relatos eroticos

Recuerdo ese cumpleaños no sólo por tener la mayoría de edad, sino porque se abrió en casa la puerta al sexo con papá, mamá y mi hermana Carla, hermana desde hace unos años, porque antes era Carlo…la zorra está más buena que yo, tiene unos pechos redondos fabulosos, un culo para comérselo y encima una polla que, por fin, he podido chupar y disfrutar dentro de mi. Ese día fue una locura porque hasta papá se la chupó, hicieron un 69, con Carla debajo claro, papá no está acostumbrado, era la primera vez que chupaba un pene y…me pierdo jo, son tantas cosas!!, bueno, éso, que hicieron un 69 y papá se corrió dentro de Carla, en la boca, vi como a ella le subía y bajaba la nuez al tragar el semen de papá…UAUUU!! fue brutal!!!, yo intentaba comerle el culo y las pelotas a papá…lo intentaba porque no se estaba quieto, jaja…y mamá desnuda lo grababa todo, primeros planos de papá follándose a lo bruto la boca de su hija, chupándosela e intentando que le cupiera lo más posible en su boca, a mi con la cara sepultada entre las nalgas de papá….Como papá se corrió relativamente pronto y, después de convencerle, lo que no fue fácil, dejó que Carla le diera por el culo. Mamá y yo se lo comimos, dilatamos, ensalivamos y preparamos para que no le doliera. Se lo folló con condón claro y fue la leche ver esa imagen, lo siguiente fue poner a papá de rodillas, quitarse el condón y follarle la boca hasta correrse por toda su cara, SALVAJE!!!! Mamá y yo se la limpiamos absorbiendo la lefa y…vosotros pensaréis, estos dos cabrones se lo pasan en grande pero, Y NOSOTRAS?!! bueno, papá y Carla nos hicieron una fabulosa comida de coño y culo mientras sus pollas se ponían duras de nuevo. Por supuesto papá quería follarme, y Carla, así que ella me dió por el culo mientras papá me jodía el coño. Mamá se puso a cuatro patas sobre nuestras cabezas y en venganza por no follarla a ella primero se orinó encima nuestro…fue delicioso!!!!!!!!!!!Tengo que aclarar que mamá y yo habíamos vaciado con los sobres de preparar colonoscopia para que nos follaran el culo sin problemas. Así que Carla sólo utilizó un lubricante y me la metió tal cual, sentí en mis intestinos el semen cuando se corrió….puuuf genial. Papá usó condón claro, pero yo quería probar su leche, así que me metí el condón en la boca y lo mastiqué como un chicle…mmm….es asqueroso, no lo recomiendo. Carla y papá ya no estaban para más, así que mamá se colocó un arnés y cogiéndome por detrás se puso a follarme a lo bruto, no sé cuántas veces se corrió, me la sacaba del coño y la metía en el culo y vuelta a empezar. Al final cayó sobre mi cuerpo, sudando a tope y acabó orinándose de nuevo. Debo confesar que éso me gustaba, y en otra historia os contaré cómo acabé lamiendo un cilindro suyo de caca…me va, no lo puedo remediar, me siento tan puta, guarra y asquerosa que me corro sólo de pensarlo. Ha habido veces que yo misma me he orinado en la cama para dormir sobre el pis…me pone mucho. Este vicio se hizo público en casa, y una vez, cuando bajé a desayunar, uno tras otro me orinaron en el cuerpo y en mi desayuno, se habían aguantado las ganas de mear cuando te levantas, así que fueron unas buenas meadas; obviamente, detrás de ello me hacían chupársela o me levantaban y me follaban. Y encima mamá me echó la culpa de ensuciar el suelo y me puso de rodillas a lamer el pis suyo, de Carla y de papá del suelo…mientras ella se metía un consolador…o me follaba con el arnés y me comía la boca para saborear ella el pis. Ese día me llevó al cuarto de baño y me obligó a limpiarle el culo después de hacer caca…me corrí.

Me llamo Juan Carlos, tengo 37 años, estoy divorciado desde hace dos años y vivo solo desde entonces en la casa en la que nací, heredada a la muerte de mis padres. Es un primer piso de un edificio de ocho plantas, lo que me proporciona el acceso a la terraza del patio comunitario. Esto tiene ventajas e inconvenientes. Entre las ventajas, que dispongo de espacio extra para mis trastos y para las macetas y plantas que mis padres cuidaron con mimo durante años. En contra, que tengo que recoger todas los objetos que se les caen a los vecinos. Así ha sido durante años y no es que me moleste, pues me limito a dejar las cosas recuperadas en una caja que la comunidad puso al efecto para que el propietario las recupere. En ocasiones me encuentro alguna tarjeta de agradecimiento en el buzón o, de forma excepcional, mi vecina de arriba me baja croquetas o un bizcocho para darme las gracias.
Aunque nací en la casa y ahora llevo un par de años habitándola, la verdad es que apenas conozco a los vecinos, si exceptuamos a mi vecino de rellano, a la vecina de las croquetas, y a doña Carmen, que vive en el 4º B desde siempre. El resto me son desconocidos, y solo conozco de ellos las prendas que caen a mi terraza, por lo que deduzco que en uno de los pisos vive un hombre del que recogí un mono de trabajo en una ocasión y que en otro debe haber niños por unas sábanas de Disney, pero no conozco a ninguno en persona. Así que el día que apareció un tanga cogido de una pinza me sorprendí, pero me limité a dejarlo en el cajón y no pensé más en ello hasta que el día siguiente encontré una tarjeta en el buzón con un “gracias” escrito con mayúsculas y un corazoncito dibujado que me hizo sacar una sonrisa.
Me picó la curiosidad y salí a la terraza a ver si podía observar algo de los pisos superiores, pero ninguna prenda colgaba de ningún tendedor y me quedé con las ganas de saber más.
A los pocos días apareció un jersey femenino y, tras devolverlo al cajón, una nueva tarjeta con un “gracias, guapo” y el consiguiente corazón apareció en mi buzón.
¿”Gracias, guapo”? ¿Qué significaba eso? ¿Me conocía? Me asomé de nuevo pero no había nada que ver, así que me metí en casa hasta que escuché que algo caía a la terraza. En el suelo había un tanga de encaje negro con una nota manuscrita que decía “súbemelo al 4º B, guapo”. ¿Al 4º B? ¿Doña Carmen? Pero si es de la edad de mi abuela. Lo metí directamente en su buzón y me dispuse a olvidar que una anciana estaba intentando ligar conmigo.
Al día siguiente, mientras regaba las macetas de la terraza cayó una prenda a mis pies. Alcé la vista pensando que el propietario de la misma estaría asomado pero no había nadie. Extrañado, recogí del suelo lo que pronto descubrí que era un conjunto de braga y sujetador de encaje negro sujeto por pinzas y con un papel entre las dos prendas. Me metí en la cocina y abrí las pinzas para descubrir una foto Polaroid de una chica a la que no se le veía el rostro vistiendo el conjunto que ahora estaba sobre la mesa. Al tomar las prendas para compararla con la foto noté que el tanga estaba húmedo en su interior: ¡me lo había tirado recién usado! Escrito detrás de la foto estaba de nuevo la frase “súbelo al 4º B, guapo”. Estaba alucinado con la insistencia de la vecina y volví a mirar la foto, fijándome en un tatuaje del brazo de la chica que me resultó muy familiar. Estaba seguro de que lo había visto antes, pero no podía recordar a quién pertenecía. Con toda seguridad, a doña Carmen, no, ja, ja, ja…
Ahora, la invitación no podía ser más explícita, así que tomé las prendas y me dirigí al 4º B. Estaba nervioso e intrigado por saber quién me esperaba al otro lado de la puerta. Llamé al timbre y cerré los ojos a la espera de quien fuera que abriese. Oí pasos y retrocedí. Se abrió la puerta y escuché “hola, guapo”. Abrí los ojos y me llevé la sorpresa de mi vida: ante mí estaba Ángela, la dependienta de la frutería en la que hacía la compra semanal y a la que conocía desde niña.
—¡Ángela! ¿Qué haces aquí? ¿Y doña Carmen?
—Hola, guapo, repitió, y al oírla me vino a la mente que era el saludo que siempre cruzábamos en la tienda: ella decía “hola, guapo” y yo respondía “hola, princesa”. Así era desde que ella tenía 16 años y empezó a trabajar con su madre. Ahora rondaría los 24 y, a juzgar por la foto que me había mandado, estaba hecha un bombón.
—Hola, princesa. Le devolví el saludo y la contemplé, sorprendido. —¿Y doña Carmen?, insistí.
—En el pueblo, con mi madre.
—¿Con tu madre? ¿Qué hace con tu madre?
—Ja, ja, ja… Es que no lo sabes, ja, ja, ja… Doña Carmen es mi abuela, ja, ja, ja…
Su risa era encantadora y la contemplé desde el quicio, embobado. Mi mente estaba bloqueada. No había imaginado que la niñita que correteaba por la frutería fuese la nieta de mi vecina. Nunca la había visto por el edificio ni a doña Carmen por la tienda, así que no asocié que pudieran ser familia.
Ángela se quedó mirando las prendas que llevaba en la mano y, riéndose, me dijo:
—Por fin te has decidido a devolverme mis cosas, ¿eh?
Yo no reaccionaba aún, y estiró la mano para cogerme del brazo y hacerme entrar en el piso.
El tatuaje… Cómo no había recordado el tatuaje, si incluso me había pedido consejo antes de hacérselo, representando un ave fénix renaciendo del fuego, homenajeando así su recuperación de un cáncer un par de años atrás.
—¿Sorprendido?
—Pues claro. Por todo: por que vivas aquí; por que seas la nieta de doña Carmen; por tu atrevimiento…
—Ja, ja, ja… Pensé que con el primer mensaje te darías cuenta de quién era, pero ya vi que no, así que tuve que provocarte un poquito, ja, ja, ja…
—¿Y por qué tenias que provocarme?
—Ay, qué tonto eres… ¿Cuántos años hace que me conoces, que me ves en la tienda de mi madre? ¿20? Pues esos son los que llevo enamorada de ti.
—Pero si eras una niña…
—Bueno, a lo mejor exagero un poco, pero desde la primera vez que me dijiste “princesa” he pensado en ti como el hombre de mis sueños. No sabes cómo sufrí tu noviazgo y tu boda y que desaparecieses de mi vida. Por eso, cuando volviste tras el divorcio y la muerte de tus padres, sentí renacer las ganas de vivir y fuiste mi gran ilusión para superar la enfermedad. Tú me regalaste aquella peluca de payaso cuando se me cayó el pelo y me aconsejaste mi único tatuaje. Tatuaje que me hice pensando en ti, mira…
Acercó su brazo a mí y observé un detalle que se me había pasado por alto las docenas de veces que se lo había visto: medio oculto entre las plumas llameantes se leía un nombre: Juan Carlos. No lo podía creer, Ángela estaba enamorada de mí y no me había dado cuenta en todos esos años. Estaba estupefacto.
—¿Me perdonas el atrevimiento?, habló, clavando la mirada en el suelo.
—Sí no hay nada que perdonar, Ángela. Es que me has pillado por sorpresa y no sé qué decir.
—Pues no sé, podías decir que también estás enamorado de mí, ja, ja, ja… No, en serio, siempre te he amado y he tenido la esperanza de ser correspondida, y tenerte cerca todos los días me ha dado fuerzas para seguir adelante con la vida.
—¿Sabes que te llevo más de diez años?
—¿Y qué? Cuando tenía 16 años sí lo veía exagerado, pero ahora no soy una cría y no veo esa diferencia entre nosotros.
Conforme hablaba, Ángela había tomado mi mano con las suyas y había acercado su rostro a escasos centímetros del mío. Cuando quise hablar, sus labios se posaron en los míos suavemente y un escalofrío recorrió mi espalda. Devolví la caricia a su boca y enseguida nos enzarzamos en un beso húmedo y sensual que acabó cuando Ángela me hizo levantar y, cogiéndome de la mano, me llevó al dormitorio. De pie continuamos los besos al tiempo que Ángela desabotonaba mi camisa y mis pantalones, que en escasos segundos estaban esparcidos por el suelo. Su mano acariciaba mi paquete sobre el bóxer que aún vestía haciendo crecer mi pene ya excitado. Sus ropas siguieron el camino de las mías y pude contemplar su espléndido cuerpo ceñido por un sujetador con un dibujo infantil y un minitanga que solo tapaba el monte de Venus y se introducía entre los cachetes de su primoroso culo. La aparté para contemplarla y aprovechó para dejar sus pechos al aire, acariciándose los pezones que mostraban ya su excitación. Dirigí mis manos a ellos y pude comprobar su dureza y la firmeza de sus senos veinteañeros mientras su mano extraía mi polla de su prisión e iniciaba una suave paja.
De un ligero empujón me hizo tumbar en la cama y se situó encima de mi pecho, arrastrando su coño todavía protegido por el tanga por todo mi cuerpo. La humedad del mismo traspasaba la escasa tela y mojaba mi cuerpo. Valiéndome de mi mayor envergadura la levanté y coloqué su coño en mi boca, y, apartando la empapada tela, procedí a saborear los líquidos que emanaba de la joven vagina. Los gemidos de Ángela eran potentes y continuados, y no tardó en alcanzar su orgasmo, llenándome la boca de su fluido dulzón que ella misma probó directamente de mis labios.
Permaneció tumbada unos momentos encima de mí mientras acariciaba mi excitada verga. Enseguida se deslizó y la tomó en su boca, masajeando el glande con su húmeda lengua al tiempo que su mano acariciaba mis huevos. Mi excitación era máxima y le pedí que parase para prolongar el juego amoroso. Aprovechó para despojarse del tanga y volvió a tumbarse encima de mí, frotando sus duros pezones contra mi pecho y haciéndolos llegar hasta mi boca, que los acogía alternativamente mordisqueándolos hasta hacerla gemir de placer.
Con un rápido movimiento situó mi pene en la entrada de su vagina y la hizo deslizarse en su lubricado interior, dando inicio a un suave vaivén para dar tiempo a acoplar ambos órganos. Se erguía ante mí majestuosa. Sus ojos cerrados y la boca entreabierta denotaban el placer que experimentaba al ser atravesada por mi verga. Los gemidos y suspiros aumentaban al mismo ritmo que mis embestidas. Sus pechos se alzaban poderosos, excitados. Sin sacar mi polla de su interior echó su cuerpo atrás y la posición me permitió acariciar su hinchado clítoris, proporcionándole un nuevo orgasmo que regó mi pene con sus calientes y pegajosos fluidos. La visión extática de mi hermosa vecina me hizo acelerar el ritmo y me dispuse a correrme en su interior ante la imposibilidad de apartarla de encima de mí.
—No te preocupes, córrete dentro, lléname de leche…, suspiraba Ángela.
No aguanté más y unos poderosos chorros de semen inundaron el coño de la joven vecina enamorada. Al sentirlos dentro apretó los músculos de la vagina exprimiendo mi polla y extrayendo hasta la última gota. Luego se tumbó sobre mí y me besó.
—Ha sido maravilloso. Durante años había soñado con este momento y nunca creí pudiera convertirse en realidad.
Nos quedamos abrazados en la cama, esperando recuperarnos para un segundo asalto que sabíamos que se produciría. Y un tercero, y un cuarto…
Ahora, Ángela se ha vuelto un poco descuidada y todos los días se le cae alguna prenda del tendedor, ja, ja, ja…
FIN

Había llegado el verano y una fecha que no podía dejar pasar por alto, el cumple de mi mejor amigo Lorenzo, ese día fui hasta su casa por la tarde, abrió la puerta.
– Hola Laura que sorpresa tu por aquí.
Me dio un beso en la frente como siempre.
– Lorenzo es que olvidaste el día de hoy.
– Claro que no, solo bromeaba contigo, realmente te esperaba desde esta mañana, pasa a la terraza y ponte cómoda.
Seguí detrás de él y en la terraza ocupé un sillón bajo una sombrilla, sin decir nada él entró en la casa y regresó con dos cervezas en la mano.
– Aquí tienes, está bien fría.
Hablamos de muchas cosas y debe haber pasado más de dos horas. El me pidió que le ayudara a preparar una cena para los dos, porque estaba solo por haber roto con su novia hacia 6 meses.
– Lorenzo, que te pasó con esa chica, hacían una linda pareja.
– Solo me quería para pasar el rato y no estaba para nada serio, dijo él algo triste.
– Bueno Lorenzo sabes que somos amigos desde la infancia y tu sabes todo de mi, hoy es un día para que no estés sólo, me quedaré y cenaremos juntos.
Tengo 30 años y el 33 y siempre nos tratamos con mucho cariño y respeto.
Nos fuimos a la cocina y comenzamos a organizar las cosas, al poco rato le note impaciencia.
– Lorenzo que pasa, te sientes mal?.
– No pasa nada Laura es que hace rato quería preguntarte algo.
– Tu dirás, soy toda oídos.
– Laura aún te gusta andar desnuda.
Me quedé en silencio por un momento, realmente no sabia que responder.
– Lorenzo, hace tiempo que no lo hago, mi nuevo trabajo me ocupa todo el tiempo, es que deseas verme desnuda.
– Bueno no lo tomes a mal, solo lo decía para que estés cómoda un rato.
– Tu y yo nos hemos visto desnudos muchas veces Lorenzo así que no veo nada de malo en estar desnudos.
Allí mismo nos desnudamos y sin decir nada el tomó toda mi ropa y la dobló con mucho cariño y la llevó a su cuarto.
Cuando regresó venia algo nervioso porque tenía erección, yo estaba de espalda y no lo había notado.
– Lorenzo que haces, que te tapas, giré la cabeza y vi que tapaba su pene.
– Ahh, es eso, por favor no seas bobo, sabes que he visto tu pene muchas veces y se muy bien como es.
Parece que eso le dio más confianza y así fuimos preparando la cena poco a poco, riéndonos y haciendo chistes de su pene, el me rozaba algunas veces las nalgas y yo aprovechaba para masturbarme la vagina delante de él.
– Laura aún te gusta masturbarte?
– Si Lorenzo, es lo único que hago porque ya sabes que pareja no tengo.
– Bueno Laura la cena está casi lista, toma un baño y te vistes que tu ropa está en mi cama.
– Lorenzo en todo este tiempo no se te ha bajado la erección, mejor vamos y tu también te masturbas.
– No sé, es que tú, ya sabes.
– Que no se hable más, ya está decidido, le dije yo muy tranquilamente.
– Esta bien, pero debemos venir a revisar lo que falta de la cena.
Nos fuimos a la terraza y me dijo:
– Laura cómo lo quieres hacer?.
– Nos sentamos uno frente al otro y lo vamos haciendo.
Así lo hicimos y fuimos calentandonos poco a poco.
Yo sabía el tiempo de el venirse y le dije:
– El primero que se venga le toca fregar los platos.
Nos pusimos de pie y corrimos a la cocina, preparamos todo en la mesa y le dije:
– Quiero decirte algo Lorenzo, se que lo deseas mucho, y no dejaré que pase el día de hoy sin que hagas el amor, le tome la mano y fuimos a la terraza.
Me acomode en el suelo y el encima de mi muy delicadamente, fue bombeando con cuidado y lo hacíamos riéndonos y yo diciéndole como me gustaba, nos vinimos los dos juntos y fuimos a bañarnos.
Cenamos desnudos los dos muy tranquilamente, esa noche me quedé en su casa haciendo el amor hasta el amanecer.
Regresé unos días después a su casa llevando una maleta de ropa conmigo porque me quede a vivir con el por 5 años, siendo marido y mujer.

Me encontraba en una discoteca frecuentada por gente separada y mayoritariamente mayores siendo los de cuarenta los yogurines del lugar.
Solía ir a menudo mayoritariamente los hombres los conocíamos todos y de vez en cuando venía alguna mujer diferente estaba tomando un trago en la barra cuando se acercó uno que conocía de verle por allí.
Este tipo me comenta que ha conocido a una que se le va la olla.
Yo_ y eso qué es lo que le pasa.
Tipo_ la jodida de ella no me dice que busca un tipo que sea sumiso. ….. para complacerla si por lo menos tiene 60 años.
Yo_ ya sabes de todo tiene que haber. ……… y por curiosidad quién es la vieja.
Después de señalarme a la mujer en cuestión estuve el resto de la noche observándola y empezó a rondarme por la cabeza en hablar con ella.
Pero a su vez el tipo que me había comentado sobre ella seguía por allí y no quería quedarme en evidencia.
A la hora del cierre fui tras ella y unos metros después de la salida la aborde y comenté que si la podía acercar a algún sitio.
La mujer me miró de arriba abajo con aire de superioridad una mujer de algo como de un metro setenta y cinco de altura buenas tetas ancha de caderas y buen culazo media melena rubia bien maquillada y calculo que sobre los sesenta años.
Mujer_ cuando dices llevarme a algún sitio qué pretendes.
Yo_ solo eso. …….. y lo que tú quieras. …….. hablar. ….. conocernos un poco. ……….. somos adultos.
Mujer_ no te parezco demasiado mayor para pretender conocerme alguna cosa más.
Yo_ tal vez lo que tú buscas pueda ser yo.
Mujer_ sería muy interesante que tú fueses lo que yo busco. Tengo unos gustos un tanto especiales.
Yo_ mira digamos que juego con ventaja alguien de la discoteca me ha dicho lo que buscas y yo podría encajar soy muy flexible en lo concerniente me atrevería a decir que quitando el dolor y alguna guarrada realmente me gusta todo.
Mujer_ mira nene tengo sesenta y cinco años me acabo de jubilar y desde luego es el momento de disfrutar de la vida a mi manera y tú qué años tienes.
Yo_ cuarenta y dos años separado sin cargas pregunta lo que quieras.
La mujer se paró frente a mí y pegó sus labios contra los míos sintiendo como entraré a su boca y su lengua entró a mi boca haciendo yo lo mismo con la mía el medio de la calle nos dimos un morreo impresionante que a mí me puso la polla muy tiesa.
Mujer_ me llamo Laura tal vez podamos conocernos.
Fuimos hasta el coche y estuvimos hablando hasta que amaneció realmente ella buscaba sexo pero sobre todo dominar aunque yo no era su perfil ya que buscaba un hombre más maduro la convencí por lo versátil que podía ser en la relación que ella buscaba.
Fuimos a desayunar y ya me dejó claro que tendría que ser realmente complaciente con ella.
En la cafetería en la que estuvimos desayunando estaba claro que había gente que había estado pasando la noche de fiesta de todo tipo de edades y algunos que venían de la discoteca en la que habíamos estado ella pedía mi atención con frecuentes besos en la boca y muestras de cariño.
Laura_ eso es lo que quiero que no tengas vergüenza de besar a una vieja y encima que la gente pueda pensar lo que quiera que somos amantes que estás conmigo porque yo te mantengo me da morbo todo ese tipo de cosas.
Si quería llamar la atención no estaba consiguiendo ya que evidentemente parecíamos madre e hijo con la diferencia es que nos estábamos dando el auténtico lote morreándonos sin ningún reparo y Laura dándome trozos de aquel croissant desde su boca.
Después salimos de aquel local ella agarrándome de la cintura y yo de su potente trasero por petición de ella volvimos hasta el coche y me pidió que le acerque hasta su casa yo deseaba aquella mujer en aquel momento pero cuando llegamos a su casa me dijo que allí se acababa nuestra primera cita pasándonos los números de teléfono.
Laura_ imagino que te habría gustado tener algo de sexo conmigo.
Yo_ ya te he dicho desde un principio que mi amor daré a tus deseos.
Laura_ pues algo de eso te vas a llevar. …….
Los ritmos un buen morreo y ella mirando hacia la calle y los balcones se quitó sus bragas la prenda de color crudo de encaje concretamente un tanga que me lo enseñó poniendo delante de mi cara.
Laura_ te gusta mi tanga.
Yo_ claro la lencería de mujer me encanta.
Ella entonces serás fruto por su entrepierna para luego acercándolas a mi boca.
Laura_ bueno nene abre la boquita te vas a llevar un poco de sexo a tu casa.
Aquella mujer besar de la diferencia de edad me ponía muy cachondo y todavía más su interés por dominar.
Enseguida sentí un gusto en mi boca al introducir aquel tanga en ella que a medida que mi saliva impregnaba la prenda iba degustando.
Laura_ creo que lo normal es que las lleves en la boca hasta que llegues a casa para que sabores mis jugos.
Así lo hice las llevé mi boca hasta que llegue a casa y luego una vez en ella las lave ya que mi intención era poder usarlas ponerme las.
Fue el siguiente fin de semana cuando Laura me volví a poner a prueba para mi sorpresa quería que los hubiésemos en la discoteca y evidentemente que bailasemos y pasásemos toda la noche juntos como pareja.
Éramos poco más que la atracción de la discoteca tanto hombres como mujeres de todo tipo de edades nos miraban y a las claras comentaban a mí me daba cierta vergüenza pero a la vez me sentía como envidiado.
Para ella aquello había sido un triunfo y a partir del día siguiente quedamos todos los días en la coloración donde yo vivía compartiendo paseos cafés y besos poniéndome en completa evidencia en la población donde yo vivía.
Laura me pidió una llave de mi casa que yo le di y venía iba cuando quería.
Algunos vecinos pensaban incluso que era mi madre.
La primera noche en mi casa fue también la primera en la que tuvimos sexo.
Después de la cena ella medio un paquete diciéndome que era un regalo.
Abrí aquel paquete con la ilusión de un niño descubriendo en su interior un pene sobre unos 20 centímetros más un arnés y de un grosor bastante considerable.
Mi cara debió ser un poema ya que evidentemente no esperaba aquello.
Laura_ bueno nene qué te parece tu regalo. …… lo estrenamos.
Yo_ sí claro supongo que para eso es.
Laura se quitó el vestido que llevaba quedándose en un tanga que en su parte delantera marcaba un abultado coña mientras sus nalgas lo que marca muchos años sus pechos los liberó de aquel sujetador viendo un buen tamaño algo caídos.
Con mi ayuda le coloque el arnés y se lo ajuste a su cuerpo.
Laura_ bueno nene vamos a darle al tema.
Comencé a chupar aquella polla metermela en la boca todo lo que podía simulando una buena mamada mientras ella me sujetaba de la nuca y movía sus caderas después de colocar un condón sobre aquella verga y lubricar yo mismo miedo me puse de a cuatro y ella sin demasiados miravientos comenzó a clavármela más deprisa y más duro de lo que yo habría querido quejándome y lamentándome mientras que ella enseguida comenzó a meter y sacar aquello gordo consolador de miedo después de 10 minutos en aquella posición me con lo que boca arriba a su petición y ahora viendo su cara y sus pechos balanceándose como vestía con fuerza milla dolorido y dilatado ano.
Cuando ella ya se cansó de todo aquello se retiró.
Laura_ veo que tu culito ha aguantado bien a pesar del tamaño ha sido divertido. Ahora me toca disfrutar a mí.
Ella se quitó el arnés y se tumbó sobre la cara pidiendo mi atención.
Comencé a besar su boca lo más vacíamente posible sintiendo como ella estaba más caliente que lo habitual baje por su cuello hasta llegar a sus voluminosos pechos querrán a misioné y encharqué con mi saliva fui bajando por su vientre sintiendo como se estremecía cuando llegué a sus bragas mi boca las terminó de obedecer todavía más sintiendo como cada vez que mordía su entrepierna ella soltaba sus jadeos.
Fui retirando sus bragas poco a poco hasta encontrarme una buena mata de pelo rizado y caloso fui abriendo me paso con mi lengua hasta encontrar su raja húmeda caliente viscosa y un abultado clítoris que comencé a succionar y mordisquear mientras que ella llegaba a su primer orgasmo con mi lengua sus jugos iban bajando hasta su ano y hasta ahí fui a recogerlos con mi lengua dándole en aquella zona tan íntima como mi lengua y sacando un segundo orgasmo.
Laura_ no me imaginaba que fueses tan cerrada veo que te gusta satisfacer a una dama sigue con esa boquita comiéndome toda la raja.
Así lo hice durante media hora más en la que conseguí una gran cantidad de flujos y dos orgasmos más colocándola de a cuatro y abriendo su gran culazo me dediqué a incrustar mi lengua en su ano así conseguí darle un tercer orgasmo en esa posición y según mis cuentas ya iban cinco después de aquello me pidió que me la follase y yo como chico obediente se la clave de la misma posición en la que estaba de cuatro se la metió en su coñazo entró con su más facilidad estaba completamente mojada y bien abierta así me la follé un buen rato hasta que decidimos cambiar de postura y usa la mesa así podía besar su boca mordiscar sus pechos y amasarlos hasta que otro orgasmo de Laura y suscritos pidiendo que siguiese acelerador mi evidente corrida que sacó pasó con una suya echando todo mi leche dentro de aquel coño mientras besaba y comía sus pechos.
Los dos nos quedamos exhaustos durante unos minutos hasta que mi pene abandonó su vagina y ella habló.
Laura_ bueno creo yo que deberías limpiar todo lo que has manchado.
No tuvo que decir nada más y allí mismo me agaché a recorrer con mi lengua toda aquella sintiendo el seguida el sabor de mi leche mezclado con aquellos jugos que llaman chama incluso las sábanas y donde pase mi lengua desde el orificio de su ano hasta la profundidad de aquel coño le di placer como para otro orgasmo y terminamos durmiendo la noche juntos así fue mi primera ocasión con aquella jubilada.

Antes de nada, me gustaría presentarme. Mi nombre es César. Soy un chico moreno de 1.80m, ojos marrones y guapo. Mi complexión es normal, aunque todavía mantengo un buen cuerpo debido a la cantidad de años que practiqué deporte de montaña y ciclismo. Tengo 31 años. Llevo tiempo leyendo a diario los relatos que se escriben en esta web y bueno… me he decido a escribir, mejor dicho, a relatar varios momentos de mi vida bastantes morboso. Espero que os guste como escribo y dejéis vuestros comentarios/sugerencias. También dejaré mi correo electrónico por si alguien quiere contactar conmigo y contarme o decirme algo que no quiera decir en público. Ni que decir tiene que os podéis masturbar con mis relatos… ¡Qué lo disfrutéis!

Todo comienza una noche de verano de 2015. Yo en aquella época tenía una novia rubia, 1.78m con un cuerpo de escándalo de la cantidad de deporte que hacia debido a que jugaba en un equipo de baloncesto, ojos verdes, unas piernas largas, delgadas y esbeltas que se juntaban en un culo de escándalo y todo ellos rematado por unos pechos con unos pezones pequeños rosados y unas tetas normales muy bien puestas, además era una lujuriosa y le encantaba comerme la polla siempre que podía. Por otro lado, estaba mi exnovia, con la que estuve más de 8 años y era muy guapa, mas bajita, morena, con una sonrisa de escándalo, un culo ancho pero un coño muy prieto, completamente rasurado y siempre húmedo para mí. Las tetas que tenía también eran normales con unos pezones más oscurito y duros. Puestos en contexto vamos al lio.

Con esta última chica me llevaba especialmente bien, aunque ya no fuéramos pareja, nos veíamos, salíamos a cenar con nuestras parejas actuales y todo muy idílico a la vez que raro.

Aquella noche ella estaba sola, su novio había salido a cenar con unos amigos y mi pareja estaba fuera del país haciendo un viaje con sus amigas. Hablamos y quedamos en salir a cenar y tomar algo tranquilamente. Fuimos a un restaurante en el que años atrás frecuentábamos bastante y nunca habíamos vuelto.

Ella se presentó, gracias al calor sofocante de verano, con un sutil ajustado vestido a media pierna blanco de flores en el que su escote se marcaba bastante (nadie diría que salía con un ex a cenar… jajaja) yo en cambio vestía unos chinos beige y una camiseta blanca, sport pero arreglado. Estuvimos hablando, contándonos todas esas cosas que no podíamos contar a nuestras parejas y sobre todo ni tocamos ningún tema sexual. Acabamos la cena, nos tomamos una copa cada uno y nos íbamos a casa. Por supuesto yo durante toda la cena estuve fantaseando follarmela como lo hacía años atrás, volver a comerme ese coño que tantas veces me volvió loco y acabar corriéndome en su boca. Mi polla estaba muy dura.

A la hora de montarnos en el coche me dijo que no quería irse a casa, que no quería estar suela por lo que yo educadamente le dije que si le apetecía tomarnos la última en mi casa o ver una película. Aceptó.

Llegamos a mi casa, nos descalzamos y fuimos al salón. Yo mientras ella se ponía cómoda, me fui a poner una película y a por 2 copas. Cuando volví al salón estaba tumbada en todo el sofá:

¿Estás a gusto?

Claro… jajaja (respondía ella)

Venga anda enderézate y déjame hueco.

Vaaaleeee…

Unos minutos después estaba tumbada de lado, con su cabeza sobre mis piernas. Yo no me había pispado, por culpa de la película, pero cuando miré a mi izquierda vi ese culo, apretado a ese vestido de flores que se había subido y dejabas las piernas al aire por completo. Me decidí a acariciar esa parte del cuerpo que hace curva por encima de sus caderas con caricias largas y cada vez bajando más y más hasta el lateral de sus muslos. Mientras tanto poco a poco mi polla iba creciendo y poniéndose dura. Yo cada vez más nerviosa ya que ella tenía la apoyaba en esa zona, sobre mi pene erecto.

Creo que se dio cuenta y me empezó acariciar el vientre. Tras unos minutos de una fuerte erección y sin ser consciente había empezado a acariciar su culo y ella no había dicho nada por lo que conla otra mano derecha empezar a tocar su pelo mientras le apretaba sutilmente la cabeza contra mi dura polla.

Ella pilló el gesto y se cambió de posición para ponerse bocarriba por lo que yo tuve que empezar acariciar su vientre y ella fue bajando la mano poco a poco por debajo del pantalón hasta que se topó con mi glande húmedo bajo el calzoncillo con unos de sus dedos. A los dos minutos se cansó de tocar con el dedo y pasó a desabrocharme el botó y empezó a manosearme la polla por encima del pantalón. Yo ya estaba también apretando sus tetas y pellizcando sus pezones.

Sin mediar palabra, sin pensar en su novio o en mi novia, se dio la vuelta, se puso de cara a mi polla y me aparto el calzoncillo para meterse toda entera mi polla en su boca. Le cogí la cabeza y se la apreté fuerte contra mi polla para que entrada toda hasta que le produjo una pequeña arcada y la saco llena de babas, maximizando mi orgasmo hasta un placer máximo, encendiendo en mi algo que hacia mucho que no se encendida. Me dio un beso con lengua infinito, sabia a sus babas a mi polla. Volvió a escupir sobre mí y siguió haciéndome una mamada.

Yo mientras tanto le subí el vestido hasta la cintura, para mi sorpresa no llevaba nada. Joder como me puso y empecé hacerle un dedo. Estaba húmedo, rasurado, bien prieto, lo echaba de menos. Yo estaba muy cachondo, le saqué la polla de la boca, la senté en el sofá y le empecé a comer el coño mientras ella se arqueaba y se quitaba el vestido. Pude escuchar como decía: te echaba de menos por estas comidas de coño.

La puse a cuatro patas, le manoseaba el culo y veía esos hoyitos en la espalda, la cogí de las caderas y la embestí como hacía mucho tiempo que no embestía a nadie. Seguía gritando, gimiendo. Agachó la cabeza, subió el culo y dejo al aire ese agujero que me movía loco. Empecé a meterle el dedo gordo dentro del culo pensando que diría que no y para mi sorpresa dijo: ¡¡¡hazlo ya!!!. Saqué la polla llena de flujos, le escupí para lubricarlo un poco y cuando menos se lo esperaba se la metía hasta el fondo dándole fuerte y flojo, con azotes, con tirones de cabello, me ponía muchísimo tratarla como una autentica guarra, como si volviera a ser mi puta, quizás nunca dejó de hacerlo. Al cabo de unos minutos me dijo que basta, tampoco iba aguantar mucho más, así que me corrí y le dejé el culo lleno de leche. Entre jadeos la saqué y me quedé sentado, ella me beso, y bajo a limpiarme lo que me quedaba.Me quedé sentado, ella se fue al baño.

Tras unos minutos de soledad empecé a ser consciente de lo que había pasado. Salió del baño, se vistió, me beso y me dijo que ese sería nuestro secreto, y que la pidiera un taxi.Se marchó en cuanto vino. Yo me quedé sentado, me volví a masturbar pensando en lao que había pasado y me acosté.

Por temas de estudio me encontraba viviendo en Buenos Aires, quien diría que en esa hermosa ciudad perdería mi virginidad en diferentes sentidos.

En aquel entonces, tenía 19 años y estaba sola en ese país. Ya llevaba un par meses en la ciudad porteña, conocí muy buenos amigos y salí con algunos chicos en plan romántico sin llegar a algo sexual.

Al poco tiempo empecé a sentir que me faltaba tener las mismas experiencias que tenía la gente de mi edad. Eso incluía lo sexual. Por ende, perder mi virginidad. Creo que espere bastante porque quería que fuera “especial”.

Todas mis nuevas amigas usaban Tinder, así que bajé la app. Al poco rato tenía varios matches. Pero, solo uno de ellos llamó mi atención capaz porque no se la quiso dar de fuck boy o manyado.

Rodri: Hola, soy Rodrigo. Que bueno tenerte en mi ciudad. Visité Perú en una de mis vacaciones y me gustó. Creo nos vamos a llevar muy bien. Según la app, estamos muy cerca. ¿Queres ir por una birra o un trago?

Entré a ver su perfil, su descripción eran emojis divertidos y de deportes. Sus fotos eran top, me convencieron, una mirada brutal y linda sonrisa. Se notaba a mil que era súper social, amante de los deportes extremos y sobre todo viajar.

Yo: Hola Rodrigo, tan divino. ¿Qué ciudades de Perú visitaste?

Rodrigo: Estuve en Lima, Ica e hice algo de surf en Zorritos.

Yo: ¡Que hablas, que chévere!. Bueno yo vivo en Lima y voy a estar una temporada aquí en Buenos Aires.

Rodrigo: Lima me gustó y de seguro vos también lo harás. No me respondiste lo de la birra, ¿Queres salir?.

Yo: Quiero decir que sí, pero me da un poco de miedo que seas un asesino serial o algo así.

Rodrigo: Jajaja, tranquila. Te prometo que no lo soy. Si aceptas, nos vemos, conversamos, tomamos algo y si no te gusto te regreso a casa en una sola pieza.

Yo: Dale, te acepto la salida. ¿Ubicas El Boticario Bar? ¿Nos vemos allá o me recoges?

Rodrigo: No usen esa palabra, luego te explico el por qué. Paso por vos a las 8 pm. Pásame tu número.

Yo: Listo, pues. Es este xxxxxxxxxxxxx.

Los nervios me invadían era la primera vez que saldría con alguien de Tinder. Era consciente de que en la app todos buscan tirar y en el fondo era lo que quería, perder mi virginidad.

Me puse la tanga de más divina que tenía, una de encaje negro, lazos y tiro alto. Decidí no usar brasier para agilizar las cosas, vestido corto de denim, botines negros y casaca de cuero.

Llegó súper puntual, llamó y me pidió que bajara a la puerta de mi edificio. Cuando salí, bajó de su camioneta y me saludó con un beso. El man era mucho más churro que en sus fotos, un papacito, literal. Alto, cabello negro y cejas pobladas, piel clara, no tan delgado, ojos café y dientes perfectos.

Definitivamente, quería que él me quitara la virginidad. Su mirada, su voz y su acento argentino, ufff lograron que se mojara mi tanga favorita en una.

Me ayudó a subir a su camioneta porque, por mi estatura, no podía sola. Partimos rumbo al bar y cuando llegamos estaba a full. Fuimos a un par más y lo mismo. Ahí le dije que mejor tomemos algo en un lugar más privado.

Tuvimos que volver de Palermo hasta Puerto Madero, en el camino me explicó por qué no debía usar la palabra recoger. Me contó que para los argentinos recoger es tirar o follar duro y que me harían bromas por esa palabra.

Me reí y le dije: Pero, yo sí quiero que lo hagas.

Estacionó la camioneta y empezó a besarme. Yo obvio, hice lo mismo. Un par de minutos después, volvió a conducir. Al poco rato ya estábamos en Puerto Madero, antes de ir a su casa pasamos a comprar un vino y algo para picar.

Volvimos a la camioneta, un par de besitos más. Condujo hasta su edificio, subimos por el ascensor hasta el piso dieciséis y entramos a su departamento.

Puso algo de música y empezamos a tomar el Malbec en la terraza que tenía una vista divina. Me preguntó si quería coger esa noche. Le dije que sí.

Me sujetó la mano y me llevó a su cama. Me quitó la casaca y luego el vestido, quedé solo con la tanga de encaje que había elegido especialmente para ese momento. Yo le quite la camisa y los pantalones, pude notar aún con el bóxer que su pene era grueso y largo. Sacó un condón y me pidió colocárselo.

Le respondí: No sé hacerlo.

Rodrigo: ¿Sos virgen?

Yo: Sí.

Rodrigo: Entonces, olvida el condón. Vení, haré esto primero.

Me hecho en la cama, abrió mis piernas y me empezó a comer la vagina. Su lengua se sentía tan bien. Jugó con mi clitoris, en muchos sentidos y direcciones. Yo estaba muy mojada. Sus labios y parte de su nariz estaban empapados de mis jugos.

De pronto, separó su rostro y subió a darme un beso. Ahí sentí que dos de sus dedos entraron en mí y empezaron a jugar con mi clitoris. La rapidez fue subiendo y mi excitación también. Empecé a gemir de placer.

Rodri volvió a bajar y continuó el trabajo de sus dedos con su juguetona lengua. Ahí fue cuando empecé a convulsionar y tuve mi primer orgasmo en su boca.

Luego de recupérame, me dijo: Te enseñaré a que la chupes como me gusta.

Agarró unas almohadas y las puso en el suelo.

Rodri: Vení, arrodíllate aquí.

Yo, toda obediente, lo hice.

Rodri: Ahora, agarrá mi pene y chúpalo como si fuera un helado. Empezá lento, con calma. Tenés toda la noche.

Yo con inexperiencia inicié colocando mi lengua en la base de su grueso pene y luego subí lentamente. Repetí tres veces y me di cuenta que me gustaba. Así que empecé a subir el ritmo y vi que él empezaba a disfrutar más.

Rodri: Muy bien, ahora mételo a tu boca lentamente sin usar los dientes.

Inicié a introducirme el pene de Rodri poco a poco. El me sujetó del cabello y guió el movimiento y ritmo por un rato. Hasta que pude continuar sola.

Rodri: Que rica boquita tenés. No pares, seguí chupándola.

Era la primera vez que en diecinueve años estaba chupando un pene y me encantaba.

Rodri: Mírame mientras lo chupas.

Subí la mirada y vi su cara de placer. Eso hizo que me dieran ganas de acelerar.

Rodri: Seguí beba, seguí. Lo estás haciendo bien. Yo estoy estrenando tu boquita. Y hoy vas a probar mi leche.

Yo seguía las indicaciones de Rodri, lo único que quería era hacerle sentir el mismo placer que él me dio con en ese rico oral.

Rodri: Ahhhhhh, que rico la estás chupando, aprendés rápido beba.

Vi como empezó a subir la mirada. Entonces, me sujetó del cabello, empujó bruscamente todo su pene dentro de mi boca, una y otra vez.

Rodri: Me vengo, Luna. Vas a recibir mi leche en tu boquita de virgen. Ah, ah, ahhhh.

Sentí como mi boca empezó a llenarse de un líquido espeso y caliente.

Rodri: Luna, trágatelo. Que no quede ni una gota. Ahora tu boquita es mía.

Yo me tragué todo lo que estaba en mi boca y limpié con mi lengua las últimas gotas que estaban en mis labios.

Rodri me pidió quedarme a dormir es noche. Dormimos de cucharita solo que con sus dedos dentro de mi vagina.

Bueno esa es la historia del primer oral que me hicieron y del primero que di. Sé que es un relato tranquilo, pero bueno así soy yo. Y esas son mis experiencias. Luego les comparto la segunda parte de este encuentro con Rodri. Pueden enviarme sus relatos.

Regreso mi marido de un seminario y curso de su empresa que duro un par de semanas fuera, avisándome que venía como un toro con ganas de cobijar bien, preguntándome como me había portado y si había sido una chica mala con alguno de los abuelos que el ya conocía.

Le hable del viejo artesano y de su impresionante miembro así como del encuentro casual con él y del posterior que no conté aquí y donde me llevo a un éxtasis con pérdida de conocimiento tras la ristra de orgasmos que me produjo.

Quedo impresionando por los detalles y más aún cuando ya había concertado con él una cita a la vuelta del seminario y poder hacer un trio al que el abuelo se uniría gustosamente pues la idea le motivaba y pensaba sería una fiesta difícil olvidar.

Esa noche mi pareja me follo como un semental desbocado y creo que actuó con ardor y fogosidad pensando en el día siguiente donde conocería al artesano y su herramienta de trabajo, si bien yo fui la agraciada esa noche provocándome dos orgasmos muy ricos y lubrificándome el sexo para el día siguiente, pues iba a necesitar buena lubrificación para recibir el armamento del artesano.

Llego el día D y el abuelo se presentó vestido con un pantalón de lino y una camisa de igual material, blanco ambos que el hacía parecer un galán de cine y más con la camisa medio abierta luciendo su pecho de macho ibérico que tanto me ponía.

Y no que decir del balanceo de su miembro en el pantalón mostrando que no llevaba nada debajo de los mismos pues resaltaba al caminar el bultaco que se movía a su antojo con los pasos.

Tras las presentación y una charla amistosa donde mi marido acepto el rol que ese día le correspondía , comenzó el viejo artesano a romper el hielo y alabar mi cuerpo y sexo diciéndole a mi marido que era un afortunado por tener una diosa en la cama y además permitir que otros también pudieran disfrutar, pasando sin contemplaciones a trabajar con su mano en mis muslos tras subirme la falta y comprobando que no llevaba bragas resoplo y mirando a mi marido le susurro… esta hembra tiene ganas de que dos machos como nosotros la montemos y le demos polla hasta reventar.

Me puso loca cuando sus rudos dedos ya hurgaban en mi sexo mojado acercando la boca y dándome un besazo con lengua que casi me deja sin aliento.

Mis manos se lanzaron como locas a soltar el pantalón y que mi marido pudiera ver la dotación de aquel abuelo artesano, metiendo la mano en el interior tras liberar unos botones para sacar semidormido su grueso miembro al exterior que mi marido miro sorprendido tras ver el grosor y tamaño del mismo.

Resoplo y dijo ¡Joder que pollon tienes amigo! con razón mi mujer está loca por él, si triplica la mía dijo entre risas y medio asustado… Tranquilo le dijo a mi marido veras como ella disfruta y con la tuya también, el juego de las dos la vamos hacer gozar como nunca, pasando el abuelo rápidamente a comerme los pechos tras quitarme la blusa y devorarme los pezones con maestría.

La barba de varios días sin afeitar hacia su roce aún más excitante sobre ellos mientras con maestría dejo caer sus pantalones y tras ellos su camisa quedando completamente desnudo ante la atónita mirada de mi marido que lo miraba con asombro, pero en el fondo excitado pues su miembro que ya lo lucia fuera , estaba duro como una piedra.

Ambos desnudos se lanzaron a agasajarme con besos y caricias coincidiendo sobre mis senos que comían con pasión a la vez que la mano del artesano jugaba con sus gruesos dedos en mi sexo y posteriormente en mi culito que también perforo con ellos.

Llevaba el abuelo la voz cantante y el dominio de la situación y mi marido actuaba como su ayudante pues aun miraba de reojo su enorme miembro que ya iba cogiendo forma asustándolo aún más si cabe pues no esperaba ver semejante tamaño de grosor y longitud y más cuando el artesano lo agarro y lo descapullo ofreciéndome su cabezón para que se lo comiera.

Miro el viejo a mi marido y le dijo con señas que acercara la suya también a mi boca para que yo alternara la comida de sus miembros , y aunque dudo pues parece no quería ponerla al lado de la del abuelo pues ciertamente parecía gigantesca al lado de la de mi marido , rompiendo el hielo el viejo y agarrándole la polla con su mano me la acerco a la boca y me dijo, mmmmm que dura la tiene tu esposo , cómesela que vea yo también como le comes su dura polla.

Esto hizo que mi marido entrara ya en calor y perdiera el miedo a la comparación restregándome su polla por mis labios mientras el viejo agarraba la suya y la frotaba por mi frente quedando sus huevos a la altura de mi boca que ahora recibía la cabeza de la de mi esposo.

Agarre los huevos del artesano con pasión, diciéndome el entre risas que tuviese cuidado que los tenia sensibles y llenos, poniendo el ahora su mano en el trasero de mi marido para empujarle y que me follara la boca.

Se dejó guiar y suavemente mi iba penetrando la boca mientras el viejo ahora se agacho y comenzó a comerme el coño con una sabiduría y pasión que me hizo explorar rápidamente en mi primer orgasmo que quedo mitigado de gritos con la polla de mi esposo entrando y saliendo a buen ritmo de mi boca

Introdujo el viejo ahora un dedo en mi culito mientras la lengua seguía trabajando en mi mojado coño que supuraba jugos con el sabio trabajo de ese miembro.

Paro mi esposo de follarme la boca pues no quería correrse ya, agarrándome ahora el viejo artesano para ponerme sobre su cuerpo que se había medio tumbado y poder frotar mi mojado sexo sombres su pollon y huevos mientras pellizcaba mis pezones con su cara de pícaro viéndome lo ardiente que estaba.

Restregué mi coño sobre su duro miembro mientras respiraba excitada y cardiaca ante la mirada de mi esposo que ahora pajeaba un poco su dura polla cerca de mi boca, agachándose ante mi sorpresa y agarrando con la mano el miembro del abuelo lo guio y froto contra la vulva mojada de mi sexo, restregándolo y frotándolo hasta hacerme gritar de placer y pedir lo metiera.

Lo guio y poniendo su cabezón en la puerta me dijo siéntate ahora, dejándome caer sobre él y sintiendo como aquel enorme pollon me penetraba abriendo mi coño al máximo y dándome un placer indescriptible, si bien mi marido no soltó su mano de su base pues sentía al cabalgar sobre el cómo lo sujetaba, y creo que pensando que si aquello entraba entero me destrozaba toda.

Cabalgue y mi segundo orgasmo no tardó en llegar y casi pierdo la conciencia por la intensidad el mismo, alargando el abuelo su mano para que mi marido soltara su miembro y lo dejara entrar entero a la vez que le indico con los dedos que la penetrara por atrás, atrayéndome ahora el abuelo hacia su pecho quedando mi culito libre para ser penetrado también.

Acerco mi marido su duro pene en mi agujero estrecho y tras un leve empujón me penetro y comenzó a bombear lentamente, sintiéndome ahora taladrada por ambos agujeros y gimiendo como una posesa mientras las polla del viejo artesano entraba hasta el fondo de mis entrañas y provocando una ristra de orgasmos difícilmente controlables y aunque cortos pero de una intensidad que me dejo asustada, haciendo que mi marido me montara ahora desbocado por atrás contagiado por el arte de follar del abuelo.

Me comía el abuelo el cuello a besos y animaba a mi marido a forzar el ritmo y llenarme el culo de leche, cosa que no tardo en cumplir pues tras unos golpes fuertes comenzó a gritar como un poseso y a soltar leche en mi sufrido culito que lleno gratamente.

Bien hecho le dijo el abuelo y cambiando su voz ahora más ronca dijo, ahora voy yo.

La saco mi marido rápidamente al escuchar al abuelo y este agarrándome por las caderas me subía y bajaba sobre su grueso y largo miembro ante la atenta mirada de mi esposo que miraba sus enormes huevos aplastándose con mi culito al bajar y subir, agachándose como queriendo ver en primer plano como entraba y salía aquel coloso de mi coño que tras varias acometidas comenzó a soltar ráfagas de espesa leche que sentí inundarme a la vez que me contagiaba de su placer provocándome otro orgasmos justo cuando el acababa de descargar.

Quede fundida y sin resuello para poder moverme, mirando al abuelo con mi mirada perdida y sin apenas aliento para poder agradecer el placer que me habían dado.

El viejo artesano también quedo algo aturdido, pues su descarga fue colosal y solo ver su cara, esta reflejaba relajación y una sonrisa placentera, mientras mi marido andaba aún recuperándose del subidón que había tenido.

Me la saco el abuelo y mi marido miro atónito aun lo gruesa que la tenía y más aún brillante por los jugos de mi coño impregnados en su lechada.

Le dijo al artesano que era un semental con aquel rabo enorme y que además lo trabajaba bien, el viejo rio y dijo que yo era la responsable del resurgir de su polla que la hacía endurecerse como de joven.

No sé cómo saque fuerzas pero me agache a su entrepierna y agarrando el miembro semirrígido lo bese y lo mordisquee cariñosamente, pasando a chuparlo y devorar su cabeza mientras agarraba aquellas colgantes y gordas pelotas peludas que me ponían loca.

Ves le dijo a mi esposo, me pone loco tu mujer con la pasión y maestría que tiene , alargando su mano y metiéndome dos dedos en mi coño comenzó a pajearlo suavemente , escuchándose los chasquidos de los dedos mezclados con su semen y mis jugos que rebosaban mi sexo.

Mi esposo se excito rápidamente y creo que ni él se lo creía, pues se posiciono de lado y levantándome una pierna me penetro junto a uno de los dedos del abuelo que jugaba con mi puntito mágico mientras la polla de mi marido entraba y salida rozando su dedo .

Fueron unos minutos gloriosos que me hicieron nuevamente explotar volviéndose a correr mi marido pero esta vez en mi coñito, dejando su leche que se mezclara con la del abuelo que antes había depositado.

Yo ahora como loca pajeaba el tronco de la polla del abuelo con una mano mientras sobaba y chupaba su cabezón, notando como se iba endureciendo y contrayendo los huevos con los impulsos de mi mano sobre el tronco.

Cambie de mano pues se me agotaba está frotando el enorme tronco venoso que ahora volvía a tener una dureza digna para volver a penetrarme.

Pensé me volvería a follar pero el viejo me sujeto la cabeza con su gruesa mano y me dijo trágate toda la leche que te repongas y tu marido vea que golosa eres, y tras varios minutos degustando el miembro del viejo, este comenzó a vomitar leche nuevamente llenándome la boca de su rica y espesa nata que rebosaba por la comisura de mis labios tras sacar media cabeza de mi boca y poder recuperar aliento, pues me tenía medio ahogada.

Solté su miembro y este medio inerte cayo a plomo sobre su barriga, descolgándose sus pelotas entre sus fuertes y peludas piernas en señal de que aquel día ya habían dado todo.

Como pude me levante y fui a asearme todos mis agujeros pues no quedo uno sin usar y llenar de leche mientras ellos hablaban y tomaban un café que preparo mi esposo.

Fueron pasando después ellos uno a uno a la ducha y tras vestirse el viejo dijo que tenía que irse pues su mujer no quería sospechara y más tras verlo salir vestido así, dándome un azote cariñoso en el trasero y emplazando el próximo encuentro cuando nosotros quisiéramos.

Mi marido le dijo que en dos días lo quería de vuela si podía que había sido un día espléndido.

La putita del oxxo.

Mi hermana de 18 años, ya tramito su credencial para poder trabajar en las tiendas llamadas oxxos, ella siempre a sido seria y muy responsable, nunca le había conocido algun novio, incluso hasta llegué a pensar que le gustaban las mujeres pero he descubierto que no es así, después de que mis ojos la vieran de manera sospechosa con un señor de su trabajo me e atrevido a chismosear su diario, y waoooo, me e quedado con la boca abierta, se los voy a contar todo si así ustedes lo prefieren, esto que estoy escribiendo es lo que está sucediendo en estos momentos.

Hola mi nombre es Ximena, y mi hermana se llama Karla, ella por alguna extraña razón que desconozco decidió meterse a trabajar, dinero que yo sepa no nos hace falta ya que mi papá tiene suficiente dinero, se podría decir que somos algo ricos, pero en fin, mi hermana a decidido entrar a trabajar y aunque a mis papis no les gusto mucho la idea han decidido apoyar a mi hermana en su decisión, ella es delgada con muy linda carita, las cuatro somos blanquitas de piel, ella por obvias razones tiene más tetitas que yo, como el tamaño de una naranja cada una de sus tetas, su culo está mediano pero muy duró ya que practicamos todas deportes, pero en fin, mi hermana inicio a trabajar a finales de junio y ayer sábado 9 de Julio me llevo mi mamá a su trabajo para dejarle una comida, antes de llegar a la puerta a un lado hay una ventana enorme que se puede ver hacia adentro pero está llena de muchas cajas azules, verdes y amarillas, me pegue a la ventana para tratar de ver si veía si estaba mi hermana y entre todas las cajas justo en un pequeño espacio pude ver a Karla parada con un papel y contando artículos que estaban en un anaquel, pero justo cuando estaba por ir a la puerta vi como un hombre se paró a su lado y le puso su mano izquierda en su espalda sobándole con cariño pero muy grande fue mi sorpresa cuando esa mano resbala justo encima de su pompa derecha, yo estaba segura que mi hermana le daría una cachetada pero no paso nada de eso, mi hermana se dejaba tocar por esa mano como ella quisiera, le apretaba su culito, se lo acariciaba e incluso le dio un par de nalgadas y Karen aún así no se lo impedía pero mi asombro creció más cuando esa mismaano se metió dentro de su mayon negro bien pegado yse perdió entre sus nalgas, y vi con mucho más sorpresa como mi hermana se abrió de piernas para que la mano traviesa pudiera jugar como ella quisiera estaba tan concentrada cuando escuché el claxon de mamá al mismo tiempo que me gritaba que me apurara, entonces si la vuelta y entre al OXXO y pude ver cómo se acercaba un señor ya muy grande y me hablaba.

Sr: Hola princesa hermosa, buenas tardes muñequita en qué te puedo ayudar.

Yo: hola buenas tardes, vengo a dejarle está comida a mi hermana Karen.

Sr: a ok mi cielo permíteme un momento.

El señor se fue tras una puerta y tras unos minutos salió lamiendo sus dedos y diciendo.

Sr: mmm que delicioso viscochito me estoy comiendo, a hola nena ya viene enseguida tu hermana.

Yo: si gracias señor.

Sr: no al contrario gracias a ti mamita.

Después de unos minutos mi hermana salió y le entrege su comida y le pregunté.

Yo: oye hermana hay más personas ahorita trabajando contigo?

Karen: no tontita, solo estoy yo y don Memo, apúrate tarada que mamá te está esperando.

Yo: si Mensa, un gracias aunque sea no tonta?

Karen: que te apures tarada.

Cuando salí y pase por las cajas pude ver como el señor llevaba de la mano a mi hermana a la parte trasera de la tienda, y pensé que tenía que saber más de lo que estaba pasando pero no sabía cómo y de camino a casa se me ocurrió en revisar su diario y sorpresa ahí tiene escrito todito y wao no sabía que mi hermana fuera así, en fin haber si el relato es de su agrado.

Quieren saber más?

Elena me tuvo atrapada con su boca de ventosa de pulpo de mis genitales: yo luchaba por zafarme, pensaba que era una aberración todo aquello, pero luego de forzarme como una leona a su debil presa, entre fuertes nalgadas y encuerándome empleando palabras humillantes, llamándome puta y perra, me hizo todo aquello.

Y entre el clímax mas intenso jamás experimentado, metiendo ella y sacando sus dedos de mi vagina y trasero, yo me revolcaba entre suplicas de mayor posesión.

Al fin quedé tirada, exhausta de tanto orgasmo, y en ese instante se abrió la puerta, y sin estar preparada para aquello, apareció su esposo con otros 5 hombres, y me poseyeron sexualmente sin piedad ni respeto, tanto por mi boca, como por vagina y ano.

Yo sentía morir de verguenza y humillación: Era tomada del pelo, y zambullian su longaniza hasta hacerme casi vomitar, mientras otro me subía sobre su cuerpo y me atizaba por la vagina, y otro mas, me abría las nalgas para darme por el culo provocandome incontables orgasmos.

Al final, Elena me besó tiernamente, y lamió despacito toda la leche de aquellos machos escurriendo por todo mi cuerpo. Ahí inició mi bisexualidad mas hermosa y mi entrega incondicional a Elena, quien fue mi dominatrix durante años.

Tuve muchos encuentros con ella, con mi esposo y otros hombres invitados de Elena, a quien le gustaba jugar a que yo era una puta de su propiedad, y me «vendía» o incluso me llegó a subastar con varios hombres quienes le entraban a la puja, quienes de cualquier manera, ganara quien ganara, luego me compartían entre todos para placer de todos los que nos miraban, y siendo «obligada» por mi dominante Elena.

Luego de una relación algo toxicas y semanas tras semanas de peleas con mi novio, un sábado al medio día y luego de una pelea larguísima, terminamos.

Estaba algo triste y destrozada, una ciudad que acababa de llegar hace un mes tenía que hacer algo.

Eran las 10 de la noche, un vestido negro ajustadito, un poco de labial rojo, sin tanga y sin bra, lista para salir.

Cogí un taxi, el tipo no dejaba de verme las piernas, no me incomodaba para nada, al contrario, me sentía mejor, tanto así que me calentaba, mis pezones se notaban en el vestido.

Una tarifa más barata para el taxista por estar bonita y un beso bien rico en la boca con él para iniciar la noche.

Fila para entrar al bar, picadita de ojo al de seguridad y entrar, llegar a la barra coquetear con el de la barra y conseguir tragos gratis, bailar con hombres, perrear hasta abajo

Mas trago más alcohol y el único que de verdad se lanzó a alegrarme la noche

– Bailas

– Mmmmmm vale

Me tomo de la mano, estaba sonando reguetón, me tomo de la cintura y de una me volteo, mis glúteos estaban muy pegados a su pelvis, podía sentir como su paquete crecía en medio de mis nalgas.

– Que rico lo mueves

– Una experta

– ¿ah sí?

Seguimos bailando un par de canciones más, me volteo y nos pegamos frente con frente mientras bailábamos, su mano paso de estar en mi cintura a mi nalga.

– Cómo te llamas

– Hoy me puedes llamar la mujer de tu vida si quieres

– ¿De verdad?, pero que tal yo solo te quiera para una cosa y ya esta

– Ah sí, como que

– Como ir al baño

– Eres directo

– No quiero perder el tiempo

Baje mi mano y agarre su paquete

– Yo tampoco quiero perder más el tiempo

Me tomo de la nalga con una mano y nos dirigimos hacia los baños, vimos que los de hombres no había mucha gente, el entro primero y entro a un cubículo, yo espere 1 o 2 minutos e ingrese al cubículo donde estaba el

– ¿Por qué la demora linda?

– Cállate idiota – Sonreí y me arrodillé

Él ya tenía los pantalones hasta las rodillas y la verga fuera, yo solo tenía que disfrutar, cogí su verga y lo comencé a masturbar, mientras le daba besitos en su cabeza. El comenzó a consentir mi cabello

Después de un rato de darle besitos y masturbarlo comencé a meterlo poco a poco en mi boca mientras lo miraba a los ojos, el soltaba pequeños quejidos y me decía puta en voz baja.

Se escuchaba pasos de cómo la gente entraba y salía del baño, su verga invadía mi boca

De la nada me tomo de la cabeza e hizo que me tragara esos 16 centímetros de verga, toda desapareció en mi boca

Succionaba, lamia y saboreaba la verga de ese desconocido, sabia deliciosa.

– Que rico comes putita

– Mmmmgrammmciammms – mientras le picaba el ojo

– NOOOOO PARES NENAAAA YA CASI

Succionaba y movía mi cabeza más rápido a ver su cara de placer, de cómo gozaba con mi boca

– Lo haces muyyyyyyyyyy ahhhhhhhhh

Mi boca sabia a su semen, salió un chorro durísimo directo a mi garganta, me relamí toda y me tragué hasta la última gota de semen

Termine de limpiar el glande con mi lengua, para que no quedara ningún rastro de semen, se acomodó el pantalón, me dio una nalgada y me dio las gracias.

Se fue, a los 5 minutos después Salí del cubículo del baño.

A la media hora de lo sucedido sonó mi celular, se escuchaba a mi ex llorando

– Te amo, eres el amor de mi vida – decía – no puedo vivir sin ti, no quiero acabar esto, volvamos

– Dale volvamos – mientras mi boca sabia a semen de otro.