Soy Pablo, tengo 22 años y estudio ingeniería en la universidad. Mi vida es bastante normal: clases, trabajos en grupo, alguna salida con amigos los viernes. Pero los fines de semana, cuando voy al pueblo a casa de mi abuela, todo cambia. Ahí está Lucía, mi prima, 19 años, estudiante de psicología, con esa mezcla de inocencia y provocación que siempre me ha descolocado. No es solo que sea guapa —que lo es, con su pelo castaño largo y esos ojos que te atraviesan—, es cómo me hace sentir cuando está cerca. Y lo que pasó el verano pasado cruzó una línea que nunca imaginé cruzar.
Fue un sábado de julio, de esos días tan calurosos que el aire parece pegarse a la piel. Mi abuela se había ido al mercado del pueblo, mis tíos estaban en el campo trabajando, y la casa estaba en silencio, solo se oía el zumbido de un ventilador viejo en el salón. Lucía y yo estábamos en el porche, sentados en unas sillas de plástico gastadas, con un par de cervezas que ella había sacado del fondo de la nevera. “Si nos pillan, diré que fue idea tuya”, bromeó mientras me pasaba una botella helada. Yo reí y le seguí el juego, como siempre. Hablamos de tonterías al principio: sus clases, mis exámenes, lo aburrido que era el pueblo. Pero poco a poco, el tono cambió.
Ella se acercó más, apoyando los codos en la mesa que nos separaba, y me miró fijo. “¿Nunca te has preguntado cómo sería si no fuéramos primos?”, soltó de repente. Me quedé helado, con la botella a medio camino de la boca. No supe qué decir, pero mi silencio habló por mí. Ella sonrió, esa sonrisa traviesa que me ponía nervioso, y puso su mano en mi rodilla. “No seas tan serio, Pablo”, dijo, y antes de que pudiera procesarlo, se inclinó y me besó. Fue un beso corto, casi tentativo, como si estuviera probando el terreno. Pero cuando vio que no me aparté, volvió a por más, esta vez más profundo, con su lengua buscando la mía. Mi cabeza gritaba que parara, que esto estaba mal, pero mi cuerpo no escuchaba.
“Ven”, susurró, levantándose y tomándome de la mano. La seguí como hipnotizado hasta su cuarto, al fondo del pasillo. La puerta apenas cerró tras nosotros cuando ella me empujó contra la pared y empezó a besarme el cuello, sus manos levantándome la camiseta. Sentí su respiración caliente en mi piel, y mis manos, casi por instinto, bajaron a su cintura, deslizándose bajo su top corto. Su piel estaba suave, cálida, y cuando le quité la camiseta, vi sus pechos pequeños pero firmes, libres del sujetador que no llevaba por el calor. No pude evitar tocarlos, primero con cuidado, luego más decidido, mientras ella gemía bajito y se apretaba contra mí.
Nos movimos a la cama, un colchón viejo que crujió bajo nuestro peso. Ella se puso encima, desabrochándome el cinturón con dedos rápidos y ansiosos. “Siempre quise hacer esto contigo”, confesó mientras bajaba mis jeans y mi bóxer de un tirón. Sentí el aire fresco un segundo antes de que su boca me envolviera, cálida y húmeda, moviéndose despacio al principio, luego más rápido. Tuve que apretar los dientes para no gritar, porque cada roce de su lengua me llevaba al límite. No duré mucho así; le pedí que parara antes de perderme del todo.
Entonces me tocó a mí. La tumbé en la cama, le quité los shorts y la ropa interior en un solo movimiento. Estaba desnuda frente a mí, con esa mezcla de vulnerabilidad y deseo que me volvía loco. Besé su cuello, bajé por su pecho, deteniéndome en sus pezones hasta que la oí jadear, y seguí descendiendo. Cuando llegué entre sus piernas, ella se estremeció al primer contacto de mi lengua. Sabía dulce, y sus gemidos se hicieron más fuertes mientras mis manos agarraban sus caderas para mantenerla en su sitio. No paré hasta que su cuerpo se tensó y un grito ahogado escapó de su garganta.
No hubo pausa. Ella me jaló hacia arriba, me besó con urgencia y me guio dentro de ella. Estaba tan húmeda que entré sin esfuerzo, y los dos soltamos un gemido al mismo tiempo. Empecé despacio, sintiendo cada centímetro, pero ella me pidió más, clavándome las uñas en la espalda. “Más fuerte, Pablo”, susurró, y perdí el control. La cama chirriaba como loca, el calor nos hacía sudar, y el sonido de nuestros cuerpos chocando llenaba el cuarto. Fue intenso, rápido, casi desesperado. Cuando terminé, ella temblaba debajo de mí, y nos quedamos ahí, jadeando, sin decir nada por un rato.
Desde ese día, cada visita al pueblo es una excusa para repetir. A veces es rápido, en el baño o el granero; otras, nos tomamos nuestro tiempo cuando la casa está vacía. Nadie sospecha nada, o eso creo. Pero vivo con el corazón en la garganta, esperando el próximo fin de semana, sabiendo que esto no debería pasar, pero incapaz de parar.
http://z3x.empresasperu.online/wp-content/uploads/sites/5/2024/08/z3x.fw_-2-300x161.png00z3xhttp://z3x.empresasperu.online/wp-content/uploads/sites/5/2024/08/z3x.fw_-2-300x161.pngz3x2025-02-25 17:30:452025-02-25 17:30:45El fin de semana que cambió todo con Lucía
Era un jueves cualquiera en la universidad, de esos en los que el sol pega fuerte por las ventanas y el aire acondicionado apenas funciona. Yo estaba sentado en la última fila del aula, aburrido, garabateando en mi cuaderno, cuando ella entró. La chica nueva. Pelo oscuro cayendo en ondas sobre los hombros, una falda corta que dejaba poco a la imaginación y una mirada que decía más de lo que sus labios callaban. Desde ese momento, supe que algo iba a pasar. No sé si fue el calor, el aburrimiento o el roce accidental de su brazo contra el mío cuando pasó a mi lado, pero mi cuerpo reaccionó antes que mi cabeza.
La chispa inicial
El profesor seguía hablando de ecuaciones diferenciales o alguna mierda que a nadie le importaba. Ella se sentó dos filas adelante, cruzó las piernas y empezó a juguetear con su bolígrafo. Cada tanto giraba la cabeza, como si supiera que la estaba mirando. Y sí, la estaba mirando. Sus muslos apretados bajo la tela, el modo en que se mordía el labio mientras tomaba apuntes… era como si me estuviera provocando sin decir una palabra.
Pasaron los minutos y, de repente, me lanzó una nota doblada. La abrí con disimulo: “Hace calor aquí, ¿no?”. Sonreí. Era una invitación, y yo no soy de los que dicen que no. Le escribí de vuelta: “Demasiado. ¿Qué hacemos al respecto?”. Cuando ella leyó mi respuesta, giró la cabeza y me clavó esos ojos oscuros. Fue como gasolina en un incendio.
El encuentro: Donde las palabras sobran
Después de clase, la seguí hasta el pasillo. No hizo falta hablar mucho. “Hay un baño al fondo que nadie usa”, murmuró, y eso fue todo lo que necesité. El lugar estaba vacío, olía a desinfectante barato y las luces parpadeaban, pero no importaba. Cerramos la puerta con pestillo y de pronto sus manos estaban en mi camisa, arrancándome los botones con una urgencia que me dejó sin aliento.
La empujé contra la pared, mis dedos deslizándose bajo su falda mientras ella gemía bajito en mi oído. Estaba húmeda, caliente, y no perdió tiempo en desabrocharme el cinturón. “Rápido”, susurró, y no hizo falta más. La levanté contra el lavamanos, sus piernas envolviéndome, y entré en ella con una fuerza que nos hizo jadear al mismo tiempo. El sonido de su respiración entrecortada, el choque de nuestros cuerpos, el riesgo de que alguien entrara… todo se mezclaba en una locura que no podía parar.
Ella clavó las uñas en mi espalda, susurrando cosas sucias que no voy a olvidar nunca. “Más fuerte”, me decía, y yo obedecía como si mi vida dependiera de eso. Nos movíamos como animales, sudorosos, desesperados, hasta que sentí que se tensaba a mi alrededor, temblando, y yo terminé justo después, con un gruñido que apenas pude contener.
El aftermath: Silencio y promesas
Nos quedamos ahí un segundo, respirando agitados, con la ropa desordenada y el corazón a mil. Ella se bajó del lavamanos, se ajustó la falda y me dio una sonrisa torcida. “No está mal para un jueves”, dijo antes de salir como si nada hubiera pasado. Yo me quedé mirando la puerta, todavía oliendo su perfume en el aire, preguntándome si esto sería algo de una vez o el inicio de algo más grande.
http://z3x.empresasperu.online/wp-content/uploads/sites/5/2024/08/z3x.fw_-2-300x161.png00z3xhttp://z3x.empresasperu.online/wp-content/uploads/sites/5/2024/08/z3x.fw_-2-300x161.pngz3x2025-02-24 22:25:412025-02-24 22:25:41El calor del aula: Mi aventura prohibida con la chica nueva
Esto pasó hace un par de años, en pleno verano. Mis tíos se habían ido de viaje y dejaron la casa a cargo de mi prima Carla, de 25 años, con un cuerpo increíble y una actitud rebelde. Yo tenía 22, estaba aburrido y ella me pidió que pasara a “ayudarla”. Spoiler: lo que quería era compañía.
Llegué cerca de las nueve de la noche. El calor era insoportable. Carla estaba en el garaje, con shorts ajustados y una camiseta sin sostén, sudando mientras movía cajas. Me puse a ayudarla, pero no podía dejar de mirarla. Ella lo notó, se rió y dijo: “¿Qué pasa, te gusta lo que ves?”. Me quedé mudo. Entonces, se acercó, me puso la mano en el pecho y me arrinconó contra la pared.
El Momento en que Todo Explotó
“No te hagas el tonto”, susurró, y me besó con una intensidad salvaje. De ahí, todo se descontroló. Le quité la camiseta, ella me bajó el pantalón y en segundos estábamos en el suelo del garaje. Fue una noche caliente en todos los sentidos: pasión, sudor y gemidos sin control. Carla se movía encima de mí como si el mundo se fuera a acabar, y yo la seguí el ritmo hasta que los dos colapsamos, jadeando.
Un Secreto Bien Guardado
Cuando terminamos, ella se levantó, me miró y dijo: “Esto no se lo cuentas a nadie, ¿eh?”. Asentí sin decir palabra. Hasta hoy, es mi recuerdo más intenso de ese verano.
https://zonax3.site/wp-content/uploads/sites/5/2025/02/zXFuzmtZM8XlR0d4-generated_image.jpg3841024z3xhttp://z3x.empresasperu.online/wp-content/uploads/sites/5/2024/08/z3x.fw_-2-300x161.pngz3x2025-02-24 21:11:252025-02-24 21:11:25“Una Noche Caliente en el Garaje: Historia Real”
Cinthia tiene 12 años recién cumplidos. Pero su cuerpo parece ser el de una señorita de 15 años. Ya sus pechos son una delicia, sus largas y bien torneadas piernas terminan en un par de nalgas prominentes, redonditas y bien duritas. O sea en definitiva un hermoso pastel para degustar muchas veces.. Verano, son las 18:00hs y hace mucho calor todavía. Estoy solo en casa, mi esposa se ha ido al pueblo donde vive su familia, su madre está bastante enferma y estima que no volverá al menos por un par de días. Yo estoy sentado en la vereda a la sombra de un gran árbol, en short de baño y con una jarra de cerveza en la mano, cuando veo venir a la hija de mi vecina, Cinthia. Trae una calza de piernas cortitas que resaltan lo hermoso de su cuerpo, y para mi emoción, solamente la parte superior de una bikini, donde sus pechos apenas son contenidos. Verla acercarse despertaron en mi un montón de emociones, desde cariño hasta unas ganas bárbaras de hacerla mía.
Llega la niña a mi lado y se sienta en el bordecito del alfeizar, me hace compañía y comenzamos a charlar de cosas sin importancia, como el clima, que ya finalizaron las clases y ella ha logrado terminar el año sin llevarse materias, y que el año que viene irá al colegio secundario donde tendrá nuevos amigas y muchos chicos que se fijarán en lo bonita que es. Al decirle eso ella me mira con sus grandes ojazos y sonriendo me pregunta si yo considero que ella es bonita. Obvio que le afirmé que así era, y que si yo tuviera menos edad intentaría ser su novio. Al oír mi comentarios, se sonrojó y para mi sorpresa me dice que le hubiera gustado que yo sea su novio. Y que yo le gusto mucho. Me quedé algo confundido, y ya estábamos en el juego, entonces le digo que podríamos ser novios a escondidas ya que yo soy muy mayor para ella. Cinthia lo piensa un poco y asiente con la cabeza. Oír su determinación y comenzar a tener una erección fue una sola cosa. A tal extremo que se notó el bulto en el short y esto no pasó desapercibido por la niña. Se sonríe y me dice, Quique, parece que tienes muchas ganas de que seamos novios. Le dije que sí, y que sería bueno fuéramos adentro a seguir nuestra conversación, la niña lejos de oponerse, se levantó y se encaminó solita a mi casa, entramos y apenas yo cerré la puerta la abracé desde atrás, me adueñé de sus pechos y le apoyé la verga dura entre sus nalgas. Se quedó dura, pero no se resistió. Y dura tenía yo la verga. Es que mis 21×6,5cms de carne en barra cuando está dura, se hace sentir. Yo la acariciaba mientras con la verga punteaba sus nalgas, ella empezó a calentarse y se notaba que se estaba excitando. La di vuelta y la enfrenté a mí. Noté duro sus pezones, le saqué el corpiño de la bikini y sus preciosos pechos quedaron frente a mí, ella intentó cubrirse y no la dejé, comencé a chuparle las tetas, le mordía los pezones, y ella suspiraba fuerte, también metí mi mano entre sus piernas en busca de acariciarle los labios vaginales, al sentir la intrusión de mi mano abrió un poco las piernas facilitando el acceso, y grande mi sorpresa cuando noto la mano de ella buscando mi pene, cuando lo encuentra comienza a apretarlo y a acariciarlo por encima del short. Mi pija está a reventar. La separo un poco de mi y me bajo el short liberando así la verga que salta hacia Cinthia. Noto como abre grande los ojos y se muerde los labios, estira su mano y toma mi pene por el tronco, lo acaricia y le enseño como hacerme una buena paja, es aplicada y se esfuerza por hacerlo bien, la tomo por los hombros y la obligo a arrodillarse frente a mi tripa, y le pido que me la tome en su boca, como si fuera un chupetín o un helado. Medio se resiste, la tomo por la cabeza y la acerco a mi pija y le ordeno que como es mi novia debe mamarme la verga, que eso hacen las novias, medio reticente pero al final cede y se mete la cabezota de mi pija a la boca, lentamente va tomando ritmo y me está dando una buena mamada, yo sigo acariciando sus pechos, varias veces me tuvo a punto de llenarle la boca de semen, pero pude resistir. Pasado unos minutos, la hice pararse, sin preguntarle o pedirle permiso le bajo la calza y así puedo apreciar desnudo el cuerpo de mi vecinita. Es un manjar, su vulva es lampiña. ni un solo vello. Se notan sus labios mayores algo hinchados por la calentura. Ahora soy yo quien se arrodilla frente a ella y poniendo mis manos en sus nalgas la aproximo hasta que mi boca hace contacto con su labios vaginales, y mi lengua comienza a hacer un lindo trabajo de excitación, pronto la niña está gimiendo, se la nota muy acalorada, me aprovecho de esa situación y mojando mis dedos en su vagina meto un dedo en su ano. La niña al sentirlo gimió fuerte, pero para mi sorpresa no intentó retirarlo, siguió disfrutando de mi lamida y mis masajes a su clítoris, cuando metí un segundo dedo en su ano en vez de quejarse se hizo para atrás como para metérselos más adentro y siento en mi lengua el sabor de sus jugos, está acabando, suspira fuerte y se le doblan las rodillas, la sostengo y finalmente se calma. Ha tenido su primer orgasmo producto de un hombre.
Mi verga sigue dura como poste de luz, la tomo de la mano y la llevo al futón del living, la hago arrodillarse con la panza en el borde y la cara en un almohadón, sus nalgas me quedan servidas, me arrodillo detrás de ella y meto mi lengua en su ano, al sentirla comienza a gemir, mientras meto dos dedos en su conchita, ya está otra vez caliente y dispuesta, y yo no puedo esperar más, simplemente tomo mi palo duro, se lo aproximo a su concha, abro con el sus labios vaginales y encuentro la entrada a su caliente cuevita, meto la cabeza y cuesta entrarla, ella gime, empujo un poco más y meto una parte de mi tripa en su concha, ella no sabe como actuar, se queda quietecita como absorbiendo la información del intruso que está incursionando en su vagina, llego a su himen y sin miramiento alguno se lo perforo y meto toda la verga que puedo, ella emite un sordo grito y comienza a llorar, yo ya estoy adentro, la punta de mi tripa pega en su útero. No me muevo por un rato, hasta que noto que ella misma comienza a moverse, adelante y atrás, su vagina aprieta mucho, es bastante estrecha y mi pija no es tan chica. Pero comenzamos a acoplarnos y pronto estamos a buen ritmo, ella se mueve con ganas, está buscando lograr otro orgasmo y yo estoy que le lleno de leche su concha, pero debo aguantar hasta que lo haga ella. pronto está al límite y se me ocurre meterle dos dedos en el culito con bastante saliva, y eso la puso loca, se movía desesperada queriendo meterse más adentro la verga, esta desaforada, y así logra su segundo orgasmo de la tarde, me lleva al paroxismo el calor de su vagina y justo cuando estoy por acabar, saco la verga y se la posiciono bien en su agujerito trasero, casi sin esfuerzo media cabeza entra, y ella solita al hacerse para atrás logra penetrarse con la pija en su ano, se le escapa un gritito, y eso fue lo máximo, comencé a llenarle el culo de semen con potentes chorros, mientras Cinthia hacía esfuerzos por meterse la pija más adentro en su ano. Pero sin lubricante es prácticamente imposible que mi tripa entre más allá. Fueron bajando los decibeles del momento y nos tranquilizamos, le saco la pija del culo y ella se queja que le duele toda su concha y también su culito. Pero que le gustó mucho que la cogiera. Por lo que desde ahora somos oficialmente novios a escondidas. Y debemos ocuparnos en ver como hacemos para vernos y tener sexo. Mi vecinita toda una putita.
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A sus siete años comenzamos la actividad sexual, y hasta el día de hoy que acaba de cumplir 12, seguimos divirtiéndonos uno con el otro.. Todo comenzó un domingo de verano a la siesta. Mi esposa y Carmencita mi hija se fueron al cementerio a visitar la tumba de la abuela. Ludmila no le gusta ir, le causa mucha tristeza. Por lo que se quedó en casa conmigo, hacía tanto calor que decidimos ir a dormir la siesta a la habitación con el aire acondicionado, ella estaba vestida con un liviano short y una remerita de algodón de permitía ya apreciar sus pezones agresivos para su edad. Era ya por entonces una divinura de niña, alta, bien formada, de redondas curvas, que se veían acondicionadas por la práctica de valet que la niña realiza. Sus piernas bien torneadas terminan en un par de nalgas bien redondas, firmes y altas. Ya se notaba que sería una escultural señorita. Pero hasta aquí nunca se me había pasado por la cabeza el involucrarme sexualmente con una niña y menos con mi nieta. Pero cuando tiene que pasar, pasa.
Nos acostamos y pusimos una película en la tele, en un canal de cable, recuerdo hoy luego de varios años el título de la película: «Amigos con privilegios». Son una chica y un muchacho, tienen sexo pero no son novios. Son amigos. Transcurría la película y de pronto una de las escenas donde tienen sexo bastante atrevido, Ludmila me pregunta como tenían sexo si no eran novios y no estaban casados. Me costó explicarle que se podía tener sexo sin mayor compromiso que el de cuidarse. Me parece que no quedó muy complacida con la respuesta. Pasado unos minutos mi nieta algo inquieta me pregunta si ella y yo podíamos tener sexo como esa pareja. Me dejó helado la pregunta, busqué en mi mente una respuesta acorde a su edad y sin compromiso, y le dije que sí, se podía pero que no era correcto ya que yo era su abuelo y ella era todavía una nena.
Y de una me soltó que su compañerita Joaquina, ya hacía varios meses que tenía sexo con su papá. Y que le gustaba mucho. Y como Ludmila no tiene papá, ella pensó que yo podía tener sexo con ella y así descubrir lo que tanto le gustaba a su amiga. Obviamente que mi cabeza daba vueltas a mil por hora. Y no contenta mi nieta con haberme contado el secreto de su amiga, se explicitó más, me cuenta que cuando la madre se va a trabajar, Joaquina le chupa el pito al papá hasta tomarse la lechita. Y que le gusta el sabor salado. Guauuuu!!!!
Toda una revelación. Y sin pensarlo mucho, si no no debería haberlo dicho, le pregunto a mi nieta si ella ha visto como es el pene de un hombre. Y me contó que otra amiguita llevó una revista al colegio donde había muchos hombres y muchachos desnudos y se les veía el pito. Les juro que no quise, pero toda esta charla me excitó e hizo que mi verga se pusiera dura. Lo cual al estar Ludmila casi subida a mis piernas notó algo duro bajo su pierna y estirando la mano tomó por arriba del short mi pija. Intrigada la toó y apretó calibrando el tamaño. Y me dice, abuelo, tu pito está duro y grande.
Yo ya algo lanzado y excitado por lo que la niña me había contado simplemente le ofrecí mostrárselo si ella quería verlo y tocarlo. Mi tripa tiene unos 19x5cms y en la base se ensancha casi hasta los 7cms. Ludmila levanta la carita hacia mí y con una pícara sonrisa me dice que si, que quiere verla. Me bajo el short y libero mi pija la que queda parada apuntando hacia mi vientre. Mi nieta abre grande los ojos, estira su manito y toma la pija por el tronco, apenas abarca su grosor, la cabeza está hinchada, roja. Ludmila se acerca y la olfatea, luego sin verguenza o rechazo alguno, simplemente abre la boca y se mete la cabeza, la cual lame y chupa por unos segundos, luego se saca la verga de la boca y me dice que le gusta el sabor. Yo estoy como loco, mi nieta me está chupando la verga, y lo que es peor, me gusta y no hago nada por detenerla. Al contrario, le digo que la tiene que chupar como cuando come un helado, solamente con los labios y la lengua, ella vuelve a poner boca a la obra, y sigue dándome una rica mamada. Para esto está en cuatro patas sobre mi entrepierna, por lo que su culito queda a mi disposición, por lo que simplemente meto la mano dentro de su short y comienzo a acariciar su culito, su oyito y deslizo mis dedos hacia su conchita, la que descubro algo babosa. Por lo que deduzco que mi nieta está algo caliente. Sus labios vaginales son gorditos, meto dos dedos en su conchita y ella gime abriendo un poco más las piernas, le está gustando lo que hace, descubro su pequeño clítoris y este está durito, excitado, lo acaricio suavemente y mi nieta gime, y cada vez se mete más la verga a la boca, ya tiene un buen pedazo. Para esto yo estoy a punto de acabar, le informo que pronto va a salir la lechita y que debe tragarla toda, sin sacar la pija de la boca, asiente con la cabeza y se esfuerza más, yo mojo mis dedos en sus jugos vaginales, y acometo su culito, al cual meto primero un dedo y luego el segundo, ella gime y se desespera, se traga media verga y en ese momento le lleno la boca de semen con potentes chorros, ella se traga todo, medio se atraganta con la pija en la garganta pero no la saca, para esto yo le tengo dos dedos completos metidos en su ano. Cuando se calma le saco los dedos del culo, vuelvo a acariciar su conchita, ella se deja hacer, la acomodo boca arriba en la cama con las piernas bien abiertas, me acomodo en medio de ellas y acometo su conchita con mi lengua y mis dedos, pronto la tengo totalmente excitada y a punto de tener un orgasmo, meto dos dedos en su culo y muerdo suavemente su clítoris y mi nieta obtiene su primer orgasmo, tiembla y suspira fuerte, queda medio desmayada por la intensidad del mismo. Nos calmamos y nos recostamos uno al lado del otro, Ludmila no termina de comprender lo que pasó, pero está contenta, y me pregunta: ahora abuelo somos amigos con beneficios? A lo que simplemente le contesto que lo que sucedió entre nosotros nadie nunca puede saberlo, ya que yo iría preso. A lo que mi nieta me contesta que nunca le contará a nadie, ni a su mejor amiga. Así nadie se enterará. Y me pregunta si lo vamos a volver a hacer. A lo que yo le contesté que de a poco iremos avanzando con el sexo. Y mi niña tomando la pija por el tronco, la pajea un poco y mirándome a los ojos me dice, abuelo tu pito es muy grande para mi conchita, peo me gustaría que me la metas como se la mete el papá de Joaquina. Le prometí que pronto pasaría. Sigue en parte II
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Llegó el viernes y tal como habíamos quedado pasé con mi coche a buscar a Sofía. Toqué bocina un par de veces y apareció ella, enfundada otra vez en esa maravillosa minifalda de jean y con una remerita tipo top color pastel que contrastaba magníficamente con el color bronceado de su piel. Subió de un salto y me regaló un rápido beso en los labios, ella intuía y se adelantaba a lo que los dos estábamos convencidos que iba a suceder.
Salimos a la ruta y comenzó a preparar el mate, luego de lo cual se sentó “chinito” juntando sus pies y abriendo las piernas como siempre lo hacía … la blancura de su bombacha, marcando el pliegue de su rajita, era perfecta: no habían pasado ni 5 minutos que había subido al auto y ya mi pija estaba como un garrote. Apostando a ganador posé mi mano derecha sobre el interior de sus muslos … ella suspiró. Mientras transcurría nuestra charla iba acariciando todo el largo de su pierna, hasta que nos detuvimos en una estación de servicio a completar agua para seguir el mate… cuando bajó, al darme la espalda, se levantó la pollera dejándome ver su culo y giró riendo … teníamos algunos moteles de camino pero detenerme nos haría llegar tarde al evento. Subió al auto y después de acomodar el termo se acercó a mi boca y la besó. ” … acordate que el baño no se negocia …” me dijo en voz baja y sensual. ” … estaba pensando en bañarnos juntos …” le dije y ella rió. Tomó mi mano y la llevó directo a su entrepierna … pude notar que estaba mojada. Tiró la cabeza hacia atrás y me pidió que apurásemos el viaje que no íbamos a llegar a horario.
La mañana transcurrió bastante movida, Sofía cada vez que podía y que nadie miraba, se acercaba y nos besábamos … yo aprovechaba a tocar todo su cuerpo que estaba pegado al uniforme de promoción. Al mediodía pasamos por un comedor y almorzamos algo rápido para ir después directo al hotel a dejar los bolsos. Entramos y Sofía se tiró en la cama, yo me puse a desempacar y ordenar papeles. Levanté la vista y la pendeja venía caminando descalza (algo que me calienta en demasía) con la parte superior del catsuit baja hasta la cintura… Allí se me presentaban esas tetas adolescentes, duras, en punta … con esos pezones apenas visibles de un rosado pálido… Cuando estuvo a mi lado la tomé de la cintura empujándola hacia mí…tomé un pecho con mi mano y lo acaricié … puse mi lengua sobre el pezón y haciendo círculos en él cada tanto lo mordía. Sofia revolvía mi cabello con sus manos … ” … a la noche tío … a la noche por favor … ahora no, ya es hora de irnos …” Para mis adentros la maldecía ” … para qué puta viene en bolas si me va a cortar el chorro así !!!???? ..” pensaba. Subí en uniforme acomodándoselo, la besé en la boca y sin demostrarle mi enojo, le dije que terminara de vestirse y nos íbamos. Demás está decir que no se me pasaron nunca las horas de espera, pero al final tuve mi recompensa.
Compramos unas hamburguesas, latas de cerveza y nos fuimos al hotel. En la habitación fuimos derecho a la ducha, a los besos … bajé por completo su uniforme y quedó expuesta frente a mí: era hermosa, una pintura … ella jugando a ser una nenita llevó un dedo a su boca y lo hacía subir y bajar por el labio inferior, mordiéndolo cada tanto. Yo, también desnudo, con mi pancita “cuarentona” y mi pija apuntando al techo disfrutaba de cada segundo, quien sabe si alguna otra vez se me daría estar con un manjar como Sofia. Entramos a la ducha y comenzó a pajearme mientras me besaba … levanté un poco una de sus piernas y girándola hacia la pared la penetré … el sonido de su gemido cuando mi verga entró e hizo tope lo llevo grabado en mis oídos. Apoyada con sus manos en la pared, empinaba el culito haciendo que mis movimientos no encontraran resistencia alguna, entrando y saliendo ritmicamente … ” … cogeme papi, cogeme …” susurraba entre gemidos La calentura no jugaba a mi favor por lo que en unos diez minutos ya estaba listo para descargar, afortunadamente ella había acabado enseguida también. ” … dónde querés la lechita Sofi ? … le pregunté ” … toda adentro … no desperdicies nada tío …” Ese “tío” me ponía la piel de gallina. La agarré fuerte de la cintura y aceleré mi embestida llenándola a los pocos segundos … quedamos fundidos un rato largo mientras el agua de la ducha nos empapaba. Nos secamos y desnudos como estábamos nos pusimos a comer las hamburguesas y tomar cerveza.
Con el aire acondicionado prendido a full me recosté, pudiendo desde esas posición verla en todo su esplendor. Vino caminando lentamente hacia mí y gateando desde el borde de la cama hasta mi pecho comenzó a pasarme la lengua por todo el cuerpo … estiré mis brazos agarrándome de los barrotes del respaldo de la cama y cerrando los ojos la dejé que trabajara … me dediqué a gozar. Sofí, luego de un largo rato de jugar con su lengua, me montó … puso sus brazos extendidos sobre mi pecho y comenzó a subir y bajar lentamente … Movía su cadera haciendo que mi pija quedase casi afuera por completo para bajar de golpe y ensartársela hasta los huevos, yo acompañaba ese movimiento con mis manos en su cintura. Después se dio vueltas (girando sin sacarse la pija de adentro) y me brindó el maravilloso paisaje de ver su culo a 40 centimetros de distancia. ” … quiero esa cola …” dije rasguñando su espalda con mis dedos. Giró su cabeza y mordiéndose el labio dijo: ” … nunca garché con alguien que fuese tan directo …? y reímos los dos. Se levantó despacio inclinándose hacia adelante y quedando en 4 patas… me acomodé y ella – antes – quiso pasarle la lengua para lubricar mi pija. Con su mano izquierda guió la punta de mi cabeza hacia su agujerito, la calzó y después me tomó del muslo, empujando despacio hasta hacerla desaparecer dentro suyo. Me puse sobre su espalda y la abracé rodeando su estómago… luego de un rato comenzó a mover ella su cadera hasta hacer que me vacíe en su culo. Esperé unos minutos y saqué mi pija de su escondite, produciendo un volcán de leche que salía por el dilatado agujero. Nos fuimos a dar otra ducha y dormimos hasta el otro día.
Los dos días subsiguientes fueron de puro sexo … probó mi leche y adquirimos como costumbre que antes de dormirnos su culo sería quien recibiera la ración diaria.
Después del evento en Esperanza visité a Sofía en su casa al menos una vez a la semana por un año aproximadamente, fueron de mis días más felices … ella devolvía años a lo que decía mi documento, pero eran muchos años de diferencia y esto nos fue alejando. Sofia quedó en mis retinas y en mi mente como una hembra infernal con cara de nenita y la que nunca pidió ni exigió nada más que pasarla bien, sin complicaciones. A veces espero escuchar a mis espaldas esa voz diciéndome “hola tío …”.
En plena cuarentena conocí íntimamente a mi mamá.
Mi casa tenía un quincho en el fondo el cual se fue transformando con el tiempo en una habitación con baño y sala de estar, se usaba más que nada para las visitas y mientras fuí creciendo íbamos teniendo cada vez menos visitantes.
Con el tiempo ese lugar fue cerrado y abandonado entonces ya de adolescente decidí buscar y quedarme con la llave, alguno de los dos (mis viejos) la tendría, busque en toda la casa y no la encontré el único lugar que me quedaba era la cartera de mamá ya que hurgar en los bolsillos de mi viejo era más que imposible.
Así que decidido en tener esa llave comencé a espiar a mamá, la idea era esperar a que se bañe para revisar su cartera.
Tardé en tener éxito porque siempre se duchaba en la mañana temprano o tarde en la noche y siempre estaba la familia.
Un día que empecé a sentirme abatido provoqué un accidente, tropecé con ella a propósito y le ensucié la ropa.
…………………………………………………………
Su llavero tenía la llave original y la copia, obvio que me quedé con una.
Con el tiempo fui recuperando el lugar; yo no sabía que ella lo usaba de vez en cuando, cada vez que ordenaba el lugar podía darme cuenta de que no era el único que aprovechaba el sitio.
Dejé el lugar impecable, la habitación la ambienté a mi gusto como si fuera mi habitación era mi lugar para estar solo o para escuchar música, jugar o hacerme la paja.
A sabiendas de que alguien compartía el lugar puse un móvil en la puerta cosa de escuchar ruidos si alguien entra, también una camarita mirando a la cama y otra en el baño.
No fue una gran sorpresa averiguar que era mamá con quién compartía la casita y la cama.
Lo que sí fue una sorpresa es que ella usaba el lugar por lo mismo para estar sola, leer, mensajear, ver porno y masturbarse, no lo ví detenidamente era como violar su privacidad, pero si lo descargué en la compu, gran error fue ese ya que teniéndolo a mano tarde o temprano lo iba a curiosear.
El segundo día encontré en la encimera del baño su tanga empapada y hecha un bollo, así que desesperado descargué los vídeos del día, la curiosidad pudo más que el respeto a su privacidad.
Ella aparecía entrando al lugar, frente a la cama se desnudó a toda velocidad se dejó la tanga, se acostó y viendo porno en su celular se empezó a tocar las tetas en cuanto se le fue subiendo la temperatura se sacó la tanga se secó la concha y se la pasó por la cara antes de metérsela en la boca.
Se cogió con toda la mano, la tanga en la boca era para silenciarse, la toma era perfecta todo lo hacía frente a la cámara se metía los dedos y también su consolador.
Duró casi 20 minutos y regó toda la cama, se sacó la tanga y secó su transpiración y sus jugos hizo un bollo y lo dejó en el baño; yo salí corriendo a esa cama con su tanga en la mano, toqué y sí, estaba mojado aspiré su olor y restregue el rostro en los jugos de mamá e inicié una paja frenética acabando en el mismo lugar que ella.
Después de eso le dí play al primer video, en él mamá entra, recorre el lugar vé como todo está limpio y arreglado.
Continúa hacia la habitación recorre ambos lados de la cama presiona sus manos como comprobando que el colchón sea bueno, acomoda todas las almohadas en la cabecera se levanta la pollera sube una rodilla a la cama y se masturba de una vez.
Buscando su comodidad se sube a mi lecho masturbatorio con la espalda en las almohadas tocándose las tetas, con la calentura a tope manotea una almohada y la lleva a su entrepierna y se empieza a cojer a la almohada, a todo esto yo estaba mirando el vídeo con una mano que me pajeaba y la otra que acariciaba y mezclaba mi leche con sus jugos.
En eso veo que ella para lo que está haciendo y se centra en la cámara, “por Dios, me descubrió” pensé yo.
Se sonríe, se chupa los dedos, saca la almohada de su concha, busca acomodarse y para suerte mía quedó en una inmejorable posición.
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Ese jueves Sofia llegó a la hora señalada: cara lavada, calza multicolor y remera haciendo juego … estaba hermosa, sobre todo por las bolsitas que se habían formado en sus ojos producto de levantarse tan temprano. Cargamos la folletería y partimos hacia Esperanza donde nos esperarían un par de vendedores de la sucursal local para ayudarnos a armar el stand … teníamos por delante algo así como una hora y media de viaje.
” … querés que empiece el mate ? …. preguntó ” … dale … junto al bolso hay medialunas que compré camino a la oficina …”.
Sofía se sentó tipo “chinito” y se puso a preparar el mate. Su rodilla ocupaba más allá de su asiento, llegando casi hasta el mío: ” … querés que corra la pierna o no te molesta ? …” dijo mientras se acomodaba. ” … no, está bien, dejala ahí … no hay problema …” respondí.
Luego de unos minutos de viaje y ya habiendo dejado de tomar mate iniciamos una conversación que fue calentando el ambiente. ” … qué dijo Gabriel de tu trabajo de promotora ? le molestó ? quise saber. ” … no … en realidad Gabriel no sabe nada que yo trabajo este fin de semana … bueno, a decir verdad Gaby no sabe nada de mí desde hace casi dos meses … nosotros no andamos más de novio …” confesó ella. La miré sorprendido … ella rió. ” … qué mirás así ? soy una niña soltera ahora ! … casi una monja … imaginate … dos meses sin garchar !! …” y lanzó una carcajada que dejaba ver su dentadura perfecta. ” … perdón, no sabía …” atiné a decir e instintivamente puse mi mano sobre su rodilla en un acto de consuelo. ” … tampoco es el fin del mundo … algo me dice que este finde voy a tener una alegría …” agregó poniendo en alerta mi pija que había comenzado a tomar temperatura de a poco.
La imagen que me regalaba el sol entrando por el lado de su ventanilla era maravillosa: los rayos parecían dibujar el contorno de sus pechos y me permitía ver cómo se marcaban sus pezones … mi erección estaba a pleno.
Llagamos al predio y nos estaban esperando la gente de nuestra sucursal local. Durante la mañana armamos el stand y cerca de las 13 hs. fuimos a almorzar. A las 16 hs. se inauguraba la muestra.
Media hora antes de la apertura Sofia estaba cambiada: su pelo planchado, sus ojos pintados estilo gata, los labios color mora …el catsuit le quedaba de maravillas … sus pechos elevados y firmes, su cola un regalo del cielo, pero me llamó la atención que no se le marcaba la bombacha.
” … Sofi … te queda espectacular ! cómo hiciste para que no se te note la bombacha ? ” … fácil, no traigo ropa interior …” me dijo al oído riendo, y tomando una de mis manos la guió recorriendo su espalda hasta sus muslos … ” … viste que no tengo nada puesto ? y se marchó hacia donde comenzaba el movimiento de gente meneando su culo, con el catsuit metido entre sus nalgas.
A las 21 hs. exactas se cerró el predio, la tarde resultó aburrida ya que quienes recorrían la expo eran empresarios y autoridades locales, esa primera tarde eran entradas de protocolo, mañana sería nuestro primer día de trabajo en serio. Volvimos a nuestra ciudad luego de dejar a los otros dos vendedores cerca de sus casas. Sofia seguía con el catsuit puesto, la oscuridad de la ruta no me permitía ver mucho, pero mi imaginación volaba. Al llegar a su casa se despidió de mí con un suave pero prolongado besa en mi mejilla mientras con una mano me acariciaba la cara. ” … gracias por esta oportunidad de trabajo “tío” … algún día espero poder retribuirte lo que hiciste por mí …” dijo casi susurrando, cosa que lo único que hizo fue lograr que mi pija se pusiera dura al instante. ” … no mi amor !!! gracias a vos por haber aceptado, sino tendría que haber salido a buscar a alguien y no tenía tanto tiempo, además a vos te queda pintado el uniforme … mañana te paso a buscar, no te olvides …” Rió y bajó del auto. Caminó hacia su casa con pasos largos … sus caderas se movían maravillosamente haciendo que llevase una mano a mi pija y la acariciase … esa noche cojí con mi mujer a lo bestia, acabándole entre sus tetas pensando en la pendeja …
La mañana del viernes ya venía calurosa, pero mi sorpresa fue verla salir de su casa rumbo al auto: vestía minifalda de jean y una remera básica blanca que con el fresco de esa hora marcaba en forma violenta los pezones. Sofía subió, me besó – esta vez muy cerca de mis labios – y con esa carita de recién levantada preguntó si empezaba el mate.
al contestarle que sí, se acomodó como el día anterior, poniendo sus piernas como chinito, solo que esta vez la mini quedó casi a la altura de su cintura permitiéndome observar su blanca bombacha. ” … bueno … al menos esta vez puedo ver que traés bombacha !! … dije abriendo los ojos. Sofía rió y largó: ” … no te molesta que se vea un poquito no ?? … ” … para nada, me pone feliz …” dije y reímos los dos. ” … Ay, ay, ay .. con qué poco te hago feliz !! … voy a pensar entonces en ver cómo hago para darte un poco más de felicidad, después de todo debo ser agradecida con el que me consiguió el trabajo …” y me guiñó un ojo. Puse mi mano sobre su rodilla, acariciándola, mientras ella comenzaba a subir su remera dejando su panza libre. ” … voy a aprovechar a tomar sol, no creas que me estoy desnudando … al menos por ahora …” y soltó una carcajada mientras empezaba a cebar mate. Acomodé mi pija que obviamente se había puesto dura y observé que miró de reojo, casi sin disimulo … nos quedaba una hora de viaje y las fichas ya estaban sobre la mesa.
Llegamos … Sofia se cambió y comenzó a hacer su trabajo. Al mediodía fuimos al mismo comedor del día anterior. Luego de almorzar subimos al auto y fuimos en busca de un hotel para las noches de sábado y domingo. Esperanza no es una ciudad muy grande, es principalmente una ciudad de chicos universitarios, por lo que no había muchos hoteles. El único que conseguimos tenía una sola habitación doble por lo que tendríamos que compartirla … mi cabeza volaba a mil aunque faltasen 24 hs. para que se diera ese momento. Sofia no dijo nada, solo que sería la primera en bañarse, eso era lo único que “no negociaba”, a lo que accedí sin duda alguna, después de todo la tendría conmigo 48 horas. Terminaba la jornada y una vez que cerraron el predio nos dedicamos a acomodar las cosas… me senté sobre el escritorio con las piernas abiertas y entró Sofía con cara de cansada… llegó hasta donde yo estaba y acomodándose entre mis piernas me abrazó. ” … uf ! estoy muerta … me cansaron estos tacos …” Yo la rodeé por la cintura acariciando el nacimiento de su culo, pude comprobar que no había ropa interior … mi pija saltó endurecida, ella seguía ubicada ahí. Me acomodé mejor haciéndole sentir mi bulto… Sofi no dijo nada, sólo soltó mi cuello y quedó frente a mi. La abracé con ambos brazos por su cintura quedando cara a cara. ” … muy cansada ? .. pregunté Y haciendo pucheros con su boca asintió con su cabeza. Me volvió a abrazar y esta vez mi pija estaba a pleno en su raja … bajé del escritorio y dándole un beso en la frente le dije que nos marchásemos a casa, mañana sería otro duro día, tan duro como mi pija en ese momento. Nos despedimos de los vendedores – que miraban y no entendían nada – y abrazados nos fuimos al auto. En el viaje de regreso ella se quedó dormida sobre mi hombro, yo mientras tanto acaricié sus piernas todos los minutos que duró el viaje. La dejé en la puerta de su casa … se despidió con un pico, limpiando con sus dedos la pintura que había dejado en mis labios… los dos sabíamos que mañana no sería un día más.
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Carolina había cumplido 18 años y su natural belleza, sumada a la transformación de su cuerpo, ya alteraba las hormonas de todos los chicos. Esto no tendría nada de raro salvo que, como padre, me preocupaba la especial relación que mantenía con su hermano Pablo. Con tan solo 22 meses de diferencia, desde hacia un tiempo me producía celos observar sus cómplices miradas y las continuas sonrisas indiscretas. Incluso, para avivar mis pensamientos, mi esposa siempre me comentaba su inquietud por el hecho de que los dos estaban cada vez mas unidos y pasaban mucho tiempo encerrados en el cuarto. Debo confesar que, en muchas oportunidades, me imaginaba a mis hijos teniendo algún tipo de contacto sexual y eso me provocaba sentimientos encontrados. Por un lado, una mezcla de rabia e impotencia, y, por el otro, una excitación lujuriosa y continuas erecciones.
Con la finalidad de despejar las dudas, que ya casi no me permitían dormir, compre un mini grabador que se activaba por la voz y, mientras ellos estaban en el colegio, lo oculte en la habitación de mi hijo. Recuerdo que el siguiente día se me hizo eterno por la ansiedad de rescatarlo y escuchar su contenido. Cuando al fin lo pude tener en mis manos, corrí desesperado hasta el estudio y cerrando la puerta lo conecte.
Durante los primeros minutos oí a Pablo hablar por teléfono con algunos de sus amigos y escuche varios temas de su música preferida. A medida que pasaba el tiempo, tome conciencia de mi frustración pues, en el … … fondo de mi ser, quería confirmar mis sospechas.
Mis deseos no se hicieron esperar y, luego de interminables minutos, oí la siguiente conversación:
Entra y cierra con llave. Mira como ya la tengo de parada. Sacate la ropa y ven a la cama.
Pero en la cama no lo vamos a hacer, porque la mancharemos toda. ¿Queres ir al baño?
¿Esta loca?, Mira si mama nos ve entrar. Quedémonos aquí y nos acostamos en el piso.
Bueno, pero sin desvestirnos todo. Yo me levanto el uniforme y vos te bajas el pantalón.
Esta bien, pero abrí la blusa y saca las tetitas. Tócamela, vas a ver que dura la tengohoy.
Uy sí, esta inmensa. Pásame la toalla, porque seguro que te voy a sacar cualquier cantidad
Y por aquí también esta muy mojado. Abrí las piernas, así te toco bien y terminamos juntos
Bueno, pero solo por afuera y despacito. Avísame cuando te este por saltar, para tapártela
Luego las palabras cesaron y fueron remplazadas por gemidos, suspiros, chirridos de la cama y jadeos. Al cabo de un tiempo volví a escucharlos:
Ya siento que estoy por acabar, no me la sueltes hasta que yo te diga. Tómala es toda tuya
A mi también me viene, mete un poquito el dedo y siente como me baja. Te quiero mucho.
Yo te adoro y nunca voy a dejarte. Júrame que vamos a seguir haciéndolo todos los días.
Claro, serás el primero en entrar aquí adentro y aunque nos casemos te voy dejar meterla
Mira como se me puso otra vez. Creo que todavía tengo más. Házmela y sácame otro poco.
No, quédate con ganas y así mañana la tenes bien grande. Ahora vístete y anda a lavártela.
Esto habrá durado un total de 20 minutos y durante todo ese tiempo me masturbe como loco. Esa misma noche volví a tener unas espectaculares eyaculaciones en el culo de mi mujer, quien se admiro por el nuevo giro que tomaban nuestras relaciones.
Demás esta decirles que no solamente continué con las grabaciones, sino que llegué a instalar un cámara de filmación.
Si les parece que mi experiencia vale la pena de ser contada, y quieren saber como se fueron desarrollando los acontecimientos, les seguiré contando esta historia.
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Cierto día, año y mes de una localidad olvidada en el tiempo, pasaba yo mis días a la espera de mi novia, que había salido a vacacionar con sus padres. Habían pasado veinte días y aún faltaban diez para su regreso.
¿Qué si la extraño? Por supuesto, pero más extrañaba las sesiones de sexo, es una experta, tal experiencia me hizo un artista del arte de amar, hecho a su forma, fue una buena maestra, me enseño donde, como, cuando, de qué manera tocar, besar, lamer, chupar y poner.
Siempre me dice que, aunque no soy un efebo hay dos cosas que le encantan de mí, mi personalidad y mi gran miembro, el que aprendí a usar (gracias a ella) de manera deliciosa.
El sonido de la campanilla del timbre me saca de mis pensamientos, a paso firme llego la puerta para abrir, era mi prima Gina, a quien cariñosamente le digo Xena, como la amazona, princesa guerrera de la serie de televisión o cuando la quiero molestar la llamo “mi petiza culona”, pues tiene un culo de fábula, que no desentona con el resto de su cuerpo, solo le falta altura. Pero sus ojos esmeralda brillante y su palidez hacen contraste con el azabache de su cabellera, siempre va a ser mi hermosa prima.
Saludándonos la invito a pasar, preparo algo para tomar, mientras ella me contaba, que había estado hablando mucho con Vilma, (mi novia), lo que no es una novedad para mí, pues sé que tienen una espectacular relación. Conociéndome, sabía que estaría triste, así que vino a invitarme para salir mañana, por unos tragos o a bailar si era mi gusto.
Luego de insistir un rato acepte, total saldría con ella, ya saben lo que dicen de las localidades pequeñas, pueblo chico infierno grande.
Quise indagar de qué hablaban entre ellas, pero no soltó ni una palabra, dijo que solo eran cosas de chicas, pero muy interesantes. Cortándome el mambo, cambió radicalmente la conversación marcándome el itinerario de mañana, cena, tragos, baile, tragos y listo a dormir o lo que pinte, lo dijo con un guiño de ojo.
Aunque vivía cerca de casa, la invite a cenar, pedimos unas hamburguesas y lo hicimos cerveza mediante.
Pasadas las cero horas me dijo que se iba, no la invite a dormir en casa pues vivo en un mono ambiente y tengo una sola cama, así que me ofrecí a acompañarla hasta su casa, distante cinco cuadras de la mía, cosa que acepto gustosa. Salimos y fuimos hasta su casa, me tomo de la mano y así caminamos y hablamos de cosas sueltas, al llegar la despedí con un beso, que correspondió con un gran abrazo como nos solemos dar.
Ya de regreso acomode todo para dejar listo el día de mañana.
Al otro día, vino más o menos a la misma hora que ayer, en sus manos traía una pizza hawaiana, sabe lo que me gusta. Armamos la pequeña mesa con la pizza, dos vasos y una cerveza, cenamos y nos bebimos dos botellas más.
Promediando la media noche, salimos para el baile, el más grande de los dos que hay en la zona. Pasaban los temas y los tragos, nosotros parecíamos dos locos sueltos, creo en este punto si ponían una marcha militar también la bailábamos.
Nos sentamos a beber algo para paliar el calor, justo sonó un cuartetazo furioso, me agarro la mano y salto al lugar del baile, luego de dos cuartetos, llegaron los lentos (por acá aún se estilan), sus brazos de inmediato se cruzaron por detrás de mi cuello, abrace su cintura y comenzamos a balancearnos girando, acerco su enjuto cuerpo apretando sus duras tetas en mi pecho susurrándome al oído si me sentía cómodo en la salida con su prima, asentí, me dio un piquito, cosa que no me extraño, pues a veces lo hacía, aunque esta vez fue distinto, mi miembro reacciono de manera diferente, se comenzó a endurecer haciendo notar la falta de acción.
Cuando nos sentamos, ambos nos dijimos riendo que estábamos un poco mareados por el alcohol, así que decidimos ir a casa, en el camino me dijo que estaba muy cansada para llegar a la suya, si la invitaba a dormir. Después de pensarlo un rato accedí, después de todo ya habíamos dormido juntos en alguna oportunidad cuando me quedaba en casa de ella.
En casa, nos sentamos a dialogar de tiempos pasados, recordamos muchas cosas, juegos, familia, amigos entre otras, hasta que ella comenzó a monologar, recordando un suceso.
En la sala de casa había una mesa de madera, antigua, grande, en la que pusimos una sábana haciendo una choza, quien de chico no lo hizo, y comenzamos a jugar al doctor. Fue la primera vez que vimos ambos los genitales del sexo opuesto y tímidamente pudimos tocarlos.
Cuando término de contar su relato, disculpándome, fui al baño (la cerveza había hecho su efecto diurético).
Cuando regrese, me dijo que quería jugar un juego, sin más tomo un repasador y me cubrió los ojos, diciéndome que ahora mandaba ella, y el juego se llama ¿qué es?
Ya sin ver nada comenzó el juego, se alejó y regreso con algo en la mano, toma la mía y me la hace tocar, era algo frio, no podía apreciar por mi tacto que era, pero poco a poco fui dándole forma en mi cabeza, era un vaso redondeado en su base, luego fue una pelota de ping pong, luego una de tenis, un muñeco de Batman y varios artículos más que adiviné.
Grande fue mi sorpresa cuando me hizo tocar algo tibio, redondeado, a lo que mi cerebro reacciono de inmediato dándose cuenta de que se trata, era su pecho descubierto, me retiró lo que me cubría y ahí la veo, de pie solo en tanga, se abalanzó sobre mí, posando sus labios en los míos y a la vez sacándome la remera, nuestros pechos se encontraron, la tersura de su piel hizo que la mía se erice y mi verga se entumezca, al sentirla crecer en su abdomen, sus manos fueron en busca de ella, recorriendo toda su extensión sobre el pantalón, sin dejarla de acariciar ni obviar los testículos me empujo sobre la cama, ya se percibía el olor a sexo en el ambiente. Ya sentado, se ubicó con sus piernas abiertas en ambos lados de la mía y de rodillas, dejando su vagina a la altura de mi cara, podía apreciar el aroma de sus jugos invadir mi nariz.
Pudiendo observar de cerca la intimidad expuesta ante mis ojos, se bajó la tanga dejando ante mis ojos unos labios humedecidos y carnosos, decorados con unos prolijos vellos púbicos recortados en forma de corazón que demostraba, su cabellera, no era teñida.
Mi cerebro dejo de responder al buen criterio y en fracción de segundo me había zambullido a las mieles que se ofrecían ante mis ojos, haciendo una inmersión en su sexo, succionando esos carnosos labios, aprisionando contra mi lengua su duro clítoris, la humedad inicial crecía a cada pasada de mi curiosa lengua que exploraba la profundidad de esa concha tan hermosa como
Empujándome, me recostó en la cama, poniéndose de pie comenzó a quitarme la ropa que cubría mi parte baja, dejándome totalmente desnudo, su tanga también desapareció del todo con unos ágiles movimientos de piernas, sus ojos se abrieron al ver mi verga. Pidiendo que observe comenzó a hacer unos sensuales movimientos de cadera al ritmo de una música que no había olvidado de poner. Su mano hábil fue hacia su entrepierna y secuencialmente comenzó a meter un dedo, luego dos hasta llegar al tercero, cada vez que lo hacía llevaba su mano a la boca para probar sus propios jugos, parecía que no quería desaprovechar la humedad de sus propios fluidos.
Veníamos disfrutando de un encuentro sexual, creo que postergado por años, de dos personas que se deseaban y sin dudas, querían fusionar sus cuerpos en una cama.
Aun con el sabor vaginal en mi boca, deseaba más, arrojándola sobre la cama puse sus piernas sobre mis hombros volviendo a bucear en esa sabrosa breva, la que en pocos minutos me ofreció más de su delicioso néctar cuando tuvo el merecido orgasmo.
Poniéndonos cómodos sobre la cama, empiezo por jugar un poco con mi verga en la jugosa vagina, comenzaron unos tímidos gemidos que hicieron crecer mi excitación, sin poder aguantar más, aprovechando su lubricación y que mi miembro estaba empapado de ella, la introduje hasta el fondo, acrecentando sus gemidos, se sentí muy suave el interior y que bien que se mueve Xena, me estaba extasiando del placer, de tal manera que comenzamos a gemir al unísono, el ir y venir dentro de ella es fascinante.
Una vez que tuvimos nuestros merecidos orgasmos, reposamos agitados uno sobre el otro en la cama ahora inmóvil.
Luego de un largo rato mi primita comenzó a jugar con su boca en mi pene que se encontraba en reposo, con la habilidad y maestría que tiene en el arte del sexo oral, lo hizo cobrar vida nuevamente, ¡¡¡que mamada me estaba dando!!! Una de las mejores, sino era la mejor de mi vida, se la comía toda como si fuera un chupetín, llegando a tocar el fondo de su garganta, lamio los testículos y el ano, reconozco que fue la primera vez que gemí a viva voz con una mamada. Subió sobre mí para cabalgar toda la extensión del pene, estaba en un nuevo momento de sexo sin parangón, la veía arriba mío subiendo y bajando mientras mi verga dividía aún más esos labios que le permitían la comodidad de entrada a mi sexo. Se avecinaba un orgasmo fantástico, y así lo fue, ella acabo cuatro veces y una última en que lo hicimos a la vez, entre gritos y gemidos.
Prendimos un cigarrillo que fumamos entre los dos, sentados en la cama como chinitos, en donde me conto por que se había decidido a tener sexo conmigo. Vilma le había comentado de mi atributo y mi manera de coger, lo que le llamo la atención y la lleno de intriga, que quería probar y no iba a perderse el sexo conmigo, que siempre ella, aún sin las historias que le conto mi novia, había querido tener sexo conmigo y ahora comprobó que Vilma no mentía en nada, hasta hoy no había conocido semejante manera de gozar, que si bien ha tenido buen sexo, gozar como hoy nunca.
Luego de casi una hora y media de charla y confesiones mutuas volvió la carga con mi miembro, el que tímidamente se volvió a parar, fui en busca de un frasco con vaselina, no me iba a perder el culo de mi querida petiza culona.
No dijo nada, pero me miraba con ojos desorbitados como la posicionaba en cuatro y untaba su culo y mi verga palpitante, hasta que me dijo.
– Primo no es que nunca lo haya hecho, pero me asusta el tamaño de tu verga, creo me va a doler mucho, por favor te pido dos cosas, preparalo bien y que sea promesa, si duele lo dejamos para otra oportunidad en la que me pueda preparar mejor, si sabía que salía culo hoy me hubiera puesto un dilatador.
– Si mi hermosa Xena, prometido.
Tuve que volver al principio de la acción para preparar el terreno, abrí sus nalgas y sabor a vaselina mediante comencé a jugar con mi lengua, intentando introducirla, ella colaboraba aflojándose lo más posible, mi lengua rodeaba y jugaba en ese esfínter, cuando la sentí cómoda, puse más vaselina allí y en mi mano, metiendo de a poco mi dedo medio, entrando y saliendo, la escuche gemir, saco el dedo para volver a introducir medio e índice, ya la note dar un respingo pero sus gemidos no desaparecían, la mano libre la lleve a su duro y caliente clítoris para estimularlo, mis dedos entraban y salían mientras los otros giraban en torno a su botón disparador de orgasmos, no tardando este en llegar.
Ya la tenía donde quería, puse más lubricante en ambas partes a hacer contacto apoyando la punta del pene, comencé a ejercer presión, había entrado la mitad de la cabeza cuando ya sus gemidos se tornaron en frases de dolor, no queriendo desaprovechar la oportunidad, di un pequeño golpe de cadera para que pasara la cabeza, pensando que tenía la batalla ganada, dio un grito de dolor que me asusto.
– Por favor primo, sacala que me duele mucho.
– Ya entro la cabecita, ahora es más fácil. No amor mío, si así me dolió la cabeza, el resto que es más grande me va a desgarrar, ya con esa porción nomas me arde y duele mucho, me lo prometiste.
– Si Gina, tenés razón.
Con tristeza se la saque suavemente, observando si la había lastimado, pero no se veía nada raro.
– Gracias primo, me da pena que no lo hayamos podido hacer, pero en serio me dolía.
– No hay problema, como vos dijiste, no va a faltar oportunidad.
– Obvio, como vos cumpliste la promesa yo la voy cumplir también. Este culo te lo vas a comer.
Se encargó de mi ahora sedienta verga, su boca hizo maravillas en ella, hasta que descargue todo el semen dentro y aunque es una falta de respeto hablar con la boca llena, me dijo.
– Mira bien que te voy a compensar.
Muy lentamente fue tragando todo el contenido, relamiéndose y sin dejar nada a la vista.
Nos acostamos dormir, al otro día nos despertamos sorprendidos de encontrarnos ambos desnudos en la cama, reaccionando enseguida, nos saludamos con un beso en la boca, nos levantamos a bañarnos y limpiar el desastre de fluidos que han quedado en nuestros cuerpos y en la cama.
Esta demás decir que Gina se quedó hasta que vino mi novia de viaje y nuestros encuentros se siguen dando en forma más que habitual, pues a Vilma no le permiten quedarse a dormir conmigo.
No paso mucho tiempo en que pudimos tener sexo anal, ¿le dolió? Si pero como había dicho uso dilatadores e hice un buen trabajo de dilatación pre coito no tanto como la primera vez, cuando le comenzaba a doler paraba, esperaba un ratito y cuando no dolía más continuaba, ahora ya lo hacemos en forma natural, yo feliz por que encontré a una persona que se adaptó a mi verga y cuando acabo, sacándola le queda un poco abierto dejándome observar el semen en su interior.
Debo agradecerle a Vilma que le haya contado a mi prima nuestras aventuras.
Me he enterado también que, en alguna oportunidad tuvieron sexo entre ellas, no es porque me lo ha contado, si no que viendo en su móvil pude observar algunas fotos donde estaban en la cama desnudas.
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Tenía 17 años trabajaba en un ciber café mi jefe era un hombre de 30 años alto, atlético y muy caliente. Todas las tardes al salir del colegio me dirigía al trabajó y cuando llegaba hay estaba esperandome siempre me tomaba de la mano y me daba un beso en la mejilla con un suave mordisco yo una inesperta me ponia nerviosa, mis piernas temblaban y mi voz se quebraba…
Comenzaba el juego de la seducción un día era el mordisco en la mejilla, al otro día era un apretón de nalga, un suave rose en la pierna…
Una tarde entre al baño arreglarme un poco el cabello, había tenido entrenamiento de básquetbol en la escuela y llegué un poco desarreglada al trabajo, cuando estaba mirándome en el espejo de pronto apareció su reflejo estaba junto al mío, estaba de espaldas y me quedé paralizada en un segundo lo sentí junto a mi, pensé que tonta deje la puerta abierta y ahora que hago, pasaban mil cosas por mi cabeza, mientras comenzó acariciarme, a besar mi mejilla y su lengua comenzó a deslizarse en mi oreja sentí que todo se me estremecía, comencé a perderme en sus caricias, cuando de pronto bajo sus manos a mis nalgas las acarició, bajo lentamente a mis piernas subió mi falda a la cintura y bajo mis bragas yo estaba indecisa no sabía si quería hacerlo era mi primera vez yo nunca había pensado hacerlo ni me había imaginado si quiera como quería que fuera mi primera vez…
El solo me dijo confía en mí no te voy a lastimar dejame entrar y prometo cuidarte, su voz en mi odio, su respiración y su forma de tocarme me hechizaron…
Con mis bragas abajo comenzó a caricias mi vagina, suave muy lento y con la otra mano desabotonaba mi blusa, desabrochó mi sujetador y comenzó acariciar mis senos, era todo perfecto para una niña de 17 en manos de un hombre con experiencia…
Me puso de espaldas, mis nalgas rosaban con su miembro, me inclino, bajo su pantalón y puso su pene en mis nalgas, por dios lo sentí grande, tomo mi mano y me dijo tocalo… era grande, grueso y con sus venas sobresalientes y pensé y ahora que hago me puse nerviosa yo inesperta y él con tanta experiencia…
Me dijo tranquila no pasará nada que tú no quieras creo que ya era demasiado tarde para esas palabras mi bragas abajo, su miembro rosando mi vagina y chorreando solo estaba esperando el momento cuando de pronto me dijo confía en mí, la cabeza de su miembro intentaba entrar en mi vagina cerrada era grueso dolía un poco pero comenzó a masajear mi vagina y mi entre pierna mientras mordía mi espalda y cuidaba cada detalle para que fuera la mejor experiencia, sin más de pronto sentí un empujón suave y a la vez fuerte grite pero no fue de dolor, por primera vez sentí el placer de tener un pene dentro de mí, tomo mis caderas y comenzó con movimientos suaves y duros solo me miraba en el espejo, veía mi rostro sudado con una expresión que nunca había visto en mí y continuó hasta que tuve mi primer orgasmo, después el termino en mis nalgas se inclino en mí, medio un beso en la mejilla limpio su semen de mis nalgas me ayudo a vestirme me abrazo y solo me dijo gracias…
Estaba en shock le acaba de dar lo más preciado, mi virginidad a alguien que no era mi novio, que solo era mi jefe y ahora que sucederá me preguntaba me correrá del trabajo…
Pasaron las horas ya tenía que retirarme a mi casa y el me habló, -Karen puedes venir-,
-si claro- me tomo de la mano me llevo al baño y me dije en mi mente otra vez y parace que leyó mi mente, me dijo -no pienses que te tomaré quiero que veas algo-,
-está bien contesté-.
-Karen baja tu pantalón y tus bragas-,
-pero dijiste que no lo haríamos-,
-haz lo que te dije- respondió…
Hice lo que me pidió y cuando baje mis bragas note un poco de sangre,
-me dice vez eso, una señal de que dejaste de ser niña y ahora eres una mujer y gracias por dejarme ser el primero es un privilegio-.
-ahora arreglate ve a tu casa duchate y descansa, por qué a partir de mañana te haré mia si tú estás de acuerdo-. Me dio un beso en la frente y me abrazo…
Ahora tengo 36 años, vivo en un lugar rural donde a esta edad ya nadie te quiere para casarte, por qué ya eres algo vieja y solo te quieren para ser la puta de todos…
Pero… he hay lo malo, que yo no soy la puta de todos, solo de quién me gusta, yo elijo a quien comerme…
Y así fue como comencé y me introduje en el erotismo, en el sexo y el placer de disfrutar una buena cojida…
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