Maduras

Quería escapar de la sumisión, me parecía que había sido demasiado; con el ansia de escapar de aquel piso, y con pocos medios, hablaba con todas las compis de la facultad buscando un piso compartido, normal, y asequible a mis recursos y los de mis padres.

No tuve mucha suerte, todos los pisos completos o muy caros, solo uno de solo chicos y algo bordes que no quise yo. Pero un día, desayunando en el bar de la uni, me senté junto a una chica que se llama Marta y, mientras desayunabamos, le dije a ella:

-Tengo que dejar el piso donde estoy y no encuentro nada a buen precio, al final me tendré que volver al pueblo.

-Lo siento, yo no estoy en ningún piso, yo soy de aquí de la ciudad, vivo con mi padre, ya sabes, divorcio y mi madre vive en el pueblo; por eso estoy con él en lugar de con ella, por tener cerca la facultad.

-Que se quedó el piso él.

-No, vivíamos en el pueblo, el se compró el piso aquí y me vine con el.

-Que suerte tienes Marta.

No les conté nada de mi sumisión en el piso, ni a Marta ni a los otros con los que hablé. Mi sumisión voluntaria a cambio del alquiler, sería mi secreto. Marta, mientras seguíamos desayunando, se la veía pensativa, cogió el teléfono y llamó a su padre y le dijo:

-Hola papá, te quería pedir un favor…. una amiga de la uní no encuentra piso y tiene que dejar el que tiene, ¿Se puede venir con nosotros?, hasta que encuentre uno. Vale, luego vamos.

Cuando terminó de hablar con su padre me dijo:

-Marilo, mi padre puede dejarte una habitación, no creo que te cobré mucho, pero quiere conocerte primero.

-Muchas gracias, solo nos conocemos de vista y haces esto por mí, ya si eres mi amiga del alma.

-Es que me ha salido así, y me caes bien. Cuando vallamos, a mi padre ya sabes, que sí somos buenas amigas de hace tiempo, para que no ponga peros, ¿vale?

-Vale, gracias.

Fui a mi piso y me arreglé para ir a casa de Marta. No estaba «la parejita», menos mal. Me puse de rechupete para causarle buena impresión a don Ramón: Yo soy muy bonita y me puse una minifalda corta y plisada de cuadros azul claro que quitaba el hipo, también dejé suelta mi cabellera rubia, iba ligeramente maquillada y con mi perfume favorito. Unas medias con liga y un tanga muy fino que se me metía entre los labios de abajo. Con veintitrés años estaba rompedora pero con aire juvenil.

Cuando llegamos a casa de Marta ella me presentó a su padre, Ramon, un hombre bastante apuesto de unos cincuenta y seis años. Él, al verme con la minifaldita plisada y mi larga cabellera rubia y mi carita bonita, me miró y parpadeó antes de darme dos besos. Yo le había gustado, el a mi también, su cabello canoso y su barba también canosa y bien arreglada me gustaron. No estaba muy fondón, tenía aún buena planta, un poco de barriga, pero poca. Don Ramón me dijo:

-Te puedes quedar el tiempo que quieras, como si quieres echar aquí el curso ven por aquí, que te enseñe tu dormitorio.

-Muchas gracias Don Ramón; ¿cuanto me costará la habitación?

-Nada, Marilo, nada.

-Muchas gracias.

Fui al piso de mi sumisión por la mañana y recogí mis cosas, aprovechando que no estaba «la parejita» a esa hora. Me ayudaron unos amigos con la furgoneta.

Dejé una nota diciendo que me marchaba.

Me instalé y coloqué todas mis cosas, había tenido que dar dos viajes con la furgo de mis amigos esa mañana. Tuve que faltar a dos clases.

Las dos íbamos a la uni por la mañana y por la tarde estudiábamos en el piso. Marta es una chica muy aplicada, es más bajita que yo, con el cabello castaño oscuro y rizado… es que es muy buena persona. Ella no tiene novio y sus amigas son tímidas como ella, empecé a salir con ellas al cine y poco más.

Por las noches nos sentábamos los tres en el sofá, don Ramón en el centro. Solía llevar yo como pijama solo una camiseta larga y mis braguitas. Me fui acercando a él cada noche, solo apoyar mi cuerpo con el suyo y retirarme. Mi muslo tocaba su muslo y lo rozaba sutilmente (Marta no se daba cuenta de nada, tan buena ella y yo tan bicho). Don Ramón encogia los muslos uno contra otro algo inquieto.

Cada noche la misma ceremonia. Hasta que un día, antes de sentarme me quité las braguitas en mi habitación y al llegar a la mesa, separé un poco las piernas sintiendo la calor de la estufa directamente en mi chocho… la calor me hacía desear que me lo estrujara Don Ramón. De pronto escuché roncar a Marta, se había quedado dormida en el otro extremo del sofá. Sutilmente, al ver «el campo abierto», me rasqué el muslo que rozaba con el de él…mientras me rascaba tocaba su muslo, hasta que posé mi mano entera sobre su pierna y segui viendo la tele.

Don Ramón no dijo nada, ni se movió estaba como petrificado, Marta seguía roncando. Los labios menores de mi sexo estaban afuera, hinchados, babeando, por el morbo de estar seduciendo a Don Ramón delante de su hija y por el calor del brasero estando sin bragas. Me volví más decidida y metí la mano en la bragueta de su pantalón de chándal, tapados por la ropa de la mesa. Hizo intención de retirar mi mano con la suya pero al final me dejó meterle mi mano en «el paquete».

¡Y que paquete!, joder, tenía una polla dura como una piedra… sin mover mucho las enaguillas se la empecé a menear, moviendo su pellejo sobre su dura carne. Marta despertó y me quedé inmóvil con el «trofeo» bien agarrado, pero doblando hacia abajo para evitar «la tienda de campaña». Comentamos la película los tres, recordando a Marta lo que se había perdido, mientras yo mantenía aquel pollon bien agarrado. Mi mano libre, la izquierda, la llevé hasta él y agarré su brazo izquierdo con ella; llevándolo, muy despacio y muy suavemente hasta mi raja abierta, hasta estampar allí sus dedos.

Empezó a magrearme el chocho suave, muy suave, un chorro al suelo se me escapó, como un jeringazo de mi flujo contra el suelo. Contuve el jemido pero mi vientre tembló al tener ese orgasmo. Marta empezó a roncar de nuevo, me metí debajo de la mesa y arropada por las enaguillas empecé a comerle la polla a Don Ramón, él me agarraba la cabeza por encima para que no me moviera mucho. Mientras le comia el rabo, le acariciaba los huevos con las dos manos.

Un golpecito en mi cabeza me dio su mano y paré en seco. Marta le preguntó a su padre:

-¿Ya se ha acostado Marilo?

-Si hija, estaba cansada.

-Pues me voy yo también, estoy cansada.

-Que descanses Marta.

Cuando la puerta de la habitación de Marta se cerró tras ella, empecé a comérsela sin remilgos, hasta mi garganta llev su glande. Después me di la vuelta y le puse mi culo junto al rabo y mi cabeza ardiendo junto a la estufa. Me folló el culo dejando mi ano tan abierto que se me escapaban «aires». Las embestidas movían toda la mesa y sus huevos golpeaban mis cachetes como si me diera con dos piedras. Antes de correrse me la sacó y me volví a dar la vuelta… se la meneó frente a mí cara como un cerdo, con expresión de devorador y me soltó un latigazo de leche en la cara que me cerró el ojo derecho. Con mi ojo cerrado aún, devoré todos los restos de su semen, de su pene y de las enaguillas, lamiendolas.

Después de ese día, todas las noches me follaba en su dormitorio de madrugada, cuando su hija estaba bien dormida, eso sí, sin hacer ruido.

Marilo 2022

Mariana es mi nombre, las vergas jóvenes mi debilidad.

Yo creo que uno llega a este mundo con un retazo del destino tatuado en la sangre, y nuestras decisiones terminan de forjarlo o contradecirlo. En mi caso, en cuanto descubrí mi debilidad por los muchachos me abracé a ella y me dejé arrastrar por mis deseos sin un ápice de remordimiento. Mientras todo sea consentido nada de malo habrá en ello, ¿cierto?

A los veinticinco mi viejo se fue para los estados siguiendo a una gringa que cayó en sus tentáculos y le consiguió los papeles, traspasó a mi nombre sus propiedades para que las administrara mientras él se daba la gran vida con la Lolys en Manhattan, las propiedades consistían en una combi de los sesenta completamente restaurada, la misma que él usó en años mozos para hacer sus travesuras, incluyéndome, y la pensión. La pensión era la casona del bisabuelo Marcus, el «aventurero» le decían al gallego, Marcus el «ganadero», el padre de mi padre, la convirtió en una pensión y acondicionó las habitaciones para que sirvieran de pequeños apartamentos con sus cocinetas, baños y salitas, y rentarlas a los estudiantes ya que la facultad quedaba a no más de cuarenta minutos. Mi viejo la manejó y la mantuvo en perfectas condiciones, pero yo ya veía las cosas distintas y quería darle otros aires al lugar, remodelarlo, quizá sacar un préstamo y comprar la propiedad contigua para anexarla.

Nada más entrar en la casona lo recibía a uno la sala común, un vestíbulo con divanes y mesas de estudio para los muchachos, aunque a veces se convertía en la zona de festejos cuando acababan los parciales. Tras la sala común estaba el primer patio interno, un bonito espacio verde de unos cincuenta metros cuadrados con una fuente al centro y varias banquitas blancas rodeándola, la luz entraba por las claraboyas en el techo que permitían ver el cielo, allí se dividía en dos los pasillos, rodeándolo y estos pasillos llevaban a los ocho «mini apartamentos», cuatro a cada extremo, dos arriba y dos en la planta baja tenía ocho habitaciones. Al final del primer patio y de los dos pasillos que convergían al final estada el segundo patio, pero éste ya era parte del exterior y había que exponerse al sereno para atravesarlo y llegar a mi anexo, donde yo vivía en una casita de dos plantas.

Cuatro de los mini apartamentos estaban ocupados, dos muchachos se habían graduado -¡enhorabuena!- y dos más habían desertado -no es de sorprenderse-, dos estaban vacíos y listos para ser habitados. Mi padre me enseñó a dar mantenimiento a los apartamentos cada vez que cambiaran de inquilino, lo que suponía un gasto en pintura, plomería y cerrajería pero bien lo valía a largo plazo. Recibí la llamada el quince de agosto a las tres de la tarde, una madre buscaba un apartamento para su hijo recién graduado de preparatoria y alguien le había dado mi número, acordamos una visita y le mostraría los apartamentos disponibles para fijar precios finales.

La señora, Teresa, era una mujer guapa, en sus cuarentas tardíos, madre soltera por lo que supe, con un culazo que tendría a más de uno detrás. El muchacho no quería bajar de la camioneta, imaginé que sería uno de esos rebeldes que se avergüenzan de salir con sus madres, la señora le insistió con ternura y el chico no se hizo de rogar. Cuando salió detrás de los vidrios polarizados me pareció un muchacho muy tímido, no engreído ni rebelde, llevaba unas gafas negras que pronto se retiró para dejarme ver unos ojos azules preciosos que centellaban como luciérnagas, tenía un rostro muy atractivo de mandíbula cuadrada y una pequeña sombra de lo que algún día será una tupida barba, de eso estaba segura. Medía 1.80 metros de alto, de eso estoy casi segura, hombros anchos y brazos y piernas largos, algo delgado pero bien conservado y firme como los jóvenes de su edad, más tarde me enteraría que practicaba soccer y estaba en la liga universitaria, que así había conseguido una beca, Teresa estaba orgullo de presumir de ello, pero Eduardo se sonrojaba y evitaba mirarme mientras su madre me contaba toda su vida, avergonzándolo.

«Vale, Tere. ¿Te puedo decir Tere?» Ella asintió. «¿Por qué no entramos y después me sigues contando? Mira que estamos en medio de la banqueta y el sol no enfría».

«Claro, claro, perdona. Vamos, cielo» dijo hacia Eduardo que venía detrás de nosotras. «Madre mía, ¡pero qué bello esto!» exclamó nada más entrar y encontrarse con la sala común y el primer patio de fondo. Giró en sus talones y dedicó una mirada a todo en unos segundos, a mí me intrigaba más Eduardo, quería ver cómo era el chico y si podría intentar algo con él una vez haya convencido a la madre de dejármelo. El chico también mostraba sorpresa e interés, sonrió al ver el amplio patio.

«Ésta es la sala común de los inquilinos. Solo recibo estudiantes así que ésta área es por lo general de estudios, ya depende de cómo se organicen ellos si quieren hacer alguna pequeña celebración o fiesta» expliqué sacudiendo las llaves con las que abría los apartamentos. «Este es el primer patio, por lo general un área de recreo, pueden fumar aquí si quieren» añadí.

«No, no, no, mi Eduardo no fuma, tiene que mantenerse en forma para su deporte. Los pulmones y las piernas son sus tesoros» señaló la madre, casi orgullosa como si hablara de sí misma. Yo me di un vistazo a las piernas de Eduardo debajo de los blue jeans, ¿cómo no vi antes ese par de piernas? Si bien el chico era delgado, las piernas se le marcaban firmes y más carnosas debajo de la tela. Pero no dejé que mi morbo me distrajera demasiado o Teresa lo notaría.

Los llevé por el pasillo de la derecha, donde tenía los dos apartamentos listos. El seis era el penúltimo pero el más cerca de mi habitación de los que estaban libres, les abrí la puerta y les dejé entrar. Nada más abrir la puerta la cama con dosel se aparecía elegante y como atrapada en el tiempo colonial, un baúl a los pies de la cama y frente a ésta un televisor, al fondo había un escritorio junto a la ventana rectangular que daba vista a la casa vecina. Junto al televisor estaba la puerta a la salita-comedor, con su cocineta, estufa y refrigerador de bar, un juego de comedor para dos y un sofá de cuero, la respectiva ventana y el cuarto de baño con la bañera y ducha en uno solo.

La madre abrió las llaves para corroborar el flujo de agua, encendió cada luz y se aseguró que la calefacción junto a la cama funcionara, el chico en cambio se complació con ver que las ventanas se abrieran ,que la cama fuese firme y que la tele encendiera, con una mano en el bolsillo me preguntó si había Wifi y por primera vez escuché su voz, que aunque dulce y tímida, era profunda, muy varonil, el tipo de voz que cuando te dice «zorra» o «puta» te hace mojar las bragas. No había duda, ese muchacho tenía que ser mío, así que me dispuse a terminar de convencer a Teresa con el precio.

«Claro, tenemos la mejor velocidad por si te interesan los videojuegos en línea, está incluido en el precio» añadí guiñándole un ojo a la madre. «Aunque estoy segura que estarás más concentrado en tus estudios, pero no te preocupes, tienes buena cobertura en cualquiera de las salas del complejo».

«Me gusta, me gusta mucho» dijo Teresa, complacida mientras abrazaba su cartera. Eduardo daba un par de vueltas más. «¿Qué dices, Lalo?»

«Sí, me gusta» dijo al fin, aunque su rostro no denotaba demasiado entusiasmo, más bien conformismo. Si algo era difícil de entender en los jóvenes era su falta de expresividad, esa constante falta de interés en lo que ocurría al rededor, pero como con todos, con Lalo rompería esa coraza y sacaría del cascarón al potrito para cabalgarlo.

Discutí el precio con Teresa y firmamos el contrato en la sala común tras asegurarle que yo vivía en el complejo, les mostré el anexo y les aseguré que no permitía el consumo de drogas en el complejo, que no había habido nunca un disturbio y que las fiestas de fraternidad eran una quimera allí. Claro, las fiestas me las montaba yo en el anexo. Quedaron en mudarse la próxima semana así que yo comencé a trabajar en mi plan para comerme a Eduardo.

Lo primero era poder darme gusto viéndolo y descubrir qué le gustaba, así que lo primero que hice fue instalar mis cámaras espía en su apartamento, localizando una en su baño justo detrás del grifo una y otra desde la parte superior frente al espejo, la siguiente fue en la cama con dosel detrás de alguna de las figuras talladas para poder verlo cada vez que dormía, otra panorámica de la recámara y otra de la salita, donde por lo general había menos acción.

Aquí creo conveniente describirme, porque lo primero que hice cuando Teresa se fue y dejó a su hijo en su nuevo hogar, fue cambiarme de ropa. Mi culo quedó cubierto apenas por un short jean rasgado, las piernas y mi culo son mi mejor atributo, los pantalones siempre son un reto para mí porque terminan rozándome el espacio entre las piernas. Me puse un top blanco que dejaba ver mis pezones casi saliéndose por la parte superior y marcándolos bajo la tela de lo excitante que me parecía cazar a un nuevo chico. Tras atarme el cabello en una coleta alta me coloqué algo de labial rojo y unas notas de loción en el cuello, me deslicé unas zapatillas deportivas y ya, estaba lista para ayudarle a mi nuevo inquilino a instalarse. La cortesía es lo más importante.

Por las cámaras lo vi desempacando una vajilla de trastos en la cocina, andaba en una calzoneta deportiva y una camiseta negra sencilla, descalzo. Me mordí el labio solo de imaginarme a ese chico diez años menor comiéndome el coño, me masajee los pezones para que se me resaltaran aún más y busqué el martillo y unos clavos, me dirigí al número seis, en el pasillo me encontré al inquilino del cuatro, Rodrigo, un estudiante de medicina de segundo año que, tras conseguirse una noviecita decidió alejarse de mí, pero vamos que mis visitas nocturnas no las niega. Al verme vestida como una zorra dejó las llaves caer al suelo y junto a su quijada, no sabría decir si iba de salida o de entrada.

«¿Estás bien, Rodri?» pregunté acercándome y agachándome a recoger las llaves sin doblar las rodillas, sus ojos se desviaron a mi culo empinado y cuando me erguí de nuevo deslicé mi mano por su bragueta sintiendo la inminente erección. Rodri pasó saliva por la garganta y balbuceó, era un poquito regordete, no tenía barba ni ningún rasgo que destacara del resto, sería uno más del montón, pero me gustaba jugar con él y ponerlo caliente, hacerlo correrse en mi mano y pedirme que pare, era joven nada más. Me acerqué a su oído mientras seguía jugando con su bragueta, atenta al pasillo por si mi nuevo inquilino se asomaba. «¿Te la chupo más noche? ¿O le darás la lechita a esa noviecita tuya?» pregunté con un risa fugaz.

«Ma-Mariana» balbuceo, aferrándose a los libros como si se le fuese la vida en ello. «No, yo le-le s-soy fiel a mi n-novia».

«Ya lo veremos más tarde, corazón» respondí, dándole un apretón a su pequeña verga regordeta, haciéndole gemir y estremecerse. Lo dejé por la paz y retomé mi camino hacia el seis. Di dos toques frente a su puerta y sonreí automáticamente. «¡Hey, Eduardo!» saludé con las manos en la espalda. Como era de esperarse sus ojos se desviaron de inmediato a mis tetas casi descubiertas y de allí no se despegaron. «Te traje unas cosas que pensé que podrías necesitar para instalarte».

El chico estaba boquiabierta, esos ojazos azules clavados en mis pezones erectos que más duros se ponían al saberse observados. Me moví de lado a lado con una fingida inocencia, su cabeza siguió la dirección de mis tetas como una serpiente encantada.

«¿Eduardo? ¡Hola!» insistí ante su estupefacción. Lalo sacudió su cabeza y volvió a mirarme con esos ojitos azules. «¿Estas bien?»

«E-Esto… Sí, sí, ¿qué me decías?» preguntó relamiéndose su labio y ésta vez fui yo la que quedó prendida del gesto, imaginándome esos labios comiéndome el coño.

«Que te traje un par de cosas, ¿quieres adivinar qué eso?»

«No tengo idea qué puede ser»

«Es para clavar duro» sonreí ésta vez mordiendo mi labio, el color subió a sus mejillas de inmediato. Saqué el martillo y los clavos de detrás de mí y se los extendí. «En mi experiencia es la herramienta número uno que los nuevos inquilinos terminan pidiéndome prestada, así que esta vez me adelanté y te la traje. ¿Y la otra cosa? ¿Adivinas?»

De manera automática tomó el martillo y los clavos, sin despegar sus ojos de mis tetas de nuevo. Negó, pero sin mirarme el rostro, y yo comenzaba a mojarme solo con saber que ese chico se pondría duro en cualquier momento.

«¡Mi ayuda, tontito! ¡Te ayudaré a desempacar!» respondí dando un pequeño salto en mi sitio, con ello mis tetas se balancearon y él siguió el movimiento con su cabeza.

Me adentré en el apartamento sin esperar que me invitara, Lalo estaba lo suficientemente idiotizado como para hacer algo para impedirme cerrar la puerta detrás de mí. Vi las cajas aún a medias en la cocineta y comencé a sacar las tazas y cristales de sus envolturas para depositarlos en las alacenas, él dejó el martillo sobre el comedor y se quedó viéndome inclinarme sobre la caja que estaba en el suelo, sin doblar las rodillas, con el diminuto short metido entremedio del culo debía tener una vista espectacular.

«N-No es necesario que me ayudes con esto, Mariana, de verdad» dijo con voz suave, aún estático junto a la entrada a la recámara. Yo agité mi cabeza con una negativa.

«Ni hablar, tu madre me pidió como favor especial que te ayudara en todo lo posible. Anda, muévete y ayúdame a desempacar, cuando acabemos pediremos una pizza, ¿vale?»

«P-Pero en serio» dijo con su voz temerosa, sonrojándose y rascándose la nuca, «no tienes que hacer esto. Mi madre es… exagerada».

Dejé los plásticos de burbujas y la taza a la que envolvía, me acerqué a él y le abrí la silla del comedor, hice un gesto para que se sentara. Eduardo estaba sonrojado y algo acongojado, imaginé que sería la típica nostalgia tras dejar el hogar, así que, además de buscar mi propio morbo, decidí que el chico también merecía recibir algo a cambio, y quizá era la mejor forma de aproximarse a Lalo: por el lado sentimental y no instintivo.

«A ver, Lalo… ¿te puedo llamar así?»

«Claro» asintió, jugueteando con las pulseras de tejidos en sus muñecas, tenía al menos cinco en cada mano.

«A ver, Lalo, si bien tu madre puede ser un poco sobreprotectora está permitiendo que vivas ésta nueva etapa de tu vida dándote más libertades de la que muchos chicos que he visto han tenido. Y no te creas, no iré corriendo a contarle todo lo que vea que haces o dices, eres un adulto responsable ahora y puedes hacer lo que quieras mientras no sea ilícito o mientras no sea en éste recinto… O en última instancia que no me entere» susurré con complicidad, aunque sabía que con las cámaras instaladas, poco ocurriría sin que yo me enterase, pero esto sirvió para que Lalo me sonriera por primera vez y se desinhibiera un poco.

Mientras le ayudaba a organizar el apartamento como él quería y le instruía en la distribución de sus muebles le saqué plática, así supe que no tenía novia pero que había tenido un par en el instituto, nada serio. Él, claro, se enteró que estaba soltera y que aunque estaba prohibido para los estudiantes, yo tenía una pequeña dotación de marihuana en el anexo, misma que consumía sólo en ocasiones especiales, él me dijo que nunca había probado drogas, que no se «alcoholizaba» desde hacía más de dos años desde que el soccer había sido el centro de su vida, que poco salía de noche porque su madre insistía en que sus estudios y rendimiento eran más importante, y no le permitía dejar la casa. En fin, Lalo era un chico muy guapo, muy tierno y respetuoso que sufría los estragos de una madre sobreprotectora.

«Bueno» dije sentándome en el comedor de nueva cuenta, sólo que la noche del sábado ya iba cayendo y el suelo estaba cubierto con papel de burbujas, periódicos y cajas, pero el apartamento estaba casi terminado, «tu madre ya no está aquí, así que si quieres experimentar esas cosas…»

«Oh, no. No, no» sonrió siempre con cautela, sus colmillos eran tan perfectos y blancos, como el resto de su reputación, «tenemos antidoping dos veces al mes. Es requerimiento del equipo».

«Qué lata! Ya qué, quizá en vacaciones» añadí, guiñándole un ojo. Tomé el martillo. «¿Algo que quieras clavar?» pregunté y él asintió. Fue a su equipaje y sacó un rectángulo empapelado en periódico, rompió el envoltorio y me mostró una pintura abstracta de salpicaduras y sobre un fondo azul índigo, unas burbujas rojas con destellos blancos estaban en primer plano y la intensidad y combinación de los colores les daba el aspecto de estar flotando. «¡Wow! Eso es genial».

«Gracias, lo hizo mi mejor amigo para mí antes de separarnos. Él está en otra universidad estudiando artes» explicó con orgullo.

Tomé el martillo y fui a la recámara, el espacio de la pared junto a la puerta de salida era el lugar perfecto para colocarlo y le permitiría a él contemplar su obra así que me incliné mientras él se sentaba en la cama, dándole una vista completa de mis piernas y culo, entre abrí las piernas para lucir más erótica y comencé a clavar, tardándome un poco más de lo necesario. Cuando giré para pedirle la pintura él estaba boquiabierto había una buena tienda de campaña en su calzoneta, misma que intentó disimular cubriéndola con el codo cuando le quité la pintura de las manos, pero el tamaño del bulto me dejó curiosa y caliente; la mayoría de los chicos de su edad y complexión aún no tienen el tamaño que tendría el de un hombre maduro, pero él… No me lo esperaba, y la curiosidad se disparó en mí. Le habría saltado allí mismo y lo hubiera violado, pero quería que él se entregara por su propia voluntad, que me permitiera jugar con él como yo quisiera y usarlo cuando quisiera, así que esa tarde sólo colgué el cuadro, le prometí que podía confiar en mi como una amiga y le di un beso en la mejilla inclinándome y apoyando mis manos en su pecho, mi abdomen tuvo un roce de su erección al hacerlo y él se puso aún más nervioso.

Corrí al anexo y subí las escaleras a la recámara, abrí la computadora y puse las cámaras. Lalo levantó la basura del suelo, dobló las cajas y tomó asiento en el comedor restregándose la cabeza con las manos como si estuviese preocupado. Se desnudó y se metió al cuarto de baño. Cambié de cámara y lo vi…! El muchacho estaba bien dotado! Se metió a la ducha con la verga bien parada y tomó el jabón líquido del estante donde lo habíamos dejado, con sus manos largas agarró su mástil y estiró la piel del prepucio para comenzar a pajearse rápidamente con el chorro de agua cayéndole en la nuca.

El flaquito estaba hecho una delicia, quería comérmelo. Me deshice de los shorts que estaban ya hechos un charco y me metí dos dedos pajeándome al rimo de su mano, Lalo iba de prisa como si estuviera desesperado, en menos de dos minutos supe que se estaba corriendo porque se agitó y apoyó por completo en las baldosas de la pared, entonces vi los chorros de leche escurriéndose en alto contraste con el celeste de las baldosas del baño. Quise poder entrar y lamer la leche de la pared y chuparle esa verga gruesa y venosa a mi chico, pero me tuve que conformar con meterme tres dedos y correrme pensando en él.

Eso solo fue el comienzo de esa noche, porque tras ducharse Lalo estaba de nuevo como un mástil y se tendió en la cama con la portátil abierta y a un costado y los cascos en sus oídos, ésta vez se puso cómodo con unos Kleenex a un lado y un aceite, esta vez comenzó a pajearse con calma al ritmo de alguna porno y yo… Yo también aproveché, tomando mi consolador y pajeándome a su ritmo, viéndolo retorcerse y halarse esa verga con las dos manos, y aun así no lograba cubrírsela por completo porque la punta morada e hinchada sobresalía. Lalito, Lalito, Lalito…

Comenzó sus clases y poco a poco aprendí sus rutinas de estudio y de pajas, claro, sabía las porno que le gustaban eran de culonas y tetas grandes, como casi cualquier adolescente, podía correrse hasta tres veces por sesión y las noches previas a las que tenía partidos de soccer eran las que tenía más alargaba buscando desestresarse, instalé audio también en las cámaras luego de la primera noche, para escucharlo gemir y correrse, su voz de chico tímido se transformaba en un auténtico macho aunque apenas y susurraba, seguro temeroso de que lo escuchasen en los otros apartamentos, pero yo más que nadie sabía que el sonido no viajaba.

Buscaba liberarse de la pesada de su madre que venía cada semana durante los primeros tres meses, hasta que luego pasó a ser cada dos semanas gracias a mis reportes continuos. Le confesé a Lalo lo que hacía y él me agradeció una noche en que compartimos una pizza en su apartamento, había llevado yo una botella de vino y, claro, un faldita pequeña de jean con una tanguita negra debajo, unas sandalias de deslizar el pie dentro y la parte superior sin brassier, usando sólo una camisa holgada que al inclinarme demasiado mostraba mis tetas de más. Lalo me confesó que había una chica que le gustaba pero que no creía que ella pudiera fijarse en él, entonces me prensé de eso para tratar de sexo.

«Tonterías, ¿por qué lo dices?» pregunté, sirviendo un poco más de vino en las tazas de ambos, él no tenía copas.

«Porque ella es increíble, hermosa, lista y graciosa. Yo solo soy un crío.» Había mucha tristeza en su voz, pero también una serenidad muy adulta, como quien se resigna a no tener algo. «Pero no me molesta, ¿sabes? Creo que con tener su amistad es suficiente».

«¡Vamos! Campeón, que tú puedes conquistarla, ¿ya has intentado acercarte y ver si ella se siente ver contigo? Quiero decir, ya sabes, si le gusta estar a tu alrededor»:

«Eso creo» asintió, sus ojos azules ahora ya tenían más facilidad para concentrarse en mí y no en mis tetas, pero yo deseaba más, quería tener por lo menos sus manos magreándome las tetas y comerle la polla allí mismo. El vino me estaba poniendo más lanzada, y debía seguir procediendo con cuidado. Si Lalito estaba confiando en mí no podía perder ese trabajo por la calentura. El trabajo tendría su recompensa.

«Entonces ya lo tienes, anímate a invitarla a salir».

«Podría arruinar la amistad» se lamentó, mordisqueando su labio y de nuevo pensé en esa boca y esos dientes mordiéndome los pezones. «No quiero hacerla sentir incómoda».

«Lalo, si no arriesgas no ganas, ¡eh! ¡Lánzate!» insistí, inclinándome hacia delante en el comedor para tomar su rodilla, él se estremeció pero yo no aparté mi mano, continué pretendiendo que todo estaba en calma. «Invítala a salir, o róbale un beso. Es mejor pedir perdón que pedir permiso, además, estoy segura que besas bien».

«¿Cómo puedes saberlo?» preguntó, llevándose la copa a sus labios con mucho nerviosismo, tenía las mejillas rojas la pierna bajo mi mano se tensaba.

«¿Me equivoco?»

«N-No lo sé…» balbuceó.

«¿Cómo no vas a saberlo? Tú tienes que saber si sabes besar o no» expliqué. «Dime, ¿besas bien?» continúe, inclinándome hacia su extremo de la mesa, la camisa se deslizó descubriendo la mitad de mis senos y el nacimiento de mis pezones, los ojos de Lalo estaban perdidos en el escote. Bajé la vos, susurrando casi sobre sus mejillas, lo tenía casi a mi merced. «¿Me dejas comprobarlo? ¿Cómo amigos? Así yo te digo si esa chica caerá definitivamente por ti si le robas un beso, ¿mmm? ¿Qué dices? ¿Me das un beso, Lalo?» insistí con mi mano en su pierna, lentamente dejé la copa que sostenía con la mano izquierda y rodee su mejilla, Lalito estaba como hipnotizado con mis tetas, no se percataba de nada y cuando dejé la camisa caer descubriéndolos por completo supe que ya lo tenía, me incliné sobre él y deslicé mis labios despacio hasta su boca, sintiendo cómo dejaba de oponer resistencia y encajaba sus tiernos labios con los míos en un beso superficial.

Deslicé mi lengua dentro de su boca y él cedió permitiéndome ultrajar su garganta con mi lengua con un vaivén lento y controlado, el vino combinado con el sabor de nuestra saliva. Deslicé mi mano hasta su muslo y allí la dejé ejerciendo presión, sabía que su bragueta estaba muy cerca, pero no quería asustarlo ni ahuyentarlo mientras disfrutaba del sublime momento de probar su boca por primera vez, segura ahora de que el chico haría un buen cunnilingus. Aparté mi mano del muslo para reacomodarme la camisa y lentamente volví a bajar la intensidad del beso, hasta que volvimos a encajar la boca con apenas un toque. Lalo abrió los ojos, esos preciosos ojos azules, mientras me reacomodaba en la silla.

«Besas bien, Lalo, no tienes que avergonzarte de nada» dije con fingida calma, bebiendo de mi copa para intentar disimular las ganas de hacerle una mamada y meterme su verga en el coño de una estocada. Él estaba como un tomate, sin podérselo creer aún. «Creo que me voy, es tarde. Guarda la botella de vino, colócale el corcho para que no se eche a perder. Buenas noches, Lalo» añadí besando su mejilla.

Cuando llegué al anexo estaba hecha una fiera, necesitaba tener algo dentro del coño. Cuando encendí la computadora vi a Lalo denudarse y colocarse boca abajo, acomodó sus almohadas y sentí una punzada de excitación en el clítoris cuando lo vi cabalgar sus almohadas y frotarse con ellas como un macho necesitado. Sentí una increíble lástima de haberlo dejado así, y casi casi me regreso para ayudarle, pero en lugar de eso me complací con las velocidades de mi dildo mientras lo escuchaba gemir y decir quedito mi nombre, mordiendo las almohadas y corriéndose sin remordimientos en ellas. Su cuerpo atleta y definido se veía espléndido en esa posición, su culo blanco se notaba durito y firme con cada contracción que ejercía fingiendo la penetración, la espalda se le marcaba a pesar de ser delgado y estilizado, era un muchacho delicioso y ejemplar.

Lalo me evitó un par de semanas después de eso, no atendía cuando llamaba a su puerta y también lo veía algo decaído por las cámaras, sus pajas eran más rápidas y menos apasionadas, más desesperadas, como si quisiera simplemente terminar con eso y ya. Teresa también me llamó preguntándome por él, me dijo que lo notaba raro en el teléfono, y yo también me preocupé por él, así que decidí tomar cartas en el asunto de una vez tras tranquilizar a Tere prometiéndole que me haría cargo.

Decidida la noche de un sábado de diciembre llamé a su puerta. Vestía yo suéter blanco de esos de cuello de tortuga tan largos como vestidos, no llevaba brassier, como siempre que visitaba a mi chico, y la braguita que usaba era de encaje y tan chiquita que los labios del coño se me salían por los lados, me había rasurado para él, completita y había comprado un nuevo perfume, me maquillé y me puse las pestañas postizas para que mis ojos lucieran más grandes, me fui descalza hasta su apartamento.

«Lalo, sé que estás allí, ábreme, por favor!» llamé. Volví a tocar el número seis, y como vi que no respondía por las buenas supe que era hora de usar las malas. «Lalo, tu madre está preocupada, si no hablas conmigo se preocupará y vendrá, lo sabes». La amenaza de tener a su madre de nuevo como buitre sin dejarle salir con sus amigos surtió efecto y en un minuto estaba abriendo la puerta, llevaba sus pantalonetas deportivas nada más, el torso desnudo y las gafas de descanso visual puestas, quizá estaba estudiando.

«¿Me dejas pasar?» Se apartó y fui directamente hacia su recámara, me senté en el borde mientras él venía detrás con las manos en los bolsillos. «¿Qué te está pasando, Lalo? Estoy preocupada por ti, creí que éramos amigos y confiabas en mí, ¿es por el beso?» Se sonrojó, no, cambió de colores y esta vez los ojos se le cuajaron, se cubrió el rostro con una mano. No podía creerlo, el chico estaba llorando. Me sentí culpable. ¡Vamos!, no quería hacerlo llorar y ninguno había llorado antes, pero Lalo era tan sensible, me acerqué a él y lo ayudé a sentarse, recostándolo en mis piernas sobre la cama. «Mi amor, ¿qué tienes?»

«P-Perdón» balbuceó, irguiéndose y tomando aire de nueva cuenta, tallándose el rostro con las palmas abiertas. No podía verme, no me miraba así que me hinqué en la cama y me coloqué detrás de él, abrazando su torso desde atrás y apoyándole las tetas en la espalda.

«No tienes que pedir perdón por nada, está bien, sólo pide ayuda si algo te pasa, ¿sí? Dime qué te tiene así, anda. ¿Es el estudio? ¿Es esa chica? ¿O el beso?! ¿La besaste?!» deduje con asombro, quizá él, como mi Rodriguito estaba enamorisqueado.

«¿De verdad no te das cuenta?» preguntó, volviendo a girarse de medio torso, sus ojos azules, esas joyas preciosas por fin volvieron a dedicarme una de esas miradas tiernas. «Estoy loco por ti, Mariana, me gustas… No, más que eso: te quiero, pero sé que solo soy joven para ti y el beso… Para mi fue lo más maravilloso, la mejor experiencia de mi vida pero tu… Tú no me quieres».

«Lalo, mi vida…» No podía creérmelo, mi muchacho estaba allí declarándoseme y ofreciéndome sus angustias y la posibilidad de calmarlas, supe que aquello era de verdad distinto, que podía acabar más si no tenía cuidado. El corazón me decía que debía cuidarlo como a un hermano menor, pero el coño me palpitaba por ese chico que llevaba mucho tiempo mojándome las bragas y dedicándome sus pajas. Me incliné para besar sus mejillas húmedas por las lágrimas, aún arrodillada sobre la mullida cama, luego llegué a sus labios y volví a besarlo como la primera vez, primero despacio para tranquilizar al semental y luego con intensidad para hacerlo correr a mi ritmo, me deslicé sobre sus piernas y me senté a horcajadas sobre sus caderas, guiándolo hacia el colchón con lentitud hasta que lo tuve de espaldas en la cama con sus manos en mis caderas. «Mi vida, también me gustas» murmuré en su oído para volver a alejarme lo suficiente y ésta vez enfocar sus preciosos ojos azules, Lalo sonreía de nuevo. «No te quiero ver triste pero tampoco quiero que te confundas así que vamos a aclarar esto» continúe sentada sobre su bulto que ya comenzaba a cobrar firmeza bajo mi coño. «Me gustas, y quiero follar contigo, pero esto no es una relación, ¿vale? Dijiste que querías mi amistad sobre todo, así que la tienes, eso y mi coño para que me llenes de tu lechita, mi amor, pero lo demás… Eso estará por verse, ¿estamos?»

«S-Sí» asintió, afianzándose de mis caderas con sus manos. Me aparté y lo hice volver a sentarse en la orilla de la cama, de pie frente a él llevé las manos al borde del suéter y lo alcé dejándole ver por primera vez mis tetas y mi cuerpo casi desnudo, luego llevé las manos a la braga y la bajé hasta mis tobillos, la tomé y me acerqué a mi chico que, estupefacto y boquiabierta me observaba, arrugué la braga en un puño se la puse en la nariz, él, sin que tenga que decirle nada, cerró los ojos y aspiró con devoción, olfateándome.

«Quiero que me comas el coño, ¿lo has hecho?» pregunté partándole de nuevo. Lalo negó con la vista clavada en mi coño rasurado. Me subí a la cama y gatee hasta la cabecera, segura de que era el ángulo perfecto para que todo quedara grabado en la cámara, me abrí de piernas y mi coño estaba baboso y brillante, Lalo se recostó boca abajo y acercó su rostro a mis piernas, por instinto quizá o porque ha visto muchas porno, comenzó con lentitud a ascender con besos por mis pantorrillas, lamió y mordió la cara interna de mis muslos y llegó hasta mi coño supurante de humedad lo olfateo con los ojos cerrados. «¿Te gusta?»

«Huele riquísimo» dijo antes de estirar la lengua y… ¡Dioses!, el chico era un arte con esa lengua, haciendo una esfuerzo por lamer cada gota de lubricación y concentrarse en el clítoris con devoción, se dio a la tarea de jugar con mi coño, pellizcándolo con curiosidad, estirándolo, metiéndome un dedito cauteloso y cuando vio que había espacio metió otro. Tenía manos divinas y no sé aún cómo supo ni cómo lo hizo pero comenzó a poner sus dedos en una forma de gancho y me follaba con ellos mientras lamía mi clítoris y lo chupaba hasta que me hizo correrme en su boca y un pequeño chorrito de humedad cayó entro de sus labios, él se sorprendió pero no se separó de su tarea y continúo bebiendo a pesar de mis espasmos y de que impedía su movilidad apresándole con las piernas.

«Quiero comerte el culo» dijo, levantándome las piernas y exponiendo mi ano, no me dio tiempo de hablar porque ya estaba invadiendo mi sagrado culito con su lengua, sentía cómo jugaba con el perineo con sus dedos, cuando más intenso se puso fue cuando me hizo abrazar mis piernas y comenzó a lamer desde el ano hasta mi pubis con rapidez, no sé qué quería lograr, no sé si se había propuesto alguna meta, pero mi chico se había transformado y se había desinhibido de su timidez para explorar mi cuerpo con la misma tenacidad de un conquistador en un nuevo continente.

«Ven, cómeme las tetas, amor, termínate de criar» le dije, recibiéndolo en un abrazo con mis tetas, él se acomodó en un costado y por fin tuve a mi merced su rica verga adolescente. Se la saqué de la pantaloneta mientras él se hacía a dos manos con mis tetas y tironeaba de los pezones, estaba como una barra dura y caliente, en persona era aún más sorprendente que en vídeo, las venas se le resaltaban con descaro y el líquido preseminal ya lo cubría, comencé a hacerle una paja mientras él mordía mis ubres y las agitaba, hundía su cara en ellas y las lamía con devoción, estaba emocionado, como un niño con juguete nuevo. «¿Te gustaría que te haga una mamada, mi niño?»

«Sí, por favor» respondió con uno de mis pezones entre los dientes, como si le hubiese preguntado si quería más comida.

Lo recosté en mi lugar entre las almohadas y me coloqué entre sus piernas, tomé su verga con ambas manos y la coloqué frente a mi cara para que viera la comparación ¡y es que cubría casi toda mi cara! Mantuve mi mirada clavada en sus preciosos ojos azules mientras llevaba su glande a mi boca y lo chupaba y escupía, pajeándole el resto del falo con las manos.

«¿Ya te habían hecho una mamada antes, amor?» pregunté justo antes de meterme su verga a la boca y sentir la textura de su piel y sus venas recorrer mis labios y las paredes de mi boca, como un rico consolador de carne y hueso estimulándome. Lalo gimió una afirmación y sus manos viajaron hasta mi nuca obligándome a dejarme la mitad de su verga dentro de mi boca y continuar hundiéndome, hasta que casi llegaba a su base, pero era demasiado grande y grueso para recibirla toda en la boca, pero él lo disfrutaba y gemía mi nombre, movía sus caderas y cogía mi boca de una manera tan deliciosa que me hizo desear su lechita en mi boca. «Dame la leche, mi niño, dame tu lechita» pedí sacudiendo su verga y volviéndome a dejar coger por él. Como lo esperaba, esa voz tímida se convirtió en un gutural ronquido casi cavernícola, proclamando su hombría de una vez por todas.

«Sí, sí, toma mi leche, puta» gimió con sus embestidas y jadeos lobeznos, tensándose en mi interior y derramando ríos de semen caliente en mi boca, hice el esfuerzo de tragar todo cuando pude pero él estaba cargado y continuaba largando chorros de leche que se desbordaron de mis mejillas pero que recolecté con los dedos y llevé a mis tetas y mis labios, tragándome todo lo demás. Continué lamiendo su falo cuando él recobraba el sentido, pero la dureza de su pene no mermaba. ¡Bendita juventud!

«¿Tienes algún condón por aquí, mi niño?» pregunté jugando con mis pezones llenos de semen, él asintió, se inclinó hacia la mesita de noche y extrajo un paquete de condones, tomé uno y lo abrí, lo coloqué en su verga y lo deslicé hacia abajo. «¿Listo, mi vida?» Lalo asintió y como un espectador simplemente vio como mi coño se deslizaba su verga en el interior con lentitud, perdiéndose poco a poco, peor aún a medio camino tuve que detenerme y esperar a que me acostumbrase a él, bajando un poco más hasta que él tomó el mando y con sus manos en mi cintura me la clavó con fuerza hasta el fondo, tocando mis paredes. Grité, o gemí, no lo sé, pero estaba llena y mi niño vuelto hombre se apropió de lo que creí sería mi momento de liderazgo, y comenzó a cogerme como un Ferrari sin darme tregua.

En un momento estaba boca abajo y sentía su falo aún en el interior, sus huevos pesados chocaban contra mi coño y sentía como me humedecía cada vez más y más, no sé si Lalo lo hacía conscientemente o era algo natural para él coger con brutalidad y fuerza, su verga encajaba en los lugares precisos y sus manos en mis tetas y en mi culo me hacían sentir rodeada por completo, como la parte de un todo. En mi oído escuchaba sus gemidos bestiales, como un motor en perfecto estado, gimiendo mi nombre junto a su palabra favorita: «puta». «Eres mi puta, Mariana», «comete mi verga toda, puta», «te llenaré el coño de mi leche, te voy a preñar por puta y fácil». Sentí que me desprendía de mi cuerpo, dejé de sentir lo que ocurría a mi alrededor y comencé a ver luces de colores en el cielo del techo. No sé cuánto tiempo pasé así, pero cuando volví a mí estaba aún boca abajo pero me sentía vacía y agotada, tenía el culo levantado, nada más. Era el orgasmo más increíble que había tenido en mi vida, tanto que había perdido el conocimiento y Lalo… Lo busqué con la mirada y lo vi regresar del baño sin condón, había un charco bajo mi coño y a él pareció no importarle, se deslizó a mi lado en la cama y me besó con la misma ternura de siempre, sus ojitos azules me miraban de nuevo con la timidez de su edad, supe que eso no sería lo de siempre, que con Lalo las cosas serían distintas. Él sería mío y sólo mío, mi muchacho.

Fin.

***

Un relato muy largo y distinto a lo que he publicado. ¿Qué les ha parecido?

Un beso húmedo,

Emma.

Hoy cumplo 54 años , en unos días haré 25 años de casado con dos hijos, un chico de 23años y una chica de 20 , mi mujer Rosario tiene 49, y la verdad es que hasta el día de hoy he sido muy feliz con ella, y espero que siga siendo así….hasta aquí podría decirse que mi vida ha sido normal, como la de la mayoría de gente . Pero

Era principios de los 80, yo tenía 18 años e intentaba acabar un ciclo de electricidad en el instituto, cosa que compaginaba trabajando con mi padre que tenía una pequeña empresa de jardinería. Sábados y vacaciones tocaba trabajar. Jugaba al fútbol en el equipo del pueblo, que no tenía más de 6000 habitantes, yo era el mayor de tres hermanos

Mi padre en esa época hacía prácticamente todos los trabajos de jardinería para el ayuntamiento y también para muchos particulares, cortabamos césped, podas de árboles y viñas, plantaciones etc. Con mi padre trabajaban dos señores del pueblo y yo. Yo estaba en esa edad en la que te excitas con ver unas bragas colgadas en un Tendal. Pero a mi en esa época me ponían las mujeres maduras y muy formadas, las chicas de mi edad también, pero no tanto, me gustaban las tías con curvas, buenos culos y buenas piernas. En el pueblo había dos que copaban todas mis fantasías sexuales, mis pajas iban dedicadas a ellas, si no era a una era a la otra. Una era la señora Carolina, o señora Carol, como quería que la llamasen, la mujer de richard el panadero. Tenía 40 años y dos hijos, Marta, Sofía y Ricardo

La otra era Mónica, la dueña del bar al que solíamos ir con los amigos. 32 años y un hijo

De Mónica me ponían sus jeans, apretados al culo y camiseta apretada, piernas fuertes y culo echado pa fuera, buenos pechos y rubia rizosa..se sabia explotar bien, era de las que gustaba a todos….sin embargo doña Carol no era tan explosiva, usaba esas faldas de tubo con la raja detrás que al andar se le veían los muslos hasta la mitad, y cuando se agachaba, te podías imaginar hasta donde llegaban esos muslos, tenía buenas caderas,un culo anchito pero precioso, buenas tetas, con las blusas y sus dos botones desabrochados que se le asomaba el canelillo, y al agacharse se le veían sus pechos preciosos metidos en esos aros de sujetador.

Lo de Mónica si que lo comentábamos los amigos, porque nos gustaba a todos, pero de la señora Carol no, pues no era el tipo de mujer que gustase a un chico de mi edad, o eso era lo que yo creía. Lo que os voy a contar sucedió a principios de verano, con varios protagonistas. Entre ellos doña Carol y por supuesto yo…

Os pongo en situación;

Doña Carol y richard se casaron y se fueron unos años a trabajar al extranjero, y cuando consiguieron ahorrar un poco de dinero, construyeron su casa y montaron una panadería en el bajo. Estaba en el centro, era una casa muy grande, todo el bajo era la panadería y arriba dos pisos que hacían de vivienda. Por un lado tenía un portal por donde se entraba a la parte de atrás de la casa , la entrada era un camino de hormigón lateral que cuando llega a la esquina de la casa se amplía para hacer como una especie de patio enorme. A un lado una caseta que hacia de garaje. Donde termina el hormigón empieza un jardín con césped, plantas laterales y árboles distribuidos por zonas y en medio un camino de piedras que va a dar hasta el fondo donde hay una casita de madera con una barbacoa fuera, una cocina un baño y un salón, era donde pasaban tiempo y hacían las fiestas y comidas familiares. Richard empezaba a trabajar en el obrador de pan a la12 de la medianoche, y a las siete empezaba el reparto con dos empleados más que tenía hasta las 3 p m.Doña Carol se levantaba a las 6am y ayudaba a cargar las furgonetas hacia el desayuno para sus hijos y abría el despacho de pan a las 9 a.m. hasta las 4 p.m. comían y se acostaban, doña Carol una hora o dos horas, richard se quedaba ya hasta las 11pm que cenaba y se ponía con la labor. Conocía bien el sitio pues iba muchas veces a arreglar el jardín y a podar los árboles. A doña Carol le gustaban mucho las plantas y siempre estaba con nosotros cuando estábamos trabajando allí. Hablaba mucho, nos contaba sus cosas e historias de la panadería cosas banales pero que a ella le gustaba contar y reírse. Yo no le prestaba mucha atención a sus historias porque la verdad no me interesaban nada, solo estaba atento para ver cuando bajaba a sacar hierbajos y ponía el culo en pompa o a regar….a mi se me iba la mirada para su culo, o cuando lo hacía de frente de reojo le miraba las tetas….me ponía loco…me imaginaba follandomela allí mismo..subiendole la falda…desabrochando su blusa y meter mi cabeza en medio de sus pechos… uufffff.

La panadería estaba en una calle del centro, justo al lado había un banco y al otro una zapatería. De frente una clínica dental y 50 metros más hacia arriba el supermercado de Rogelio y Marisa. Rogelio era de la edad de richard, 42 años, y eran primos segundos y en su día amigos. Fueron juntos al colegio y de pequeños jugaban juntos. Pero todo se torció cuando richard montó la panadería. Rogelio tenía panificadora en el súper y desde que montó la panadería no vendía ni un bollo, aparte de problemas de lindes y herencias , cosas de familias. Rogelio era un tipo alto, 1,80m,serio, con cara de pocos amigos, a ese hombre nunca le vi sonreír, calvo y con algo de tripa, su mujer Marisa era bajita de 1,50m, muy caderosa, rubia, pelo cardado siempre, pecosa, más alegre y buena mujer. Richard era un tipo también alto, delgado, Moreno con bigote y muy hablador y activo, no podía estarse quieto un minuto. La diferencia que había entre ambas parejas es que richard se hizo a sí mismo, trabajo duro para conseguir montar la panadería y hacer su casa. Rogelio en cambio lo había heredado todo, el piso y el negocio. No se podían ver, sus desavenencias y rencillas eran conocidas en todo el pueblo y en los alrededores.

Y la historia comienza así…:

Una tarde mi padre me dio una bolsa con semillas y me dijo

+llevale estas semillas a doña Carol que me pidió ayer, y ya le dije que sobre las seis y media se las llevarías tú de paso que ibas a entrenar. No hagas ruido que igual están durmiendo, si doña Carol no está en la caseta de madera se las dejas encima de la mesa.

Yo cogí mi mochila para entrenar, cogí mi motocicleta y me fui….llegue, entre por el portal, en la parte de atrás no había nadie, me dirijo por el camino de piedras hacia la caseta y a un lado veo un cesto con utensilios y algún hierbajo arrancado….^que raro que doña Carol deje el trabajo a medias^

pensé……

Yo entro en la caseta ….y escucho a doña Carol gritando..los gritos, aunque no eran muy fuertes eran constantes y rítmicos.me asusto, el corazón me late fuerte… que estará pasando !!? Pienso. Me voy acercando despacio hacia el salón y asomo un poco la cabeza…..alcanzo a ver a doña Carol con la falda subida hasta las caderas, la blusa desabrochada ,el sujetador le colgaba, con las manos apoyadas en el reposabrazos del sofá, con el culo echado para atrás como a cuatro patas, gimiendo como una perra…

+aihhgg….uaaaaGhhh….siii..

Siiii….dame….más por favor..ahhh…no pares….sigue sigue siii..

Mi corazón latía cada vez más fuerte me quedé un rato inmóvil mirando, calculo que algo menos de un minuto. Hasta que me doy la vuelta y vuelvo sobre mis pasos , estaba nerviosisimo ,no quería que me viesen, mi cabeza no daba crédito. Pero esa imagen me serviría para pajearme una larga temporada. Cuando estaba fuera me di cuenta de que tenía la bolsa de las semillas en la mano,^dejalas encima de la mesa ^ me había dicho mi padre…. así que me di la vuelta otra vez, volví a entrar muy despacio y deje las semillas en la mesa…mire la puerta del salón, seguía doña Carol gimiendo, quería echar otro vistazo, ver cómo richard taladra a su mujer…dudo un rato…pero la curiosidad y la excitación me puede..me acerco y asomo otra vez la cabeza…y ahí sigue…ahhh ahhh ojhhh uahjhhhhh doña Carol empujaba su culo hacia la polla de richard haciendo un ruido parecido al de un niño saltando en un charco, aquello me excito como nunca….meto un poco más la cabeza para ver a richard dandole duro al chocho de su mujercita rica..pero……ROGELIO!!!!..no me lo podía creer!!!!..que estaba pasando!!?..Estaban tan concentrados que no perciben mi presencia, Rogelio bombea a doña Carol a un ritmo alto, el hombre sudaba como un cerdo, tenía la camisa pegada al cuerpo y los pantalones por los tobillos….doña Carol seguía gimiendo como una perra ….hasta que echa una mano hacia atrás para agarrar el culo de Rogelio e impedir que se le salga pues esta a punto de correrse, gira la cabeza…. y me ve ..allí..inmóvil…petrificado…

+ohh Dios mío!!!!! ….Dice doña Carol

Salí corriendo y crucé aquel jardín tan rápido que creo que no puse los pies en el suelo…volé…cogí la moto, arranqué y salí como alma que la lleva el diablo.

Llegue a entrenar desencajado,

+ as visto un demonio o que,jorge!!? jajaj

me decían los compañeros de entreno al verme llegar

+ no ..que va…jajja…crei que era más tarde y no llegaba a tiempo al entreno, y el domingo quiero ser titular jajajjaja….dije(el que llega tarde a entrenar es suplente el domingo, eran las normas)

Pero mi cabeza no paraba de mostrarme otra cosa que no fuese a doña Carol gimiendo y al Rogelio azontandole su polla en el coño…era una sensación entre rabia, decepción y excitación extrema. Rabia y decepción por ver que mi musa erótica, la reina de mis pajas estaba siendo empotrada por el soso, mal encarado y tripón de Rogelio . Y excitación por ver a doña Carol gozando como una perra en aquella posición, a merced del rabo de Rogelio, algo que no era forzado, sino que ella misma buscaba. Aquel cuerpo maravilloso expuesto voluntariamente para ser empotrada y deseoso de polla y placer, me producía una excitacion como nunca nada lo había hecho.

Ese fin de semana me masturbe más de 10 veces pensando en los gemidos ,el culo y las tetas meneandose de doña Carol . Pero el problema iba ser como iba enfrentarme yo a eso. Era evidente que me había visto. Mi cabeza no paraba…^igual vio a alguien pero no me reconoció ^….^pero las semillas en la mesa me delatan^…^pudo confundirme con Luis el empleado de papa^…^ pero papá le dijo que iría yo^…^también pudo ser mi subconsciente y creer que me había visto y no lo hubiera hecho ^…^difícil….su «dios mío» no había sido de placer…estaba claro^… ^como voy yo ahora a por pan?^….y lo peor…^como voy a ir a trabajar allí?^…^posiblemente doña Carol pida a mi padre que vaya cualquiera de sus empleados y no yo ^….^aunque eso extrañaría a papá, puesto que ella siempre quiere que vaya yo^

Esos días los pase entre placeres orgasmicos , miedo y preocupación. Apenas dormía.

El miércoles por la mañana estábamos arreglando unas jardineras y limpiando una plaza para el ayuntamiento, estaba cerca de la panadería, desde lejos por la cristalera notaba la silueta de doña Carol despachando pan, ^que estará pensando ^.^ estará preocupada o le dará igual ^ pensaba….Cuando no tenía gente en el despacho de pan se asomaba a la puerta a charlar con los viandantes y ver la gente pasar. Note que varias veces miraba hacia nosotros…..y mi corazón se aceleraba.

Habíamos acabado la faena por la mañana y a la tarde, después de comer iríamos a cortar el césped y podar árboles a un castillo que había en un pueblo de al lado, donde se hacían grandes banquetes.

+tu no vienes con nosotros (dijo mi padre cuando íbamos a salir de casa), ha llamado doña Carol y quiere que vayas a las 5 p.m. para ayudarle con las plantas y las nuevas semillas.

Me quedé blanco….ufff. ^que me dirá?^…^estará enfadada por entrar así en su casa^..^pero es lo que solía hacer, nunca le importó ^…..

10 minutos antes de la hora estoy enfrente del portal de casa de doña Carol, mi corazón late fuerte, tan fuerte que me parece escucharlo, estoy entrando y me cuesta respirar y tragar saliva, me paro unos segundos e intento relajarme. ^venga va, lo que sea será. Aguantas el chaparrón y punto. Le dices que no viste nada o le prometes que no lo contaras a nadie y ya. Venga vamos!!^

Me adentro ya por el camino de piedras y doña Carol esta en la otra punta del jardín agachada haciendo algo ya con sus plantas. No tarde en darse cuenta de mi presencia, porque seguramente me estaría esperando con impaciencia . Se levanta y me mira mientras me voy acercando, mi corazón no puede bombear más rápido.

+ buenas tardes doña Carol…..

digo temeroso

+buenas tardes Jorge, que tal? Ven pasa que te voy a preparar un café con unas pastas ricas.

+bueno, estoy bastante bien gracias.

y la sigo…me indica el salón, donde yo me siento en el sofá mientras doña Carol prepara el café. Yo estaba muy nervioso mientras doña Carol desde la cocina empezaba a hablarme de lo que quería hacer con las nuevas semillas y con las otras plantas…..yo solo alcanzo a decir

+ahh si…esta bien…es buena idea…

Pero mi cabeza no estaba para semillas y plantas….miraba alrededor y mis piernas no paraban de moverse, miro el repollabrazos del sofá y me viene a la mente la imagen de Rogelio bombeando a doña Carol, la cara de placer de doña Carol gritando y jadeando por el gusto.

Llega doña Carol con el café

+aquí tienes, ten cuidado que esta muy caliente.

+gracias señora, no se preocupe, a mi me gusta así…

^glubbb no era la mejor frase para decir en ese momento ^

+toma aquí tienes las pastas, las hacemos nosotros, están muy ricas pruebalas veras. A Marta le encantan…..

..y deja las pastas en una mesita del centro. Ella se sienta enfrente de mi en un sillón con el café en la mano y empieza a hablar, cosas banales, plantas ,árboles, las anécdotas de la mañana y de que nos había visto por la plaza del ayuntamiento por la mañana. Yo solo asentía y sonreía con sus anécdotas. Yo empecé tranquilizarme pues pensé que la mujer no quería sacarme el tema….ufff mejor!!

Inocente de mi…..en un momento doña Carol deja la taza de café en la mesita y me mira fijamente..

+bueno Jorge, sabes que tenemos que hablar….verdad?

Yo quedé mudo, no pude aguantarle la mirada , que ya estaba mirando el suelo, empecé a ponerme nervioso y a temblar me las manos, la taza de café que tenía en la mano casi se me cae, ella se acercó y me cogió la taza..

+tranquilo Jorge, no pasa nada. A lo que paso y a lo que viste ya no se le puede hacer nada, pero es algo que tenemos que hablar

Era la primera vez que notaba cierto nerviosismo en doña Carol. Entonces la mire asentí con la cabeza y dije..

+por mi puede estar tranquila doña Carol, yo no diré nada a nadie, le doy mi palabra.

+lo se, era algo de lo que estaba prácticamente segura, se que eres un gran chico y que tienes los genes de tu padre, que es un hombre muy honrado y de palabra. Se que si me das tu palabra nadie lo sabrá. Pero se que tu cabeza se hace muchas preguntas, y quiero contarte el cómo, y el porqué de lo que viste, y posiblemente así conteste a esas preguntas que te haces.

Doña Carol deja la taza que me acaba de quitar de las manos en la mesita y se sienta a mi lado, me coge una mano, respira hondo y empieza hablar…

+ Todo empieza porque nuestro hijo Ricardo le quedaron dos asignaturas para septiembre, entonces ,aparte de ir a clases particulares le castigamos teniendo que ayudar en el despacho de pan, en el obrador a veces y otras arrancado hierbajos del jardín o cortando el césped.

Un día estaba conmigo en el despacho de pan y como no había mucha gente le mande ir al jardín a quitar hierbajos, cosa que hizo. Pero como el tío es muy vago en vez de vaciar el cesto de hierbajos en el contenedor de la entrada se le ocurre la gran idea de tirarlos por encima de la alambrada, en la huerta de Rogelio, encima de sus legumbres.

Al otro día por la tarde Rogelio me espera en el portal y empieza a llamarme la atención de una manera grosera y altiva, yo le pido que se relaje y que me cuente con tranquilidad que coño le pasa y porque se pone así conmigo. Entonces el me hace un gesto para que le acompañe a su huerto, le sigo y me enseña sus legumbres todas cubiertas por los hierbajos que había tirado Ricardo. Yo le empecé a pedir disculpas y que lo sentía mucho, que había sido el inconsciente de mi hijo y que por favor no se alterara que se lo quitaba yo todo en ese momento. Fui a por un cesto y comencé a limpiar su huerto pensando en la bronca y el castigo que le iba a poner a Ricardo, en ese momento tenía ganas de matarlo. Estuve bastante rato pues era bastante labor , mientras Rogelio andaba por allí regando y haciendo sus cosas. De pronto el cielo se cubre y empieza a caer una tormenta, Rogelio desde el cobertizo me llama para que valla a guarecerme de la tormenta, y así lo hago. Estuvimos un rato sin hablar así que en un momento para cortar el hielo le empecé a hablar de cosas tribales,

+»valla tormenta «….

+si, ya no va hacer falta que riegue más hoy

Y bueno…así fuimos conversando hasta que entre unas cosas y otras la conversación nos llevó a la enemistad de las familias, poco a poco el tema fue subiendo de tono. El con su versión y yo con la mía…no me callaría, así que en un momento el me subió el tono de voz y puso su dedo en mi cara amenazante , yo se lo quité de un guantazo y salí del cobertizo. Seguía lloviendo a mares, el corrio detrás de mi y me agarró por la mano y me dijo

+espera mujer!!! A donde coño vas con este diluvio

+prefiero empaparme a seguir oyendo tus sandeces y mentiras sobre mi familia

+vale, lo siento. Se que nunca llegaremos a ponernos de acuerdo. Vamos a olvidar el tema. Y ahora vamos para el cobertizo que vas a coger una pulmonía.

Volví al cobertizo pero la verdad es que ya estaba empapada, y Rogelio también.

+espera que coja algo para secarte…

Y en un mueble que tiene allí coge unos trapos limpios y me los da para secarme. El hace lo mismo mientras estamos en silencio.

+tienes la espalda empapada Carolina, me permites?

+claro..

Le doy uno de los trapos y empezó a secarme la espalda….primero por encima de la blusa de una forma bastante brusca…pero poco a poco noto que los movimientos son más circulares y lentos, yo no miro pero lo que hace Rogelio me está gustando, así que en vez de apartarme empujo mi cuerpo hacia atrás, como ofreciendosela ….ya estoy con mi cuerpo pegado al suyo de espaldas cuando noto su verga dura en mis muslos…..no se porque pero eso me puso mucho..el archienemigo de mi marido se estaba poniendo cachondo conmigo….y lo peor….yo con él . Rogelio ya tenía las manos por debajo de mi blusa en la espalda, y de vez en cuando las pasaba por mis axilas y con sus dedos rozaba mis pechos….mi cuerpo empezo a estremecerse y a notar unos calores por ahí abajo que hacía mucho no que tenía. El siguió con sus movimientos y cuando me quise dar cuenta sus manos ya estaban sobre mis pechos, yo eché una mano hacia atrás y por encima del pantalón le empecé a frotar su polla, el empezó a gemir y eso me puso más caliente aún. Ya tenía sus manos por debajo de mi sujetador y me pellizcaba los pezones, noté como me estaba mojando y no pude evitar soltar unos gemidos. En un momento me gira y me sube la falda hasta las caderas, me coge en brazos y me sube a la mesa, saca su verga , aparta mis bragas todo de forma demasiado rápida, brusca y torpe. Y cuando se dispone a meterla le sujeto la mano…..le miro…

+despacio….tranquilo…poco a poco

Entonces juega un poco con la punta en mis labios vaginales…..pero el hombre no aguanto mucho, al parecer los preliminares no eran su fuerte que en dos embestidas la metió….no puedo decir que no me gustó.. todo lo contrario.

Rogelio bombeaba mi coño de forma fuerte y ruda y yo estaba disfrutando como una perra, aunque Rogelio no aguanto mucho y no tardo en correrse dentro de mi…su cara, sus gemidos y ver al hombre que odia richard corriendose dentro de mi hicieron que yo me corriese casi a la vez….

Cuando aquello acabo, no nos hablamos y apenas nos miramos. Nos vestimos y el se sentó en una silla con las manos en la cabeza. Yo salí de allí sin mirar atrás….dios!!! Que había hecho!!!

Esa noche Ricardo llevó la bronca de su vida y le castigamos toda la noche en el obrador de pan. Yo en cama no me podía creer lo que había pasado.

Días después aparece Rogelio en nuestra caseta, mientras estaba yo con las plantas

+que coño haces aquí Rogelio!!!!??+tenemos que hablar Carolina, llevo días sin dormir y no puedo con esto

+venga, entra en casa antes de que te vea alguien

Entro y le pasé al salón. Hice café como siempre y el estaba en el sofá con las manos en la cara y luego las pasaba por la cabeza. Cuando llego y le doy el café…

+Carol, lo del otro dia no puede volver a pasar

+y quien te dice a ti que yo quiero que vuelva a pasar?

+ yo amo a mi mujer, si se entera seria mi perdición, no soportaría que Marisa me dejase

+pues no tiene porque enterarse. A mi tampoco me interesa que se sepa. Y no es algo de lo que esté orgullosa

+por tu culpa llevo días sin descansar..

+como? Por mi culpa!!?

+si no me sedugeras no pasaría nada

+perdón!? Pero quien cojones te crees? Que coño seducir…por quien me tomas?

+te pusiste más caliente que una perra solo tocándote la espalda

+eres un hijo de la gran p..

En ese momento le quise pegar y me agarra las muñecas

+que vas hacer? Pegarme puta?…eres una zorra….y ya me has puesto como un burro de caliente

Me gira y empieza a manosear mis tetas y mi culo, yo al principio me resisto

×sueltame cerdo hijo de perra

+no te hagas la estrecha que me pones más

Eso a mi también me puso…mucho. Tanto que ya no forcejeaba.me desabrochó la blusa y el sujetador, me subió la falda, me puso los brazos en el repollabrazos del sofá….y sin preliminares ni nada el muy cabrón me penetra. Menos mal que con la calentura yo ya estaba muy lubricada. Y ya que estamos, pensé, «disfruta Carol , pero espabila que esté machista solo piensa en el «. Así que me relaje é intentaba llegar al orgasmo, le decía cochinadas para ponerme más…lo estaba logrando!!…estaba apunto de correrme!!!…no quería que la sacase!!!…le agarro el culo!¡!..miro para atrás…y te veo allí….quieto…con los ojos como platos…y desapareces….

+ahora si que estoy perdido….dijo Rogelio

+diras estamos

+tu no se….yo si . Si se entera Marisa de esto estoy acabado

×bueno, hablaré yo con el chico. Tengo confianza con él. Yo creo que si hablo con el no dirá nada.

+ojalá….

……….

Y aquí estás!!

Si..allí estaba yo. Estupefacto de lo que acababa de oír. Incluso me había excitado bastante, recordando los empollones de Rogelio en las nalgas de doña Carol.

+pues no se preocupe señora, no la traicionaré nunca. Puede estar tranquila.

+muchas gracias cariño, sabía que podía confiar en ti. Le diré a Rogelio que puede estar tranquilo

+doña Carol, puedo hacerle una pregunta?

+si claro…dime

+a usted ….bueno….le gusta…o ….mmm..le parece atractivo entonces Rogelio?

+jajajjaja porque me haces esa pregunta?

+es que no entiendo muy bien porque a una mujer como usted pueda gustarle Rogelio

+una mujer como yo!? Que quieres decir con eso?

+hombre…usted es…es una mujer…ya sabe

+no…no se..dime

+bueno…pues eso…usted …es una mujer muy atractiva

+jajajjaja..a si? Eso crees? Jajajjaja

+pues si….a mi si me lo parece

+vaya jajajjaja, mira el Jorgito que zalamero nos ha salido

Doña Carol no se creía lo que yo decía pero en un momento si fijo en mi entrepierna y noto que yo estaba duro….yo tenía los brazos encima para que no se notara…..pero ella puso su mano encima de mi muslo. Se reía y me hablaba

+sabes que mi Marta esta loquita por ti!?

Harias un buen yerno jiji

+ ahh no sabía

Si lo sabía, mi hermana no hacía más que romperme la cabeza con ello.

La mujer empezó a meterme la mano hacia mi polla, me apartó las manos y dijo

+uh. Jorge, y esto? Es por mi?

+…si…si doña Carol

+MMM.. te voy hacer algo que va superar lo que te hicieron tus novietas hasta ahora. Sino ya me lo dirás

Se deja caer del sofá y mete su cuerpo entre mis piernas…..agarra mi pantalón de deporte y lo saca sin mucho esfuerzo….coge mi polla con mucho cuidado y empieza a darle besos…en la punta por los lados…en los huevos…poco a poco va pasando su lengua recreandose en la punta y mirándome….yo me vuelvo loco….nadie me había comido la polla….y allí estaba ella….mi diosa…mi musa….metiendo mi verga en su boca, la metia toda….la sacaba y escupía en la punta…pasaba la lengua me miraba y otra vez para dentro….y la inexperiencia me jugó una mala pasada pues no aguanté apenas…

+uuuyyyuuyyyuuuhhhh doña Car……..ooghhhhggggvv

Doña Carol tenía mi polla en la boca y no contaba con que me fuera tan rápido que dio un pequeño respingo con la cabeza para atrás sacando la boca de mi polla…pero al momento vio que salía mi leche volvió a meterla para tragarlo todo

+. Ummmmm fiuuiggh mmm que rica tu leche….pues si va ser verdad que te excito jajaj

+uf no sabe usted cuánto

+pues no…dime..

Dijo mientras seguía lamiendo mi polla con una suavidad maravillosa

Yo acababa de experimentar una sensación de placer enorme…pero me sentía incómodo por haberme ido tan rápido.

+dime desde cuando te excito….y dime cuánto…quiero saberlo todo

+ ufff…yo creo que desde que tengo uso de razón, siempre me puso muy cachondo, cada vez que venía a su jardín y nos ayudaba, usted hablaba y yo no le sacaba ojo a su culo, sus piernas asomando por la raja de la falda, muchas veces estaba tan absorta en las plantas que me enseñaba las bragas sin darse cuenta, y se agachaba de frente y de reojo no podía evitar mirarle los pechos…al llegar a casa me masturbaba pensando en usted….

+y que pensabas!?

Dijo mientras seguía chupando suavemente mi polla

+ me imaginaba que la empotraba a veces encima del mostrador del despacho de pan, otras en medio del jardín…..

+no me lo puedo creer….mi Jorgito deseando mi culito y mi coño..jajajja. y con cuantas más te imaginas cuando te tocas?

+ con usted sobre todo…y hay otra

+ah si!!? Quien!!?

+ uff..me da vergüenza

+ después de esto…te da vergüenza!!?

+….es Mónica, la del bar

+ ahhh Mónica, jajaja esa chica es muy mona si. Y muy provocativa jaja

+pero usted más…

Doña Carol al oír esas cosas se puso muy caliente, saco su blusa y el sujetador…..menudas tetas…me agarró la cabeza y me las metió en medio, después me sujetó la barbilla y me acerco la boca a su pezon…

+cometelo…despacito…suave….así…siii despacio precioso….chupa…mmmmmmm siii más…ahora el otro. Mmmm que rico…no pares mi vida….cometelos…son tuyos….ahhhhghh mmmmmm ricoooo ricoooo ahhhh

De repente se aparta, tira de mis piernas hacia abajo y coloca mi polla me medio de sus tetazas…..y va subiendo y bajando…poco a poco….cuando doña Carol baja da una lametada a la punta de mi polla…..

+te gusta cariño?

+..ohhhgg siii..doña Carol…mmmm ahhjh me encanta…

+pues espera…no quiero que me dejes otra vez así…ven

Me levanta y me tira en la alfombra, saca su falda, luego sus bragas muy despacio mientras me mira….se pone encima de mi y empieza a lamerme el pecho….el cuello..la cara..de rodillas va acercándose a mi boca hasta que su cosa está encima de mi boca. Coge un dedo y me lo mete en la boca, yo se lo chupo..

+saca la lengua…

Obedezco.

+ahora vas a pasar tu lengua por donde yo paso mi dedo vale?

Desde el suelo yo asiento.

Doña Carol empieza a pasar su dedito por los labios del chocho recreándote un par de segundos en el clitoris, yo con mi lengua la sigo…ella gime…al poco rato, cojo la mano de doña Carol y la apartó para seguir yo solo. Eso a doña Carol la pone a cien que empieza a jadear y a mover sus nalgas y su cosa en mi boca

+así…así…no pares….. jorgito…..ahghhh…masss….ayuyuuuugg…vas a tragarte mi lechita…uyyuhhhh..estoy ya…ya ….ahí va…ahí vaa….uuuhhhghhhhhhhaaaaaaaaaaagh

Doña Carol se corrió en mi boca, su coño y su leche tenían un sabor entre salado y amargo que en cualquier otro momento me hubiese resultado desagradable pero que en ese momento me pareció el mejor manjar…mmmmm

Se quedó inmóvil durante un rato jadeando con una respiración fuerte mientras me acariciaba el pelo. Se incorpora y empieza a escurrirse para atrás hasta que llega a mi polla, la agarra y empieza a jugar con la puntita en su coñito. Lo noto mojado y caliente, yo estaba que iba reventar.

+ahora te voy a dar mi coño…tienes que aguantar para poder correrme contigo….si ves que no puedes paramos un ratito…. y distraes tu mente en otra cosa…en los goles que meterás el domingo

Me dijo mientras masajeaba mi polla en su vagina…de repente se deja caer y entra….estaba en la gloria. Mi diosa…allí encima de mi…jadeando….no..no puedo pensar en eso que me corro…ella notaba mi excitación y paraba….

+piensa en las plantas…semillas …..mmm que rico….espera..espera….

Doña Carol se movía arriba y abajo de manera rítmica, dentro fuera dentro fuera dentro fuera cogió mis manos y las puso en sus pezones….dentro fuera…

+así…aprieta los pezoncitos….mmmm…siii aguanta….un poco…que ya casi estoy…un poco más mi vida….siiii…yaaa….casi….casi.. aguanta…aguanta.siii..siiii.ahora ahora siiiiii aummmhhuyhhhhhaaaaaaaa….ooojhhhhhhhh uyahhhhjj….ahhjjj..ahhjjj…sii siii…ohhh oh ahhh….

+mmmm siii aguanto….aguanto más…mmmmmm doña Carol….me voy …me voy….siii siiii….mmmmmmmmmm ….ahhh..ayuhhhh.ahhhhh..yaaa….yaaaa..uuuhhhhhhhhaaaaaaahhhhhh…mmmuuhgghhhhhhhhaaa…oh…ahhhhh.pufffff

Mi cara refleja una felicidad extrema…..doña Carol me mira y sonríe exhausta .

+así me gusta, aguantaste como un campeón

+ufff, si, pero me costó….me pone mucho

+ya veo jajajjaja

Estuvimos unos 10 minutos allí.. tirados, sonriendo y mirándonos.

+sabes Jorgito, ahora te voy a dar un último regalo. Esto que esta pasando no volverá a ocurrir nunca, pero quiero dejarte un recuerdo para siempre

+ya me lo ha dado…nunca olvidare esto

×,espera aquí…

Se levanta y va al baño…es preciosa….más blandita de lo que me imaginé…pero preciosa. Doña Carol llega con un frasquito en la mano, se sienta en mis rodillas, me sonríe, untando sus manos en el producto del frasco….vaselina…lo pasa por mi polla masajeandola…..al rato ya estoy empalmado se aparta y se pone a cuatro patas , vuelve a untar esta vez solo la mano derecha….y lo pasa por su ojete….

+aquí lo tienes Jorge, es para ti….mi culito….no lo deseabas? Pues hoy es tuyo..tratalo con cariño

Me pongo detrás y con mi polla enbadurnada de vaselina voy acercando la punta a su ojete

+poco a poco Jorgito…despacio….poco a poco…no tengas prisa….ya es tuyo….despacio….ahora..un poco más ajhhh un poco más..ujhhhh…ujhhhh..siii…dale…ahora..hasta el fondo….ujhhggggh..siii ya es tuyo..dale dale!!!

+siii…ummmmm….ya es mío…tengo su culo..siii.mmmmmm…ahhhhhh

Sigo ya bombeando fuerte el culo de doña Carol mientras ella por debajo se mete un dedo en su coño

+siii…dame por culo cariño…siii….esto me pone…ahjjhjj

+siii …voy a llenarlo de leche…..siiii…primero fue su boquita…después su coño…y ahora su culooo….siiiii

+siii llenarme el culito de leche cariño…siiii

+mmmmm ahora…ahora…..me pone…no aguanto más…ahí va…siii…siiii…siiiiiiii…auihahhjjjjjjjjjjjhhhhassuii….uiohhhhhhh….ahhh…ohhhggh

+siiii…damelooooo….ahí va lo miooo…siiii….siiii.ahhuuhiuhhhhhhhhhh…..ohhhhoohhhhhhhhh..auhhhhhhh..oh…ahhh..siii..si ahhh que bueno..mmmmm

…………

+Bueno Jorge, sabes que esto nunca va volver a pasar. Tiene que quedar en tu recuerdo como un regalo solo para ti, mientras yo viva esto no se lo contaras a nadie

+se lo prometo. Le doy mi palabra de honor doña Carol. Es el mejor regalo que me han dado jamás

+,el sentimiento es mutuo cariño. Pero aquí se acabó todo

+muchas gracias doña Carol

+gracias a ti. Y recuerda, el día que te cases o tengas pareja, follatela mucho…mucho mucho..

Hoy cumplo 54 años, y estoy asistiendo al funeral de mi musa, mi reina, la mujer que me dio el mayor regalo. Sus hijos, su yerno su nuera, sus nietos, amigos, vecinos. …allí están todos. Yo miro de lejos. Richard hace 15 años que murió, se fue joven. Puto cáncer. Nunca hubo ni una mala palabra sobre aquella mujer. Buena madre, buena esposa, abuela…. mi musa..

Gracias por todo doña Carol!!!

Ana y Marta , madre e hija que más bien parecían hermanas dado que la primera a pesar de haber sobrepasado los 40 se mantenia muy joven. Ana tiene 42 años morena y un cuerpo de escándalo con una altura de 1,70 y unas medidas de 110-60-90. Su hija había heredado su belleza u su cuerpo también morena 1,68 y unas medias de 100-62-92.

Esta historia relata como madre e hija van a comprar a un centro comercial donde la hija comete el error de robar un producto, es descubierta por el de seguridad y su madre se vera obligada a pagar las consecuencias, consecuencias que al final acaba pagando con mucho gusto.

Madre e hija salieron de casa y se montaron en el coche de Ana se dirigían rumbo al centro comercial que había en el centro de la ciudad.Durante el trayecto fueron hablando de cosas cotidianas y sin importancia.Una vez que llegaron al centro comercial se dirigieron a la planta de deportes en la que Ana tenia que comprar unas zapatillas para Marcos su hijo pequeño

A: Marta ayudame a elegir las zapatillas de tu hermano tu que entiendes más

M: Mira mamá estas son las que quiere

A: Vale pues pediremos su número y las cogeremos

Una vez que las tenían se dirigieron a la planta de caballeros para comprar unos pantalones a su marido.Luego se dirigieron a la de juventud a comprar unas camisetas para Marta y por último fueron a la de señoras para comprar una falda de cuero para Ana.Una vez lo tuvieron todo se dirigieron a la planta donde se encontraba la perfumería y la cosmética.Alli compraron unas cremas y demás accesorios para la higiene personal.

A: Bueno ya lo tenemos todo nos podemos marchar para casa pero antes debo ir al baño, me esperas?

M: Si mama ve

Allí se quedó Marta esperando al lado de un stand de perfumes de una marca muy conocida y que le encantaban y ahí fue cuando sin pensarlo cogió tres botes de perfume y se lo guardo en el bolsillo y empezó a andar al encuentro de su madre que ya había salido del baño.Se disponían a marcharse cuando en su camino se cruzo el vigilante de seguridad que se dirigió hacia ellas

V: Buenos días me pueden acompañar por favor

A: Como a donde que hemos hecho, que pasa?

V: No nada señora solo les pido amablemente que me acompañen

M: Vamos mama que nos puede ver alguien

Los tres se encaminaron al cuarto donde los vigilantes normalmente llevaban a las personas que habían robado para interrogantes.

V: Pueden dejar sus bolsas aquí encima con sus respectivos tikets

Marta dejo las bolsas en la mesa mientras Ana buscaba en su monedero los tikets.Mientras el vigilante iba revisando las bolsas e iba comprobando que todo era correcto,

A: Ve esta todo correcto nosotras no hemos robado

V: Esto si señora pero hay algo más

A: Pero si nosotras no hemos comprado nada más

V:Vera voy a cachear a su hija. Podrías levantarte

Marta se puso de pie y el vigilante fue comprobando sus bolsillos hasta que llego al bolsillo de su chaqueta y saco los tres botes de perfume

V: Y esto?

A: Nosotras no lo hemos cogido

V: Entonces como han llegado al bolsillo de su hija

M: Los he cogido yo

A: Pero Marta

M: Lo siento mamá

V: Pues vera yo ahora tengo que llamar a la policía esto supera los 400 euros por lo tanto es un robo no un hurto.

A: Vera ahora no lo podemos pagar pero si podemos pagarlo poco a poco

V: No señora no es cuestión de pagarlo es el hecho yo lo siento pero es el procedimiento que debo seguir

M: Y no hay otra manera de arreglarlo?

V: No señorita

M: Estas seguro?

Marta se quedo mirando al vigilante mientras se empezaba a desnudar. El chico no salia de su asombro. Era un joven de dos metros de alto, musculado que al ver a la joven desnuda se empezó a excitar y tuvo una ereccion bestial.

Marta se puso de rodillas y empezó a bajarle los pantalones al chico, ante ella apareció una polla de unos 30 centímetros y una anchura considerable.

A: Marta que haces estas loca

M: Mama yo he cometido el error yo lo pago

Dicho esto se llevo la polla del vigilante a la boca y empezó hacerle una deliciosa mamada mientras el chico y su madre miraban atónitos.Cuando llevaba cinco minutos chupando se puso en pie y se sentó en la mesa que había en la sala dispuesta a ser follada

A: No no esto si que no lo voy a permitir ya has hecho bastantes tonterías nos vamos ahora mismo

V: Señora de aquí no se va nadie ustedes han robado y yo no he llamado a la policía de alguna manera me lo tienen que agradecer si no deja que lo haga su hija lo tendra que hacer usted

A: Esta bien lo haré yo

M: Mama que dices?

A: Hija tu aun eres muy joven e inocente

M: Mama no soy virgen ya he follado varias veces

V: Bueno ya esta bien de discutir os voy a follar a las dos.Señora desnudese

Ana se quito el abrigo que llevaba, se desabrocho la blusa y el sujetador y después se quito la falda y el tanga que llevaba se quedo vestida solo con unas botas altas negras y se arrodillo para chuparle la polla al chico mientras este deboraba las tetas de su hija.Una vez la tuvo lista puso su cuerpo sobre la mesa dejando a la vista del muchacho un coño y un culo deliciosos para su edad y espero la penetración algo que no se hizo esperar.

El vigilante no paraba de taladrar el coño de Ana que gemia desesperadamente y a la vez disfrutaba del cuerpo de Marta que se dejaba hacer

V: Tengo una idea, tumbate en la mesa y ábrete de piernas,señora mientras le follo el culo comale el coño a su hija

Marta miro a su madre

M: Lo siento mamá

A: No pasa nada hija, este chico tiene una polla maravillosa me esta encantando

V: Vaya con la mami. Anda portate bien y comele el coño a tu hija

Así estuvieron un rato hasta que el chico se corrió dentro del coño de Ana. Cuando recuperaron el aliento se pusieron a recoger su ropa a lo que el vigilante les dijo

V: No hemos terminado habéis pagado solo la mitad de lo robado, recordáis eran más de 400 euros

A: Y que más quieres?

V: Tu me has dado tu coño y tu culo ahora le toca a tu hija

M: Vale esta bien lo haré

A: Pero hija

M: Mama es lo justo además yo no he probado su polla si dices que es tan buena

V: Venga la mamá a la mesa con las piernas abiertas que tu hija te comera el coño mientras yo la follo.

Así estuvieron otro buen rato en el que el vigilante chupo las tetas de las dos mujeres, madre e hija se comieron las tetas la una a la otra con devoción y los tres gimieron como animales, los tres se corrieron abundantemente y los tres disfrutaron.Acabaron fundidos en un cálido beso. Una vez que acabaron las mujeres se fueron para casa con los perfumes ya que los habían pagado sobradamente y no volvieron hablar del tema nunca mas

Me case a los 19 años y en esa época puedo decir que era muy inexperta en muchas cosas. Durante mi matrimonio todo era mi familia y el trabajo. Ya saben de la casa al trabajo y de regreso. Como les había comentado en otro de mis relatos de cuerpo tengo afortunadamente bonita cara cabello largo y una altura que hace que sobresalga un poco, mis medidas no las sé exactamente y llegan a variar. Pero mi presencia no pasa desapercibida. Soy de tez clara y ojos grandes. Ah se me olvidaba y labios muy besables..

Con estas virtudes que para mí me ha permitido siempre tener admiradores de por lo regular mayores que yo y últimamente hombres jóvenes. Y más por el medio en que trabajo. Maestra de secundaria mi trato es con adolescentes y padres de familia. En el trabajo al ser de las más jóvenes muchas veces me toco sentir esa mirada que te persigue, era una sensación agradable saber que provocaba miradas y en las cuales creo me imaginaban sin ropa. Porque digo esto, por que en una ocasión una compañera me comentó como un grupo de profesores me seguían con la mirada por todo mi recorrido por donde iba caminando. En esa etapa de mi vida trabajaba en la misma escuela donde también trabajaba mi esposo y si él llegó a observar como varios de mis compañeros me miraban o hasta se acercaban a platicar conmigo. Yo en ese momento no le daba mucha importancia, ni si quiera pensaba mal de mis compañeros o de que quisieran algo conmigo.

Sin más rollo me separe por celos que él tenía hacía mi y eso lógico ocasionó un matrimonio con problemas y se acabó al tener 29 años. Es ahí donde empecé a dar rienda suelta a mis deseos y a probar más de lo que había probado en mi vida de casada. Era lógico que al saber que ya no era una mujer casada, se me acercaran con la intención de ver que lograban, a algunos seré honesta les he hecho caso a otros definitivamente no.

Al principio me daba miedo estar con alguien más que no fuera mi esposo y afortunadamente logré perder ese miedo y me llegue a encontrar en los brazos de amantes de todo tipo. Me gustaba mucho un compañero de matemáticas con el que compartíamos miradas coquetas, abrazos, palmaditas o ligeras caricias en la espalda, pero era solo eso. Me tuve que cambiar de escuela para llevar una vida más tranquila y sin el acoso de mi ex esposo.

Al ya no estar en la misma escuela, tuve una invitación del profe de matemática que tanto me gustaba fue un desayuno y yo me arregle lo mas sensual y sexy que pude, sabia que el deseaba algo más y realmente no sabía que pasaría. Llegué al lugar acordado y ya me staba esperando. Le dio mucho gusto verme nos saludamos y mis dimos un fuerte y cariñoso abrazo, todo transcurrió muy normal una charla de como estábamos, detalles de mi nueva escuela y fue ahí donde, le daré un nombre Alex, me dijo que me extrañaba, cabe mencionar que el es mucho mayor que yo aproximadamente 45 años, todo ese momento fue de risas y alegría por volvernos a ver hasta que me propuso algo

-Miram no te gustaría estar en un lugar más tranquilo, sin gente que nos mire.

No me imagine que algo así deseara el también y me sonroje

Y pregunte.. ¿Cómo a que lugar? No lo creerán pero yo era tan ingenua en esa época de mi vida que quizá mi respuesta sonó tonta.. Y la verdad Alex fue muy lindo conmigo y me trato con mucho cariño

-Hay un lugar aquí cerca donde podemos platicar mas a gusto, que te parece?

-Esta bien. Y nos dirígimos a un Hotel

Muy temerosa entre al lugar, llegamos a la habitación y yo no sabía cómo actuar, pero para él, un hombre de esa edad ya con experiencia y un segundo matrimonio, sabía lo que tenía que hacer conmigo. Comenzó a besarme y yo le correspondía en esos momentos las palabras sobraban y más para mí que llevaba varios meses sin hacer nada de lo que a continuación les daré detalles. Fue como si al cerrar la puerta de la habitación no existiera nadie más, solo dos seres llenos de deseo y pasión por un encuentro que jamás había imaginado, nos besamos, comenzó a desvestirme, poco a poco las prendas fueron cayendo hasta quedar completamente desnudos. Acarició mis pecho que anciaban ser tocados y succionados, es una parte de mi cuerpo donde siento gran placer y creo que es donde no puedo negarme a nada, me derretian todos esos besos.. Ese momento para mi era mágico después de creer que yo no era deseada por nadie, porque eso era lo que me decía mi ex.

Después Alex me tomó con sus brazos musculosos me cargo y ya con su pene erecto de tanto deseo, el de pie y al cargarme lo hizo de tal forma que quede en posición para ser penetrada a lo alto de su cintura, esta ha sido una posición que tiene dificultad y que no tan fácil la hace uno con cualquier hombre, pero Alex jugaba con mi cuerpo al tenerme sobre sus brazos y hacer todos los movimientos él subirme y bajarme sobre ese exquisito pene qué me estaba haciendo vibrar de sensaciones inigualables. Es una penetracion tan profunda que no pensaba en nada, solo quería disfrutar de esos placeres que si no se aprovechan, no podría contarles lo fascinante de tener sexo. A ese ritmo el placer iba aumentando y lo que yo sentí era algo que no puedo describir, prácticamente era como estar en el cielo, lo abrazaba y acariciaba su espalda, estaba en lo más sublime de la pasión. Así fuimos avanzando con más posiciones pero para mí esa fue la mejor donde Alex tenía todo el control, me sentí como una mujer bellísima capaz de lograr conquistar a él hombre que deseara.

Esa mañana los dos terminamos vencidos de tener los orgasmos más deliciosos al menos en mi eso fue lo que sucedió, las caricias, los besos el jugar con nuestros sexos como no lo había hecho yo antes, solo por el simple placer de hacerlo sin pensar en nada ni nadie, solo el deseo que ambos sentíamos, fue lo que invadió ese lugar, donde no había nadie que detuviera la llama de lo nuevo y el comienzo de un descubrimiento del placer sin ataduras.

Después de esa mañana ya nada volvió a ser lo mismo en mi, el recorrer caminos mágicos a una nueva aventura que daría a mi vida muchas enseñanzas de lo que no había tocado antes, ese placer al que solo te hacen llegar hombres experimentados, que tocan con su andar puertas que creíste no existían. Un mundo para mí desconocido que hoy disfruto al máximo en cada centímetro de mi cuerpo..

Próximamente habrá más aventuras que contar, espero les guste mis relatos y los llene de placer como a mi al momento de tener esos encuentros.