relatos eroticos

Tras haberme dado placer apreciando la desnudez de mi hermana gemela sin su consentimiento, no pude sacar de mi cabeza la gloriosa imagen de su curvada silueta exaltada por la satisfacción. Desgraciadamente, tal evento fue completamente fortuito, pues varias noches habían transcurrido desde aquello y no he podido volver a gozar con un pecaminoso panorama igual al de esa velada.

Me he visto en la necesidad de contentar mi libido con las capturas visuales que pude retener a la perfección en mi memoria; la pornografía ya no me era suficiente, había abierto la puerta a algo mucho más excitante, más morboso; algo completamente prohibido e inmoral.

Solo rememorar la imagen de los duros pezones en las ominosas tetas de mi hermana, rebotando al ritmo de las embestidas proferidas por su pelvis en búsqueda de los delicados dedos que ingresaban constantemente en lo más profundo de su ser, impregnándose de la esencia de su sexo. Nada más eso podía generar en mí la suficiente emoción como para culminar mis momentos de autosatisfacción.

Todos los días, al encontrarnos en la mesa del comedor para desayunar o al tropezar el uno con el otro en la escuela, mis ojos se sentían en la obligación de escudriñar cada centímetro de su cuerpo, imaginando la desnudes de su piel bajo las capas de tela; más se demoraba en ella en saludarme que yo en desnudarla con la mirada recreando en mi imaginación todas las posiciones lascivas con las que me atrevería a penetrarla sin contemplación, ni clemencia.

La fantasía de mis deseos pecaminosos se prolongaba solo hasta encontrarme con la inocente sonrisa que me dedicaba su angelical rostro.

De inmediato mis burdos delirios sexuales eran apagados por una asfixiante sensación de culpa y remordimiento, pues había profanado la imagen de la persona que más admiro, transformándola en nada más que un trozo de carne destinado a inspirar mis más perniciosas ilusiones.

El efímero gozo dio paso a una gran campaña de autodesprecio, ya que muy en mi interior sabía que no era justo mancillar la hermosa imagen de mi hermana, quien había sido la única en tratarme con respeto durante los últimos años. Más doloroso fue saber después que ella seguía viendo en mí ese fiel compañero de aventuras infantiles.

Por suerte y aunque suene extraño, agradecí la llegada de la temporada de exámenes en la escuela porque restó mi atención a cualquier otra preocupación aparte de los estudios.

Era la última jornada de pruebas previa a nuestra graduación, por lo que necesitaría de toda mi concentración, ya que a diferencia de mi muy aplicada gemela a la que no se le daba difícil conseguir un 10 sobre 10 en todas las materias, yo debía hacer un esfuerzo casi sobre humano para obtener las mínimas calificaciones de probación.

No era frecuente que nos topáramos de frente en la casa por esas épocas, ella prefería estudiar con amigos iguales de aplicados que ella, mientras que yo me dedicaba a memorizar lo básico encerrado en el taller. Aunque siempre me ofreció su ayuda, desde hace un par de años había decidido no depender de ella para no retrasarle y arrastrarla conmigo a una vida de mediocridad, para mí estaba claro quién debía dar la cara por la familia y convertirse en la doctora que tanto deseaba ser.

Los exámenes transcurrieron como era de esperarse, notas perfectas para ella y las básicas en mi caso con una que otra grata sorpresa.

Algo que nunca llegue a comprender es la gran emoción que generaba en mis pares el celebrar tras un periodo de exámenes. Mientras que yo prefería recomponer las energías que me arrebataban los temas académicos, ellos no demoraban en organizar fiestas y reuniones con pretextos absurdos que camuflaban las verdaderas intenciones de libertinaje e inhibición; las celebraciones no eran más que meros pretextos para consumir alcohol y drogas sin control a la vez que se practicaba sexo sin limitación alguna.

Puede que mis sentimientos de aversión se formularan por la envidia de nunca ser invitado, o realmente podría ser que le tuviera pánico a conocer hasta qué grado de inhibición podían llegar los participantes, pues sabía que mi hermana siempre era invitada y en ocasiones asistía con su grupo de amigos.

El horror perfectamente podía radicar en haber escuchado innumerables veces a mis compañeros hombres, comentarse entre ellos las proezas sexuales que habían realizado con quienes eran sus parejas y con quienes no lo eran. El escuchar las depravaciones que habían cometido entre todos, sin importar los vínculos afectivos, no me importaban en absoluto hasta hace poco, solo cuando comenzó mi insipiente interés por Alejandra empecé a prestar más atención a los comentarios que hacían referentes a su sensualidad.

Para entonces ya había tenido que escuchar en silencio y apretando los puños, cómo mis compañeros la denigraban y fantaseaba con el culo y las tetas de ella, jactándose de las perversiones que le harían a su boca y cuanto orificio se les ocurriera si llegaban a tener la oportunidad esa misma noche en la fiesta.

Mientras más se acercaba la hora de salida del colegio, más me impacientaba en huir del sitio, pues los murmullos y cuchicheos acerca de las profanaciones a mi hermana hacían cada vez más eco en mis oídos al punto de ser insoportables con el paso del tiempo, y peor fue mi sensación a llegar a casa y descubrir que Alejandra se estaba alistando para asistir a la tan aberrante reunión.

Se colocó un atuendo que al decir provocador me quedo corto. Una minifalda negra que cubría solo lo necesario con relación a su pronunciado culo, las rosadas comisuras de sus nalgas y muslos eran fácilmente visibles ante cualquier movimiento de su caminar; la más leve agachada revelaría a la perfección su sugestiva ropa interior de encaje color violeta que debelaba de forma traslúcida la tersa piel de su culo.

Una estrecha camisa negra muy pegada a su piel exponía a la perfección el descomunal escote que obviamente nadie estaba acostumbrado a ver bajo el uniforme escolar, sus tetas rebosaban y ponían a prueba la capacidad de estiramiento de la tela. Estoy seguro de que el más mínimo detonador de excitación haría que los duros pezones se elevaran muy evidentes por sobre la ovalada silueta de su busto.

Una sexy chaqueta de cuero escondía sus delicados hombros, pero acentuaba sus ubres, una junto a la otra, casi exprimiéndolas en el centro.

Su sensual clavícula descubierta y el largo de su cuello de tono perlado emanaban un dulce olor floral.

El maquillaje la hacía ver mayor y el cabello suelto adornado por una trenza élfica la hacía un deleite para los ojos.

Era raro verla sin medias que cubrieran sus largas y blandas piernas, pero por primera vez la vi con unas botas largas de tacón alto que cubrían desde sus pies hasta las inmediaciones de sus rodillas, haciéndola ver mucho más esbelta y sugerente.

Un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo; una rara sensación cruzó por mi corazón al momento de verla tan sensual y provocativa. Francamente, quise detenerla y pedirle que no fuera a esa fiesta; quería a evitar que se expusiera a esos depredadores sexuales que no dudarían en deleitarse, devorándola sin descanso, pero hice gala de mi carente valentía y permanecí en silencio viéndola partir.

Me odié aún más por eso, ya que frases como:
«Quien tenga sexo con ella esta noche será muy afortunado»
«Quiero cogérmela»
«Alguien que no soy yo la va a disfrutar»
«Quiero cogérmela»
«Ella va a gemir un nombre que no será el mío»
«Quiero cogérmela…»
Me atormentaron toda la noche y lo que hice a continuación sinceramente no me da nada de orgullo.

Era la noche de un jueves, mis padres tampoco llegarían a casa temprano, estaba en medio de la oscuridad únicamente acompañado por las pervertidas ilusiones de mi mente que desgarraban mi corazón al imaginarme las manos de otro hombre recorriendo las suaves curvas de mi hermana; sucias bocas deleitándose con la exquisita textura de los pezones de sus senos, rodeados por las diminutas y excitantes glándulas que sobresalen de las oscuras areolas; asquerosas lenguas profanando y saciándose con el dulce néctar que emanan los bordes vaginales de la estrecha entrepierna de Alejandra.

Esas lucidas imágenes me herían tanto como me excitaban, se hacía prácticamente imposible concentrarme en mis actividades con la madera.

Nuevamente, la bestia lujuriosa de mi interior venció mi cordura y me desplace con premura a la habitación de mi hermana, sin importarme nada en absoluto, vacíe los cajones repletos de ropa íntima sobre la cama y me lance sobre ella para autosatisfacerme palpando y experimentando las texturas de las tangas y brasieres que rozan día a día las partes más erógenas de mi gemela.

Me dispuse boca arriba jalando y recogiendo con exaltación mí ya pegajoso prepucio, cerré los ojos y comencé a imaginarme la figura de mi hermana frente a mí. En mi fantasía la tomé agresivamente de la cintura, estrechando mis manos con fuerza alrededor de su cintura y acercando de un jalón su pubis a mi alargado pene, penetré su vagina sin precaución o delicadeza.

Repasé con especial morbosidad cada expresión de placer que ya había visto en su rostro, sabía las caras que era capaz de hacer mi hermana y me imagine siendo la razón de la pérdida de su razón al agarrar sus tobillos y muslos para evitar que su pubis escapara de mis embestidas.

La penetré con más fuerza en cada ingreso e imaginé su abdomen y entrañas retorciéndose de placer mientras sus caderas ondulaban con la intención de absorber aún más mi verga, la forma esponjosa y suave de sus tetas rebotando al unísono y sus sonoros gemidos faltos de pudor me provocaron querer introducir hasta mis testículos en su interior. Me conformé con un par de dedos dentro de su boca, acariciando levemente su paladar, acallando los quejidos y bufidos provenientes de sus profundidades, de una zona muy cercana a los órganos sexuales que se revolvían con mi duro pene dentro de ella.

Le jalé el pelo y la ahorqué un poco; sinceramente quería destruirla en compensación por abandonarme e irse con esa banda de inadaptados que no la veían como yo lo hacía, para ellos solo era un juguete, para mí era una musa; una ninfa que había hechizado mis sentidos con sus prominentes caderas y abultados senos, mismos que no paraban de menearse esparciendo nuestro sudor entremezclado por toda la cama.

Mi cerebro hizo el mayor de los esfuerzos tratando de evocar las mismas palabras que ya había escuchado y combinarlas con diálogos de mi autoría. Vívidamente escuché:
«Dámelo Alex, más duro… dame así, rico… Ah… Ah… »

Carajo, sus ojos brillosos llenos de lágrimas, su boca exclamando placer, sus mejillas coloradas, al igual que sus duras mamas y sus carnosas piernas que se estiraban contraían con la constancia de los espasmos que generaba cada una de mis penetraciones a su empapado coño, me hacía querer llegar cada vez más profundo en su estrecho conducto.

Solamente fue hasta que la escuché diciendo:
«lléname por completo con tu leche calentita»
Que la tomé nuevamente de la cintura y la jale tanto hacia mí que sentí como mi uretra besaba su cuello uterino, inyectándola rápidamente con toda la carga que albergaban mis bolas, no retrocedí hasta no vaciarme completamente en ella.

Su irreal imagen se fue diluyendo hasta que volví nuevamente a mi verdadero entorno, me encontré rodeado de delicadas prendas femeninas empapadas de toda clase de fluidos impregnados con mi olor. Decidí descansar un rato allí acostado, desnudo sobre el lecho de mi gemela para recobrar fuerzas e ir a limpiar ese desastre.

Mi mente estaba en blanco, pero como si de una avalancha de karma se tratara, las imágenes de Alejandra desnuda en pleno acto carnal volvieron a mi mente, pero ahora quien la penetraba no era yo. Sin poder detener la maquiavélica proyección de mi inconsciente, implante sin querer la cara de cada compañero del curso en la silueta del hombre que penetraba sin clemencia a mi hermana gemela.

Lloré por un rato largo y me fui de allí, esa noche, aunque me quedé despierto hasta tarde, no escuché que mi hermana regresara a casa.

 

Continuará…

quisiera agradecerles por leer mis historias y si les gusta mi narración y la temática de mis historias, los invito a mi Patreon

patreon.com/Lujurian

donde además de poder revivir estas mismas historias con versiones llenas de ilustraciones explícitas, podrán encontrar un gran catálogo de novelas visuales eróticas y más de 100 ilustraciones +18. Recuerden que allí podrán ponerse en contacto conmigo y solicitarme historias que contengan todas sus fantasías.

 

Además, podrán estar al tanto de todas las novedades de mis proyectos en instagram.com/lujurian69/ y alegrar la vista de vez en cuando.

Les cuento vivencias con una prima carnal. Cosa que pasaron en el año 1966 y un poco más tarde.
Yo vivía con mis padres y una hermana menor y muchas veces se quedaban algunos días mis dos abuelas.
Teníamos familia en la Provincia de Córdoba, mis tíos con sus 2 hijas, la menor era chica tenía 10 u 11 años, Carola y la mayor tenía 2 años mayor que yo, Beatriz o sea 18 años
En vacaciones, en verano por lo general pasaban unos días en casa, aunque a veces en el invierno también venían a visitarnos.
En general venían los 4, pero hubo un año en que vino Beatriz sola porque el resto de su familia iban al Norte y como a ella no le gusta, se vino a casa.
A ojos de primo era una linda chica, y así la llegaba a mirar, pero no pensando que era prima, puedo decir que era hermosa y además era una potra.
Grandota, alta. Me llevaba una cabeza, tenía tetas grandes, piernas sólidas y una cola que era lo que más se destacaba.
Hacía deportes, creo que natación y voley, con lo cual el físico estaba, además, bien mantenido.
Jamás se me ocurrió nada con ella, primero por ser mí prima, segundo porque siendo mujer y 2 años mayor que yo, sería, para esa época, como inalcanzable. No sabía de su experiencia pero la mía era muy escasa o casi nula.
Tuve un par de novias tipo escolares. Con quienes había mucha franela pero de coger ni hablar.
Por lo menos mí entorno, salvo algún compañero mayor, nadie la ponía, todos éramos franeleros.
Es más si de polvos hablamos esos, fueron con mí abuela. Alguno subiré un relato.
O sea ni pensaba en Beatriz.
Ese verano yo tenía que dar unas cuantas materias en Marzo porque era muy vago durante el año y no me quedaba otra que estudiar en el verano.
Siempre me pasaba lo mismo. Para lo cual me organizaba de tal manera de tener mis horarios, tanto para las 4 comidas diarias, un rato de televisión luego del almuerzo y cena, y luego a estudiar todo el día, cuando faltaban pocos días para los exámenes también estudiaba de noche o parte de ella.
Hasta me había armado un ranchito en la terraza para ir a la tardecita y separarme de todo el movimiento de mí casa, de mí familia.
No lo dije pero Beatriz tenía unos ojazos grandes y entre celestes y azules.
De mirada pícara y su accionar, digamos en familia, también era de hacer bromas, o sea agradable.
En algún momento me di cuenta que alguna indirecta me tiraba, pero no estaba seguro y no sería yo el decir palabra que siguiera con el tema.
Le tenía como un especial respeto, ella hablaba con mis viejos o con mis abuelas en algún día de visitas y para mí eran charlas de gente mayor.
Una de mis costumbres era terminar de almorzar e ir a ver televisión, si no recuerdo mal “Los 3 chiflados” y otra costumbre era tirarme bajo la mesa del comedor y mirar la tele desde ahí.
Cabe aclarar que comíamos en la cocina y la TV estaba en el comedor con lo cual veía una hora a lo sumo hora y media solo, hasta retomar los libros.
Acá comienza una historia para mí inimaginable.
Día de mucho calor, con lo cual yo estaba con un short y nada más.
Estoy mirando la tele, sentí que abrieron la puerta sin saber quién por lo que seguí mirando.
No pasó un minuto que siento en mis brazos que me apoyaban algo. Desde atrás mío.
No digo que me asusté pero si que me sorprendió.
Eran las dos tetas de Beatriz sobre mí.
Me quedé sin decir nada y sin siquiera intentar tocarlas.
Ella se encargó de pasármelas por dónde podía y obvio me las puso en la cara.
Yo seguía con mis dos brazos bajo mi cabeza y cuando algún pezón llegaba a mí boca, intentaba lamer y chupar si lo dejaba.
Jugueteó un rato, no mucho tiempo porque en cualquier momento podría entrar alguien y cuando quise agarrárselas las sacaba, cuando quería mamárselas también las quitaba.
Yo me ponía loco, ella se daba cuenta y seguía jugueteando.
En un momento se estiró, por sobre el short me agarró la pija, la manoseo un poquito se subió, siempre por detrás de mí y me dio un beso de lengua que fue interminable. Se levantó me acaricio la cabeza y se fue, diciéndome: – que lindo sos!
Lo de lindo no fue por la belleza sino por esos minutos que pasamos.
Cambio todo en mí. Seguí el día sin entender y no me podía concentrar para estudiar.
Pensaba mil cosas y como seguir.
En definitiva de ese rato no charlamos, solo en un momento me preguntó si me había gustado, obvio le dije que si, pero esperaba que eso no sea todo, se rio y como manejando la situación me dijo: -vamos a ver.
Los días seguían de la misma forma donde tenía un ratito donde nadie nos viera, seguíamos besándonos y tocándonos. Cada vez más y cada vez de tornaba más peligroso por si alguno nos pescara.
Pero era como un imán. Donde había un lugar, venía una tocada. Por lo general era ella la que buscaba.
Tenía actitudes a las que yo no estaba acostumbrado pero todas me ponían loco por temor que alguien nos descubriera y porque el grado de calentura cada vez subía más.
De repente estábamos en familia y ella sentada frente mío, se corría la bombacha y me mostraba la concha, esa concha de pelos negros.
O en la mesa, estando frente a mí, se descalzaba y me ponía su pie en mí pija, lo movía y yo más loco.
Después me acostumbré yo a ponerle, bajo la mesa, mí pie en su concha. No sé cómo hacía pero corría la bombacha y yo llegaba hasta su trompa.
Así vivíamos. Hablábamos casi nada del tema.
Lo del comedor y sus tetas se repetía casi todos los días.
Un día le dije que ya no daba más que hiciéramos algo. Ese algo era que cogiéramos o que me hiciera la paja si no quería coger.
Me contestó que era imposible. Que lo tomáramos como un juego. Seguía manejando ella la situación.
En casa era un problema porque siempre estábamos a punto de ser pescados por alguien.
La idea era de salir hasta alguna plaza y ahí ver qué pasaba.
Lo intentamos pero Beatriz no quería más que jugar. Yo no entendía, me enojaba pero ella me conformaba y me convencía de seguir así.
Otra posibilidad era ir al cine y ahí ver.
Eso significaba que yo le tenía que pedir plata a mis viejos para la entrada y una pizza … para después.
Un día así hicimos. Fuimos al cine buscamos una ubicación buen atrás y ahí el toqueteo fue al filo.
La toque como quería, la bese como deseaba y por fin le pude meter un dedo y pajearla.
Yo pude sacar la pija y acabar sin que ella se diera cuenta. Ella calculo que algún orgasmo tuvo porque si lo pienso hoy, con el dedo adentro y pajeandola estaría acabando, mojada estaba.
Nos calmamos y el regreso a casa fue en cada vereda besarnos y frotarnos.
Llegamos a casa. Uno entretenía a mis viejos y a mí abuela y el otro iba al baño, así hasta que yo me dedique a estudiar.
Me convenció de no coger y seguir así. Faltaba poco para su regreso a Córdoba.
Yo no solo estaba caliente sino que me habia enamorado. Creo que la amaba y sentía que ella me quería o también me amaría.
Entonces nos sirvió el ranchito que había armado en la terraza.
Ahí me iba con los libros y al rato caía Beatriz y nos matábamos, sabiendo que no íbamos a garchar y tampoco iba a tragar mí leche ante las pajas.
Era hacer todo muy rápido y que ella bajará a estar con la familia o tomar un mate.
Así fue la historia inicial.
Se fue, cada tanto nos escribimos una carta, era lo que se acostumbraba y así pasó el tiempo fuimos espaciando el contacto.
En un par de veranos vino de visita con su hermana se quedó unos días.
Donde pudimos nos besamos. Todo era mas difícil, porque yo trabajaba, tenía una novia y ella también tenía su novio en sus pagos.
Cuando nos besamos seguía ese fuego.
Que hembra estaba hecha. No hacia falta decir que cogía con su novio.
En una charla me contó que el era jugador de Rugby, que estaba muy fuerte y que era un toro en la cama.
Sentí celos pero por otro lado ya lo nuestro no iba a ser y hasta quizás me lo contó a propósito, para que a mí me diera bronca o celos. No lo supe.
Pasaron 2 o 3 años y aviso que se casaba, con este muchacho.
Bueno era lógico y lo tome a bien. Ya no me hacía daño.
Me escribió diciéndome que iba a venir a Capital para comprar algunas cosas para su boda, que esos pocos días que venía iba a vivir en el departamento de una amiga, que le dejaba la llave y ella se iba de sus padres, para que se moviera con libertad.
Me dijo si la acompañaba a hacer las compras y de paso charlábamos y estábamos un rato juntos.
Yo estaba un poco caído porque habíamos terminado un noviazgo con una chica y además y sinceramente mí prima aún me dolía. Trate de olvidarla siempre por eso no quería tomar contacto con ella. Es decir yo la quería como prima y estaba contento con su casamiento pero era mejor no verla.
Tampoco me podía negar, porque ella me pidió cómo un favor el acompañarla para algo que iba a ser importante en su vida.
En la oficina tenía unos días pendientes de toma de vacaciones y pedí permiso para tomarlas, no hubo problemas.
Estando ya en Capital, podíamos hablar por teléfono, me llamó para avisarme que estaba todo bien, y si al otro día nos encontrábamos para ir a comprar y de paso averiguar por un viaje a Uruguay, no para su luna de miel si no para las próximas vacaciones.
Me preparé como si fuera la primera vez que tenía que salir con una mujer. No sé de qué me ilusionaba si era otra circunstancia. Pero bueno así fue.
Nos encontramos. Que hermosa yegua era!!!
La vi contenta. Nos abrazamos mucho. Me dijo: bueno basta!!! Hagamos las compras.
Muy práctica para hacer compras, mucho no me gustó cuando me pregunto si me gustaba un baby-doll que se iba a comprar. No era que no me gustara era que lo iba a lucir para su esposo.
Buehhhh… sigamos.
Fuimos a la casa de turismo y pudo hacer una reserva. Se habían pasado las horas y yo tenía hambre ya eran las 3 de la tarde y no habíamos tomado nada. Le dije de ir a comer a lo que me contestó que ella también quería comer algo.
Fuimos a un bodegón. Mientras almorzábamos charlamos un montón de todo. Tanto de ella como de mí. Obviamente mucho de su casamiento y en un momento de la charla me dijo que se casaba pero que no estaba feliz ni siquiera contenta.
Yo tratando de explicarle que seguramente a poco del casamiento hay momento de crisis que todo se supera. Pero no. El tema era que no tenía buen trato el muchacho con ella. Que un par de veces la insultó.
Yo me imaginé que no solo serían insultos pero tampoco quiso charlar más del tema.
Fuimos hablando de otras cosas. Volvió a estar bien. Siguió: -si yo calculo que todo va estar bien, es como decís vos son crisis prematrimoniales.
Mientras hablaba yo la miraba y me decía a mí mismo … porque no yo ???
Cafecito final y después continuar con alguna compra más.
Estaba hermoso para caminar así que aprovechamos el día. Ya cansados nos sentamos en una plaza y seguimos charlando de todo. Hermoso momento, que yo no quería que se termine más. Pero ya se había hecho de noche, me imaginé que la acompañaría a llevar los paquetes hasta el departamento y yo para mí casa y seguramente volver al otro día para seguir las compras.
Me dijo: -bueno por hoy basta por suerte hicimos un montón. Adelanté mucho. Venís hasta el depto?
-si claro te acompaño.
Tomamos un taxi.
Mientras habría la puerta del ingreso al edificio me dice:
-ahora subimos y te preparo un café o si querés una cerveza. Hay sandwichs de miga y factura !!!
-Bea es tarde ya, mañana tenés que seguir con tus cosas, anda a descansar y coordinamos para mañana.
-vos tenés algún compromiso?
-no compromiso no. Yo por vos.
-vamos subamos que estos paquetes ya pesan.
No sabía si ir al departamento estaba bien, que pensaría su novio?, bueno soy su primo ni va a dudar.
Entramos. Un lujo de departamento.
Me dice: – ponete cómodo y fíjate que querés comer y tomar… con confianza, todo lo que hay lo compré yo para nosotros. Aguántame que voy al baño que no doy más.
Me sonó lindo el “lo compré yo para nosotros”
Tardó un rato bastante, me arrimé a la puerta del baño para preguntarle si estaba bien pero sentí el ruido de la ducha, se estaba bañando.
Yo preparé un poco la mesa para tomar y comer algo.
Salió del baño envuelta en una toalla, el pelo mojado. Me volvió a deslumbrar y vuelta quedarme callado, no era momento para decirle lo hermosa que estaba.
Ni bien vio la mesa servida me dijo: -mi amor sos un divino !!!
Me levanté del sillón para servirle una cerveza, me trabó el paso, me miró a los ojos y dejo caer su toalla.
Su belleza en pelotas, se multiplicaba y yo mudo, la miraba hasta con vergüenza.
Se sonrió y fue el beso que nos dimos que no olvidaré jamás.
Sus tetas apretadas contra mí y su lengua que entraba y salía de mí boca, mordía mí lengua y dejaba la suya para que yo la mordiera, se la chupara.
Agarrarla por la cintura desnuda y bajar con mis manos por sus nalgas, creo que nunca lo soñé.
Nos sentamos en el sillón, mejor dicho me senté y ella se sentó arriba mío.
Brindamos y comenzó a hablar. Entre otras cosas que ella tenía una deuda enorme conmigo. Mientras hablaba me decía: – no me sueltes… acaríciame.
Entre mí decía -esto no será otro juego como el de aquel verano?
Pero no. Ella me dijo abiertamente que fui algo muy importante para ella, que tuvo mucho miedo a enamorarse como sentía y también tenía temor a quedar embarazada si teníamos relaciones.
Esa deuda más que tener una relación era decirme todo lo que sintió y como se negó a continuar con lo nuestro.
Que diosa tenía encima mio. Por favor!!!
Rápidamente me quedé desnudo como ella. El frotarnos y franelear era terrible.
Sin querer nos deslizamos sobre una alfombra.
Su boca la había degustado, fui a sus pechos, una aureolas grandes y pezones duros comencé a devorar, seguí bajando por su vientre, iba a encontrarme con sus pelos negros, pero no… estaba depilada a buen a ras y una trompa ya jugosa afloraba.
Ni idea del tiempo que la mame, solo sentía que sus manos apretaban mí cabeza contra ella para que siga devorándola. Cada tanto un juguito me regalaba y con que gusto lo tragaba, ante cada espasmo que tenía.
Se acomodo lentamente de tal manera que llego a mí verga y nos prendimos en un 69 infernal.
Además de ser una potra era una yegua chupando y dejándose mamar.
Sus gemidos me ponían loco.
-Dame tu leche amor, y chúpame más que te doy más de la mía.
Nos aferramos el uno otro y creo que hasta brincamos hasta acabar.
Yo ya había tragado pero seguía porque Beatriz seguía largando su leche.
Ella trago la mía y no soltaba mí pija.
Como chupaba y lamía !!!
Así estuvimos un buen rato sacándonos la última gota.
-estoy agotada, me dijo sonriendo.
-y yo ni te imaginas, le respondí, que preciosa sos Bea, como me fascina estar con vos. No quisiera que pasé el tiempo.
-si mi me encanta como sos, tan dulce, tan suave, tan hombre, no se cuántas veces me hiciste venir. Tu pito creció no?
No me importaba el tamaño de la pija yo deseaba más de ella. Cogerla!!! Que me cogiera!!!
Nos levantamos besándonos, fuimos al baño y cada uno con un toallón como única ropa volvimos brindamos y comimos con ganas. Comimos pero igual seguíamos tocándonos.
Terminamos y volvimos al sillón, besos y besos, manos por todos lados, sus tetas que delicia, esos pezones!!! Acariciarla toda. Ese orto que me volvía loco.
Ella hacía lo suyo pero no soltaba la verga.
-vamos al dormitorio, dijo.
Fuimos una sommier enorme … fue tirarnos y yo baje otra vez a mamarla.
Solo un rato porque apenas se empezó a mojar me dijo: -cógeme por favor no aguanto más.
Me alcé, ella misma agarró la pija y se la metió muy lentamente como gozando cada milímetro.
Yo solo la dejaba hacer.
Le entró toda se dio cuenta y gimió.
Me dijo: -ahora si amor haceme lo que quieras.
Con suavidad pero entrándosela toda y sacándosela toda afuera, se ponía loca y pedía más.
-garchame amor cógeme…
Y fui acelerando mientras mamaba sus pecho, se la entraba derecha y cuando la volvía a entrar me tiraba hacia la izquierda y en la otra a la derecha. Cosa que la sintiera en todos lados.
Parábamos y nos reacomodábamos, subió sus piernas en mis hombros y quedo su concha abierta, que era hermosa y parecía que pedía pija.
Otra enterrada que fue más profunda. Y darle de nuevo. Ella se movía tratando de que en cada movida le entrara más.
Yo le miraba a su cara y estaba desencajada. Los ojos se abrían y se escapaban para atrás. Su cabeza se movía como diciendo que no. Yo seguía disfrutando todo.
Ya se me venía la leche, me frenaba y le decía:-para para un poquito.
Ella sabía que si se movía yo acababa.
-no paro y acabame adentro … y empezó una carrera hasta que acabamos los dos.
Otra vez exhaustos. Otra vez besándonos con la poca fuerza que nos quedaba.
Me había cogido a mí prima. Después de tantos años y recordando el jugueteó … cogió y como!!!
Nos tapamos y nos dormimos muy abrazados.
Yo ni enterado en que mundo estaba.
A la madrugada me desperté y ella dormía haciéndome cucharita y ese culo apoyado en mí.
No quise despertarla pero comencé a acariciarla toda.
Seguía yo en otro mundo.
Le abrí las nalgas y dejé mí verga entre ellas.
Se fue despertando. Estaba calentita. Se refregaba y más me daba el culo.
No hablábamos pero tome distancia y le puse la cabeza en el hoyo del orto.
La iba a sentir y ahí vería si quería o no.
Ronroneaba. Seguía retorciéndose y abrió las nalgas con sus dos manos.
Indudable ella y yo queríamos por el culo.
Me baje a chupárselo, porque me encantaba y para lubricar. Mientras se lo mamaba jugaba con un dedo. A ponerlo y sacarlo y trasladar la saliva.
Ella estaba quieta pero receptiva.
Fueron dos dedos … fueron tres dedos…
Era tan frontal que me dice:- proba a ver si entra.
Le hice caso. Cuando le entró la cabeza le molestó y me pidió de esperar.
-chupame más que ya se lo traga.
Baje de nuevo y vuelta a chupar a llevar sus jugos de concha al orto y se lo empecé a pajear hasta que los 3 dedos entraban cómodos.
-ponemela cielo.
Subí. Le entró la cabeza y muy despacio fue entrando toda.
Muchos quejidos .. no sabía si eran de dolor o de caliente y sentía que le entraba.
Hice tope.
Ahí me quedé como contenido por ese culo.
Ella se quedó tranquila sin moverse, solo se acomodó y sin sacar la pija se puso boca abajo con lo cual pude quedar montado, esos glúteos en mí vista.
De a poquito se empezó a mover y a sacar la cola para fuera con lo cual ya no entraba más.
Ella con el culo contra mí y yo haciendo fuerza para que la tuviera adentro y gozara.
Así fuimos cogiendo muy suave, muy tranquilos, señal que estábamos gozando.
Ese ritmo lento y acompasado lo mantuvimos un buen rato.
Cada tanto le abría las nalgas y le mandaba una escupida en mí verga para que la saliva bajará y mantuviera la cola mojadita.
Le encantaba sentir la escupida y el abrir y cerrar de las nalgas.
Cuánto goce teníamos, parecíamos dos gatitos haciendo ronroneos.
Así me enseñó como hacer un culo y que ambos nos sintiéramos plenos y llenos.
Sin pensar en la cogida fuimos acelerando el ritmo, cada vez más.
Volvió a frenar y me pidió que me quedara quieto que se iba a arrodillar.
Me daba cuenta que siempre le Obedecí, siempre manejo ella las situaciones.
Se puso en 4 … otra vez la saliva …otra vez enterrarla toda … otra vez a tener ritmo. Ese andar que uno pierde la noción de todo y le da y le da y le da y entre lo que se siente y los quejidos que ella emití, más el golpeteo entre mis inglés y sus glúteos, elevaban la calentura.
Yo ya estaba más que ardiendo para acabar pero quería que ella también se venga.
Mí pensamiento la llevó a frotarse la concha con su mano. Estimo que un par de dedos se metió y ahí me dijo vamos cielo hacerme terminar dame toda!!!
También le Obedecí y acabé yo y mientras me apretaba la pija con su ano, ella iba viniéndose.
Los dos teníamos espasmos y nuestros cuerpos daban como brincos espontáneos.
Hasta que se derrumbó y se aplastó contra la cama con la pija dentro.
Yo sentía como se iba ablandando y despacito se la saqué, mirando como salía leche de su orto.
Ella abajo … yo sin montado sobre ella, ya sin calentura pero seguía sintiendo todo su cuerpo.
Así nos dormimos otra vez, esta vez un poco más de tiempo.
Nos despertamos cerca del mediodía, había que seguir comprando.
Preparó un desayuno rápido, nos arreglamos y salimos.
Resumiendo, nos llevo hasta las 6 de la tarde el tema compras.
Que lindo era estar con Beatriz.
Volvimos al departamento, comimos algo de lo que había sobrado y nos buscábamos para seguir estando juntos, besos y caricias.
Ya no necesitaba garchar sino estar con ella abrazado. Pero me faltaba algo, tenerla encima de mí.
La franela continúo fuimos a la cama, sin explicaciones le dije que subiera sobre mí.
Me montó. Verla así, sentirla así era otro sueño.
Tremenda estaba arriba mío, sus besos me hacían mover, comenzó a pasar toda su trompa a lo largo de toda la pija.
Desde los huevos hasta la cabeza, sentía sus flujos, su concha se abría, pero ella no quería entrarla. Decía paso un rato frotandome y largando flujo.
Disfrutaba de frotarse y yo creo que más la gozaba, subía y bajaba y llegaba un punto que me ponía esas tetas únicas en mí boca, la una y la otra.
Yo solo gozaba ella manejaba como siempre toda la situación.
Llegó un momento que de frotar y frotar, con un pequeño movimiento, la verga le entró sola.
Se la fue enterrando y ahora sus movimientos era para arriba y para abajo.
Un buen rato dentro de ella y sintiendo sus jugos y su calor.
Se acomodó y sentó bien sentada y empezó a cabalgar. De todas las formas suave y salvaje.
Yo gozaba casi sin moverme, tenía un monumento sobre mí y por sobre todo caliente.
Yo agarrado de su cintura ayudaba a que subiera y bajara.
Cuando frenaba era para acomodarla mejor.
De su boca escuchaba las palabras amor, lindo, dame, más, cógeme, te reviento, no acabes, te amo, dame dame. Se desmontó bajo a chupar la pija, más que chupármela era tomar de sus propios jugos.
Mamo un rato y me monto al revés es decir me mostraba ese culo en 3 dimensiones y me dijo:
-te cojo pero tócame que quiero acabar así… tócame la concha y abrime las nalgas que me muero dale.
Hizo todo lo que pedía y más también.
La cabalgada fue terrible, ya no sabía cómo aguantarme, le entraba y le salia toda y la volvía a entrar, yo le acariciaba el clítoris y sus labios, le habría el culo y le metía un dedo.
Cuando le puse dos dedos fue como que iba explotar y grito: vamos que acaboooo papi … acaboooo.
Por supuesto yo también acabeeeeeeee. Ya no quedaba ni fuerza ni leche ni ganas ni nada.
Ella se salió y vino a abrazarme y besar.
Creo que uno de los polvos más lindos que tuve en mí vida.
Quedamos otra vez exhaustos y nos dormimos.
Cuando nos despertamos nos abrazamos y yo me aferré a ella sabiendo que esté sueño se iba a terminar y lloré a su lado.
-nooo no llores amor por qué lloras? No no. No estés mal.
-no estoy mal Beatriz … es que de estar allá arriba como en lo más alto a tu lado, bajo como en picada y quizás nunca más … ni siquiera un juego como en aquel verano …
-se que no podemos seguir, pero quise estar con vos y no por el sexo, no por estar en la cama con vos, necesitaba yo también que me abraces que me contengas y que ambos sepamos que nos amamos quizás, aún sin vernos, nadie nos va a quitar tus sentimientos ni los míos. No seas tonto disfruta este momento que nos regalamos. Vos sabes que lo que vine hacer en Capital lo podría haber hecho en Córdoba. Todo lo que hice no lo hice por vos, lo hice por nosotros.
Me dejó temblando con lo que me dijo y entonces le agradecí mucho, la llene de besos que ella recibía con más besos.
Así se cerró una historia de amores imposibles que, como tales son los amores que permanecen latentes toda la vida.