancia, pero podía observar que toda su ropa interior era de color rojo, con encaje, y que los vellos que había podido ver en sus brazos se repartían, casi, por todo su cuerpo, lo que me puso más excitado aún fue pensar que en su entrepierna podía llegar a tener una mata de pelos muy espesa, y eso contradiciéndome yo mismo, puesto que toda mi vida me gustaron los pubis con muy poco o sin nada de vello, pero este cuerpo era distinto, acá no quedaría bien ver una vulva afeitada y todo el resto del cuerpo con vello por donde mires, era un vello liviano apenas algo más oscuro que una pelusa, lo que más me ratoneaba era ver que desde su ombligo salía una línea de pelusita, ligeramente más espesa que el resto, que presumo terminaría en su zona pubiana.

Pero volviendo a mí, Sonia obtuvo lo que esperaba, a pesar de mi parsimonia simulada, pudo ver mi torso desnudo, acto seguido extendió una mano y la acercó a mis pectorales que si bien no son nada del otro mundo, son el producto de haber practicado natación durante 15 años de mi vida, estaba como en otro planeta, creo que yo, en ese momento, no existía para ella, sino que tenía frente a si un cuerpo masculino a punto de explorarlo y nada más, esto no me molestó, puesto que sus exploraciones me gustaban.

Le puse las manos en la cintura como para acariciarla, pero apretándosela la acerqué hacia mí, ella no salía de su asombro por lo que se estaba dejando hacer, pasé mis manos hacia atrás, en su espalda y busqué el broche de su corpiño, cuando lo encontré, con una rápida exploración digital pude detectar de que tipo era y se los desabroché sacándoselo para adelante.

– Espera… despacio. – me dijo

Yo no podía creer lo que escuchaba, todavía estaba sintiendo vergüenza, ya me puse a pensar que no llegaríamos muy lejos en ese día. Le dije que me sacaría también los pantalones así quedábamos ambos en igualdad de condiciones (con respecto a la vestimenta, porque en lo que respecta a los cuerpos, Sonia lleva las de ganar) y mientras tanto, haríamos cosas que nada tuvieran que ver con nuestra desnudez y así ella podía ir acostumbrándose. Aceptó con un tono rojizo en su cara, yo creo que nunca se le fue, pero su condición vergonzosa aún no la había perdido.

En ese momento quise aprovechar para poder observarla bien, Sonia tiene un lindo cuerpo, su piel es de color cobriza sus pezones son oscuros de un marrón muy intenso y su cintura se diferencia perfectamente de su busto y de sus caderas, su vientre existe, pero es apenas perceptible, es lo que se puede decir un bomboncito, aunque con vellos, en este punto yo quería que llegase el momento de sacarle su bombachita que por su color y por su tela se veía bastante sexy, aún no la había visto de atrás, en ese instante, como leyendo mi pensamiento, me dijo que tenía ganas de orinar, le pregunté si podía acompañarla y por respuesta tuve una cara colorada y un “No, todavía no”, ese “todavía” me terminó de destrozar los sesos. Cuando hubo dicho esto último, se dio vuelta para dirigirse hacia el baño, ocasión en la que pude contemplar su cola, la bombacha que tenía puesta no era de esas diminutas pero era un triángulo que no llegaba a tapar, en su totalidad, las nalgas de Sonia, realmente me gustó lo que vi, en las nalgas también tenía vellos apenas perceptibles pero mucho algo más notorios que el común de las mujeres que yo había conocido hasta ese momento.

Mientras Sonia estaba en el baño, me puse a reflexionar acerca de cómo habíamos llegado a esta situación, y no pude más que reconocerme a mí mismo que Sonia me excitaba por lo distinta, su cuerpo tiene ese toque de distinción que tanto me atraía, su excesiva cantidad de vello en todo su cuerpo generaba en mi una sensación distinta pero un deseo irrefrenable de experimentar un cuerpo totalmente distinto a lo que había conocido hasta ahora, si a eso le sumaba su inocencia llegaba a un resultado muy atractivo y que poco a poco iba dejando una marca en mis pensamientos.

Cuando Sonia salió del baño no pude dejar de contemplarla, yo sentía que estaba teniendo una erección de las buenas y no pude, aunque tampoco quise, disimularla. Ella lo notó y se avergonzó aún más todavía, aunque todavía tenía la cara colorada como un tomate, en sus ojos se notaba una mirada de curiosidad, yo ya no encontraba palabras para expresar nada, estábamos los dos solos en la habitación de un hotel, casi totalmente desnudos, sólo teníamos nuestra ropa interior que tapa nuestras zonas a la altura de la cadera, me limité a acercarme a ella para fundirnos en un abrazo, nada ocurrió, Sonia también me abrazó y sentía como trataba de alejar su zona pubiana de la mía, yo bajé mis manos, las puse sobre sus nalgas y la atraje hacia mí para que sintiera el efecto de mi excitación, como Sonia es un poco más baja que yo, mi pene erecto se le apoyaba en la zona entre el ombligo y su pubis. Ese abrazo se prolongó en un beso muy apasionado por parte de ambos, mientras nos besábamos, yo trataba de friccionar mi pene contra su cuerpo ya que sentía que necesitaba ese tipo de caricias y aún no me atrevía a pedírselo, para no echar por tierra todo lo que hasta el momento estábamos logrando, yo estaba en lo mejor de la fricción cuando siento que la respiración de Sonia suena algo más agitada y entrecortada, lo que me indicó que se estaría excitando también ella, ese indicio me incitó a dar un paso más y subí una mano hasta uno de sus senos, acariciando suavemente, durante el recorrido, su costado y algo de su abdomen, en el trayecto su respiración se sintió más profunda, hasta que llegué a apoyar una de mis manos en su seno derecho en ese momento su respiración se transformó en un largo gemido, solamente ahogado por mi boca debido al beso del que ambos estábamos disfrutando.

Comencé acariciando su seno lentamente, sin presionar demasiado, trataba de no tocar su pezón, lo esquivaba a propósito, pero los pocos roces que le hacía, los hacía parecer casuales, eso la excitaba mucho, mientras tanto, ella me acariciaba la espalda llegando hasta el borde de mi slip y volviendo a subir sus manos, intuí que no se atrevía a seguir bajando, yo ya tenía mi mano derecha sobre sus nalgas y las estaba acariciando, alejando un poco mi boca de la suya le dije que a mi también me gusta que me acaricien las nalgas, poco a poco se fue atreviendo más hasta que luego de un rato ya su terreno acariciado se extendió desde mi nuca hasta mis nalgas, en ese mismo instante, a modo de premio por su audacia, yo comencé a acariciarle el pezón derecho que estaba demasiado duro y puntiagudo debido a mis caricias casuales.

Yo no podía respirar, mi excitación era tal que me dificultaba la respiración, pero reparando en ese mismo detalle, en ella, comprobé que pasaba por un trance similar y me decidí a continuar avanzando, a sabiendas de que este momento iba a ser inolvidable para ambos, comencé bajando mi mano hasta llegar a su ombligo y me quedé un rato acariciándolo mientras con mi pulgar tocaba el borde de su bombacha y trataba de ingresarlo por dentro de ella, acaricié todos sus vellos, como si estuviera viendo lo que hacía mi mano, no dejaba de acariciar su ombligo con mis dedos anular y meñique, mientras con el pulgar ya estaba acariciando su vello púbico, lo encontré tal como lo había imaginado, abundante y espeso, ella no modificaba mucho sus caricias, eran como al principio, pero ahora ya se atrevía a presionar más mis nalgas.

Dejé de acariciarla como lo venía haciendo hasta ese momento para poner mis manos en sus caderas, justo en el elástico de su trusa e ir tomándolo con suavidad mientras lo deslizaba hacia abajo con mayor suavidad todavía, una vez que tuve la parte superior de su bombacha de manera que ya se encontraba debajo de la línea de sus glúteos por detrás y de su zona pubiana, por delante, siento que Sonia hace lo mismo con mi slip, la dejo hacer, no emito sonido alguno, ella deja de besarme para poder seguir bajándolo con comodidad, ahora es ella la que quiere mirar y poniéndose en cuclillas de manera que su cara se encuentra frente a mi pene, que aún está dentro de mi slip, pero con mi vello ya al aire, continúa con sus intenciones de despojarme de mi ropa interior, yo no sé si se imagina lo que va a pasar cuando siga bajando y deje mi pene entero al aire, pero ella sigue inspeccionando, de repente repara en una mancha húmeda, bastante grande, que se presenta ante sus ojos, y como tomando coraje me pregunta:

– ¿Ya acabaste?

– No – le respondo – ese es el líquido preseminal, pero no me falta mucho.

– ¿Me vas a dejar que yo te lave tu ropa interior?

– No importa, de acá hasta que nos vayamos ya se va a secar.

Le contesté como queriendo zafar de una situación que estaba llegando hasta donde yo no quería que llegase porque solamente una mujer enamorada te lavaría la ropa interior.

– Por favor, me encantaría hacerlo, yo no voy a permitir que mi hombre ande por la calle con un calzoncillo manchado, aunque no se le vea.

En ese momento pensé: “cagamos… dijo la expresión que yo no quería escuchar, mi hombre”, pero ahora sé el motivo por el cual no quería escucharla, porque lejos de molestarme su comentario, me agradó y vaya si me agradó, yo no lo quería reconocer, pero no se puede evitar lo inevitable, yo también me estaba enamorando, y no sabiendo que responderle le dije:

– Bueno, si es tu deseo, lo haremos juntos, pero después.

– Sí. Sí, después.

Su mirada, que yo veía desde arriba, ya no era la de la nena tímida que había entrado avergonzada a esa habitación, ahora su mirada tenía un brillo especial, era la mirada de una niña animada, como la de aquella que está esperando el regalo prometido. Continuó bajando mi slip y sucedió lo que tenía que suceder, al liberar mi pene, este salió disparado hacia delante, apuntando directo a su cara como un resorte, Sonia se sorprendió y tiró su cara para atrás, quizás pensando que este le iba a pegar en la cara lo que me causó gracia y riendo le dije:

– No es tan largo como para que llegue a pegarte en la cara.

– Pero es duro – contestó

Terminó de bajarme los slips los que, al llegar a mis tobillos, le ayudé a sacar, la tomé suavemente de los hombros y le hice una ligera presión hacia arriba, indicándole que quería que se pusiera de pié de nuevo, así lo hizo, comprendiendo perfectamente mi deseo, yo quería continuar sacándole su ropa interior, ahora era yo el que se agachaba, no sin antes premiarla con un hermoso beso, tan dulce como apasionado. Al tener su pubis frente a mis ojos no pude evitar mi deseo de besárselo y así lo hice, le di un par de besitos cariñosos en esa zona y terminé quitándole la bombacha, la que quedó en el piso junto a mi slip. Poniendo mis manos en sus rodillas, como abrazando una con cada mano, comencé un lento ascenso hacia su entrepierna a lo largo de sus muslos, al llegar mis manos a su destino, pude comprobar que ella tenía también su vagina muy mojada, ya que la humedad se notaba en sus muslos unos cinco o seis centímetros antes de llegar, pasé mis manos por detrás de ella, llegando a tocar de nuevo sus glúteos que ahora estaban desnudos y subiendo mis manos dejé un brazo abrazando su cintura y con el otro abrazaba su espalda a la altura de sus pechos, esta posición me ayudó a que, con un leve empujoncito haga arquear su cuerpo hacia atrás a lo que ella respondió con un abrazo a mi cuello pero más por temor a caerse que por cualquier otro sentimiento. En esa posición la besé con frenesí y ya casi con lujuria, mientras retiraba mi mano de su cintura para pasar a su entrepierna, en esta posición no tenía más remedio que tener las piernas abiertas, fui directamente a la entrada de su vagina, yo quería acariciarle esos labios y sí, estaba realmente mojada, a tal punto que yo pensé que ella ya había tenido un orgasmo, presumo que mientras le acariciaba un pezón. Pero ahora era distinto, yo ya había ingresado un dedo entre sus labios y estaba buscando su clítoris, quería provocarle un orgasmo sin penetrarla, mi pene estaba tocando el costado de uno de sus glúteos, como tomando coraje bajó una mano acariciándose su costado hasta llegar a él y comenzó a acariciar mi pene, con mucho temor, no sé a qué, pero esto hizo que sus caricias sean tan suaves que me volvieron loco por demás, en ese mismo instante yo encontré su botoncito del placer, no necesité acariciarlo por mucho tiempo que ya me hizo sentir que ella estaba llegando al orgasmo, fue en ese momento que pude comprobar que antes no había tenido un orgasmo, puesto que ahora separó su boca de la mía para poder gemir con mucha pasión, casi al borde de la locura y llegando a dejar escapar algunos gritos, mientras que su vagina se mojaba como nunca había visto mojarse vagina alguna, la cantidad de líquido segregado se puede comparar perfectamente a un orgasmo masculino por su cantidad y consistencia, mientras tanto, sus caricias en mi pene fueron aumentando en velocidad y presión ejercida llegando a un punto tal que ya tenía mi orgasmo en la punta de mi pene lo que me costó mucho retener, decidí no continuar con las caricias por un momento y en medio de un abrazo que, retribuyó con más fuerza aún, y un beso ya demasiado amoroso, la fui invitando a ir a la cama, con ligeros empujoncitos que entendió a la perfección.

Una vez acostados, ella comenzó a acariciar mi pene de nuevo y decidí dejarla hacer lo que quisiera conmigo, quería ver hasta donde podía llegar sólo con su instinto de mujer, pero no pude disfrutar mucho tiempo más de sus caricias, no pasó mucho tiempo que mi pene se endureció más todavía y comenzaba a latir, cada vez con mayor velocidad hasta que iba a explotar eyaculando, suspiré, gemí, y le dije, ya me vengo amor, estoy terminando y acto seguido comencé a eyacular con tanta violencia y cantidad como nunca antes lo había logrado mujer alguna, Sonia, lejos de asustarse, parece que eso la excitó aún más y no paraba de acariciar en un acto de masturbación perfecto, lo que si pude notar fue que la presión de sus manos era muchísimo más liviana, llegando a ser una caricia, como agradecida del regalo que le había dado o como si se sintiera muy feliz de haberme hecho gozar de semejante manera.

Levanté mi mirada buscando la suya, cuando la encontré la miré con mi mejor mirada de agradecimiento y le dije:

– ¿Te sientes bien?

– Sí, yo no creí nunca que una situación así me podría llegar a gustar, la primera vez que sentí el líquido masculino en mi cuerpo me dio mucho asco, pero ahora me doy cuenta de que una se puede sentir muy bien con este acto, hasta satisfecha, porque le provoca mucho gozo a la persona que quiere.

– Sí mi amor, esto es muy placentero para mí, pero hay sentimientos superiores todavía que podemos disfrutar juntos, pero ahora me toca a mí hacerte feliz.

– ¡Yo soy feliz si tu eres feliz!

Eso fue lo ultimo que le escuché decir, porque ya estaba besando su ombligo y bajando por el caminito natural que lo une con su pubis. Su jadeo no sólo no cesaba, sino que se hacía cada vez más notorio para transformarse, cuando llegué a besar su zona pubiana, en auténticos gemidos, no quería imaginarme lo que haría o diría cuando se encontrara su clítoris con mi lengua; pero el momento llegó y al fin se encontraron, mi lengua y su clítoris en una lucha sin cuartel, mi lengua lo presionaba, lo rodeaba, ahora que lo tenía más cerca pude apreciar su real tamaño, tendría alrededor de dos centímetros de largo y como un centímetro de diámetro, sin exagerar, esas eran sus dimensiones y entonces me decidí, tome ese apéndice entre mis labios y comencé a succionarlo tranquilamente, mientras que de su boca se escapaba un leve quejido:

– Ay… ay… ay…

– ¿Te estoy haciendo daño? – le pregunté.

– No. No me duele, pero es una sensación extraña.

– ¿Pero te molesta o te agrada?

– No se, no lo puedo definir, pero sigue, sigue, a ver qué pasa.

Ni lerdo ni perezoso continué con lo que estaba haciendo para terminar dando pequeños mordiscos en su clítoris, en ese momento tuvo el orgasmo más intenso que había tenido en toda la tarde y al estar tan cerca de la entrada de su vagina pude corroborar que su orgasmo concluía en una eyaculación, en cantidad y color similar al semen pero de una consistencia algo más liviana, más líquida. Decidí parar, no quería agotarla físicamente tan pronto, apenas hacía una hora u hora y media que habíamos ingresado a esa habitación y todavía teníamos toda la tarde por delante. Me recosté a su lado y ella me abrazó, nos quedamos así un largo rato, sin decirnos nada, yo sólo escuchaba su respiración entrecortada y ella no hacía más que abrazarme y besar mi cara, por todos sus rincones, hasta los ojos me besó; cuando Sonia se decidió a continuar bajando con sus besos me di cuenta de que ya estaba más repuesta, besó mi cuello, mi pecho, se detuvo un poco en mis tetillas, cada una a su turno para luego seguir bajando, yo estaba extasiado, no quería que pare porque quería ver hasta dónde podía llegar sin decirle nada, hasta donde se permitía llegar, siguió bajando, se detuvo en mi ombligo pero me hacía muchas cosquillas, hasta el punto de que era una molestia, a pesar de que no le dije nada ella lo percibió y no siguió haciéndolo, siguió bajando y, para mi sorpresa, llegó con su cara a mi pene, lo tomó con una mano y se lo pasó por los cachetes de su cara, luego de unos segundos lo arrimó a sus labios y le propinó unos besitos muy suaves en la punta, no se atrevía a más, por lo que decidí no decirle nada, me hubiera gustado que siguiera y que abrazara la cabeza ardiente de mi pene con sus labios, pero callé. Ella se incorporó volviéndose a recostar a mi lado y le pregunté:

– ¿Quieres sentirme dentro de ti?

– Sí, ahora siento que lo necesito, quiero sentir una penetración placentera por primera vez en mi vida.

Atrás quedaron los días de autorrepresión de Sonia y lo estaba haciendo conmigo, me puse encima de ella a lo que respondió abriendo las piernas para dejarme a mi acomodarme entre ellas, inmediatamente estuve sobre ella, sintiendo el calor de la entrada de su vagina en la punta de mi glande, a lo que mi pene respondió con un endurecimiento superior al que ya tenía, estaba tan cerca que podía sentir un pequeño y suave latir de sus labios, no me apuré, empujando suavemente penetré apenas un centímetro más sin dejar de mirar la expresión de su rostro, ella había cerrado los ojos y el resto de su cara tenía una expresión relajada, aflojando mi presión volví atrás el corto camino recorrido para volver a entrar, esta vez un poco más, había colocado la mitad de la cabeza de mi miembro en su interior, sus suspiros eran muy fuertes, estaba esperando la plena penetración, pero yo, sin intenciones de torturarla, me había propuesto que esta penetración la iba a disfrutar con todo su cuerpo y de nuevo retrocedí el camino andado, aguardé unos segundos para volver a entrar, esta vez, hice que toda la cabeza de mi pene estuviera en su interior, y comencé a mover mi cintura de manera tal de salir y entrar pero nunca llegué más allá de donde había llegado hasta ahora, yo me contuve, sentía que mi orgasmo estaba pronto a llegar pero quería que este acto fuese más placentero para Sonia que para mí, quería lograr que llegara a su orgasmo sin mayor penetración que la que estaba aplicando, no tardó mucho, en menos de un minuto Sonia se retorcía en un orgasmo terrible, tan así que yo temí por su agotamiento antes de que concluyera con mis intenciones, en medio de su fuerte orgasmo, era el punto que yo esperaba, hice que mi penetración fuese completa, llegando a sentir que tocaba la pared superior de su útero y de esta manera comenzar un coito completo, salía hasta dejar solamente un par de centímetros dentro de ella, entraba mi pene en su totalidad y así sucesivamente, de nuevo sentí los espasmos de mi orgasmo, contuve la eyaculación otra vez, trataba de contenerlo hasta el próximo de ella, no tardó mucho en tener otro orgasmo tan fuerte como el anterior a lo que aproveché para sacar mi pene de su interior justo en el momento que soltaba mi eyaculación, cayendo esta en todo su vientre y algunas gotas llegaron a chocar contra sus senos, su ombligo contenía un charquito blanco provocado por mí, me retiré de encima de ella y me recosté de nuevo a su lado, para mi sorpresa, ella se pasó un dedo por su ombligo y lo llevó a sus labios como quien prueba un dulce, creía que Sonia era incapaz de un acto así, pero creo que estaba presenciando el nacimiento de una nueva Sonia. Me miró con un gesto pícaro y se incorporó para poner su cuerpo sobre el mío, se apretó a mí y hasta hizo un movimiento de manera tal que nuestros cuerpos quedaron impregnados de mi semen. En ese mismo instante, ella me dijo:

– Uy… mira cómo nos ensuciamos.

– Sí, lo veo – contesté con un gesto más pícaro que el de ella – vamos a tener que bañarnos.

– Bueno, pero primero déjame descansar un poco, quedé agotada.

– Por supuesto, mientras tu descansas yo me ducho.

Dije esto sin sentirlo así, yo también me sentía agotado.

– No. ¿Eres loco? ¿Cómo te vas a duchar solo? Te resbalar y caer, no señor, nos bañamos juntos.

A lo que respondí con una corta carcajada y una mirada de complicidad. Descansamos un rato, abrazados, besándonos suavemente los labios, a veces no tan suavemente y nuestros besos eran muy apasionados. Estuvimos así hasta que Sonia fue la que rompió el silencio:

– Estoy muy agradecida mi amor. Quiero que sepas que soy toda tuya, que nunca te voy a decir que no a nada, quiero experimentar todo lo que se nos ocurra, pero lo quiero hacer contigo y con nadie más.

– No Sonia, tu no eres mía ni de nadie, nadie pertenece a nadie y yo también estoy muy agradecido contigo, me entregaste tu virginidad y eso no tiene precio.

– ¿Mi virginidad? Pero si…

Antes de que continuara hablando sellé sus labios con un beso, lo que ella entendió perfectamente, si bien yo no fui el que atravesó su himen, fui el primero que le proporcionó placer. Nos levantamos y nos dirigimos hacia el cuarto de baño, lo hicimos abrazados y besándonos, creo que debimos de haber tardado unos cinco minutos para caminar dos metros, mi pene ya estaba erecto de nuevo y Sonia lo miró con su mejor cara de pícara.

Una vez en el cuarto de baño, me dijo que tenía ganas de orinar y se dirigió hacia el inodoro con intenciones de sentarse en él, a lo que le dije:

– No, por favor, ahí no, hazlo acá, bajo la ducha y sobre mi pene.

A ella se le notó un brillo distinto en su ojos y un gesto de asombro, caminó dos cortos pasos hacia mí, me abrazó por la cintura y, levantando una pierna hacia mi comenzó a orinar relajada, yo me agaché un poco para que su hilito dorado pudiera mojar mi pene como yo quería, al sentir su calorcito abrazando todo el cuerpo de mi pene, este se me puso más duro todavía, cuando hubo acabado, le pedí que no bajara su pierna que descansaba sobre un costado de mi cadera, yo también tenía ganas de orinar y me dispuse a hacerlo apuntando a su clítoris, lo que le provocó una sensación de placer a juzgar por sus gestos y su mirada, no toda mi orina fue a dar contra su clítoris, yo me iba moviendo hasta llegar a la entrada de su vagina, y enviar el resto allí adentro.

– Si hace unas horas alguien me hubiera dicho que yo iba a mear a alguien o que alguien me iba a mear a mí, podría haber vomitado de asco, pero esto fue hermoso mi amor. Estoy muy feliz de haberlo hecho. Ahora se, más que antes, que todo lo que me pidas va a ser para provocarnos placer.

Al oír estas palabras lo único que se me ocurrió hacer fue darle un beso. Luego abrí la ducha y nos metimos debajo, ella me enjabonó a mi primero, cuando le tocó enjabonar a mi amigo lo hizo con tal suavidad y dulzura que este se endureció más todavía, cosa que me sorprendió sobremanera, luego yo hice lo mismo con ella, le enjaboné todo el cuerpo, me detuve en sus pechos, enjaboné su entrepierna quedándome algo más sobre su clítoris para luego enjabonar su espalda y su trasero, llegado a este punto, Sonia se puso de espaldas a mí y con un movimiento de cintura envió su cola exageradamente hacia atrás, me entretuve demasiado con su ano y el jabón, al punto de que un dedo entró sin querer y sin problemas dentro de su agujero, de su boca se escapó un gemido de placer, no lo había pensado pero en ese momento se me ocurrió que podíamos gozar ambos de ese lado, seguí enjabonando y probé introducir dos dedos dentro de su ano, sus gemidos fueron aún más intensos, comencé a entrar y sacar mis dedos sin problemas y de repente Sonia me dice entre suspiros:

– ¡Qué lindo mi amor! ¡Cómo me gusta! – Al escuchar esto dejé un rato su ano para enjabonarme yo mismo el pene, me agaché un poco para ponerme a su altura y apoyé a mi amigo en esa entrada tan estrecha pero relajada, intuí que si lo hacía bien y sin desesperarme no habría dolor, sólo placer y comencé a empujar suavemente dentro de su ano, este no ofreció mayor resistencia, pero no había puesto ni la cabeza dentro de el, sólo estaba en el trámite de provocar la dilatación, aflojaba la presión y volvía a empujar, quería que se dilatara solo, sin provocarlo con mis embates, retiré mi pene para pasar más jabón por ese agujero que se me hacía cada vez más dulce, al enjabonar presionaba más con el jabón de lo que había hecho con mi pene, pude hacer que se lubricara el interior con la misma espuma ayudado con mi dedo índice, cuando conseguí esto y Sonia no hacía más que gozar, me decidí a ir más adentro, apoyé mi pene en esa entrada divina y empujé suavemente hasta que luego de unos cuantos segundos entró toda la cabeza de mi amigo en ese túnel oscuro, no sin inconvenientes pero sin dolor, cosa que le pregunté:

– ¿Te duele?

– No, siento un escalofrío que me recorre todo el cuerpo, pero no me duele.

Entonces comencé un movimiento de salir y volver a entrar pero sin pasar el límite al que ya había llegado, ella se retorcía de gozo y en una de mis entradas fue Sonia la que empujó hacia atrás provocando que mi pene penetrara completamente en su canal anal.

El grito que escapó de su boca no fue de dolor, según dijo en ese mismo instante, cuando me dijo que estaba gozando mucho, mis movimientos comenzaron de nuevo, en este momento el recorrido era más extenso, mi amigo salía y volvía a entrar, pero esta vez en toda su plenitud, de repente Sonia se convulsiona en lo que a mí me pareció el mejor orgasmo que tenía ese día, y yo seguía con mi movimiento, sin exagerar, calculo que ese orgasmo (o esos orgasmos) debió durar como medio minuto, el mismo tiempo que me llevó a mí llegar al mío para eyacular dentro de su culito precioso, no me moví más y ella se incorporó, pero ninguno de los dos hizo movimiento alguno para intentar sacar mi pene de su ano. Girando su cabeza buscó, con su boca la mía y nos besamos así hasta que mi pene perdió totalmente su erección y salió solito del lugar que lo cobijaba; hecho que aprovechó Sonia para voltearse totalmente hacia mí y continuar besándonos.

Terminamos de bañarnos y nos fuimos a la cama, con todas las intenciones de acostarnos a descansar, de repente ella me dice:

– Tengo ganas de hacer popó. ¿Quieres venir?

A lo que respondí:

– No. Ahora no, en otra oportunidad.

Me recosté y me quedé dormido antes de que Sonia volviera del baño, no me había dado cuenta pero estaba destruido, mientras dormía, en sueños recordaba la sensación que me había provocado la defloración del ano de Sonia, sentía cómo me apretaba todo el pene, cómo (gracias al jabón) entraba y salía como si fuera una vagina muy estrecha y cómo Sonia llegó a un orgasmo terrible que no me explicaba cómo tuvo fuerzas para llegar hasta la cama.

No sé cuánto tiempo estuvimos dormidos pero ya eran las diez de la noche cuando Sonia se despertó antes que yo y se propuso despertarme de la forma más agradable posible, besándome en los labios y acariciando mi pene, cuando logró despertarme yo le sonreí y me dijo que tenía hambre, fue ahí cuando miré el reloj y me percaté de la hora, según mis cálculos debemos de haber dormido alrededor de cuatro horas.

– Bueno – contesté – tu has vivido en este barrio. ¿Hay algún buen restaurante por acá?

– Sí. Acá a la vuelta hay un restaurante chino.

– Entonces vamos a comer.

Nos levantamos y Sonia se puso su vestido encima de su cuerpo desnudo, como no era un vestido muy sexy no se notaba que no tenía ropa interior, yo la imité y me puse los pantalones sin mis calzoncillos, y mi camisa, salimos y llegamos al restaurante, nos sentamos y un chino de alrededor de los treinta años se apresuró a recibirnos y acompañarnos a una mesa apartada, creo que algo se nos notaba en las caras. Nos indicó que la comida era autoservicio y que él nos traería las bebidas que elijamos, nos recomendó una marca de vino que yo no conocía y que quise probar, Sonia aceptó cuando le pregunté y nos alcanzó una botella de vino rosado y algo dulce, cosa que pude comprobar cuando me sirvió un poco para degustarlo y cuando le di mi aprobación nos sirvió a ambos, antes de que se retirara le pedí que me recomendara algún plato, lo que me respondió con un nombre en chino que no entendí y se debió de notar en mi rostro, porque inmediatamente el chino me dijo que era lo que estaba en la tercera bandeja de la derecha, y que a la señorita le recomendaba la de al lado.

Me levanté con los dos platos y serví exclusivamente lo que nos recomendó el chino, no mucho (por si no nos gustaba cuando lo hubiéramos probado) fui con los dos platos hacia la mesa y nos dispusimos a probarlos no sin antes proponer un brindis

– Por la nueva Sonia – dije

A lo que Sonia respondió levantando su copa y sonrojándose de nuevo. Cuando observé lo que contenía mi plato, antes de probarlo, pude observar que era una especie de guisado con brotes de soja, algunas legumbres y carne que tenía sabor a fruto de mar, no era pescado, al menos alguno que yo conociera porque su color era amarronado similar al del pollo, pensé que sería algún marisco. Era un plato exquisito.

Nos servimos otro plato de eso mismo que nos habían recomendado y cada uno probó el del otro, el de Sonia también era riquísimo, luego nos servimos otro plato pero ya buscamos otras cosas, no comimos lo mismo, yo me serví un par de mejillones a la provenzal, un poco de calamares de similar preparación y lo acompañé con una ensalada de brote de soja, a lo que le agregué un poco de tomate y de lechuga; Sonia se sirvió una ensalada similar a la mía pero para acompañar a una porción de carne vacuna.

Realmente teníamos mucho apetito, porque ya íbamos por el tercer plato, en realidad sería el segundo porque del primero serví muy poco. Cuando pasé por al lado del mismo señor que nos atendió le pedí que nos acercara otra botella de vino, cosa que hizo al instante.

Llegamos al postre y nos sirvieron, a pedido nuestro, una crema helada de chocolate para mi y otra de frutillas para Sonia.

Nos quedamos haciendo sobremesa bastante tiempo, casi una hora más luego de haber terminado nuestros platos, esto lo hicimos, más por mí que por Sonia, porque ella me había excitado con su piecito sobre mi entrepierna y yo ya no me podía parar sin que se me notara la erección, que no bajaba, puesto que yo, ahora, estaba con un pié entre sus piernas y con el dedo gordo dentro de su vagina, acariciándola a modo de masturbación.

Volvimos al hotel, cuando el conserje nos dio nuestra llave le dije que quizás nos quedaríamos un día más, agradeció mi aviso y nos fuimos a la habitación. Nos desvestimos, nos besamos, Sonia me acarició el pene y se agachó con intenciones de llevárselo a la boca, esta vez lo tomó con una mano y acarició toda la cabeza con sus labios, me miró desde abajo y me dijo que quería hacerlo, que tenía muchas ganas de hacerlo pero que no sabía cómo y no quería que no me gustara ni hacerme daño, yo le dije que comenzara que le iba a ir indicando, aprendió rápido, aprendió incluso, a dejar descansar a mi amigo en su garganta sin que le dieran arcadas, tanto hizo que yo ya estaba al borde del orgasmo, le avisé lo que pasaba pidiéndole que se retire, a lo que respondió con una negativa porque quería saber qué se siente y siguió con su felación hasta que acabé eyaculando en el interior de su boca, fue una eyaculación terrible, estuve más de veinte segundos mandando mi semen al interior de esa boquita que tantas veces había besado ese día, no sé dónde iba a parar, porque por los costados de sus labios no se escapaba nada, cuando terminó se levantó y me besó apasionadamente, permitiéndome sentir el sabor de mi propio semen en su boca, diciendo:

– ¡Qué feliz que soy haciéndote gozar! ¡Gracias por darme la oportunidad de sentirme tan mujer por primera vez en mi vida! – A lo que respondí con otro beso apasionado, yo no sabía qué decir, me había quedado sin palabras. Nos acostamos y yo le pedí que nos durmiéramos, que no era bueno hacer el amor después de comer porque se corta la digestión, me miró con cara de nena caprichosa a la que la mandan a estudiar cuando quiere mirar televisión y asintió no de buena gana, ella se dio vuelta dándome la espalda, yo pensé que se habría enojado, que no había entendido mi razonamiento pero me equivoqué, Sonia pasó una mano por detrás de ella buscando mis testículos, los que acarició muy suavemente provocando una erección superior a la anterior, yo no lo podía creer, no podía creer que tuviera una erección así luego de todo lo que había pasado ese día, pero en ese momento se me cruzó por mi mente la imagen del chino que nos atendió en el restaurante, el vino, y el plato que nos había recomendado, estaba seguro de que se trataría de alguna combinación de comida y bebida con atributos afrodisíacos.

Cuando Sonia se percató de mi erección me dijo que no me preocupara, que ella iba a hacer todo para que yo no tuviera una indigestión y tomando mi pene con su mano derecha se lo fue arrimando a la entrada de su ano, se movió muy lentamente, trataba de no moverme a mí por nada del mundo, hizo un rápido movimiento de cintura hacia atrás que provocó que la cabeza de mi amigo entrara en su ano, pero a ambos nos dolió, estaba todo muy seco, se lo sacó, se puso la mano en la boca y procedió a mojar tanto su agujero como mi pene con reiteradas idas y venidas de su mano hacia su boca y vuelta a su ano o a mi pene.

Lo volvió a intentar y esta vez la penetración no tuvo ningún inconveniente, ella se movía con mi pene dentro de su rabito y yo acompañaba los movimientos, como a modo de broma me dijo con aire irónico:

– No, déjame a mí, no vaya a ser cosa que se te corte la digestión. – Yo me sentí mal por esa expresión pero ya sabía lo que era despertarse en medio de la noche con ganas de vomitar debido a hacer el amor después de cenar y no sabía cómo decírselo, estaba gozando tanto con la sodomización que ella misma había provocado que no encontraba palabras para decir nada que no fuera como “me gusta” o “cómo te quiero”.

Estuvimos así algo más de cinco minutos (creo que los siete del promedio del que hablan las estadísticas) cuando llegamos a un espectacular orgasmo los dos juntos, ya no me cabía ninguna duda, lo que el chino nos había recomendado tenía capacidades afrodisíacas, no podía ser que yo todavía estuviera eyaculando como si fuera el primer orgasmo del día.

Nos quedamos dormidos en esa misma posición, yo todavía con mi pene dentro del ano de Sonia y ella abrazándome tomada de una de mis nalgas como queriendo que yo no saliera de dentro de ella.

Nos despertamos pasado el mediodía del domingo y fuimos a almorzar al mismo restaurante, no estaba el chino que nos había atendido la noche anterior, pero pedimos el mismo vino y comimos lo mismo que nos había recomendado, volvimos al hotel y tuvimos un día de sexo y lujuria como si nada hubiera ocurrido anteriormente, ya pasaron quince años de esto, tanto Sonia como yo nos recibimos de ingenieros y estamos casados, tenemos nuestra propia empresa y, de tanto en tanto, volvemos al mismo hotel y comemos en el mismo restaurante. No tuvimos hijos, pero porque la vida no nos los dio, creo que por un poco de egoísmo tampoco consultamos a un profesional para saber el motivo y hacer algún tratamiento, de ser necesario. Estamos muy bien juntos, tanto como ese primer día, ella me tiene a mí y yo la tengo a ella.

Nos amamos.

Después de hacerlo en mi casa, nos quedamos calientes y lo hacemos en la azotea de su casa, casi nis cachan varias veces haciéndolo. .
Después del sábado, en el cual estuvimos teniendo sexo en mí casa, todos los días me la pasaba excitado, ya que en 2 semanas podríamos repetirlo, su hermano Sergio daría su fiesta, no les había preguntado a mis hermanos, ¿qué si podía ir?, pensé que no sería un problema, me dieron ganas de salir con mis perros, para bajarme la calentura, pero como la última vez,  tal vez pudo verme uno de los vecinos, además como Enrique regreso, opte por aguantarme y esperar hasta el día de la fiesta,

Aún que si tenía un poco de miedo, ya que años antes, su hermana me había encontrado encima de él, en la cama con la playera levantada, los 2 traíamos los pantalones, pero si hablo conmigo, de que eso no estaba bien, que no dejara que su hermano me tocara, ahora que era muy amiga de mi hermana, podría decirle y mi hermana decirle algo a mis padres.

Jueves antes de la fiesta, hable con mi mamá.

Oye má, ¿puedo ir con mis hermanos a la fiesta del sábado con Sergio?.

Pues no creo, es fiesta para más grandes y todavía eres pequeño.

No podía decir, que Enrique me había invitado, por que podría sospechar algo mi mamá.

Es que yo quiero ir.

Le grito a mi hermano.

Oye dice Chava, que quiere ir a la fiesta.

No puede ir, es para chavos y él es todavía un niño.

Pero mamá, yo quiero ir.

Preguntale a Sergio, si lo pueden llevar.

Además, en caso de que Sergio diga que si, ¿quíen lo va a cuidar?, no creo que María lo quiera cuidar y yo menos.

Pero mamá.

Depende de lo que diga Sergio, si a él no lo molesta que vayas, puedes ir, pero si el dice no, no vas y punto.

Me fuí todo enojado a mi cuarto, no pensé que no me dejarían ir, pero ya viendolo en perspectiva, solo tenía 10 años y medio, mi hermana ya tenía 14 años, mi hermano 15 años, algunas veces en fin de semana mi hermano llegaba con aliento alcoholíco, yo si era muy pequeño para el tipo de fiestas que ellos querían hacer, sin supervisión de un adulto, me frustre un poco, pero vería la forma de ir, para coger con Enrique, decidí ir a buscar a Enrique, para decirle, que convenciera a su hermano, de que podía ir a la fiesta, agarre y salí a buscarlo.

Ya era un poco tarde, ya estaba obscuro, por suerte estaba afuera, pero platicando en casa de otra vecina, enfrente de la casa de Claudia, esa familia constaba de los papás, 3 hermanas, un hermano pequeño y una prima, los papás casi no los veíamos, la  hermana mayor tendría como 18 años, la siguiente de edad era la prima, 17 años, luego Paty 16 años, luego la más pequeña de las hermanas 14 años y por último el niño 8 años, todas eran muy bonitas y coquetas, con cuerpos espectaculares, solo la más grande era muy llenita, pero tenía unas grandes tetas, caderas enormes, hasta el niño era muy bonito, casi todos los chavos de la callle en algún momento, intentaron andar con ellas, pero  a ninguno se le hizo andar de novio con ellas.

Camine rumbo a él, pero al acercarme, solo pase enfrente de ellos, a él no le parecio importarle que pasara, regrese a mi casa, entre y salí de inmediato, otra vez pase enfrente de ellos, pero Enrique seguía platicando con Paty, seguí caminando hasta la esquina de la calle, esperando que de regreso, Enrique hubiera entendido, que quería hablar con él, pero no fue así, ellos seguían platicando, llegue a mi casa y me metí, decidí esperar media hora para salir a buscarlo de nuevo, fuí con mi mamá.

Oye, ¿no necesitamos pan?.

Deja veo.

Fue a la cocina para ver la panera.

Tienes razón, ve a comprar bolillos y pan de dulce, por favor, no te tardes.

Saco dinero de su monedero y me lo dio.

Salí corriendo, rumbo a la panadería, esperaba ver a Enrique soló, pero para mi desgracia, seguía platicando con Paty, pase otra vez enfrente de ellos, pero ni me notaron, seguí caminando un poco molesto, pero andar con él era así, ya había entendido que cuando él tenía necesidad de coger con alguien, de inmediato me buscaba a mí, aún así me llegaba a molestar un poco, además para mi era muy importante, decirle, que mi hermano iba a preguntarle a su hermano, de que si me podía llevar a la fiesta, entonces, convenciera a su hermano, para que pudiera ir a la fiesta.

Llegue a la panadería, compre lo que me habían encargado, salí y al llegar a la esquina alguien me jalo, de inmediato gire para ver quien me jalaba, era Enrique, no dijo nada, solo me siguio jalando, me llevo al pequeño bosque que estaba atrás de la pirámide, ya que quedaba a un lado de la panadería, me llevo a un gran árbol, que estaba en medio del bosque, al ser de noche, la luces de los carros alumbraban, pero solo se veían nuestros zapatos, claro ya en la cancha de basket no había nadie jugando, aparte no se veía ninguna pareja alrededor, él no se espero, de inmediato empezó  a tocarme, me agarraba las nalgas, me besaba el cuello, yo solo agarraba la bolsa de pan.

¿Qué paso?, por que pasabas y pasabas, cuando estaba platícando con Paty.

Es que te quería decir, que mi hermano le va a preguntar a tu hermano, si me puede llevar a su fiesta, si él dice que no, no me van a dejar ir.

Él seguío con el faje, me apretaba a su cuerpo, sentía su verga en mi vientre, me excite, agarre la bolsa de pan con mi mano izquierda, lleve mi otra mano a su entrepierna, comencé apretarle la verga con intensidad, con una de sus manos alzo mi playera y comenzó a chuparme los pezones, gire a ver si nadie estaba cerca, no vi a nadie, todavía me daba miedo que nos cacharan en esa situación,  pero la calentura me gano, además era muy excitante que lo hicieramos en un lugar público y al aire libre.

Pero también, no podía perder mucho tiempo, ya que tenía que regresar a mi casa rápido, metí mi mano adentro de su pantalón, ya su verga estaba toda húmeda, comencé a masturbarlo, para que se calmara y entendiera que tenía que convencer a su hermano, ya con el liquido preseminal que botaba, fue más fácil masturbarlo, él seguía chupando mis tetas, metio sus manos adentro de mi pants y me apretaba las nalgas, su verga ya estaba muy hinchada y comenzó a palpitar, estaba cerca de venirse, yo acelere el movimiento, para que acabara.

Esperate tantito y girate.

No, tengo que irme a mi casa ya.

Mejor te cojo aquí.

Se quizo soltar, pero yo solo lo aprete más duro, dejo de moverse, lleve mi mano a su glande, seguí apretandolo, no duro mucho y se vino en mí mano abundantemente.

Ahhhh !!!!, no mames que rico.

Desabrochate el pantalón, para sacar la mano y que no te ensucie mucho.

Se hizó un poco para atrás, se desabotono el pantalón, con cuidado se bajo el calzón y pude sacar mi mano llena de semén, claro se ensucio, pero no tanto, sacudí la mano para que escurriera lo más que se pudiera, obvio no teníamos con que limpiarnos, me limpie un poco en el tronco del árbol, ya luego me agache y me limpie en el pasto.

¿Por qué no dejaste que te cogiera?.

En primera, por que estamos en medio de un pequeño bosque, a lo mejor nadie nos ve, pero a lo mejor alguien se da cuenta, en segunda, ya me tarde mucho con el pan, además si me quieres coger, convence a tu hermano, para que le diga a mi hermano, que me puede llevar a su fiesta.

Está bien, entendí.

No se te vaya a olvidar eh.

No, ya me quedo claro, pero antes de irte hazme una mamada.

Como eres necio, nos vemos el sábado y te la mamó todo lo que quieras, adios.

El se quedo un poco sorprendido, por lo que le dije, yo empecé a correr a mi casa, no me había tardado tanto, pero por de la adrenalina de la situación, pensé que era mucho tiempo, no corrí mucho y me pare, me fije si él venía detrás de mí, pero no lo ví, llegue a mi casa y me toco regaño.

¿Por qué, te tardaste tanto?

Mamá solo fueron como 10 minutos y fue por que no había bolillos, pero ya no iban a tardar en salir, por eso me tarde.

Está bien.

Le dí su cambio, me alegre de que no checara, si el pan estaba caliente todavía, al otro día ya en la noche.

Chava ven acá.

¿Qué pasó má?.

Ya le pregunto tu hermano a Sergio, dijo que no le molestaba que fueras.

Sii.

Entonces puedes ir a la fiesta de mañana.

Está bie má, gracias por dejarme ir.

Andale, ya vete.

Me fuía a mi cuarto, estaba mi hermano con cara de pocos amigos.

Te voy a llevar, pero no quiero que nos des problemas, además, no quiero que digas nada, de lo que veas en la fiesta, estamos.

Si, está bien.

Llegó el día esperado, no podía usar el short que le gustaba a Enrique, era algo formal, no tenía una panty que ponerme, ya que no encontre la panty de mi hermana por ningún lado y no pude robarle una a la vecina, así que decidí vestirme, como cualquier niño de esa época para una fiesta, pantalón de vestir, camisa y zapatos, no me sentía muy a gusto vestirme de esa forma, pero era lo usaba uno en fiestas formales, llegamos  como a las 8:00 a la casa de Enrique, ya había mucha gente, casi todos oscilaban entre los 20 años y los 15 años.

Saludamos a Sergio y nos comento que sus papas no estaban y se habían llevado a los más pequeños, que llegaban como a la 1:00 am. o sea que teníamos como 5 horas para la fiesta, mis hermanos me dejaron solo, y yo empecé a buscar a mí vecino de inmediato y empecé a imaginar como nos podiamos divertir nosostros dos, pero cual fue mi sorpresa que al verlo estaba con Paty.

Me puse casi enfrente de él, pero era como si no existiera, ella iba acompañada de su prima, que platicaba y bailaba con otro chavo de la fiesta, Enrique y Paty estaban platicando y bailando, me senté en una silla esperando que él me fuera a buscar, pero eso no paso, me paraba y pasaba cerca de ellos para ir por comida o una bebida, regresaba a mi silla, algunas veces paso a mi lado, él solo.

¿Por qué, tan enojado?.

Se reía, seguía su camino, estaba que me llevaba el tren, así me dieron las 9:30 pm., trate de buscar a mis hermanos, para decirles que ya me iba, pero no los ví, como conocía bien la casa, aparte nadie me ponía atención en lo que hacía, me salí por el patio de atrás para subirme a la azotea, para que se me bajara un poco el coraje.

La azotea ya estaba un poco diferente, de cuando me cogio la primera vez ahí, el papá de Enrique se había vuelto un poco neurotico, se enojaba con nosotros, si la pelota pegaba en sus vidrios, salia de inmediato a gritarnos, también se peleaba con el vecino de a lado, por que era mécanico y dejaba lleno de grasa la calle, ponía sus coches y luego tapaba su entrada.

Aparte el mecánico empezó a contruir unos cuartos arriba, entonces el papá de mi vecino había echado una barda alrededor de toda su casa como de 1.30 mts. para que los hijos del vecino, no se pasaran a su azotea, también había ramas de un árbol, del vecino de atrás, estas llegaban hasta el techo de los cuartos que construyo el mecánico y tapaba un poco la orilla de la casa de mi vecino, pero era peligroso, ya que estaba en la orilla de su casa.

Me recargue en la barda viendo para la calle, muy poca gente pasaba, todavía estaban jugando unos chavos futbol, pero no eran mis amigos, al lado de mi casa teníamos un poste de luz, iluminaba la azotea de mi vecino y la casa del mecanico y parte de la calle, pero la iluminación no era tan potente, ya que el foco estaba muy sucio.

Como a los 5 min. llegaron los papas de Paty, para recogerla a ella y a su prima,  me empecé a reír por dentro, ya que  mi vecino, se iba a que dar soló jajaja, vi como se iban los vecino a su casa, pero en eso siento que me llega por atrás y me gire para quedar de frente a él.

Por que te saliste.

Salí a tomar el aire.

No es cierto te dieron celos, por que estaba con Paty.

No es cierto, estas loco.

Bueno entonces podemos tener sexo aquí, ¿no?.

Si quieres, orale.

Sentí un nudo en la garganta por el coraje y por que dentro de mí sabía que la estaba regando otra vez,  pero caí en la trampa, me quizo dar un beso en la boca pero hice de lado mi cara, no me nacía besarme con él. 

Que paso, no que no estabas celoso, se saco la verga por el cierre, entonces dame una mamada.

Si, como te lo prometí el jueves, yo no rompo una promesa.

Enrique se puso viendo a la casa del mecánico, cuando subí había visto, en una esquina de la casa, varias cajas de cartón aplastadas de buen tamaño, no se de que eran, pero fuí a tomar 2, las puse a un lado de Enrique, como si fuera una cama,  me pegue a la pared, me senté sobre las cajas, él se me quedo viendo, como diciendome, ponte donde estoy, no me importo  y lo jale hacía mí de forma un poco brusca, él solo se reía, se acomodo de frente a mí y abrio un poco las piernas para que yo quedara en medio, y puso sus manos en el borde de la barda para disfrutar de la mamada.

Empecé a meterme su verga en la boca, agarre la base con una mano y me concentre en mamarle solo el glande, y con mi otra mano le agarre los huevos, primero suavemente pero como tenía mucho coraje se los empecé apretar más fuerte, él ya estaba gimiendo, pero no se si, por que le dolio o lo estaba disfrutando, me iba a reclamar pero en eso la cuñada del mécanico iba subiendo y como la escalera estaba pegada a esa pared, pues vio a mi vecino.

Que haces solo acá arriba y no estas en la fiesta.

Yo me quede frío, por que pensé que nos podía ver y pare la mamada.

Es que hace mucho calor en la fiesta, y salí a refrescarme un rato, y tu que haces por acá arriba.

Vengo a ver, si mi hermana todavía esta despierta para platicar un rato.

A orale, yo creo que si, por que se ve la luz de la cocina prendida.

Entonces me di cuenta que desde ahí no nos podría ver, por que ella estaba a la mitad de la escalera y la diferencia de altura era considerable, pero si ella llegaba a su azotea, se asomaba a la azotea de mi vecino, si me podría ver, yo esperaba que ya dejaran de platicar, pero mi vecino siguio platicando.

Punto y aparte, una vez a esa vecina, la agarraron cogiendo con su novio, en el coche de él. estando enfrente de su casa, claro nos dimos cuenta por que llego la patrulla, se hizó el relajo, pero no se los llevaron, otra anecdota de ella, un sábado en la mañana, estaba la vecina coqueteando con el tamalero y con mi vecino, ya era grande como 24 años, era soltera, no era bonita, pero tenía un  cuerpo espectacular, era alta como 1.70 mts., blanca, cabello pintado de rubio, unas tetas muy ricas, unas nalgas exquisitas, a lo mejor no era fea, pero usaba unos lentes muy gruesos, acá en México, les decimos de fondo de botella, era algo exhibicionista, de lunes a viernes trabajaba de secretaría, casi siempre andaba de traje sastre pegado, pero los fines de semana, casi siempre andaba con playeras sueltas, sin brassier, minifaldas o shorts muy pequeños, los que vivíamos enfrente de su casa o cerca, la espiabamos cuando salia de su casa, para ver que traía puesto y si podíamos ver sus tetas.

Ese sábado, me acerque para decirle a mi vecino que si ya estaba preparado para cogerme en la noche y así calentarlo más, al acercarme a ellos, vi que tanto el tamalero como mí vecino miraban a la altura de los pechos de la vecina, salude a todos y me puse de frente a ellos, subían la vista viendo a la vecina pero luego la bajaban, hasta que me dio curiosidad y me di la vuelta para quedar de frente a ella y entendi por que ni caso me hacía.

Ella traía un grueso gaban, que le tapaba por atrás de las rodillas, pero en la parte de adelante estaba abierta, ella ese día, traía una playera de tirantes desgastada, se podían ver sus pezones grandes, de un color rosado claro, ella se movía de un lado a otro cuando platícaba, por lo tanto sus tetas iban de un lado a otro, si era muy cachondo ver como se movía, en la parte de abajo traía un minishort, que parecía que ella lo había hecho de un pantalón de mezclilla, ya estaba mal cortado, en eso grito su mamá.

Maricela, ya metéte, no andes de loca.

Hay voy, no me estes molestando.

Ella se giro a nosotros y se despidio, al dar la vuelta, metío sus manos a las bolsas del gaban y lo alzó dejandonos ver sus preciosas nalgas, y nos guiño un ojo y se fue riendo.

El recuerdo de ese par de tetas me excitó y volvi a la mamada, ya que a mí vecino no se le había bajado la erección, cuando empecé de nuevo la mamada, mí vecino casí se doblo de gusto.

Te sientes mal?.

No es solo que me dio un pequeño dolor de panza, pero ahorita se me quita.

Ellos siguieron hablando, mientras yo me esmeraba en mamarle la verga, con cuidado me la metía toda a la boca, no quería que me dieran arcadas y que la vecina oyera ese ruido peculiar y preguntara que pasaba, me la sacaba de la boca, lo masturbaba un poco y me la volvía a meter, el no hacía ningún movimiento de cadera, para metermela toda, cuando estaba a punto de venirse en mi boca, bajo una de sus manos y me la puso en la cabeza, yo espantado me detuve y solo deje su verga en mi boca.

Bueno te cuidas, hasta luego.

Adiós.

La vecina siguio subiendo la escalera y se fue a tocarle a su hermana, mí vecino espero a que se metiera y se agacho, los dos estabamos jadeando, eso que habíamos hecho fue muy excitante, era otro nivel que habíamos subido, solo me tiro boca abajo y con deseperación me quería bajar pantalón, hasta me lastimo un poco, logre desabotonar mi pantalón y el lo bajo, se puso encima de mí, yo me abrí las nalgas con las manos, escupio en su mano  me lo embarro y me penetro de inmediato, empezó con los movimientos de forma desmedida, gracias a Dios, había puesto los cartones, si no, me abría raspado algo.

Era muy excitante, él se agarro de mis hombros, para darme una penetración más profunda, yo solo disfrutaba las sensaciones, oía la música de la fiesta, cuando llegaba a pasar algún coche, de repente paro el movimiento, pero me agarro de la panza, me levante para ponerme en 4 patas, como me la había sacado, puso sus manos en mis nalgas y las abría al máximo,  se puso a mamarme el culo, pero seguía muy intenso, apretaba mis caderas de forma muy ruda, no se, si por vengarse de que le estaba apretando los huevos, cuando le estaba dando la mamada, cuando estaba platicando con la vecina.

No duro mucho haciendo esto, con su mano empujo mi espalda, para que bajara solo mi tronco y mi ano quedara más expuesto, se levanto y me penetro rápido, parecía loco, solo se oía nuestro gemidos y como chocaba su pelvis con mis nalgas, ya no duro mucho, se vino dentro de mí, termino y se dejo caer en mí, nos quedamos en esa posición, solamente jadeando, ya más calmados, se escuchaba la platica de las vecinas, ya que la cocina estaba pegada a la casa de mi vecino, yo ya me había cansado de estarlo cargando en esa posición.

Oye de casualidad traeras papel para limpiarnos.

Salio de su letargo, metio las manos a sus bolsas del pantalon y saco muchas servilletas, me saco la verga, nos estabamos limpiando cuando escuchamos la puerta de atrás que se abría, él se subio el cierre y se paro, yo solo atine a brincarme la barda para caer en el techo del vecino, y me quede quieto, eran su hermana y mi hermana.

Oye no has visto a mi hermano.

No, tiene poco que subí, aunque creo que andaba en la calle jugando con otros vecinos.

Se asomaron por el lado de la calle y vieron que más adelante estaban jugando algunos niños todavía.

Ya vez, a de andar jugando allá adelante, no te preocupes, vamonos para la fiesta, ya cuando se vayan vamos por él y tu metete Enrique.

Esta bien, bueno gracias.

Gracias a dios, las vecinas no oyeron, que estaba en su azotea, me acabe de limpiar mas o menos, guarde las servilletas que me sobraron, me subí el pántalon y medio me acomode la demás ropa, oía lo que platícaban Enrique con nuestras hermanas, me pegue a la barda, me dio miedo que la hermana Enrique o mi hermana se asomaran y me encontrara ahí, que les iba a decir, poco a poco fui bajando las escaleras, a medio camino me hablo Enrique, pero muy bajo.

¿ A dondé vas?, subete.

Pero.

Que te subas.

Volví a subir la escalera, hasta poder pasarme a su casa  otra vez.

No mames, ¿estuvo rico sentir esa adrenalina no?.

¿Comó crees? casi nos cacha la vecina y luego nuestras hermanas.

Vente vamos a coger otra vez.

Pero es peligroso, vamos a otra parte, a tu cuarto.

Estas loco, ahí si nos cachan, mejor aquí, no vamos para atrás, ahí no nos vería la vecina y si sale alguien al patio rápido te vas a la escalera como ahorita.

Agarro los cartones y nos fuímos a la parte de atrás de la casa, la cocina del vecino estaba encendida, no se veía nadie, no creo que oyeran lo que decíamos por el ruido de la fiesta, puso los cartones debajo de las ramas del árbol, corrimos con suerte ya que las ramas eran gruesas y el follaje era tupido por ser casi fin de verano, nos tapaban pero si alguien salía de la casa de Enrique y ponían atención quiza nos podrían ver, la iluminación del poste no era tan potente en donde estabamos nosotros, pero lo malo era que estabamos en la orilla de sus casa, eso si era peligroso, 

Oye, pero si tu vecino se asoma nos puede ver.

No te preocupes, conozco bien al vecino y él no diría nada, ademas no creo que pueda ver, quienes somos.

Y los de la fiesta, si salen nos podrán ver.

No creo, esperame tantito.

Agarro, bajo las escaleras sin hacer ruido, se coloco en la puerta, dirigio la mirada a donde estaba yo, yo por miedo no me movía, estaba con la sensación de que la estaba regando otra vez, pero mi calentura era mayor, él empezó a subir las escaleras, se fue a donde estaba.

No se ve nada, solo si llegan a salir, no hay que movernos, por si las dudas.

Estas seguro, que no se ve nada.

Con un carajo,que  no se ve nada.

Esta bien.

Quitate la ropa.

Pero.

Que te la quites.

Me quite la camisa y el pantalón, los deje a un lado, solo me quede con los zapatos puestos, el clima era caluroso, no se sentía nada de frío, él se quito solo el pantalón, ya tenía la verga bien parada, yo estaba igual, aún que la mía seguía siendo muy pequeña.

Oye, tu ponte del lado de la orilla de tu casa, no me vaya a caer.

Ah, como jodes.

Yo me puse del lado del cuarto del mecánico, las ramas solo tapaban la mitad de ese cuarto, se acosto con la cabeza pegada a la orilla de su casa.

Me prometiste, que ibas a mamarmela hasta que me cansara ¿no?.

Si.

Pues orale, cumple con tu promesa.

Iba a ponerme encima de sus tobillos, para comenzar a comermela.

No seas pendejo, vamos hacer un 69.

Yo me quede quieto, no sabía que era eso, él se dio cuenta.

A ver, ponte encima de mí, pero que tu culo, quede encima de mi boca y que mi verga quede en tu boca.

Todavía un poco indeciso, me puse encima de él, me agarro las cadera y me bajo poco apoco, hasta que sentí su lengua en mi ano, senti un gran escalofrío, si había medio limpiado mi ano, pero todavía tenía semén adentro, eso lo excito creo, por que me mordía las nalgas, pasaba su lengua en mi nies, era muy rico, salí de trance y agarre su verga, no se por que, pero cada que cogíamos, me parecía que le crecía un poco más, de la última vez que lo habíamos hecho, baje su prepucío y quedo su glande afuera, me lo metí a la boca, solo me dedique a mamarle esa parte, era muy rico sentir como mi boca pasaba de su glande a su tronco, pero de forma intensa, me lo metía y me lo sacaba, mi mano apretaba su tronco

Al sentir él esto, me abrazo con una de sus manos la espalda baja, me bajo más, mi verga pegaba en su barbilla o en su pecho, sentí como se me estuviera masturbando, eso era muy rico, mi boca se llenaba de su presemen, me lo tragaba, para mi la posición no era tan cómoda, ya que no estaba recargando mi cuerpo en él, mis rodillas estaban muy abiertas y mi cuello me empezaba a doler un poco, pero si le decia algo, como siempre se iba a enojar, así que decidí hacerlo acabar, para que me pudiera parar.

Solte su tronco y agarre sus guevos con una mano, mientras que con la otra me apoyaba en el techo, logre meter toda su verga en mi boca, movía mi garganta como si quisiera pasar saliva, para que su verga sintiera como si se la apretara, el dejo de comerme el culo, pensé que acabaría pronto, pero no fue así.

No mames, que rico se siente cabrón, mhmmmm.

Intensifique la mamada, de repente me dio una nalgada.

Oye, que te pasa.

Me empujo para adelante, lo cual hice, con sus manos en mis caderas, me puso encima de su verga, me penetro de una estocada.

¿Por qué? 

En eso, oímos que salían al patio, yo me quede frio, ya no le reclame la nalgada, yo seguía hincado, solo mis ojos fueron a la dirección de donde venía las voces, era su hermano con otro chavo de la fiesta, lo reconoci por la voz, si me fije que no veían a donde estabamos, mi vecino al parecer no le importo, con sus manos levanto mis caderas y luego las bajo, lo mire y el solo me hizo una señal con la mano, que me callara y que siguiera cogiendo, yo todo temeroso empecé a bajar y a subir, puse mis manos al lado de sus tobillos para apoyarme y moverme mejor. 

El hermano de mi vecino prendio un encendedor, nos lllego un olor como a cigarillo, pero olía un poco diferente, él le dio una calada profunda y retuvo el humo, se lo paso a su amigo, así le dieron 3 caladas cada uno, mientras fumaban estaban platicando.

Oye, esta buena.

Si, es lo más nuevo.

¿Sale muy cara?.

No, solo un poco más de lo normal.

Nosotros seguíamos cogiendo, otra vez me calente, ya que nos podían ver cogiendo, como nos paso, cuando le mamaba la verga, mientras él platícaba con la vecina, por la posición él casi no se podía mover, yo todavía no sabía moverme bien, subía muy poco, más bien me hacía para adelante y para atrás, poco a poco fuí agarrando velocidad, me dieron ganas de hacer de la pipí, en eso oímos que decía la otra persona.

Oye, no hay alguien entre las ramas.

Gire para ver, hacía donde estaban mirando, miraban a donde estabamos nosotros, pero no fijaban la vista en algún lugar, los dos nos quedamos quietos.

Estas loco, ya te pego jajaja.

Si, tienes razón, vamos a meternos y al rato salimos a fumar ota vez.

Entraron a la casa, oímos que cerraban la puerta, Enrique me dio una nalgada otra vez, me sorprendio, grite un poco me quede quieto, pensando que me habían escuchado, pero no salio nadie de la casa, gire a verlo.

Ponte como si fueras a cagar.

Dude un poco, me pare.

Ponte a bajo de mi verga y baja como si hicieras una sentadilla, me acomode y fuí bajando, él cuando baje lo suficiente, me agarro de las caderas y se acomodo un poco, cuando sentí su verga en la entrada de mi ano, él la acomodo entro sin problemas, seguí bajando un poco, todavía no me la metía toda, otra vez me nalgueo.

Muevete.

Apoye mis manos en el suelo, para tener más confianza en el movimiento, parecía un luchador de sumo jajaja, por la posición en la que estaba, comencé a moverme, sentía más rico, pero me costo un poco, medir la distancia cuando subía, por lo tanto su verga salía de mí, él me paraba con una mano, se volvía acomodar, empecé a tomar ritmo, a veces se salía y yo seguía con el moimiento de bajar, cuando subía otra vez, él rápido acomodaba su verga otra vez, como siempre, yo ya me estaba cansando de las piernas, baje el ritmo, él se dio cuenta, 

Esperate ahí.

 Me quede quieto, él empezó a mover la cadera, me estaba penetrando, poco a poco empezó a tomar ritmo, note como su verga empezaba  a palpitar, de repente me agarro de la panza y me jalo, casí lo aplasto, pude poner mis manos en el techo, a cada lado de su cuerpo, quede como el exorcista cuando baja de la escalera jajaja, le metio más velocidad, hasta que se vino por segunda vez, me tenía agarrado de la panza, cerca de techo, yo si fuí consciente y me deje caer de lado, él no me solto, quedamos de cucharita, todos sudados, cansados, pero felices.

No mames, que rico.

Si.

Todavía su verga estaba dentro de mí, no se le bajaba, me empezó acariciar las tetas, me mordía la espalda, seguía con mucha intensidad, otra vez oímos que se abría su puerta de la cocina, él se detuvo, con cuidado de no hacer ruido, me solte de él, agarre mi pantalón y saque las pocas servilletas que me quedaron de la primera vez, me limpie el culo lo mejor que pude, el me jalo otra vez, pero me negue, por el sonido de las voces, notamos que eran 3 personas, lo más rápido que pude me vestí, me acerque al límite de donde llegaban las ramas del árbol, trate de oír, si la vecina seguía platicando con su hermana, efectivamente seguía ahí,saque la cabeza y no se veían  ninguno los tres chavos, Enrique me jalo de nuevo, pero con mucho cuidado, salí rumbo a la parte donde me podía brincar a la azotea del mécanico, lo logre,  gracias a dios no salio nadie que me viera, solo cruce la calle y toque, mi mamá me abrio.

Y tus hermanos.

Ya no tardan, es que me andaba del baño y me vine rápido.

Me metí al baño, para acabarme de limpiar bien.

Como a la media hora. llegaron mis hermanos, regañandome, por que, no les había avisado que regresaba a la casa, eran las 11:30 de la noche, estuvimos cogiendo como hora y media, bueno no todo el tiempo, ese día si acabe más cansado, pero muy satisfecho con lo que habíamos hecho.

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Soy Tito el de los zapatos con los militares. Sigo contando mis aventuras cuando era adolescente, era adicto al sexo y sobre todo a la leche. Aquí relato dos de los hechos más resaltantes en mi vida de puto, aunque hago una pausa de mi emburramiento (como decían ellos) con dos pescadores, padre e.
Soy Tito el de los zapatos con los militares. Sigo contando mis aventuras cuando era adolescente, era adicto al sexo y sobre todo a la leche. Aquí relato dos de los hechos más resaltantes en mi vida de puto, aunque hago una pausa de mi emburramiento (como decían ellos) con dos pescadores, padre e hijo, por el que a cambio me regalaron una bolsa llena de pescados.

 

 

Aquel día, luego de almorzar, me bañe, me limpie bien mi culito por dentro y por fuera, Sali a caminar por la playa, había mucha gente ya que era domingo. Recordé aquellos tres soldados que tomados me cogieron en los matorrales, me gustara el negro porque se portó bien y me beso.

Estaba pensando en eso cuando sentí que me llamaron, volteé y era Santos un malandrito del barrio que me lanzaba piropos y quien hace un año se lo había mamado, un buen guevo moreno y grueso. Se acercó y me dijo: Como estás Carlitos, estás más lindo que antes.

Gracias Santos, ¿estabas perdido? Le preguntaba pues desde hacía tiempo que no lo había vuelto a ver.

Sí carajito, me tuve que ir porque tenía culebra con unos chamos, pero ya la policía lo mato.

Ay que malo, le contesté sin saber que más decir.

Párate carajito, quiero verte bien, estás más crecido, te veo más guapo, que hace un año, hasta tienes mejor culito, me decía manoseando mi culito el cual apretaba con su fuerte mano.

Ay, Santos, nos pueden ver, le dije muerto de vergüenza por ver como me tocaba y apretaba el culito con su mano.

Porque carajito, tienes miedo de que te vean conmigo. Aquella vez no te pude coger porque venía gente. Estoy con dos amigos, pero si tu me dices te llevo a la casa abandonada donde me lo mamaste, me decía esperando a que yo le dijese que sí.

No se Santos, tú eres rudo y me da algo de miedo, le decía yo nervioso como me estaba poniendo.

Tranquilo carajito, te voy a tratar como mi jeva, hasta te voy a besar como querías aquella vez, me decía tratando de convencer, mientras seguía tocándome y manoseando el culito, que al parecer tanto le gustaba.

 

¿De verdad? Le preguntaba yo nervioso como me estaba poniendo.

Claro carajito, estas muy lindo y quiero probar ese culito. Quieres que les diga a mis amigos o solo tú y yo.

 

Muerto de nervios, encogí los hombros, ya que no me importaba.

Mejor vamos los dos y después te presento a mis amigos, terminó por decirme Santos.

 

Caminamos hacia la casa abandonada a donde me llevaba para cogerme, me iba diciendo morbosidades y lo que me iba a hacer.

te voy a romper ese culito que me vuelve loco carajito, quiero que te tragues mi leche como la otra vez. Te voy a poner de todas formas, tengo una semana que no boto la leche así que será toda para ti.

 

Cuando Llegamos me agarro por la cintura, puse mis brazos en su cuello y me dio un beso lleno de morbo, me chupaba la lengua, mientras metía sus manos dentro de mi short apretando mis nalgas.

 

Que rico carajito, tienes las nalgas duritas, déjame ver tu culito. Me volteo y me bajó el short.

¡Bufff que culito más rico! Es como para cogerlo todos los días, me decía a la vez que me seguía besando mientras metía un dedo en mi culo.

¿Verga Carlitos tienes el culito bien abierto, te han cogido bastante verdad?

 

Muerto de vergüenza no Dije nada y fui yo quien lo beso. Tu me gustas Santos quiero que me cojas, le respondí.

 

Claro carajito, pero antes me lo vas a mamar como aquella vez, me contestaba a la vez que se bajaba el short, pudiendo verle el guevo que tenía ya parado, rico, hinchado con la punta enrojecida, muy sabroso.

Comencé a mamarlo con ganas, haciendo gemir a mi malandro, le mame las bolas un buen rato y allí le solte: Quiero que me mames el culito, eres el mejor que me lo ha hecho, siempre te recuerdo por eso.

¡Jajaja, Carlitos! claro que te lo voy a hacer, y más a este culito tan rico que tienes. Desnúdate que te voy a hacer gozar con mi lengua antes de cogerte.

Me quite la ropa y allí me dijo: Ven pon tu culito en mi cara. El se acostó y yo puse mi hoyo en su boca. Comenzó a darme lengua y de repente lo chupó, sentí un corrientazo de placer y le dije: Siii santos que rico chúpalo más me encanta.

El placer era inmenso, ese hombre era un experto mamando culo, pero ahora quería sentir su guevo dentro de mí. Quédate así, quiero que me cojas. Me fui sentando en su guevo, aunque me dolía un poco seguí bajando, quería sentirlo todo adentro. Al pegar mis nalgas con sus bolas dijo: Uyy carajito eres tragón te lo metiste todo, que rico y de una comenzó a moverse dándome un gran placer.

Excitado le expresé, Sí Santos dame más, me gusta como lo haces, cógeme, cógeme hasta que me preñes.

¡Bufff Carlitos! quiero seguir cogiéndote, eres mejor que una puta, me aguantas todo el guevo, muévete tú ahora carajito, quiero ver como te clavas tu solito en mi guevo.

Quería que se sintiera bien y di mi mejor esfuerzo moviéndome rápido, subía y bajaba, clavándome aquella vergota en lo más profundo de mis entrañas, quería que me preñara, quería sentir como soltaba toda su corrida dentro de mí, quería ser su hembrita.

Joder Carlitos, eres un experto, como mueves ese culo.

Ambos estábamos felices cogiendo cuando sentimos la voz de un hombre que decía:

Joder Santos, tu cogiendo y nosotros esperándote. Quien es ese muñequito al que estás cogiendo.

Me iba a parar, pero Santos me dijo, Tranquilo carajito no tengas miedo que son mis amigos, él es Tony y el otro Darío.

Este es Carlitos, un carajito al que le gusta la verga y que lo preñen.

Tony, era negro como me encantan, mientras que Darío era blanco musculoso.

Bueno muchachos desnúdense, y enséñenle a Carlitos lo que tienen para él.

Ambos se quitaron el short y la camiseta y pude ver esos guevos ricos. El de Darío era largo pero normal, pero el de Tony sí era muy grueso y de buen tamaño.

Alargué mi mano y comencé a pajear a Darío mientras Santos me cogía, mientras Tony acerco su guevo a mi boca y comencé a mamarlo. Que rico me sabía aquella negra macana. Tenía 3 machotes para mí solo y los tres de buen guevo especialmente el de Tony. Los tres suspiraban de placer, era morboso y excitante ver cómo tres hombres de 30 años follaban a un chamito de 14.

Vamos Carlitos ponte en 4 y mama guevo, Darío quiere probar ese culito, me decía Santos. Obedecí y mientras mamaba el guevo de Tony, Darío apunto su guevo a la entrada de mi culito y poco a poco comenzó a meterlo, haciéndome gemir de gusto. Tony me aguantaba la cabeza para que siguiera mamando mientras Santos me pasaba su guevo por la cara y el otro me daba duro.

Hostias, encontramos un culito donde descargar cuando las jevas no quieran, decía Darío mientras me follaba, cuando de repente Tony dijo a ver quiero meterlo yo en ese rico culito, sigue en 4 carajito.

Verga pana, le vas a romper el culo, lo tienes muy grande y Carlitos es un carajito, le decía Santos a su colega.

 

Yo creo que aguanta compa, ese carajito esta bastante corrido. Verdad que quieres que te coja…

Yo: Si señor métamelo suave, no lo haga rudo que me duele. Tony comenzó a meterlo y a pesar de que me dolía, ya estaba acostumbrado a recibir guevos de ese calibre. Ahora se lo mamaba a Santos y escuche cuando Tony dijo. Coño este chamo, es aguantador se lo comió todo y no chillo. Otros han llorado cuando los cojo, pero este chamo aguanta.

Comenzó a darme duro, me moría de placer con ese guevo negro mientras alternaba la mamada a los otros dos. Fueron como 15 minutos y el primero en correrse fue Darío quien me hizo tragar su leche, y le limpié su guevo.    Después Tony dijo, te preño carajito, eres un experto y sentí los chorros de leche que me llenaba el recto. Luego su guevo fue perdiendo dureza y allí Santos dijo:

A ver carajito, bota esa leche que te voy a coger como me gusta. Levante las piernas y los dos dijeron: verga Tony lo dejaste abierto, se le ve todo adentro, pero bueno, yo no lo voy a perdonar. Puso mis piernas en sus hombros y lo metió de una, haciéndome dar un pequeño grito ya que fue rudo, pero me gusto.

Empezó dándome fuerte viendo como los demás se excitaban al ver cómo me cogía salvajemente y como me hacía gemir y retorcer del gusto que me estaba dando.

Santos decía:

carajito eres un putito lindo, estás muy bueno, quiero cogerte más veces.

Su cara estaba cerca de mi cara y traté de besarlo, pero me esquivaba, me imaginé que era porque tenía restos de la corrida de Darío. Siguió dándome verga hasta que se corrió dentro de mí.

Los tres me felicitaron y me dijeron que era muy bueno singando.

Verga carajito eres mejor que una puta y además eres muy complaciente.

Tony dijo: Voy a descansar un ratico porque te quiero romper el culito otra vez. Me rei y puse mi cara en el pecho de Santos quien me acaricio el pelo.

Al rato, Tony me hizo sentarme en su guevo y lo sentí más grande pero más rico, comencé a brincar y nuevamente descargo su semen en mi culo, Después fue Darío y Santo me dio a tomar de su leche la cual me bebi toda. Me quedé un ratico acostado con Santos y les dije:

Me tengo que ir, ¿qué hora es? Las 4. Bufff llevamos tres horas aquí dándote guevo carajito.

Me sonreí y los tres dijeron:

¿Vas a venir otra vez carajito…?

Sí pero ahora tengo que irme, mi Tío debe estar buscándome.

Salí corriendo del lugar, iba satisfecho con esas cogidas que me dieron los malandros, pero aún tenía más ganas de ser follado. Seguí caminando por la orilla de la playa, miraba a los hombres, estaban dos que me miraron, pero estaban con su familia, a uno de ellos lo reconocí era el papa de uno de mis compañeros de clase, quien por dos veces me puso a mamar en su carro haciéndome tragar su leche y una vez me penetró, no fue nada del otro mundo, pero el morbo de que fuera el papa de mi compañero de clase era grande.

Llegué al final de la playa donde había un bote que traía pescado. Me acerqué, eran dos hombres uno joven y el otro mayor con pancita, muy rico y le dije:

¿ay, Señor me regala pescado…?

Bueno agarra esos que están en la esquina del bote, me dijo.

Me subí al bote y para morbosear me puse de espalda y pare mi culito para agarrar los pescados. Le pedí una bolsa y el de 50 años, que era el padre comentó, Hijo dale una bolsa a esta preciosura.

Agarré como 6 peces y le dije, no sé cómo pagarle señor.

Hay una manera de pagarme carajito…

Papa… pero si es apenas un bebe, Y se echó a reír.

Dígame como señor y le pago.

De verdad carajito, ¿no te vas a echar para atrás…?

No señor dígame.

Está bien, quiero que me mames el guevo.

Sabía que era eso y le dije:

está bien señor, pero me tiene que dar más pescado.

Los que quieras, pero mira que llevo como una semana sin soltar la leche.

Bueno, pero no puedo aquí señor, hay gente.

Tranquilo carajito, vamos para el cuartico donde guardo las cosas, allí lo podras mamar tranquilo.

El hijo tenía buen cuerpo, aunque su papa tenia barriguita también se le veía buen cuerpo. Fuimos y apenas llegamos me arrodillé.

¡Uyyy! Ya sabe lo que quiere esta preciosura. Se sacó el guevo, no era grande y me lo puso en la cara, comencé a masturbarlo y luego me lo metí en la boca, estaba salado por el agua de mar, pero seguí con mi mamada. El viejo suspiraba y decía, uyy que buena mamada, hijo sácate el tuyo que este carajito mama muy rico.

Al escuchar lo que le decía al hijo, me levanté sin sacarme el guevo de la boca y puse mi culito en pompa, quería que el hijo me cogiera.

Vamos hijo, mira cómo se puso, bájale el short y penetralo que es lo que quiere.

El joven lo hizo, me bajó el short y expresó:

Hostias papa, que culito más rico, el más lindo que he visto…

Dale duro, hijo, seguro que tiene ganas de que lo cojan.

Yo ya estaba dilatado además que el guevo del hijo no era grande, pero fingí que me dolió cuando me penetró. Ay, suave señor.

al meterlo todo comenzó a darme rico, mientras mamaba al papa. Una escena morbosa, padre e hijo follando a un chamito puto, adicto a los guevos.    El padre era rudo, me lo metía todo en la boca mientras el hijo se sabía mover.       Hostias papa, este culito está muy rico, me encanta cogerlo, decía mientras me bombeaba una y otra vez introduciéndome su guevo.

Sí hijo, dale duro que le gusta, también mama muy rico, es un experto este carajito.

Al rato el papa dijo: Déjame emburrarlo a mi ahora mijo y ponlo a mamar.

Cambiaron de hoyo y el papa fue rudo, me la metio de una haciéndome gemir.    ¡Ohhh! ¡ooohhh! Así así deme más, ¡ooohhh que rico! Gemía yo.

El hijo me agarró la cara metiendo su miembro en mi boca a pesar de que tenía el sabor de mi culo no me importo, me lo metió todo hasta la garganta.

Este carajito sí sabe hacer gozar a los machos papa, deberíamos llevarlo a pescar, debe ser rico emburrarlo en alta mar y de repente invitamos a Tío que también le gustan los culitos tiernos.

Claro hijo, si el carajito quiere lo llevamos, me gusta porque es complaciente y mama muy rico. Pero Rafael lo tiene mas grande que nosotros y le va a romper el culo.

¿Te gustaría carajito venir a pescar con nosotros…?

Sí señor, nunca he paseado en bote y seguí mamando.

Ok nosotros venimos en una semana, te vienes a esta hora y te llevamos, pero tendrás que quedarte un día carajito.

Volvieron a cambiar de hoyo y Al rato ambos me llegaron en el culo y la boca, tragándome la leche del viejo.

¡Uyyy!! Hasta se traga la leche, así deben ser los putos…

Sentí cuando el hijo grito y acabo dentro de mi culo tragón.

bufff papa que rica cogida, tenía tiempo que no follaba un culito blanquito y rico como este.

Me volteé y me lo meti en la boca para limpiarlo. Me pare y Salí a enjuagarme la boca. Cuando iba a entrar escuche que el hijo dijo:

Coño papa, quiero emburrarlo otra vez, este carajito es muy bueno.

Bueno hijo dale duro, yo ya me desleché, voy a prepararle una buena bolsa de pescado, se lo ganó bien. Al entrar el viejo salió y dijo: Carajito mi hijo está encantado contigo, los dejo solos. Apenas entro el hijo me agarro de la cintura y me beso. Me deje llevar, me apretaba las nalgas y me dijo: Me dejas emburrarte otra vez carajito.

Está bien señor, como quiere que me ponga.

Quiero que me cabalgues carajito, quiero ver tu cara cuando te tenga emburrado.

Se acostó en el piso y me fui montando en su guevo, al meterlo todo comencé a moverme, quería hacerlo disfrutar rico.

Bufff carajito que rico culeas, mejor que una puta. Me agarro la cabeza y comenzó a besarme, me metía su lengua, mientras yo seguía moviéndome, clavándome una y otra vez aquella verga. Seguíamos follando cuando escuchamos la voz del papa:

Hostias hijo, ese carajito es una maquina singando, como se mueve rico como una mujer.

Era morboso estar teniendo sexo con un hombre y su papa mirando como me cogía su hijo.

El hijo de repente gritó, joder te lleno el culo carajito, me volvió a besar mientras se corría preñándome otra vez.

Fui a la playa a lavarme el culito, me sentía satisfecho, había singado con 5 machos con buenos guevos. Me puse a pensar en Pedro quien me dijo que se enamoró de mi, aunque yo también sentía algo por él, mi adicción a los guevos no me dejaba aceptarlo. Fui a la cabañita y el papa me dijo: Toma carajito, te lo ganaste con ese culito tan rico que tienes. Era una bolsa de pescado, pero pesaba mucho. Ay, señor no me dé tanto que no voy a poder con ella.

Tranquilo carajito, tú me dices donde vives y voy contigo me dijo el hijo.    Salimos me despedí del papa con un beso con lengua. Llegue a mi casa y en pleno jardín, el hijo me dio un beso rápido y me agarró el culito.

Mi Tío se alegró al ver el pescado y me dijo: Seguro que diste culo por esa bolsa d pescado jejejeje.

 

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El resentimiento alimentado por los años culmina en una acción de lujuria por parte de un hijo.
No fue bonito, fue puro instinto.

Esta historia con final feliz empieza de una forma triste. Mi padre fallecía a los 75 años dejando a mi madre viuda. Ella contaba con 65 años, 10 menos que él en aquél momento.

Cuando se casaron eran bastante habituales esas diferencias de edades.

Mi madre no estaba muy bien de salud. Es cierto que tenía 65 años pero parecía tener diez más. De joven tuvo problemas con el alcohol y fumaba y eso deja marca en la persona. Además de esto habían empezado ciertos problemas en sus piernas que limitaban su movilidad de forma creciente.

No fue una buena madre. Actualmente tengo 40 años y he olvidado muchas cosas pero…mantengo el resentimiento. Sus problemas con la bebida mientras yo crecía hicieron que descuidara muchas cosas que una madre debería atender: cariño, una buena alimentación, un ambiente agradable. Los gritos era lo que peor llevaba de pequeño. Ella gritaba muchísimo. Era famosa en el vecindario y más de una vez le llamaban la atención desde los balcones próximos. No fue fácil crecer ahí. Las miradas de la gente en las que podías leer la compasión de quien supone lo que estás pasando. Su nombre, Eloísa me causa innumerables sentimientos negativos de rechazo a pesar de ser mi madre

 

Cumplí los 20 años y me fui. Salí corriendo. Empecé mi propia vida lejos de casa. Los primero 5 años apenas tuve contacto con ellos. No iba a visitarles y no les llamaba. Necesitaba tomar distancia.

Con el tiempo mi vida fue cambiando para bien. Me casé, me fui a vivir con mi pareja y tuve descendencia. Poco a poco fui acercándome de nuevo a mis padres. El motivo no era otro que permitir a mi pareja tener unos suegros y a mi hija tener unos abuelos.

Conseguí mantener las distancias y tener un contacto mínimo.

 

Ahora con la muerte de mi padre debía dar un paso a delante y cuidar de ella. No me apetecía pero es lo que debía hacer.

Ella había parecía haber cambiado en todo este tiempo. Han pasado más de 20 años y el carácter de maltratadora pasó a ser el carácter de una vieja débil. No era guapa, pesaba 48 quilos y medía 1.55 metros. Su pelo moreno largo estaba descuidado y había cambiado toda su dentadura por una postiza. Parecía mucho mayor que la edad que tenía.

 

Llevaba un año visitándola cada semana. En su soledad se apañaba. Además de esto recibía asistencia diaria de una persona proporcionada por el sistema sanitario. Yo iba los viernes a verla. Aprovechaba para llevarle a mi cría y que sintiera que tenía una abuela.

En uno de estos días reaccionó muy mal a una acción de su nieta y empezó a gritar como una loca sosteniendo el grito en el tiempo y devolviéndome al pasado.

Mi mirada fue suficiente para cambiar la suya. Recogí a mi hija enfadadísimo  y nos fuimos.

-A la niña no ehhh!!! No cambiarás nunca y no quiero esto para mi hija!!!

-Por favor hijo, no os vayáis. Me he equivocado. Estoy un poco nerviosa últimamente por el aniversario de la muerte de tu padre. No volverá a pasar te lo prometo.

-Eso no me vale. Tus palabras no me valen.-

Cerré la puerta de un portazo que parecía decirle de un golpe el inicio de una época sin vernos, sin ver a su familia, sola.

No sabía cuánto tiempo sería pero se mediría en años.

En el camino de vuelta no paraba de discutir con ella en mi cabeza. Llegué a casa a las 20:00 y le conté todo a mi esposa. Ella sabía que esto marcaría un antes y un después.

 

A las 23:15 recibo una llamada del servicio sanitario en la que me comunicaban que mi madre se había caído. Había recibido asistencia de la ambulancia y requerían que me personase en su domicilio.

-En el peor de los momentos.-pensé

Una vez allí los sanitarios me comentaron su estado. Traumatismo leve. No obstante estaba muy alterada emocionalmente (seguramente fruto de nuestra despedida reciente).Me recomendaron no dejarla sola esa noche.

En contra de mi voluntad me quedé a dormir esa noche. El sofá  me esperaba. Prácticamente no cruzábamos palabra. Mis ojos enfurecidos se cruzaban con su mirada temblorosa.

Por la mañana fui a su habitación a ver cómo estaba.

-Hola hijo. Perdona por lo de ayer. No hacía falta que te quedaras. Me gustaría hablar contigo hijo.

-No hay nada de qué hablar. Necesitas ayuda para levantarte e ir al baño? Ahora mismo te hago el desayuno-Dije sin variar el ceño fruncido ni el tono de enfado.

-Creo que puedo sola. Ha sido una caída tonta. Me ha fallado la pierna y me he asustado pero es bastante menos de lo que parece.-Empezó a levantarse apoyándose en mi brazo para luego empezar a caminar sola.

Me di la vuelta y encaminé mis pasos a la cocina. Preparé unos huevos revueltos y unas tostadas y se lo llevé a la cama. Ella todavía no había vuelto del baño. Dejé la bandeja con la comida en su habitación y me dirigí al baño. No me preocupé en llamar. Entré diciendo si necesitaba ayuda cuando me di cuenta de que se estaba duchando. La abertura en la cortina de la ducha dejaba ver su cuerpo. Sus pechos pequeños caídos, aureolas marrones grandes con pezones erectos y el fluir del agua me llevó hasta su sexo. Poco cubierto con un vello gris que la humedad del agua juntaba tapando sus labios mayores.

-Necesitas algo? Está todo bien.- Dije desde la puerta. Mi tono seguía siendo de enfado. La acababa de ver desnuda y nada parecía haber cambiado. Me costaba mucho cambiar de estado cuando me enfadaba.

-No cariño, hijo mío. Gracias. Si veo que no puedo te llamo.

-(cariño? Tu puta madre. Serás hija de puta. Ojalá te hubieras muerto tú y no el viejo.) Pensé mientras cerraba la puerta.

A los 10 minutos salía del baño en dirección a su habitación. Yo seguía en el sofá. Pasó delante de mí con un camisón satinado de tirantes que le llegaba por la rodilla. Yo seguía sentado delante de una televisión apagada mientras alimentaba mi odio. En un momento dado el olor a jabón al pasar me distrajo de mi cabreo.

Se comió el desayuno y me avisó de que había finalizado. Me levanté y fui a recogerlo.

-Hijo habla conmigo. Por favor.

-Voy a recoger esto, fregó y me largo.

-Hijo…dijo mientras puso una mano sobre la mía. Mis manos sujetaban la bandeja. El tacto con su mano fue totalmente ignorado. Le di la espalda y salí.

Eran las 10 de la mañana. Me encontraba fregando los platos del desayuno mientras pensaba en lo hija de puta que era mi madre, en lo hija de puta que fue, en el poco cariño que me dio de pequeño, en los gritos, en los golpes y en los malos ratos.

Así terminé de fregar y me dirigía su habitación. Ella estaba sentada en la cama. Con la espalda apoyada en los cojines mientras veía la tele.

-Ya está todo. Me voy.

-Espera hijo. Dijo mientras agarraba mi mano. Hablemos un rato por favor. Siento mucho lo que ha pasado.

-No hay nada de qué hablar. Nunca vas a cambiar y no encuentro la manera de estar bien a tu lado.

-Por favor hijo.-Me imploraba con sus ojos vidriosos llenos de lágrimas. Su mano izquierda cogía mi muñeca derecha. Inclinó su cuerpo hacia adelante y puso su mano derecha sobre mi pecho.

En cuanto su mano tocó mi pecho di medio paso atrás quedado su mano a la altura de mi vientre.

-Hijo por lo que más quieras. No te vayas. Sé que no vas a volver en mucho tiempo. No sé cómo ser mejor madre.

Mientras decía esto posé mi mano sobre la suya que esperaba en mi vientre. La apreté contra mí para despedirme de ella. Quería sentirla por última vez. Cerré los ojos de rabia con intención de apartarla.

-Hijo, no puedes irte así. Dimo que tengo qué hacer. Castígame con lo que quieras pero no me dejes.

Pensaba en qué hacer, en qué debía sentir, en cómo responder, en sus gritos, en lo mala madre que fue, en mí, en ser egoísta, en prevalecer, en imponerme, en no ceder….

 

En ese momento, con mis ojos cerrados, lleno de furia, apretando la mano de mi madre contra mi vientre empecé a bajar su mano siempre guiada por la mía.

La apreté  mucho contra mí y la bajé por mi vientre muy lentamente.

En mi cerebro se estaba librando una batalla. Esta lucha no era otra que la del odio que le tenía y el instinto que me obligaba.

Con los ojos cerrados. Sin abrirlos, empecé a frotar su mano contra mi sexo sobre el pantalón.

El silencio se apoderó de todo.

Se paró el tiempo

Mi temperatura se incrementaba y en mi mente el placer de este tipo de contacto se mezclaba con mi odio.

Por su parte el silencio. Yo no quería mirarla, solamente sentirla. Ella dejaba la mano muerta mientras yo la utilizaba para tocarme. Mi erección fue instantánea. Estaba abandonado y absorto en este momento. Pasaron unos 15 o 20 segundos así hasta que saqué mi miembro del pantalón con mi otra mano.

En ese momento mi madre hizo ademán de retirar la mano y sujeté su muñeca con fuerza.

De un tirón a su brazo, sin palabras, devolví su mano obligada sobre mi sexo ahora desnudo.

Sin una queja, sin una expresión por su parte, comprendió la nueva situación y agarró mi miembro.  Mi mano sobre la suya se relajó y subió por su muñeca y por su brazo hasta sus hombros y su cuello.

Sus caricias sobre mi pene erecto lo recorrían con el cariño que siempre me faltó.

El pasar de sus dedos se transformó en rodear mi miembro y empezar un movimiento masturbatorio en mí…mientras yo acariciaba su cuello, su rostro  y su cabello.

-Ahhhhh mmmmm- salió de mí este sonido sin yo quererlo.

Seguía en la oscuridad proporcionada por mis ojos cerrados. El odio se estaba desvaneciendo.

Mi mano que acariciaba su rostro se puso detrás de su cuello y desde su nuca empecé a acompañar su cabeza hacia adelante. La cabeza de mi madre acompañada por mis indicaciones empezó a moverse acercándose cuando de repente frenó en seco ofreciendo resistencia.

Esto me sacó de mi estado y abrí los ojos mirándola con odio, con desprecio, con desaprobación, frunciendo el ceño.

No vi nada más que su cara, no vi lo que estaba haciendo, no estaba presente en el momento. Simplemente volví a mi odio.

Ella me miraba.

Su cabeza inclinada mirando hacia arriba mientras su mano sujetaba mi miembro.

De forma inmediata, al golpe de mi mirada, bajó la suya con sumisión.

Dejó de mirarme al rostro, inclinó su cuerpo hacia adelante y empezó a moverse lentamente acercándose a mí.

Sus labios tocaron el glande de mi erecto miembro dando el primer beso que sentí con verdadero afecto.

Después un una docena de pequeños besos que recorrieron mi sexo sentí el calor de su aliento alrededor de mi glande transportándome al cielo.

-Aaaahhh  Maaaammmi  !!!-

Dije sin quererlo mientas ahora con los ojos abiertos veía como la vieja hija de puta transformaba su miedo en sumisión, su resistencia en deseo de complacerme.

Forzada a compensar su falta de cariño durante toda mi vida con succiones sonoras sobre mi miembro.

El sonido de esta mamada me transportaba y me encendía al mismo tiempo.

-Así putahhh, así mami mmmmhhhh.

Me envalentoné a decirle. Totalmente fuera de mí, a la par de sacaba mi miembro de su boca para ver como la abría de nuevo buscando mi polla como si le diese algo necesario para seguir viviendo.

Puse mis manos alrededor de su rostro y empecé a follar sus boca.

Despacio introducía la punta de mi miembro en su boca, avanzaba un poco hasta notar su lengua bajo mi miembro y el resto de mi pene entraba después con fuerza hasta notar su nariz en mi pubis y mis testículos en su barbilla.

Dejaba unos segundos mi miembro dentro de ella y notaba como relajaba su garganta para recibir mi sexo. Después era el momento de retirarme y observar los hilos de saliva que me unían a mi madre.

En ese momento sentí una conexión que nunca había sentido con mi madre. Succionando mi miembro, con las babas trazando puentes entre su boca y mi miembro.

Alzó la mirada y me sonrió con lujuria y afecto.

De una estocada alojé mi pene por completo en su boca y empecé un vaivén frenético en el que notaba todo lo placentero del universo.

-mmmás- dije

Mi glande llegando a lo más hondo de su garganta, notando la curva de la laringe.

-mmmmmás

Sus labios recorriendo mi miembro

-mmmmmmáaaaas

Su nariz golpeando mi pubis. Sus manos recorriendo mis testículos. Sus sonidos guturales hacían que exhalaciones de aire se escaparan, golpeando mis ingles, con el calor de su aliento.

Estaba fuera de mí. Era una máquina de odio y sexo. El clímax se acercaba. Un poco más, un poco más, má, más, más, máaaaaaas!!!!

-mmmme corroooo hijaaaa de putaaaa te ooooodioooooooaaaaaghhhhhhhhh .Dije mientras el latigazo del orgasmo me invadió y borbotones de semen me abandonaban para alojarse en la garganta de mi madre.

Ella recibía mis envestidas incesantes dejando escapar por la comisura de labios la corrida que no podía tragar acompaña de gemidos de alegría por haber satisfecho a este macho.

 

Me miró de nuevo, desencajada, poseída y ultrajada. Mientras su boca era follada ya de forma lenta y viciosa a la vez que mi pene disminuía paulatinamente de tamaño.

En un momento dado saqué al fin mi pene ya flácido y lo devolví al interior de mis calzoncillos. Sequé el sudor de mi frente y retiré la mano que quedaba tocando el rostro de mi madre.

Mi madre levantó su mirada de nuevo. Sumisa, vieja y follada.

-Cariño….intentó decir mientras levantaba su dedo índice como si me pidiera permiso para expresarse.

-Ni una puta palabra!!!!! –Dije de la forma más autoritaria posible, con la mirada encendida en odio nuevamente. Me di la vuelta y acomodando mis pantalones salí de esa casa.

………..

 

Espero que les haya gustado. Si quieren pueden compartirme sus impresiones en mi correo socrales82 arroba hotmailpuntocom

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Es una breve historia de cómo fue mi primer encuentro con una chica en la universidad, pagándole para que me dejara tocarla.
Buen día. Soy un chico actualmente de 27 años. Este es mi primer relato, y debido a que soy una persona muy introvertida, no he tenido mucha experiencia en el sexo, así que tuve que pagar a una chica en la universidad para que me dejara tocarla. No me dejó penetrarla, pero me permitió recorrerle todo su cuerpo.

Tenía ya varios días muy caliente, me la jalaba diario en esos días. Así que entré a una página dónde se podía contratar servicios sexuales. Encontré un perfil que me dio un «poco» más de confianza y el trato fue pagarle cierta cantidad por manosearla, aunque no definimos un tiempo límite.

Durante la plática, comenzamos a profundizar más y pues obviamente ella estaba en mi ciudad, pero resultó que estudiaba en la misma universidad que yo. Me pidió que fuera muy discreto porque no quería que se enterara. Hasta la fecha, he guardado ese secreto hasta ahora, solo que no diré nombres ni de ella, ni de la universidad.

Me mandó foto de ella desnuda. Morenita, delgada, pelo corto, no podía ver su rostro, pero tenía pechos pequeños, pezones cafecitos y recuerdo llevaba un calzón puesto en la foto. Eso me excitó más.

Llegados el día, quedamos vernos cerca de dónde ella rentaba, cuando la vi, por un momento quise irme de ahí, su rostro no era bonita, pero la calentura me ganó. Me llevó hasta dónde rentaba un cuarto. Saludamos a unas personas ahí y me presentó como un amigo que iba a arreglar su laptop (sí, todo hombre debemos saber arreglar una laptop).

Me pasó a su cuarto, ella salió un momento y cuando regresó, estaba semidesnuda, con una toalla puesta. Le quité la toalla y comencé a acariciarla. Le quité el bra, descubriendo esos senos diminutos, pero muy blanditos. Con una mano le masajeaba una teta mientras que con mi boca le succionaba todo el seno.

Dejé de chuparle las tetas y pequé su esvelto cuerpo con el mío. Puse mis manos en sus nalgas y comencé a apretarlas suavemente, metiendo mi mano cada vez más en su calzoncito. Finalmente metí mi mano hasta alcanzar su vagina, completamente peluda, pero suavecita y calentita. Estuve así un buen rato metiendo mi dedo en su vagina, metiendo la mano desde atrás, parados.

Notaba que tenía la respiración un poquito agitada. Se sentó en su cama y se quitó el calzón. Se acostó y abrió las piernas. Tenía bastantito vello, por lo que no me atreví a hacerle oral, además lo más seguro es que ella hiciera esto con varios hombres así que no me atreví. Me limité a masturbarle. Metía mis dedos en su vagina, pero era muy apretada, al inicio me daba miedo lastimarla, pero cada vez entraba más fácil por lo fluídos. Cuando me di cuenta, estaba ya bastante agitada, veía como su pecho subía y bajaba bastante rápido y arqueaba su espalda cada vez que metía mis dedos.

En mi pantalón ya tenía una mancha, estaba tan excitado que mi pene sacaba fluidos como loco y me palpitaba. Aclaro que nunca eyaculé.

Así estuve un buen rato masturbando a esa chica hasta que se me cansaron las manos. Obviamente, por falta de experiencia, no la hice llegar al orgasmo, pero ella me dijo que lo hice bastante bien para ser mi primera vez, que, aunque no se vino lo disfrutó.

Le pedí un poco de papel, me saqué mi verga y me limpié todo los fluídos transparentes. Ese día me regresé a mi cada a eyacular como bomba.

No volví a hablar con ella desde ese entonces. Si tan solo hubiera llevado un poco más de trabajo, posiblemente me hubiera dejado penetrarla.

Lamentablemente esta es la única historia que tengo, las demás son fantasías que tengo.  Actualmente me propuse cogerme a una amiga de hace mucho tiempo, la quiero mucho, pero también me calienta como loco.

Espero hayan disfrutado mi pequeña historia

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Lo que me paso ha cambiado mi vida completamente desde hace 15 días: Al lado de mi casa viven dos hermanas hace ya muchos años, Fabi de 23 años y Lore de 31. Si bien estas mujeres estan muy buenas yo nunca las miraba con ojos de hombre porque nos habiamos criado juntos y eran como si fueran mis primas o algo por el estilo. La madre de ambas vivió con ellas hasta hace 2 años atrás, cuando Lore (la mayor) se casó y junto con su marido ocuparon esa casa. Pero el matrimonio duró solo 3 meses y como la mamá de las chicas se había juntado con un tipo, Fabi se vino a vivir nuevamente con su hermana.

Un día, me disponía a arreglar el techo del quincho del fondo de mi casa, por lo que tuve que subirme al mismo para ver cual era el problema. Al hacerlo observaba todo el patio de la casa de las chicas ya que hace unos años hemos construído un muro que nos separa y obviamente obstaculiza la visión. Al mirar vi que Fabi, la menor de las hermanas, estaba tomando sol con una tanguita infartante, ella no podía verme ya que me tapaba un árbol, por lo que decidí observarla mas detalladamente. Esta situación, aunque tonta, no dejaba de excitarme, era algo raro poder mirarla con ese cuerpo impresionante toda transpirada sin que ella supiera de mi.

Lentamente comencé a recorrer su figura y me di cuenta de lo espléndida que estaba, era increíble como esa chica que jugaba conmigo de niños, ya era una mujer, Y QUE MUJER!!!. Empecé a tocarme mientras miraba esos pechos que parecían tener el tamaño ideal, bien redondeados y esa tanguita super pequeña que llegaba a perderse entre sus piernas, y su cuerpo mojado por la transpiración dejaba caer gotitas que le recorrían todo el cuerpo hasta perderse en su ombligo. De repente y sin querer produje un ruido que hizo que Fabi desviara la mirada hacia donde yo estaba. No sabia que hacer entonces fingí que trabajaba y ella me saludó con una sonrisa muy picarona en su rostro, como si se hubiera dado cuenta de todo. Mi inexperiencia me hizo pensar mil cosas y me preocupaba que ella pensara que ya haya subido al techo solo para espiarla, cosa que en un primer momento no era cierta.

Pero para mi asombro, me empecé a dar cuenta que Fabi se desprendía el corpiño de su malla, como para hacer topless, por lo que no dude en girar la cabeza para volver a verla. Ella sin siquiera inmutarse por mi presencia, recorrió sus pechos, que ya dejaba ver unos pezones pequeñitos y como para comérselos, se pasó bronceador apretando esas tetas con mucha fuerza como para que yo lo notara (estoy seguro de ello), se paró y casi como si se hubiera aburrido de mi, se puso boca abajo y tomó sol de espaldas. Aunque su culo era espectacular, todo mojadito y con la tanguita metida hasta el fondo, yo no podía dejar de pensar en que esta mujer estaba esperando que yo cruce el muro y le haga el amor allí mismo. Sin embargo yo era tan tonto que baje del techo, fui a casa y me masturbe como loco pensando en ella. Yo creía que esto era todo, que de aqui en mas, de vez en cuando yo subiría al techo, la vería, me masturbaría y quien sabe algún día vería sus pechos otra vez.

Sin embargo, esa misma noche, yo estaba solo en casa cuando Lore, la hermana mayor, vino a pedirme si podía cambiarle la rueda al auto porque estaba pinchada. Obviamente no dudé pero mi miedo de ver a Fabi después de lo que había pasado a la tarde era terrible, no sabía si me diría algo o si simplemente lo dejaríamos así, lo cual iba a hacer yo. Cambié la rueda, algo muy común para mi, porque me encanta la mecánica, (cosa que las chicas sabían) sin ver en ningún momento a Fabi, por lo que deduje había salido y cuando volvía a casa Lore me dijo que no me dejaría ir sin pagarme el favor. Sin dudas en mi mente la idea de cobrarme (como todos piensan) pasaba una y otra vez, pero lógicamente nunca diría una cosa así, por lo que le hice un chiste sobre que me lo cobraría pidiéndole algún día un poco de azúcar (ven lo ingenuo que era).

Lore se acercó a mi, apretó sus pechos contra mi cuerpo mirándome fijamente a los ojos y me dijo que tenía una cervecita bien fría en la heladera para por lo menos sacarme la sed por mi trabajo. Acepté, volvimos a entrar a la casa, trajo una cerveza helada, como si la tuviera preparada, y la tomamos en segundos. Allí trajo otra y otra y otra, y al darme cuenta ya estabamos hablando de nuestras experiencias sexuales, materia que tenía muy presente aparentemente porque tenía miles de historias. Yo relataba las noches y noches que cogía con mi novia solamente.

En un momento empezó a acariciarme la entrepierna como si nada, seguía hablando de otra cosa y me pasaba la mano una y otra vez. Yo estaba que explotaba, ella seguía relatándome como se la chupaba a su ex novio mientras me desabrochaba el pantalón, me bajaba el cierre y empezaba a masturbarme. No sabía que hacer, ella lo tomaba como si no estuviera haciendo eso, seguía con sus historias y me hacía una paja que me moría.

De pronto se paró y mientras me preguntaba si traía otra cerveza, se levantó la pollerita, bajó su bombachita, tenía un culo espectacular, era grande pero firme y su conchita estaba toda depilada, yo no decía una palabra, ella agarró mi pene, que estaba que reventaba de erecto, se sentó encima mío y lo metió en su conchita humeda pero muy calentita e increíblemente estrecha, era como si fuera la concha de una niñita, tal vez era porque mi pene estaba tan duro como nunca creí que pudiera estar.

Mirándome a los ojos me decía cogeme, cogeme!!! mientras saltaba encima mío, yo no podía mas, me dijo pedime lo que quieras, te voy a dar todo, yo estaba tan a gusto que no me animaba a echar a perder ese momento haciendo alguna petición estupida, por lo que no dije nada. Ella insistió, dale que querés??, y añadió mi culo, una chupada, mi hermana, EHH?, no podía creerlo, me estaba ofreciendo a su hermana, yo la mire sorprendido, mientras ella seguía saltando arriba mío, y me volvió a decir: si, mi hermana, la que espías desde tu casa, la queres acá?.

En ese momento paro de saltarme mientras sentí como acababa, me clavó las uñas en la espalda y me puso un pezón en la boca para que se lo chupe. Yo no acabé pensando en lo que me dijo, ella saco mi pene aún erecto de su vagina, se paró y tomó una mano detrás de una puerta, era Fabi, que estuvo todo el tiempo en su pieza con una camarita filmando todo. Lore le dió un beso en la boca a su hermana, metiéndole la lengua hsta el fondo y me dijo: ahora le toca a ella, yo seguía tirado en ese sofá con mi pija durísima. Fabi me dijo asi que te gusta espiar, vas a tener que cobrarme el favorcito del topless, se levantó la remerita que tenía puesto (lo único que tenía puesto), me tiró al piso y con sus rodillas sostenía mis brazos mientras me puso la concha en mi boca sosteniendo mis cabellos con sus manos y me decía chupame, chupame que no aguanto!!!,

comencé a meterle la lengua hasta el fondo, ya estaba todo mojadita por lo que deduje que se estuvo masturbando desde su pieza. De repente soltó mis cabellos y puso sus manos en sus pechos mientras yo se la chupaba, los apretaba mas fuerte que esa tarde cuando tomaba sol, metió un dedo en su boca y lo llevó hacia su culito, metiéndolo y sacándolo. De golpe sentí que me la chupaban, era Lore que ya estaba lista para seguir, y empezó a divertirse con mi pene, pasaba su lengua como si fuera un helado que se disfruta un día de mucho calor. Yo no aguantaba mas, y ya jugado con esta situación por fin di un paso adelante yo. Saque a Fabi de arriba mío, agarré la cabeza de Lore que aún la chupaba, y las puse a ambas de espaldas. Les dije que apoyaran sus manos en el sofá en posición perrito, ellas se miraron, sonrieron y lo hicieron inmediatemente, de repente tenía estos dos culitos espectaculares enfrente mío, pidiendo ser el primero sentir mi pija adentro, las dos me decían a mi, dale a mi, yo los observé un rato y apoyé mi pija un rato en cada cola como probando con cual me quedaría, cuando se la apoyé a Fabi era como si un deseo oculto de toda mi vida apareciera, en ese momento era mágico, quería metérsela mas que nada en el mundo, ella sintió mi pija y gimió de manera que parecía que le hubiera pasado lo mismo que a mi, agarré mi pene que ya estaba con algunas gotas porque había eyaculado un poco en la boca de Lore sin llegar al orgasmo, metí un dedo en su culo para ir agrandando el agujero y de golpe le metí la cabeza lentamente mientras con una mano le metía un dedo en el culo a Lore que tenía un agujero mucho mas grande que el de Fabi, por un momento mantuve la puntita adentro y cuando Fabi me dijo dale, dale de un golpe se la metí hasta el fondo, sentí como su culito apretaba mi pija y Fabi pegó un grito mezcla de placer con dolor que me excitó aún mas, empecé a metérsela hasta el fondo ella gritaba y clavaba sus uñas en el sofá, pero se notaba que lo disfrutaba, yo seguía con todo hasta sentir sus nalgas golpear con mi huevos, saqué mis dedos que ya eran dos del culo de Lore y me dedique exclusivamente a Fabi, apretaba sus tetas y ella gritaba hasta que no aguante mas y me vine como nunca en mi vida, sentí como mi leche le entraba en su culito cuando rapidamente ella me empujó para que esto no pase, sentí como si me estiraran el pene porque salió rapidamente de su culo pero como yo estaba en lo mejor no me dolió mucho sin embargo quería acabarle en ese culo pero ahí me di cuenta de lo que ella quería, en un segundo dejó de estar su culo en mi pija para sentir su boca chupando todo mi semen, se arrodilló chupo lo último de mi acabada con un placer con el que jamas nadie me la había chupado, y se metió los dedos en la concha mientras su suspiro dejó muestras de la acabada que había tenido ella también.

Dejé un rato mi pija acabada en su boca, ella cerro los ojos, Lore nos acariciaba a ambos y nos quedamos asi unos segundos que parecieron horas. Era el mejor sexo que jamas había tenido en mi vida y recién allí me di cuenta lo que era realmente el sexo, sin preguntas, excusas, ni amor, solo sexo… Al irme ese día las chicas me dijeron que esto lo habín planeado hacía mucho tiempo porque veían mi timidez y las excitaba el poder enseñarme cosas (y como lo hicieron). Esa orgía con las hermanas no la volví a repetir pero desde hace 15 días a la fecha, cuando tengo ganas de echarme un buen polvo, solo cruzo el muro y alguna de mis vecinas siempre esta dispuesta. Eso si, nunca menos de 2 horas porque siempre quieren sexo super completo: oral, vaginal, anal, etc. etc.

etc….Así que debo ir bastante pasado en copas y bien descansado. Bueno, esta es mi historia, un poco larga lo sé pero era necesario detallar algunas cosas. Si les gustó me gustaría contactarme con ustedes para escuchar comentarios, mi mail es [email protected]. Gracias.

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