relatos eroticos

Ese lunes desperté temprano como casi siempre. Yo no había podido dormir bien ya desde hacía más o menos quince días desde que me practicaron una cirugía urológica. Me levanté aun en medio de la penumbra y mi esposa Paola estaba todavía dormida roncando con la sábana medio envuelta en su torso. Sus nalgas al descubierto apenas medio ocultas por su tanga color oscuro me provocaban una caricia. Acerqué mi mano para posarla encima de su piel, pero me detuve. Mejor que durmiera un poco más si aún su cuerpo lo necesitaba.

Me fui al baño y mientras orinaba recordé que a las 10 am tenía cita con el urólogo para un seguimiento posoperatorio. Mi mujer despertó media hora más tarde con su rostro hinchado de sueño y sus senos pequeños al desnudo. Se sentó a orinar en la taza del baño con la puerta medio abierta y pude oír su quejido. Desde hacía dos días se venía quejando de una molesta cistitis. La tarde anterior había ido a ver a su médico que le prescribió un tratamiento sencillo aunque incómodo.

Después de haber tomado la ducha, mi esposa me pidió que la ayudara con el medicamento vaginal que debía aplicarse durante siete días. Se acomodó en el borde de la cama completamente desnuda y fresca del baño recién tomado, con sus piernas abiertas en posición de parto. Tuve cierto atisbo de excitación al ver su sexo allí explayado ante mis narices pero yo no podía y no debía intentar nada sexual hasta tanto el médico no me lo indicara. Tomé la especie de jeringa sin aguja, llena de un medicamento pastoso y blancuzco, lo introduje en su vagina e inyecté la sustancia lentamente. Me lo agradeció con cierta incomodidad y rostro fruncido, se colocó una toalla higiénica, su calzón íntimo limpio, termino de vestirse y se marchó al trabajo algo fastidiada y sin ganas.

Yo quedé solo en casa aun disfrutando de mis días de incapacidad médica tras la cirugía practicada en mi pene. Debía esperar a mi cuñada Sara que llegara más tarde para acompañarme la cita médica de control. Sara me había acompañado en todo mi proceso urológico, no solo por ser enfermera, aunque novata, sino porque disponía del tiempo que mi mujer no tenía por razones puramente laborales. Le habíamos pedido el favor de asistirme durante mi convalecencia y de hacerme compañía a las citas posoperatorias hasta que yo me recuperar.

Sara llegó un poquito tarde como de costumbre pese a que vivíamos a solo media calle de distancia.

-Cuñis ya llegué -me gritó desde abajo en la calle con sus manos puestas en su boca a manera de megáfono.

Yo me asomé por la ventana de mi alcoba del segundo piso y la vi bajo la luz aplastante del sol intenso de las nueve de la mañana. Le hice seña de que ya bajaba. Lo hice un tanto apurado para tomar el taxi y llegar a la cita a tiempo. Salimos a la calle principal y tomamos el primer taxi que pasó. Yo todavía debía caminar despacio y con cuidado aunque francamente no era ya tan necesario que ella me acompañara puesto que pasados los quince días me comenzaba a sentir bastante recuperado. Pero era mejor no ir solo porque tal vez requería de alguna recomendación o cuidado que Sara entendería y recordaría mejor que yo seguramente y además porque había sido ella quien amablemente me había estado acompañando en todo este tortuoso proceso.

Una vez en el consultorio y después que el médico y su asistente me observaron, aquel se sentó en su escritorio frente a mi cuñada y yo y con su voz jovial que no concordaba con la apariencia seria y pesada de su rostro me dijo:

-Bueno señor ya Ud. está listo. La herida superficial ya secó completamente. Su pene parece estar apto y desinflamado ya lo suficiente como para entrar en acción. La curvatura creo que quedó bastante bien corregida y lo que resta es simplemente tener relaciones sexuales preferiblemente sin condón para que puedas evaluar tu sensibilidad. Con cuidado eso sí. Ojala lo más frecuentemente que pueda. Debe volver acá en diez días para hacer un chequeo final y listo. Debe prestar mucha atención a la sensación durante el coito y el orgasmo. Si hay dolor, ardor o incomodidad etc. No debería haber nada de eso en principio. Así que señora consienta mucho a este señor –dijo mirando afablemente al rostro de mi cuñada que sonrió alzando una ceja con mirada de querer decirle al médico que ella no era mi mujer como él creía desde el principio, pero eso era un detalle incensario y sin importancia en ese momento. Sara se limitó a sonreír y asentir moviendo rápidamente su cabeza.

Salimos y justo en la puerta de la clínica antes de tomar el taxi de vuelta, le comenté a Sara que yo estaba contento con todo pero que había un problemita.

-Qué pasó? -me interrogó con aire de preocupación.

-No voy a poder practicar ni hacer nada en diez días. Tu hermana no puede tener sexo porque anda con una cistitis. Se tiene que aplicar un medicamento vaginal y debe abstenerse de sexo vaginal quince días a partir de ayer. Es decir, le quedan catorce días aun sin poder hacer nada de nada. Pensé que ella te había comentado algo de eso.

-No, no lo sabía. Ándale! que vaina! y ahora qué vas a hacer?

-Se me ocurre llamar más tarde y cambiar la fecha de la cita como para dentro de un mes o cuarenta días. Así le doy tiempo a Paola de recuperarse y me cubro un poco más yo al tiempo, porque después ya en una semana yo retorno a trabajar y probablemente me manden para la capital en unos quince días para una formación de tres o cuatro días, así que la cosa podría extenderse aún más tiempo. Mejor dicho que yo mi pinga me la voy a poder estrenar quien sabe cuándo. Estoy algo desesperado. La voy a tener que meter en un mofle de moto.

-ja ja ja ay cuñis, que locuras dices y que pena contigo. Estás bien de malas. Jodida la cosa así.

-Me va a tocar buscar otro culito por ahí, ja ja ja

-Bueno eso es asunto tuyo, yo no me meto en eso ni le digo a mi hermana nada ja ja ja, así que bien puedes.

La conversación quedo así. Durante el viaje de vuelta ella hablaba por celular y yo intente cerrar los ojos pero el calor y el ruido de la ciudad que pasaba por la ventana del incomodo taxi no me lo permitía.

Una vez llegamos a casa justo en la puerta del edificio nos despedimos. Ella marchó a su casa y yo subí tranquilo de saber que todo había salido bien y que solo era cuestión de tiempo. Podría pronto tener sexo de manera más cómoda. Había valido la pena someterme a esa cirugía voluntaria y espontanea de corrección de curvatura de pene. De nacimiento mi pene vino con esa curva pronunciada hacia la izquierda que impedía desempeñarme sexualmente con comodidad y soltura.

Al ir subiendo las escaleras intente llamar desde mi móvil a mi mujer para narrarle lo sucedido pero no respondió, así que tal vez me devolvería la llamada más adelante. Me senté en una mecedora después de quedar solo en calzoncillos a escuchar música cuando sonó el timbre de la puerta. Me asome a la ventana y divisé desde mi ventana la cabellera abundante de Sara que miraba hacia arriba tratando de tapar con su mano al sol incandescente que golpeaba sus ojos

-Ábreme por favor

-Se te olvido algo?

-No, anda ábreme.

Le abrí sin mucha intriga y ni me molesté en ponerme una toalla para cubrirme puesto que estaba ya acostumbrado desde la cirugía a que ella me viera desnudo e incluso me curara el pene.

Abrí la puerta y su mirada aunque serena tenía un brillo diferente.

-Modificaste ya la fecha de la cita?

-No, aun no lo he hecho.

-Le dijiste ya a mi hermana lo que nos dijo el médico?

-No, tampoco –le respondí con aire ya intrigado– porqué lo preguntas?

Me miró con una sonrisa pícara y ese brillo en los ojos que denotaba algo trascendental. Esa mirada la conocía ya bastante después de tantos años de ser vecinos y familia. Yo conocía a Sara desde antes de hacerme novio de su hermana Paola. Sara ha sido siempre una mujer de atreverse y no temer ni titubear a la hora de ejecutar una acción ya decidida.

-Cuñis, no canceles cita ni llames a Paola. No es necesario creo.

-Como así?

-Te tengo ya solución para que puedas estrenar tu pene.

Yo solo fruncí el ceño con mirada intrigada pero dejándola proseguir.

-Si quieres, lo haces conmigo –terminó así su frase corta, directa y se limitó a mirarme directamente con sus ojos negros grandes y brillantes de luz desafiante y firme.

Yo apenas si pude procesar lo que estaba escuchando de su boca delgada con esa voz dulce pero segura. Lo primero que pensé era que me estaba bromeando.

-Sara, no me bromees con ese tema. No es gracioso.

-Cuñis, no es broma. Lo digo en serio. Para que no tengas que esperarte quien sabe hasta cuándo. Puedes hacerlo conmigo. Ojo y te aclaro. No es por morbo ni nada de eso, sino simplemente por ayuda médica. Claro esto es en secreto. Lo he pensado bien ahorita y por eso vine a proponértelo. Sé que eres un tipo serio. Nada de comentárselo a Paola ni yo tampoco le diré nada a Alberto ni más faltaba. Cuñis, si tú quieres claro está. Yo te ofrezco. Tú decides.

En ese instante sonó mi teléfono. Era mi mujer devolviéndome la llamada. Al responder Sara me hizo seña desesperadamente con los ojos y sus manos de que no dijera nada ni tampoco que mencionara a su hermana que ella estaba allí conmigo. Así que solo le dije a Paola parte de la verdad.

-Si, si amor. Todo va bien. Debo ver al médico en diez días y tal vez sea todo. Pero me dijo que la recuperación va mejor y más rápida de lo que esperaba. Si, Sara estuvo allí conmigo. Estoy tranquilo con eso.

Mientras hablaba Sara me miraba asintiendo y haciéndome gestos de aprobación por haber dicho lo que dije a su hermana. Terminé la llamada y volví a dirigirme a mi cuñada con aire de sorpresa e incredulidad.

-Sara, claro que quiero. Claro que acepto tu propuesta ni más faltaba. Ni tengo palabras que agradecerte. Eres la mejor cuñada del mundo. Además que estas muy buena y lo sabes.

-Cuñis, nada de morbo. Solo es por cuestión médica. Tenlo en cuenta. No quiero que pienses que soy una zorra puta que anda repartiendo culo por allí. O que ando enamorada de ti porque soy una esposa infiel ni por nada de eso. Lo hago por ayudarte y porque he sido tu confidente en todo esto tan privado. Además tú a mí me has ayudado bastante. Has sido un buen cuñado y yo te estimo. Lo sabes. Sabes también lo mucho que quiero a mi hermanita.

-No he dicho nada de eso. Relájate. Solo dije que estas buena. Eres una mujer atractiva y lo sabes.

-Ok. Gracias por el cumplido. Ahora me voy. Mañana por la mañana como a las diez vengo. Espero estés listo. Ni una palabra de esto a nadie.

Ese fue el día más largo de mi vida. La espera se me hizo eterna hasta el día siguiente. Me puse lunático casi. Mi mujer noto mi actitud distraída y distante. Me preguntó en varias ocasiones si me pasaba algo. Yo le mentía intentando darle excusas etc., pero ella con su malestar de cistitis tampoco estuvo de humor para prestarme mucha atención. Me costaba creer que mi propia cuñada me propusiera sexo solidario con ella. Me pellizcaba para ver si acaso no era un sueño. Sara, la hermana mayor de mi mujer, casada, madre de dos hijas, vecina, enfermera novata vendría al día siguiente a darme sexo. Era difícil de digerir. Eso me hacía pasar por todos los estados emocionales. Era tremendamente morboso todo eso para mí. Para ella era tal vez una cuestión técnica y medica de solidaridad para conmigo, pero para mí era un acontecimiento de morbo y fantasía sexual increíble. Tener sexo con una mujer fuera de mi matrimonio ya de por si constituía toda una aventura cargada de emociones y si a eso le sumaba el hecho de que esa mujer era nada más y nada menos que mi propia cuñada, sumaba aún más morbo al punto de descrestar mi imaginación.

Sara es una mujer físicamente bien hecha la verdad sea dicha. A pesar de los kilos demás que trae consigo la treintena y la vida de casada con hijos, es una mujer que inspira sexo a cualquier hombre ciertamente, incluyéndome a mí. Nunca se me hubiera ocurrido proponerla algo así claro está, pero más de un mal pensamiento se me ha pasado por la cabeza con Sara desde que la conocí. A diferencia de mi mujer, quien debo decir que es bonita y de cuerpo más bien proporcionado pero sencillo, Sara es voluptuosa, de senos amplios y nalgas grandes. Su estatura alta, su cuerpo amplio de curvas pronunciadas y su piel blanca de abundante cabellera negra la hacen lucir elegante siempre. Al momento de lo ocurrido en esta narración, Sara tenía y cuatro años recién cumplidos. Dos años menor que yo y cinco más que su única hermana.

No pude pegar el ojo en toda la noche pensando en cómo sería ese primer encuentro sexual con mi cuñada para estrenar mi pene ahora ya casi recto. La pondría en poses que antes me costaba trabajo. Imaginaba la fisonomía de sus zonas íntimas. Intentaba recrear como debían ser sus senos, sus pezones, su vagina, su vulva, su sus nalgas etc. Me preguntaba qué tan parecidas debían ser con respecto a los de su hermanita. La imaginaba desnuda de diversas maneras. La ansiedad no me dejo dormir. Amaneció. Hice la rutina con Paola mi mujer quien me notó aún muy distraído. Le apliqué su medicina en la vagina y se marchó nuevamente desanimada aunque se sentía ya un poco mejor. Solo después pude medio caer vencido de sueño y dormir un par de horas hasta un poco pasadas las nueve de la mañana.

Desperté al oír un vendedor callejero gritar su mercancía. Tome mi baño matutino. Tuve varias erecciones y me emocionaba ver que mi pene estaba realmente derecho con una ligera curva pero bastante menor.

-Espera nene, ya viene Sara. Te la vas a comer rico. –le hablaba a mi pene como si fuera una persona.

Me limpié con más cuidado cual primera cita de amor y me puse mi mejor calzoncillo. Un calzón nuevo grisáceo corto que horma bien en mi cuerpo velludo. Era el preferido de mi mujer. Por un momento pensé en Alberto, el marido de Sara. Sera que antes ella le habría sido infiel? Aunque en este caso no se puede considerar así. No se trata de una relación como tal. Pero era como si lo fuera. Me confundía en esas divagaciones moralistas sin encontrar respuesta. Lo sentía por él, pero era imposible despreciar y no desear a su mujer. No quería yo estar en su sitio. Puro orgullo de hombre era lo que me hacía divagar. Me preguntaba si acaso mi mujer no haría cosas traviesas también. La voz de Sara entrando por la ventana me sacó de esas inútiles cavilaciones.

-Cuñisss… -gritó Sara

Mis latidos aumentaron el ritmo. El momento había llegado y fue cuando me di cuenta que yo estaba nervioso. Que el macho se asustaba un poco. Debía calmarme para funcionar bien. Recobré mi compostura, me asomé por la ventana y la divisé abajo. Estaba vestida con una blusa azul de tirantas y una falda negra que le daba por encima de las rodillas. El calor ya era abrazante.

Al entrar por la puerta, su mirada era relajada pero intensa. Su andar firme y decidido. Sabíamos que no era una mañana tan normal como las otras de los últimos quince días anteriores. Había cierta tensión en el ambiente que lo enrarecía.

-Listo?

-Claro, le dije simulando cero nervios.

Ella me miro de pies a cabeza. Reparó mi calzoncillo pero no dijo nada. Se metió en la alcoba principal. Se sentó al borde de la cama justo en el sitio en el que horas antes Paola había abierto las piernas para aplicarle el medicamente vaginal.

-Creo que aquí en la cama no es tan bueno para ti ahora que lo pienso bien. –dijo resuelta.

-Tienes razón. Es mejor que yo esté de pie y pueda controlar el movimiento.

-Exacto. Mejor yo me siento en el mesón de la cocina y tu quedas de pie. Te parece bien?

-Si. Buena idea.

Era raro tener esa conversación así. Parecíamos más bien dos personas planeando instalar unas cortinas en una casa o dos personas acomodándose para hacer un corte de cabello en un sitio improvisado que un hombre y una mujer a punto de tener sexo.

Sara se sentó encima de las baldosas del mesón sin quitarse una sola prenda de vestir. Medio abrió las piernas sin dejar que se desnudara más allá de sus muslos blancos y me pidió acomodarme frente a ella. Abrió aún más sus piernas. Me asió para que yo me adentrara contra su cuerpo. Yo aun con mi calzoncillo puesto acerqué mi pelvis hasta pegarla con su zona vaginal. Era perfecto para mi estatura afortunadamente. Mi pene quedaba justo por encima del canto superior del mesón apuntando directamente hacia su vagina. En realidad ya lo sabía porque numerosas veces había tenido sexo con mi mujer justo allí en la cocina sentando a Paola en el mismo lugar, pero no quise comentar esa infidencia con Sara innecesariamente.

Pude entonces sentir en mi pene el calor emanado de su sexo a través de las telas de nuestras respectivas prendas íntimas. Eso me predispuso y generó un leve respingo de erección pese a mis nervios y a la sobriedad con la que se habían manejado hasta ese momento las cosas.

Fui rápidamente a la alcoba y traje una franela limpia mía y la puse encima del mesón para que Sara se sentara y no posara sus nalgas directamente encima de las duras, frías y resbaladizas baldosas de cerámica blanca que recubrían al mesón.

-Sara una cosa antes de iniciar.

-Si, dime cuñis.

-Se supone que no debo ponerme condón idealmente. Algún problema si lo hacemos así?

-Si. Lo sé. También pensé en eso. No te preocupes. Vamos a hacerlo así si no tienes ningún problema claro está.

-No. No hay problema.

-Bueno. Bájate ese calzoncillo y sácala a ver.

Yo sentía todo esto raro, todo tan técnico y metódico pero no dejaba de excitarme de algún modo. No hubo ni caricias, ni besos, ni miradas morbosas. Yo me desnudé frente a sus ojos y mi pene aun medio fláccido saltó a su vista. Ella me lo miró sin morbo aparente de forma directa y me dijo que se veía mucho mejor que la última vez que lo había visto para curarme la herida superficial. Extendió la mano y me acarició el tallo de mi pene justo donde había estado antes una herida superficial más con actitud de examinadora que de amante.

-Ahora que sienta calorcito se va a poner duro. Vas a ver. –me dijo para hacerme sentir tranquilo

Sara con cautela metiendo sus manos por debajo de su falda algo replegada y sin bajarse del mesón se fue deslizando su prenda interior sin elevar la costura de la falda más allá de sus muslos. Por respeto yo trataba tensamente de no mirar sus partes para no incomodarla. Como por arte de magia su calzoncito blando de algodón lo tuvo en sus manos y lo colocó enrollado dentro de su busto por debajo de su blusa. El morbo me subió a la cabeza cuando tuve esa imagen frente a mí. Quería oler esa prenda sucia de su sexo y me excitaba saber que ya debajo de esa falda negra no había más barreas para mi verga que cobraba volumen despacio.

-Ahora ya la puedes meter. Sóbala en mi chuchita para que se endurezca y se meta solita en mi raja –sus instrucciones las decía con naturalidad. Sin emoción, pero con voz dulce.

Yo me alejé un poco para que ella pudiera ver mi erección. Quería neciamente que ella supiera que yo estaba muy excitado por y para ella.

-Caramba, ya lo tienes duro. Intenta meterlo despacio. Sin desespero. Tomate el tiempo que necesites y así me das tiempo a que yo lubrique un poco.

Yo, nervioso, seguía sus instrucciones. Sentía el calor de su chucha. Resbalaba mi miembro por su rajita con mis brazos apoyados a lado y lado de sus muslos afirmándome en el borde del mesón. Ella estaba sentada con sus piernas completamente abiertas y su falda replegada pero sin dejar acceso a mi vista. No pude ver su sexo. Olía su piel y el perfume del jabón del baño recién tomado. Miraba sus ojos negros relajados y seguros. Ella por momentos me miraba y por momentos me esquivaba. Me provocaba embestirla con desenfreno, besarla o acariciarle y comerle las tetas. Pero eso arruinaría todo. Ella se comportaba con actitud médica aunque su voz relajada me pedía que disfrutara para que se el sexo se hiciera placentero. Nuestros rostros estaban cerca y la respiración era jadeante en ambos.

Con la punta de mi verga exploré la geografía exterior de su vagina. Tenía vellosidades, aunque no abundantes y alcanzaba a rozar sus carnosidades tibias y blandas. Estuve así rozando y frotando mi verga por afuera de su vagina y ella cerraba los ojos por momentos. Pude empezar a hincar mi falo en la entrada de su gruta. Ella aunque no tan mojada estaba lo suficientemente lubricada como para permitir una penetración.

El silencio fue interrumpido estrepitosamente. Sonó su teléfono y al ver la pantalla me hizo señal de que hiciera silencio. Yo me asusté un poco al deducir por su conversación que se trataba de su marido Alberto. Intenté retirarme, pero ella me lo impidió con sus piernas. Dejó en espera a su marido al otro lado de la línea y se acercó al oído para decirme que siguiera haciendo todo sin parar que ella no demoraba nada.

Entonces emboné mi glande muy lentamente justo en la entrada y me detuve unos segundos hasta que ella colgó su llamada. Me sorprendió la tranquilidad y control con la que una mujer es capaz de engañar a su marido. Embestí con cuidado. Fui sintiendo como cada milímetro de mi pene iba resbalando en el calor de su concha tan facilito. Era una sensación novedosa que antes con la curva no podía tener. La fui metiendo. Sentí como resbalaba adentrándose en su carnosidad suave y calurosa. Llegue a tope y mis vellos púbicos se unieron a los de ella. Sara emitió un leve gemido y un jadeo ahogado al saberme totalmente penetrado en ella.

-Muy bien. Vas muy bien cuñis. Bravo. La metiste toda -me decía ya con voz pasita al oído.

Yo no podía creer que eso estaba ocurriendo. Todo era algo raro. Placenteramente raro.

-Avísame si sientes dolor, ardor o algo. Ahora intenta moverla. Sácala y métela despacio.

Mi rostro estaba cerca del de ella. Podía sentir el aliento de su boca de labios delgados y rosados. El jadeo era inevitable y mi pecho se juntaba un tanto contra sus senos abultados que siempre había morboseado. Su faldón tapaba mi zona pélvica y no podía ver mi pene ni su chucha. Pero la sensación de placer, de morbo y de calor físico era sensacional. La comencé a embestir despacio. La sacaba hasta más de la mitad y movía mi cadera para volverla a penetrar completamente. Con cada penetración sentía más humedad en su vagina. Sara gemía y jadeaba muy levemente. Entonces me atreví a preguntarle:

-Y tu Sara. Estas bien? Te gusta?

-Ah, ah, No soy de hie-rro hm cuñis. Ah, ah, soy de car-ne y hue-so, hm ah, ah. Claro que me da placer. Ah, ah, ah sentirlo den-den-ntro. Ah, si-si-gue asi. Hm, ah, hm, hm.

Escucharla jadear y ver sus pupilas dilatadas me dio ánimo y confianza. Comencé a embestirla un poco más rápido. Sara comenzó a gemir con más soltura. Sin embargo no perdía su cordura.

-No tan rápido cuñis. Es rico ah, ah pero despacio. A-a-acuerdate.

Yo bajé el ritmo con mucho esfuerzo. El morbo se me había subido a la cabeza y el cosquilleo era placentero. No sentía ni ardor ni dolor. El momento cúspide se acercaba. Yo sabía que estaba llegando al punto de no retorno. Sentía un regocijo al penetrarla tan cómodamente. Era la primera vez en mi vida que experimentaba esa sensación de efectividad al penetrar. Era la primera vez que mi pene entraba en una vagina solito, sin necesidad de tener que agarrármelo para dirigirlo hacia la entrada. Era la primera vez que podía embestir a una mujer moviendo mi cadera hacia adelante y hacia atrás y no hacia medio lado. Era la primera vez que la hembra estaba sentada de frente y no de medio lado para ayudar a que la curva de mi pene ingresara en su sexo. Era algo simple y obvio para alguien que toda su vida ha tenido un pene normal, recto, pero era todo un acontecimiento para alguien como yo. Mis emociones de felicidad y morbo estaban hirviendo dentro de mi cuerpo en ese instante. Sara tal vez no era consciente de eso. Pero yo se lo estaba agradeciendo mucho.

-Sara, me voy a venir-rrrrr

-Cuñis sácala. Échala en este vaso.

Me paso un pocillo de tono oscuro que tomó del portavasos que había justo a su lado izquierdo. Solo en el último instante saqué mi pene completamente mojado del gozo vaginal. Solo en ese fragmento mas por reacción accidental de ella al levantar sus piernas pude ver sin mucho detalle esa vagina rosada y algo velluda. Lo que vi me resultó hermoso y erótico.

Introduje mi pene en el vaso completamente y dejé que eyaculara en el interior del vaso. Sara me miraba a la cara mientras yo vivía mi orgasmo y tuvo tal vez el único gesto de cariño. Me acarició mi pecho velludo mientras yo jadeaba de placer contorneando mi cuerpo con cada pringo de semen que salía disparado contra el fondo del vaso. Un placer intenso recorría mi cuerpo y una leve sensibilidad diferente en el tallo de mi pene pude percibir cuando este se contraía para eyacular.

Solo después de notar que yo había recobrado un poco mi prestancia me preguntó.

-Todo bien cuñis? Te dolió o te ardió cuando te viniste?

-Nooo, no. Solo un poco de sensibilidad, pero nadita de dolor. Puro placer.

-Ya veo que no. Ja ja ja.

-Perdóname Sara, pero que chuchita tan rica tienes.

-Tranquilo cuñis. Me alegra que te haya gustado y que la hayas pasado bien. Pero sobre todo que tu verga funcione bien. Mi hermana ahora va a estar más feliz. Bueno hay que seguir probando claro está. Y bueno déjame decirte que se sentía rico. La moviste bien.

-Gracias Sara.

-Miremos el semen. No debe tener ni olor ni color raro.

Sara se bajó del mesón como si nada hubiera pasado antes, cual mujer haciendo un trabajo de laboratorio. Tomó el pocillo, se acercó a la puerta de salida al patio para tener buena iluminación. Miro al fondo del pocillo, lo acercó a su nariz y lo olió.

-Parece todo normal. Me pasas una cuchara pequeña por favor?

Le pasé una cuchara y ella la sirvió de semen. Lo observó a la luz por unos segundos con ojos de enfermera y hasta untó un poco en su dedo índice derecho para juntarlo con su pulgar pudo tantear su consistencia.

-Creo que todo se ve normal con tu semen. Míralo tú.

Yo lo vi, lo olí e hice lo mismo que ella.

-Si. Todo parece normal.

Me sentí aliviado, complacido y de alguna manera unido emocionalmente a mi cuñada. Era todo algo confuso. En ese momento supe que la forma de relacionarnos ya no sería nunca igual. Algo habíamos roto. Al menos en mi cabeza aunque tal vez no en la de Sara.

Se despidió apuradamente al caer en cuenta que estaba atrasada con sus deberes. Se lavó las manos en el lavaplatos con jabón de lavar loza, se secó con su falda y se marchó casi corriendo.

-Mañana vengo más o menos a la misma hora eh.

Tuve que pellizcarme para corroborar que no estaba soñando lo que acababa de suceder. Era el acontecimiento sexual más intenso de toda mi vida hasta ese momento. Pude relajarme y ocuparme en algunos quehaceres sin dejar de pensar ni un minuto que lo que paso y en lo que pasaría al día siguiente.

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Mi madre pues es una mujer que siempre ha tenido un excelente cuerpo, es muy sexy y tiene una cara muy linda. Mi madre tiene 47 años, es blanca, castaña, mide 1.60m mas o menos, como dije, es demasiado sexy, en sus 20s fue modelo y sempre ha tenido cuerpo de MILF. Mi padre murió hace 21 años, yo crecí con mi madre y la verdad siempre tuve un deseo sexual hacía ella.

Mi madre conoció a mi padrasto hace alrededor de 15 años… Es un hombre de negocios y tiene mucho dinero, siempre he sentido celos de que estuviera con mi madre y por eso nunca lo acepté.

Esta historia pasó hace 7 años, yo tenía 19 y mi madre 40… Siempre he sido un adicto a la masturbación y soy muy morboso al sexo. Veía mucha porno de madre e hijo y me excitaba mucho, resulta que un día un amigo muy cercano me contó que su abuelo había ido al Psiquiatra pues sufría un transtorno de insomnio, y al señor le medicaban con unas pastillas para dormir. Mi amigo me contó que él se tomó 2 y durmió casi 12 horas seguidas profundamente. En fin le dije que por favor me consiguiera 2 pastillas para “tomarmelas yo” y ver que pasaba…
Al día siguiente mi amigo me las dió y pues yo comencé a idear mi plan…

El plan era idear el momento …
… perfecto para darle las pastillas a mi madre, una vez dormida tratar de tomarle fotos y videos de sus partes intimas para tenerlas guardadas y después disfrutar…
Resulta pasaron unas semanas, mi padrasto tenía que salir de la ciudad para atender un negocio, él se iba un Lunes y volvía hasta Jueves, era el momento perfecto…

Llegó el Lunes, mi padrasto se fué temprano, yo pasé todo el día con mi madre… Eran las 7pm y la señora que limpia la casa se fué, decidí hacer un “batido” de frutas. Molí las pastillas, se las eché en un vaso y se lo dí a mi madre… Ella se lo tomó todo…

Me fui para mi cuarto… Pasaron 30 minutos y mi madre llegó y me dijo “Me siento muy cansada, voy a acostarme a dormir, por favor cierra la casa y apaga todas las luces antes de acostarte”, yo respondí que Okay.

Pasó una hora más, vi el reloj eran casi las 9… Me levanté de mi computadora y cerré toda la casa… Me dirigí al cuarto de mi madre y estaba cerrado, toqué la puerta y no respondía… Toqué aún más duro y nada…
Abrí el cuarto, prendí la luz y mi madre estaba ahí dormida… Me acerqué y le toqué un hombro y la llamé por su nombre, no respondía…

Aún sentía bastante nervios ya que pensaba que podía despertarse… Así que seguí tocando el hombro y le grité el nombre y nada que despertaba, decidí jalarla de los pies a ver si se despertaba y tampoco… Estaba sumamente dormida… Mi plan había funcionado.

Me fui a mi habitación y tomé mi telefono, me devolví a la habitacion

mi corazón latía duro y mi verga estaba parada, estaba muy nervioso pues sentía que iba a despertar en cualquier momento… La acomodaba de varias maneras y le tomaba fotos y videos…

Me comencé a sentir muy muy excitado, asi que me saqué la verga… Mi mente sabía que estaba mal… No debía hacerlo pero mi deseo sexual me estaba ganando… Le puse mi verga en una mano y tomé una foto… Decidí desnudarla aún más… Así que retiré por completo la parte inferior y yo me quité toda la ropa…

Decidí acercarme y pasarle mi verga por sus tetas, se sentía muy rico, sus pezones estaban suavesitos… Acerqué mi cara a su vagina y la olí, olía excisito, tenía algo de pelo, abrí su vaginita un poco con mis dedos y la olí de nuevo… Sentí la necesidad de pasar mi lengua y lo hice muy levemente… Ufff estaba cumpliendo mi fantasía… Metí mi lengua por su vagina varias veces… Quería ver su culito asi que la voltié boca abajo y le abrí las piernas… Ahí estaba su culito perfecto, me acerqué y lo comencé a chupar… Increíble todo…

Me subí sobre ella y me comencé a masturbar sobre su culito y sus nalgas… En minutos me vine y mi leche caía sobre su culo… La limpié y le puse las pijamas de vuelta y me puse mi ropa…
Dejé todo como estaba antes y me fui…

Me fui para el baño y me comencé a bañar… Al ratito …
… me volví a excitar de nuevo… Mi mente pensaba y quería penetrar a mi madre… Así que salí del baño desnudo y me fui de nuevo al cuarto de mi madre…
Entré y la volví a desnudar… La voltié boca arriba, le acerqué la verga a la vagina, y comencé a meterla muy lentamente… Estaba calientita por dentro, se sentía increible… Comencé a moverme lentamente, le chupaba los pezones, y al rato sentí que me iba a venir… así que decidí venirme afuera en su abdomen… Sentí riquisimo…

Seguía tan excitado que la volví a meter y seguí cogiendomela… Seguía teniendo mi verga como una piedra… Al rato de nuevo sentí que me iba a venir y me volví a venir en su abdomen, esta vez el orgasmo se sentió más fuerte…
Otra vez se la volví a meter, comencé a perder la erección un poco, asi que la saqué… Me acerqué a su boquita y rocé mi pene contra sus labios… Lo hice hasta que de nuevo mi erección volvió a tomar forma y mi verga se puso dura otra vez…

Me acomodé de nuevo y la volví a meter en su vagina, comencé a cogermela otra vez… De nuevo sentí que me venía, me la saqué y otra vez me vine en el abdomen… Su ombligo estaba relleno de leche…
Fui al baño y tomé papel para limpiar todo… Mientras limpiaba mi pene seguía parado…

Otra vez me excité, la volví a meter y otra vez me vine afuera… No podía parar… Aquella vagina se sentía tan pero tan rica que no lograba detenerme… No sabía cómo seguía sosteniendo una erección después de tantas veces.

Ya era la 5ta venida, ya casi ni leche me salía…

La limpié bien, la cama tenía algo de leche, la vestí y dejé todo tan normal como fuera posible… Me fui a mi cuarto y me acosté…
Tenía mucho miedo de que al día siguiente ella fuera a sentir algo o descubrir lo que hice… Por mi mente pasaba la idea de que ella sintió todo lo que pasó… Casi no dormí esa noche de pensar en eso…
Llegó la mañana, eran como las 7am, me levanté y ella seguía dormida. Me puse a hacer el desayuno y después a ver TV, al rato escuché que se levantó y se fue para el baño… Mi corazon latía duro y estaba muy asustado, escuché que se bañó, salió ya lista y llegó a la sala donde yo estaba y me dijo “Buenos días como amaneciste?” Y yo “Bien y vos?”
Ella respondió “Bien, caí tendida anoche, no sé que me pasó” Yo- “Ahhh si noté que te fuiste a acostar temprano”…

Después la conversación siguió normal… Y el día tambien…

Esa fue mi experiencia con mi madre… Como dije, no me enrogullece lo que hice, algún día se lo contaré para sanarme pero bueno… Eso será otro día.
Aún tengo las fotos y videos que tomé ese día, les comparto una. Saludos.

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Carolina había cumplido 18 años y su natural belleza, sumada a la transformación de su cuerpo, ya alteraba las hormonas de todos los chicos. Esto no tendría nada de raro salvo que, como padre, me preocupaba la especial relación que mantenía con su hermano Pablo. Con tan solo 22 meses de diferencia, desde hacia un tiempo me producía celos observar sus cómplices miradas y las continuas sonrisas indiscretas. Incluso, para avivar mis pensamientos, mi esposa siempre me comentaba su inquietud por el hecho de que los dos estaban cada vez mas unidos y pasaban mucho tiempo encerrados en el cuarto. Debo confesar que, en muchas oportunidades, me imaginaba a mis hijos teniendo algún tipo de contacto sexual y eso me provocaba sentimientos encontrados. Por un lado, una mezcla de rabia e impotencia, y, por el otro, una excitación lujuriosa y continuas erecciones.

Con la finalidad de despejar las dudas, que ya casi no me permitían dormir, compre un mini grabador que se activaba por la voz y, mientras ellos estaban en el colegio, lo oculte en la habitación de mi hijo. Recuerdo que el siguiente día se me hizo eterno por la ansiedad de rescatarlo y escuchar su contenido. Cuando al fin lo pude tener en mis manos, corrí desesperado hasta el estudio y cerrando la puerta lo conecte.

Durante los primeros minutos oí a Pablo hablar por teléfono con algunos de sus amigos y escuche varios temas de su música preferida. A medida que pasaba el tiempo, tome conciencia de mi frustración pues, en el …
… fondo de mi ser, quería confirmar mis sospechas.

Mis deseos no se hicieron esperar y, luego de interminables minutos, oí la siguiente conversación:

Entra y cierra con llave. Mira como ya la tengo de parada. Sacate la ropa y ven a la cama.

Pero en la cama no lo vamos a hacer, porque la mancharemos toda. ¿Queres ir al baño?

¿Esta loca?, Mira si mama nos ve entrar. Quedémonos aquí y nos acostamos en el piso.

Bueno, pero sin desvestirnos todo. Yo me levanto el uniforme y vos te bajas el pantalón.

Esta bien, pero abrí la blusa y saca las tetitas. Tócamela, vas a ver que dura la tengohoy.

Uy sí, esta inmensa. Pásame la toalla, porque seguro que te voy a sacar cualquier cantidad

Y por aquí también esta muy mojado. Abrí las piernas, así te toco bien y terminamos juntos

Bueno, pero solo por afuera y despacito. Avísame cuando te este por saltar, para tapártela

Luego las palabras cesaron y fueron remplazadas por gemidos, suspiros, chirridos de la cama y jadeos. Al cabo de un tiempo volví a escucharlos:

Ya siento que estoy por acabar, no me la sueltes hasta que yo te diga. Tómala es toda tuya

A mi también me viene, mete un poquito el dedo y siente como me baja. Te quiero mucho.

Yo te adoro y nunca voy a dejarte. Júrame que vamos a seguir haciéndolo todos los días.

Claro, serás el primero en entrar aquí adentro y aunque nos casemos te voy dejar meterla

Mira como se me puso otra vez. Creo que todavía tengo más. Házmela y sácame otro poco.

No, quédate con ganas y así mañana la tenes bien grande. Ahora vístete y anda a lavártela.

Esto habrá durado un total de 20 minutos y durante todo ese tiempo me masturbe como loco. Esa misma noche volví a tener unas espectaculares eyaculaciones en el culo de mi mujer, quien se admiro por el nuevo giro que tomaban nuestras relaciones.

Demás esta decirles que no solamente continué con las grabaciones, sino que llegué a instalar un cámara de filmación.

Si les parece que mi experiencia vale la pena de ser contada, y quieren saber como se fueron desarrollando los acontecimientos, les seguiré contando esta historia.

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Eran pasadas las cuatro de la tarde cuando uno de sus profesores comunicó a Denis y sus compañeros que podían retirarse, ya que los docentes de matemáticas e inglés estaban ausentes por permiso. A pesar de la insistencia de sus dos inseparables amigos para acompañarlos a las salas de videojuegos a unas tres cuadras del cole, Denis, un joven de 18 años que cursaba el quinto año de bachillerato por parasistemas, optó por regresar a casa. No quería generar más problemas y preocupaciones a sus padres; perder el año y no poder graduarse había sido una enorme decepción para ellos, todo debido al descuido en los estudios.

Vivía cerca del colegio, se tardó menos de 20 minutos como solía hacerlo, caminando. Al llegar a casa lo hizo de manera sigilosa, emulando las formas del counter strike, se adentró poco a poco sin hacer ruido, simulando llevar en sus manos un AK-47, pues, le gustaba hacer este tipo de bromas a sus padres y hermana. Le sorprendió que la puerta de la sala estuviera entreabierta. Se adentró por los pasillos que llevaba a las habitaciones de sus padres, la de su hermana, la suya, el baño, el patio.

Entró a su habitación y cuando estaba a punto de tirar el bolso a la cama de mala gana oyó un gemido femenino. Con cuidado colocó el bolso en el closet y abandonó sigilosamente su habitación.

Al primer gemido lo acompañó otro y otro, se le hizo fácil adivinar la voz de su madre.

—¿Te gusta, verdad? ¿Te encanta así, duro, de pie?

Esa era la voz de su padre, se oía jadeante, excitado.

—Sí, sí, dame bien duro.

Oh, Dios, esa era su madre. Estaban follando, adivinó.

Se acercó a la puerta de la habitación de sus padres, estaba abierta por muy poco, algo de lo que no se percató al principio. Se olvidó del counter strike y se asomó por la rendija.

Podía verlos comodamente, ambos estaban follando de pie. Su padre completamente desnudo sujetaba a su madre desde atrás por los brazos pero lo que más le impresionó fue la manera en la que estaba vestida su madre, además de tener una venda en los ojos. Vestía unos zapatos negros de tacón alto, lencería de color rojo con tirantes pero sus pechos estaban descubiertos y tambaleaban al ritmo de la violenta penetración de su esposo.

—Puta —oyó decir al papá—, Perra.

Para Denis aquella escena le generó un impacto brutal. Nunca había visto a sus padres tener sexo, ni siquiera a nadie, unos pocos videos porno era lo más lejos que había llegado a experimentar una escena vouyerista.

Las sensaciones que experimentó también eran ineditas, le excitó ver a su madre semi desnuda siendo empalada por su papá que además de sujetarla de manera agresiva ahora la llamaba “puta” y “perra”.

Se quedó pensativo por un momento, su papá estaba enfocado en la penetración, su madre estaba vendada, ambos gemían, su papá le decía morbosidades, ella respondía entre gemidos.

Denis se llevó la mano a su entrepierna, para entonces la erección de su pene ya le incomodaba. Desabrochó su cremallera y sin dudarlo comenzó a masturbarse.

Su mente fue invadida por pensamientos incestuosos, se jalaba la polla imaginándose en el lugar de su padre, sujetando a su madre como su padre lo hacía, penetrándola con su ya muy bien desarrollado pene, un pene largo de unos 19 centímetros, virgen y sin experiencia, pero no virgen del prepucio que ya había estirado de tantas pajas en su habitación y en el baño sino virgen de no haber experimentado el sexo aun con chica alguna.

Se mantuvo ahí durante unos minutos mientras disfrutaba de la escena, su mano iba y venía sobre su pene mientras disfrutaba de la sumisión de su madre, de los dulces gemidos que salían de su boca mientras papá la violentaba.

—Te voy a romper el culo como la semana pasada, zorra —dijo su padre.

Denis no daba crédito a sus oidos.

—Sí, pero en la noche, cuando Denis y Sabrina estén durmiendo.

—No, zorra, te voy a culear ahora mismo.

—No, ahora no —decía su madre entre gemidos.

Era un juego, el juego de la seducción inversa, de la que no quiere la cosa, del esposo que adora las respuestas negativas de su mujer por el morbo que le genera dominarla, subyugarla.

Denis continuaba la masturbación, el diálogo que mantenían sus padres lo estaba llevando directo al orgasmo, a la eyaculación.

—Cállate, puta, te romperé toda —dijo papá.

Denis no aguantó, era demasiado el morbo y su madre tenía un bonito cuerpo y unas hermosas tetas que se balanceaban y lo volvían loco a pesar de ser solo un expectador.

El orgasmo llegó a su cerebro que lo repartió por su sangre hasta llegar a su prostata que empezó a liberar la eyaculación, Denis tuvo que sufrir en silencio el delicioso placer que ofrecía el orgasmo, tuvo que tomar el pene por la punta y cubrirlo con el prepucio mientras este descargaba chorros de semen.

Cuando estaba a punto de retirarse a su habitación una voz femenina diferente a la de su madre le brindó un susto tremendo.

—¿Qué coño haces?

Se giró a la izquierda. Venía su hermana llegando de clases y fue tanto el susto que le produjo tal sorpresa que apartó la mano de su pene, lo que provocó que derramara todo el semen que caería entre su pantalón y el suelo.

Como pudo, Denis se cubrió el sexo con ambas manos y caminó trastabillando hacia su habitación mientras la hermana incrédula por lo acontecido y con una risa entre burlesca y desconcertada abría intencionalmente la puerta de la habitación de sus padres tan enfocados en el acto sexual que ni siquiera se habían percatado de la presencia de sus hijos.

—Mamá, papá —dijo Sabrina sorprendida

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Cierto día, año y mes de una localidad olvidada en el tiempo, pasaba yo mis días a la espera de mi novia, que había salido a vacacionar con sus padres. Habían pasado veinte días y aún faltaban diez para su regreso.

¿Qué si la extraño? Por supuesto, pero más extrañaba las sesiones de sexo, es una experta, tal experiencia me hizo un artista del arte de amar, hecho a su forma, fue una buena maestra, me enseño donde, como, cuando, de qué manera tocar, besar, lamer, chupar y poner.

Siempre me dice que, aunque no soy un efebo hay dos cosas que le encantan de mí, mi personalidad y mi gran miembro, el que aprendí a usar (gracias a ella) de manera deliciosa.

El sonido de la campanilla del timbre me saca de mis pensamientos, a paso firme llego la puerta para abrir, era mi prima Gina, a quien cariñosamente le digo Xena, como la amazona, princesa guerrera de la serie de televisión o cuando la quiero molestar la llamo “mi petiza culona”, pues tiene un culo de fábula, que no desentona con el resto de su cuerpo, solo le falta altura. Pero sus ojos esmeralda brillante y su palidez hacen contraste con el azabache de su cabellera, siempre va a ser mi hermosa prima.

Saludándonos la invito a pasar, preparo algo para tomar, mientras ella me contaba, que había estado hablando mucho con Vilma, (mi novia), lo que no es una novedad para mí, pues sé que tienen una espectacular relación. Conociéndome, sabía que estaría triste, así que vino a invitarme para salir mañana, por unos tragos o a bailar si era mi gusto.

Luego de insistir un rato acepte, total saldría con ella, ya saben lo que dicen de las localidades pequeñas, pueblo chico infierno grande.

Quise indagar de qué hablaban entre ellas, pero no soltó ni una palabra, dijo que solo eran cosas de chicas, pero muy interesantes. Cortándome el mambo, cambió radicalmente la conversación marcándome el itinerario de mañana, cena, tragos, baile, tragos y listo a dormir o lo que pinte, lo dijo con un guiño de ojo.

Aunque vivía cerca de casa, la invite a cenar, pedimos unas hamburguesas y lo hicimos cerveza mediante.

Pasadas las cero horas me dijo que se iba, no la invite a dormir en casa pues vivo en un mono ambiente y tengo una sola cama, así que me ofrecí a acompañarla hasta su casa, distante cinco cuadras de la mía, cosa que acepto gustosa. Salimos y fuimos hasta su casa, me tomo de la mano y así caminamos y hablamos de cosas sueltas, al llegar la despedí con un beso, que correspondió con un gran abrazo como nos solemos dar.

Ya de regreso acomode todo para dejar listo el día de mañana.

Al otro día, vino más o menos a la misma hora que ayer, en sus manos traía una pizza hawaiana, sabe lo que me gusta. Armamos la pequeña mesa con la pizza, dos vasos y una cerveza, cenamos y nos bebimos dos botellas más.

Promediando la media noche, salimos para el baile, el más grande de los dos que hay en la zona. Pasaban los temas y los tragos, nosotros parecíamos dos locos sueltos, creo en este punto si ponían una marcha militar también la bailábamos.

Nos sentamos a beber algo para paliar el calor, justo sonó un cuartetazo furioso, me agarro la mano y salto al lugar del baile, luego de dos cuartetos, llegaron los lentos (por acá aún se estilan), sus brazos de inmediato se cruzaron por detrás de mi cuello, abrace su cintura y comenzamos a balancearnos girando, acerco su enjuto cuerpo apretando sus duras tetas en mi pecho susurrándome al oído si me sentía cómodo en la salida con su prima, asentí, me dio un piquito, cosa que no me extraño, pues a veces lo hacía, aunque esta vez fue distinto, mi miembro reacciono de manera diferente, se comenzó a endurecer haciendo notar la falta de acción.

Cuando nos sentamos, ambos nos dijimos riendo que estábamos un poco mareados por el alcohol, así que decidimos ir a casa, en el camino me dijo que estaba muy cansada para llegar a la suya, si la invitaba a dormir. Después de pensarlo un rato accedí, después de todo ya habíamos dormido juntos en alguna oportunidad cuando me quedaba en casa de ella.

En casa, nos sentamos a dialogar de tiempos pasados, recordamos muchas cosas, juegos, familia, amigos entre otras, hasta que ella comenzó a monologar, recordando un suceso.

En la sala de casa había una mesa de madera, antigua, grande, en la que pusimos una sábana haciendo una choza, quien de chico no lo hizo, y comenzamos a jugar al doctor. Fue la primera vez que vimos ambos los genitales del sexo opuesto y tímidamente pudimos tocarlos.

Cuando término de contar su relato, disculpándome, fui al baño (la cerveza había hecho su efecto diurético).

Cuando regrese, me dijo que quería jugar un juego, sin más tomo un repasador y me cubrió los ojos, diciéndome que ahora mandaba ella, y el juego se llama ¿qué es?

Ya sin ver nada comenzó el juego, se alejó y regreso con algo en la mano, toma la mía y me la hace tocar, era algo frio, no podía apreciar por mi tacto que era, pero poco a poco fui dándole forma en mi cabeza, era un vaso redondeado en su base, luego fue una pelota de ping pong, luego una de tenis, un muñeco de Batman y varios artículos más que adiviné.

Grande fue mi sorpresa cuando me hizo tocar algo tibio, redondeado, a lo que mi cerebro reacciono de inmediato dándose cuenta de que se trata, era su pecho descubierto, me retiró lo que me cubría y ahí la veo, de pie solo en tanga, se abalanzó sobre mí, posando sus labios en los míos y a la vez sacándome la remera, nuestros pechos se encontraron, la tersura de su piel hizo que la mía se erice y mi verga se entumezca, al sentirla crecer en su abdomen, sus manos fueron en busca de ella, recorriendo toda su extensión sobre el pantalón, sin dejarla de acariciar ni obviar los testículos me empujo sobre la cama, ya se percibía el olor a sexo en el ambiente. Ya sentado, se ubicó con sus piernas abiertas en ambos lados de la mía y de rodillas, dejando su vagina a la altura de mi cara, podía apreciar el aroma de sus jugos invadir mi nariz.

Pudiendo observar de cerca la intimidad expuesta ante mis ojos, se bajó la tanga dejando ante mis ojos unos labios humedecidos y carnosos, decorados con unos prolijos vellos púbicos recortados en forma de corazón que demostraba, su cabellera, no era teñida.

Mi cerebro dejo de responder al buen criterio y en fracción de segundo me había zambullido a las mieles que se ofrecían ante mis ojos, haciendo una inmersión en su sexo, succionando esos carnosos labios, aprisionando contra mi lengua su duro clítoris, la humedad inicial crecía a cada pasada de mi curiosa lengua que exploraba la profundidad de esa concha tan hermosa como

Empujándome, me recostó en la cama, poniéndose de pie comenzó a quitarme la ropa que cubría mi parte baja, dejándome totalmente desnudo, su tanga también desapareció del todo con unos ágiles movimientos de piernas, sus ojos se abrieron al ver mi verga. Pidiendo que observe comenzó a hacer unos sensuales movimientos de cadera al ritmo de una música que no había olvidado de poner. Su mano hábil fue hacia su entrepierna y secuencialmente comenzó a meter un dedo, luego dos hasta llegar al tercero, cada vez que lo hacía llevaba su mano a la boca para probar sus propios jugos, parecía que no quería desaprovechar la humedad de sus propios fluidos.

Veníamos disfrutando de un encuentro sexual, creo que postergado por años, de dos personas que se deseaban y sin dudas, querían fusionar sus cuerpos en una cama.

Aun con el sabor vaginal en mi boca, deseaba más, arrojándola sobre la cama puse sus piernas sobre mis hombros volviendo a bucear en esa sabrosa breva, la que en pocos minutos me ofreció más de su delicioso néctar cuando tuvo el merecido orgasmo.

Poniéndonos cómodos sobre la cama, empiezo por jugar un poco con mi verga en la jugosa vagina, comenzaron unos tímidos gemidos que hicieron crecer mi excitación, sin poder aguantar más, aprovechando su lubricación y que mi miembro estaba empapado de ella, la introduje hasta el fondo, acrecentando sus gemidos, se sentí muy suave el interior y que bien que se mueve Xena, me estaba extasiando del placer, de tal manera que comenzamos a gemir al unísono, el ir y venir dentro de ella es fascinante.

Una vez que tuvimos nuestros merecidos orgasmos, reposamos agitados uno sobre el otro en la cama ahora inmóvil.

Luego de un largo rato mi primita comenzó a jugar con su boca en mi pene que se encontraba en reposo, con la habilidad y maestría que tiene en el arte del sexo oral, lo hizo cobrar vida nuevamente, ¡¡¡que mamada me estaba dando!!! Una de las mejores, sino era la mejor de mi vida, se la comía toda como si fuera un chupetín, llegando a tocar el fondo de su garganta, lamio los testículos y el ano, reconozco que fue la primera vez que gemí a viva voz con una mamada. Subió sobre mí para cabalgar toda la extensión del pene, estaba en un nuevo momento de sexo sin parangón, la veía arriba mío subiendo y bajando mientras mi verga dividía aún más esos labios que le permitían la comodidad de entrada a mi sexo. Se avecinaba un orgasmo fantástico, y así lo fue, ella acabo cuatro veces y una última en que lo hicimos a la vez, entre gritos y gemidos.

Prendimos un cigarrillo que fumamos entre los dos, sentados en la cama como chinitos, en donde me conto por que se había decidido a tener sexo conmigo. Vilma le había comentado de mi atributo y mi manera de coger, lo que le llamo la atención y la lleno de intriga, que quería probar y no iba a perderse el sexo conmigo, que siempre ella, aún sin las historias que le conto mi novia, había querido tener sexo conmigo y ahora comprobó que Vilma no mentía en nada, hasta hoy no había conocido semejante manera de gozar, que si bien ha tenido buen sexo, gozar como hoy nunca.

Luego de casi una hora y media de charla y confesiones mutuas volvió la carga con mi miembro, el que tímidamente se volvió a parar, fui en busca de un frasco con vaselina, no me iba a perder el culo de mi querida petiza culona.

No dijo nada, pero me miraba con ojos desorbitados como la posicionaba en cuatro y untaba su culo y mi verga palpitante, hasta que me dijo.

– Primo no es que nunca lo haya hecho, pero me asusta el tamaño de tu verga, creo me va a doler mucho, por favor te pido dos cosas, preparalo bien y que sea promesa, si duele lo dejamos para otra oportunidad en la que me pueda preparar mejor, si sabía que salía culo hoy me hubiera puesto un dilatador.

– Si mi hermosa Xena, prometido.

Tuve que volver al principio de la acción para preparar el terreno, abrí sus nalgas y sabor a vaselina mediante comencé a jugar con mi lengua, intentando introducirla, ella colaboraba aflojándose lo más posible, mi lengua rodeaba y jugaba en ese esfínter, cuando la sentí cómoda, puse más vaselina allí y en mi mano, metiendo de a poco mi dedo medio, entrando y saliendo, la escuche gemir, saco el dedo para volver a introducir medio e índice, ya la note dar un respingo pero sus gemidos no desaparecían, la mano libre la lleve a su duro y caliente clítoris para estimularlo, mis dedos entraban y salían mientras los otros giraban en torno a su botón disparador de orgasmos, no tardando este en llegar.

Ya la tenía donde quería, puse más lubricante en ambas partes a hacer contacto apoyando la punta del pene, comencé a ejercer presión, había entrado la mitad de la cabeza cuando ya sus gemidos se tornaron en frases de dolor, no queriendo desaprovechar la oportunidad, di un pequeño golpe de cadera para que pasara la cabeza, pensando que tenía la batalla ganada, dio un grito de dolor que me asusto.

– Por favor primo, sacala que me duele mucho.

– Ya entro la cabecita, ahora es más fácil. No amor mío, si así me dolió la cabeza, el resto que es más grande me va a desgarrar, ya con esa porción nomas me arde y duele mucho, me lo prometiste.

– Si Gina, tenés razón.

Con tristeza se la saque suavemente, observando si la había lastimado, pero no se veía nada raro.

– Gracias primo, me da pena que no lo hayamos podido hacer, pero en serio me dolía.

– No hay problema, como vos dijiste, no va a faltar oportunidad.

– Obvio, como vos cumpliste la promesa yo la voy cumplir también. Este culo te lo vas a comer.

Se encargó de mi ahora sedienta verga, su boca hizo maravillas en ella, hasta que descargue todo el semen dentro y aunque es una falta de respeto hablar con la boca llena, me dijo.

– Mira bien que te voy a compensar.

Muy lentamente fue tragando todo el contenido, relamiéndose y sin dejar nada a la vista.

Nos acostamos dormir, al otro día nos despertamos sorprendidos de encontrarnos ambos desnudos en la cama, reaccionando enseguida, nos saludamos con un beso en la boca, nos levantamos a bañarnos y limpiar el desastre de fluidos que han quedado en nuestros cuerpos y en la cama.

Esta demás decir que Gina se quedó hasta que vino mi novia de viaje y nuestros encuentros se siguen dando en forma más que habitual, pues a Vilma no le permiten quedarse a dormir conmigo.

No paso mucho tiempo en que pudimos tener sexo anal, ¿le dolió? Si pero como había dicho uso dilatadores e hice un buen trabajo de dilatación pre coito no tanto como la primera vez, cuando le comenzaba a doler paraba, esperaba un ratito y cuando no dolía más continuaba, ahora ya lo hacemos en forma natural, yo feliz por que encontré a una persona que se adaptó a mi verga y cuando acabo, sacándola le queda un poco abierto dejándome observar el semen en su interior.

Debo agradecerle a Vilma que le haya contado a mi prima nuestras aventuras.

Me he enterado también que, en alguna oportunidad tuvieron sexo entre ellas, no es porque me lo ha contado, si no que viendo en su móvil pude observar algunas fotos donde estaban en la cama desnudas.

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Bueno todo empezó varios años atrás yo tenía 18 en ese entonces yo vivía con mis padres que siempre salían ya que estaban ocupados con el trabajo casi todo el tiempo por eso me dejaban muchas veces solo en casa, como verán tenía una familia relativamente acomodada y no eran muchas mis labores en casa ya que siempre había una empleada en turno que hiciera los deberes, pero volviendo al tema les contare de mi prima.

Siempre he tenido una buena relación con mi prima Stefany ,por parte de la hermana de mi mamá, desde pequeños somos muy unidos jugábamos juntos casi todo el tiempo después algunos años nos volvimos más distantes ya que mi tía se fue a vivir al extranjero con mi prima por dos años hasta que un día mi mamá dijo que volvieron y que estarían de visita yo estaba entusiasmado por que no había visto a mi prima desde 2 años y me moría por verla ya que siempre me he fantaseado con ella y quería saber cómo lucia ahora.

Y llego el día mi mamá me dijo que bajara a saludar de mi cuarto y cuando baje vi a mi prima sentada en el sillón de la sala, se veía radiante y sexy mi prima al igual que yo tiene mi misma edad, me lleva por un par de meses y también tiene una tés algo blanca como yo pero no tanto tiene unos ojos pardos y redondos muy distintivos, labios delgados, una nariz respingada y un rostro algo redondo; su cabello era lacio y de un color marrón muy oscuro que solo se ve ante la luz. Ella siempre ha tenido un cuerpo fino y desarrollado pero cuando la vi mis ojos brincaron al ver cómo había cambiado, ella es algo alta para una chica pero más baja que yo por unos 15 centímetros, es esbelta con un par de senos redondos y firmes (Era lógico que los tuviera así a pesar de ser tés blanca porque éramos mestizos), ella llevaba una blusa con escote celeste por lo que le veía los pechos y me excitaba al verla. Ella al reconocerme me sonrió con una linda sonrisa con el bello rostro que ya describí.

Nos quedamos los cuatro charlando hablando de lo que hemos hecho estos dos años ya que el año pasado ambos terminamos la escuela, luego de la charla mi mama nos pidió que fuéramos a la parte de atrás de la casa ya que teníamos vista al mar en un pequeño espacio con un jardín a tomar unas bebidas, ahí fue cuando aproveche para verle las piernas a mi prima para mi suerte llevaba un pantalón apretado de color negro que me dejaba ver sus piernas muy formadas y vi que tenía una colita levantada no tan grande pero lo suficiente para llamar la atención además llevaba unas sandalias de tacón que me dejaban ver sus lindos y tersos pies.

Fue entonces cuando mi mamá nos avisó que ella y mi tía saldrían y que no volverían hasta en la noche y que me quedaría yo solo con mi prima tan solo pensarlo se me paro estar a solas con ella tan rica que se había puesto me calentaba la idea de solo pensarlo y así fue ellas salieron y me dejaron solo con mi prima nos dijeron que charláramos para pasar el tiempo y eso fue lo que empezamos a hacer claro que yo tenía otras intenciones.

Cuando nos quedamos solos ella me dijo con una voz coqueta: ¡Primito!, ¿Cómo estás? Yo me sonroje un poco y me puse un poco nervioso y le dije que estaba bien y le pregunte qué tal su estadía en el extranjero y ella me respondió: Estuvo lindo me divertí mucho por pero… (Con una voz un tanto tímida) la verdad te extrañaba bastante. En ese momento yo me puse de nuevo sonrojado pero sin tratar de mostrarlo y yo le dije: ¿En serio yo te hice falta, primita? (con un tono coqueto tratando de cortejarla). Fue ahí cuando la vi botar una sonrisa y reírse como sonrojada y ella me respondió: La verdad sí, si me hacías falta primito me caes re bien. Traje unas bebidas y prendí la TV y empezamos a charlar de asuntos personales escolares y esas cosas un rato, riéndonos contándonos experiencias cuando ella me pregunto: Y bien primito ¿Tú tienes un relación formal con un chica? (Me lo decía riéndose) y yo le dije: No, estaba en una relación pero terminamos por asuntos entre los dos (Con ella yo perdí la virginidad). Ella al oírlo me dijo: Ah… es una lástima que ella no te supo valorar primo (acariciándome el hombro). Cosa que como ya saben me gusto bastante, y le conteste: La verdad no es eso fue por otras razones que terminamos. Ella lo comprendió y yo proseguí a preguntarle: Y tú ¿Has estado con alguien en el extranjero? Me miro riéndose y me dijo: No estuve con nadie no porque no me atrajeran sino porque cuando eres extranjera a todos los chicos le atraes más por puro gusto y no me gusta que fuera así, y bueno no pude estar con alguien aunque quisiera, la verdad es que solo pensaba en ti primito te extrañaba mucho (Lo dijo colocando su mano en la mía y acercando su cara sonriendo a mi rostro). Yo me quede tartamudeando un rato en el acto excitado y le respondí con una voz más o menos nerviosa pero confiada: Yo también estuve pensando en ti primita. Ella me respondió: Aww ¿Sabes qué? tu siempre me has atraído y yo sé que a ti también te atraigo. Entonces ella se acercó lentamente a mi oído y susurro mientras que yo estaba con la piel de gallina: Nos quedaremos solos hasta la noche ¿Por qué no lo hacemos mientras nadie nos ve?

Me sorprendí y le dije ¿Estas segura primita? Y ella me dijo: ¡Siii! En ese momento ambos nos acercamos y nos empezamos a besar en el sillón, nos besábamos de forma delicada y lenta podía sentir por fin lo rico que sabían sus labios los mordisqueaba lentamente mientras mis manos acariciaban su cintura, empecé a mover mi boca a su cuello besándola más profundamente para hacer que se echará en el sillón, pasaba mi lengua por todo su cuello disfrutándola hasta subir de nuevo a su boca para darle besos más intensos y sabrosos que me excitaban más y más por lo que mis manos hacían lo suyo acariciando de su cuerpo su pecho firme que sentía duro. Estuvimos así un buen rato dándonos lengua acariciándonos y sentía como ella se calentaba más y más hasta que se paró y me separo de ella, se levantó toda excitada y despeinada y alegre me dijo con su voz coqueta: ¡Guau! primito no sabías que besaras tan bien a una chica, pero ¿Sabes qué? Yo le respondí: ¿Qué cosa? me dijo: estoy un poco incomoda porque estoy muy caliente por tu culpa primito. Levanto sus piernas y se quitó sus sandalias quedando descalza (Algo que personalmente me excitaba) luego se quitó su blusa quedando con sujetador se paró y se quitó su pantalón delante mío dejándome ver sus par de nalgas levantadas y sus hermosas piernas, entonces me dijo: Creo que iré a un lugar más fresco como tu cuarto, si quieres puedes subir en un rato. Ella fue a mi cuarto mientras veía su delicioso cuerpo al descubierto subiendo las escaleras, así que cuando subió recogí sus cosas y subí a mi cuarto a ver como estaba.

Subí ya esperándome una sorpresa a mí cuarto y cuando entre la vi sentada de rodillas sobre mi cama por la almohada aun en ropa interior y al llegar me dijo con voz delicada: ¿Te puedo contar un secreto? Y yo le dije: Si soy tu primo puedes contarme lo que sea. Ella me respondió: Bueno, nunca he estado con alguien. Me sorprendí al oír eso ya que siempre pensé que mi prima no era virgen y fue exactamente lo que le dije y ella me dijo: Es que siempre quise que mi primera vez fuera con alguien como tú, nunca le he tenido confianza a otros chicos así que… ¿Te gustaría hacerme perder la virginidad? Me quedé perplejo por un rato y le conteste: ¡Claro que sí! como gustes. Fue cuando ella se quitó el sostén y me dejo ver esos pechos blancos y redondos bien marcados con los que tanto fantaseaba, aun de rodillas en mi cama y me dijo riéndose: ¿Qué esperas ahí? si de verdad las quieres pues ven aquí a comerlas. No lo pensé ni dos veces y me acerque a ella completamente excitado a darle un fuerte beso de lengua, inmediatamente después fui a jugar con sus pechos, se las lamia y chupaba con mi lengua, era una sensación muy rica, me las comía literalmente metía sus pechos en mi boca saboreando sus pezones que sentía duros y mordía su pecho uno a uno ,mientras las devoraba ella me decía: Ah… si primito lo haces muy rico (con tono excitada) luego me separe de ellas y volví a besar apasionadamente a mi prima, en ese momento la tumbe boca arriba de mi cama y fui hasta sus piernas besaba la zona de sus muslos cerca de su vagina y después le saque su ropa interior suavemente, ahí fue cuando vi que tenía la vagina afeitada, me saque el polo que llevaba y me baje el pantalón para dar paso a penetrarla, mi prima vio mi pene parado y depilado y dijo: No sabía que la tuvieras así de grande primo, y bien ¿Qué esperas para penétrame?

Al oír eso no aguante más y la tome de las piernas y metí mi pene en su vagina que sentía apretada pero logre meterla mientras metía unos gritos de dolor y de placer dándome a entender que si era su primera vez con un chico, metía y sacaba mi pene de su vagina rápidamente ella pegaba gemidos muy fuertes que me excitan más para no seguir sentía mi pene en su vagina muy velozmente mientras la veía disfrutar, luego pase mi mirada al lado mío y vi su lindo pie derecho lo tome se sentía muy suave y empecé a chupar su dedo gordo en eso ella soltó un gemido dando a entender que le gustaba y seguí chupando su pie mientras le penetraba, después de un rato deje su pie y por consecuente esa posición sin dejar de penetrarla y me acerque a ella haciendo la pose del misionero volviéndonos a besar mientras sentía como ella cruzaba sus piernas en mi espalda, baje a sus pechos y empecé a devorarlos de nuevo lamiendo y mordisqueando sus pezones duros. Ella en ese momento dijo (Excitada): Oh sí… no pares primito. Seguía sintiendo sus pechos en mi boca en la misma posición hasta que pego un fuerte gemido y tomo un respiro, yo me pare y me separe de ella viéndola algo agotada tirada en mi cama con las piernas levantadas ella me miro sonriendo y me dijo: Así que eso querías hacerme primito. A lo que le respondí: Eso fue lo que me pediste que hiciera. Y me respondió muy coqueta: Si pero aún no ha terminado .Se puso en cuatro y giro gateando al extremo de mi cama mostrándome su colita desnuda mirando hacia la pared y me dijo: Ponte detrás mío rápido.

Obedientemente me puse detrás de ella viéndola en pose de perrito dejándome ver toda su colita, empezó a mover su culo de arriba a abajo mientras levantaba y bajaba sus piernas ,era una delicia, luego en ese entonces me pregunto: Primo ¿Que te da ganas de hacerme viéndome así? Yo le respondí: Pues tengo ganas de penetrarte prima. Ella riendo me dijo: ¡Pues te aguantas! Primero quiero que me comas la colita. Sin reclamar fui directo a sus nalgas y empecé a lamer su vagina metiendo mi cara en su culo, le lamia su vagina depilada que tenía, de forma delicada le mordisqueaba su clítoris y sentía sus jugos vaginales en mi boca, seguí haciéndolo metiendo mi lengua hasta el fondo de su vagina su sexo estaba muy excitado pues ella me decía: Mmm… ¡Que rico lo haces! Deje su vagina luego de un buen rato y me decidí subir a sus nalgas sus pares de nalgas levantadas y firmes me las devoraba a besos y mordidas luego fui a su ano para darle lo que dirían un beso negro (cosa que hacía por primera vez). Pasaba mi lengua en su agujero mientras ella gemía de placer, seguí dándole besos y ella me dijo: ¡Espera un momento! (Tomo mi mano izquierda y lamio mis dedos índice y medio) Quiero que los metas en mi ano. Le obedecí y se los metí uno por uno mientras seguía pegando gemidos de placer uno más fuerte que el otro. Ya satisfecha me dijo: Bien ya puedes metérmela una vez más. Me pare de rodillas sobre mi cama y volví a insertar mi pene en su vagina haciendo la pose de perrito, yo le sujetaba la cintura y una vez más mi pene hacia lo suyo en su vagina, miraba muy excitado como rebotaban sus nalgas con mi pelvis además de que esta gemía más mi prima. Cuando me volví a calentar acerque mi cuerpo a su espalda y le acaricie los pechos duros que tenía y le susurre al oído: ¿Esto era lo que querías? Y excitada me respondió: Siii. Volteo su cabeza y nos dimos unos besos mientras la seguía montando y sujetando de los pechos hasta que volvió a soltar un gran gemido y nos volvimos a separar.

Me eche encima de la cama con mi cabeza en la almohada, ella se paró y se volteo a verme sonriendo se sentó de rodillas al lado derecho de mis piernas y me dijo: Bueno es mi turno de darte placer. A lo que con su mano sujeto mi pene erguido y empezó a masturbarme de forma clásica arriba hacia abajo, yo la veía algo nerviosa e inexperta por lo que dije: No te preocupes si no sabías como masturbar a un chico ya que es tu primera vez con alguien, yo te digo como. ¿En serio? Me contesto. Y dije sí. Y empecé a darle órdenes: Primero acumula saliva en tu boca y escupe en la palma de tu mano (y empezó a acumular saliva en su boca) Bien ahora escupe en tu mano y sóbame el pene dándole vueltas (Acto seguido lo hizo y me rosaba su mano en mi pene). Podía sentir como su delicada mano se movía por mi glande dándole coquillas excitándolo poniéndolo recto, sentía como su mano pasaba por todo mi pene estaba totalmente húmedo, luego le dije: Ahora has una V con tu mano y frota mi pene de arriba a abajo (Obedeció y empezó a frotarlo suavemente) Lo disfrutaba de verdad su delicada mano hacia maravillas, me pregunto: ¿Qué tal lo hago? Con mi expresión de confort se dio cuenta que hacia bien su trabajo, cuando se quedó sin saliva volvió a repetir el proceso pero esta vez al fin me empezó masturbar fuertemente me ponía a mil notándose en mi cara y me dijo: Ah sí… ¿Te gusta primito? Fue cuando no aguante más y solté semen en su cara la deje empapada también se quedó semen en sus pechos y barriga ver esa imagen de mmi prima mojada con mi semen me calentó más, ella empezó a reírse y dejo de masturbarme, me miro se acercó poniendo sus piernas afuera de la cama y quedando a un lado mío sentada medio inclinada y de la nada me dio un beso con lengua, no me había percatado que tenía mi semen en su boca aunque no me importo mucho por la calentura siendo la primera vez que lo pruebo y me dijo: Te daré una sorpresa si me limpias con tu boca mi cuerpo. Le hice caso y le bese sus pechos llenos de mi semen dejándolos limpios como ella quería que hiciera. Cuando lo hice ella se volteo en la posición que estaba pasando una de sus piernas delante mío y poniendo su colita delante de mi cara, se recostó sobre mí y yo sabía lo que vendría.

Entonces ella me dijo: Es hora que te de tu sorpresa por obedecerme. Primero pasaba su lengua por mi pene una y otra vez y de repente me empezó mamar la polla de forma inexperta y tierna ya que era su primera vez no me quejaba, me lo lamia suavemente, chupaba de poco a poco hasta que hallo el truco y me hacía sentir increíble. Sus lamidas se volvían cada vez más intensas y metía más mi pene a su boca tratando de meterlo por completo y por ratos se atragantaba con mi semen después de un buen rato de placer me empezó a chupar mis bolas las chupaba una por una sentía como las succionaba y empecé a lamer su coñito por segunda vez, metía mi lengua en su sexo más cómodamente y sentía sus fluidos más ricos le mordía y chupaba su clítoris mientras seguía chupando mi polla de arriba a abajo estábamos haciendo un 69 muy delicioso. Cada vez chupaba mi pene mejor mucho más rico y suave sentía su lengua y yo me devoraba su vagina y sentía sus fluidos, en eso pare un rato a tomar aire saboreando sus jugos en mi boca, sintiendo su lengua todavía en mi pene, recosté mi cabeza mirando al lado izquierdo y vi de nuevo su lindo pie y como estaba muy excitado agarre su tobillo lo acerque a mí y volví a chupar sus dedos del pie suavemente mientras me devoraba el pene, estuvimos así disfrutando el uno del otro, deje su pie y ella dejo mi polla y se sentó sobre mi rostro. Puse mis manos sobre sus nalgas y empecé a meter mi lengua en su vagina pero ahora podía meterla más profundo en su sexo y les mordisqueaba como siempre sintiendo sus fluidos a los que me volví adicto, oía sus gemidos diciendo: Si primito tu si sabes comérmelo. Movía sus nalgas con mis manos y le empecé a dar palmazos mientras pegaba gritos de placer ella me decía: Eres un goloso. Se levantó y sentó delante de mí en mis piernas

Eres un depravado, ella me decía. ¿Yo? ¿Por qué?, le conteste. Porque lo que te gusta hacerme, me mordías la vagina, me chupabas los pies, me dabas palmazos y me metías el dedo por el ano. Me respondió, y le dije: Pero eso último me lo pediste. Y me contesto: Si pero las otras cosas no, me excitaba que me hicieras esas cosas por eso eres un enfermo primo, ahora quiero que te vengas conmigo (Se volteo mirando hacia la pared dejándome ver su espalda y se colocó sobre mi pene). Se empezó a mover su cola queriendo acomodarse bien y me dijo: Vamos quiero venirme estoy excitada. Y damos marcha al coito sentía su culo brincar en mi pelvis me encantaba ver como sus nalgas rebotan eso me excitaba más, ella solo hacia gemidos, me trate de concentrar para poder venirme apoyándome en la imagen ya mencionada mi prima seguía en pleno acto de coito sobre mí y estaba dando resultado ya sentía que me venía, le dije: Ya falta poco. Giro de inmediato y volvió a colocarse en mi pene ahora la podía ver de frente todo su cuerpo estaba colorado debido a su tez se le notaba más, ver su cuerpo excitada y como le rebotaban los pechos hacían sentirme muy caliente y ya no podía más hasta que le dije: Ya voy a venir. Y ella brincaba más rápido y fuerte y en eso me corrí en ella, a lo que ella pego un grito de placer muy fuerte, y para mi sorpresa vi como de su vagina desprendía un líquido que me roció la cara y el cuerpo. Estábamos exhaustos, se liberó de mi pene agotada con un cuerpo aun colorado se empezó a reír y se acurruco a mi lado derecho, nos empezamos a acariciar besándonos lentamente por un tiempo tratando de descansar de lo agotados que estábamos.

Nos quedamos en mi cama en caricias y besos porque ya no podíamos más y de repente me fije que hora era y para mi sorpresa eran las 07:50 PM, faltaban solo 10 minutos para las 8 de la noche se lo comenté a Stefany y me dijo: Creo que ya deberíamos bañarnos y bajar antes que lleguen, yo le conteste (riéndome) ¿Quieres que nos bañemos juntos? Y esta me respondió en risas: No uno tiene que quedarse afuera si es que llegan. Entonces le respondí: Esta bien, yo me baño primero más rápido luego te dejo el baño para ti sola. Acepto y me fui a bañar de forma rápida cuando salí del baño cambiado ella aun desnuda pero más calmada me dijo: Tu mama llamo dice que volverán a las 10:00 PM. Por lo que teníamos más tiempo a solas, y le dije: Bien voy a la sala a hacer unas bebidas te espero ahí y me respondió: Ok me voy a duchar, no me espíes (lo decía entre risas) Se fue bañar y baje a operarla en la sala prendí la TV para distraerme antes que llegara. Fue cuando la bajar por las escaleras, lucia radiante con la misma ropa que describe en un principio seguía con el cabello mojado haciendo que este brille más, saque las bebidas y volvimos a charlar mientras veíamos una película y nos seguíamos dando caricias el uno a otro pero estas no pasaban de besos y lamidas en ciertas zonas del cuerpo hasta que mi mama y mi tía llegaron.

Ya era hora de despedirnos mi tía dijo que tenían que ir a su casa que tenían cerca y que otro día volverían a pasar el rato a lo que me alegre y mi prima dijo que había olvidado sus cosas en el baño de arriba mi mama me mando que sea cabalero y que la ayude a buscar ,fuimos los y ya en el baño los dos solos me tomo de mi camisa y me dio un rico beso de legua y me dijo: Esto es para que pienses en mi hasta que vuelva, bajamos nos despedimos y fui a descansar a mi cuarto pensando en lo rico que con mi prima Stefany. Fue la primera vez que lo hice con ella pero no la última, y puede que les traiga más relatos

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Tenía 17 años trabajaba en un ciber café mi jefe era un hombre de 30 años alto, atlético y muy caliente. Todas las tardes al salir del colegio me dirigía al trabajó y cuando llegaba hay estaba esperandome siempre me tomaba de la mano y me daba un beso en la mejilla con un suave mordisco yo una inesperta me ponia nerviosa, mis piernas temblaban y mi voz se quebraba…

Comenzaba el juego de la seducción un día era el mordisco en la mejilla, al otro día era un apretón de nalga, un suave rose en la pierna…

Una tarde entre al baño arreglarme un poco el cabello, había tenido entrenamiento de básquetbol en la escuela y llegué un poco desarreglada al trabajo, cuando estaba mirándome en el espejo de pronto apareció su reflejo estaba junto al mío, estaba de espaldas y me quedé paralizada en un segundo lo sentí junto a mi, pensé que tonta deje la puerta abierta y ahora que hago, pasaban mil cosas por mi cabeza, mientras comenzó acariciarme, a besar mi mejilla y su lengua comenzó a deslizarse en mi oreja sentí que todo se me estremecía, comencé a perderme en sus caricias, cuando de pronto bajo sus manos a mis nalgas las acarició, bajo lentamente a mis piernas subió mi falda a la cintura y bajo mis bragas yo estaba indecisa no sabía si quería hacerlo era mi primera vez yo nunca había pensado hacerlo ni me había imaginado si quiera como quería que fuera mi primera vez…

El solo me dijo confía en mí no te voy a lastimar dejame entrar y prometo cuidarte, su voz en mi odio, su respiración y su forma de tocarme me hechizaron…

Con mis bragas abajo comenzó a caricias mi vagina, suave muy lento y con la otra mano desabotonaba mi blusa, desabrochó mi sujetador y comenzó acariciar mis senos, era todo perfecto para una niña de 17 en manos de un hombre con experiencia…

Me puso de espaldas, mis nalgas rosaban con su miembro, me inclino, bajo su pantalón y puso su pene en mis nalgas, por dios lo sentí grande, tomo mi mano y me dijo tocalo… era grande, grueso y con sus venas sobresalientes y pensé y ahora que hago me puse nerviosa yo inesperta y él con tanta experiencia…

Me dijo tranquila no pasará nada que tú no quieras creo que ya era demasiado tarde para esas palabras mi bragas abajo, su miembro rosando mi vagina y chorreando solo estaba esperando el momento cuando de pronto me dijo confía en mí, la cabeza de su miembro intentaba entrar en mi vagina cerrada era grueso dolía un poco pero comenzó a masajear mi vagina y mi entre pierna mientras mordía mi espalda y cuidaba cada detalle para que fuera la mejor experiencia, sin más de pronto sentí un empujón suave y a la vez fuerte grite pero no fue de dolor, por primera vez sentí el placer de tener un pene dentro de mí, tomo mis caderas y comenzó con movimientos suaves y duros solo me miraba en el espejo, veía mi rostro sudado con una expresión que nunca había visto en mí y continuó hasta que tuve mi primer orgasmo, después el termino en mis nalgas se inclino en mí, medio un beso en la mejilla limpio su semen de mis nalgas me ayudo a vestirme me abrazo y solo me dijo gracias…

Estaba en shock le acaba de dar lo más preciado, mi virginidad a alguien que no era mi novio, que solo era mi jefe y ahora que sucederá me preguntaba me correrá del trabajo…

Pasaron las horas ya tenía que retirarme a mi casa y el me habló, -Karen puedes venir-,

-si claro- me tomo de la mano me llevo al baño y me dije en mi mente otra vez y parace que leyó mi mente, me dijo -no pienses que te tomaré quiero que veas algo-,

-está bien contesté-.

-Karen baja tu pantalón y tus bragas-,

-pero dijiste que no lo haríamos-,

-haz lo que te dije- respondió…

Hice lo que me pidió y cuando baje mis bragas note un poco de sangre,

-me dice vez eso, una señal de que dejaste de ser niña y ahora eres una mujer y gracias por dejarme ser el primero es un privilegio-.

-ahora arreglate ve a tu casa duchate y descansa, por qué a partir de mañana te haré mia si tú estás de acuerdo-. Me dio un beso en la frente y me abrazo…

Ahora tengo 36 años, vivo en un lugar rural donde a esta edad ya nadie te quiere para casarte, por qué ya eres algo vieja y solo te quieren para ser la puta de todos…

Pero… he hay lo malo, que yo no soy la puta de todos, solo de quién me gusta, yo elijo a quien comerme…

Y así fue como comencé y me introduje en el erotismo, en el sexo y el placer de disfrutar una buena cojida…

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Esto me pasó hace un año, yo estaba de portero en la fiesta privada de un chalet de madrid, en una garita a la entrada de la finca, y abría la puerta si me enseñaban la invitación que habían dado los dueños, y si veía su nombre en una lista que habían hecho.

Sobre las dos de la mañana, vi venir un volkswagwn beetle de los nuevos, conducido por una pelirroja de ojos negros, mirada intensa y un bronceado cobrizo que llamaba la atención, una mujer de bandera, se bajó del coche y la vi por completo, tenía un cuerpo de diosa, alta, esbelta, con unos pechos grandes y turgentes y un culito precioso, caminó hacia la entrada de la garita, y desde la reja de la puerta, me dijo que quería entrar, la pedí su nombre y la invitación pero me dijo que no tenía, y que venía a la fiesta porque su novio estaba dentro y a ella no la habían invitado, era una explicación absurda, pero como luego añadió que me compensaría el favor y yo pensé, hay mucha gente en la fiesta, y los dueños no se darán cuenta, así, que la dejé pasar, entré en la garita y pulsé el botón de apertura de la puerta, ella entró con el coche y paró a la puerta, salió y vino hacia mi, me dijo, ¿cómo un chico tan guapo está en la puerta y no entra a la fiesta?, y acto seguido me bajó la bragueta mientras me daba un beso de tornillo que hizo que mi polla se tensara y saliera por ella rápidamente, ella dijo, uhmmmm buena tranca, y empezó a pajearme suavemente a la vez que me seguía besando.

Cuando se cansó, se arrodilló ante mi y me bajó el prepucio entonces dio un beso a la punta de mi polla y luego empezó a lamer el glande como si fuera un chupa chups, mientras me miraba con ojos de viciosa, yo no me lo podía creer, un monumento de tía estaba arrodillada ante mi comiéndome el miembro en una garita de seguridad, de pronto, ella me sacó de mis reflexiones tragándose mi polla hasta el frenillo, y no contenta con eso, sacó su libidinosa lengua y empezó a lamerme la parte baja de los cojones con ella, yo ya no podía más, estaba cachondísimo y me iba a correr, entonces ella se sacó la polla de la boca e inició un mete saca con su boca que me volvió loco, cada vez que la metía, lo hacía hasta el fondo, mientras tanto, yo la agarraba de su larga y sedosa melena imprimiéndole el ritmo que yo quería, al final, me corrí en su boca, fue la mejor mamada que me habían hecho nunca, ella, tragó mi leche, se levantó y me dió un beso, se dió la velta subió al coche y siguió el camino hacia el chalet, desde ese momento, estuve toda la noche pensando en ella, me enamoré.

A las 10 de la mañana, los invitados empezaron a bajar en un desfile de mercedes, audis, jaguar y bmw, cuando de repente, vi el bettle amarillo cuya dueña me había dado tanto placer, ella también me vio en la garita, paró un momento el coche y tiró por la ventanilla una tarjeta, en ella ponía que se llamaba Verónica y su teléfono, además de una mancha en forma de carmín rojo pasión con forma de beso, desde ese momento, sólo esperé a que acabara mi turno a las 11 de la mañana para ir a casa y llamarla, necesitaba verla.

Después de llegar a casa y dormir como un tronco, me desperté a las 9 de la noche con mis calzoncillos empapados, había soñado con ella. Saqué la tarjeta del bolsillo de mi chaqueta y llamé al número que estaba escrito, al otro lado me contestó la sensual voz que había escuchado la noche anterior, me dio su dirección y quedamos para cenar esa noche en su casa, vivía en un barrio bastante elegante de Madrid, cuando llegué allí, entré al portal y el portero me indicó que cogiera el ascensor, llamé a su puerta y oí un taconeo, era ella, Vero, la que me sonreía desde el marco de la puerta, llevaba la larga melena (le llegaba hasta el culo) lisa y debajo un vestido de noche negro ajustado que dejaba entrever sus hermosas curvas y unos zapatos de tacón alto también negros, de esos que se ciñen al tobillo como con una pulsera.

Le di el ramo de flores que la llevaba, me invitó a pasar, y mientras me quitaba la chaqueta me besó en la boca, yo la atraje hacia mi, pero ella remoloneó y dijo, dejemos algo para después de la cena, pasamos al comedor, que ella había preparado de una forma muy esmerada, con velas, luz tenue, música bajita… durante la cena, sentí su mirada viciosa desnudarme y uno de sus pies, con medias de seda negra, acariciar mi bragueta mientras hablábamos de cosas triviales y nos conocíamos, quién se iba a imaginar que un guarda de seguridad como yo iba a atraer a una abogada de éxito como ella.

A la llegada del postre, unas fresas, sacó un cuenco de nata, y me preguntó si quería tomarlo en el salón o en la cama, a lo que yo respondí que donde estuviéramos más cómodos, con lo cual, nos metimos en el dormitorio, tenía una cama enorme, con el cabecero de hierro, y saliendo del mismo, una barra a cada lado que terminaba

en una bola del mismo metal, al lado, había un pequeño tocador con espejo y una banqueta, y junto al cabecero una mesilla de noche con una lamparita.

Vero empezó a mojar una fresa en el cuenco de nata y me la ofreció, yo la comí gustoso y dije, esperaba otro postre… Entonces, se me acercó y me empezó a besar mientras me empujaba hacia la cama y me iba desnudando, cuando ya estuve completamente desnudo, me dijo que quería jugar, así que la dejé hacer, abrió el cajoncito de la mesilla y sacó un par de grilletes que tenían muñequeras de cuero forradas de borreguillo y se acercó a mi sonriendo, yo me dejé hacer, me ató con ellos a los dos hierros que salían del cabecero de la cama, después se tumbó encima de mi y me susurró a la oreja, tengo un regalito para ti, se despojó del vestido, y apareció ante mi en todo su esplendor, llevaba un precioso sujetador de encaje negro con unos lacitos de color rosa en los lados de las copas, sus pechos rebosaban deliciosamente.

Debajo un tanga de hilo color negro, con un lacito rosa a cada lado de la cadera, y seguía con las medias negras y los zapatos de tacón, me hizo chuparle el pie derecho y el tacón, eso me volvió loco de deseo, se quitó el

sujetador y metió alternativamente sus dos pechos en el cuenco de nata, bañando sus pezones en la misma, y ofreciéndomelos después, mientras yo se los lamía ella me agarraba del pelo y me apretaba contra sí, después de un rato me dijo, tengo algo para ti que te va a encantar, y acto seguido se bajó de la cama, salió de la habitación, y volvió con un par de cojines del salón, me los colocó debajo de la espalda hacia el culo y yo pensé, me pone más cómodo para que la penetre, pero no, era para mi propia penetración, como luego descubrí, entonces, se empezó a bajar el tanga, vuelta de espaldas y con movimientos muy sensuales.

Después de que se lo sacara, se dio la vuelta y vi que en su entrepierna colgaba un pene de diez centímetros, y le dije, pero qué es esto, me has engañado, ella no dijo nada, pero fue hacia el cuenco de nata y metió su pene, lo sacó y me dijo, así será más gustoso y te costará menos, se subió a horcajadas en mi pecho y me lo ofreció para que lo lamiera, como yo nunca lo había hecho y más bien me repugnaba, mantuve la boca cerrada, después de unos segundos así, me dijo, si no lo chupas y ensalivas, cuando te penetre te dolerá, y ¿no queremos que pase eso verdad?, además, como ves estás atado, y lo haremos por las buenas o por las malas, después de decirle que me soltara, que no quería hacerlo, me agarró del pelo, haciendo que abriera la boca para gritar, y me metió aquel palo untado de nata hasta la garganta, yo empecé a saborearlo y me dije, pues no está tan mal, y acabé lamiéndoselo como ella lo había hecho la noche anterior en la garita.

Aquello empezó a crecer y el pene de 10 centímetros, se convirtió en un magnífico mástil de 27 centímetros y muy gordo, cuando estuvo bien ensalivado, y antes de correrse, lo sacó de mi boca, me dio un beso y me dijo, buen chico, te estás portando muy bien, entonces, me metió un dedo en la boca y me dijo que lo chupara, y que en breve me daría completamente su sorpresita, sacó el dedo de mi boca, y se acercó a mi culo, me dijo que separara las piernas y que las levantara, además de que no apretara, que si no, me dolería, y que no tenía escapatoria, entonces empezó a palpar mi esfínter con la yema del dedo que yo había chupado, sentí como daba vueltas en aquel islote de mi carne, y cómo después de notarlo rodeando, se acercó al centro, y empezó a presionarlo suavemente, al final, venció la resistencia y su dedo se enterró lentamente dentro de mi.

Era una sensación nueva, notaba su dedo haciendo círculos cada vez más grandes en mi recto, intentando dilatarme, me dijo, tienes un culito obediente, me gusta, después de un buen rato, se acercó a la mesita de noche y sacó un dildo anal rosa, estuvo jugando un rato con él en mi culo, cosa que me gustó bastante, y luego lo dejó sobre la mesita otra vez, se acercó y me dijo, ahora te voy ha hacer mi hombre, tu culito es mio, yo se lo ofrecí, y empezó a clavarme ese tronco enorme, como yo ya estaba bien dilatado y bastante excitado, entró suavemente, yo sentía aquella viga caliente como metal derretido palpitar en mis entrañas, y me gustaba, ella me dijo, se nota que tu culito era virgen, pero ahora ya es mio, ¿te gusta amor?, a lo que yo dije que sí, y ella empezó ha hacer un vaivén primero muy despacio, y luego más rápido, hasta que empezó a cabalgarme con furia, y yo sólo sentía un placer enorme, proporcionado por su miembro, que me barrenaba constantemente, al final, acabó corriéndose, mientras yo sentía su leche espesa y caliente en mi interior, una sensación que me ha marcado, entonces, me corrí, sin haberme tocado la polla en ningún momento.

Vero se echó sobre mí y me besó apasionadamente diciendo, ahora tu virginidad anal me pertenece, a lo que yo contesté, soy todo tuyo, entonces, me dijo sacando su polla, echa toda mi jefa, que todavía quiero hacer una cosa más, puso una copa debajo de mi culo y yo empecé a notar como escurría por mis nalgas su semen mientras apretaba, pero sentía un vacío enorme, no veía el momento de que volviera a empalarme con su trasto, cuando acabé de echarlo todo, cogió la copa y me la acercó a los labios diciendo, bebe esto por mi, cielo, yo abrí la boca y dejé que el contenido de la copa fuera llenando mi boca, era una leche grumosa y de olor fuerte, tragué y sentí que estaba en comunión con Vero.

Ella, limpió el interior del vaso con un dedo y me lo metió en la boca, lamí el dedo, y cuando estaba limpio, dijo, ahora quiero que seas bueno y hagas lo mismo con mi biberón, y se volvió a sentar sobre mi ofreciéndome su tranca, que ahora estaba bañada en su propia leche, yo empecé a lamerla por los bordes, y de arriba a bajo, sorbiendo las pequeñas gotitas de líquido que aún salían de ella, mientras yo me comía su polla, Vero me acariciaba dulcemente el pelo y decía, así, así, déjamela bien limpia, después, me desató, y dormimos en su cama hasta las seis de la mañana, hora a la que yo suelo levantarme cuando me toca turno de día, me dió un beso, y me dijo que volviera en cuanto terminara el turno, que tenía más para mi. Yo me marché, recogí el uniforme en casa y me fui al trabajo soñando con mi dueña, con la que desde

entonces he tenido muchas más noches, tardes y mañanas de placer. Por cierto, tiempo

después, me comentó que sí que la habían invitado a la fiesta, pero que cuando me vió, la gusté y decidió hacer eso para poder “conocerme”.

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Estaba yo estudiando en la facultad, cuando ingresé era algo mayor comparándome con los compañeros que me tocaron en suerte (tenía 29 años). La mayoría de ellos difícilmente superara los 21 años.

La carrera era una de ingeniería, y la casi totalidad de mis compañeros no tenían una base sólida para encarar este tipo de carreras por no tener una base técnica, por lo tanto, yo me sentía como el tuerto en el país de los ciegos, no es que sea el único con base técnica para encarar esta carrera, sino que era el más abierto y el que trataba de solucionar todas las dudas que ellos no querían o no se atrevían a consultar con el profesor por diferentes motivos que sólo ellos sabrían.

Entre ellos había una chica que provenía del interior del país, había venido para estudiar a la capital y trabajaba en una empresa comercial para costearse los estudios, tenía 19 años y se llama Sonia.

En todo el año no reparé mucho en ella, lo único que me interesaba era que ella pudiera ocupar un asiento lo más adelante posible porque tenía un problemita en la vista, aparte de ello, lo que más podía destacar es que era muy introvertida.

Llegaron los exámenes a fin del ciclo lectivo, y ya casi todos estábamos preparados para pelear la batalla intelectual que esto representa, pero, un buen día se me acerca Sonia y me dice que está totalmente colgada con matemáticas.

– ¡Pero Sonia! ¿Ahora me lo dices? Faltando muy poco para el día del examen.

Debo destacar que era jueves y el examen estaba programado para el próximo lunes, a mí no me vendría mal un repaso de todo lo visto hasta ese momento, quedamos en que nos encontraríamos en un bar cerca de su casa para que yo le explicara lo mínimo indispensable como para que tenga sus armas para ese examen.

Llegó el sábado y nos encontramos en el bar que ella me había señalado como posible lugar de estudios, no quiero recordar cómo era ese bar, cuando llegamos habría ya en el lugar unas veinte personas, pero lo destacable de todo es que Sonia era la única mujer en el lugar, yo no me sentía cómodo en ese ambiente, no me permitía concentrarme con facilidad.

Sonia no era una chica de las que se puede llamar atractiva, es de estatura baja, su cara no era del tipo de esas de las que uno se enamora a primera vista, pero su cuerpo, en el cual yo no había reparado hasta ese día, era bastante deseable,me atrevería a calcular que sus medidas eran 95-65-95, estaba enfundada en un vestido liviano de color blanco, sin mangas pero con hombros, y amplio a los costados, por lo que pude apreciar unos brazos bastante velludos y por debajo de ellos se dejaba ver un corpiño de color rojo, creo que eso es lo que más me llamó la atención puesto que es mi color favorito para la ropa interior femenina, aunque también yo mismo tengo algunos slips de ese color para mi uso personal.

La cosa es que yo no me sentía bien en ese local y se lo comenté, a lo que ella respondió que no había otro lugar para poder estudiar, ella compartía el departamento con dos amigas y no quería que fuéramos para allá.

– Bueno – le dije – en este barrio tiene que haber un hotel de pasajeros, de esos en los que se puede alquilar una pieza por todo un día.

– Sí, por acá hay algunos de esos, pero desconozco las calidades.

– Busquemos uno donde podamos alquilar una habitación por toda la tarde y estudiaremos tranquilos, si no te parece mal.

La miro a los ojos y noto que baja la cabeza mirando al piso y con un acentuado color rojo en sus cachetes, quizás por vergüenza, por el calor reinante o por ambas. Estábamos al fin de la primavera, a escasos 20 días del inicio del verano.

– Perdón – dije con un tono entre apesadumbrado y excitado – te avergoncé.

– No, está bien – respondió – lo que pasa es que no estoy acostumbrada a este tipo de propuestas y mucho menos a la idea de pasar todo un día encerrada con un muchacho entre cuatro paredes.

– Estudiando – repliqué

– Estudiando o lo que sea, el tema es que no estoy acostumbrada.

– Bueno, entonces si eso te pone mal tampoco es una solución viable, puesto que te va a costar mucho trabajo concentrarte en el estudio.

Se quedó pensativa un rato y terminó aceptando mi propuesta, no sin antes acotarme que iríamos a estudiar y nada más, a lo que respondí que por mi cabeza no había pasado otra idea, y era cierto, hasta ese momento mi único objetivo era hacer lo imposible para que Sonia no reprobara el examen. Le pregunté si conocía algún lugar acogedor donde poder estar cómodos, que por lo menos no nos caminaran las cucarachas por encima mientras estudiábamos, a lo que respondió afirmativamente, que ella había estado viviendo allí unos meses cuando llegó a la capital, pero que no quedaba cerca, salimos del bar y tomamos un taxi hasta el hotel.

Luego de las registraciones de rigor nos dieron una habitación doble con una cama matrimonial que tenía, además, un placard y una mesa con dos sillas, esto último era lo que necesitábamos. Debo decir que el lugar era muy limpio y que daba gusto estar en esa habitación que poco o nada tenía que envidiarle a un hotel de tres estrellas, aunque el precio que debería pagar era irrisorio.

Entramos en la habitación y nos acomodamos, yo, como buen curioso, lo primero que revisé fue el baño y me agradó por parecerme cómodo.

Miro hacia el lugar donde estaba Sonia y la veo de nuevo con la cabeza baja y colorada de vergüenza, me paro delante de ella, le acerco una mano a su mentón y, tratando de levantarle la cara para mirarla a los ojos le pregunto con tono de broma, tratando de cortar el hielo.

– Quizás tu incomodidad se deba a que todavía eres virgen.

– No, virgen no soy, pero…

– Pero ¿qué? Ahora no te quedes cortada, termina la frase. – Se quedó pensativa de nuevo y como tomando coraje me dijo

– Pero es como si lo fuera

– ¿Quieres hablar al respecto? Yo no te quiero obligar a nada, pero si necesitas desahogarte contando algo que te tenga mal, acá estoy yo, para escucharte.

Cuando dije esto me invadió un sentimiento de ternura tremendo, como creo que nunca había sentido por nadie que no fuera mi hermana o mis padres, pensé que si largaba su rollo nos íbamos a sentir más cercanos y que podría ser el comienzo de una hermosa amistad. Inmediatamente ella respondió

– No se si debo comentártelo a vos, si bien nos conocemos hace varios meses, también es cierto que nunca hubo, entre nosotros, un acercamiento tal que me influya a contarte una parte tan importante de mi vida.

– Está bien – repuse – comprendo y respeto tus sentimientos.

– ¡Que dulce eres! Gracias por tu comprensión.

De nuevo se quedó como cortada y terminó diciendo que me iba a contar su historia.

– Resulta ser que del lugar de donde provengo las chicas difícilmente lleguen vírgenes a los 15 años, en ese lugar la mujer no tiene derechos, no es que sea algo explícito, pero hasta las mujeres agachan la cabeza delante de un hombre, es parte de la cultura, yo no fui la excepción, pero mi historia, y creo que la de muchas chicas, no es del todo agradable. Volvía de la escuela una tarde de verano, con mi pollera tableada color verde y una camisa blanca con corbata verde, mis tetas eran chiquitas y ni cola tenía, cuando al llegar a una esquina se para un muchacho delante de mí, era muy alto y tenía un cuerpo muy grande y forzudo, calculo que tendría alrededor de 18 años, quizás más, me miró de tal manera que me asusté, tuve ganas de salir corriendo pero la piernas me temblaban de miedo, quise gritar y sentí mi garganta cerrada por el mismo motivo, en ese momento, me puso una de sus manotas sobre mi boca y con la otra en la cintura me levantó y me llevó dentro de un terreno vacío.

Mientras Sonia contaba esto yo me imaginaba el final y agradecí no ser ella para no tener que pasar por una situación similar, y poniéndome en su lugar imaginé su sufrimiento, tanto el del momento, como el de ahora que lo estaba contando, la interrumpí diciéndole que si le hacía mal recordar que no siguiera, me contestó que le hace mal recordar pero que le hace muy bien comentármelo a mí, porque estaba entrando en confianza.

Me acerqué un paso más, de manera que estuve muy cerca de ella, acerqué mis brazos a sus hombros, la acerqué hacia mí, la abracé y le di las gracias en su oído, a lo que ella respondió dándome un beso muy tierno en mi mejilla. Yo alejé mi cabeza ligeramente y la miré a los ojos, noté el brillo típico de las lagrimas cuando se asoman a la luz, estaba notablemente emocionada.

Terminó contando que la tiró al suelo, entremedio de algo de basura que estaba desparramada por el terreno, le arrancó su bombacha y la ensartó (nunca mejor utilizado este término para describir una violación) sin más preámbulos. Contó también que, luego de moverse cinco o seis veces (que le parecieron miles) dio por terminada su labor enchastrando el interior de su vagina y se retiró con una sonrisa de oreja a oreja.

Ese fue su debut en las lides del sexo, su primera vez no creo que sea la envidia de ninguna mujer, sino todo lo contrario, tenía frente a mí a la protagonista del relato y no lo podía creer, yo no sé (porque no soy psicólogo) si su gran introversión se debe a una cuestión de cultura o si es una postura que adoptó desde esa experiencia, el hecho es que su forma de vestir nunca fue muy atrevida, sino todo lo contrario, lo más atrevido que le vi lucir en todo el año lectivo, es el vestido que llevaba puesto ese día y no era para arrancar suspiros, precisamente.

Al escuchar el fin de su relato, me invadió un sentimiento de ternura con Sonia como única destinataria, en ese momento fui yo el que la besó en la mejilla, a lo que ella respondió poniéndome una de sus manitas sobre una de mis mejillas, luego hizo algo parecido con la otra mano, al tener mi cara entre sus manos, acercó su cara y besó mis labios con una suavidad y cariño como nunca recuerdo que me haya ocurrido.

Quise cambiar de tema diciendo que estábamos allí para estudiar matemáticas, a lo que ella respondió sin soltar mi cara de entre sus manos

– Ahora no estoy tan segura de querer aprobar este examen, si no lo apruebo ahora, lo podré aprobar en marzo del año que viene, es más, no sé si estoy tan segura de presentarme el lunes.

Esta respuesta me dejó helado, y hasta me hizo sentir un hormigueo en mi pene, no sabía que hacer, si seguir besando sus labios buscando alguna reacción muy erótica en sus ánimos o enojarme por estar en esa situación a la que no había ido preparado, en último de los casos podríamos estar ahí hasta la mañana del día siguiente sin que nadie nos dijera nada al respecto.

Retomando el tema del examen, yo le contesté que era mejor terminar aprobando ahora, dentro de lo posible, para así poder disfrutar plenamente de las vacaciones sin la preocupación de tener que prepararse para, a fines de febrero o principios de marzo, rendir un examen de matemáticas. Sinceramente, esto último que dije no me lo creería nadie, ni yo mismo, pero lo dije como para poder darle un giro alternativo a la situación que ya se estaba poniendo demasiado romántica y posiblemente termine en una encamada de la que, por lo menos, Sonia no se iba a olvidar por mucho tiempo y no es que yo sea el supermacho ni que sea el superdotado, sino que trato de ponerme en el lugar de Sonia e imaginarme lo que ella pudiera pensar o sentir y eso me asustaba, hasta este momento yo no me había enganchado con ninguna chica con las que he salido, pero tampoco rompí ningún corazón y engancharme con Sonia podía significar que ella se haga ilusiones de algo a lo que yo no quería enfrentar a pesar de que todos mis amigos de la misma edad ya estaban casados.

El asunto es que Sonia respondió a mis palabras y me contestó:

– Justamente eso es lo que estaba especulando, yo no tengo problemas en ninguna otra asignatura, la única que me quedaría pendiente sería esta y tendría todo el verano para prepararla.

– Ah, entonces ya nos podemos ir – repliqué con un gesto irónico y pícaro al mismo tiempo, como para poder darme cuenta de lo que podría llegar a estar pensando Sonia, en realidad lo que quería hacer era confirmar mis sospechas.

– No te hagas el malo conmigo, yo sé que no sos así, vos sos muy dulce y sé que no te querés ir. – Eso era justamente lo que yo me estaba temiendo y no quería escuchar, me hubiera sentido mucho mejor si me contestaba que bueno, que nos vayamos, pero ella, a pesar de que no le interesaba presentarse a rendir este examen, todavía se quería quedar.

– Escúchame Sonia, y préstame atención.

– Soy todo oídos.

– Hay algo que quiero dejar claro entre nosotros. – Y cuando dije esto ella no quiso escuchar nada más, ya sabría que iba a terminar diciendo y no lo quería escuchar, interrumpió mis palabras con un beso, un beso de verdad, largo, húmedo y apasionado.

Yo la tomé de la cintura y arrimándola más hacia mí, la estrujé en un fuerte abrazo mientras le acariciaba la espalda por sobre su vestido. De repente, mientras la acariciaba sin dejar de besarnos, algo arañó mi mano, me di cuenta de que había pasado mi mano sobre la cremallera de su vestido y ahí mismo pensé en bajársela, dudé, estuve acariciándola por unos minutos más mientras en mi cabeza me debatía entre la posibilidad de bajarla y no bajarla, pero me decidí y comencé a descender mi mano por su espalda con el cierre de su vestido entre mis dedos, cuando hube llegado a la mitad de su espalda, percibo que ella comienza a besarme con más audacia, con más sensualidad, como diciendo, en un lenguaje sin palabras, “Por fin te decidiste”. Al notar este cambio yo continué bajando el cierre hasta el final de su recorrido.

Pasé mi mano por dentro del vestido y comencé a acariciar, suavemente ese hermoso cuerpo que ya me estaba pareciendo el de Miss Mundo con la calentura que estaba sintiendo en mis genitales, la respuesta de Sonia no se hizo esperar, ella había pasado sus manos alrededor de mi cuello y al sentir las mías tocando la piel de su cintura, llegando al comienzo de sus glúteos, comenzó a apretarme contra ella, como queriendo que su cara y la mía sean una sola, nuestros dientes chocaron, imagino que nuestros rasgos faciales ya habrían desaparecido por la presión de nuestros rostros, ya me estaba doliendo ese gesto de cariño (¿o de amor?).

Como para tratar de zafar de esa presión puse mis manos en los hombros de su vestido y comencé a desplazarlos hacia adelante, en un claro ademán de intentar sacárselo, eso hizo que aminorara su presión puesto que, como aprobando mis intenciones, desplazó su cuerpo ligeramente hacia atrás para dejarme hacer, al pasar la parte superior de su vestido por encima de su corpiño pude escuchar un suspiro pronunciado que se escapaba de ella sin dejar de besarme. Alejé sensiblemente mi cara de la suya porque quería hablar y ella lo entendió, mientras, muy a su pesar, dejó de besarme por un momento.

– Déjame ver tu cuerpo – le dije mientras acariciaba sus brazos hasta llegar a sus muñecas y sacar sus manos de mi cuello y nuca para alejarla un poco de mí y poder contemplar su cuerpo casi desnudo.

– Me da vergüenza – exclamó

– No tengas vergüenza, mirá, yo me voy a sacar la camisa como para que no te sientas en inferioridad de condiciones.

¿Inferioridad de condiciones? Ella no sabía lo que podía llegar a conseguir de mí a esta altura de las circunstancias, ya me tenía en su poder y ella no lo sabía o al menos no sabría el poder que podía ejercer sobre mí en ese mismo instante.

Comencé a desabrocharme la camisa pero, contrariamente a mi costumbre, lo hice muy lentamente como para que se vaya haciendo a la idea de a poco, de que iba a verme con el torso desnudo, estaba muy lejos de mi inspirar una reacción erótica con mis movimientos y mucho menos intentar parecerme a un striper.

Pero Sonia me miraba expectante, como si quisiera ver enseguida qué es lo que había bajo mi camisa, mientras tanto, yo podía apreciar su cuerpo, ya que estaba algo alejado de mí, a pesar de estar a menos de un metro de distancia, pero podía observar que toda su ropa interior era de color rojo, con encaje, y que los vellos que había podido ver en sus brazos se repartían, casi, por todo su cuerpo, lo que me puso más excitado aún fue pensar que en su entrepierna podía llegar a tener una mata de pelos muy espesa, y eso contradiciéndome yo mismo, puesto que toda mi vida me gustaron los pubis con muy poco o sin nada de vello, pero este cuerpo era distinto, acá no quedaría bien ver una vulva afeitada y todo el resto del cuerpo con vello por donde mires, era un vello liviano apenas algo más oscuro que una pelusa, lo que más me ratoneaba era ver que desde su ombligo salía una línea de pelusita, ligeramente más espesa que el resto, que presumo terminaría en su zona pubiana.

Pero volviendo a mí, Sonia obtuvo lo que esperaba, a pesar de mi parsimonia simulada, pudo ver mi torso desnudo, acto seguido extendió una mano y la acercó a mis pectorales que si bien no son nada del otro mundo, son el producto de haber practicado natación durante 15 años de mi vida, estaba como en otro planeta, creo que yo, en ese momento, no existía para ella, sino que tenía frente a si un cuerpo masculino a punto de explorarlo y nada más, esto no me molestó, puesto que sus exploraciones me gustaban.

Le puse las manos en la cintura como para acariciarla, pero apretándosela la acerqué hacia mí, ella no salía de su asombro por lo que se estaba dejando hacer, pasé mis manos hacia atrás, en su espalda y busqué el broche de su corpiño, cuando lo encontré, con una rápida exploración digital pude detectar de que tipo era y se los desabroché sacándoselo para adelante.

– Espera… despacio. – me dijo

Yo no podía creer lo que escuchaba, todavía estaba sintiendo vergüenza, ya me puse a pensar que no llegaríamos muy lejos en ese día. Le dije que me sacaría también los pantalones así quedábamos ambos en igualdad de condiciones (con respecto a la vestimenta, porque en lo que respecta a los cuerpos, Sonia lleva las de ganar) y mientras tanto, haríamos cosas que nada tuvieran que ver con nuestra desnudez y así ella podía ir acostumbrándose. Aceptó con un tono rojizo en su cara, yo creo que nunca se le fue, pero su condición vergonzosa aún no la había perdido.

En ese momento quise aprovechar para poder observarla bien, Sonia tiene un lindo cuerpo, su piel es de color cobriza sus pezones son oscuros de un marrón muy intenso y su cintura se diferencia perfectamente de su busto y de sus caderas, su vientre existe, pero es apenas perceptible, es lo que se puede decir un bomboncito, aunque con vellos, en este punto yo quería que llegase el momento de sacarle su bombachita que por su color y por su tela se veía bastante sexy, aún no la había visto de atrás, en ese instante, como leyendo mi pensamiento, me dijo que tenía ganas de orinar, le pregunté si podía acompañarla y por respuesta tuve una cara colorada y un “No, todavía no”, ese “todavía” me terminó de destrozar los sesos. Cuando hubo dicho esto último, se dio vuelta para dirigirse hacia el baño, ocasión en la que pude contemplar su cola, la bombacha que tenía puesta no era de esas diminutas pero era un triángulo que no llegaba a tapar, en su totalidad, las nalgas de Sonia, realmente me gustó lo que vi, en las nalgas también tenía vellos apenas perceptibles pero mucho algo más notorios que el común de las mujeres que yo había conocido hasta ese momento.

Mientras Sonia estaba en el baño, me puse a reflexionar acerca de cómo habíamos llegado a esta situación, y no pude más que reconocerme a mí mismo que Sonia me excitaba por lo distinta, su cuerpo tiene ese toque de distinción que tanto me atraía, su excesiva cantidad de vello en todo su cuerpo generaba en mi una sensación distinta pero un deseo irrefrenable de experimentar un cuerpo totalmente distinto a lo que había conocido hasta ahora, si a eso le sumaba su inocencia llegaba a un resultado muy atractivo y que poco a poco iba dejando una marca en mis pensamientos.

Cuando Sonia salió del baño no pude dejar de contemplarla, yo sentía que estaba teniendo una erección de las buenas y no pude, aunque tampoco quise, disimularla. Ella lo notó y se avergonzó aún más todavía, aunque todavía tenía la cara colorada como un tomate, en sus ojos se notaba una mirada de curiosidad, yo ya no encontraba palabras para expresar nada, estábamos los dos solos en la habitación de un hotel, casi totalmente desnudos, sólo teníamos nuestra ropa interior que tapa nuestras zonas a la altura de la cadera, me limité a acercarme a ella para fundirnos en un abrazo, nada ocurrió, Sonia también me abrazó y sentía como trataba de alejar su zona pubiana de la mía, yo bajé mis manos, las puse sobre sus nalgas y la atraje hacia mí para que sintiera el efecto de mi excitación, como Sonia es un poco más baja que yo, mi pene erecto se le apoyaba en la zona entre el ombligo y su pubis. Ese abrazo se prolongó en un beso muy apasionado por parte de ambos, mientras nos besábamos, yo trataba de friccionar mi pene contra su cuerpo ya que sentía que necesitaba ese tipo de caricias y aún no me atrevía a pedírselo, para no echar por tierra todo lo que hasta el momento estábamos logrando, yo estaba en lo mejor de la fricción cuando siento que la respiración de Sonia suena algo más agitada y entrecortada, lo que me indicó que se estaría excitando también ella, ese indicio me incitó a dar un paso más y subí una mano hasta uno de sus senos, acariciando suavemente, durante el recorrido, su costado y algo de su abdomen, en el trayecto su respiración se sintió más profunda, hasta que llegué a apoyar una de mis manos en su seno derecho en ese momento su respiración se transformó en un largo gemido, solamente ahogado por mi boca debido al beso del que ambos estábamos disfrutando.

Comencé acariciando su seno lentamente, sin presionar demasiado, trataba de no tocar su pezón, lo esquivaba a propósito, pero los pocos roces que le hacía, los hacía parecer casuales, eso la excitaba mucho, mientras tanto, ella me acariciaba la espalda llegando hasta el borde de mi slip y volviendo a subir sus manos, intuí que no se atrevía a seguir bajando, yo ya tenía mi mano derecha sobre sus nalgas y las estaba acariciando, alejando un poco mi boca de la suya le dije que a mi también me gusta que me acaricien las nalgas, poco a poco se fue atreviendo más hasta que luego de un rato ya su terreno acariciado se extendió desde mi nuca hasta mis nalgas, en ese mismo instante, a modo de premio por su audacia, yo comencé a acariciarle el pezón derecho que estaba demasiado duro y puntiagudo debido a mis caricias casuales.

Yo no podía respirar, mi excitación era tal que me dificultaba la respiración, pero reparando en ese mismo detalle, en ella, comprobé que pasaba por un trance similar y me decidí a continuar avanzando, a sabiendas de que este momento iba a ser inolvidable para ambos, comencé bajando mi mano hasta llegar a su ombligo y me quedé un rato acariciándolo mientras con mi pulgar tocaba el borde de su bombacha y trataba de ingresarlo por dentro de ella, acaricié todos sus vellos, como si estuviera viendo lo que hacía mi mano, no dejaba de acariciar su ombligo con mis dedos anular y meñique, mientras con el pulgar ya estaba acariciando su vello púbico, lo encontré tal como lo había imaginado, abundante y espeso, ella no modificaba mucho sus caricias, eran como al principio, pero ahora ya se atrevía a presionar más mis nalgas.

Dejé de acariciarla como lo venía haciendo hasta ese momento para poner mis manos en sus caderas, justo en el elástico de su trusa e ir tomándolo con suavidad mientras lo deslizaba hacia abajo con mayor suavidad todavía, una vez que tuve la parte superior de su bombacha de manera que ya se encontraba debajo de la línea de sus glúteos por detrás y de su zona pubiana, por delante, siento que Sonia hace lo mismo con mi slip, la dejo hacer, no emito sonido alguno, ella deja de besarme para poder seguir bajándolo con comodidad, ahora es ella la que quiere mirar y poniéndose en cuclillas de manera que su cara se encuentra frente a mi pene, que aún está dentro de mi slip, pero con mi vello ya al aire, continúa con sus intenciones de despojarme de mi ropa interior, yo no sé si se imagina lo que va a pasar cuando siga bajando y deje mi pene entero al aire, pero ella sigue inspeccionando, de repente repara en una mancha húmeda, bastante grande, que se presenta ante sus ojos, y como tomando coraje me pregunta:

– ¿Ya acabaste?

– No – le respondo – ese es el líquido preseminal, pero no me falta mucho.

– ¿Me vas a dejar que yo te lave tu ropa interior?

– No importa, de acá hasta que nos vayamos ya se va a secar.

Le contesté como queriendo zafar de una situación que estaba llegando hasta donde yo no quería que llegase porque solamente una mujer enamorada te lavaría la ropa interior.

– Por favor, me encantaría hacerlo, yo no voy a permitir que mi hombre ande por la calle con un calzoncillo manchado, aunque no se le vea.

En ese momento pensé: “cagamos… dijo la expresión que yo no quería escuchar, mi hombre”, pero ahora sé el motivo por el cual no quería escucharla, porque lejos de molestarme su comentario, me agradó y vaya si me agradó, yo no lo quería reconocer, pero no se puede evitar lo inevitable, yo también me estaba enamorando, y no sabiendo que responderle le dije:

– Bueno, si es tu deseo, lo haremos juntos, pero después.

– Sí. Sí, después.

Su mirada, que yo veía desde arriba, ya no era la de la nena tímida que había entrado avergonzada a esa habitación, ahora su mirada tenía un brillo especial, era la mirada de una niña animada, como la de aquella que está esperando el regalo prometido. Continuó bajando mi slip y sucedió lo que tenía que suceder, al liberar mi pene, este salió disparado hacia delante, apuntando directo a su cara como un resorte, Sonia se sorprendió y tiró su cara para atrás, quizás pensando que este le iba a pegar en la cara lo que me causó gracia y riendo le dije:

– No es tan largo como para que llegue a pegarte en la cara.

– Pero es duro – contestó

Terminó de bajarme los slips los que, al llegar a mis tobillos, le ayudé a sacar, la tomé suavemente de los hombros y le hice una ligera presión hacia arriba, indicándole que quería que se pusiera de pié de nuevo, así lo hizo, comprendiendo perfectamente mi deseo, yo quería continuar sacándole su ropa interior, ahora era yo el que se agachaba, no sin antes premiarla con un hermoso beso, tan dulce como apasionado. Al tener su pubis frente a mis ojos no pude evitar mi deseo de besárselo y así lo hice, le di un par de besitos cariñosos en esa zona y terminé quitándole la bombacha, la que quedó en el piso junto a mi slip. Poniendo mis manos en sus rodillas, como abrazando una con cada mano, comencé un lento ascenso hacia su entrepierna a lo largo de sus muslos, al llegar mis manos a su destino, pude comprobar que ella tenía también su vagina muy mojada, ya que la humedad se notaba en sus muslos unos cinco o seis centímetros antes de llegar, pasé mis manos por detrás de ella, llegando a tocar de nuevo sus glúteos que ahora estaban desnudos y subiendo mis manos dejé un brazo abrazando su cintura y con el otro abrazaba su espalda a la altura de sus pechos, esta posición me ayudó a que, con un leve empujoncito haga arquear su cuerpo hacia atrás a lo que ella respondió con un abrazo a mi cuello pero más por temor a caerse que por cualquier otro sentimiento. En esa posición la besé con frenesí y ya casi con lujuria, mientras retiraba mi mano de su cintura para pasar a su entrepierna, en esta posición no tenía más remedio que tener las piernas abiertas, fui directamente a la entrada de su vagina, yo quería acariciarle esos labios y sí, estaba realmente mojada, a tal punto que yo pensé que ella ya había tenido un orgasmo, presumo que mientras le acariciaba un pezón. Pero ahora era distinto, yo ya había ingresado un dedo entre sus labios y estaba buscando su clítoris, quería provocarle un orgasmo sin penetrarla, mi pene estaba tocando el costado de uno de sus glúteos, como tomando coraje bajó una mano acariciándose su costado hasta llegar a él y comenzó a acariciar mi pene, con mucho temor, no sé a qué, pero esto hizo que sus caricias sean tan suaves que me volvieron loco por demás, en ese mismo instante yo encontré su botoncito del placer, no necesité acariciarlo por mucho tiempo que ya me hizo sentir que ella estaba llegando al orgasmo, fue en ese momento que pude comprobar que antes no había tenido un orgasmo, puesto que ahora separó su boca de la mía para poder gemir con mucha pasión, casi al borde de la locura y llegando a dejar escapar algunos gritos, mientras que su vagina se mojaba como nunca había visto mojarse vagina alguna, la cantidad de líquido segregado se puede comparar perfectamente a un orgasmo masculino por su cantidad y consistencia, mientras tanto, sus caricias en mi pene fueron aumentando en velocidad y presión ejercida llegando a un punto tal que ya tenía mi orgasmo en la punta de mi pene lo que me costó mucho retener, decidí no continuar con las caricias por un momento y en medio de un abrazo que, retribuyó con más fuerza aún, y un beso ya demasiado amoroso, la fui invitando a ir a la cama, con ligeros empujoncitos que entendió a la perfección.

Una vez acostados, ella comenzó a acariciar mi pene de nuevo y decidí dejarla hacer lo que quisiera conmigo, quería ver hasta donde podía llegar sólo con su instinto de mujer, pero no pude disfrutar mucho tiempo más de sus caricias, no pasó mucho tiempo que mi pene se endureció más todavía y comenzaba a latir, cada vez con mayor velocidad hasta que iba a explotar eyaculando, suspiré, gemí, y le dije, ya me vengo amor, estoy terminando y acto seguido comencé a eyacular con tanta violencia y cantidad como nunca antes lo había logrado mujer alguna, Sonia, lejos de asustarse, parece que eso la excitó aún más y no paraba de acariciar en un acto de masturbación perfecto, lo que si pude notar fue que la presión de sus manos era muchísimo más liviana, llegando a ser una caricia, como agradecida del regalo que le había dado o como si se sintiera muy feliz de haberme hecho gozar de semejante manera.

Levanté mi mirada buscando la suya, cuando la encontré la miré con mi mejor mirada de agradecimiento y le dije:

– ¿Te sientes bien?

– Sí, yo no creí nunca que una situación así me podría llegar a gustar, la primera vez que sentí el líquido masculino en mi cuerpo me dio mucho asco, pero ahora me doy cuenta de que una se puede sentir muy bien con este acto, hasta satisfecha, porque le provoca mucho gozo a la persona que quiere.

– Sí mi amor, esto es muy placentero para mí, pero hay sentimientos superiores todavía que podemos disfrutar juntos, pero ahora me toca a mí hacerte feliz.

– ¡Yo soy feliz si tu eres feliz!

Eso fue lo ultimo que le escuché decir, porque ya estaba besando su ombligo y bajando por el caminito natural que lo une con su pubis. Su jadeo no sólo no cesaba, sino que se hacía cada vez más notorio para transformarse, cuando llegué a besar su zona pubiana, en auténticos gemidos, no quería imaginarme lo que haría o diría cuando se encontrara su clítoris con mi lengua; pero el momento llegó y al fin se encontraron, mi lengua y su clítoris en una lucha sin cuartel, mi lengua lo presionaba, lo rodeaba, ahora que lo tenía más cerca pude apreciar su real tamaño, tendría alrededor de dos centímetros de largo y como un centímetro de diámetro, sin exagerar, esas eran sus dimensiones y entonces me decidí, tome ese apéndice entre mis labios y comencé a succionarlo tranquilamente, mientras que de su boca se escapaba un leve quejido:

– Ay… ay… ay…

– ¿Te estoy haciendo daño? – le pregunté.

– No. No me duele, pero es una sensación extraña.

– ¿Pero te molesta o te agrada?

– No se, no lo puedo definir, pero sigue, sigue, a ver qué pasa.

Ni lerdo ni perezoso continué con lo que estaba haciendo para terminar dando pequeños mordiscos en su clítoris, en ese momento tuvo el orgasmo más intenso que había tenido en toda la tarde y al estar tan cerca de la entrada de su vagina pude corroborar que su orgasmo concluía en una eyaculación, en cantidad y color similar al semen pero de una consistencia algo más liviana, más líquida. Decidí parar, no quería agotarla físicamente tan pronto, apenas hacía una hora u hora y media que habíamos ingresado a esa habitación y todavía teníamos toda la tarde por delante. Me recosté a su lado y ella me abrazó, nos quedamos así un largo rato, sin decirnos nada, yo sólo escuchaba su respiración entrecortada y ella no hacía más que abrazarme y besar mi cara, por todos sus rincones, hasta los ojos me besó; cuando Sonia se decidió a continuar bajando con sus besos me di cuenta de que ya estaba más repuesta, besó mi cuello, mi pecho, se detuvo un poco en mis tetillas, cada una a su turno para luego seguir bajando, yo estaba extasiado, no quería que pare porque quería ver hasta dónde podía llegar sin decirle nada, hasta donde se permitía llegar, siguió bajando, se detuvo en mi ombligo pero me hacía muchas cosquillas, hasta el punto de que era una molestia, a pesar de que no le dije nada ella lo percibió y no siguió haciéndolo, siguió bajando y, para mi sorpresa, llegó con su cara a mi pene, lo tomó con una mano y se lo pasó por los cachetes de su cara, luego de unos segundos lo arrimó a sus labios y le propinó unos besitos muy suaves en la punta, no se atrevía a más, por lo que decidí no decirle nada, me hubiera gustado que siguiera y que abrazara la cabeza ardiente de mi pene con sus labios, pero callé. Ella se incorporó volviéndose a recostar a mi lado y le pregunté:

– ¿Quieres sentirme dentro de ti?

– Sí, ahora siento que lo necesito, quiero sentir una penetración placentera por primera vez en mi vida.

Atrás quedaron los días de autorrepresión de Sonia y lo estaba haciendo conmigo, me puse encima de ella a lo que respondió abriendo las piernas para dejarme a mi acomodarme entre ellas, inmediatamente estuve sobre ella, sintiendo el calor de la entrada de su vagina en la punta de mi glande, a lo que mi pene respondió con un endurecimiento superior al que ya tenía, estaba tan cerca que podía sentir un pequeño y suave latir de sus labios, no me apuré, empujando suavemente penetré apenas un centímetro más sin dejar de mirar la expresión de su rostro, ella había cerrado los ojos y el resto de su cara tenía una expresión relajada, aflojando mi presión volví atrás el corto camino recorrido para volver a entrar, esta vez un poco más, había colocado la mitad de la cabeza de mi miembro en su interior, sus suspiros eran muy fuertes, estaba esperando la plena penetración, pero yo, sin intenciones de torturarla, me había propuesto que esta penetración la iba a disfrutar con todo su cuerpo y de nuevo retrocedí el camino andado, aguardé unos segundos para volver a entrar, esta vez, hice que toda la cabeza de mi pene estuviera en su interior, y comencé a mover mi cintura de manera tal de salir y entrar pero nunca llegué más allá de donde había llegado hasta ahora, yo me contuve, sentía que mi orgasmo estaba pronto a llegar pero quería que este acto fuese más placentero para Sonia que para mí, quería lograr que llegara a su orgasmo sin mayor penetración que la que estaba aplicando, no tardó mucho, en menos de un minuto Sonia se retorcía en un orgasmo terrible, tan así que yo temí por su agotamiento antes de que concluyera con mis intenciones, en medio de su fuerte orgasmo, era el punto que yo esperaba, hice que mi penetración fuese completa, llegando a sentir que tocaba la pared superior de su útero y de esta manera comenzar un coito completo, salía hasta dejar solamente un par de centímetros dentro de ella, entraba mi pene en su totalidad y así sucesivamente, de nuevo sentí los espasmos de mi orgasmo, contuve la eyaculación otra vez, trataba de contenerlo hasta el próximo de ella, no tardó mucho en tener otro orgasmo tan fuerte como el anterior a lo que aproveché para sacar mi pene de su interior justo en el momento que soltaba mi eyaculación, cayendo esta en todo su vientre y algunas gotas llegaron a chocar contra sus senos, su ombligo contenía un charquito blanco provocado por mí, me retiré de encima de ella y me recosté de nuevo a su lado, para mi sorpresa, ella se pasó un dedo por su ombligo y lo llevó a sus labios como quien prueba un dulce, creía que Sonia era incapaz de un acto así, pero creo que estaba presenciando el nacimiento de una nueva Sonia. Me miró con un gesto pícaro y se incorporó para poner su cuerpo sobre el mío, se apretó a mí y hasta hizo un movimiento de manera tal que nuestros cuerpos quedaron impregnados de mi semen. En ese mismo instante, ella me dijo:

– Uy… mira cómo nos ensuciamos.

– Sí, lo veo – contesté con un gesto más pícaro que el de ella – vamos a tener que bañarnos.

– Bueno, pero primero déjame descansar un poco, quedé agotada.

– Por supuesto, mientras tu descansas yo me ducho.

Dije esto sin sentirlo así, yo también me sentía agotado.

– No. ¿Eres loco? ¿Cómo te vas a duchar solo? Te resbalar y caer, no señor, nos bañamos juntos.

A lo que respondí con una corta carcajada y una mirada de complicidad. Descansamos un rato, abrazados, besándonos suavemente los labios, a veces no tan suavemente y nuestros besos eran muy apasionados. Estuvimos así hasta que Sonia fue la que rompió el silencio:

– Estoy muy agradecida mi amor. Quiero que sepas que soy toda tuya, que nunca te voy a decir que no a nada, quiero experimentar todo lo que se nos ocurra, pero lo quiero hacer contigo y con nadie más.

– No Sonia, tu no eres mía ni de nadie, nadie pertenece a nadie y yo también estoy muy agradecido contigo, me entregaste tu virginidad y eso no tiene precio.

– ¿Mi virginidad? Pero si…

Antes de que continuara hablando sellé sus labios con un beso, lo que ella entendió perfectamente, si bien yo no fui el que atravesó su himen, fui el primero que le proporcionó placer. Nos levantamos y nos dirigimos hacia el cuarto de baño, lo hicimos abrazados y besándonos, creo que debimos de haber tardado unos cinco minutos para caminar dos metros, mi pene ya estaba erecto de nuevo y Sonia lo miró con su mejor cara de pícara.

Una vez en el cuarto de baño, me dijo que tenía ganas de orinar y se dirigió hacia el inodoro con intenciones de sentarse en él, a lo que le dije:

– No, por favor, ahí no, hazlo acá, bajo la ducha y sobre mi pene.

A ella se le notó un brillo distinto en su ojos y un gesto de asombro, caminó dos cortos pasos hacia mí, me abrazó por la cintura y, levantando una pierna hacia mi comenzó a orinar relajada, yo me agaché un poco para que su hilito dorado pudiera mojar mi pene como yo quería, al sentir su calorcito abrazando todo el cuerpo de mi pene, este se me puso más duro todavía, cuando hubo acabado, le pedí que no bajara su pierna que descansaba sobre un costado de mi cadera, yo también tenía ganas de orinar y me dispuse a hacerlo apuntando a su clítoris, lo que le provocó una sensación de placer a juzgar por sus gestos y su mirada, no toda mi orina fue a dar contra su clítoris, yo me iba moviendo hasta llegar a la entrada de su vagina, y enviar el resto allí adentro.

– Si hace unas horas alguien me hubiera dicho que yo iba a mear a alguien o que alguien me iba a mear a mí, podría haber vomitado de asco, pero esto fue hermoso mi amor. Estoy muy feliz de haberlo hecho. Ahora se, más que antes, que todo lo que me pidas va a ser para provocarnos placer.

Al oír estas palabras lo único que se me ocurrió hacer fue darle un beso. Luego abrí la ducha y nos metimos debajo, ella me enjabonó a mi primero, cuando le tocó enjabonar a mi amigo lo hizo con tal suavidad y dulzura que este se endureció más todavía, cosa que me sorprendió sobremanera, luego yo hice lo mismo con ella, le enjaboné todo el cuerpo, me detuve en sus pechos, enjaboné su entrepierna quedándome algo más sobre su clítoris para luego enjabonar su espalda y su trasero, llegado a este punto, Sonia se puso de espaldas a mí y con un movimiento de cintura envió su cola exageradamente hacia atrás, me entretuve demasiado con su ano y el jabón, al punto de que un dedo entró sin querer y sin problemas dentro de su agujero, de su boca se escapó un gemido de placer, no lo había pensado pero en ese momento se me ocurrió que podíamos gozar ambos de ese lado, seguí enjabonando y probé introducir dos dedos dentro de su ano, sus gemidos fueron aún más intensos, comencé a entrar y sacar mis dedos sin problemas y de repente Sonia me dice entre suspiros:

– ¡Qué lindo mi amor! ¡Cómo me gusta! – Al escuchar esto dejé un rato su ano para enjabonarme yo mismo el pene, me agaché un poco para ponerme a su altura y apoyé a mi amigo en esa entrada tan estrecha pero relajada, intuí que si lo hacía bien y sin desesperarme no habría dolor, sólo placer y comencé a empujar suavemente dentro de su ano, este no ofreció mayor resistencia, pero no había puesto ni la cabeza dentro de el, sólo estaba en el trámite de provocar la dilatación, aflojaba la presión y volvía a empujar, quería que se dilatara solo, sin provocarlo con mis embates, retiré mi pene para pasar más jabón por ese agujero que se me hacía cada vez más dulce, al enjabonar presionaba más con el jabón de lo que había hecho con mi pene, pude hacer que se lubricara el interior con la misma espuma ayudado con mi dedo índice, cuando conseguí esto y Sonia no hacía más que gozar, me decidí a ir más adentro, apoyé mi pene en esa entrada divina y empujé suavemente hasta que luego de unos cuantos segundos entró toda la cabeza de mi amigo en ese túnel oscuro, no sin inconvenientes pero sin dolor, cosa que le pregunté:

– ¿Te duele?

– No, siento un escalofrío que me recorre todo el cuerpo, pero no me duele.

Entonces comencé un movimiento de salir y volver a entrar pero sin pasar el límite al que ya había llegado, ella se retorcía de gozo y en una de mis entradas fue Sonia la que empujó hacia atrás provocando que mi pene penetrara completamente en su canal anal.

El grito que escapó de su boca no fue de dolor, según dijo en ese mismo instante, cuando me dijo que estaba gozando mucho, mis movimientos comenzaron de nuevo, en este momento el recorrido era más extenso, mi amigo salía y volvía a entrar, pero esta vez en toda su plenitud, de repente Sonia se convulsiona en lo que a mí me pareció el mejor orgasmo que tenía ese día, y yo seguía con mi movimiento, sin exagerar, calculo que ese orgasmo (o esos orgasmos) debió durar como medio minuto, el mismo tiempo que me llevó a mí llegar al mío para eyacular dentro de su culito precioso, no me moví más y ella se incorporó, pero ninguno de los dos hizo movimiento alguno para intentar sacar mi pene de su ano. Girando su cabeza buscó, con su boca la mía y nos besamos así hasta que mi pene perdió totalmente su erección y salió solito del lugar que lo cobijaba; hecho que aprovechó Sonia para voltearse totalmente hacia mí y continuar besándonos.

Terminamos de bañarnos y nos fuimos a la cama, con todas las intenciones de acostarnos a descansar, de repente ella me dice:

– Tengo ganas de hacer popó. ¿Quieres venir?

A lo que respondí:

– No. Ahora no, en otra oportunidad.

Me recosté y me quedé dormido antes de que Sonia volviera del baño, no me había dado cuenta pero estaba destruido, mientras dormía, en sueños recordaba la sensación que me había provocado la defloración del ano de Sonia, sentía cómo me apretaba todo el pene, cómo (gracias al jabón) entraba y salía como si fuera una vagina muy estrecha y cómo Sonia llegó a un orgasmo terrible que no me explicaba cómo tuvo fuerzas para llegar hasta la cama.

No sé cuánto tiempo estuvimos dormidos pero ya eran las diez de la noche cuando Sonia se despertó antes que yo y se propuso despertarme de la forma más agradable posible, besándome en los labios y acariciando mi pene, cuando logró despertarme yo le sonreí y me dijo que tenía hambre, fue ahí cuando miré el reloj y me percaté de la hora, según mis cálculos debemos de haber dormido alrededor de cuatro horas.

– Bueno – contesté – tu has vivido en este barrio. ¿Hay algún buen restaurante por acá?

– Sí. Acá a la vuelta hay un restaurante chino.

– Entonces vamos a comer.

Nos levantamos y Sonia se puso su vestido encima de su cuerpo desnudo, como no era un vestido muy sexy no se notaba que no tenía ropa interior, yo la imité y me puse los pantalones sin mis calzoncillos, y mi camisa, salimos y llegamos al restaurante, nos sentamos y un chino de alrededor de los treinta años se apresuró a recibirnos y acompañarnos a una mesa apartada, creo que algo se nos notaba en las caras. Nos indicó que la comida era autoservicio y que él nos traería las bebidas que elijamos, nos recomendó una marca de vino que yo no conocía y que quise probar, Sonia aceptó cuando le pregunté y nos alcanzó una botella de vino rosado y algo dulce, cosa que pude comprobar cuando me sirvió un poco para degustarlo y cuando le di mi aprobación nos sirvió a ambos, antes de que se retirara le pedí que me recomendara algún plato, lo que me respondió con un nombre en chino que no entendí y se debió de notar en mi rostro, porque inmediatamente el chino me dijo que era lo que estaba en la tercera bandeja de la derecha, y que a la señorita le recomendaba la de al lado.

Me levanté con los dos platos y serví exclusivamente lo que nos recomendó el chino, no mucho (por si no nos gustaba cuando lo hubiéramos probado) fui con los dos platos hacia la mesa y nos dispusimos a probarlos no sin antes proponer un brindis

– Por la nueva Sonia – dije

A lo que Sonia respondió levantando su copa y sonrojándose de nuevo. Cuando observé lo que contenía mi plato, antes de probarlo, pude observar que era una especie de guisado con brotes de soja, algunas legumbres y carne que tenía sabor a fruto de mar, no era pescado, al menos alguno que yo conociera porque su color era amarronado similar al del pollo, pensé que sería algún marisco. Era un plato exquisito.

Nos servimos otro plato de eso mismo que nos habían recomendado y cada uno probó el del otro, el de Sonia también era riquísimo, luego nos servimos otro plato pero ya buscamos otras cosas, no comimos lo mismo, yo me serví un par de mejillones a la provenzal, un poco de calamares de similar preparación y lo acompañé con una ensalada de brote de soja, a lo que le agregué un poco de tomate y de lechuga; Sonia se sirvió una ensalada similar a la mía pero para acompañar a una porción de carne vacuna.

Realmente teníamos mucho apetito, porque ya íbamos por el tercer plato, en realidad sería el segundo porque del primero serví muy poco. Cuando pasé por al lado del mismo señor que nos atendió le pedí que nos acercara otra botella de vino, cosa que hizo al instante.

Llegamos al postre y nos sirvieron, a pedido nuestro, una crema helada de chocolate para mi y otra de frutillas para Sonia.

Nos quedamos haciendo sobremesa bastante tiempo, casi una hora más luego de haber terminado nuestros platos, esto lo hicimos, más por mí que por Sonia, porque ella me había excitado con su piecito sobre mi entrepierna y yo ya no me podía parar sin que se me notara la erección, que no bajaba, puesto que yo, ahora, estaba con un pié entre sus piernas y con el dedo gordo dentro de su vagina, acariciándola a modo de masturbación.

Volvimos al hotel, cuando el conserje nos dio nuestra llave le dije que quizás nos quedaríamos un día más, agradeció mi aviso y nos fuimos a la habitación. Nos desvestimos, nos besamos, Sonia me acarició el pene y se agachó con intenciones de llevárselo a la boca, esta vez lo tomó con una mano y acarició toda la cabeza con sus labios, me miró desde abajo y me dijo que quería hacerlo, que tenía muchas ganas de hacerlo pero que no sabía cómo y no quería que no me gustara ni hacerme daño, yo le dije que comenzara que le iba a ir indicando, aprendió rápido, aprendió incluso, a dejar descansar a mi amigo en su garganta sin que le dieran arcadas, tanto hizo que yo ya estaba al borde del orgasmo, le avisé lo que pasaba pidiéndole que se retire, a lo que respondió con una negativa porque quería saber qué se siente y siguió con su felación hasta que acabé eyaculando en el interior de su boca, fue una eyaculación terrible, estuve más de veinte segundos mandando mi semen al interior de esa boquita que tantas veces había besado ese día, no sé dónde iba a parar, porque por los costados de sus labios no se escapaba nada, cuando terminó se levantó y me besó apasionadamente, permitiéndome sentir el sabor de mi propio semen en su boca, diciendo:

– ¡Qué feliz que soy haciéndote gozar! ¡Gracias por darme la oportunidad de sentirme tan mujer por primera vez en mi vida! – A lo que respondí con otro beso apasionado, yo no sabía qué decir, me había quedado sin palabras. Nos acostamos y yo le pedí que nos durmiéramos, que no era bueno hacer el amor después de comer porque se corta la digestión, me miró con cara de nena caprichosa a la que la mandan a estudiar cuando quiere mirar televisión y asintió no de buena gana, ella se dio vuelta dándome la espalda, yo pensé que se habría enojado, que no había entendido mi razonamiento pero me equivoqué, Sonia pasó una mano por detrás de ella buscando mis testículos, los que acarició muy suavemente provocando una erección superior a la anterior, yo no lo podía creer, no podía creer que tuviera una erección así luego de todo lo que había pasado ese día, pero en ese momento se me cruzó por mi mente la imagen del chino que nos atendió en el restaurante, el vino, y el plato que nos había recomendado, estaba seguro de que se trataría de alguna combinación de comida y bebida con atributos afrodisíacos.

Cuando Sonia se percató de mi erección me dijo que no me preocupara, que ella iba a hacer todo para que yo no tuviera una indigestión y tomando mi pene con su mano derecha se lo fue arrimando a la entrada de su ano, se movió muy lentamente, trataba de no moverme a mí por nada del mundo, hizo un rápido movimiento de cintura hacia atrás que provocó que la cabeza de mi amigo entrara en su ano, pero a ambos nos dolió, estaba todo muy seco, se lo sacó, se puso la mano en la boca y procedió a mojar tanto su agujero como mi pene con reiteradas idas y venidas de su mano hacia su boca y vuelta a su ano o a mi pene.

Lo volvió a intentar y esta vez la penetración no tuvo ningún inconveniente, ella se movía con mi pene dentro de su rabito y yo acompañaba los movimientos, como a modo de broma me dijo con aire irónico:

– No, déjame a mí, no vaya a ser cosa que se te corte la digestión. – Yo me sentí mal por esa expresión pero ya sabía lo que era despertarse en medio de la noche con ganas de vomitar debido a hacer el amor después de cenar y no sabía cómo decírselo, estaba gozando tanto con la sodomización que ella misma había provocado que no encontraba palabras para decir nada que no fuera como “me gusta” o “cómo te quiero”.

Estuvimos así algo más de cinco minutos (creo que los siete del promedio del que hablan las estadísticas) cuando llegamos a un espectacular orgasmo los dos juntos, ya no me cabía ninguna duda, lo que el chino nos había recomendado tenía capacidades afrodisíacas, no podía ser que yo todavía estuviera eyaculando como si fuera el primer orgasmo del día.

Nos quedamos dormidos en esa misma posición, yo todavía con mi pene dentro del ano de Sonia y ella abrazándome tomada de una de mis nalgas como queriendo que yo no saliera de dentro de ella.

Nos despertamos pasado el mediodía del domingo y fuimos a almorzar al mismo restaurante, no estaba el chino que nos había atendido la noche anterior, pero pedimos el mismo vino y comimos lo mismo que nos había recomendado, volvimos al hotel y tuvimos un día de sexo y lujuria como si nada hubiera ocurrido anteriormente, ya pasaron quince años de esto, tanto Sonia como yo nos recibimos de ingenieros y estamos casados, tenemos nuestra propia empresa y, de tanto en tanto, volvemos al mismo hotel y comemos en el mismo restaurante. No tuvimos hijos, pero porque la vida no nos los dio, creo que por un poco de egoísmo tampoco consultamos a un profesional para saber el motivo y hacer algún tratamiento, de ser necesario. Estamos muy bien juntos, tanto como ese primer día, ella me tiene a mí y yo la tengo a ella.

Nos amamos.

Después de hacerlo en mi casa, nos quedamos calientes y lo hacemos en la azotea de su casa, casi nis cachan varias veces haciéndolo. .
Después del sábado, en el cual estuvimos teniendo sexo en mí casa, todos los días me la pasaba excitado, ya que en 2 semanas podríamos repetirlo, su hermano Sergio daría su fiesta, no les había preguntado a mis hermanos, ¿qué si podía ir?, pensé que no sería un problema, me dieron ganas de salir con mis perros, para bajarme la calentura, pero como la última vez,  tal vez pudo verme uno de los vecinos, además como Enrique regreso, opte por aguantarme y esperar hasta el día de la fiesta,

Aún que si tenía un poco de miedo, ya que años antes, su hermana me había encontrado encima de él, en la cama con la playera levantada, los 2 traíamos los pantalones, pero si hablo conmigo, de que eso no estaba bien, que no dejara que su hermano me tocara, ahora que era muy amiga de mi hermana, podría decirle y mi hermana decirle algo a mis padres.

Jueves antes de la fiesta, hable con mi mamá.

Oye má, ¿puedo ir con mis hermanos a la fiesta del sábado con Sergio?.

Pues no creo, es fiesta para más grandes y todavía eres pequeño.

No podía decir, que Enrique me había invitado, por que podría sospechar algo mi mamá.

Es que yo quiero ir.

Le grito a mi hermano.

Oye dice Chava, que quiere ir a la fiesta.

No puede ir, es para chavos y él es todavía un niño.

Pero mamá, yo quiero ir.

Preguntale a Sergio, si lo pueden llevar.

Además, en caso de que Sergio diga que si, ¿quíen lo va a cuidar?, no creo que María lo quiera cuidar y yo menos.

Pero mamá.

Depende de lo que diga Sergio, si a él no lo molesta que vayas, puedes ir, pero si el dice no, no vas y punto.

Me fuí todo enojado a mi cuarto, no pensé que no me dejarían ir, pero ya viendolo en perspectiva, solo tenía 10 años y medio, mi hermana ya tenía 14 años, mi hermano 15 años, algunas veces en fin de semana mi hermano llegaba con aliento alcoholíco, yo si era muy pequeño para el tipo de fiestas que ellos querían hacer, sin supervisión de un adulto, me frustre un poco, pero vería la forma de ir, para coger con Enrique, decidí ir a buscar a Enrique, para decirle, que convenciera a su hermano, de que podía ir a la fiesta, agarre y salí a buscarlo.

Ya era un poco tarde, ya estaba obscuro, por suerte estaba afuera, pero platicando en casa de otra vecina, enfrente de la casa de Claudia, esa familia constaba de los papás, 3 hermanas, un hermano pequeño y una prima, los papás casi no los veíamos, la  hermana mayor tendría como 18 años, la siguiente de edad era la prima, 17 años, luego Paty 16 años, luego la más pequeña de las hermanas 14 años y por último el niño 8 años, todas eran muy bonitas y coquetas, con cuerpos espectaculares, solo la más grande era muy llenita, pero tenía unas grandes tetas, caderas enormes, hasta el niño era muy bonito, casi todos los chavos de la callle en algún momento, intentaron andar con ellas, pero  a ninguno se le hizo andar de novio con ellas.

Camine rumbo a él, pero al acercarme, solo pase enfrente de ellos, a él no le parecio importarle que pasara, regrese a mi casa, entre y salí de inmediato, otra vez pase enfrente de ellos, pero Enrique seguía platicando con Paty, seguí caminando hasta la esquina de la calle, esperando que de regreso, Enrique hubiera entendido, que quería hablar con él, pero no fue así, ellos seguían platicando, llegue a mi casa y me metí, decidí esperar media hora para salir a buscarlo de nuevo, fuí con mi mamá.

Oye, ¿no necesitamos pan?.

Deja veo.

Fue a la cocina para ver la panera.

Tienes razón, ve a comprar bolillos y pan de dulce, por favor, no te tardes.

Saco dinero de su monedero y me lo dio.

Salí corriendo, rumbo a la panadería, esperaba ver a Enrique soló, pero para mi desgracia, seguía platicando con Paty, pase otra vez enfrente de ellos, pero ni me notaron, seguí caminando un poco molesto, pero andar con él era así, ya había entendido que cuando él tenía necesidad de coger con alguien, de inmediato me buscaba a mí, aún así me llegaba a molestar un poco, además para mi era muy importante, decirle, que mi hermano iba a preguntarle a su hermano, de que si me podía llevar a la fiesta, entonces, convenciera a su hermano, para que pudiera ir a la fiesta.

Llegue a la panadería, compre lo que me habían encargado, salí y al llegar a la esquina alguien me jalo, de inmediato gire para ver quien me jalaba, era Enrique, no dijo nada, solo me siguio jalando, me llevo al pequeño bosque que estaba atrás de la pirámide, ya que quedaba a un lado de la panadería, me llevo a un gran árbol, que estaba en medio del bosque, al ser de noche, la luces de los carros alumbraban, pero solo se veían nuestros zapatos, claro ya en la cancha de basket no había nadie jugando, aparte no se veía ninguna pareja alrededor, él no se espero, de inmediato empezó  a tocarme, me agarraba las nalgas, me besaba el cuello, yo solo agarraba la bolsa de pan.

¿Qué paso?, por que pasabas y pasabas, cuando estaba platícando con Paty.

Es que te quería decir, que mi hermano le va a preguntar a tu hermano, si me puede llevar a su fiesta, si él dice que no, no me van a dejar ir.

Él seguío con el faje, me apretaba a su cuerpo, sentía su verga en mi vientre, me excite, agarre la bolsa de pan con mi mano izquierda, lleve mi otra mano a su entrepierna, comencé apretarle la verga con intensidad, con una de sus manos alzo mi playera y comenzó a chuparme los pezones, gire a ver si nadie estaba cerca, no vi a nadie, todavía me daba miedo que nos cacharan en esa situación,  pero la calentura me gano, además era muy excitante que lo hicieramos en un lugar público y al aire libre.

Pero también, no podía perder mucho tiempo, ya que tenía que regresar a mi casa rápido, metí mi mano adentro de su pantalón, ya su verga estaba toda húmeda, comencé a masturbarlo, para que se calmara y entendiera que tenía que convencer a su hermano, ya con el liquido preseminal que botaba, fue más fácil masturbarlo, él seguía chupando mis tetas, metio sus manos adentro de mi pants y me apretaba las nalgas, su verga ya estaba muy hinchada y comenzó a palpitar, estaba cerca de venirse, yo acelere el movimiento, para que acabara.

Esperate tantito y girate.

No, tengo que irme a mi casa ya.

Mejor te cojo aquí.

Se quizo soltar, pero yo solo lo aprete más duro, dejo de moverse, lleve mi mano a su glande, seguí apretandolo, no duro mucho y se vino en mí mano abundantemente.

Ahhhh !!!!, no mames que rico.

Desabrochate el pantalón, para sacar la mano y que no te ensucie mucho.

Se hizó un poco para atrás, se desabotono el pantalón, con cuidado se bajo el calzón y pude sacar mi mano llena de semén, claro se ensucio, pero no tanto, sacudí la mano para que escurriera lo más que se pudiera, obvio no teníamos con que limpiarnos, me limpie un poco en el tronco del árbol, ya luego me agache y me limpie en el pasto.

¿Por qué no dejaste que te cogiera?.

En primera, por que estamos en medio de un pequeño bosque, a lo mejor nadie nos ve, pero a lo mejor alguien se da cuenta, en segunda, ya me tarde mucho con el pan, además si me quieres coger, convence a tu hermano, para que le diga a mi hermano, que me puede llevar a su fiesta.

Está bien, entendí.

No se te vaya a olvidar eh.

No, ya me quedo claro, pero antes de irte hazme una mamada.

Como eres necio, nos vemos el sábado y te la mamó todo lo que quieras, adios.

El se quedo un poco sorprendido, por lo que le dije, yo empecé a correr a mi casa, no me había tardado tanto, pero por de la adrenalina de la situación, pensé que era mucho tiempo, no corrí mucho y me pare, me fije si él venía detrás de mí, pero no lo ví, llegue a mi casa y me toco regaño.

¿Por qué, te tardaste tanto?

Mamá solo fueron como 10 minutos y fue por que no había bolillos, pero ya no iban a tardar en salir, por eso me tarde.

Está bien.

Le dí su cambio, me alegre de que no checara, si el pan estaba caliente todavía, al otro día ya en la noche.

Chava ven acá.

¿Qué pasó má?.

Ya le pregunto tu hermano a Sergio, dijo que no le molestaba que fueras.

Sii.

Entonces puedes ir a la fiesta de mañana.

Está bie má, gracias por dejarme ir.

Andale, ya vete.

Me fuía a mi cuarto, estaba mi hermano con cara de pocos amigos.

Te voy a llevar, pero no quiero que nos des problemas, además, no quiero que digas nada, de lo que veas en la fiesta, estamos.

Si, está bien.

Llegó el día esperado, no podía usar el short que le gustaba a Enrique, era algo formal, no tenía una panty que ponerme, ya que no encontre la panty de mi hermana por ningún lado y no pude robarle una a la vecina, así que decidí vestirme, como cualquier niño de esa época para una fiesta, pantalón de vestir, camisa y zapatos, no me sentía muy a gusto vestirme de esa forma, pero era lo usaba uno en fiestas formales, llegamos  como a las 8:00 a la casa de Enrique, ya había mucha gente, casi todos oscilaban entre los 20 años y los 15 años.

Saludamos a Sergio y nos comento que sus papas no estaban y se habían llevado a los más pequeños, que llegaban como a la 1:00 am. o sea que teníamos como 5 horas para la fiesta, mis hermanos me dejaron solo, y yo empecé a buscar a mí vecino de inmediato y empecé a imaginar como nos podiamos divertir nosostros dos, pero cual fue mi sorpresa que al verlo estaba con Paty.

Me puse casi enfrente de él, pero era como si no existiera, ella iba acompañada de su prima, que platicaba y bailaba con otro chavo de la fiesta, Enrique y Paty estaban platicando y bailando, me senté en una silla esperando que él me fuera a buscar, pero eso no paso, me paraba y pasaba cerca de ellos para ir por comida o una bebida, regresaba a mi silla, algunas veces paso a mi lado, él solo.

¿Por qué, tan enojado?.

Se reía, seguía su camino, estaba que me llevaba el tren, así me dieron las 9:30 pm., trate de buscar a mis hermanos, para decirles que ya me iba, pero no los ví, como conocía bien la casa, aparte nadie me ponía atención en lo que hacía, me salí por el patio de atrás para subirme a la azotea, para que se me bajara un poco el coraje.

La azotea ya estaba un poco diferente, de cuando me cogio la primera vez ahí, el papá de Enrique se había vuelto un poco neurotico, se enojaba con nosotros, si la pelota pegaba en sus vidrios, salia de inmediato a gritarnos, también se peleaba con el vecino de a lado, por que era mécanico y dejaba lleno de grasa la calle, ponía sus coches y luego tapaba su entrada.

Aparte el mecánico empezó a contruir unos cuartos arriba, entonces el papá de mi vecino había echado una barda alrededor de toda su casa como de 1.30 mts. para que los hijos del vecino, no se pasaran a su azotea, también había ramas de un árbol, del vecino de atrás, estas llegaban hasta el techo de los cuartos que construyo el mecánico y tapaba un poco la orilla de la casa de mi vecino, pero era peligroso, ya que estaba en la orilla de su casa.

Me recargue en la barda viendo para la calle, muy poca gente pasaba, todavía estaban jugando unos chavos futbol, pero no eran mis amigos, al lado de mi casa teníamos un poste de luz, iluminaba la azotea de mi vecino y la casa del mecanico y parte de la calle, pero la iluminación no era tan potente, ya que el foco estaba muy sucio.

Como a los 5 min. llegaron los papas de Paty, para recogerla a ella y a su prima,  me empecé a reír por dentro, ya que  mi vecino, se iba a que dar soló jajaja, vi como se iban los vecino a su casa, pero en eso siento que me llega por atrás y me gire para quedar de frente a él.

Por que te saliste.

Salí a tomar el aire.

No es cierto te dieron celos, por que estaba con Paty.

No es cierto, estas loco.

Bueno entonces podemos tener sexo aquí, ¿no?.

Si quieres, orale.

Sentí un nudo en la garganta por el coraje y por que dentro de mí sabía que la estaba regando otra vez,  pero caí en la trampa, me quizo dar un beso en la boca pero hice de lado mi cara, no me nacía besarme con él. 

Que paso, no que no estabas celoso, se saco la verga por el cierre, entonces dame una mamada.

Si, como te lo prometí el jueves, yo no rompo una promesa.

Enrique se puso viendo a la casa del mecánico, cuando subí había visto, en una esquina de la casa, varias cajas de cartón aplastadas de buen tamaño, no se de que eran, pero fuí a tomar 2, las puse a un lado de Enrique, como si fuera una cama,  me pegue a la pared, me senté sobre las cajas, él se me quedo viendo, como diciendome, ponte donde estoy, no me importo  y lo jale hacía mí de forma un poco brusca, él solo se reía, se acomodo de frente a mí y abrio un poco las piernas para que yo quedara en medio, y puso sus manos en el borde de la barda para disfrutar de la mamada.

Empecé a meterme su verga en la boca, agarre la base con una mano y me concentre en mamarle solo el glande, y con mi otra mano le agarre los huevos, primero suavemente pero como tenía mucho coraje se los empecé apretar más fuerte, él ya estaba gimiendo, pero no se si, por que le dolio o lo estaba disfrutando, me iba a reclamar pero en eso la cuñada del mécanico iba subiendo y como la escalera estaba pegada a esa pared, pues vio a mi vecino.

Que haces solo acá arriba y no estas en la fiesta.

Yo me quede frío, por que pensé que nos podía ver y pare la mamada.

Es que hace mucho calor en la fiesta, y salí a refrescarme un rato, y tu que haces por acá arriba.

Vengo a ver, si mi hermana todavía esta despierta para platicar un rato.

A orale, yo creo que si, por que se ve la luz de la cocina prendida.

Entonces me di cuenta que desde ahí no nos podría ver, por que ella estaba a la mitad de la escalera y la diferencia de altura era considerable, pero si ella llegaba a su azotea, se asomaba a la azotea de mi vecino, si me podría ver, yo esperaba que ya dejaran de platicar, pero mi vecino siguio platicando.

Punto y aparte, una vez a esa vecina, la agarraron cogiendo con su novio, en el coche de él. estando enfrente de su casa, claro nos dimos cuenta por que llego la patrulla, se hizó el relajo, pero no se los llevaron, otra anecdota de ella, un sábado en la mañana, estaba la vecina coqueteando con el tamalero y con mi vecino, ya era grande como 24 años, era soltera, no era bonita, pero tenía un  cuerpo espectacular, era alta como 1.70 mts., blanca, cabello pintado de rubio, unas tetas muy ricas, unas nalgas exquisitas, a lo mejor no era fea, pero usaba unos lentes muy gruesos, acá en México, les decimos de fondo de botella, era algo exhibicionista, de lunes a viernes trabajaba de secretaría, casi siempre andaba de traje sastre pegado, pero los fines de semana, casi siempre andaba con playeras sueltas, sin brassier, minifaldas o shorts muy pequeños, los que vivíamos enfrente de su casa o cerca, la espiabamos cuando salia de su casa, para ver que traía puesto y si podíamos ver sus tetas.

Ese sábado, me acerque para decirle a mi vecino que si ya estaba preparado para cogerme en la noche y así calentarlo más, al acercarme a ellos, vi que tanto el tamalero como mí vecino miraban a la altura de los pechos de la vecina, salude a todos y me puse de frente a ellos, subían la vista viendo a la vecina pero luego la bajaban, hasta que me dio curiosidad y me di la vuelta para quedar de frente a ella y entendi por que ni caso me hacía.

Ella traía un grueso gaban, que le tapaba por atrás de las rodillas, pero en la parte de adelante estaba abierta, ella ese día, traía una playera de tirantes desgastada, se podían ver sus pezones grandes, de un color rosado claro, ella se movía de un lado a otro cuando platícaba, por lo tanto sus tetas iban de un lado a otro, si era muy cachondo ver como se movía, en la parte de abajo traía un minishort, que parecía que ella lo había hecho de un pantalón de mezclilla, ya estaba mal cortado, en eso grito su mamá.

Maricela, ya metéte, no andes de loca.

Hay voy, no me estes molestando.

Ella se giro a nosotros y se despidio, al dar la vuelta, metío sus manos a las bolsas del gaban y lo alzó dejandonos ver sus preciosas nalgas, y nos guiño un ojo y se fue riendo.

El recuerdo de ese par de tetas me excitó y volvi a la mamada, ya que a mí vecino no se le había bajado la erección, cuando empecé de nuevo la mamada, mí vecino casí se doblo de gusto.

Te sientes mal?.

No es solo que me dio un pequeño dolor de panza, pero ahorita se me quita.

Ellos siguieron hablando, mientras yo me esmeraba en mamarle la verga, con cuidado me la metía toda a la boca, no quería que me dieran arcadas y que la vecina oyera ese ruido peculiar y preguntara que pasaba, me la sacaba de la boca, lo masturbaba un poco y me la volvía a meter, el no hacía ningún movimiento de cadera, para metermela toda, cuando estaba a punto de venirse en mi boca, bajo una de sus manos y me la puso en la cabeza, yo espantado me detuve y solo deje su verga en mi boca.

Bueno te cuidas, hasta luego.

Adiós.

La vecina siguio subiendo la escalera y se fue a tocarle a su hermana, mí vecino espero a que se metiera y se agacho, los dos estabamos jadeando, eso que habíamos hecho fue muy excitante, era otro nivel que habíamos subido, solo me tiro boca abajo y con deseperación me quería bajar pantalón, hasta me lastimo un poco, logre desabotonar mi pantalón y el lo bajo, se puso encima de mí, yo me abrí las nalgas con las manos, escupio en su mano  me lo embarro y me penetro de inmediato, empezó con los movimientos de forma desmedida, gracias a Dios, había puesto los cartones, si no, me abría raspado algo.

Era muy excitante, él se agarro de mis hombros, para darme una penetración más profunda, yo solo disfrutaba las sensaciones, oía la música de la fiesta, cuando llegaba a pasar algún coche, de repente paro el movimiento, pero me agarro de la panza, me levante para ponerme en 4 patas, como me la había sacado, puso sus manos en mis nalgas y las abría al máximo,  se puso a mamarme el culo, pero seguía muy intenso, apretaba mis caderas de forma muy ruda, no se, si por vengarse de que le estaba apretando los huevos, cuando le estaba dando la mamada, cuando estaba platicando con la vecina.

No duro mucho haciendo esto, con su mano empujo mi espalda, para que bajara solo mi tronco y mi ano quedara más expuesto, se levanto y me penetro rápido, parecía loco, solo se oía nuestro gemidos y como chocaba su pelvis con mis nalgas, ya no duro mucho, se vino dentro de mí, termino y se dejo caer en mí, nos quedamos en esa posición, solamente jadeando, ya más calmados, se escuchaba la platica de las vecinas, ya que la cocina estaba pegada a la casa de mi vecino, yo ya me había cansado de estarlo cargando en esa posición.

Oye de casualidad traeras papel para limpiarnos.

Salio de su letargo, metio las manos a sus bolsas del pantalon y saco muchas servilletas, me saco la verga, nos estabamos limpiando cuando escuchamos la puerta de atrás que se abría, él se subio el cierre y se paro, yo solo atine a brincarme la barda para caer en el techo del vecino, y me quede quieto, eran su hermana y mi hermana.

Oye no has visto a mi hermano.

No, tiene poco que subí, aunque creo que andaba en la calle jugando con otros vecinos.

Se asomaron por el lado de la calle y vieron que más adelante estaban jugando algunos niños todavía.

Ya vez, a de andar jugando allá adelante, no te preocupes, vamonos para la fiesta, ya cuando se vayan vamos por él y tu metete Enrique.

Esta bien, bueno gracias.

Gracias a dios, las vecinas no oyeron, que estaba en su azotea, me acabe de limpiar mas o menos, guarde las servilletas que me sobraron, me subí el pántalon y medio me acomode la demás ropa, oía lo que platícaban Enrique con nuestras hermanas, me pegue a la barda, me dio miedo que la hermana Enrique o mi hermana se asomaran y me encontrara ahí, que les iba a decir, poco a poco fui bajando las escaleras, a medio camino me hablo Enrique, pero muy bajo.

¿ A dondé vas?, subete.

Pero.

Que te subas.

Volví a subir la escalera, hasta poder pasarme a su casa  otra vez.

No mames, ¿estuvo rico sentir esa adrenalina no?.

¿Comó crees? casi nos cacha la vecina y luego nuestras hermanas.

Vente vamos a coger otra vez.

Pero es peligroso, vamos a otra parte, a tu cuarto.

Estas loco, ahí si nos cachan, mejor aquí, no vamos para atrás, ahí no nos vería la vecina y si sale alguien al patio rápido te vas a la escalera como ahorita.

Agarro los cartones y nos fuímos a la parte de atrás de la casa, la cocina del vecino estaba encendida, no se veía nadie, no creo que oyeran lo que decíamos por el ruido de la fiesta, puso los cartones debajo de las ramas del árbol, corrimos con suerte ya que las ramas eran gruesas y el follaje era tupido por ser casi fin de verano, nos tapaban pero si alguien salía de la casa de Enrique y ponían atención quiza nos podrían ver, la iluminación del poste no era tan potente en donde estabamos nosotros, pero lo malo era que estabamos en la orilla de sus casa, eso si era peligroso, 

Oye, pero si tu vecino se asoma nos puede ver.

No te preocupes, conozco bien al vecino y él no diría nada, ademas no creo que pueda ver, quienes somos.

Y los de la fiesta, si salen nos podrán ver.

No creo, esperame tantito.

Agarro, bajo las escaleras sin hacer ruido, se coloco en la puerta, dirigio la mirada a donde estaba yo, yo por miedo no me movía, estaba con la sensación de que la estaba regando otra vez, pero mi calentura era mayor, él empezó a subir las escaleras, se fue a donde estaba.

No se ve nada, solo si llegan a salir, no hay que movernos, por si las dudas.

Estas seguro, que no se ve nada.

Con un carajo,que  no se ve nada.

Esta bien.

Quitate la ropa.

Pero.

Que te la quites.

Me quite la camisa y el pantalón, los deje a un lado, solo me quede con los zapatos puestos, el clima era caluroso, no se sentía nada de frío, él se quito solo el pantalón, ya tenía la verga bien parada, yo estaba igual, aún que la mía seguía siendo muy pequeña.

Oye, tu ponte del lado de la orilla de tu casa, no me vaya a caer.

Ah, como jodes.

Yo me puse del lado del cuarto del mecánico, las ramas solo tapaban la mitad de ese cuarto, se acosto con la cabeza pegada a la orilla de su casa.

Me prometiste, que ibas a mamarmela hasta que me cansara ¿no?.

Si.

Pues orale, cumple con tu promesa.

Iba a ponerme encima de sus tobillos, para comenzar a comermela.

No seas pendejo, vamos hacer un 69.

Yo me quede quieto, no sabía que era eso, él se dio cuenta.

A ver, ponte encima de mí, pero que tu culo, quede encima de mi boca y que mi verga quede en tu boca.

Todavía un poco indeciso, me puse encima de él, me agarro las cadera y me bajo poco apoco, hasta que sentí su lengua en mi ano, senti un gran escalofrío, si había medio limpiado mi ano, pero todavía tenía semén adentro, eso lo excito creo, por que me mordía las nalgas, pasaba su lengua en mi nies, era muy rico, salí de trance y agarre su verga, no se por que, pero cada que cogíamos, me parecía que le crecía un poco más, de la última vez que lo habíamos hecho, baje su prepucío y quedo su glande afuera, me lo metí a la boca, solo me dedique a mamarle esa parte, era muy rico sentir como mi boca pasaba de su glande a su tronco, pero de forma intensa, me lo metía y me lo sacaba, mi mano apretaba su tronco

Al sentir él esto, me abrazo con una de sus manos la espalda baja, me bajo más, mi verga pegaba en su barbilla o en su pecho, sentí como se me estuviera masturbando, eso era muy rico, mi boca se llenaba de su presemen, me lo tragaba, para mi la posición no era tan cómoda, ya que no estaba recargando mi cuerpo en él, mis rodillas estaban muy abiertas y mi cuello me empezaba a doler un poco, pero si le decia algo, como siempre se iba a enojar, así que decidí hacerlo acabar, para que me pudiera parar.

Solte su tronco y agarre sus guevos con una mano, mientras que con la otra me apoyaba en el techo, logre meter toda su verga en mi boca, movía mi garganta como si quisiera pasar saliva, para que su verga sintiera como si se la apretara, el dejo de comerme el culo, pensé que acabaría pronto, pero no fue así.

No mames, que rico se siente cabrón, mhmmmm.

Intensifique la mamada, de repente me dio una nalgada.

Oye, que te pasa.

Me empujo para adelante, lo cual hice, con sus manos en mis caderas, me puso encima de su verga, me penetro de una estocada.

¿Por qué? 

En eso, oímos que salían al patio, yo me quede frio, ya no le reclame la nalgada, yo seguía hincado, solo mis ojos fueron a la dirección de donde venía las voces, era su hermano con otro chavo de la fiesta, lo reconoci por la voz, si me fije que no veían a donde estabamos, mi vecino al parecer no le importo, con sus manos levanto mis caderas y luego las bajo, lo mire y el solo me hizo una señal con la mano, que me callara y que siguiera cogiendo, yo todo temeroso empecé a bajar y a subir, puse mis manos al lado de sus tobillos para apoyarme y moverme mejor. 

El hermano de mi vecino prendio un encendedor, nos lllego un olor como a cigarillo, pero olía un poco diferente, él le dio una calada profunda y retuvo el humo, se lo paso a su amigo, así le dieron 3 caladas cada uno, mientras fumaban estaban platicando.

Oye, esta buena.

Si, es lo más nuevo.

¿Sale muy cara?.

No, solo un poco más de lo normal.

Nosotros seguíamos cogiendo, otra vez me calente, ya que nos podían ver cogiendo, como nos paso, cuando le mamaba la verga, mientras él platícaba con la vecina, por la posición él casi no se podía mover, yo todavía no sabía moverme bien, subía muy poco, más bien me hacía para adelante y para atrás, poco a poco fuí agarrando velocidad, me dieron ganas de hacer de la pipí, en eso oímos que decía la otra persona.

Oye, no hay alguien entre las ramas.

Gire para ver, hacía donde estaban mirando, miraban a donde estabamos nosotros, pero no fijaban la vista en algún lugar, los dos nos quedamos quietos.

Estas loco, ya te pego jajaja.

Si, tienes razón, vamos a meternos y al rato salimos a fumar ota vez.

Entraron a la casa, oímos que cerraban la puerta, Enrique me dio una nalgada otra vez, me sorprendio, grite un poco me quede quieto, pensando que me habían escuchado, pero no salio nadie de la casa, gire a verlo.

Ponte como si fueras a cagar.

Dude un poco, me pare.

Ponte a bajo de mi verga y baja como si hicieras una sentadilla, me acomode y fuí bajando, él cuando baje lo suficiente, me agarro de las caderas y se acomodo un poco, cuando sentí su verga en la entrada de mi ano, él la acomodo entro sin problemas, seguí bajando un poco, todavía no me la metía toda, otra vez me nalgueo.

Muevete.

Apoye mis manos en el suelo, para tener más confianza en el movimiento, parecía un luchador de sumo jajaja, por la posición en la que estaba, comencé a moverme, sentía más rico, pero me costo un poco, medir la distancia cuando subía, por lo tanto su verga salía de mí, él me paraba con una mano, se volvía acomodar, empecé a tomar ritmo, a veces se salía y yo seguía con el moimiento de bajar, cuando subía otra vez, él rápido acomodaba su verga otra vez, como siempre, yo ya me estaba cansando de las piernas, baje el ritmo, él se dio cuenta, 

Esperate ahí.

 Me quede quieto, él empezó a mover la cadera, me estaba penetrando, poco a poco empezó a tomar ritmo, note como su verga empezaba  a palpitar, de repente me agarro de la panza y me jalo, casí lo aplasto, pude poner mis manos en el techo, a cada lado de su cuerpo, quede como el exorcista cuando baja de la escalera jajaja, le metio más velocidad, hasta que se vino por segunda vez, me tenía agarrado de la panza, cerca de techo, yo si fuí consciente y me deje caer de lado, él no me solto, quedamos de cucharita, todos sudados, cansados, pero felices.

No mames, que rico.

Si.

Todavía su verga estaba dentro de mí, no se le bajaba, me empezó acariciar las tetas, me mordía la espalda, seguía con mucha intensidad, otra vez oímos que se abría su puerta de la cocina, él se detuvo, con cuidado de no hacer ruido, me solte de él, agarre mi pantalón y saque las pocas servilletas que me quedaron de la primera vez, me limpie el culo lo mejor que pude, el me jalo otra vez, pero me negue, por el sonido de las voces, notamos que eran 3 personas, lo más rápido que pude me vestí, me acerque al límite de donde llegaban las ramas del árbol, trate de oír, si la vecina seguía platicando con su hermana, efectivamente seguía ahí,saque la cabeza y no se veían  ninguno los tres chavos, Enrique me jalo de nuevo, pero con mucho cuidado, salí rumbo a la parte donde me podía brincar a la azotea del mécanico, lo logre,  gracias a dios no salio nadie que me viera, solo cruce la calle y toque, mi mamá me abrio.

Y tus hermanos.

Ya no tardan, es que me andaba del baño y me vine rápido.

Me metí al baño, para acabarme de limpiar bien.

Como a la media hora. llegaron mis hermanos, regañandome, por que, no les había avisado que regresaba a la casa, eran las 11:30 de la noche, estuvimos cogiendo como hora y media, bueno no todo el tiempo, ese día si acabe más cansado, pero muy satisfecho con lo que habíamos hecho.

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