Orgias

Hola chicos(as), mi nombre es Ruby, tengo 30 años, mido 1.68 mts. Soy de piel clara, tengo el cabello castaño claro, me gusta traerlo largo me llega casi a la mitad de la espalda, soy delgada, tengo una cara bonita afilada y ojos color café claro me gusta maquillarme ligeramente y usar labiales rojos. Considero que tengo bonita figura ya que me gusta hacer ejercicio solo para tonificar mis piernas y glúteos, mis senos medianos y redondos, mis pezones son rositas y como montañitas. Conservo una cintura definida y un culo muy bien formado, sobre todo cuando uso jeans se me marcan muy bien mis nalgas levantaditas y al juntar mis piernas se me forma un huequito en la entre pierna apretando mi zona intima, tengo piernas estilizadas que me gusta mostrar cuando uso minifaldas pues tengo la piel muy suave. Me gusta ser muy femenina, seductora y vestir provocativa, aunque siempre procurando mantener una buena imagen ante las personas que me conocen. Soy divorciada sin hijos y vivo sola en un departamento de interés social que rente hace poco por la zona industrial.

Recientemente trabajo como auxiliar en un despacho contable, así que para llegar a mi trabajo debo tomar transporte publico ya que no tengo vehículo. El microbús me deja a cuatro cuadras de mi trabajo, y las primeras calles son un camino algo solitario pues casi no hay casas solo son terrenos, algunas construcciones abandonadas y hay una bodega de una empresa constructora, y necesariamente debo caminar frente a ese lugar para llegar a mi trabajo. Desde el primer día que tuve qué pasar por esa bodega pude ver que había seis albañiles todos ellos de entre 40 y 50 años, me llamo la atención que no usaban camisa solo vestían pantalón de mezclilla con cinturones de cuero y botas de trabajo desgastados, algunos traían paliacates en la frente para secar el sudor y sus cuerpos polveados con cemento pues iban cargando bultos para subirlos a un camión. Al verlos decidí cambiarme de banqueta y pasar lo más alejada de ahí para que no me fuera a ensuciar pues había polvo así que seguro pase desapercibida para ellos.

Mas tarde al salir de mi trabajo eran como las siete ya cayendo el sol, al pasar frente a la bodega pude ver que ya habían terminado de trabajar y estaban sentados en unos bultos de cemento ahí adentro y tomando cervezas, lo que me dio un poco de miedo pues esa calle está sola y es un tramo muy largo, en la banqueta de enfrente hay un terreno muy extenso sin ninguna construcción en toda la cuadra, y a los lados de la bodega solamente hay otras bodegas abandonadas con portones viejos y un terreno muy grande en la esquina y las primeras casas comienzan casi al final de la siguiente cuadra o sea que ahí nadie podría ayudarme ni oírme aunque gritara, así que camine un poco más de prisa para evitar que me vieran pero de pronto escuche que me comenzaron a silbar a modo de piropo y yo solo camine ignorándolos y sin mirarlos, y ellos comenzaron a decirme cosas muy sucias como: “hay que buena estas mamacita” “que ganas de meterte la verga en tu culito” “no corras que no muerdo nomas te cojo chiquita” y otras cosas que no alcance a escuchar, típico que ven a una chica sola, desprotegida y le dicen vulgaridades, eso me puso muy nerviosa en ese momento el camino se me hizo eterno hasta que por fin salí de esa calle y di vuelta en la esquina para llegar a la parada del camión, lo aborde y llegue a casa.

Esa noche no podía dormir por estar pensando que diario tendría que estar pasando por ese lugar y que estarían ellos, lo que me daba algo de miedo, pero al mismo tiempo recordando las cosas que me dijeron, me hicieron sentir deseada, que un grupo de hombres quisieran hacerme suya, eso que escuche sobre meterme la verga en mi culito, cada que recordaba eso sentía una sensación en mi parte íntima que me ponía húmeda, solo pensar que esos hombres cuando me vieron pasar se imaginaron penetrándome y disfrutando de mi cuerpo. Todos los días al bañarme toco mi cuerpo pensando en gustarle a alguien desde que me separe de mi pareja porque me fue infiel, y a decir verdad en mi trabajo y con mis amistades he conocido hombres que me pretenden, pero ellos no me causan atracción, a mí siempre me han gustado los hombres rudos. Así que se me ocurrió que en lugar de tener miedo y evitarlos, trataría de disfrutar de esas vulgaridades que me dirían y sentirme deseada por esos hombres fuertes y sucios, que me veían con tantas ganas de cogerme.

Al día siguiente decidí ponerme una blusa negra de tirantes ajustada, unos jeans a la cadera que me quedaban muy entallados con rasgaduras que dejaban ver la suave piel de mis piernas, y que apretaban mi zona íntima marcando mi vagina y levantando mis nalgas, también me puse unos tacones negros. Así que yo sabía que si quería correr no podría, y tendría que caminar con seguridad. Les juro que mientras me vestía no dejaba de pensar en que esos hombres me verían pasar, prácticamente estaba arreglándome para ellos. Me maquillé como siempre y me puse perfume con aroma a frutas exóticas.

Camine rumbo a mi trabajo y cuando faltaban unos 30 metros para pasar por la bodega pude ver que uno de ellos me miro y les aviso a sus compañeros mientras cargaban unas cubetas con arena, así que me prepare para pasar por ahí, pero esta vez decidí pasar junto a ellos para confrontarlos e interrumpirlos en sus labores. Al llegar ahí se me quedaron viendo con una mirada lujuriosa directamente a mis senos pues estaba escotada y a mi entrepierna la miraron como si quisieran meter su lengua en mi parte intima, de inmediato sentí como me temblaron las piernas y un vacío en el estómago de los nervios, pero continue y uno de ellos me dijo adiós señorita, lo que me hizo sentir un tanto aliviada pues hubo un poco de respeto, así que le conteste adiós buenos días y los demás replicaron adiós que le vaya bien. Unos metros después pude escuchar que dijeron “hay mamacita que ganas de comerte tu colita” “sí yo sí me la cogía” “que ganas de enterrarle mi verga hasta el fondo” después de oír eso supe que definitivamente esos hombres querían cogerme y hacerme de todo y que cada que pasara seria lo mismo y me éxito muchísimo todo el día en la oficina no deje de pensar en eso y solo miraba el reloj esperando fuera mi hora de salida.

Cuando salí de trabajar ya sabía que estarían tomado cerveza viendo a la calle así que decidí hacer algo que nunca había hecho, provocar a seis hombres a propósito, mostrándoles más de lo normal. Para ello antes de pasar por la bodega, me oculte detrás de un arbusto de esos que crecen en los terrenos por capricho de la naturaleza, para quitarme el brasier, me toque los senos suavemente y pellizqué poquito mis pezones para excitarme, también me toque el clítoris durante unos dos minutos pues necesitaba sentirme muy cachonda para lo que iba a hacer, por lo que mis pezones se pusieron duros y se marcaban en la blusa como dos montañitas, también jale un poco hacia abajo mi blusa para mostrar más mis senos, justo antes de que se vieran mis pezones. Estando tan excitada y nerviosa camine de forma muy femenina, y cuando iba a llegar a la entrada de la bodega, me sentí tan cachonda y ruborizada que estúpidamente en el último momento baje uno de los tirantes del hombro para verme sexy lo que dejo ver ligeramente uno de mis pezones, de inmediato me arrepentí e iba a subirlo de nuevo pero entonces uno de los albañiles se asomó a la calle y se me quedo viendo, su cara reflejaba un morbo evidente pues no dejaba de verme los senos, ya no supe cómo reaccionar y deje el tirante abajo, vi que les hizo una señal con la mano para que salieran y en unos segundos ya los seis albañiles estaban afuera obstruyendo la banqueta y con sus cervezas en la mano listos para ver el espectáculo. Al llegar me dijeron: “hola señorita ¿cómo esta?” mientras me comían mis tetas con su mirada, y eso me hizo ponerme húmeda. Entonces me dijeron “hace poco que pasa por aquí verdad” y les conteste que sí, ya que comenzaba a trabajar por ahí cerca, por cierto, me llamo Ruby le dije, y ellos se presentaron diciendo eran Carlos, Jorge, Alan y los otros tres no recuerdo bien sus nombres, los salude de beso en la mejilla y por el movimiento mi blusa se bajó más y mi pezón rosita quedo completamente descubierto, pude ver como uno de ellos “Carlos” el más grande de edad se tocó el pene sobre su pantalón como excitándose, eso me puso nerviosa y les dije bueno ya me voy, porque se pone oscuro y me da miedo, y me contestaron “no se preocupe nosotros aquí la protegemos, a ver qué día nos acepta una cerveza” y les pregunte ¿en dónde nos la tomaríamos? Y me dijeron “pues aquí si quiere, o usted diga” pregunte que, si su patrón no se enojaría, y me dijeron: “no porque el anda ahorita de vacaciones, y además el casi no viene. Siempre estamos solo nosotros, como esta es la bodega de la constructora él nada más nos habla por teléfono para preguntar cuanto material hay” y yo toda nerviosa y excitada, me paso por la mente de inmediato la posibilidad de estar ahí yo sola con esos hombres tomando una cerveza, me pareció excitante y le conteste que entonces mañana podría ser a esa misma hora, mientras me acomodaba el cabello y subía el tirante queriendo hacer ver como que no fue apropósito y se había bajado solo, pero mis pezones estaban duros, excitados y yo toda nerviosa, creo que lo hice más evidente, así que me despedí de beso en la mejilla comenzando por Carlos, el que se atrevió a tocarse su verga frente a mí, me retire y seguí caminando muy femenina sintiendo mucha excitación en mi vagina, pues esos jeans se metían entre mi zona intima de lo ajustados que estaban. Mientras me alejaba toque sensualmente mis nalgas sobre mi pantalón y pude escuchar que los albañiles decían “se ve que ese culo quiere verga” “al chile se ve que es bien puta” “no mames si viste como se le salió la teta” “si wey nomas quería levantarnos la verga”. Estuve a punto de regresarme pues tenia tantas ganas de que me cogieran, pero yo quería que fuera algo especial, así que decidí esperarme.

Al día siguiente en la mañana decidí no ir a trabajar, en lugar de eso fui directamente a la estética para que me depilaran, me puse uñas, entre al centro comercial y me compre un brasier y una tanguita negros muy eróticos marca Victoria´s. Quería que fuese un encuentro que marcaría mi vida pues serian seis hombres a los que invitaría a penetrarme y por el tipo de personas se veían fuertes y rudos que estarían ardiendo de lujuria por hacerme suya y lo harían todos al mismo tiempo. Yo sabía lo que me podía pasar y aun así quería hacerlo, estuve muy nerviosa todo el día. Cuando regrese del salón de belleza pase por un centro comercial en donde hay una sexshop, nunca había entrado a una pero ese día yo solo estaba pensando en sexo así que decidí entrar y me atendió una chica y le comente que estaba buscando experimentar algo nuevo con mi pareja que si me recomendaba algo y me pregunto ¿qué tipo de sexo practicaba? y le dije pues normal y sonrió y me contesto que todo era normal pero que si había practicado el sexo anal, le dije que no pero que si me gustaría, solo que me parecía algo sucio. Entonces ella me contesto que por eso había que hacer limpieza con un enema que era un artículo que ella me podía vender ahí y un lubricante con anestésico para que no me doliera la penetración. Así que una vez me explico esto fui a mi casa y me aplique los lavados anales, quede muy limpia y eso me dio mucha más confianza para practicarlo, hice un calentamiento con un plug anal que me vendió para ir dilatando mi ano y que estuviera relajado, me gusto por que tenía un adorno como de corazón, y me ayudaría a estar dilatada por si esos hombres querían hacerlo así no me fueran a lastimar, eso creía yo….

Faltando unas horas me bañe con un shampoo y jabón aromáticos que dejo mi piel muy suave e hidratada, me puse una crema Victoria´s que olía frutal, me depile completamente, mi cabello alaciado, me puse la tanguita y el brasier negros, un vestido negro muy ajustado que se adaptaba perfectamente a mi figura, tenía un escote abierto que permitía ver entre mis senos y mostrarlos según cuanto yo quisiera bajarlo o subirlo, era un vestido de tela muy corto y flexible como licra, por lo que podía bajarlo a la mitad de mis piernas o subirlo a tres dedos debajo de mis nalgas según yo quisiese, sin que se notara arrugas o que yo lo hubiera forzado por lo que era ideal para salir de casa como una dama y llegar a la bodega con el vestido más levantado como una puta con tacones negros altos. Me maquille y me puse perfume como si fuera al encuentro de mi vida. Moria de los nervios, sabía lo que podía pasar, pero no dejaba de excitarme, como me lo harían, si me dolería, bueno mil cosas pasaron por mi cabeza…

Llegando el atardecer, antes de salir de casa dilate mi ano con el plug anal, metiéndolo y sacándolo suavemente de mi ano pues era muy doloroso, sentía una punzada, pero después de rato solo era placer, cuando sentí que ya estaba lista lo deje dentro de mi ano y acomode el vestido jalándolo un poco para que me llegara a media pierna, algo decente por así decirlo, aborde el microbús y todos los hombres me miraron con ganas de cogerme, el chofer no dejaba de voltear por el espejo, tome asiento junto a un joven que no dejaba de verme las piernas de reojo, y yo sentía un poco de dolor pues traía el plug anal puesto y me lastimaba cada que el camión pasaba un tope, llegado el momento me baje del camión y me dirigí a la bodega caminando muy femenina y sintiendo como el plug anal entre mis nalgas me lastimaba un poquito a cada paso, podía sentir mi vagina caliente y lubricada durante todo ese largo camino que de nuevo estaba completamente solo, y como ya se me estaba haciendo costumbre antes de llegar levante un poco el vestido para dejarlo a tres dedos por debajo de mis nalgas para mostrar mis hermosas piernas y dar una forma más sexy a mi trasero, me vea guapísima. En ese momento decidí no mostrar más mis senos pues eso lo quería dejar para cuando estuviéramos platicando.

Ya estaba ocultándose el sol, y el alumbrado público en esa zona es muy tenue, cuando llegue a la entrada de la bodega ellos ya estaban tomando, apestaba a humo de cigarro y se les veía cubiertos de polvo de arena y cemento, ya relajados de jornada de trabajo y eso me gusto pues yo quería un encuentro con hombres rudos. Entonces Carlos el más grande, se acercó para recibirme y lo saludé de beso en la mejilla mientras sentí como me tomo la cintura con su mano derecha y me dijo en el oído, “te ves guapísima Ruby” Y fuimos a donde estaban sus amigos y me saludaron también de beso en la mejilla, mirándome de pies a cabeza casi babeando con una cara de lujuria que no podían con ella, me llovieron halagos sobre lo hermosa que me veía y que les acompañara con una cerveza, me dijeron que me sentara junto a ellos y me acercaron una silla, mientras ellos estaban sentados enfrente sobre unos bultos de cemento, comenzamos a platicar sobre nuestros trabajos, la rutina hasta que llevábamos unas tres cervezas uno de ellos dijo “¿cómo ven saco el tequila?” a lo que sus amigos dijeron “si wey tráetelo” y me preguntaron que si quería y les dije que sí, yo sabía que lo que buscaban era alcoholizarme, comenzaron a servir en vasos desechables y lo tomaron solo, así que decidí seguirles el juego y lo tome igual, pude sentir rápido el efecto, me sentí muy cachonda y desinhibida, pues tenía el plug anal puesto y es como ser penetrada por el ano todo ese tiempo.

Así que decidí tomar la iniciativa y les pregunte que era lo que más les gustaba de mí, porque el primer día que pase escuche me habían silbado y dicho cosas sobre mi cuerpo, y que yo quería me dijeran la verdad, sin pena que no me iba a ofender al contrario quería saberlo, a lo que ellos me respondieron “ pues la verdad si estas muy guapa Ruby, esperamos no haberte ofendido, pero si quieres que te digamos pues es que tienes unas tetas muy ricas y pues tienes un culo bien sabroso, la verdad que estas bien buena” al escuchar eso se me estremeció el abdomen, no podría creer que estaba frente a esos hombres escuchando halagos tan declarados sobre mis atributos femeninos y observe que uno de ellos Carlos, el más grande de edad tenía un tatuaje en el brazo y ahí fue cuando supe como comenzaríamos a coger, tenía que dar el primer paso yo, pues como estábamos platicando en muy buen plan estaban siendo muy respetuosos, entonces le dije a Carlos que me gustaba su tatuaje que si podía verlo, y me dijo “claro mira” entonces yo me levante de la silla y me fui a sentar justo en medio de todos ellos, sabía que me iba a ensuciar de polvo de cemento pero eso no me importo, así que lo hice pero al sentarme sobre uno de los bultos de cemento pude sentir como el plug anal que traía puesto me lastimo un poquito, pero me éxito mucho sentir eso junto a todos ellos, así que comencé a tocar el tatuaje de Carlos como acariciándolo con mis dedos y jugando en su brazo con mis uñas, y le di un besito en el brazo para mancharlo con mi labial rojo, fue cuando les dije que si les gustaría ver un tatuaje que yo tengo en la espalda, y me dijeron que sí, entonces les dije bueno pero primero les voy a molestar si me permiten pasar a su baño, mientras ustedes sirven los otros tragos.

Me dijeron que el baño estaba atrás a la izquierda, un baño por cierto que olía a orines, muy sucio, pero yo tenía que orinar las tres cervezas que me había tomado, pensé en orinar sin tocar la tasa, ya saben de “aguilita” pero estaba tan cachonda que preferí sentarme y tocar con mis nalgas la tasa sucia de orines, fue algo sucio que me éxito mucho, enseguida fue cuando retire el plug anal de mi ano y lo limpie con papel y note que tenía poquita sangre, lo que considere normal pues me había estado lastimado poquito y era primera vez que me penetraba con algo por el ano, saque el lubricante anal con anestésico y me lo aplique, también puse un poco de lubricante en mi vagina era de olor a sandia, estaba en mis días fértiles lubricando mucho y no había tomado anticonceptivos y menos comprado condones, estúpidamente no se me ocurrió. Mi vestido que ya estaba muy corto lo levante más hasta la mitad de mis nalgas, me quite el brasier y lo puse en mi bolso, retoque mis labios con labial rojo, me frote mis pezones y los pellizqué un poco para ponerlos duros y se me marcaron como montañitas, algo que me gusta de mí son mis pezones rositas, pues me existe mucho sabiendo que mis senos serian lo primero que les mostraría. Desde ahí alcance a escuchar comentarios entre ellos sobre mi decían: “no mames wey está bien buena, hay que cogérnosla” “pues dile tu wey” “no mames si le digo se vaya a ir y le llama a la poli wey” “yo se la quiero meter por el culo bien duro” entonces confirme que sucedería lo que yo esperaba, me iban a coger entre todos ellos, pero yo tendría que dar el primer paso.

Sali del baño y me voltearon a ver con mucho morbo, se veía la lujuria en sus caras, al ver mi vestido descubriendo la mitad de mis nalgas, fui a sentarme de nuevo junto a ellos, sintiendo como mis nalgas tocaron el sucio bulto de cemento, y les pregunte por mi tequila, me lo dieron y lo tome de un solo trago, para tomar valor. Les pregunte ¿en qué nos quedamos? a sí, que, si querían ver mi tatuaje y me dijeron de nuevo “sí a verlo, muéstranoslo” tenían sus caras rojas de lujuria. Mi tatuaje en la espalda eran unas gaviotas pequeñas, que estaban tatuadas en la parte baja de mi espalda como a 15 centímetros arriba de mis nalgas o sea que tendría que bajar el vestido descubriéndome por completo los senos, me quedaría desnuda de los hombros hasta la cintura, así que tome mi cabello castaño claro y alaciado lo dividí en dos y lo coloque al frente tapando mi pecho para poder bajar el vestido sin que se fueran a ver mis senos ya que mi cabello largo los tapa perfectamente. Le dije a Carlos, me ayudas por favor a bajar el zíper del vestido de la parte de la espalda, se voltearon a ver entre ellos y note sus caras de morbosidad les dije a los demás vengan atrás de mi para que vean, entonces se levantaron y ya estando detrás de mi comencé a bajar los tirantes del vestido lo fui deslizando muy lentamente hacia abajo y ellos se quedaron callados no podían ni hablar de lo que estaban viendo y yo con mis senos firmes y los pezones duros, que en ese momento estaban tapados por mi cabello sobre ellos, seguí bajando el vestido sintiendo como mi piel se erizaba al ir quedando desnuda hasta la cintura. Les señale mi tatuaje con mis manos temblorosas, la parte baja de mi espalda que mostraba ligeramente mis nalgas y les pregunte ¿les gusta mi tatuaje? Y me contestaron que sí, que estaba muy bien hecho, que si me había dolido y les dije que me lo había hecho un hombre y me había dolido mucho que sangré y lloré, pero me gusto porque a veces las cosas más placenteras tienen que doler.

Entonces permanecí con el vestido abajo para que vieran que no me interesaba vestirme de nuevo que quería ser cogida por todos ellos, así que les dije que cuantos segundos aguantaban tomar tequila directo de la botella, que yo podía tomar hasta 15 segundos, que ¿quién me lo daba? Y Carlos el mayor me dijo que el me lo daría se puso atrás de mi tomo la botella, entonces en ese momento mi corazón comenzó a latir muy fuerte y me puse muy nerviosa por lo que iba a hacer, tome mi cabello que estaba cubriendo mis senos y lo recogí llevándolo hacia atrás para poder sujetarlo con una mano, al hacer eso mis senos quedaron totalmente expuestos ante esos seis albañiles, me sentía tremendamente excitada y le pedí al otro hombre “Alan” que me tomara del cabello entonces se levantó y fue atrás de mi para sujetar mi cabello en ese momento los otros cuatro hombres fueron a bajar la cortina de la bodega para quedar encerrados, me dio un poco de miedo sabía que estaba a su merced y harían conmigo lo que quisieran, la bodega se oscureció, y encendieron unas luces algo tenues, le pedí a Alan que cuando yo le dijera me jalara del pelo para que mi boca quedara hacia arriba y Carlos me diera 15 segundos de tequila desde la botella y que no me soltara hasta que terminaran, y a los otros cuatro albañiles les pedí que se acercaran frente a mí, recordé que dos de ellos me habían dicho que les gustaban mis tetas y a los otros dos les gustaba mi culito, les dije que cuando comenzarán a contar, dos de ellos me sujetaran de las manos y comieran mis tetas a lengüetadas, y los otros dos me acariciaran las piernas y tocaran mi vagina, a lo que ellos respondieron: “sí mamacita te comemos lo que quieras” entonces abrí mis piernas para ellos y le dije a Alan que estaba lista y el jalo de mi cabello, yo quede con mi boca hacia arriba y con mis senos levantados como montañas, mientras Carlos me daba ese chorro de tequila y de pronto sentí como los otros hombres me sujetaron y se lanzaron sobre mis senos y comenzaron a lamerlos y succionarlos, mientras los otros me acariciaban las piernas y hacían a un lado mi tanguita negra para meter sus dedos en mi vagina fue algo tan delicioso y excitante estar rendida, indefensa y expuesta ante esos hombres me sentí tan vulnerable, hasta que terminaron los 15 segundos, cuando los albañiles me soltaron me puse de pie y me sentí muy ruborizada por el alcohol. Estaba muy cachonda con los senos descubiertos frente a esos hombres, y les pregunte: “¿les gusta lo que ven?” a lo que ellos contestaron: “si mamacita tienes unas tetas bien ricas” y yo sintiéndome deseada por esos albañiles sucios me baje el vestido hasta quedar desnuda, solamente conserve mi tanguita y tacones negros. Mi vagina estaba hecha un rio, camine sensualmente hacia ellos para acariciarles sus vergas por encima del pantalón, ellos comenzaron a acariciarme el culo, metían sus manos en mi entrepierna y me dedeaban la vagina, al mismo tiempo me lamian las tetas. Yo con mi voz cachonda les pedí que me cogieran, literalmente les dije: “quiero que me cojan entre todos” “cójanme con todas sus fuerzas hasta cansarse” “quiero ser su zorra” “hagan conmigo lo que quieran solo no me golpeen” no termine de decirles cuando fueron a la parte de atrás de la bodega y sacaron un colchón viejo y mugroso, y lo dejaron en el suelo a la mitad de la bodega y me cargaron para recostarme ahí, Alan me quito la tanguita de un tirón y me sentí tan vulnerable, tan excitada y desprotegida.

Estaba completamente desnuda ante esos albañiles que olían a sudor, tequila y tabaco solo tenía puestos los tacones que por cierto me dejaron porque uno de ellos dijo que le gustaba como me veía. Se desabrocharon los cinturones, cuando vi eso sabía que era cuestión de segundos para que estuviera siendo penetrada por uno de esos albañiles. Se veía que tenían un morbo y lujuria tremenda, quedaron totalmente desnudos con sus vergas morenas erectas, tenían mucho vello púbico se veía que jamás se lo rasuraban, pues eran albañiles rudos. Alan se lanzó hacia mí y me abrió las piernas e introdujo su lengua en mi vagina depilada y comenzó a comérsela a lengüetadas, no paraba mientras los demás abrían mis piernas y las acariciaban, otros me comían los senos dejándome chupetones y mordisqueaban mis pezones duros, lo que me dolía y excitaba a la vez, de pronto Alan me arrodillo, me jalo del cabello y metió su verga en mi boca. Me atragantaba pues lo hacía hasta el fondo, mis labios rojos llegaban hasta la base de su verga sentía como me abría la garganta y así se turnaron para que les diera la mamada de su vida, de pronto Alan quien tenía la verga más grande me dijo: “ahora si zorra te voy a meter la verga bien duro” yo estaba muy cachonda y le dije: “hagan de mi lo que se les antoje solo no me golpeen, cójanme con todas sus fuerzas, no le diere nada a nadie”.

Alan, me puso en cuatro y me empino dejando mis senos y brazos sobre el colchón sucio, mi espalda quedo curveada hacia abajo y mis nalgas sobresalían empinadas como un corazón bien formadito, mi piel tan suave y perfumada, mi vagina y ano rosas, estaban siendo entregados a ese hombre, me sentí tremendamente excitada, en unos segundos tendría una verga gruesa y morena dentro de mí después de meses sin hacerlo. Alan se puso atrás de mí y coloco la punta de su verga en la entrada de mi vagina, con sus manos grandes y toscas me tomo con fuerza de la cintura y de un fuerte empujón, me penetro violentamente hasta el fondo, mi vagina no pudo poner resistencia estaba tan lubricada que entro completamente, me la metió muy fuerte y rápidamente, tal como yo lo quería, cada que me penetraba podía sentir un golpe dentro de mi vientre, así continuo cerca de veinte minutos, hasta que de pronto sentí que iba a tener un orgasmo me estaba viniendo y se lo dije, y el acelero el ritmo y fue una penetración frenética, pude sentir como eyaculaba disparándome chorros de semen caliente dentro de mí al mismo tiempo que yo me estaba viniendo fue algo muy excitante sentir su semen dentro de mí junto con mis fluidos, mientras sentía mi piel sensible, los pezones durísimos, me temblaban las piernas y el abdomen se me contraía. Me sentí plena en ese momento, un hombre desconocido se había corrido en mi interior y me hizo sentir tan vulnerable, como es que yo estaba encerrada en una bodega para ser cogida por esos hombres, aun no lo podía creer, nadie que me conociera podía imaginar que estaba siendo una puta sumisa con esos albañiles.

Continuaron cogiéndome todos en mi posición de cuatro, como bestias insaciables solo buscando su propia satisfacción, disfrutando de mi cuerpo a su antojo, atragantándome con sus vergas y apretándome los senos, sentía sus manos tocando todo mi cuerpo. Como ya estaba muy rendida y sentía semen escurriendo por mis piernas, moje mis dedos con los fluidos y me los lleve a la boca para saborear su semen. Eso era algo que antes con mi pareja me daba asco, pero con ellos en ese momento de excitación, me gusto el sabor dulce del semen, volví a mojar mis dedos en mi vagina y metí un dedo en mi ano. Sentí que estaba muy caliente y era placentero lo que me hizo soltar algunos gemidos, al ver ellos esto me levantaron jalándome del cabello. Alan me llevo caminando hasta unos costales de cemento y los acomodo aproximadamente a un metro de altura, y me dijo inclínate para romperte el culo zorro. Cuando me dijo eso sentí mucho miedo, pero yo estaba tan excitada que estúpidamente con mi voz cachonda y sumisa les dije: “¡esperen! es la primera vez que me van a penetrar analmente, así que les quiero pedir que, aunque me duela, grite y llore no se detengan, no se preocupen nadie sabe que estoy aquí y no diré nada”. Yo quería que esos hombres me cogieran sin piedad y les dije: “ quiero que me sujeten de las manos y por nada me suelten” “cuando Alan termine quiero que se turnen los demás y me cojan con todas sus fuerzas hasta que se vengan dentro de mí culo” yo sabía que estaba sola en esa bodega con esos albañiles y nadie me podría ayudar, y peor aún les acababa de dar indicaciones de que me penetraran todo lo que quisieran, así que le dije a Carlos que antes de que lo hicieran me dieran más alcohol, Carlos fue por la botella y antes de darme tequila me dijo hay hermosa te va a doler mucho pero si eso quieres, y le dije: “si eso quiero, para desquitarme de mi esposo que me fue infiel”, entonces me dio tequila directo de la botella, mi corazón comenzó a latir y mi estomago se me contraía y sentía un fuerte vacío, una sensación de mucho miedo y excitación.

Estando yo de pie con mis tacones negros aun puestos, frente a los bultos de cemento, Alan quien tenía la verga más gruesa y larga de todos, me inclino curveando mi espalda hacia abajo y reposando mis senos sobre la barricada de costales, que rosaban mis pezones. Abrió mis piernas dejando expuesto y abierto mi culo y coloco la punta de su verga en la entrada de mi ano que estaba muy lubricado, me tomo de la cintura muy fuerte y me jalo hacia atrás contra su verga al tiempo que el de un solo empujón me penetro analmente hasta el fondo, pude sentir por primera vez la sensación de que una verga entrara por mi culo abriéndose paso en mi interior, sentí una fuerte punzada, un dolor desgarrador que nunca había sentido en mi vida, cuando su verga topo en mi interior sentí que me rompía, todo era dolor por dentro en ese momento y grite mucho quise zafarme pero ellos no me dejaban ya que me sujetaban de los brazos, Carlos que estaba enfrente de mi podía ver mi cara de dolor y mis lágrimas escurriendo el rímel, y lo que hizo fue masturbarse disfrutando de mi dolor mientras el tocaba mis senos y pellizcaba mis pezones para causarme más dolor. Comencé a arañar los bultos de cemento con mis uñas, y quería patalear, pero no podía porque ellos estaban siguiendo mis ordenes de no soltarme, me sujetaban las piernas. Alan siguió penetrándome analmente muy duro, cada que me la metía sentía como topaba hasta el fondo, empujándome contra los costales yo estaba llorando y gritando sin parar, mi llanto resonaba haciendo eco dentro de la bodega rogándoles que ya me soltaran, pero no lo hicieron en ese momento me arrepentí, deseaba no haberles pedido eso, mi corazón latía muy fuerte y sentía reventado el culo, me ardía mucho. Hasta que perdí las fuerzas, sentía que me desmayaba, mis piernas estaban entumecidas no podía seguir de pie, estaba rendida con mis senos sobre la barricada de costales.

Alan siguió ensartándome su verga sin piedad, lo hacía brutalmente como si yo no valiera nada, era un objeto de placer para él, con el que estaba satisfaciéndose como un animal. Alan era un hombre que aguantaba mucho con la verga erecta, después de media hora por fin escuché los jadeos de Alan y sentí como saco su verga ensangrentada para darme un último empujón hasta el fondo, Alan disparaba chorros de semen caliente dentro de mí, apretándome fuerte contra él durante unos diez segundos, lo que me lastimo mucho por dentro, pues el seguía moviéndose restregándome su verga y abriéndome las nalgas muy fuertemente como si quisiera llegar más adentro para destruirme. Me sentía violentada con la punta de su verga topándome mientras me decía: “hay zorra que rico venirme adentro de ti, estas bien rica puta” me abrazo y apretó mis senos con fuerza lastimándome y pellizcando mis pezones, me beso el cuello, en ese momento comencé a llorar entre dolor y de sentimiento femenino, sentía mucho calor en mi vientre y mi piel erizada y sensible pues ese hombre duro mucho penetrándome y me sentí muy violentada eso fue algo que estúpidamente me hizo sentir querida, ese hombre había gozado de mi culo, me había cogido con todas sus fuerzas desquitando sus ganas conmigo. En ese momento me sentí un poco aliviada, pensé que había terminado ese sufrimiento indescriptible, pues él era muy fuerte y con esa verga enorme me había destrozado el culo.

Cuando Alan retiro su verga aun erecta, sentí como se escurrió entre mis piernas su semen, y yo estaba descansando un poco del dolor, y escuché que dijeron: “no mames wey le rompiste el culo está escurriéndole sangre” “le dejaste abierto el culo” literalmente yo podía sentir como mi ano estaba abierto, pues era algo que nunca había experimentado y sentía como si tuviera mi ano muy relajado en ese momento, trataba de contraerlo, pero no podía hacer fuerza estaba tan adolorida que era mejor seguir relajando mi ano. Alcance a ver la verga de Alan estaba manchada de mi sangre. Me sentí muy dañada, entre en llanto de nuevo y sentí miedo pues no me soltaban, escuchaba como se peleaban como perros por ver quien era el siguiente en romperme el culo.

Tan solo después de unos segundos siguió Jorge, yo les grite: “no, ya no por favor, ya déjenme, me duele mucho, me están haciendo daño, se los ruego ya no” pero ellos no hicieron caso, me dijeron “esto es lo que querías ¿No?” entonces entendí que no había nada que yo pudiera hacer y que me seguirían cogiendo por el culo así que intente relajarme y entregarle mi culo sin resistirme, entonces él se puso atrás de mí y sin preguntarme solo coloco su verga en la entrada de mi ano, me tomo de la cintura y me jalo muy fuertemente contra él, me penetro hasta topar en mi interior, sacándome un grito desgarrador, me quede afónica, sentí un fuerte ardor de nuevo en mi culo, inevitablemente rompí en llanto, Jorge también tenía la verga muy gorda, y me jalaba de las cintura para ensartarme con fuerza, solo escuchaba el sonido de nuestros cuerpos chocando, me sentía tan lastimada en ese momento sin poder hacer nada, las piernas me temblaban y se me doblaban, perdí la fuerza en todo mi cuerpo, Jorge me jalaba del cabello cada que me embestía era un sentimiento de vulnerabilidad, pero poco a poco fue pasando y sentí como mi ano estaba más relajado lubricado por mi sangre que escurría entre mis piernas, seguía doliendo cada impacto por dentro pero ya estaba comenzando a disfrutar, cada vez que me la metía sentía más cálido y quería lo volviera a meter, Jorge duro aproximadamente 15 minutos, hasta que comenzó a cogerme más duro y fuerte, sentía un ardor acompañado de placer, supe que Jorge estaba por eyacular dentro de mí lo que me causo mucha excitación de nuevo, pues lo escuchaba jadear del placer que sentía de estar por venirse, yo solo me relaje y disfrute lo que estaba por pasar, después de unos segundos sentí un delicioso calor dentro de mi culo, eran los chorros de semen caliente que Jorge estaba eyaculando, él permaneció dentro de mi durante unos segundos y después retiro su verga de mi culo. En ese momento sentí como la sangre y el semen se escurrían por mis piernas, los que estaban observando dijeron: “no mames wey, se lo dejo bien abierto, no se le cierra el culo” y Jorge volvió a meter su verga unas cuantas veces para que vieran como la podía meter y sacar ya que mi ano estaba muy dilatado y no se cerraba.

Yo sabía que eso no había terminado, pues faltaban cuatro albañiles. Me seguían sujetando y rompiendo el culo hasta saciar sus ganas, podía ver como disfrutaban con morbosidad al verme el culo reventado y mi cara bañada en lágrimas pidiéndoles que se detuvieran. Cuando ya solo faltaban dos hombres, comencé a sentir que el dolor se estaba terminando y daba paso al placer, pues cada que sacaban su verga de mi culo, sentía un fuerte deseo de que me la ensartaran de nuevo. Les dije que ya no era necesario me sujetaran yo ya estaba muy relajada y tome más tequila para alcoholizarme, solo me incline sobre los costales y empine mi culo para que lo siguieran disfrutando, ya no dolía solo sentía el ir y venir de sus vergas y lo disfrute mucho, me sentí tan plena y cogida por esos albañiles.

Después les pedí que me llevaran al colchón por que no podía mantener el equilibrio, y ya acostada con mi culo y piernas escurridos de sangre les pedí que continuaran y que me siguieran cogiendo que todo estaba bien, así que uno de ellos dijo: “y si nos la cogemos por los dos lados al mismo tiempo”, uno de los albañiles se acostó y me monto sobre el penetrándome por la vagina, yo no tenía fuerza en las piernas y mi cuerpo caía por su propio peso ensartándome por completo la verga de aquel hombre y Alan se puso atrás de mí y me inclino sobre el otro hombre. Alan me penetro por el culo de forma que comenzaron a cogerme entre los dos vaginal y analmente, tenía dos vergas entrando y saliendo de mí, fuerte y profundamente, me sentía destruida por dentro, cada que me penetraban me estaban matando de dolor y placer, los demás me mordían y lengüeteaban las tetas, me hacían chupetones por todo el cuerpo y me atragantaban con sus vergas. De pronto sentí como disparaban chorros de semen caliente dentro de mí, fue algo que me hizo sentir tan plena, me sentí suya y comencé a llorar de sentimiento femenino, mis piernas se entumecieron y mi abdomen se estremeció, sentí un fuerte orgasmo erizando mi piel y levantándome los pezones, me vine completamente y mis fluidos vaginales mojaron los cuerpos de esos albañiles sucios. Lloraba como escuincla entregándome a esos albañiles que se turnaron para disfrutarme durante horas.

Cuando por fin se cansaron, me dejaron tirada en el colchón, yo estaba tan alcoholizada que todo me daba vueltas. No supe en qué momento me quedé dormida, pero desperté como a las 2:30 de la madrugada. Alan era el único que se había quedado pues le tocaba hacer guardia esa noche en la bodega. Me levanté y fui al baño para limpiarme la sangre del cuerpo con unas toallas húmedas que siempre traigo en mi bolsa. Me peine y retoque mi maquillaje tratando de ocultar todos los chupetones, desde las pantorrillas, las piernas, la entrepierna, los senos y hasta el cuello. Todos los albañiles me habían dejado esos recuerdos que llevaría conmigo durante días. Salí del baño y me acerque a Alan que estaba sentado en una silla fumándose un cigarro, tomamos un poco de tequila directo de la botella le pedí que se bajara de nuevo el pantalón, el permaneció sentado mientras yo me agache para mamarle su deliciosa verga y ponérsela durísima. Cuando su verga gruesa estaba bien ensanchada me senté sobre el de frente ensartándome su verga deliciosamente, él me tomaba de las nalgas levándome de arriba para abajo mientras se comía mis senos durante un buen rato, cuando ya estaba a punto de eyacular se puso de pie y me arrodillé ante el para mamársela y tragarme hasta la última gota de su semen mientras el metía su verga hasta el fondo de mi garganta. Me puse el vestido y mi tanguita, lo abracé y me despedí…

Cuando salí de la bodega, me sentía muy adolorida, excitada, cogida y sobre todo muy desinhibida por el alcohol, sentía que podía hacer lo que fuera, y como el alumbrado público era muy tenue, la calle sola y faltaba un tramo muy largo como de unos 10 minutos en esa zona industrial, quise hacer algo que me excitara, así que en plena calle me desnude quedando solo en tacones, me coloque el plug anal de nuevo para sentir la sensación morbosa de estar desnuda en una zona publica, expuesta a que si por alguna razón alguien pasara por ahí me podría ver, así que me baje de la banqueta y camine a la mitad de la calle hasta la esquina sintiendo como el plug anal me lastimaba a cada paso que daba, yo seguía muy cachonda y alcoholizada, ya me habían cogido seis hombres vaginal y analmente, se las había mamado y disfrutaron cada parte de mi cuerpo, así que yo me sentía una mujer capaz de satisfacer no a uno sino a los hombres que fueran, pues yo me había minusvalorado porque mi pareja me dejo, pero la realidad es que soy una chica muy guapa y que cualquiera se excita con verme.

Cuando llegué a la esquina vi pasar un camión de carga, que sonó el claxon al verme, eso me excito mucho y me hizo descubrir mi lado exhibicionista. Volví a ponerme el vestido y mi tanguita y deje el vestido muy corto mostrando ligeramente mis nalgas y baje el escote dejando ver la mitad de mis pezones rosas, pues como ya era de madrugada no pasaban camiones y sabía que tendría que tomar un taxi, después de unos minutos aborde uno y me senté en el asiento trasero, el chofer se veía de unos 52 años y con un poco de canas, fornido pero no era gordo, tenía barba con canas y cumplía con mi perfil de hombre rudo, pues el taxi olía a gasolina, aceite de coche y grasa, así que le di instrucciones de llevarme a mi casa, el taxista no dejaba de verme las piernas, fui coqueteando con él en el trayecto, platicándole que había ido con unas amigas a tomar unos tragos y haciendo evidente que estaba ebria y podría hacerme cualquier cosa si él quisiera, ya que quería me siguieran cogiendo más hombres.

Yo estaba muy excitada y quería provocarlo para que me cogiera así que muy discretamente baje los tirantes del vestido y casi sin mover las manos jalaba un poquito de mi vestido simulando que me estaba acomodando en el asiento trasero, hasta que vi que mis pezones rosas ya eran visibles, entonces le pregunte que si me podía acostar tantito en lo que llegábamos por que se me habían pasado las copas, y él me dijo si acuéstate yo te despierto cuando lleguemos, volteo y pude ver que miro mis senos que estaban ya más descubiertos con mis pezones rositas completamente de fuera. Así me quede dormitando esperando que algo pasara, hasta que escuche que se estaciono y apago el coche, abrió su puerta y se salió del vehículo, en ese momento de reojo pude ver que estábamos en una calle sin luz pues el alumbrado público estaba apagado y se veía como camino de terracería, de nuevo sentí miedo y mucha excitación al mismo tiempo pues ahora estaba a merced de otro hombre desconocido, y yo aun podía sentirme adolorida por la cogida que me habían dado.

Entonces escuche que estaba hablando con alguien por teléfono, pero no logre entender lo que decía. Se aproximo a mi puerta y fingí estar dormida, de pronto sentí como se me acerco y me dijo “levántate, ¿estas dormida?” y yo le conteste fingiendo que estaba más ebria y le dije que quería dormir, ahí fue cuando el comenzó tocar mis piernas pasando su mano ligeramente sobre mi piel, al parecer él pensaba que yo iba a reaccionar y a gritar o algo así, pero en lugar de eso guarde silencio y eso le dio a el más confianza, y acaricio mis piernas con más ganas y cada vez se acercaba más a mi entrepierna, y yo apenas podía evitar agitar mi respiración, él puso su mano en mi vagina, y al tocar la tanguita que traía, me la comenzó a quitar tratando de no ser muy brusco para no despertarme, yo sentía como me iba despojando de mi tanguita, y me sentí muy excitada comencé a lubricar pues otro hombre me estaba mirando desnuda y era cuestión de minutos para que me penetrara.

Yo estaba recostada boca arriba en el asiento, cuando ya había retirado mi tanguita por completo, el hombre abrió mis piernas y pudo ver el plug anal, intento retirármelo, pero me queje un poquito, así que me lo dejo puesto y empezó a frotar mi clítoris y acariciaba mi culo muy rico, cuando de pronto se escuchó otro vehículo que se estaciono junto a nosotros, escuche que era otro hombre, seguramente al que le había hablado por teléfono. Resulto ser otro taxista, pude oír que le pregunto por mí, que quien era yo, y mi chofer le contesto que yo era una pasajera, pero que estaba muy ebria y que no habría problema, y su amigo dijo “está muy buena la chica, ya se me puso dura la reata nada mas de verla” yo me sentí muy cachonda al escuchar eso, ya sabía lo que me esperaba, así que el amigo se acercó hacia la puerta del otro lado y la abrió, comenzó a frotar mis senos sobre el vestido, y después con cuidado me bajo un poco el vestido hasta que mis senos quedaron expuestos totalmente, eso despertó esa sensación tan excitante en mi pues ahora un octavo hombre estaba desnudándome, sentí como se me acerco y comenzó a lamer mis senos, lo hacía muy rico, y succionaba mis pezones, de pronto mi chofer que estaba en la otra puerta abrió de nuevo mis piernas y me lamia la entrepierna lo que sentí delicioso, e introdujo sus dedos en mi vagina y fue inevitable en ese momento empecé a gemir y él se dio cuenta que yo lo estaba disfrutando y continuo haciéndolo, yo gemía con más fuerza me estaba poniendo muy cachonda hasta que llego el momento en que decidí abrir los ojos, yo seguía tan desinhibida por el alcohol que me sentía libre de hacer cualquier cosa, así que les dije vamos afuera del vehículo, ellos se apartaron para dejarme bajar.

Ya estando fuera del vehículo, le pedí a su amigo que me bajara el zíper del vestido, y le pedí a mi chofer que me desnudara ya que me excitaba mucho la idea de que un hombre me despojara de mi vestido, entonces él se acercó y me bajo el vestido hasta el suelo dejándome desnuda por segunda vez en vía pública, ahora con mis pezones muy duros y levantados en un camino de terracería y al aire libre. A pesar del maquillaje los chupetones se notaban por todo mi cuerpo, camine con mis tacones y pude ver que estábamos en una zona despoblada, oscura solo se veían a lo lejos pasar vehículos en una carretera, deslicé mis manos sensualmente sobre la lámina del coche y pude sentir que el cofre estaba ardiendo de caliente, abrí mis piernas mostrándoles mi culo y me retire el plug anal soltando un gemido, al retirarlo sentí como escurrió un poco de sangre y lubricante de mi ano que ya estaba muy lastimado, yo seguía tan cachonda que abrí fuertemente mis nalgas y me senté sobre la lámina caliente del cofre para calentar mi ano, de inmediato sentí como mi ano se quemaba, el calor de la lámina entro por mi ano dilatado y me calentó el interior del culo, lo mismo pude sentir en mis labios vaginales, solté gemidos de placer y dolor pero lo soporte quizá por el alcohol y la tremenda excitación de tener mi cuerpo desnudo al aire libre, esa noche yo solo quería ser violentada. Permanecí sentada en el cofre caliente y me abrí de piernas, les pedí que me penetraran mientras abría mi vagina rosa para mostrárselas y no se hicieron esperar, mi chofer sería el primero, se desabrocharon los cinturones y se bajaron el pantalón, se puso enfrente de mí y le pedí me cogiera con todas sus fuerzas, y así lo hizo tenía una verga muy gruesa, pero yo ya estaba muy dilatada y todo era placer, sentí como me penetraba muy rápido y fuerte, hasta que iba a eyacular y le dije que me los quería comer, así que me baje del cofre y se la mame hasta que eyaculo y me trague todo su semen, era tan dulce y blanco, me sentí feliz haciéndolo.

Ahora había llegado el momento de que mi ano recibiera placer de nuevo, así que le dije a su amigo que me penetrara analmente, camine hasta estar enfrente de la llanta delantera derecha y me incline sobre el cofre para que mi culo quedara empinado, abrí mis piernas y puse mis senos sobre la lámina caliente del cofre, sentí como mis senos se quemaban con la lámina sensibilizando mis pezones, me dolía y me sentía herida de mis zonas erógenas, lo que sentí muy rico. Entonces le pedí me ensartara su verga en el culo de un empujón, este hombre tenía la verga gruesa y larga como mi querido Alan el de la bodega, y tal como se lo pedí, me penetro muy profundo hasta sentí como se movió el coche, sentí nuevamente ese impacto dentro de mí, era la punta de su gruesa verga que se abría paso en mi interior, este hombre era más alto y pesado así que cada que me penetraba sentía como me empujaba y aplastaba contra la lámina del coche, así me penetro fuerte y profundo durante un buen rato, me dijo: “esto no va a terminar pronto hermosa te lo voy a hacer lento para que sientas mi verga un buen rato” estoy segura de que me cogió aproximadamente media hora por el ano, hasta que sentí ese chorro de semen caliente dentro de mi culo, le pedí que no me la sacara y se quedara dentro de mí un par de minutos, yo quería seguir sintiendo esa verga dentro de mí, hasta que perdió la erección y retiro su verga manchada de mi sangre.

Justo cuando había terminado de cogerme el amigo de mi chofer, pensé que habíamos terminado pero mi chofer se aproximó y antes de que me despegara del cofre, me ensarto su verga y me cogió, muy fuerte también por el ano, podía sentir de nuevo esa sensación de estar muy dilatada pues cada que la sacaba y la metía, podía sentir que mi ano se quedaba abierto. Y su amigo se acercó y me dijo eso a ti ya ni te duele verdad ya no sientes, se ve que ya te rompieron el culo hace rato pues estas sangrando como perra en celo, puedo ver que se te queda bien abierto, y me pregunto “¿te gustaría sentir algo más grueso?” yo seguía tan cachonda y ebria que no ponía resistencia a nada.

El amigo de mi chofer camino a su vehículo, y abrió la cajuela, de donde saco un bate de beisbol, de aluminio. Me estremecí cuando lo vi, quería decir no, pero algo en mi quería ver si podía resistir algo así de grueso, así que le pedí me pasara mi bolso y me puse lubricante con anestésico en el ano, y le aplique un poco de lubricante al bate de beisbol, me dispuse a poner mis senos sobre el cofre caliente de nuevo y abrí mis piernas dejando mi culo empinado, estaba muy nerviosa pues no era una verga lo que me iban a meter sino un bate de beisbol, cuando le puse lubricante trate de cerrar mi mano alrededor de él y vi que era muy grueso no tenía nada que ver con una verga, así que en esta ocasión sentí mucho temor, de pronto escuche que el hombre le dijo a mi chofer que le ayudara, que me abriera las nalgas para que pudiera entrar mejor, entonces el abrió mis nalgas y sentí la piel y mi ano estirarse y eso dolía un poco pero me gusto así que le pedí que me las abriera con más fuerza me sentí tan cachonda ahora con el culo abierto totalmente esperando que me metieran ese bate.

Estando abierta completamente de mi culo, con mi chofer abriéndome las nalgas, le dije a su amigo que podía comenzar. Como les dije era un hombre más grande y pesado, así que puso el bate en mi ano y fue empujándolo con su peso poco a poco, sentí una punzada como la primera vez, ahí supe que me iba a volver a doler pues mi ano no estaba acostumbrado a ese grosor todavía, sentí como se iba abriendo mi ano, la punzada era fuerte otra vez volví a derramar lágrimas, pero no me resistí solo relaje mi cuerpo pues quería tener eso dentro de mí, el hombre me comenzó a decir cosas como “hay mamacita te voy a romper el culo mi amor” “prepárate te lo voy a meter hasta donde te quepa” y mi chofer le dijo “sí ya rómpeselo eso es lo que quiere” al oír esas cosas me sentí de nuevo deseada, cachonda, quería darles un buen espectáculo a esos hombres pues podía notar el morbo con el que lo estaban haciendo, y le dije a mi chofer que me abriera más las nalgas con sus manos y el las abrió más fuerte y sentí mi piel estirada y adolorida, yo quería sentir placer en todo mi cuerpo así que me toque los senos, estimule y pellizque mis pezones, y al sentirme muy cachonda, con el plug anal que aun traía en mi mano me penetre la vagina para sentirme totalmente cogida, lo deje puesto y le dije a su amigo literalmente: “ya mi amor rómpeme el culo” apenas le dije eso, sentí como empujo el bate con su peso, y mi ano se abrió tanto que pude sentir una fuerte punzada, un desgarro y ardor mayor a lo que antes había experimentado, sentí como el bate entro hasta el fondo y topo en mi interior, hasta el vehículo se movió en ese instante grite, y comencé a llorar teniendo el bate dentro, y el hombre dijo ya estas bien abierta mi amor era lo que me pediste, entonces sentí que me lo iba a sacar y le hice una señal con mis manos temblorosas, para que no lo moviera, porque no podía hablar del dolor. Entre en un llanto de ese que no te deja hablar bien porque da sentimiento, me sentía una escuincla ahogada en su propio llanto y le pedí que no lo retirara, que empezara a cogerme con el bate, y él me obedeció, suavemente lo comenzó a sacar y a meter, le pedí lo sacara y que mi chofer me dijera como se veía mi ano, y él me dijo “ estas sangrando mucho mamacita y se te ve bien abierto” le pedí que siguiera abriendo mis nalgas y su amigo comenzará a cogerme de nuevo con el bate de beisbol que estaba manchado de sangre pero sacándolo por completo y metiéndolo a fondo varias veces en mi ano abierto. Me cogieron a si durante una media hora y yo quede sobre el cofre rendida y gozando de ser cogida analmente con ese bate tan grueso.

Al sentir mi culo tan abierto y sensible, la excitación que sentía era desbordante, estaba tan alcoholizada, desinhibida, cachonda y llena de morbosidad por violentar mi cuerpo que le pedí al amigo de mi chofer que dejara el bate y me penetrara con su puño cerrado. El taxista se humedeció la mano con mis fluidos y cerro su puño para comenzar a empujarlo contra mi ano, sentía como mi esfínter anal trataba de abrirse para recibir ese puño, yo trate de relajarme, pero estaba muy nerviosa mis piernas temblaban y el abdomen se me contraía del miedo. Le pedí que lo hiciera con mas fuerza y su puño comenzó a entrar en mi culo. Yo sentía como se me desgarraba el esfínter, era deliciosamente doloroso, mis gemidos se ahogaban con mi llanto, le pedí que ya lo metiera completo. Entonces el taxista empujo con fuerza, sentí como si me hubiera golpeado con el puño cerrado en mi culo, su puño entro completamente, sentí como mi culo estaba completamente roto, el reloj metálico que el hombre tenía en su muñeca, me raspo el ano, así que el taxista saco su puño y se quito el reloj, arremango su camisa y comenzó a meter su puño dentro de mi culo una y otra vez, era como si me estuviera golpeando, me sentí muy agredida, humillada y violentada, justo lo que quería, había excedido mi limite. Estaba sufriendo mas de lo que podía soportar, empecé a llorar y vi como mis lagrimas caían sobre el cofre, y le dije ahogada en llanto: “gracias amor” “gracias, ya fue suficiente” entonces el retiro su puño manchado de sangre y le pedí que metiera sus dedos en mi boca, se los lamí hasta dejar su puño limpio.

Unos minutos después ellos ya se habían recuperado, así que me arrodille y se las mame hasta que se vinieron en mi boca, me trague todo su semen y les sonreí con mi cara toda escurrida de rímel por mis lágrimas. Nos despedíos de su amigo, me vestí y mi chofer me llevo hasta mi casa, no me cobro por el servicio, me pidió mi número de teléfono y nos despedimos. Baje del taxi y camine hasta entrar en mi casa totalmente cansada con las piernas escurridas de semen y sangre, quede rendida de inmediato en mi cama y desperté hasta las 2:30 de la tarde.

Al día siguiente amanecí muy adolorida, con mi cuerpo muy maltratado y chupeteado, el culo ya no me sangraba, pero ardía. Me sentí sexualmente plena, satisfecha, absurdamente querida y deseada por los hombres, disfruté entre las sábanas de mi cuerpo, pues aún sentía el placer del semen que esos 8 hombres habían eyaculado en mi interior…

Basado en experiencias de mi vida real…

Tras mis tres primeras entregas en las que conté algunas de mis experiencias pasadas, (mi estreno de mi mayoría de edad en una sala X, mi encuentro con un maduro en un hotel y el trío con una pareja bisex) paso a relataros una de las experiencias más salvajes y guarras que he tenido en los últimos años y que no podía dejar pasar por alto dentro de mis relatos.

La historia que voy a relataros empezó a partir de un contacto que encontré a través de internet con un maduro de unos 60 años, viudo, de estatura mediana, con pelo canoso y un cuerpo bien esculpido para su edad, en una localidad de los alrededores de Madrid, que estaba causalmente cerca de mi trabajo. Esta historia surgió hace aproximadamente unos 4 años, momento en que yo tenía 53 o 54 años, una edad en la que mi mayor deseo era comerme pollas de maduros, mayores que yo. El tío maduro que encontré era perfecto ya que por su perfil y por las cosas que me contaba era ideal para mis propósitos. Yo soy algo más alto que él, de 57 años, 1,80 y 80 kg y 18 cm de, ya imagináis, y con barba rasurada.

Tras varios días de contacto virtual por el chat, coincidió un día que yo salía antes del trabajo y él estaba en casa, momento que aprovechamos para conocernos más íntimamente. Llegué a su casa estando yo prácticamente empalmado solo de pensar en la situación, como me ocurre siempre. El encuentro fue relativamente rápido y un anticipo en todo caso de lo que vendría más adelante, meses después, y que es el verdadero objeto de este relato.

Al entrar en su casa, Luis reparó rápidamente en el bulto de mis pantalones, que me apresuré a bajarme, casi nada más llegar, y se prestó a comprobar lo enormemente dura que tenía ya mi rabo. Luis era en efecto un maduro entrado en los 60, con buena presencia, cuidado físicamente, de estatura media, con barba rasurada, y aún con bastante pelo a pesar de su edad. Detrás de sus ademanes amables, educados y cordiales se escondía sin embargo un tío enormemente morboso, vicioso y guarro como yo, que hizo que encajáramos muy bien desde el principio y que nos entendiéramos a las mil maravillas.

Al ver Luis mi paquete con mi polla erecta tardó segundos en ponerse de rodillas y metérsela en la boca. Me encantó la manera en que empezó a chupármela, repasándomela con su lengua en toda extensión, desde la punta del capullo hasta terminar de repasarme mis huevos gordos, al límite de mi culo. En especial me gustaba cómo me dejaba ensalivado todo mi pene, ya tremendamente tieso. No pude resistirme a pedirle que dejara de mamarme para ser yo el que a continuación me bajara a su pilón. Ansiaba tener su cipote en mi boca sin dilación. Grata sorpresa cuando tuve su falo frente a mi cara. Buen rabo, sobre todo grueso, como los que me gustan.

Para no entretenerme en exceso con este primer encuentro, pues como digo el objeto de este relato es lo que sucedió meses después, os diré que tras hacernos unas buenísimas mamadas terminé corriéndome brutalmente. Cuando me disponía a masturbarle para que se corriera encima de mi, me dijo sin embargo que le costaba mucho correrse y que solo lo hacía en encuentros con más gente y donde se fuera con tiempo suficiente. Y ese día no era precisamente el mejor, ya que yo no andaba con mucho tiempo.

El caso es que tras mi brutal corrida y una vez terminada nuestra rápida sesión, Luis me empieza a contar que tiene un grupo de conocidos con los que queda en algunas ocasiones y que es ahí donde incluso se corre más de una vez. Me cuenta que son encuentros largos donde se pasan la tarde-noche entera haciendo de todo, con mucha calma, montando auténticos fiestorros. Sus amigos-conocidos tenían una característica y es que eran todos mayores que él, y algunos de ellos bastante gordos y muy cerdos, cosa que le atraía mucho. Solo de contármelo ya me estaba poniendo enfermo porque si hay algo que me excita como nadie es un maduro gordo. Me comentó Luis que uno de ellos, incluso había ido alguna vez con una amiga, también por encima de los 60 años y también bastante gorda. No pude por menos pedirle que si un día surgía una oportunidad, me avisara por si era posible poder asistir.

Como nos caímos bien desde el principio me dijo que sí, que me llamaría sin problema. Luis solo me advertía que si quedábamos, tenía que ser para dedicarle toda la tarde hasta la medianoche. Yo no lo tendría muy fácil si se daba el caso, pero ya vería la forma de arreglarlo. Así quedamos y así nos despedimos hasta que surgiera la ocasión.

Pasados unos meses, cuando ya había perdido la esperanza de que Luis me llamara, bien porque no surgía el esperado encuentro, bien porque se había olvidado de mí, me escribe, contándome que en unas semanas tienen previsto hacer una quedada con sus amigos gordos y guarros y que me avisaba con tiempo por si lo podía arreglar para venir. Yo ya me apresuré a contestar que haría lo imposible por ir. Era una ocasión única que no quería perderme. Conseguir quedadas así no es nada fácil.

En efecto, unas dos o tres semanas después, Luis me confirma la cita, que recuerdo bien que cayó en un jueves de junio, buen día para mí para poder justificar una cena de trabajo a mi mujer.

Llegado el día, quedamos sobre la media tarde en casa de Luis. Yo, atacado por la excitacion. Estuve toda la semana anterior sin hacerme una sola paja, para ir bien en forma y bien cargado de leche.

No sabía exactamente los que iban a llegar, Luis contaba inicialmente que fuéramos 5 en total y también contaba con que pudiera venir la amiga que me comentó, pero que hasta el último momento no sabía si vendría.

Al presentarme en su casa, ya habían llegado dos de sus amigos. Uffff, eran tal como me había contado Luis, ambos gordos, muy gordos, claramente por encima de los 60, calculo que de unos 120 o 130 kg. Uno de ellos totalmente calvo (Paco) y otro con barba arreglada y pelo canoso (Nacho). Ambos tenían unos tripones de esos que me encanta lamer cuando me pongo muy cerdo. Esperamos a que llegara el último de los amigos de Luis (Alfonso) e idealmente su amiga, algo que no sabíamos hasta el momento de llegar.

Al cabo de un ratito, que se me hizo eterno, llegó… y llegó con su amiga. No me lo podía creer. Mi corazón latía a mil. Alfonso era menos gordo, pero en cualquier caso por encima de los 100 kg, y osito, con pelo hasta en la planta de los pies. Ella, Rosa de nombre -ficticio- era efectivamente rellenita, morena con media melena, culona y caderona y con unas tetas bien grandes y caídas. No quería ni imaginar la tarde que nos esperaba. Estaba con gente con la que sabía que sacaría mi vena más cerda.

Tras un rato tomando unas cervezas y departiendo entre todos, no tardamos en empezar a toquetearnos entre todos en lo que fue el inicio de una quedada inolvidable y única. Entre tocamientos de unos y otros nos empezamos a quitar la ropa nerviosamente. Yo me fui directamente a por los más gordos a bajarles los pantalones… madre mía, ambos delante de mí con sus pollas morcillonas y sus huevos gordos y colgones. Ante mi, de rodillas, ambos con sus enormes tripones prácticamente pegados a mi cara y mi boca ansiosa por meterse esos dos buenos rabos. Mientras ellos se lamían los pezones de sus gordas tetas me apresté a meterme ambas pollas en la boca y mamarlas compulsivamente, ensalivándolas sin parar a la vez que sujetaba con mis manos sus huevos grandes y redondos, especialmente de uno de ellos, Nacho. Me las metí tan hasta el fondo que me provocaron mis primeras arcadas.

Entretanto Luis andaba con Rosa y su amigo peludo, Alfonso, ya totalmente desnudos. La imagen de Luis y Rosa comiendo la polla de Alfonso , me hacía enloquecer y hacerme mamar aún más lascivamente a los dos gordos que tenía pegados a mi. Mi lengua recorría sus gruesos capullos y sus huevos hasta el punto de ponerme literalmente debajo de cada uno para lamer sin parar sus escrotos y llegar hasta sus enormes culos, que se aprestaban a abrir con sus manos para que pudiera llegar mejor mi lengua. Yo estaba entregado absolutamente, y dispuesto a todo.

Tras lamer bien sus huevos y sus culos, me levanté lentamente, repasando con mi lengua sus gruesas barrigas y sus pezones hasta ponerme de pie junto a ellos. Los tres, con las caras pegadas, nos empezamos a besar las bocas, sacando las lenguas y empapándonos de abundante saliva. Sin duda Luis no había exagerado, estaba con unos tíos realmente cerdos, como yo quería. Como si quisieran imitarnos, la otra parte, Luis, Rosa y Alfonso, hacían exactamente lo mismo. Los 6, repartidos en los dos grupos de tres, de pie entrecruzando las lenguas de manera salvaje. Una escena indescriptible. Todos fuera de sí, se veía que dispuestos a no parar.

Llegados a ese primer punto, era el momento de romper los tríos que se habían establecido y empezar a entremezclarnos entre todos. Yo tenía unas ganas locas de pillar a Rosa junto con el oso. Me separé de mis dos amigos gordos y me fui a por ambos. Alfonso se tumbó en uno de los sofás y me dispuse a poner mi culo y mis huevos sobre su cara a la vez que Rosa se sentó sobre él y su estupenda verga, para metérsela dentro de su coño, quedándonos Rosa y yo frente a frente para besarnos y lamerle sus increíbles tetas gordas y caídas, con unos pezones que le cubrían buena parte de sus enormes ubres. Era increíble cómo el oso me lamía mi paquete y mi ano a la vez que con Rosa me mamaba mi boca, dejando caer nuestra saliva sobre la tripa peluda de nuestro amigo. Mientras el osito daba sacudidas a Rosa al follársela, sus enormes tetas y tripa no paraban de botar y moverse de arriba a abajo mientras yo no dejaba de meter mi lengua en su boca y seguir estrujando sus tetas. La escena era indescriptible. Entratanto seguía sintiendo cómo la lengua de Alfonso me entraba hasta el infinito en mi ano, dándome un placer descomunal. Rosa y yo no parábamos de jadear de tanta excitación.

A nuestro lado, junto al otro sofá estaba Luis dando buena cuenta de los dos tíos gordos, Paco y Nacho, lamiéndose como posesos, culos, pollas, huevos, pezones y todo lo que se les ponía al alcance de sus bocas. Llegó uno de los momentos especiales, cuando uno de los gorditos se puso a 4 patas para que Luis le empezara a lamer y lubricar su enorme culo y prepararlo para la brutal follada que le iba a meter a continuación. La visión de cómo le iba metiendo cada cm de su verga en el culo no la olvidaré jamás. Le entraba absolutamente toda, tanto que Paco empezó a soltar fuertes gemidos, como una auténtica zorra suplicando a Luis que no parase. “Así, así, fóllame cabrón, no pares” apenas acertaba a balbucear Paco, presa de su enorme calentura. Todos estábamos fuera de sí, solo de presenciar la escena.

Tras la brutal follada de Luis, no pude por menos que decirle a Paco que yo también me quería sumar a la escena y meter mi polla a continuación, a lo que Paco me contestó, “A qué esperas cabrón, venga fóllame, mete tu pollón ya”. Rápidamente abandoné la cara y la boca de Alfonso sobra la que estaba sentado y me lancé a darle un buen lametón al culo de Paco y a sus tremendos huevazos que estaban colgando. Tras ello, me dispuse a restregar mi polla en su culo, como paso previo a mi penetración. Luis me dijo que eran tan de absoluta confianza que podía hacerlo sin condón, directamente a pelo. Mi falo erecto entró con una facilidad pasmosa, se veía que Paco estaba ya muy dado de sí. Mi excitacion era mayúscula. Mientras me follaba a Paco, Luis y Rosa me lamían los pezones y me besaban sin parar. Gracias a que suelo tardar bastante en correrme pude aguantar, porque si hubiera sido por la propia situación de éxtasis total, ya me habría corrido. Para rematar la faena, Paco le chupaba a Alfonso, el osito, su gorda y dura polla.

La escena no podía ser más completa. Carne por todas partes, carne de los tíos más guarros y gordos como no me podía imaginar. Con la follada yo estaba fuera de mí, totalmente descontrolado y extasiado. Tras la cabalgada a Paco, yo estaba absolutamente complacido y excitado, y Alfonso, exhausto por la mamada que le estaba haciendo Paco, dijo que necesitaba ir al baño… no me lo pensé dos veces, le pregunté a Alfonso si le podía acompañar. Alfonso adivinó al instante mis intenciones. Sí, lo estaba deseando, estaba tan enloquecido por todo lo que estaba pasando que anhelaba que Alfonso me lo diera. Fuimos directos al plato de ducha y me puse de rodillas a la espera de que Alfonso me regara con su meada caliente toda mi cara, mi boca y todo mi cuerpo. Meada que me apresté a tragar y restregarme con mis manos. Me sentí más cerdo que nunca, es lo que estaba esperando desde hacía tiempo. Alfonso, al ver cómo disfrutaba no pudo por menos que decirme lo puto cerdo que era y la buena adquisición que había hecho Luis para la quedada al contar conmigo.

Todavía absorto por la descarga de Alfonso sobre mi, me apresuré a darme una ducha rápida para incorporarme al grupo. Al volver, el desmadre entre todos era total. Todos los cuerpos sudorosos, entremezclados en un sinfín de mamadas, folladas, lamidas entre todos y compartidas por igual con Rosa.

Me fui directamente hacia ella, que estaba en ese momento dedicada a las pollas de Nacho y Paco. Comiéndoselas ambas mientras estaba tumbada boca arriba, acerqué mi boca a su enorme coño, totalmente depilado. Rosa estaba tan empapada que nada más inundar mi cara entre sus gruesos labios me dejó completamente perdido. Con mi lengua entregada, revoloteando dentro de su vagina, noté cómo de manera sorprendente su clítoris iba creciendo hasta convertirse en un auténtico botón. Era increíble. Los flujos de Rosa corrían sobre mi boca sin parar. Tuve que poner mi mayor empeña en tragarme el rico néctar que me ofrecía para no desperdiciar una sola gota. Rosa explotó en un brutal orgasmo sobre mi cara, y en plena corrida soltó: “fóllame”, sin dejar de comer las vergas de Paco y Nacho como una loca. En ese mismo momento me incorporé para restregar mi polla contra su coño para a continuación meterla hasta el fondo. La follada fue tremenda. Mientras bombeaba compulsivamente sobre Rosa, mis manos masajeban sus tetas a la vez que alcanzaba a besarme con Nacho y Paco y entremezclar nuestras lenguas. La escena quedaba aderezada con un brutal 69 que estaba haciendo Luis y Alfonso, con el que nos deleitaban. Ver cómo se lamían sus vergas me inflamaba. No se podía pedir más.

La tarde-noche estaba siendo completa. No estaba faltando de nada. Durante un largo rato continuamos entre todos en un interminable bacanal de desenfreno que no recordaba en mucho tiempo. Como dije anteriormente, estaba dispuesto a todo.

Necesitaba algo más. Sí, lo deseaba, lo necesitaba. Ansiaba tener una polla en mi culo. Lo pedí y rápidamente Alfonso, nuestro oso del grupo, que se prestó a ello. Apoyándome en el borde del sofá, a 4 patas, Alfonso empezó por escupir directamente mi culo y mi ano, cosa que me volvió loco de placer y lujuria. Con sus lapos empezó a pasar su lengua por mi cavidad anal, lubricándome bien para prepararme. A continuación comenzó a deslizar y restregar su dura y tiesa verga por mi culo, despacito. Al notar cómo su capullo empezaba a entrar, me ardía, en esa mezcla sin igual de placer y algo de dolor. Pero Alfonso lo hizo muy bien.

Siguió introduciendo su falo despacio pero sin descanso. A pelo. Ese día hicimos todos la excepción y no utilizamos condón, tal era la calentura que teníamos. Con su polla dentro de mi, empezó un mete-saca que empezó lento y terminó a velocidad de vértigo. ¡Qué follada!! A la vez uno de los gordos se sentó en el sofá junto a mi cara para ofrecerme su pollón, que me metí en mi boca.

El desenfreno era absoluto. Estaba desbocado. Dos fantásticas vergas en mi boca y culo simultáneamente. Tenía que aprovechar la ocasión. Quería desesperadamente que ambas pollas descargaran directamente en mi interior. Tanto a Nacho como a Alfonso les pedí que se corrieran dentro de mi. Y vaya sí cumplieron con mi petición. Me empezaron a decir: “¿quieres leche verdad cabrón?” a lo que yo les contesté: “siiiii, vamos correos, correossssss”. Recuerdo que el primero que se corrió fue Nacho sobre mi boca. Madre mía, qué corridón, semen espeso y abundante que rebosaba sobre mi boca y del que intentaba que no cayera nada sobre el pubis de Nacho, que estaba sentado. Lo que no era capaz de tragar en el instante lo recogí con mi lengua de su pubis para terminar de saborearlo y tragarlo.

Mientras tanto Alfonso seguía bombeando mi culo avisándome que su corrida era inminente. Con restos de lefa aún en mi boca noté cómo Alfonso estallaba sobre mi culo hambriento sintiendo su lechada caliente con un ardor enorme, ardor de total éxtasis. Alfonso gritaba como una perra del brutal corridón que se estaba metiendo. Mantuvo aún su polla un buen ratito hasta que la sacó. Nada más sacarla su leche empezó a brotar de mi culo y para sorpresa y deleite completo, ahí estaba Paco, el gordo calvo, para recoger con su lengua su esperma. Brutal, sencillamente brutal.

Luis, preso de la excitación de la escena descargó a continuación toda la leche sobre las tetazas de Rosa, que se restregaba con sus manos sobres sus pezones.

Faltaba yo por correrme. Y tenía claro cómo lo quería hacer. Siempre he querido correrme sobre el pecho peludo de un osito y Alfonso era el tipo perfecto. Tenía una mata de pelo espectacular. Se lo pedí y me dijo que por él, perfecto. De rodillas sobre mi, comenzó a chuparme la polla de manera lasciva. La boca le babeaba de saliva por la comisura de los labios. A la vez me escupía los huevos para masajearlos. Yo ya no podía más. Le avisé que estaba a punto de convulsionar. Exploté en su boca y accediendo a mis peticiones, dejó caer todo mi semen sobre su pecho peludo para a continuación hacer lo que más deseaba, restregar todo mi esperma en su matojo peludo con mi boca y mis dedos.

La sesión había sido increíblemente redonda. Encontrar tíos tan guarros y cerdos fue un auténtico regalo. Fue una sesión inolvidable.

Este relato es sobre mi tía y yo. Como mi primer relato, está basado en una experiencia real. Mi tía se llama Verónica, tiene 35, es alta, blanca, rubia y con una figura espectacular que le encanta lucir. Desde muy joven ella ha sido super caliente, me ha contado varias de sus travesuras, que poco a poco les iré contando.

Ella y yo somos muy unidas. Salimos con frecuencia de compras, a tomar café al cine y cosas así. Nos tenemos mucha confianza. A ella le conté cuando perdí la virginidad.

Mis papás iban a salir de la ciudad el fin de semana y yo les dije que no podía por trabajos de la escuela. Al fin los convencí, pero no querían que me quedara sola, así que les propuse quedarme con mi tía. Mi mamá la llamó, hablaron un buen rato y asunto arreglado. Me quedaría con ella.

El viernes en la tarde pasó por mí para irnos a su casa. Nos quedamos platicando un rato, las dos teníamos ganas de salir de fiesta. Nunca habíamos salido juntas de noche y bueno, yo ya tenía edad. Decidímos aprovechar la oportunidad y salir a un antro de moda. Verónica me ayudó a preparar la maleta y escoger la ropa para la noche: Una faldita negra, botas, blusa de tirantes con chamarrita de piel. El conjunto me quedaba bastante bien, con mi cuerpo delgado, piel morena clara, cabello castaño, había que lucieran mis pechos y mis nalgas. Ya en su casa, Verónica escogió un vestido negro, cortito y escotado. Yo también quiero verme sexy, me dijo. Nos arreglamos, nos maquillamos con los labios muy rojos y salimos en el auto de Verónica.

Llegamos a buena hora. Había bastante gente, pero alcanzamos un buen lugar y de inmediato pedimos algo de tomar. Desde el principio llamamos la atención de los hombres. Varios trataron de hacernos plática, invitarnos tragos y sacarnos a bailar. Nosotras estábamos en plan de fiesta, así que no rechazábamos nada, pero tampoco dejábamos que ninguno se quedara con nosotras.

Conforme avanzaba la noche, el alcohol nos desinhibía más. Ya algunos nos habían manoseado al bailar, nos habían dicho lo buenas que estamos; y a los que no dejaban de mirarnos las piernas, les dábamos algún espectáculo de vez en cuando, cruzándolas o dejando que se nos subiera la falda. Éramos las mejores amigas. Ninguna tenía otra amiga con quien divertirse tan abiertamente. Yo me sentía más madura con ella, no me gustaba que me trataran como niña, y creo que ella se sentía más joven saliendo conmigo. Todo era perfecto.

Más noche se nos acercaron dos chicos, digamos Rick y Frank. Ni siquiera me acuerdo de sus nombres reales. Tendrían entre 25 y 30 años. No sé. Nos hicieron la plática, nos invitaron más tragos, nos hicieron reír y los dejamos sentarse con nosotras. Muy rápido subió el tono de la plática. Nos dijeron que estamos buenísimas, preguntaron si éramos hermanas y nos dijeron que nos vemos súper calientes. A la dos nos gustaba lo que nos decían pero Verónica se me acercó y me dijo.

– Estos dos andan super lanzados, ¿prefieres que sigamos la fiesta solas?

– No… Vamos a seguir con ellos. Me la estoy pasando bien.

– Ok, la verdad yo también.

La noche siguió y ellos iban tomando más confianza con nosotras que no protestábamos, al contrario seguíamos tomando y poniéndonos más accesibles. Después de unas rondas quise ir al baño y Rick me acompañó. Había una buena fila y sin buscar ningún pretexto me abrazó por detrás mientras esperábamos, tallándome su cosa dura y besándome el cuello. Entré al baño y cuando salí me esperaba para abrazarme apretarme las nalgas y besarme muy profundo. Nos quedamos ahí unos minutos y volví tratando de disimular para encontrarme a Verónica recibiendo los besos de Frank y sus manoseadas en piernas y pechos. Bueno ya no tiene caso disimular nada, así que seguimos un rato dando el espectáculo de cómo nos agasajaban esos dos.

Rick me tocaba las piernas a su gusto. Tomó mi mano, la puso sobre su verga dura haciéndome tallarla y me dijo: ¿Te gustaría probarla en tu boquita y que te la meta toda? Seguro a tu amiga también le gustaría si compramos una botella y vamos los cuatro al hotel. Verónica estaba inclinada sobre la mesa, Frank le manoseaba el trasero y se tallaba en ella.

Yo sonreí encantada con la idea. Verónica titubeo un poco y me dijo aparte:

– No te voy a llevar a ningún hotel, ni te voy a dejar ir sola.

– Verónica, yo estoy calientísima y tu igual. Tenemos que aprovechar la noche.

– Está bien…

Estaba decidido, subimos al coche de Verónica y fuimos a su departamento. Creo que se pasó algunos altos porque llegamos en un momento. Nos acomodamos la ropa para entrar al edificio, pero los chicos no nos quitaban las manos de encima. Ya en el departamento Verónica quiso repartir cuartos, pero no pude prestarle atención porque Rick ya me había tumbado en el sillón y se acomodaba entre mis piernas, me iba desnudando sin dejar de besarme toda. Cuando giré la cabeza la vi de rodillas chupando la verga de Frank. Me pareció buena idea así que hice lo mismo.

– Qué buen par de zorritas encontramos

– Desde que las vi me pusieron muy caliente

– Dos ricas zorritas buscando verga, se les notaba enseguida.

– Se veían putísimas desde lejos.

Nosotras sólo asentíamos con la cabeza y sonreíamos, mamándoselas como verdaderas zorras. Verónica ya desnuda empujó a Frank al sillón y se montó sobre él, dio un buen suspiro cuando se la clavó toda. A mí ya me tenía Rick en 4 patas en el piso . Cerré los ojos cuando me la metió. Sólo podía oír nuestros gemidos. Después de un buen rato, Rick me acostó de espaldas en el sillón para seguir metiéndomela por delante. Me encontré con Verónica en una posición similar. Nos sonreímos disfrutando de esos dos buenos machos.

Nos dimos cuenta lo que les gustaba oir y lo repetíamos para que nos dieran más duro:

– ¡Sí somos sus putitas!

– ¡Me encanta tu verga!

– ¡Métemela toda!

Así seguimos hasta que uno de ellos dijo:

– Si quieren más verga tienen que obedecer, zorritas.

– ¡Sí, sí haremos lo que quieran!

– ¡Sigan cogiéndonos duro!

Sonrieron y se hablaron en secreto.

– Queremos verlas besarse.

No supimos qué responder. No esperábamos algo así. Era muy raro para nosotras.

– Sólo un buen beso y las haremos disfrutar como no se imaginan

Estábamos demasiado calientes para negarnos. Nos pusimos de pie frente a ellos, nos abrazamos y acercamos lentamente nuestros labios. Las dos bañadas en sudor. Puse mis manos en sus pechos y ella me tomó de las nalgas para jalarme hacia ella. Un largo y caliente beso. Eso debía bastar como espectáculo.

Los chicos festejaron, aplaudieron, se jalaron un poco las vergas y nos ordenaron ponernos en 4 en el sillón. Se pusieron detrás de nosotras y la metieron por nuestras vaginas mojadas , de inmediato aceleraron el ritmo y nosotras gemíamos de placer. De pronto Rick se detuvo, la sacó y aproveché para tomar aire. Antes de que pudiera preguntar, volvió la fuerte cogida pero… algo era diferente. Giré la cabeza y vi que era Frank quien me cogía, mientras Rick se la metía a Verónica. Nos habían intercambiado. Me sentí aún más puta. Ya no había marcha atrás.

Apenas recuerdo los detalles de lo que pasó después. Sólo flashazos en mi memoria. Nos intercambiaron varias veces. Ya no sabía cuál se cogía a cada una. Recuerdo a uno de ellos tumbado, yo montada en su verga y Verónica en su cara recibiendo su lengua. Recuerdo a las dos chupando una misma verga y tallándola en nuestros pechos. ¿Nos volvieron a ordenar besarnos? El único momento donde no tenía una verga en mi boca, pechos, vagina o nalgas, me estaba tocando yo misma mirando a Verónica cabalgando uno de esos machos mientras se la chupaba al otro que estaba de pie a su lado. También recuerdo estar en el piso como perrita mientras uno me la metía duro, dándome de nalgadas y el otro me la metía por la boca.

Recuerdo estar de rodillas mamando y escuchar a Verónica gemir más fuerte que antes. Miré y vi que estaba recibiendo verga por el culo, loca de placer. Disfrutamos el espectáculo y cuando ellos bajaron el ritmo, mi macho en turno quiso darme también por atrás. Le dije que no, eso no. Antes de que insistiera Verónica dijo:

-Está bien, métemela por el culo a mí. Estoy muy apretada.

Rápidamente los chicos cambiaron de lugar. El recién llegado se la metió a Verónica de un golpe y le jalaba el cabello mientras se la metía toda con fuerza, de nuevo ricos gemidos, casi gritos.

Su amigo se puso frente a mí y me hizo jalársela frente a mi cara. Me tomó del cabello para apuntar y darme su leche en la cara, la boca y los pechos. Me la embarré con la manos, la tomé con los dedos y la llevé mi boca.

Verónica dio un último gemido, dejó caer la cara. Su macho la sostenía de las caderas, mientras se descargaba dentro de ella. Cuando la sacó, vi su culo escurriendo leche.

Los chicos se limpiaron las vergas con nuestra ropa interior, dijeron algunas palabras que no escuchamos y se fueron.

– Vanessa… no puedes contarle esto a nadie…

– No, Vero, no le diré a nadie… así podremos volver a hacerlo.