Hetero: General

Aquella misma noche a cientos de kilómetros de distancia…

Melany bebía en una fiesta privada junto a un amigo de las pasarelas. Se conocían de haberse visto en Barcelona, Madrid y Milán. El chico le parecía muy mono, así que estaban tonteando en una esquina mientras la música y el murmullo de muchas conversaciones se entremezclaban.

Como el ambiente no era el más propicio para hablar, acabaron saliendo del apartamento donde un amigo común daba la fiesta y terminaron dando un paseo por la manzana anexa.

A esas horas las calles estaban desiertas. Solo vieron pasar a un empleado de la limpieza, que perezosamente empujaba su carrito con los aperos para barrer las calles y un poco más adelante, un camión con un operario a pie se dedicaba a regar las calles para limpiarlas. La ciudad dormía y sólo algunas personas, por trabajo o placer, le daban vida a las solitarias calles.

El chico no paraba de charlar y hacerla reír, aunque realmente todo lo que decía eran tonterías y chistes fáciles.

Él se sentó en un banco y cuando Melany fue a hacerlo, el chico la cogió por la cintura y la sentó sobre sus piernas. Ella sonrió tras la sorpresa inicial y comprendió que estaba sentada encima de su erección. Esta ocurrencia del chico la excitó, pues sintió su conchita tan cerca del miembro erecto del hombre, que dicha proximidad la hizo imaginarse sin ropa y en íntimo contacto en aquella misma posición con él.

Para colmo aquel chico descarado, osó recorrer el espació que separaba sus rodillas desnudas de la intimidad de sus braguitas y con sus manos profanó aquel lugar tan tremendamente cálido e íntimo.

Para ella este lance fue en exceso turbador, sintió la emoción del contacto de su mano con su sexo, ésta le secó la boca ante la expectativa, su deseo se desató en su interior, salió del cofre donde lo guardaba con llave de plata, para recorrer cada centímetro de su suave piel.

Cerró sus piernas en acto reflejo y así cortó el acceso fácil a su delicada intimidad, esto hizo que el chico sacara su mano de ahí y tomase su barbilla, haciendo girar su cara hacia él, buscando su boca para robarle un primer beso.

Melany lo degustó y se entregó a una serie de largos y húmedos besos, mientras sentía que por dentro el ansia y la excitación la consumían, pero debía contenerse, dejar que fuese él quien se aventurase en la exploración de su cuerpo, pues así era como le gustaba a ella.

Aquel chico travieso tuvo la osadía de separar de nuevo sus muslos con cierta brusquedad y acceder por segunda vez a su más tierna intimidad, arropada por su abrigo, escondida bajo la noche.

Sus dedos se detuvieron sobre la blanca tela de algodón que envolvía su joya, la abrió, como el envoltorio de un bombón y la acarició haciendo que sus hábiles dedos se deslizaran sobre su cálido y lubricado interior, provocándole un hondo suspiro, tal vez un leve gemido, ahogado para no parecer una desvergonzada.

No contento con eso, el travieso chico lanzó su otra mano bajo su abrigo y su blusa, llegando hasta su pequeños pechos libres de sujeción, acariciando las suaves montañas que estos formaban, coronadas por unos pezones finos y afilados, que sus dedos se encargaron de pellizcar y acariciar suavemente, mientras sus labios le robaban otra serie de besos, dándole a probar su dulce saliva.

Aquello era ya demasiado Melany sentía que iba a estallar, sintió tal excitación que se corrió secretamente en estos lances preliminares sin que el chico lo notase, así que después zafó de su abrazo y se sentó a su lado en el banco.

Hacía frío, pero en aquel banco la temperatura parecía tropical entre aquellos dos amantes recién estrenados.

Aquel chico, que no se detenía ante nada, se bajó la cremallera de su vaquero y tras desabrochar su botón, extrajo su miembro palpitante al frío de la noche y tomando la mano de ella hizo que se lo agarrase. Melany sintió todo el poderío de aquella arma secreta, la sintió palpitar bajo su mano.

— ¿Me la chupas? —le susurró en sus oídos enredándose con su pelo.

Pero Melany no estaba dispuesta a hacer tal cosa, en plena calle, así que soltó su virilidad y girándose lo besó y hasta le mordió los labios.

— Busquemos algún sitio más apropiado —le susurró ella que aún deseaba probar su falo.

— Ok nena —contestó él guardando su miembro apretadamente bajo su vaquero.

Emprendieron de nuevo su paseo, pero esta vez de regreso a la fiesta, pensando en colarse en alguna habitación para gozar de su pasión contenida. Esta vez el paseo fue más sensual, pues sus manos volaban por sus cuerpos posándose traviesamente donde menos se lo esperaba el otro. El chico le agarraba su trasero, le robaba besos y le acariciaba sus pechos, mientras ella igualmente agarraba su trasero y palpaba su tremenda excitación apretada bajo su pantalón.

Llegaron al rellano de la entrada, allí la temperatura era mucho más agradable, así que se enzarzaron en un mar de besos y abrazos, sintiendo que volver a la fiesta no era lo más indicado. Por lo que se ocultaron en la escalera y allí, en la penumbra, el chico le metió la mano por su minifalda y empuñando su tanguita tiró de él con tal brusquedad que hizo saltar sus finas costuras.

Esto sorprendió a Melany aunque aquella muestra de cierta brutalidad la excitó y se dejó llevar por la ardiente situación. Tras quedarse sin bragas, el chico descubrió su trasero desnudo y lo mordió sensualmente mientras sus manos recorrían cada centímetro cuadrado de sus muslos y sus dedos traviesos acariciaban su intimidad allí abajo.

Sentía su lengua recorriéndole la piel, su caliente lengua que llegó hasta a introducirse entre sus glúteos y bajar hasta donde ella nunca hubiese pensado que bajaría. Sintió como éste le comía el culo y esto la excitó tanto que deseó que la poseyera en ese mismo momento. Con brusquedad la giró y la sentó sobre un escalón, allí sus nalgas reposaron sobre su largo abrigo de cachemir.

Con su sexo al aire aquel travieso chico se zambulló en él. Su lengua lo recorrió en todas direcciones recogiendo cuantos jugos manaban de su joya. Melany se sintió desfallecer allí mismo, en aquella oscura escalera mientras aquel chico se afanaba en agradarla, regalándole oleadas de placer.

Pero el macho dominante no estaba dispuesto a que esto quedase ahí, de modo que incorporándose extrajo su verga y se la acercó a la boca. Esta vez no hubo preguntas, esta vez no le pidió permiso, esta vez la condujo directamente a sus labios.

Melany no pudo rechazarlo, aunque le daba algo de asco hacerlo sin que él se lavara la mano del varón puesta en su nuca la obligó y su boca se abrió para que aquel trozo de carne palpitante y caliente entrase.

Su sabor fue amargo al principio, Melany trato de contener las arcadas, pero después éste desapareció y la sensación de tener su verga en su boca la hizo olvidarse de él. La excitación que le produjo el hecho de que aquel cabrón la había forzase un poco a hacer algo que ella no quería en principio, incrementó su excitación y saboreó su miembro tremendamente excitada.

Aunque le mantenía la mano en su nuca, ya no la forzaba como al principio. Melany recorrió aquella barra carnosa con su boca y aprendió a disfrutar de su sabor, de su textura y de su brío. Cuando ya estaba acostumbrada a ella, el chico la liberó, extrayéndola de sus dulces labios.

La levantó y colocándola en el escalón superior, le tomó una pierna y acercando su pelvis la colocó justo delante de su joya, acercó su miembro y frotó su glande con sus pequeños labios vaginales. La excitación se disparó, pero entonces ella reparó en que aquel desconocido ni siquiera se planteaba el ponerse un condón, así que se lo recriminó y éste, de mala gana, buscó su cartera y sacó uno. Aunque en la penumbra, Melany no pudo verlo, por sus movimientos intuyó que se lo había enfundado, ahora vendría el coito y Melany lo deseó.

La pasión volvió cuando se abrazaron, cautelosa Melany volvió a palpar su miembro antes de que este la tomara para asegurarse de que se había protegido. Sin más demora le dejó entrar y éste la llenó toda. Y ella, respirando aceleradamente, acusó el esfuerzo de sentir cómo su joya tenía que dilatar a marchas forzadas para dejar entrar al intruso.

El coito de frente les permitía seguir comiéndose la boca y al chico besar sus pechos con su blusa desabrochada. Melany levantó sus piernas y cruzándolas en la cintura del otro, se sostuvo cogida por éste con la espalda apoyada en la pared, sin duda aquella era una deliciosa experiencia tras largos meses de abstemia sexual. Aunque aquel chico seguía mostrándose brusco y sus movimientos empezaron a ser demasiado intensos para Melany, lo que comenzó a no gustarle, por lo que le lo detuvo y se bajó.

Ahora el chico le pidió que se girase y ella, apoyada en los escalones superiores le ofreció su trasero, para que él entrara desde atrás. No tardó en volver a sentir su presión mientras la agarraba fuertemente por la cintura y la penetraba hasta las entrañas.

El chico empezó a empujarla tan fuerte que aquel maravilloso placer empezó a desvanecerse por el daño que le hacía. Ella protestó pero éste pareció no escucharla y siguió embistiéndola como una bestia, la fuerza de aquel chico era tal que no le permitía zafarse de su abrazo y mientras la zarandeaba adelante y atrás, ella se apoyaba en los escalones superiores con ambas manos, por lo que si se soltaba de una, corría el riesgo de estrellar su cara contra el suelo. Así que lo único que pudo hacer fue esperar a que se corriera.

Ya no hubo más placer para ella, le dolían sus penetraciones, le dolían sus caderas por cómo se las agarraba con las manos y sólo deseo que todo terminase pronto. Pero el tiempo pasa despacio en los peores momentos, así que aquellos segundos se le hicieron eternos.

Finalmente aquel chico estalló y resoplando como un asno soltó su carga en el interior de la desconsolada Melany. Hasta aquel momento había sido todo tan idílico que ella no podía creer el giro que habían dado los acontecimientos.

En cuanto este bajó la guardia ella se zafó de sus manos y girándose le dio una bofetada con todas sus fuerzas. Él alto varón, al no esperar aquella reacción de fiera acorralada, cayó de espaldas y chocó contra la pared. Momento en que Melany saltó por la escalera, aún a riesgo de doblarse los tobillos con sus altos zapatos de tacón y emprendió la huida lo más a prisa que pudo.

Accedió a la calle y rompió a llorar, mientras no paraba de andar y de correr a trompicones. A punto estuvo de darse de bruces contra el suelo en un par de ocasiones, pero finalmente salvó la caída y siguió adelante.

Durante el paseo, recordó haber visto una parada de taxis por allí cerca, pero ahora, con los ojos cegados por las lágrimas y el maquillaje, todas las calles le parecían iguales. Por suerte había comenzado a andar en la dirección correcta y tras alcanzar una esquina divisó un piloto verde de un taxi en la oscuridad de la acera.

Corrió hacia éste y se montó a la velocidad del rayo. El taxista, sorprendido por su rápida entrada, la vio en un estado de agitación tal, que no pudo evitar interesarse por ella.

— ¿Le ocurre algo señorita?

— No nada, lléveme al Hotel Inglaterra, ¡por favor rápido! —le dijo Melany entre sollozos.

Aquel hombre emprendió la marcha y respetó sus ganas de silencio. En poco tiempo estuvieron en la puerta del hotel y cuando ella fue a pagar se le cayó el mundo encima, ¡pues su bolso de mano no estaba! Recordó haberlo dejado en la escalera, donde se había liado con aquel cabrón y con la apresurada salida no se acordó de recogerlo de los escalones donde lo había dejado.

Rompió de nuevo a llorar y el taxista no supo qué decirle más que volver a interesarse por ella. Entonces Melany se lo explicó lo mejor que pudo, obviamente omitió los escabrosos detalles de la escalera y le dijo que se lo había dejado olvidado en la fiesta de donde venía.

— No se apene señorita, que sólo hay una cosa en esta vida que no tiene solución —le dijo el taxista entonando la voz como si le estuviese contando una historia en torno a la hoguera—. Este hotel trabaja con mi compañía, si es tan amable de darme su nombre y número de habitación, ahora llamaré a recepción e informaré de la carrera para que se lo carguen en cuenta —le dijo el amable taxista ofreciéndole un paquete de pañuelos de papel que llevaba en la guantera.

— ¡Gracias, es usted muy amable! —respondió Melany sonándose los mocos de una forma tan natural como poco glamurosa—. ¿Y cuál es esa cosa que no tiene solución según usted? —le preguntó tras reponerse.

— ¡La muerte señorita! Tras la muerte no sabemos si habrá algo o no, ante eso solo podemos tener fe, pero tras eso ya no hay solución.

Melany se sintió conmovida por aquellas palabras sencillas de la sabiduría popular, que suele ser la mejor y se sintió reconfortada por sus palabras de ánimo.

— ¡Usted es joven y guapa señorita! Aún le queda mucho por vivir, suba y acuéstese que mañana vendrá un nuevo día y quien sabe lo que traerá —añadió cuando Melany, aún compungida, abrió la puerta para salir.

Melany se encaminó a la recepción del hotel, donde explicó que había perdido el bolso y la amable recepcionista le preparó una nueva llave para su habitación.

Nada más entrar se desnudó y se metió entre las sábanas, donde de nuevo un llanto incontenible acudió a ella. Siguió llorando suavemente por largo rato sin saber muy bien por qué, sintió resbalar las lágrimas por sus mejillas, claras y cristalinas hasta que éstas terminaron por empapar la almohada, se giró y entre sollozos se fue apagando lentamente hasta quedarse profundamente dormida.

Hola !

Pese a todo, no soy capaz de usar mi nombre, así que os diré que me llamo Lucía.

Vivo en madrid, en la periferia, y tengo la obligación de contaros que lo que me sucedió fue siendo ya mayor de edad. Por el bien de todos…

Soy una chica normal, delgada de piel blanca.. más de lo que me gustaría.. aunque supongo que las chicas somos inconformistas por naturaleza, siempre deseando lo que no tenemos y menospreciando lo que otras desearían. Es algo que nos define.

Para que os hagáis una idea mido 1,62 y siempre hice atletismo. No creo que haya destacado nunca en clase ni por curvas ni por pecho.. aunque tengo las piernas y el abdomen bastante definido. Tengo actualmente una 85 de pecho, ya os digo que en mi opinión muy normal. Reconozco que no me considero fea, cambiaría algunas cosas (y terminaré haciéndolo ) pero precisamente mis ojos, mis labios y mi pelo son cosas de las que me siento orgullosa.

Son ojos grandes y color marrón miel, mis ojos es lo primero que se ve de mi, mi pelo tiene que estar perfecto, llevo algo más de media melena, soy morena pero siempre quise llevarlo mecheado de rosa. Aunque a mis padres no les gusta, llevo un par de años con este look y juego mucho con hacerme trenzas, dos coletas, recogidos.. Mis amigas dicen que tengo una buena mata de pelo y que es bonito.. el único pero que yo le veo es en verano y se llama CALOR!! xDD

Quizá porque he pasado media vida en un colegio concertado no soy la persona más feliz en faltd, (he estado a punto de decir el nombre de mi colegio.. pero me he contenido a tiempo xD) Pero como llevo toda la vida haciendo deporte se encontrar el tipo de pantalón vaquero ceñido que me sienta bien para no ser culona, aunque con lo que más a gusto estoy y no os voy a engañar es en chantdal.. No nos engañemos..

Dicho esto os confesaré que hasta el momento que voy a relataros no había tenido grandes cosas que contar a nivel sexual. SI, me masturbo, desde muy pequeña.. y empecé haciéndolo sin conocimiento de causa, pero sabía que algo me daba gustito xD . Después seguí yhaciéndolo cada vez más consciente y no me averguenza contarlo, sobre todo porque no me conocéis jajajaja de hecho me gusta hablar de sexo.

Pero ya os adelanto antes de ir a lo interesante confieso que a raíz de lo que me pasó, masturbarse tiene 3 niveles para mí..

El dedo de por la mañana recién levantada aun en pijama en la cama, que es el que hace sentir más sucia cuando me corro.

El dedo en la ducha que es el que se nos haremos el 99% de las chicas, que es inevitable, obligado y sólo siendo asexual puedes reprimirte a ello..

y el tercer tipo de dedo, el de me apetece ahora y porque sí, que es el que ha nacido en mí después delo que voy a contraos.. que puede sucederme en el baño de casa o del colegio (ahora en la universidad) de ir a hacer pis, y como no puedo tener la mente en blanco, recuerdo alguna cochinada que me hace presa de lo que pienso y automáticamente un calor me invade.. cierro los ojos me muerdo el labio hasta hacerme daño hasta que me corro… a veces es sólamente frotándome con distintos dedos (notas matices diferentes os lo juro), otras como dice la puta de mi mejor amiga, haciendo un spiderman xDD que es con los dos dedos centrales en mi coño y el meñique y el anular apuntando a mi culo.. como si quisieran llegar y llenarme entera..

No creo ni que sea ninfómana ni que tenga una enfermedad, ya que he oído cosas que alucinaríais, aunque bueno en un sitio como éste, estoy segura que habrá niveles que ni yo misma puedo imaginarme (dadme tiempo…)

Como digo no tengo novio, porque me parece una périda de tiempo.. Nunca estás con el chico que quieres, porque son imbéciles y unos orangutanes, y al chico que le gustas está más cerca de salirle vagina que pene de lo… flojos que parecen.. la verdad..

hasta la experiencia que quiero contaros me había enrollado con chicos, si. me he dado besos y sigo haciéndolo con amigas, con las que incluso había tenido cosas muy… extrañas.. Cosas que narraré otro día..si siento la necesidad como hoy de contaros esto..,

También había hecho petting, (frotarnos con ropa), pero sexo como tal, ni oral ni masturbarle yo a nadie ni hacérmelo nadie a mi.. piel con piel que se diría jijiji

Creo que quizá porque no soy la chica más lanzada del mundo.. y los chicos con los que me he liado no son en absoluto como los que a mi me atraen para estas cosas, como los que había tenido mil fantasías.. Brutos, hostiles, como más.. no sé, varoniles aunque suene ridículo.. y mucho xD

Yo quería perder mi virginidad con un tio de verdad, no con alguien que me pide perdón si me agarra las tetas o el culo más fuerte de lo que cree que debe.. joder esque para eso prefiero masturbarme jajajaja

Pese a todo no consumo porno, aunque lo haya visto algunas cuantas veces y me haya masturbado incluso con alguna escena que me ha creado.. digamos Impacto.

Pese a todo como os digo no consumo porno, porque por norma general no me creo ni las fotos ni los postureos. Tengo mentalidad deportista, no me gusta que me lo cuenten, me gusta vivirlo y si no puedo, pues me lo imagino en mi intimidad jajaja

Ahora que os he hecho una buena radiografía de mi, de lo que me gusta y de como soy vamos al grano. (queee pesssssada esta chica, lo sé)

El caso es que vivo en un Segundo, en una urbanización cerrada, sin piscina… (que más me gustaria..) Y lo que me pasó fue pues un día cualquiera, fumando a escondidas. No aconsejo a nadie que haga las cosas a escondidas porque pasan cosas extrañas..

Cuando mis padres no están abro la ventana de la terraza y fumo porros. (Sé que soy joven, no me considero drogadicta jajaja pero a estas edades el que no fuma tabaco, bebe, y el que no pues fuma porros de vez en cuando. como yo jajaja ) y fumo en la terraza porque como la Hierba huele taaaaaan fuerte, no podría fumarla dentro de casa sin que me pillen, es suicidarte en vida.

Como os digo una de esas tardes sin hacer nada en casa, oyendo netflix y mirando el móvil , hasta que llegasen mis padres a cenar pues me hice un porro, salí a mi terraza, como siempre, me senté en una escalera que tenemos recogida allí, de 3 peldaños que abro y utilizo a modo taburete. Imaginadme, con mi chantdal sentada, con mi móvil viendo vídeos de tiktok y mi porrito…como tantos días. El auténtico bienestar jajaja

De repente escuché algo en la terraza de al lado. Y los vecinos nunca suelen estar a esas horas.

Lo primero que pensé fue: «joder los vecinos!!!! como se asomen van a oler esta pestuza en un segundo…» Por lo que esperé unos segundos sin hacer ni un movimiento, pensé en levantarme y cerrar la ventene pero como seguía escuchando ruidos, hice la estatua.. Realmente sonaba a que estaban arrastrando algo, un macetero o maceta o algo así..

Decidida abrí la pequeña ventana que comunica con el tendedero que comparto con mis vecinos del «B» muuuuy despacio, no fuera a tenerla él abierta y de repente me viera, oliera lo que estaba haciendo y tal..

Y pude ver que sólo había una pequea rendija abierta en la ventana del vecino, pero no vi nada más que un poco de terraza. Sin cerrar ésta me atreví a asomarme por la terraza frontal, ahora si, para ver si tenía abiertas sus ventanas que dan al barrio y qsentí cuando vi que estaban cerradas. Por lo que yo, a lo mío, podía seguir fumando..

Me senté de nuevo en mi escalerita, encendí y le dí una calada. pero no se porqué me giré hacia el tendedero y en ese momento vi dos cosas. La primera que habia dejado mi ventana lateral abierta y aun veía la rendija de la del vecino y su terraza. Y la segunda que justo en ese momento el tendedero se oscureció y vi una figura salir de la cocina y sentarse en su terraza. Estaba ahí para quedarse. Operación porro cancelada.. dejaría mi ventana abierta pero no podía seguir fumando.

Me levanté a cerrar la ventanita lateral y mi espíritu de cotilla redomada pudo conmigo jajajaj, me asomé sin dar calada ni hacer ruido y resulta que era el marido de mi vecina. Sentado en una silla de plástico verde de esas de terraza de bar, dando casi la espalda al tendedero, y estaba sin camiseta, como tomando el sol a través de sus ventanas (muy bizarro ese tío..nunca saludaba y era un poco rancio) hasta ahí todo normal verdad? Pues escuchadme, porque lo que vi es que se estaba haciend oun pajote como si fieran dos.

En ese momento casi me entra la risa, que pude contener, pensé está chalado y cerré la ventana casi del todo. Recogí las cosas guardé la chusta del porro en una bolsita y fuí a lavarme las manos, los dientes y a borrar en definitiva todo restro de que en mi terraza se había fumado .

Como digo los instintos son primarios y posesivos, y ese instinto cotilla, me obligó en un rápido titubeo a volver a abrir la ventana y poner ojo. No habrían pasado ni dos minutos y ya estaba abriendo la ventana a ver qué tal le iba a mi vecino jajaja

Mi sorpresa fue que ya no estaba sentado, ahora estaba de pie, regalándole una paja medio encorvado hacia atrás al barrio entero.. con un brazo en jarra y el otro dándole que te pego, era la primera vez que veía algo así, en directo, que tendría? 30 años? 35? y parecía más irresponsable que yo jajjaja

En realidad se veía poco y tenía que cambiar mi posicióncomo para ver la perspectiva completa. Entonces vi su polla. Fueron 15 segundos, 20 segundos porque se corrió con un animal y gimió como si estuviera sólo en un chalet en medio del campo. Fue un momento, pero ese gemido, como de quedarse sin fuerzas o de terminar una maratón… jamás se me va a ir de la cabeza, os lo prometo.

Por mi parte me puse nerviosa, pensé, me va a pillar, y cerré. Entré dando un paso en la cocina y no se si fue antes una cosa u otra pero.. Mi boca estaba seca y pastosa y mi coño ardiendo. Ojo, no he dicho que estuviera mojada, sólo que me ardía.

Como en trance fui al cuarto, me senté en mi silla, pensando en lo que había visto, me tumbé en la cama y sin darme cuenta estaba ya con los ojos cerrados y la mano entre los muslos. Y comencé a tocarme. No puedo deciros el tiempo que me llevó pero si, me corrí. Y no siempre me corro,a veces paraba antes de correrme, pensad que nosotras tenemos como niveles de placer , a veces cosquilleos, a veces necesitamos penetrarnos y otras veces lo que nos apetece simplemente es acariciarnos..

Pues sólo me acaricié y me corrí. No voy a engañar a nadie, no me cambié de bragas, mis corridas no son como en las pelis porno yo no suelto chorros como si me meara encima jajaj

Reconozco que se lo conté a mi mejor amiga, estas cosas hay que contarlas o revientas, pero a parte de ese rato en el Colegio no volví a pensar en ello ningún día, salvo a las 19h, momento en que me acordaba y me asomaba por si volvía a verle.

Y sucedió. Volví a verle a los 4 días. Misma hora, misma situación, debe ser que no tienden o su ventana no cierra del todo pero estaba abierta justo la misma parte, su silla puesta de forma parecida, y él sin camiseta. Debía ser su ritual… El problema fue que esa vez no quité ojo. El problema fue que esa vez yo me masturbé mirándole, y el problema fue que me relajé y en su jincana hacia correrse, justo cuando se ponía de pié se giró y me vió.

En ese momento deseé no estar ahí, desee rebobinar, que hubiera un punto de guardado anerior, como en un videojuego… cerré la ventana, sonó portazo y si mi vecino no estaba seguro…con ese gesto le confirmé que le había visto y que estaba mirando..

No sé lo que haría él porque yo no volví a asomarme, ni tampoco me masturbé, estaba asustada de verdad. No es que él fuera a decirle nada a mis padres, no me le imagino «si mira me estaba haciendo yo una paja y tu hija…» Sé que era irracional pero estaba asustada.

El susto me duró otros 3 o 4 dias, pero como soy gata, y curiosa, volví a la carga, por ver si… se cortaba un poco o seguía con sus sanas costumbres de hacer ejercicio en su terraza.

Esta vez salió un poco más tarde que las veces anteriores, pero ahí estaba. Y fue como vivir un deja vu, su silla, su paja, y se corrió de pie con un gemido encorvándose con una mano en jarra y la otra en movimiento. Y esta vez no se giró. quizá igual, después de todo no se había dado cuenta de que el otro día estuve espiandole en su momento íntimo. por lo que cerré y seguí con lo mío.

En cuestión de… que? 10 minutos? sonó el timbre. me levanté , abrí y no había nadie. Por lo que cerré.

Un par de minutos depués volvieron a llamar y tampoco había nadie. Me estaban vacilando?

la tercera vez, al abrír a la llamada fantasma que tocaba mi timbre, vi al otro lado del relllano (4 metros máximo) la puerta de los vecinos entreabierta, y me creais o no, mi vecino sin camiseta, con una mano sujetaba el pantalón por debajo de su polla y con la otra jugaba con ella como un guardia con su porra. No sé cómo sonará pero para mí fue así. Evidentemente cerré.

Y lo primero en lo que pensé cuando cerré es, «pedazo de tranca» Igual es que tampoco he visto ninguna fuera del porno, y las cosas en directo , si son de impresionar impactan más…

Debía estar asustada, debía pensar «me pilló» «lo sabe» o.. «me va a violar, si ha sido capaz de llamar a mi casa éste me viola»

Pero lo que pensaba era lo que hablaba con mi amiga… «que polla tia..» «pero me está pasando esto a mi?» «pero… joder que rabo tiene…»

Mi amiga mariYo me conoce, sabe que no me inventaría algo así y me hizo gracia porque pese a todo, yo habria dudado. Estas cosas si no las vees no las crees…..

A los dos días volvió a sucederme lo mismo, un par de llamadas sin nadie en la puerta y a la tercera vez allí estaba en su puerta en su humbral, con el falo fuera..

llamadme descarada, llamadme lo que queráis, pero ésta vez no cerré, esta vez le miraba.. le miraba a él, miraba su abdomen, miraba su polla… como hipnotizada.

me dijo en voz suave.. «quieres?» señalandose la polla. Pero no respondí. No podía, no sabía que responder, no sabía porqué aun no habia cerrado la puerta, que es lo que tenía que hacer..

El al ver que aunque no hablase, tampoco cerraba mi puerta se fue animando. «Lucía, quieres probarla?» «te gusta mirar?»

Yo seguia inmóvil, cambiando la vista de sitio, pero volviendo a repetir mis pasos.. le miraba a el, su vientre su polla.. me ardía la cara, como si me hubieran pillado robando en una tienda…

Se metió la polla en el pantalón (no debía llevar calzoncillos porque eso era monstruoso aun guardado..) dio unos pasos y se acercó a mi puerta. Yo hice ademán de cerrar pero no terminaba de hacerlo.

«Lucía quieres venir a tomar algo?» y me tendió la mano. Y yo, tonta de mi, que parecía retrasada, no podía ni hablar ni ir, ni cerrar… Era como si me acabasen de soltar en la tierra y no me hubieran explicado ni el idioma.

Su mano se acercó, agarró mi mano como queriendo acompañarme a su casa, entonces le solté. Mi vecino se sorprendió, pero yo me sorprendí aun mas cuando dije, «tengo que coger mis llaves»

Cogí mis llaves y me sorprendí nuevamente cerrando, cruzando el rellano y yendo con él a su casa.

Ni él ni yo nos creíamos lo que estaba pasando, de eso estoy segura, pero lo que también tengo claro es que si él nunca hubiera dado ese paso, yo jamás habría cruzado a su casa. No había pasado nunca antes.

Entramos en su salón y tenía tres sofás, dos pequeños y uno grande, pero todos de cuero verde. Recuero cómo olían, recuerdo que estaban fríos al sentarme pese a ir en chantdal y también recuerdo un sonido que no esperaba que hicieran al sentarnos.

El se sentó en uno de los individuales y yo en la plaza central del del medio. Al verlo, se levantó y se vino conmigo y se puso a mi lado.

Debió pensar «después de todo ésto, no voy a preguntarle qué tal las clases» y yo pensé «no creo que vaya a invitarme a tomar nada como me ha dicho..»

Estabndo a mi lado se tocó la polla como el que mulle un cogín a través del pantalón y me dijo quieres tocarla?

pero no respondí.

Cogió mi mano y aunque hice un intento de resistirme algo dentro de mi me dijo «tia, te ha enseñado el rabo, has pasado a su casa, y quieres verlo… reacciona!»

Y me dejé guiar. Primero la mano por encima de la ropa y después se la sacó. De cerca parecía algo… amenazador. Esa sería la palabra. Mi vecino tiene la polla circundada, creo que son mucho más bonitas que sin circundar (es mi opinión) No tenñia pelo en el vientre pero vi que sí que tenía en los huevos (pensé chico ya depilate entero… aunque en el fondo le daba un punto desaliñado que me gusta)

Recapitulemos: Estaba en casa de mi vecino tocándole la polla al desnudo, mi primera polla, piel con piel…. y justo eso es lo que estaba pensando.

me sorprendieron sus palabras porque parecía que recitaba lo que estaba pensando «es mi primera polla» dije yo, «es la primera polla que tocas?» preguntó él… le miré a los ojos asustada. «no no es la primera que toco» dije… (tampoco sé porque dije eso.., no me agobiéis jajaja)

«te gusta?» preguntó.

«es enorme..» respondí, a lo que él soltó una carcajada.

«es normal tirando a grande» dijo él

«es enorme tirando a gigante» repliqué yo como si supiera lo que estaba haciendo o de lo que estaba hablando jajaja

Esos comentarios debieron envalentonarle y dijo «chúpamela» y ahí mi gallito y mi valentía volvieron a retroceder.

«Otra vez muda Lucía? Vamos chúpamela..» y yo seguí sin responder.

Se acercó un poco más,me cogió de la parte de mi cabeza más alejada a él y fue tirando de mí suavemente hacia su miembro… No puse resistencia, tan sólo necesitaba que hiciera eso, porque por mi misma, no sabía doblarme, no sabía acercarme a ella, no sabía cómo hacer para chupar una polla, pero estaba ardiendo por dentro, el chichi era fuego, mi cara y mis mejillas eran fuego, mi corazón iba a salírseme del pecho…

«tú sólo abre la boca» me dijo mientras enhebraba mi boca en su polla como el hilo en una aguja…

Noté como se abría, sin más, cedí.. noé como se apollaba en mis labios su punta mojada, noté que esa apertura de boca no iba a ser en absoluto suficiente y la abrí aún mas.

Noté su sabor en la punta de mi lengua encogida, y fue el pistoletazo de salida a todo lo demás.

La primera vez que bajé mi cabeza, encorvada sobre la polla de mi vecino, fue como probar un tipo de comida que ni sabes cómo se mastica.. Simplemente abrí la boca hasta que mis labios resbalaron un poco , y su glande se posó en la humedad de mi boca. Tenía un sabor salado, distinto a mi coño (si me he masturbado mil veces y me he chupado los dedos, como cualquiera, como digo no soy una monja jaja) , como digo son sabores distintos. El suyo era como más.. viscoso, más profundo e intenso (parezco una catadora de pollas o de vinos jajaja)

no creáis que pude meterme mucha polla en la boca, de verdad os juro que tiene una polla descomunal, o yo una boca muy pequeña…

Lo pensé y a cada rato no podía creerme lo que estaba haciendo. Quizá estaba enferma? era una salida? una morbosa?… con mi vecino con el que no había intercambiado ni un hola en la escalera… hasta ese día? con su polla en mi boca?…

Los pensamientos iban y venían, pero cada vez que hacía el gesto de cacármela de la boca, me daba cuenta que sólo deseaba volvérmela a meter. No sabía si estaba haciéndolo bien o mal. Aunque fuera él quien creía que gozaba, no se imaginaba lo cachonda que me estaba poniendo ésto la de veces que me había imaginado chupando mi primera polla.. de hecho me había imaginado la polla de muchos compañeros de colegio y fantaseado con que les había hecho sexo oral.

Por lo que ahí estaba, incapaz de hacer otra cosa, tragando y soltando… Al poco me dijo «acompaña con la mano» y al rato «cuidado con los dientes» , que fue el único momento en que me la saqué y le dije «como si fuera tan fácil no te jode, con este falo tio..» El abrió los ojos sorprendido se rió, pero antes de terminar ya estaba acompañando mi cabeza a su entrepierna. Porque es un jodido vicioso.

de repente me sentía una profesional, iba adaptando mi boca y chupando su tremenda polla, arriba y abajo arriba y abajo, notaba cómo iba aprendiendo yo sóla, de repende movía la lengua y hacía algo diferente, si notaba que le gustaba insistía y lo cambiaba por otra cosa. me estaba gustando y mucho, tengo que reconocerlo.

Noté como una mano me abrazaba por el sofá, se posaba en mi muslo izquierdo recorriendo mi espalda y hacía intentos por tocarme en mi zona más íntima. Se abría paso por dentro del chándal y me dejé.

Aun así cuando llegaba a zonas clave…no puedo explicar porqué, comiéndole el rabo a mi vecino, cerraba las piernas para que no me tocara.. era una contradicción. Qué quería demostrar? Realmente estaba deseando que lo hiciera.. que me tocara y sentir esas manos adultas en mis chichi.

Dicho y hecho. Fue pensarlo, analizarlo dos segundos y cambié de idea, abrí mis piernas y de forma suave y sensual comenzó a acariciarme las bragas por encima, a remolonear y surcar mis ingles, a sonderar mi intimidad..

creo que cuando sintió el calor que desprendia mi coñito no pudo controlarse y torpe y ansiosamente metió varios dedos dentro de las braguitas para hacerse paso y al fin tocó mi coño. lo sentí explotar casi.

«Estás empapada niña» gemía en voz entrecortada..

» Pues claro, no te jode , pensaba yo..»

«Eres virgen? quieres follar?» me dijo como si se le hubiera ocurrido una gran idea.

me saqué el monstruo de la boca y dije, «eso no.., eso no..»

parece que lo entendió. Por ahí no iba a pasar, iba a comerme su polla, le iba a dejar tocarme y hacerme un dedo si quería pero no pensaba perder la virginidad con mi vecino . Se dio por aludido y dijo «vale, vale..» como nervioso, no fuera que la hubiera cagado y se le acabase el chollo de repente.. Se conformó con lo que tenía en ese momento.

«quieres que te lo coma yo?» me dijo al poco de seguir mamándole.

«no lo sé» le dije.

Por lo que tomó las riendas, apartó mi rostro de su entrepierna , se incorporó, sólo para arrodillarse en el suelo, me acomodó la espalda en el respaldo y comenzó a bajarle los pantalones.

Ah estaba yo, con los labios llenos de baba, con un sabor a rabo en la boca por primera vez en mi vida y con el tio que había profanado mi boca a punto de hacerme lo que él quisiera.

«que blanquita eres» me dijo «pareces una vampirilla..» Me reí pero no me hizo ni puta gracia.. a él le gustaba, pero yo quería ser mucho más morena jaja os lo dije al principio.

con mis blagas de VS puestas y la sudadera que no pensaba quitarme, el, de rodillas acercó su cara a mis piernas. me olía, pasaba sus labios y su cara por mi piel, se acercaba a mi ingle y la besaba, cada segundo me ponía más y más nerviosa, como ansiosa. Era mi primera vez, y no tenía ni idea de lo que iba a sentir, pero para él yo era como un plato extraño, algo que jamás había comido y me estaba degustando con todos sus sentidos..

Olía mis bragas y mi coño.. «huele bien?» le dije de coña.

«maravillosamente» respondió, como embelesado. siguió dándome besos por encima de las bragas, y lametazos en las ingles, mordiscos suaves en los muslos… yo me estaba volviendo loca. Es complicado de expresar..

Apartó mis bragas hacia un lado y dijo «que rosita» «tienes un chochito pequeño y rosita que huele a bebé» Aquel comentario en otr contexto me habría parecido raro, bizarro, extraño… pero estaba más cachonda que en toda mi vida y pese a todo, lo que quería es que lo que fuese a hacer, lo hiciera ya de una vez!

lo besó, primero un labio, luego otro… besaba y absorvía… para dejarlo escapar.. el hijodeputa lo estaba gozando y yo debía tener los ojos en blanco.

«esta empapado y me encanta» susurraba como hipnotizado «lo voy a morrear, me voy a enrollar con tu coñito Vecina»

Y es justo lo que hizo. Os lo juro. Se lo que es besarse , se lo que es enrollarse con un tío, y el morreaba mi coño.cada vez que pasaba la lengua por entre mis labios y o notaba una especie de descarga de placer, como pinceladas de un cuadro.. sé que suena a coña, pero es lo que sentía.

En el momento en que hundió su lengua en mi vagina, pensé, «me está llenando con su lengua el hijo de puta» pero esque… me estaba follando con su lengua. Atrás, y al fondo, atrás y al fondo… Morreo en los labios y cuando pasaba cerca del clítoris, espasmo (el debía pensar que no me gustaba, y no era eso, esque era el punto de no retorno, yo sentía cómo se me volaba la piel, como si me saliera de mi cuerpo)

En cuestión de unos minutos, los más maravillosos de mi vida hasta ese momento sentí como si se fundieran los planetas en mi sexo, y como si mi vecino, hiciera zumo conmigo.

tal cual os lo cuento, una descarga gigante recorrió mi cuerpo, y luego otra y luego otra y pensé que me iba a morir de gusto.

jamás había sentido esa humedad, nunca había sentido que me faltara el aire de esa manera, fue como si me electrocutasen de placer.

Cerré mis piernas como un resorte sobre sus orejas mientras temblaba y tiritaba… y él paró, y comprendí que de ese modo podía detener esas descargas que me estaban arrancando la vida de goce.

Se retiró y cuando llené los pulmones de aire, mientras me retorcía y apretaba las piernas una contra otra , avergonzada le dije, «gracias»

Mi vecino se rió. Y dijo «gracias?» Se puso en pié con la polla todavía más dura y grande que antes, parecía que le fuera a reventar. Su prepucio ya no existía, era como un saco de sangre bombeante, que ya era terrorífico en versión normal, pero hora parecía que iba a reventar.

De hecho su punta estaba empapada y se veía claramente como colgaba un hilillo de su punta, se habría corrido?

la respuesta a mi pregunta no se demoró mucho. «Ahora me vas a ayudar a correrme tú a mi» así que no, no se habñia corrido, simplemente estaba muuuuy mojado. le habia comido el coño a una adolescente y él tambíen quería terminar, es lógico.

Yo me sentñia sin fuerzas, no es que no quisiera ayudarle es que no me quedaba vida jajajajaja

Se subió al sofá, conmigo contra el respaldo , metió su polla en mi boca y literalmente me folló la boca. tal cual.

No serían más de cinco minutos, de hecho no llegarían ni a 3, pero notaba en él un ansia cavernícola por correrse que provocaba que se olvidara que tenían un pollón increible y que en mi boca ni cabñía ni la mitad, eso siendo generosa.

Que pasaba entonces? que forzaba. Forzaba mucho y me daban harcadas… Esa parte reconozco que no me gustaba. Eso ya no lo estaba disfrutando. pero él me habia hecho ver las estrellas y creo que se merecía que yo también me portara.

en unas cuentas embestidas noté un chorro en la garganta, y sentí calor, y asco. Asco y calor. No puedo mentiros, tuve harcadas y casi vomito, al primer chorretón de su lefa me quité tosiendo y era un sabor.. amargo, y un olor… como a pescado, aunque creo que no tragué nada y dentro de mi boca solo cayeron un par de borbotones que escupí rápido, me picaba la garganta, y el sabor no se me iba.

Como os dije se corrió en mi boca el muy hijode puta. No sé porqué pensé que me diría algo o me preguntaría o … la verdad no lo sé, pero no pensé que me follaría la boca hasta correrse.

él se limpió se subió el pantalón y ya en un tono amigable me preguntó «entonces me estabas espiando en la terraza eh guarrita?»

le dije «escuché algo y miré..»

«y mira cómo hemos acabado» me dijo. «te ha gustado? y acto seguido » no centes nada por favor»

«que crees que soy una cría o una chivata? si se entera mi padre me mata a mi primero» Y parece que le convencí.

«Bueno adiós» le dije, y me fui a mi casa.

Cuando llegué al baño a lavarme pude ver varias cosas. No sólo se habñia corrido en mi boca, sino en mi cara y mis labios, tenía algo semiseco en la boca, la cara, el dorso de las manos, el pelo… MI PELOOOOOOOO y mi sudadera.

Había que eliminar las pruebas de lo que habñia pasado, ducharme y decidir si ésto también se lo contaba a MariYo o era mejor guardármelo para mi.

Al final se lo conté, me llamaba puta pero se reía y se moría de envidia, porque la conozco, la quiero mucho pero es muy envidiosa y le habría gustado a ella comerse semejante falo.. y a vosotros, estoy segura. O quizá más comerme a mi el chichi. jajajaja

No hemos vuelto a repetirlo, pero no ha sido por falta de ganas.. de hecho me masturbo frecuentemente recordandolo todo, incluso el sabor que se me quedó en la boca. Lo que me dió asco me apetece tan a menudo, que me doy miedo a mi misma. AHora quiero probar ya sin miedo a saborear una buena lefada, sólo espero el momento oportuno, que llame a mi puerta otra vez o conocer a otro tio que me lleve a que se me vuele la piel otra vez.

Espero que os haya gustado. Porque lo siguiente que voy a hacer es releerlo y masturbarme otra vez jajajaja

besitosss!

Trabajo de stripper, y me parece que la tradición de las despedidas de soltero se está perdiendo, sobre todo el comportarse «mal» y pasar una última noche de libertad.

A mí si mis clientes me pagan un poco más, el striptease se puede convertir en una sesión de sexo, y no son pocos los que quieren follar antes de casarse, o los amigos y familiares que invitan a un polvo al novio, pero antes de la pandemia pasaba mucho más. Si antes de cada 10 hombres, 8 pedían «servicio extra», ahora solo lo piden 5. ¿Son los hombres más fieles o simplemente ya no se lleva el sexo y los momentos eróticos en las despedidas de soltero?

Hace no muy poco, tuve una despedida de soltero y trabajé en ella. Unos 10 amigos. No había familiares. Los amigos tumbaron al novio sobre el suelo y yo me senté en su cara, lo cabalgué e hice lo propio. Él ni siquiera sacó la lengua, ni me tocó el culo, ni se movió. Se quedó congelado. Comprendo que hay personas para las que esa situación es incómoda, pero era porque estaba incómodo o porque no quería ser infiel? Personalmente, pienso que ser infiel es una parte importante de las despedidas de soltero. Todavía no estás casado, no tienes nada firmado ni puede haber consecuencias mayores. Es la última noche para aprovechar antes de unirte de por vida a otra persona. Esto lo pienso tanto de parte de hombre como de mujeres. Es tu último día de libertad, cómete una polla o fóllate a la stripper por la que tus amigos han pagado, que la vida son dos días.

Me despertó el movimiento de la cama. En la oscuridad de la habitación pude ver la luminosa dentadura de un hombre de color, un mulato, montado encima mio.

Sentí su respiración agitada, lo escuché decir:

– “You’re my little whore (Eres mi putita.)”

Primero debo explicar a los lectores cómo llegué a esta situación…

Me llamo Rafael (me dicen Rafi), tengo 26 años y soy arquitecto. Delgado y de estatura media, soy de presencia masculina y gay pasivo, no afeminado. Tengo debilidad por hombres musculosos; y uno que pasó buena parte de su adolescencia babeando (y masturbándose) con cuerpos de atletas y gimnastas en revistas.

Mis primeras experiencias las viví con Max en la escuela. Él era capitán del equipo de rugby y mantuvimos una relación secreta de amantes por casi dos años. Empecé dándole sexo oral y terminé entregándole mi culo virgen (en mi casa, en mi cama!) Max, de quién me enamoré perdidamente, me hizo descubrir los placeres del sexo con un hombre.

Soy muy aficionado al ciclismo y formo parte de un club que se reune sábados y domingos a montar bicicleta por algunas horas. Después, religiosamente, vamos a beber café y conversar a un establecimiento local. Una buena rutina para librarse del estrés de la semana. Meses atrás un nuevo miembro se unió a nuestro grupo: Robert, un moreno atlético de espaldas anchas quién no pasó desapercibido por mis compañeras ciclistas.

El sábado pasado, tras casi dos horas y media de pedalear arduamente, algunos de nosotros conversábamos alrededor de vasos de cerveza, agua mineral y tazas de café. Evité posar la mirada en el enorme bulto en los pantalones de lycra de Robert, pero me fue imposible, era un imán para mis ojos, algo irresistible.

– “Alguien quiere otra bebida? Podemos ir a mi apartamento, muy cerca de aquí.”

– “Me apunto” dijo Christopher.

– “Yo también”, agregó Robert.

Fuimos a mi casa a charlar y beber café por un buen rato, hasta que Chris dijo que era hora de irse. Me puso nervioso estar a solas con Robert, uno en cada extremo del sofá, pero pude controlarme.

– “Cuéntame de ti, Rafi” me dijo en su español con marcado acento inglés.

A grandes rasgos le conté mi vida, desde los estudios en la escuela y mi beca, el paso por la facultad de arquitectura de la universidad, mis excelentes notas de graduación dos años atrás, motivo por el que me contrató la sólida empresa para la que trabajaba hoy. Le dije que ganaba un buen sueldo como para mantener el apartamento y vivir con comodidad. En suma, me consideraba un profesional competente y ambicioso, con mucho por aprender.

– “Enamorada, novia, o compañera?” preguntó.

– “No. Libre como el viento. La arquitectura es mi pasión” respondí.

– “Ahora es tu turno , Robert. Dime como llegaste a esta ciudad.”

Me contó que tenia 37 años, había nacido en Kingston, Jamaica, de padre inglés y madre jamaiquina, lo que explicaba su hermoso color de piel. Hizo el colegio allí y después estudió medicina general por casi seis años en Inglaterra, en Manchesterpara ser preciso, tras lo cual viajó a Basel, Suiza, a hacer cuatro semestres de especialización en gerontologia, la rama de la medicina que trata a los ancianos.

Su profesión era muy buscada y meses atrás le ofrecieron un buen contrato en Florida, asi que dejó Suiza y trasladó con su esposa a Fort Lauderdale, su nuevo destino.

Su mujer, Odette, era francesa y estaba por dar a luz a su primer hijo. En efecto, ayer mismo había ingresado a la sala de maternidad y esperaba que la niña naciese en las próximas 24 horas.

Sentado en un extremo del sofá fijé la mirada en el marcado bulto en sus pantalones de ciclista. Obviamente, Robert se dió cuenta y me preguntó directamente:

– «Dime Rafi, te gustan los hombres?”

– “Sí.”

– “Te gusta lo que estás viendo? Quieres tocarlo?”

– “Si lo permites, claro que sí.”

– “Acércate.”

Me senté junto a él y puse mis manos sobre su entrepierna. Sentí su miembro endurecerse bajo mis dedos.

– “Quiero verlo” le pedí mirándolo a los ojos.

Se puso de pie y quitó lentamente los pantalones, dejándome ver una verga gruesa y oscura, rígida y circuncidada.

– “Es enorme. He visto muchas en videos, pero nunca una como la tuya en carne y hueso.”

– “Nine inches (Nueve pulgadas). La circuncisión fue idea de mi madre” respondió con una sonrisa.

Me quedé en silencio sin saber que decir.

– “Rafi, suck my dick (Rafi, chupame la verga)”.

No tuve necesidad de una segunda invitación. Su olor, una mezcla de sudor, hormonas y sexo me embriagó. Incliné la cabeza y puse mis labios sobre la punta del miembro, abrí la boca y empecé a comérmelo.

Lamí y besé el grueso tronco. Lo recorrí de arriba a abajo con la lengua, mientras mis dedos acariciaban y jugaban con su escroto. Sentí a Robert gemir de placer.

La felación es un arte que he practicado y aprendido con el tiempo. Estoy convencido que es una técnica insuperable para hacer gozar y satisfacer a un hombre. Aún hoy recuerdo con claridad las palabras de Max:

– “Rafi, mamas mejor que cualquier hembra que he conocido.”

Los siguiente minutos los pasé comiéndome su enorme verga, chupándola, lamiéndola como si fuese una deliciosa paleta de caramelo.

Sentí su mano sobre mi cabeza empujándola.

– “Eat it all (Comela toda.)”

Lo sentí ponerse tenso y mover las caderas.

– “I’m coming (Me vengo.)”

Segundos después explotó en mi boca llenándola de oleadas de tibio semen que tragué con gusto. Su orgasmo, además de intenso, me pareció interminable.

– “Disculpa lo rápido de todo, pero no aguantaba más. Mi mujer ha tenido un embarazo de riesgo y no hemos hecho el amor por tres meses. Ya te imaginarás como estoy.”

– “Casi me ahogas, pero no te preocupes, para eso estamos los amigos” le respondí.

– “I loved the way you sucked me. Rafi, you’re an artist with the mouth (Me encantó la manera en que me la chupaste. Rafi, eres un artista con la boca.)”

– “El placer fue todo mío. No había probado nunca una tan grande como la tuya. No en vano dicen que los hombres de color son bien dotados.”

Nos reímos juntos.

– “Cuando quieras repetir la experiencia me lo dices y te doy una mamada tan buena como la de hoy.”

– “Nos vemos mañana tras montar bicicleta, te parece? Ahora debo ir al hospital a ver cómo sigue mi mujer.”

Tomé una ducha y con el sabor del semen de Robert en la boca pensé en esa enorme verdad: la búsqueda del placer sexual es un motor, una fuerza que mueve a muchos. Cómo explicar que Max, casado y con un hijo, acabe revolcándose en la cama conmigo cada vez que viene de visita; o que Robert olvide a su esposa embarazada y pida que se la chupe como hoy. Cómo explicarlo? Hombres sí, pero animales también.

A la 7.30am del día siguiente nos encontramos como siempre para nuestra carrera dominical. El coordinador del grupo nos dijo que Robert había llamado para disculparse: no podía estar presente, pues su hija acababa de nacer y era padre por primera vez.

Salimos a pedalear en pelotón, como de costumbre.

El resto del domingo lo pasé tranquilo en casa. A media tarde sonó mi teléfono.

– “Hola, soy Robert.”

– “Hola. Felicitaciones por tu bebé. Todo bien?”

– “Sí, todo muy bien. Puedo visitarte para conversar esta noche?”

Sabia lo que quería decir con eso de ‘conversar’, y no dudé un segundo.

– “Por supuesto. Que hora te conviene?”

– “Las visitas en la sala de maternidad terminan a las 8.30pm, así que estaré por tu casa alrededor de las 9pm. Llevaré algo de comer, si no es molestia.”

– “Perfecto. Tengo una buena botella de Nebbiolo para acompañar la cena.”

– “Nos vemos más tarde, entonces.”

Sospechaba lo que podía suceder entre nosotros esa noche, así que me preparé lo mejor que pude para el encuentro: me rasure brazos, axilas, piernas, pubis (ni un solo pelo en mi cuerpo!), y puse perfume en lugares estratégicos.

Robert llegó cerca de las 9pm con dos cajas de pizza en la mano.

– “Felicitaciones al nuevo papá. Cómo están tú esposa e hija?”

– “Felizmente todo salió OK. Odette dió a luz sin problemas y la bebé está muy bien.”

– “Que se siente ser padre?” pregunté.

– “Pienso que será una enorme responsabilidad, pero aún no lo sé.”

Le ofrecí una generosa copa y nos sentamos a comer, con abundante vino para lubricar la conversación.

– “Muy buena pizza. Tengo curiosidad por saber como hablas tan bien el español.”

– “Lo aprendí con mis muchos compañeros españoles en la universidad y he estudiado la difícil gramática para dominarlo. Me ha costado esfuerzo. Por si acaso, hablo también alemán y francés.

Obviamente estaba frente a un hombre inteligente. Me miró a los ojos y dijo:

– “Espero no haberte defraudado ayer. Fue todo tan inesperado e imprevisto.”

– “Todo lo contrario. Fue una deliciosa experiencia. Jamás había tenido en mis manos y boca una tan grande como la tuya.”

– “No exageres, Rafi.”

Nos reímos mientras comíamos pizza.

Tras algunas copas no resistí ni la tentación, ni el deseo.

– “Quisiera verla otro vez. Me dejas?”

– “Estaba esperando que me lo pidieras.”

Se paró, desabrochó la correa, quitó los pantalones y los boxers. Tenía esa enorme verga frente a mí.

– “Sientate en el sofá y abre las piernas” le pedí.

Me arrodillé frente a Robert, mientras mis dedos recorrían el tronco desde el glande al escroto.

– “Es una maravilla.”

Me incliné para poder aspirar mejor su aroma masculino y besé sus pesados y oscuros huevos.

– “Los tienes hinchados y llenos. No te preocupes, te los voy a ordeñar.”

Abri la boca y la deslicé en su verga. Robert gimió de placer.

Continué comiéndomela con locura por largos minutos. Cuando me dí cuenta que estaba cerca al orgasmo le apreté la base del tronco, una maniobra que evitó que se viniese..

– “Rafi, you’re a hell of a cock sucker (Rafi, eres un gran mamaverga.”

Yo había perdido la cabeza y le pedí en voz alta:

– “Te quiero adentro mío; que me la metas. Vamos a la cama.”

Nos desnudamos. Echados uno junto al otro el contraste de nuestro color de piel aumentó mi deseo: un café con leche erótico.

Le besé el pecho y bajé con mi lengua desde el ombligo hasta la entrepierna donde me esperaba su hermosa verga. Volví a comérmela con gusto.

Me puse boca abajo y le dí un tubo de gel.

– “Con está crema lubricante será más fácil.”

– “I’ll try not to hurt you (Trataré que no te duela.)”

Pasó sus las manos por mis nalgas y piernas.

– “You have the soft skin of a woman. I love it (Tienes la piel suave de una mujer. Me encanta.)”

Lo sentí abrirme las piernas y untarme el esfínter de crema. Entonces me montó y buscó mi ano. Sentí la presión de su verga intentando penetrarme. Instantes después se introdujo en mi.

– “Ahhh, que rico.”

– “You will enjoy it (Lo vas a disfrutar.)”

Me la metió despacio, centímetro a centímetro. Sentí algo de dolor, pero sobre todo un enorme placer.

No sé cuánto tiempo pasó (veinte minutos?) hasta que tuve sus caderas golpeando mis nalgas, con sus nueve pulgadas (veintidós centímetros) de carne atravesadas en el culo. Completo, lleno, feliz.

– “Do you like my dick, Rafi (Te gusta mi verga, Rafi?”

– “Me encanta. Cómeme.”

Nos movimos al ritmo de ese mete y saca, mientras yo mordía la almohada para controlar mis gritos. Gloria absoluta.

Lo sentí gruñir de gozo mientras empezaba a eyacular en mis entrañas. Me vine al mismo tiempo, mojando las sábanas.

– “What a good fuck (Qué buen polvo.)”

– “Me has hecho gozar como si fuese tu hembra” respondí.

– “You are just that tonight. (Eres exactamente eso esta noche.)”

Nos duchamos y caimos exhaustos en la cama. Era casi medianoche y Robert me pidió si podíamos pasar la noche juntos. No pude negarme.

Retomo ahora el hilo de mi relato.

No sé qué hora sería. Me despertó el movimiento de la cama. Tomé conciencia de dónde estaba y lo que habia sucedido: vi la blanca dentadura de Robert y oí su respiración agitada, diciéndome:

– “You’re my little whore (Eres mi putita.)”

Estaba montado sobre mí intentando penetrarme nuevamente.

Me dejé llevar por el deseo, abrí las piernas, y le ofrecí el culo por segunda vez.

Me la metió sin mayor dificultad.

– “Hazme tuyo”, le pedí.

– “I going to fuck you hard, Rafi (Te voy a cojer duro, Rafi.)”

Sentirme toda esa dura verga dentro de mí era algo riquísimo.

Repetimos la locura de pocas horas antes: nos vinimos casi al misno tiempo en un mar de gritos de placer.

Robert era bisexual y mantenía con su esposa uno de esos llamados matrimonios abiertos, modernos y durante los meses siguientes nos fuimos a la cama con regularidad.

Cada sesión de sexo era mejor que la anterior, algo que espero contarles en un futuro relato.

Rafi habia descubierto una adicción, una droga muy difícil de dejar.