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La novia de mi sobrino (3° parte)

Llegó el viernes y tal como habíamos quedado pasé con mi coche a buscar a Sofía. Toqué bocina un par de veces y apareció ella, enfundada otra vez en esa maravillosa minifalda de jean y con una remerita tipo top color pastel que contrastaba magníficamente con el color bronceado de su piel.
Subió de un salto y me regaló un rápido beso en los labios, ella intuía y se adelantaba a lo que los dos estábamos convencidos que iba a suceder.

Salimos a la ruta y comenzó a preparar el mate, luego de lo cual se sentó “chinito” juntando sus pies y abriendo las piernas como siempre lo hacía … la blancura de su bombacha, marcando el pliegue de su rajita, era perfecta: no habían pasado ni 5 minutos que había subido al auto y ya mi pija estaba como un garrote.
Apostando a ganador posé mi mano derecha sobre el interior de sus muslos … ella suspiró.
Mientras transcurría nuestra charla iba acariciando todo el largo de su pierna, hasta que nos detuvimos en una estación de servicio a completar agua para seguir el mate… cuando bajó, al darme la espalda, se levantó la pollera dejándome ver su culo y giró riendo … teníamos algunos moteles de camino pero detenerme nos haría llegar tarde al evento.
Subió al auto y después de acomodar el termo se acercó a mi boca y la besó.
” … acordate que el baño no se negocia …” me dijo en voz baja y sensual.
” … estaba pensando en bañarnos juntos …” le dije y ella rió.
Tomó mi mano y la llevó directo a su entrepierna … pude notar que estaba mojada.
Tiró la cabeza hacia atrás y me pidió que apurásemos el viaje que no íbamos a llegar a horario.

La mañana transcurrió bastante movida, Sofía cada vez que podía y que nadie miraba, se acercaba y nos besábamos … yo aprovechaba a tocar todo su cuerpo que estaba pegado al uniforme de promoción.
Al mediodía pasamos por un comedor y almorzamos algo rápido para ir después directo al hotel a dejar los bolsos.
Entramos y Sofía se tiró en la cama, yo me puse a desempacar y ordenar papeles.
Levanté la vista y la pendeja venía caminando descalza (algo que me calienta en demasía) con la parte superior del catsuit baja hasta la cintura…
Allí se me presentaban esas tetas adolescentes, duras, en punta … con esos pezones apenas visibles de un rosado pálido…
Cuando estuvo a mi lado la tomé de la cintura empujándola hacia mí…tomé un pecho con mi mano y lo acaricié … puse mi lengua sobre el pezón y haciendo círculos en él cada tanto lo mordía.
Sofia revolvía mi cabello con sus manos …
” … a la noche tío … a la noche por favor … ahora no, ya es hora de irnos …”
Para mis adentros la maldecía ” … para qué puta viene en bolas si me va a cortar el chorro así !!!???? ..” pensaba.
Subí en uniforme acomodándoselo, la besé en la boca y sin demostrarle mi enojo, le dije que terminara de vestirse y nos íbamos.
Demás está decir que no se me pasaron nunca las horas de espera, pero al final tuve mi recompensa.

Compramos unas hamburguesas, latas de cerveza y nos fuimos al hotel.
En la habitación fuimos derecho a la ducha, a los besos … bajé por completo su uniforme y quedó expuesta frente a mí: era hermosa, una pintura … ella jugando a ser una nenita llevó un dedo a su boca y lo hacía subir y bajar por el labio inferior, mordiéndolo cada tanto.
Yo, también desnudo, con mi pancita “cuarentona” y mi pija apuntando al techo disfrutaba de cada segundo, quien sabe si alguna otra vez se me daría estar con un manjar como Sofia.
Entramos a la ducha y comenzó a pajearme mientras me besaba … levanté un poco una de sus piernas y girándola hacia la pared la penetré … el sonido de su gemido cuando mi verga entró e hizo tope lo llevo grabado en mis oídos.
Apoyada con sus manos en la pared, empinaba el culito haciendo que mis movimientos no encontraran resistencia alguna, entrando y saliendo ritmicamente …
” … cogeme papi, cogeme …” susurraba entre gemidos
La calentura no jugaba a mi favor por lo que en unos diez minutos ya estaba listo para descargar, afortunadamente ella había acabado enseguida también.
” … dónde querés la lechita Sofi ? … le pregunté
” … toda adentro … no desperdicies nada tío …”
Ese “tío” me ponía la piel de gallina. La agarré fuerte de la cintura y aceleré mi embestida llenándola a los pocos segundos … quedamos fundidos un rato largo mientras el agua de la ducha nos empapaba.
Nos secamos y desnudos como estábamos nos pusimos a comer las hamburguesas y tomar cerveza.

Con el aire acondicionado prendido a full me recosté, pudiendo desde esas posición verla en todo su esplendor.
Vino caminando lentamente hacia mí y gateando desde el borde de la cama hasta mi pecho comenzó a pasarme la lengua por todo el cuerpo … estiré mis brazos agarrándome de los barrotes del respaldo de la cama y cerrando los ojos la dejé que trabajara … me dediqué a gozar.
Sofí, luego de un largo rato de jugar con su lengua, me montó … puso sus brazos extendidos sobre mi pecho y comenzó a subir y bajar lentamente …
Movía su cadera haciendo que mi pija quedase casi afuera por completo para bajar de golpe y ensartársela hasta los huevos, yo acompañaba ese movimiento con mis manos en su cintura.
Después se dio vueltas (girando sin sacarse la pija de adentro) y me brindó el maravilloso paisaje de ver su culo a 40 centimetros de distancia.
” … quiero esa cola …” dije rasguñando su espalda con mis dedos.
Giró su cabeza y mordiéndose el labio dijo: ” … nunca garché con alguien que fuese tan directo …? y reímos los dos.
Se levantó despacio inclinándose hacia adelante y quedando en 4 patas… me acomodé y ella – antes – quiso pasarle la lengua para lubricar mi pija.
Con su mano izquierda guió la punta de mi cabeza hacia su agujerito, la calzó y después me tomó del muslo, empujando despacio hasta hacerla desaparecer dentro suyo.
Me puse sobre su espalda y la abracé rodeando su estómago… luego de un rato comenzó a mover ella su cadera hasta hacer que me vacíe en su culo.
Esperé unos minutos y saqué mi pija de su escondite, produciendo un volcán de leche que salía por el dilatado agujero.
Nos fuimos a dar otra ducha y dormimos hasta el otro día.

Los dos días subsiguientes fueron de puro sexo … probó mi leche y adquirimos como costumbre que antes de dormirnos su culo sería quien recibiera la ración diaria.

Después del evento en Esperanza visité a Sofía en su casa al menos una vez a la semana por un año aproximadamente, fueron de mis días más felices … ella devolvía años a lo que decía mi documento, pero eran muchos años de diferencia y esto nos fue alejando.
Sofia quedó en mis retinas y en mi mente como una hembra infernal con cara de nenita y la que nunca pidió ni exigió nada más que pasarla bien, sin complicaciones.
A veces espero escuchar a mis espaldas esa voz diciéndome “hola tío …”.

En plena cuarentena conocí íntimamente a mi mamá.

Mi casa tenía un quincho en el fondo el cual se fue transformando con el tiempo en una habitación con baño y sala de estar, se usaba más que nada para las visitas y mientras fuí creciendo íbamos teniendo cada vez menos visitantes.
 
Con el tiempo ese lugar fue cerrado y abandonado entonces ya de adolescente decidí buscar y quedarme con la llave, alguno de los dos (mis viejos) la tendría, busque en toda la casa y no la encontré el único lugar que me quedaba era la cartera de mamá ya que hurgar en los bolsillos de mi viejo era más que imposible.
 
Así que decidido en tener esa llave comencé a espiar a mamá, la idea era esperar a que se bañe para revisar su cartera.
 
Tardé en tener éxito porque siempre se duchaba en la mañana temprano o tarde en la noche y siempre estaba la familia.
 
Un día que empecé a sentirme abatido provoqué un accidente, tropecé con ella a propósito y le ensucié la ropa.
 
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Su llavero tenía la llave original y la copia, obvio que me quedé con una.
 
Con el tiempo fui recuperando el lugar; yo no sabía que ella lo usaba de vez en cuando, cada vez que ordenaba el lugar podía darme cuenta de que no era el único que aprovechaba el sitio.
 
Dejé el lugar impecable, la habitación la ambienté a mi gusto como si fuera mi habitación era mi lugar para estar solo o para escuchar música, jugar o hacerme la paja.
 
A sabiendas de que alguien compartía el lugar puse un móvil en la puerta cosa de escuchar ruidos si alguien entra, también una camarita mirando a la cama y otra en el baño.
 
No fue una gran sorpresa averiguar que era mamá con quién compartía la casita y la cama.
 
Lo que sí fue una sorpresa es que ella usaba el lugar por lo mismo para estar sola, leer, mensajear, ver porno y masturbarse, no lo ví detenidamente era como violar su privacidad, pero si lo descargué en la compu, gran error fue ese ya que teniéndolo a mano tarde o temprano lo iba a curiosear.
 
El segundo día encontré en la encimera del baño su tanga empapada y hecha un bollo, así que desesperado descargué los vídeos del día, la curiosidad pudo más que el respeto a su privacidad.
 
Ella aparecía entrando al lugar, frente a la cama se desnudó a toda velocidad se dejó la tanga, se acostó y viendo porno en su celular se empezó a tocar las tetas en cuanto se le fue subiendo la temperatura se sacó la tanga se secó la concha y se la pasó por la cara antes de metérsela en la boca.
 
Se cogió con toda la mano, la tanga en la boca era para silenciarse, la toma era perfecta todo lo hacía frente a la cámara se metía los dedos y también su consolador.
 
Duró casi 20 minutos y regó toda la cama, se sacó la tanga y secó su transpiración y sus jugos hizo un bollo y lo dejó en el baño; yo salí corriendo a esa cama con su tanga en la mano, toqué y sí, estaba mojado aspiré su olor y restregue el rostro en los jugos de mamá e inicié una paja frenética acabando en el mismo lugar que ella.
 
Después de eso le dí play al primer video, en él mamá entra, recorre el lugar vé como todo está limpio y arreglado.
 
Continúa hacia la habitación recorre ambos lados de la cama presiona sus manos como comprobando que el colchón sea bueno, acomoda todas las almohadas en la cabecera se levanta la pollera sube una rodilla a la cama y se masturba de una vez.
 
Buscando su comodidad se sube a mi lecho masturbatorio con la espalda en las almohadas tocándose las tetas, con la calentura a tope manotea una almohada y la lleva a su entrepierna y se empieza a cojer a la almohada, a todo esto yo estaba mirando el vídeo con una mano que me pajeaba y la otra que acariciaba y mezclaba mi leche con sus jugos. 
 
En eso veo que ella para lo que está haciendo y se centra en la cámara, “por Dios, me descubrió” pensé yo.
 
Se sonríe, se chupa los dedos, saca la almohada de su concha, busca acomodarse y para suerte mía quedó en una inmejorable posición.

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