Hetero: General

Cielo Riveros seis albañiles me cogen duro
Mi nombre es Cielo Riveros, tengo 28 años, mido 1.68 m. Soy de piel clara, tengo el cabello castaño claro, me gusta traerlo largo, me llega hasta la mitad de la espalda, soy delgada, tengo una cara bonita afilada y ojos color café claro me gusta maquillarme ligeramente, usar labiales rojos y arracadas grandes de plata. Considero que tengo bonita figura ya que me gusta hacer ejercicio solo para tonificar mis piernas y glúteos, mis senos medianos y redondos, mis pezones son rositas y como montañitas.

Conservo una cintura definida y un culo muy bien formado, sobre todo cuando uso jeans, se me marcan muy bien mis nalgas levantaditas y al juntar mis piernas se me forma un huequito apretando mi zona intima, tengo piernas estilizadas que me gusta mostrar cuando uso minifaldas pues tengo la piel muy suave. Me gusta ser muy femenina, seductora y vestir provocativa, aunque siempre procurando mantener una buena imagen ante las personas que me conocen. Soy divorciada sin hijos y vivo sola en un departamento de interés social que rente hace poco por la zona industrial.
Recientemente trabajo como auxiliar administrativa en una empresa de publicidad, y para llegar a mi trabajo debo tomar transporte público, ya que mi camioneta se averió. El microbús me deja a cuatro cuadras de mi trabajo, las primeras calles son un camino algo solitario pues casi no hay casas solo son terrenos, algunas construcciones abandonadas y hay una bodega de una empresa constructora, y necesariamente debo caminar frente a ese lugar para llegar a mi trabajo.
Desde el primer día que tuve qué pasar por esa bodega pude ver que había seis albañiles todos ellos de entre 40 y 50 años, me llamó la atención que no usaban camisa solo vestían pantalón de mezclilla con cinturones de cuero y botas de trabajo desgastados, algunos traían paliacates en la frente para secar el sudor y sus cuerpos polveados con cemento pues iban cargando bultos para subirlos a un camión. Al verlos decidí cambiarme de banqueta y pasar lo más alejada de ahí para que no me fuera a ensuciar pues había polvo así que seguro pasé desapercibida para ellos.
Mas tarde al salir de mi trabajo eran como las siete ya cayendo el sol, al pasar frente a la bodega pude ver que ya habían terminado de trabajar y estaban sentados en unos bultos de cemento ahí adentro y tomando cervezas, lo que me dio un poco de miedo pues esa calle está sola y es un tramo muy largo, en la banqueta de enfrente hay un terreno muy extenso sin ninguna construcción en toda la cuadra, y a los lados de la bodega solamente hay otras bodegas abandonadas con portones viejos y un terreno muy grande en la esquina y las primeras casas comienzan casi al final de la siguiente cuadra o sea que ahí nadie podría ayudarme ni oírme aunque gritara, así que caminé un poco más de prisa para evitar que me vieran pero de pronto escuché que me comenzaron a silbar a modo de piropo y yo solo camine ignorándolos y sin mirarlos, y ellos comenzaron a decirme cosas muy sucias.
* ¡Que buena estás mamacita! ¡Que ganas de meterte la verga en tu culito! ¡No corras que no muerdo nomas te cojo chiquita! * y otras cosas que no alcance a escuchar.
Típico que ven a una chica sola, desprotegida y le dicen vulgaridades, eso me puso muy nerviosa en ese momento el camino se me hizo eterno hasta que por fin salí de esa calle y di vuelta en la esquina para llegar a la parada del camión, lo abordé y llegué a casa.
Esa noche no podía dormir por estar pensando que diario tendría que estar pasando por ese lugar y que estarían ellos, lo que me daba algo de miedo, pero al mismo tiempo recordando las cosas que me dijeron, me hicieron sentir deseada, que un grupo de hombres quisieran hacerme suya, eso que escuché sobre meterme la verga en mi culito, cada que recordaba eso sentía una sensación en mi parte íntima que me ponía húmeda, solo pensar que esos hombres cuando me vieron pasar se imaginaron penetrándome y disfrutando de mi cuerpo.
Todos los días al bañarme toco mi cuerpo pensando en gustarle a alguien desde que me separé de mi pareja porque me fue infiel, y a decir verdad en mi trabajo y con mis amistades he conocido hombres que me pretenden, pero ellos no me causan atracción, a mí siempre me han gustado los hombres rudos. Así que se me ocurrió que en lugar de tener miedo y evitarlos, trataría de disfrutar de esas vulgaridades que me dirían y sentirme deseada por esos hombres fuertes y sucios, que me veían con tantas ganas de cogerme.
Al día siguiente decidí ponerme una blusa negra de tirantes ajustada, unos jeans a la cadera que me quedaban muy entallados con rasgaduras que dejaban ver la suave piel de mis piernas, y que apretaban mi zona íntima marcando mi vagina y levantando mis nalgas, también me puse unos tacones negros. Así que yo sabía que si quería correr no podría, y tendría que caminar con seguridad. Les juro que mientras me vestía no dejaba de pensar en que esos hombres me verían pasar, prácticamente estaba arreglándome para ellos. Me maquillé como siempre y me puse perfume con aroma a frutas exóticas.
Caminé rumbo a mi trabajo y cuando faltaban unos 30 metros para pasar por la bodega pude ver que uno de ellos me miró y les aviso a sus compañeros mientras cargaban unas cubetas con arena, así que me preparé para pasar por ahí, pero esta vez decidí pasar junto a ellos para confrontarlos e interrumpirlos en sus labores. Al llegar ahí se me quedaron viendo con una mirada lujuriosa directamente a mis senos pues estaba escotada y a mi entrepierna la miraron como si quisieran meter su lengua en mi parte íntima, de inmediato sentí como me temblaron las piernas y un vacío en el estómago de los nervios.
* Adiós, señorita. * Me dijo uno de ellos. Lo que me hizo sentir un tanto aliviada pues hubo un poco de respeto.
* Adiós, buenos días. * Le conteste amablemente.
* Adiós, que le vaya muy bien. * Replicaron los demás.
Continué caminando unos cuantos metros, cuando de pronto escuché:
* Mamacita que ganas de comerte tu colita
* Sí yo sí me la cogía.
* Que ganas de enterrarle mi verga hasta el fondo. * Los escuche decir entre ellos de forma muy morbosa.
Después de oír eso supe que definitivamente esos hombres querían cogerme y hacerme de todo y que cada que pasara seria lo mismo y me excitó muchísimo todo el día en la oficina no deje de pensar en eso y solo miraba el reloj esperando fuera mi hora de salida.
Cuando salí de trabajar ya sabía que estarían tomado cerveza viendo a la calle así que decidí hacer algo que nunca había hecho, provocar a seis hombres a propósito, mostrándoles más de lo normal.
Para ello antes de pasar por la bodega, me oculté detrás de un arbusto de esos que crecen en los terrenos por capricho de la naturaleza, para quitarme el brasier, me toqué los senos suavemente y pellizqué poquito mis pezones para excitarme, también me toqué el clítoris durante unos dos minutos pues necesitaba sentirme muy cachonda para lo que iba a hacer, por lo que mis pezones se pusieron duros y se marcaban en la blusa como dos montañitas, también jalé un poco hacia abajo mi blusa para mostrar más mis senos, justo antes de que se vieran mis pezones.
Estando tan excitada y nerviosa caminé de forma muy femenina, y cuando iba a llegar a la entrada de la bodega, me sentí tan cachonda y ruborizada que estúpidamente en el último momento bajé uno de los tirantes del hombro para verme sexy lo que dejo ver ligeramente uno de mis pezones, de inmediato me arrepentí e iba a subirlo de nuevo pero entonces uno de los albañiles se asomó a la calle y se me quedo viendo, su cara reflejaba un morbo evidente pues no dejaba de verme los senos, ya no supe cómo reaccionar y deje el tirante abajo, vi que les hizo una señal con la mano para que salieran y en unos segundos ya los seis albañiles estaban afuera obstruyendo la banqueta y con sus cervezas en la mano listos para ver el espectáculo.
* Hola señorita ¿Cómo está? * Me dijeron mientras se comían mis senos con su mirada, eso me hizo ponerme húmeda.

* ¿Hace poco que pasa por aquí verdad?
* Sí, recientemente comencé a trabajar cerca de aquí, por cierto, me llamo Cielo Riveros, pero para mis amigos soy Cielo Riveros.
* Yo me llamo Carlos.
* Yo Jorge.
* Y yo Samael.
No recuerdo los nombres de los otros tres albañiles, los saludé de beso en la mejilla y por el movimiento mi blusa se bajó más y mi pezón rosita quedo completamente descubierto, pude ver como uno de ellos Carlos el más grande de edad se tocó el pene sobre su pantalón como excitándose, eso me puso nerviosa.
* Bueno, ya me voy, porque se pone oscuro y me da miedo.
* No te preocupes, nosotros aquí te protegemos, a ver qué día nos aceptas una cerveza. * Me propusieron mirándome fijamente a mi pezón descubierto.
* ¿En dónde nos la tomaríamos? * Les pregunté coqueteándoles.
* Pues aquí si quieres, o tu dirás. * Me sugirió amablemente.
* ¿Y su patrón no se enoja?
* No porque el anda ahorita de vacaciones, y además él casi no viene, siempre estamos solamente nosotros, como esta es la bodega de la constructora él nada más nos habla por teléfono para preguntar cuanto material hay.
Yo me excité mucho y me puse nerviosa, de inmediato paso por mi mente la posibilidad de estar ahí, yo sola, con esos hombres tomando una cerveza, me pareció excitante
* Ah está bien. Entonces ¿Que les parece si mañana vengo a esta misma hora? * Les pregunté con mi voz dulce y cachonda.
* ¡Sí! Entonces mañana aquí te esperamos Cielo Riveros.
Yo me acomodé el cabello y subí el tirante de mi blusa, intentando hacer ver como que no fue apropósito y se había bajado solo, pero mis pezones estaban duros, excitados y yo toda nerviosa, creo que lo hice más evidente, así que me despedí de beso en la mejilla comenzando por Carlos, el que se atrevió a tocarse su verga frente a mí. Me retiré y seguí caminando muy femenina sintiendo mucha excitación en mi vagina, pues esos jeans se metían entre mi zona íntima de lo ajustados que estaban. Mientras me alejaba toqué sensualmente mis nalgas sobre mi pantalón y pude escuchar que los albañiles decían cosas sobre mí.
* Se ve que ese culo quiere verga.
* Al chile se ve que es bien puta.
* No mames, sí viste como se le salió la teta
* Sí güey nomas quería levantarnos la verga
Estuve a punto de regresarme pues tenía tantas ganas de que me cogieran, pero yo quería que fuera algo especial, así que decidí esperarme.
Al día siguiente en la mañana decidí no ir a trabajar, en lugar de eso fui directamente a la estética para que me depilaran, me puse uñas, entre al centro comercial y me compre un brasier y una tanguita negros muy eróticos marca Victorias. Quería que fuese un encuentro que marcaría mi vida pues serian seis hombres a los que invitaría a penetrarme y por el tipo de personas se veían fuertes y rudos que estarían ardiendo de lujuria por hacerme suya y lo harían todos al mismo tiempo. Yo sabía lo que me podía pasar y aun así quería hacerlo, estuve muy nerviosa todo el día.
Cuando regresé del salón de belleza pasé por un centro comercial en donde hay una sexshop, tenía mucho tiempo sin entrar a una, le pedí a la chica que me atendió que me vendiera un enema para limpieza anal, un lubricante con anestésico y un plug anal con adorno de corazón brillante que estaba hermoso, me recordó al que tenía cuando más joven. Me fui a mi casa y me apliqué los lavados anales, quede muy limpia y eso me dio mucha más confianza para practicarlo, hice un calentamiento con el plug anal que me vendió para ir dilatando mi ano y que estuviera relajado, lo que me ayudaría a estar dilatada por si esos hombres querían hacerlo así no me fueran a lastimar, eso creía yo….
Faltando unas horas me bañé con un shampoo y jabón aromáticos que dejó mi piel muy suave e hidratada, me puse una crema Victoria´s que olía frutal, me depile completamente, planche mi cabello, me maquillé usando labial rojo y me puse mis arracadas grandes de plata 925 que tanto me gustan, además me puse la tanguita y el brasier negros muy eróticos, un vestido negro muy ajustado que se adaptaba perfectamente a mi figura, tenía un escote abierto que permitía ver entre mis senos y mostrarlos según cuanto yo quisiera bajarlo o subirlo, era un vestido de tela muy corto y flexible como licra, por lo que podía bajarlo a la mitad de mis piernas o subirlo a tres dedos debajo de mis nalgas según yo quisiese, sin que se notara arrugas o que yo lo hubiera forzado por lo que era ideal para salir de casa como una dama y llegar a la bodega con el vestido más levantado como una puta con tacones negros altos de correas. Me puse perfume como si fuera al encuentro de mi vida. Moria de los nervios, sabía lo que podía pasar, pero no dejaba de excitarme, imaginaba cómo me lo harían, si me dolería, bueno mil cosas pasaron por mi cabeza…
Llegando el atardecer, antes de salir de casa dilate mi ano con el plug anal, metiéndolo y sacándolo suavemente de mi ano pues era muy doloroso, sentía una punzada, pero después de rato solo era placer, cuando sentí que ya estaba lista lo deje dentro de mi ano y acomodé el vestido jalándolo un poco para que me llegara a media pierna, algo decente por así decirlo, aborde el microbús y todos los hombres me miraron con ganas de cogerme, el chofer no dejaba de voltear por el espejo, tomé asiento junto a un joven que no dejaba de verme las piernas de reojo, y yo sentía un poco de dolor pues traía el plug anal puesto y me lastimaba cada que el camión pasaba un tope, llegado el momento me baje del camión y me dirigí a la bodega caminando muy femenina y sintiendo como el plug anal entre mis nalgas me lastimaba un poquito a cada paso, podía sentir mi vagina caliente y lubricada durante todo ese largo camino que de nuevo estaba completamente solo, y como ya se me estaba haciendo costumbre antes de llegar levanté un poco el vestido para dejarlo a tres dedos por debajo de mis nalgas para mostrar mis hermosas piernas y dar una forma más sexy a mi trasero, me veía guapísima. En ese momento decidí no mostrar más mis senos pues eso lo quería dejar para cuando estuviéramos platicando.
Ya estaba ocultándose el sol, y el alumbrado público en esa zona es muy tenue, cuando llegué a la entrada de la bodega ellos ya estaban tomando, apestaba a humo de cigarro y se les veía cubiertos de polvo de arena y cemento, ya relajados de jornada de trabajo y eso me gustó pues yo quería un encuentro con hombres rudos. Entonces Carlos el más grande, se acercó para recibirme y lo saludé de beso en la mejilla mientras sentí como me tomó la cintura con su mano derecha y me habló al oído.
* Te ves guapísima Cielo Riveros.

* ¡Gracias! ¡Que lindo! * Le conteste sonrojada.
Fuimos a donde estaban sus amigos y me saludaron también de beso en la mejilla, mirándome de pies a cabeza casi babeando con una cara de lujuria que no podían con ella, me llovieron halagos sobre lo hermosa que me veía.
* Que guapa te ves Cielo Riveros.
* Sí te ves muy hermosa.
* Sí te ves preciosa.
* ¡Gracias chicos! ¡Que lindos! * Les dije ruborizada.
* ¿Gustas una cerveza Cielo Riveros? * Me preguntó uno de ellos.
* Sí, por favor.
* Aquí tienes hermosa.
* Me la podrías abrir por favor, es que no quiero se e vayan a romper la uña.
* Ah, sí. * El albañil me abrió la lata de cerveza muy amablemente.
* Aquí tienes Cielo Riveros.
* ¡Gracias!
Me acercaron una silla, mientras ellos estaban sentados enfrente sobre unos bultos de cemento, comenzamos a platicar sobre nuestros trabajos, la rutina hasta que habíamos bebido unas tres cervezas.
* ¿Cómo ven, saco el tequila? * Dijo uno de ellos.
* Sí güey tráetelo * Contestaron sus amigos.
* ¿A ti te gusta el tequila Cielo Riveros?
* ¡Sí, me encanta! * Yo sabía que lo que buscaban era alcoholizarme.
Comenzaron a servir en vasos desechables y lo tomaron solo, así que decidí seguirles el juego y lo tomé igual, pude sentir rápido el efecto, me sentí muy cachonda y desinhibida, pues tenía el plug anal puesto y es como ser penetrada por el ano todo ese tiempo. Así que decidí tomar la iniciativa.
* ¿Qué es lo que más les gusta de mí? porque el primer día que pasé escuche que me silbaron ¡Eehhh! y me dijeron cosas sobre mi cuerpo, traviesos. * Les dije con voz cachonda y traviesa.
* Ah, pues es que tienes unos ojos muy bonitos. * Me dijo uno un poco avergonzado.
* ¡Que lindo! Pero aparte de eso, ya díganme la verdad. ¿Qué más les gusta de mí? Díganmelo sin pena no me voy a enojar, al contrario, tengo curiosidad. * Les insistí muy desinhibida por el efecto del tequila.
* Pues la verdad sí estás muy guapa Cielo Riveros, esperamos no haberte ofendido, pero si quieres que te digamos pues es que tienes unas tetas muy ricas. * Me dijo Jorge.
* Tienes un culo bien sabroso, la verdad que estás bien buena. * Me dijo Samael.
Al escuchar tales declaraciones, se me estremeció el abdomen, no podía creer que estaba frente a esos hombres escuchando halagos tan descarados sobre mis atributos femeninos y observé que uno de ellos Carlos, el más grande de edad tenía un tatuaje en el brazo y ahí fue cuando supe como comenzaríamos a coger. Yo tenía que dar el primer paso, pues como estábamos platicando en muy buen plan estaban siendo muy respetuosos.
* Oye Carlos está muy bonito tu tatuaje ¿puedo verlo? * Le pregunté con curiosidad.
* Sí, mira. * Me dijo gustoso de mostrarme su tatuaje mientras se levantaba de su lugar.
* No, espera yo voy, me quiero sentar junto a ustedes, es que me siento muy alejada.
Entonces yo me levanté de la silla y me fui a sentar justo en medio de todos ellos, sabía que me iba a ensuciar de polvo de cemento pero eso no me importó, así que lo hice, solo que los costales de cemento me quedaban un poco altos, así que di un saltito para caer de sentón sobre los costales, en ese instante olvidé que traía puesto el plug anal y pude sentir como al caer bruscamente me lastimó, pero me excitó mucho sentir eso junto a todos ellos, así que comencé a tocar el tatuaje de Carlos, acariciándolo con mis dedos y jugando en su brazo con mis uñas. Le di un besito en el brazo para mancharlo con mi labial rojo.
* ¿En verdad les parezco bonita? * Les pregunté con voz tierna.
* Sí, estás muy guapa.
* Sí, eres muy hermosa Cielo Riveros. * Me decían mientras me miraban morbosamente.
* ¿Les parece que tengo unos senos bonitos? * Les pregunté tocando y apretándome los senos.
* Sí, tienes unos senos bien sabrosos * Respondieron con lujuria.
* ¿Les gustaría verlos?
* Sí hermosa, déjanos ver tus senos. * Me dijeron muy ansiosos.
Fue cuando sentí nuevamente un dolor en el ano por causa del sentón que me di en el costal.
* Bueno, pero antes ¿podría pasar a su baño?
* Sí hermosa, esta atrás a la izquierda. * Me dijeron muy amablemente.
Acto seguido me levanté y fui caminando muy femenina, sintiendo el plug lastimándome por dentro, mientras ellos me comían el culo con su mirada.

Llegué al baño, el que por ende olía a orines, estaba muy sucio, pero yo tenía que orinar las tres cervezas que me había tomado, pensé en orinar sin tocar la tasa, ya saben de aguilita, pero estaba tan cachonda que preferí sentarme y tocar con mis nalgas la tasa sucia de orines, fue algo sucio que me éxito mucho, enseguida fue cuando retiré el plug anal de mi ano y lo limpié con papel y noté que tenía poquita sangre, lo que consideré normal pues me había estado lastimando poquito al caminar, saqué el lubricante anal con anestésico y me lo apliqué, también puse un poco de lubricante en mi vagina era de olor a sandía, estaba en mis días fértiles lubricando mucho y no había tomado anticonceptivos y menos comprado condones, estúpidamente no se me ocurrió. Mi vestido que ya estaba muy corto lo levanté más hasta la mitad de mis nalgas, me quité el brasier y lo puse en mi bolso, retoqué mis labios con labial rojo, me froté mis pezones y los pellizqué un poco para ponerlos duros y se me marcaron como montañitas. Una de las cosas que me gustan de mí son mis pezones rositas, pues me excité mucho sabiendo que mis senos serian lo primero que les mostraría. Desde ahí alcancé a escuchar comentarios entre ellos.
* No mames güey está bien buena.
* Hay que cogérnosla.
* Pues dile tu güey.
* No mames, si le digo se vaya a ir y le llama a la poli güey.
* Yo se la quiero meter por el culo bien duro.
Entonces confirmé que, sucedería lo que yo esperaba, me iban a coger entre todos ellos, pero yo tendría que dar el primer paso.
Sali del baño y me voltearon a ver con mucho morbo, se veía la lujuria en sus caras, al ver mi vestido descubriendo la mitad de mis nalgas, fui a sentarme de nuevo junto a ellos, sintiendo como mis nalgas tocaron el sucio bulto de cemento, y les pregunté por mi tequila, me lo dieron y lo tomé de un solo trago, para tomar valor.
* ¿En qué nos quedamos? ¡Ah, sí! Les iba a mostrar mis senos ¿verdad? * Les dije muy nerviosa, hacia un poco de frio y mis pezones estaban muy alargaditos y duros.
* ¡Sí, a verlos!
* Muéstranoslos * Ellos tenían sus caras rojas de lujuria.
Estaba muy nerviosa y las manos me temblaban, sentía mariposas en el estómago, iba a bajar el vestido descubriéndome por completo los senos, me quedaría desnuda de los hombros hasta la cintura.
* ¿Carlos, me ayudas por favor a bajar el zíper del vestido de la parte de la espalda? * Se voltearon a ver entre ellos con mucha morbosidad.
* Vengan acérquense para que vean. * Les dije invitándolos a que me vieran desnuda.
Entonces se levantaron y ya estando a mi alrededor comencé a bajar los tirantes del vestido. Lo fui deslizando muy lentamente hacia abajo y ellos se quedaron callados no podían ni hablar de lo que estaban viendo, y yo con mis senos firmes y los pezones duros y alargados por la tremenda excitación que me provocó el quedar expuesta ante aquellos albañiles rudos, seguí bajando el vestido sintiendo como mi piel se erizaba al ir quedando desnuda hasta la cintura. Yo permanecí con el vestido abajo, no tenía intenciones de cubrirme de nuevo, quería que ellos me siguieran disfrutando.
* ¿Cuántos segundos aguantan tomando tequila directo de la botella? Yo puedo tomar hasta 15 segundos ¿Quién me lo quiere dar? * Les pregunté sintiéndome muy cachonda al ser observada por esos hombres morbosos.
* Yo te lo doy mamacita. * Me dijo Carlos apresuradamente.
Se puso atrás de mí y tomó la botella. En ese momento mi corazón comenzó a latir muy fuerte y me puse muy nerviosa por lo que iba a hacer, recogí mi cabello llevándolo hacia atrás para poder sujetarlo con una mano, al hacer eso me sentí muy excitada
* Samael ¿podrías sujetar mi cabello por favor? * Le pedí con voz sensual.

Entonces Samael se levantó y fue atrás de mí para sujetar mi cabello, en ese momento los otros cuatro hombres fueron a bajar la cortina de la bodega para quedar encerrados.
Me dio un poco de miedo, sabía que estaba a su merced y harían conmigo lo que quisieran. La bodega se oscureció, y encendieron unas luces algo tenues.
* Samael, Cuando yo te diga me vas a jalar del cabello hacia atrás para que mi boca quede hacia arriba y que Carlos me comience a dar tequila.
* Y tú Carlos, me vas a dar tequila directo de la botella durante 15 segundos ¿Ok?
Recordé que los otros cuatro albañiles, habían dicho que les gustaban mis senos y mi culito.
* Y ustedes chicos quiero que me chupen los senos, me acaricien las piernas y me toquen la vagina ¿Les agrada la idea?
* Sí mamacita, te chupamos lo que quieras.
Entonces abrí mis piernas para ellos y le dije a Samael que estaba lista y el jaló de mi cabello, yo quedé con mi boca hacia arriba, con mis senos levantados como montañas y mis arracadas de plata luciendo hermosas y brillantes, mientras Carlos me daba ese chorro de tequila, de pronto sentí como los otros hombres me sujetaron y se lanzaron sobre mis senos. Comenzaron a lamerlos y succionarlos, mientras los otros me acariciaban las piernas y hacían a un lado mi tanguita negra para meter sus dedos en mi vagina fue algo tan delicioso y excitante estar rendida e indefensa, expuesta ante esos hombres. Me sentí tan vulnerable, hasta que terminaron los 15 segundos, cuando los albañiles me soltaron me puse de pie y me sentí muy ruborizada por el alcohol.
Estaba muy cachonda con los senos descubiertos frente a esos hombres.
* ¿Les gusta lo que ven? * Pregunté muy excitada.
* Sí mamacita tienes unas tetas bien ricas
Me sentí deseada por esos albañiles sucios, bajé mi vestido hasta quedar desnuda, solamente conservé mi tanguita y tacones negros. Mi vagina estaba hecha un rio, caminé sensualmente hacia ellos para acariciarles sus vergas por encima del pantalón, ellos comenzaron a acariciarme el culo, metían sus manos en mi entrepierna y me dedeaban la vagina, al mismo tiempo me lamian las tetas.
* Quiero que me cojan entre todos, cójanme con todas sus fuerzas hasta cansarse, quiero ser su hermosa, hagan conmigo lo que quieran solo no me golpeen. * Les dije con voz dulce y cachonda.
No terminé de decirles cuando fueron a la parte de atrás de la bodega y sacaron un colchón viejo y mugroso, y lo dejaron en el suelo a la mitad de la bodega y me cargaron para recostarme ahí, Samael me quito la tanguita de un tirón y me sentí tan vulnerable, tan excitada y desprotegida.
Estaba completamente desnuda ante esos albañiles que olían a sudor, tequila y tabaco solo tenía puestos los tacones que por cierto me dejaron porque les gustaba como me veía. Se desabrocharon los cinturones, cuando vi eso sabía que era cuestión de segundos para que estuviera siendo penetrada por uno de esos albañiles. Se veía que tenían un morbo y lujuria tremenda, quedaron totalmente desnudos con sus vergas morenas erectas, tenían mucho vello púbico se veía que jamás se lo rasuraban, pues eran albañiles rudos. Samael se lanzó hacia mí y me abrió las piernas e introdujo su lengua en mi vagina depilada y comenzó a comérsela a lengüetadas, no paraba mientras los demás abrían mis piernas y las acariciaban, otros me comían los senos dejándome chupetones y mordisqueaban mis pezones duros, lo que me dolía y excitaba a la vez, de pronto Samael me arrodilló, me jaló del cabello y metió su verga en mi boca. Me atragantaba pues lo hacía hasta el fondo, mis labios rojos llegaban hasta la base de su verga sentía como me abría la garganta y así se turnaron para que les diera la mamada de su vida.
* Ahora sí hermosa te voy a meter la verga bien duro. * Me dijo Samael, quien tenía la verga más grande.
* Cójanme a su antojo, úsenme, solamente no me golpeen, cójanme con todas sus fuerzas, no le diré nada a nadie.
Samael, me puso en cuatro y me empinó dejando mis senos y brazos sobre el colchón sucio, mi espalda quedo curveada hacia abajo y mis nalgas sobresalían empinadas como un corazón bien formadito, mi piel tan suave y perfumada, mi vagina y ano rosas, estaban siendo entregados a ese hombre, me sentí tremendamente excitada, en unos segundos tendría una verga gruesa y morena dentro de mí después de meses sin hacerlo. Samael se puso atrás de mí y colocó la punta de su verga en la entrada de mi vagina, con sus manos grandes y toscas me tomó con fuerza de la cintura y de un fuerte empujón, me penetró violentamente hasta el fondo, mi vagina no pudo poner resistencia estaba tan lubricada que entró completamente, me la metió muy fuerte y rápidamente, tal como yo lo quería, cada que me penetraba podía sentir un golpe dentro de mi vientre, así continuó cerca de veinte minutos, hasta que de pronto sentí que iba a tener un orgasmo me estaba viniendo.
* ¡Aaahhhh! ¡Sí! ¡Aahh! ¡Que rico! ¡Sí! ¡Mmjjj! ¡Sigue así, no te detengas! ¡Ay, que rico! ¡Que rica verga! ¡Cógeme duro! ¡Más rápido! * Le dije gimiendo.

Él aceleró el ritmo y me penetró frenéticamente, pude sentir como eyaculaba disparándome chorros de semen caliente dentro de mí, a la vez que yo me estaba viniendo fue algo muy excitante sentir su semen dentro de mí junto con mis fluidos, mientras sentía mi piel sensible, los pezones durísimos, me temblaban las piernas y el abdomen se me contraía. Me sentí plena en ese momento, un hombre desconocido se había corrido en mi interior y me hizo sentir tan vulnerable, como es que yo estaba encerrada en una bodega para ser cogida por esos hombres, aun no lo podía creer, nadie que me conociera podía imaginar que estaba siendo una puta sumisa con esos albañiles.
Continuaron cogiéndome todos en mi posición de cuatro, como bestias insaciables solo buscando su propia satisfacción, disfrutando de mi cuerpo a su antojo, atragantándome con sus vergas y apretándome los senos, sentía sus manos tocando todo mi cuerpo. Como ya estaba muy rendida y sentía semen escurriendo por mis piernas, mojé mis dedos con los fluidos y me los llevé a la boca para saborear su semen. Eso era algo que antes con mi pareja me daba asco, pero con ellos en ese momento de excitación, me gustó el sabor dulce del semen, volví a mojar mis dedos en mi vagina y metí un dedo en mi ano. Sentí que estaba muy caliente y era placentero lo que me hizo soltar algunos gemidos.
* ¡Aaaahhhh! ¡Aahh! ¡Mmmjj! * Al verme tan excitada dedeándome el ano, me levantaron jalándome del cabello.
Samael me llevo caminando hasta unos costales de cemento y los acomodo aproximadamente a un metro de altura.
* Inclínate para metértela por el culo hermosa. * Cuando me dijo eso sentí que mi abdomen se estremeció, me sentí nerviosa al saber que todos ellos me penetrarían analmente.
* ¡Sí! métemela por el culo muy fuerte, me encanta el sexo anal. * Le dije a tono de ruego.
* ¿O sea que ya te la han metido por el culo hermosa? * Me preguntó con lujuria.
* ¡Sí, me encanta! Me gusta que me duela. Quiero que me cojan muy fuerte entre todos. * Yo quería que esos hombres me cogieran sin piedad.
* ¡Enserio! Pues te la voy a meter bien duro como te gusta.
* Quiero que me cojan con todas sus fuerzas hasta saciarse y que se vengan dentro de mí culo. Y no me vayan a soltar, aunque llore.
Yo sabía que estaba sola en esa bodega con esos albañiles y nadie me podría ayudar, y peor aún les acababa de dar indicaciones de que me penetraran cuanto ellos quisieran.
* Pero antes de comenzar quiero tomar más tequila.
Carlos fue por la botella y me dio tequila. Mi corazón comenzó a latir y mi estomago se me contraía y sentía un fuerte vacío, una sensación de mucho miedo y excitación.
Estando yo de pie con mis tacones negros y altos de correas aun puestos, frente a los bultos de cemento, Samael quien tenía la verga más gruesa y larga de todos, me inclinó curveando mi espalda hacia abajo y reposando mis senos sobre la barricada de costales, que rosaban mis pezones. Abrió mis piernas dejando expuesto y abierto mi culo y coloco la punta de su verga en la entrada de mi ano que estaba muy lubricado, me tomó de la cintura muy fuerte y me jaló hacia atrás contra su verga al tiempo que el de un solo empujón me penetro analmente hasta el fondo, pude sentir la sensación de que una verga entrara por mi culo abriéndose paso en mi interior, sentí una fuerte punzada, un dolor desgarrador que nunca había sentido en mi vida, cuando su verga topó en mi interior sentí que me rompía, todo era dolor por dentro en ese momento y grité mucho quise zafarme pero ellos no me dejaban ya que me sujetaban de los brazos, Carlos que estaba enfrente de mi podía ver mi cara de dolor y mis lágrimas escurriendo el rímel, y lo que hizo fue masturbarse disfrutando de mi dolor mientras el tocaba mis senos y pellizcaba mis pezones para causarme más dolor. Comencé a arañar los bultos de cemento con mis uñas, y quería patalear, pero no podía porque ellos estaban siguiendo mis ordenes de no soltarme, me sujetaban las piernas. Samael siguió penetrándome analmente muy duro, cada que me la metía sentía como topaba hasta el fondo, empujándome contra los costales yo estaba llorando y gritando sin parar, mi llanto resonaba haciendo eco dentro de la bodega rogándoles que ya me soltaran, pero no lo hicieron en ese momento me arrepentí, deseaba no haberles pedido eso, mi corazón latía muy fuerte y sentía reventado el culo, me ardía y punzaba mucho. Hasta que perdí las fuerzas, sentía que me desmayaba, mis piernas estaban entumecidas no podía seguir de pie, estaba rendida con mis senos sobre la barricada de costales.
Samael siguió ensartándome su verga sin piedad, lo hacía brutalmente como si yo no valiera nada, era un objeto de placer para él, con el que estaba satisfaciéndose como un animal. Samael era un hombre que aguantaba mucho con la verga erecta, después de media hora por fin escuché los jadeos de Samael y sentí como saco su verga ensangrentada para darme un último empujón hasta el fondo, Samael disparaba chorros de semen caliente dentro de mí, apretándome fuerte contra él durante unos diez segundos, lo que me lastimó mucho por dentro, pues el seguía moviéndose restregándome su verga y abriéndome las nalgas muy fuertemente como si quisiera llegar más adentro para destruirme. Me sentía violentada con la punta de su verga topando en mi interior.
* Que buena estás mamacita, se siente bien rico venirme adentro de ti.
* Sí, échamelos adentro amor.
* Estas bien rica puta. * Él seguía restregándome su verga.
* ¡Aaayyy! Me duele.
El albañil estaba lastimándome y pellizcando mis pezones, me beso el cuello, en ese momento comencé a llorar entre dolor y de sentimiento femenino, sentía mucho calor en mi vientre y mi piel erizada y sensible pues ese hombre duro mucho penetrándome y me sentí muy violentada eso fue algo que estúpidamente me hizo sentir querida, ese hombre había gozado de mi culo, me había cogido con todas sus fuerzas desquitando sus ganas conmigo. En ese momento me sentí un poco aliviada, pensé que había terminado ese sufrimiento indescriptible, pues él era muy fuerte y con esa verga enorme me había destrozado el culo.
Cuando Samael retiro su verga aun erecta, sentí como se escurrió entre mis piernas su semen, y yo estaba descansando un poco del dolor.
* No mames güey le rompiste el culo.
* Está escurriéndole sangre.
* Le dejaste abierto el culo. * Decían ellos con mucho morbo.
Literalmente yo podía sentir como mi ano estaba abierto, pues era algo que desde muy chica había experimentado y sentía como si tuviera mi ano muy relajado en ese momento, trataba de contraerlo, pero no podía hacer fuerza estaba tan adolorida que era mejor seguir relajando mi ano. Alcancé a ver la verga de Samael estaba manchada de mi sangre. Me sentí muy dañada, entre en llanto de nuevo y sentí miedo pues no me soltaban, escuchaba como se peleaban como perros por ver quien era el siguiente en romperme el culo.
Tan solo después de unos segundos siguió Jorge.
* No, ya no por favor, ya déjenme, me duele mucho, me están haciendo daño, se los ruego ya no. * Pero ellos no hicieron caso.
* Esto es lo que querías ¿No? * Me dijeron recordándome lo que les pedí.
Entonces entendí que no había nada que yo pudiera hacer y que me seguirían cogiendo por el culo así que intenté relajarme y entregarle mi culo sin resistirme, entonces él se puso atrás de mí y sin preguntarme solo coloco su verga en la entrada de mi ano, me tomó de la cintura y me jaló muy fuertemente contra él, me penetró hasta topar en mi interior, sacándome uno gritos desgarradores.
* ¡Aaaaaahhhhh! ¡Aaaaayyyy! * Me quede afónica.
Se me doblaron las piernas, sentí un fuerte ardor de nuevo en mi culo, inevitablemente rompí en llanto, Jorge también tenía la verga muy gorda, y me jalaba de las cintura para ensartarme con fuerza, solo escuchaba el sonido de nuestros cuerpos chocando, me sentía tan lastimada en ese momento sin poder hacer nada, las piernas me temblaban y se me doblaban, perdí la fuerza en todo mi cuerpo, Jorge me jalaba del cabello cada que me embestía era un sentimiento de vulnerabilidad, pero poco a poco fue pasando y sentí como mi ano estaba más relajado lubricado por mi sangre que escurría entre mis piernas, seguía doliendo cada impacto por dentro pero ya estaba comenzando a disfrutar, cada vez que me la metía sentía más cálido y quería lo volviera a meter, Jorge duró aproximadamente 15 minutos, hasta que comenzó a cogerme más duro y fuerte, sentía un ardor acompañado de placer, supe que Jorge estaba por eyacular dentro de mí lo que me causo mucha excitación de nuevo, pues lo escuchaba jadear del placer que sentía de estar por venirse, yo solamente me relajé y disfruté lo que estaba por pasar, después de unos segundos sentí un delicioso calor dentro de mi culo, eran los chorros de semen caliente que Jorge estaba eyaculando, él permaneció dentro de mi durante unos segundos y después retiró su verga de mi culo. En ese momento sentí como la sangre y el semen se escurrían por mis piernas.

* No mames güey, se lo dejó bien abierto.
* No se le cierra el culo.
* Ya le dejo su culito bien abierto.
Jorge volvió a meter su verga unas cuantas veces para que vieran como la podía meter y sacar ya que mi ano estaba muy dilatado y no se cerraba.
Yo sabía que eso no había terminado, pues faltaban cuatro albañiles. Me seguían sujetando y rompiendo el culo hasta saciar sus ganas, podía ver como disfrutaban con morbosidad al verme el culo reventado y mi cara bañada en lágrimas pidiéndoles que se detuvieran. Cuando ya solo faltaban dos hombres, comencé a sentir que el dolor se estaba terminando y daba paso al placer, pues cada que sacaban su verga de mi culo, sentía un fuerte deseo de que me la ensartaran de nuevo.
* Ya no es necesario que me sujeten, ya pueden soltarme. Lo estoy disfrutando.
Yo ya estaba muy relajada y tomé más tequila para alcoholizarme, solo me incliné sobre los costales y empiné mi culo para que lo siguieran disfrutando, ya no dolía solo sentía el ir y venir de sus vergas y lo disfruté mucho, me sentí tan plena y cogida por esos albañiles.
Después les pedí que me llevaran al colchón por que no podía mantener el equilibrio, y ya acostada con mi culo y piernas escurridos de sangre les pedí que continuaran y que me siguieran cogiendo que todo estaba bien.
* ¿y si nos la cogemos por los dos lados al mismo tiempo? * Les preguntó uno de ellos a los demás.
* Sí güeyes, hay que cogérnosla entre todos * Respondió uno de los albañiles.
* Sí, cójanme a su antojo, quiero que me usen. * Les suplique desbordando de lujuria.
Uno de los albañiles se acostó y me montó sobre el penetrándome por la vagina, yo no tenía fuerza en las piernas y mi cuerpo caía por su propio peso ensartándome por completo la verga de aquel hombre y Samael se puso atrás de mí y me inclino sobre el otro hombre. Samael me penetro por el culo de forma que comenzaron a cogerme entre los dos vaginal y analmente, tenía dos vergas entrando y saliendo de mí, fuerte y profundamente, me sentía destruida por dentro, cada que me penetraban me estaban matando de dolor y placer, los demás me mordían y lengüeteaban las tetas, me hacían chupetones por todo el cuerpo y me atragantaban con sus vergas. De pronto sentí como disparaban chorros de semen caliente dentro de mí, fue algo que me hizo sentir tan plena, me sentí suya y comencé a llorar de sentimiento femenino, mis piernas se entumecieron y mi abdomen se estremeció, sentí un fuerte orgasmo erizando mi piel y levantándome los pezones, me vine completamente y mis fluidos vaginales mojaron los cuerpos de esos albañiles sucios. Lloraba como escuincla entregándome a esos albañiles que se turnaron para disfrutarme durante horas.
Cuando por fin se cansaron, me dejaron tirada en el colchón, yo estaba tan alcoholizada que todo me daba vueltas. No supe en qué momento me quedé dormida, pero desperté como a las 2:30 de la madrugada. Samael era el único que se había quedado pues le tocaba hacer guardia esa noche en la bodega. Me levanté y fui al baño para limpiarme la sangre del cuerpo con unas toallas húmedas que siempre traigo en mi bolsa. Me peiné y retoqué mi maquillaje tratando de ocultar todos los chupetones, desde las pantorrillas, las piernas, la entrepierna, los senos y hasta el cuello. Todos los albañiles me habían dejado esos recuerdos que llevaría conmigo durante días. Salí del baño y me acerqué a Samael que estaba sentado en una silla fumándose un cigarro, tomamos un poco de tequila directo de la botella le pedí que se bajara de nuevo el pantalón, el permaneció sentado mientras yo me agache para mamarle su deliciosa verga y ponérsela durísima. Cuando su verga gruesa estaba bien ensanchada me senté sobre el de frente ensartándome su verga deliciosamente, él me tomaba de las nalgas levándome de arriba para abajo mientras se comía mis senos durante un buen rato, cuando ya estaba a punto de eyacular se puso de pie y me arrodillé ante él para mamársela y tragarme hasta la última gota de su semen mientras él metía su verga hasta el fondo de mi garganta. Me puse el vestido y mi tanguita, lo abracé y me despedí…
Cuando salí de la bodega, me sentía muy adolorida, excitada, cogida y sobre todo muy desinhibida por el alcohol, sentía que podía hacer lo que fuera, y como el alumbrado público era muy tenue, la calle sola y faltaba un tramo muy largo como de unos 10 minutos en esa zona industrial, quise hacer algo que me excitara, así que en plena calle me desnudé quedando solo en tacones, me coloqué el plug anal de nuevo para sentir la sensación morbosa de estar desnuda en una zona publica, expuesta a que si por alguna razón alguien pasara por ahí me podría ver, así que me bajé de la banqueta y camine a la mitad de la calle hasta la esquina sintiendo como el plug anal me lastimaba a cada paso que daba, yo seguía muy cachonda y alcoholizada, ya me habían cogido seis hombres vaginal y analmente, se las había mamado y disfrutaron cada parte de mi cuerpo, así que yo me sentía una mujer capaz de satisfacer no a uno sino a los hombres que fueran, pues yo me había minusvalorado porque mi pareja me dejo, pero la realidad es que soy una chica muy guapa y que cualquiera se excita con verme.

Cuando llegué a la esquina vi pasar un camión de carga, que sonó el claxon al verme, eso me excito mucho y me hizo descubrir mi lado exhibicionista. Volví a ponerme el vestido y mi tanguita y dejé el vestido muy corto mostrando ligeramente mis nalgas y bajé el escote dejando ver la mitad de mis pezones rosas, pues como ya era de madrugada no pasaban camiones y sabía que tendría que tomar un taxi, después de unos minutos abordé uno y me senté en el asiento trasero, el chofer se veía de unos 52 años y con un poco de canas, fornido pero no era gordo, tenía barba con canas y cumplía con mi perfil de hombre rudo, pues el taxi olía a gasolina, aceite de coche y grasa, así que le di instrucciones de llevarme a mi casa, el taxista no dejaba de verme las piernas, fui coqueteando con él en el trayecto, platicándole que había ido con unas amigas a tomar unos tragos y haciendo evidente que estaba ebria y podría hacerme cualquier cosa si él quisiera, ya que quería me siguieran cogiendo más hombres.
Yo estaba muy excitada y quería provocarlo para que me cogiera así que muy discretamente bajé los tirantes del vestido y casi sin mover las manos jalaba un poquito de mi vestido simulando que me estaba acomodando en el asiento trasero, hasta que vi que mis pezones rosas ya eran visibles.
* Disculpe, me quiero acostar tantito porque se me pasaron las copas y pues tengo mucho sueño y me siento mareada. * Le dije para hacerle evidente mi vulnerabilidad.
* Sí, está bien. Acuéstate y yo te despierto cuando lleguemos. * El chofer volteó y pudo ver mis senos que estaban ya más descubiertos, con mis pezones rositas completamente de fuera.
Así me quedé dormitando esperando que algo pasara, hasta que escuché que se estacionó y apagó el coche, abrió su puerta y se salió del vehículo, en ese momento de reojo pude ver que estábamos en una calle sin luz pues el alumbrado público estaba apagado y se veía como camino de terracería, de nuevo sentí miedo y mucha excitación al mismo tiempo pues ahora estaba a merced de otro hombre desconocido, y yo aun podía sentirme adolorida por la cogida que me habían dado.
Entonces escuché que estaba hablando con alguien por teléfono, pero no logre entender lo que decía. Se aproximó a mi puerta y fingí estar dormida, de pronto sentí como se me acercó.
* Levántate, ¿estás dormida?
* ¡Yaaa! ¡Déjame dormir! ¡Mmm! * Le conteste fingiendo estar soñolienta.
En ese momento fue cuando él comenzó tocar mis piernas pasando su mano ligeramente sobre mi piel, al parecer él pensaba que yo iba a reaccionar y a gritar o algo así, pero en lugar de eso guardé silencio y eso le dio a el más confianza, y acaricio mis piernas con más ganas y cada vez se acercaba más a mi entrepierna, y yo apenas podía evitar agitar mi respiración, él puso su mano en mi vagina, y al tocar la tanguita que traía, me la comenzó a quitar tratando de no ser muy brusco para no despertarme, yo sentía como me iba despojando de mi tanguita, y me sentí muy excitada comencé a lubricar pues otro hombre me estaba mirando desnuda y era cuestión de minutos para que me penetrara.
Yo estaba recostada boca arriba en el asiento, cuando ya había retirado mi tanguita por completo, el hombre abrió mis piernas y pudo ver el plug anal, intentó retirármelo, pero me quejé un poquito, así que me lo dejo puesto y empezó a frotar mi clítoris y acariciaba mi culo muy rico, cuando de pronto se escuchó otro vehículo que se estaciono junto a nosotros, escuche que era otro hombre, seguramente al que le había hablado por teléfono, quien resultó ser otro taxista.
* Oye y ¿quién es esa chica? * Le preguntó su amigo.
* Pues es una pasajera, que anda muy alcoholizada. ¿Está bien buena verdad?
* Sí, está bien buena ¿La conoces de algún lado?
* No, la acabo de levantar en la calle, o sea que no hay problema, nadie sabe. * Le dijo mi chofer.
* ¡Ah! Pues está muy buena la chica, ya se me puso dura la reata nada mas de verla. * Comento su amigo muy lujuriosamente.
Yo me sentí muy cachonda al escuchar eso, ya sabía lo que me esperaba, así que el amigo se acercó hacia la puerta del otro lado y la abrió, comenzó a frotar mis senos sobre el vestido, y después con cuidado me bajo un poco el vestido hasta que mis senos quedaron expuestos totalmente, eso despertó esa sensación tan excitante en mi pues ahora un octavo hombre estaba desnudándome, sentí como se me acercó y comenzó a lamer mis senos, lo hacía muy rico, y succionaba mis pezones, de pronto mi chofer que estaba en la otra puerta abrió de nuevo mis piernas y me lamia la entrepierna lo que sentí delicioso, e introdujo sus dedos en mi vagina y fue inevitable en ese momento empecé a gemir y él se dio cuenta que yo lo estaba disfrutando y continúo haciéndolo, yo gemía con más fuerza me estaba poniendo muy cachonda hasta que llego el momento en que decidí abrir los ojos, yo seguía tan desinhibida por el alcohol que me sentía libre de hacer cualquier cosa, así que abrí mis ojos.
* ¡Aaaahhhh! ¡Que ricooo! Esperen, mejor vamos afuera del coche. * Les propuse con voz cachonda.
* Sí a ver bájate. * Me dijeron sorprendidos por mi disponibilidad.
Ya estando fuera del vehículo, le pedí a su amigo que me bajara el zíper del vestido, y le pedí a mi chofer que me desnudara ya que me excitaba mucho la idea de que un hombre me despojara de mi vestido, entonces él se acercó y me bajo el vestido hasta el suelo dejándome desnuda por segunda vez en vía pública, ahora con mis pezones muy duros y levantados en un camino de terracería y al aire libre. A pesar del maquillaje los chupetones se notaban por todo mi cuerpo, camine con mis tacones y pude ver que estábamos en una zona despoblada y oscura solo se veían a lo lejos pasar vehículos en una carretera, deslicé mis manos sensualmente sobre la lámina del coche y pude sentir que el cofre estaba ardiendo de caliente, abrí mis piernas mostrándoles mi culo y me retire el plug anal soltando un gemido, al retirarlo sentí como escurrió un poco de sangre y lubricante de mi ano que ya estaba muy lastimado, yo seguía tan cachonda que abrí fuertemente mis nalgas y me senté sobre la lámina caliente del cofre para calentar mi ano, de inmediato sentí como mi ano se quemaba, el calor de la lámina entro por mi ano dilatado y me calentó el interior del culo, lo mismo pude sentir en mis labios vaginales, solté gemidos de placer y dolor.
* ¡Aaayyyy! ¡Aaahhh! ¡Ahh! ¡Aauuu! ¡Ay! ¡Mmmm! ¡Sí! ¡Aahh!

Soporté el dolor quizá por el alcohol y la tremenda excitación de tener mi cuerpo desnudo al aire libre, esa noche yo solo quería ser violentada. Permanecí sentada en el cofre caliente y me abrí de piernas, les pedí que me penetraran mientras abría mi vagina rosa para mostrárselas y no se hicieron esperar, mi chofer sería el primero, se desabrocharon los cinturones y se bajaron el pantalón, se puso enfrente de mí y le pedí me cogiera con todas sus fuerzas, y así lo hizo tenía una verga muy gruesa, pero yo ya estaba muy dilatada y todo era placer, sentí como me penetraba muy rápido y fuerte, hasta que iba a eyacular y le dije que me los quería comer, así que me bajé del cofre y se la mamé hasta que eyaculó y me tragué todo su semen, era tan dulce y blanco, me sentí feliz haciéndolo.
Ahora había llegado el momento de que mi ano recibiera placer de nuevo.
* ¿Te gustaría cogerme analmente? * Le pregunté muy excitada.
* Sí, eso me gusta mucho. Por ahí se siente mas apretado. * Me respondió muy libidinosamente.
Caminé hasta estar enfrente de la llanta delantera derecha y me incliné sobre el cofre para que mi culo quedara empinado, abrí mis piernas y puse mis senos sobre la lámina caliente del cofre, sentí como mis senos se quemaban con la lámina sensibilizando mis pezones, me dolía y me sentía herida de mis zonas erógenas, lo que sentí muy rico. Entonces le pedí me ensartara su verga en el culo de un empujón, este hombre tenía la verga gruesa y larga como mi querido Samael, el de la bodega, y tal como se lo pedí, me penetró muy profundo hasta sentí como se movió el coche, sentí nuevamente ese impacto dentro de mí, era la punta de su gruesa verga que se abría paso en mi interior, este hombre era más alto y pesado así que cada que me penetraba sentía como me empujaba y aplastaba contra la lámina del coche, así me penetró fuerte y profundo durante un buen rato.
* Te lo voy a hacer lento para que sientas mi reata un buen rato.
* ¡Sí! ¡Así! ¡Cógeme muy lento y rico!
* ¿Te gusta arto la reata verdad?
* ¡Sí! ¡Me encanta! ¡Se siente rico papi! * Yo estaba muy sensibilizada de mi zona íntima
Estoy segura de que me cogió aproximadamente media hora por el ano, hasta que sentí ese chorro de semen caliente dentro de mi culo, le pedí que no me la sacara y se quedara dentro de mí un par de minutos, yo quería seguir sintiendo esa verga dentro de mí, hasta que perdió la erección y retiro su verga manchada de mi sangre.
Justo cuando había terminado de cogerme el amigo de mi chofer, pensé que habíamos terminado pero mi chofer se aproximó y antes de que me despegara del cofre, me ensarto su verga y me cogió, muy fuerte también por el ano, podía sentir de nuevo esa sensación de estar muy dilatada pues cada que la sacaba y la metía, podía sentir que mi ano se quedaba abierto.
* Se ve que vienes de coger ¿Verdad? * Me preguntó muy curioso.
* Sí, acabo de estar con unos albañiles. * Le dije muy cachonda.
* Ah, pues con razón ya vienes bien cogida, te entra bien sabroso. * Me hizo sentir muy excitada confesarle mi reciente encuentro.
* Me cogieron entre todos ellos analmente y me gustó mucho.
* Pues por eso estás manchada de sangre, se ve que eres bien puta.
* Sí, me gusta mucho me cojan por atrás.
* Ya tienes el culo bien lastimado, estas sangrando como perra en celo, puedo ver que se te queda bien abierto.
* Sí, pero se siente rico, me gusta mucho. * Le confese.
* ¿Te gustaría sentir algo más grueso? * Yo seguía tan cachonda y ebria que no ponía resistencia a nada. Mi ninfomanía me estaba llevando a superar mis límites.
El amigo de mi chofer caminó a su vehículo, y abrió la cajuela, de donde saco un bate de beisbol, de aluminio. Me estremecí cuando lo vi, quería decir no, pero algo en mi quería ver si podía resistir algo así de grueso, así que le pedí me pasara mi bolso y me puse lubricante con anestésico en el ano, y le apliqué un poco de lubricante al bate de beisbol, me dispuse a poner mis senos sobre el cofre caliente de nuevo y abrí mis piernas dejando mi culo empinado, estaba muy nerviosa pues no era una verga lo que me iban a meter sino un bate de beisbol, cuando le puse lubricante traté de cerrar mi mano alrededor de él y vi que era muy grueso no tenía nada que ver con una verga, así que en esta ocasión sentí mucho temor.
* Ayúdame a abrirle las nalgas para que le pueda entrar mejor. * Le dijo su amigo a mi chofer.
Entonces el abrió mis nalgas y sentí la piel y mi ano estirarse y eso dolía un poco, pero me gusto así que le pedí que me las abriera con más fuerza me sentí tan cachonda ahora con el culo abierto totalmente esperando que me metieran ese bate.
Mi chofer me estaba abriendo fuertemente las nalgas, yo me sentí muy vulnerable y excitada.
* Ya amor, méteme el bate, solamente hazlo con cuidado, poco a poco. * Le dije al amigo de mi chofer.
Como les comenté era un hombre más grande y pesado. Entonces puso el bate en mi ano y fue empujándolo con su peso poco a poco, sentí una punzada como la primera vez, ahí supe que me iba a volver a doler pues mi ano no estaba acostumbrado a ese grosor todavía, sentí como se iba abriendo mi ano, la punzada era fuerte otra vez volví a derramar lágrimas, pero no me resistí solamente relajé mi cuerpo pues quería tener eso dentro de mí, el hombre me comenzó a decir cosas lascivas.
* Hay mamacita te voy romper el culo mi amor, prepárate te la voy a meter hasta donde te quepa.
* Sí, ya métele el bate eso es lo que quiere.
Al oír esas cosas me sentí de nuevo cachonda, quería darles un buen espectáculo a esos hombres pues podía notar el morbo con el que lo estaban haciendo.
* Ábreme más las nalgas, ábreme mi culo más fuerte con tus manos. * Le suplique a mi chofer.
Él las abrió más fuerte y sentí mi piel estirada y adolorida, yo quería sentir placer en todo mi cuerpo así que me toqué los senos, estimulé y pellizqué mis pezones, y al sentirme muy cachonda, con el plug anal que aun traía en mi mano me penetré la vagina para sentirme totalmente cogida, así que lo dejé puesto.
* ¡Ya mi amor rómpeme el culo!
Apenas le dije eso, sentí como empujo el bate con su peso, y mi ano se abrió tanto que pude sentir una fuerte punzada, un desgarro y ardor mayor a lo que antes había experimentado, sentí como el bate entro hasta el fondo y topo en mi interior, hasta el vehículo se movió en ese instante grité, y comencé a llorar teniendo el bate dentro, y el hombre dijo ya estás bien abierta mi amor era lo que me pediste, entonces sentí que me lo iba a sacar y le hice una señal con mis manos temblorosas, para que no lo moviera, porque no podía hablar del dolor. Me sentía una escuincla ahogada en su propio llanto.
* Déjamelo adentro, no lo saques. * Le dijo llorando entrecortadamente.
* ¿Te gusta mamacita?
* Sí, me duelo mucho, pero sí me gusta. A ver, comienza a cogerme con el bate suavemente.
Él comenzó a cogerme con el bate suavemente, lo hacía muy profundamente.
* A ver sáquenmelo y díganme como se me ve el ano.

* Estas sangrando mamacita. * Me dijo mi chofer.
* Se te ve bien abierto. Me dijo el amigo de mi chofer.
* Ábranme las nalgas y comiencen a cogerme de nuevo con el bate, pero sacándolo por completo y metiéndolo a fondo varias veces.
* Se ve que te gusta arto sentirte cogida. * Me dijo el chofer mientras metia el bate por mi ano.
* ¡Aaayyy! ¡Aahhh! ¡Me duele mucho! ¡Aaahh! ¡Aaahh! ¡Sí! ¡Aaahh! * Yo me sentía muy lastimada y cogida, fue hermoso. Mi masoquismo estaba siendo satisfecho. Mi ninfomanía se avivaba.
Me cogieron a si durante una media hora y yo quede sobre el cofre rendida y gozando de ser cogida analmente con ese bate tan grueso.
Al sentir mi culo tan abierto y sensible, la excitación que sentía era desbordante, estaba tan alcoholizada, desinhibida, cachonda y llena de morbosidad por violentar mi cuerpo que le pedí al amigo de mi chofer que dejara el bate y me penetrara con su puño cerrado. El taxista se humedeció la mano con mis fluidos y cerró su puño para comenzar a empujarlo contra mi ano, sentía como mi esfínter anal trataba de abrirse para recibir ese puño, yo trate de relajarme, pero estaba muy nerviosa mis piernas temblaban y el abdomen se me contraía del miedo. Le pedí que lo hiciera con más fuerza y su puño comenzó a entrar en mi culo. Yo sentía como se me desgarraba el esfínter, era deliciosamente doloroso, mis gemidos se ahogaban con mi llanto.
* ¡Aaayyy! ¡Aahhh! ¡Ah! ¡Mmm! ¡Ahh! ¡Sí! ¡Aaahh! ¡Aaaauuu! ¡Ahhh! ¡Ah!
* ¿Así te gusta?
* ¡Ya lo métemela por completo!
Entonces el taxista empujo con fuerza, sentí como si me hubiera golpeado con el puño cerrado en mi culo, su puño entro completamente, sentí como mi culo estaba completamente roto, el reloj metálico que el hombre tenía en su muñeca, me raspo el ano, así que el taxista saco su puño y se quitó el reloj, arremangó su camisa y comenzó a meter su puño dentro de mi culo una y otra vez, era como si me estuviera golpeando, me sentí muy agredida, humillada y violentada, justo lo que quería, había excedido mi limite. Estaba sufriendo más de lo que podía soportar, empecé a llorar y vi como mis lagrimas caían sobre el cofre.
* ¡Gracias amor! ¡Gracias! ¡Ya fue suficiente! * Él retiró su puño manchado de sangre.
* Mira como sangraste. * Me dijo sorprendido y con una mirada muy morbosa.
* Mete tus dedos en mi boca. * Le dije con voz dulce y cachonda.
Entonces hice una de las cosas más perversas que he llegado a hacer. Le chupé cada uno de sus dedos, y continué lamiendo mi sangre anal por el resto de su mano, hasta dejarla completamente limpia.
Unos minutos después ellos ya se habían recuperado, así que me arrodille y se las mamé hasta que se vinieron en mi boca, me trague todo su semen y les sonreí con mi cara toda escurrida de rímel por mis lágrimas. Nos despedimos de su amigo, me vestí y mi chofer me llevo hasta mi casa, no me cobró por el servicio, me pidió mi número de teléfono y nos despedimos. Bajé del taxi y caminé hasta entrar en mi casa totalmente cansada con las piernas escurridas de semen y sangre, quedé rendida de inmediato en mi cama y desperté hasta las 2:30 de la tarde.
Al día siguiente amanecí muy adolorida, con mi cuerpo muy maltratado y chupeteado, el culo ya no me sangraba, pero ardía. Me sentí sexualmente plena, satisfecha, absurdamente querida y deseada por los hombres, disfruté de mi cuerpo entre las sábanas, pues aún sentía el placer del semen que esos 8 hombres habían eyaculado en mi interior…

Hola soy yamak tengo 18 años
Desde que perdi mí virginidad soy adicta al sexo me gusta tener sexo con hombres que sepan hecerlo bien por eso lo ago con hombres mayores que yo.
Tengo un vecino que se llama Rodrigo tiene 30 pero es un hombre con un muy buen cuerpo y un buen paquete,lo sé porque se le nota en sus pantalones cada ves que va a correr en las mañanas. El me gusta mucho es decir quisiera que me folle duro y que me dea cómo a cajón que no cierra.
Un día el estaba regando el jardín de abajo y como lo vi me puse una falda tan cortita que se me veía literal todo,también me puse una blusita casi transparente y no me puse nada abajo de la blusa, por lo cual se me veía todo. Me asegure de que no hubiera nadie más que el y yo ,entonces baje para fingir que hiba a regar también . Cuando me vio se quedó como congelado pero no me dijo nada asique comenzé a regar , el simplemente continuo haciendo lo que hacía,eso me molestó un poco pero luego solté la regadera a propósito haciéndola caer al suelo así que me agaché a recogerlo muy lentamente haciendo notar mí tanguita color rojo ,note que el se había sorojado mucho que parecía un tomate . Desde ese día siempre ago cosas como esas par que el se pusiera rojito de el calor que yo le provocaba.
Una noche ya no soportabs seguir masturbándome sola imaginando que Rodrigo era el que me hacía todas esas cosas ,entonces fui a casa de Rodri y le dije que si podía ir a ayudarme a alzar unas cosas pesadas pero obvio era mentira, el un poco nervioso dijo que subiría en unos 5minutos tiempo el cual aproveché para cambiarme de ropa y ponerme un pijama roja de encaje transparente con un escote muy provocador ,entonces cuando el llego le dije que estaba en el cuarto cuando entro casi se le salen los ojos, me vio y trato de simular y me dijo dónde estaban las cajas ,yo solo le dije que estaban ahí cuando se dio la vuelta cerré la puerta con llave, fui detrás de él y lo abrase por detrás de la cintura, el se sorprendió y quiso separarse pero no lo deje en cambio lleve mi mano a su polla , la cual estaba ya dura lo cual me volvía loca, el se separó de mí al instante, fue entonces que lo empuje a la cama haciéndole caer de espaldas y yo me subí enzima de el, puse una de sus manos en mí cintura y la otra la puse en uno me mis pechos , el me dijo que lo que estaba haciendo estaba mal pero lo calle con un beso muy profundo empeze a mover mis caderas encima de su erección haciéndole soltar un gruñido de placer .
– hace tiempo que quiero que me hagas tuya Rodri
-pero esto no está bien tu aún eres una niña
-claro que no , Rodri tu solo disfruta del momento, solo quiero que me folles y que te corras en mí boca bb
– tu lo pediste luego no te quejes
-claro que no
Entonces me empujó a la cama ,se subió en mí enzima y comenzó a besarme como un loco, tocaba mis senos y los apretaba y con la otra mano rozaba mí vagina y metía y sacaba sus largos y grueso dedos haciéndome soltar unos gemidos . Me quito mí ropa y yo la de el ,chupaba mis senos, los mordisqueaba, luego empezó a chupar mí vagina, su lengua exploraba todo lugar , soltaba gemidos pidiendo más y arqueando mí espalda , de pronto se arrodilló y me dijo que chupe su polla hasta ese momento el no se había sacado los boxers y cuando vi su polla me sorprendió porque era muy grande y grueso pero de todos modos me metí su verga a mí boca y comenzé a succionar el daba estocadas en mí boca haciendo que casi me haogara hasta que se corrió en mí boca haciéndome tragar toda su leche
Me dijo me masturbara para el , me empeze a manturbar en frente de el , el también lo hacía ,yo le dije que me folle porque ya no aguantaba más lo quería dentro de mí, entonces el me acostó en la cama y me metió su polla lentamente era muy grande pero se sentía muy bien ,comenzó a hacer estocadas muy fuertes tocando asi mí punto dulce haciendome gritar de placer y pidiendo que no parara, me follaba duro como yo siempre quise entraba y salía por mí el cuarto estaba lleno de gemidos por mí y por los gruñidos de placer de el ,los sonidos obscenos de nuestros cuerpos en cada embestida inundaban el cuarto, me vine y unas estocada más y el también se corrió dentro de mí lo cual hizo que gritara de placer .
Desde entonces lo hacemos cada ves que nos vemos.

SANDRA, COLOMBIANA VICIOSA

Hace unos meses publiqué un primer relato donde explicaba como conocí a Sandra. Al final del relato expliqué que en los años venideros, cada vez que viajo a Bogotá por negocios o placer, siempre me reúno con Sandra para salir a tomar algo o cenar. Pero, como pueden imaginar nuestros reencuentros siempre acaban en una sesión de sexo duro. Esta es la historia de uno de esos reencuentros que empezó por salir a cenar un viernes, y acabó un lunes por la mañana.

Llegué al aeropuerto de Bogotá un viernes de finales de junio. Aunque era un viaje de negocios, que empezaba el lunes, adelanté mi llegada para pasar el fin de semana con Sandra. Cogí un taxi y me dirigí al centro, donde ella me había reservado una habitación en una casa particular donde alquilan habitaciones, una especie de pensión con un comedor común. La habitación no estaba nada mal, cama de matrimonio enorme, y el servicio dentro de la habitación. Me di una ducha y justo cuando me acababa de vestir escuché la voz de la propietaria al otro lado de la puerta.

-Tiene visita. –Dijo, escuetamente.

Por supuesto, sabía quién era. Salí al pasillo y me dirigí al comedor. Allí estaba Sandrita. Vestía una minifalda ondulada, una camiseta de tirantes azul sin sujetador y zapatos de tacón, pero no muy exagerados. A medida que me aceraba a ella los dos nos sonreímos. Cuando estuve junto a ella la besé en los labios y la observé de arriba abajo, estaba supersexy, sus piernas, muy morenas, brillaban, y la faldita le hacía una cinturita estrecha.

-¿Cómo ha ido el vuelo? –Preguntó.

-Bien, bien. –Le contesté, cogiéndola de la mano, tirando de ella para que me siguiera.

-Pero, ¿A dónde me llevas?

-A la habitación, ya cenaremos luego. Solo de verte con esa faldita se me ha puesto la polla como una piedra. Estoy deseando ponerte a cuatro patitas y reventarte el culo cogiéndote por la cinturita.

-Ufff, me encanta cuando te pones romántico. –Bromeó, justo cuando llegábamos a la puerta de la habitación.

Nada más entrar la apoyé contra la puerta y la besé con verdadera lascivia. Subí su camiseta y empecé a chuparle sus juveniles tetas, succionado sus pezones, haciendo que gimiera de gusto.

-Ufff, sí, sí, eso es, chúpame las tetas, estoy muy cachonda.

Yo estaba enloquecido, casi fuera de mí. Rápidamente abrí mi cinturón y me bajé la cremallera y de un tirón también bajé mis pantalones y calzoncillos, haciendo que la polla quedara al aire, totalmente empalmada.

-Anda zorrita, chúpamela como tú sabes.

Con una sonrisa de oreja a oreja se puso de rodillas, me escupió en el capullo y empezó a chupármela.

-¡Haaa! Eso es putita, sigue chupándomela. Así, así, succiona más fuerte. Eso es, traga, trágatela hasta el fondo.

Ella, obediente, empezó a hacerme una garganta profunda que me estaba volviendo loco. Con la polla totalmente metida en la boca, sacó la lengua y me lamió los huevos. Entre arcadas y atragantándose, no paraba de emanar saliva, que me encharcaba la polla y resbalaba por su barbilla cayendo sobre sus tetas. Estaba claro que la niñata sabia chupar una polla, y sabía cómo nos gusta a los hombres que nos la chupen. En ese momento no pude evitar pensar en cuando la conocí, prostituyéndose por los bares y discotecas de la capital, y en la cantidad de turistas a los que les habría chupado la polla. Estuve disfrutando de su ensalivada mamada un buen rato. Decidí que, como estaba muy cachondo, iba a correrme en su boca y después ya la follaría. Coloqué mis dos manos sobre su cabeza y empecé a follarle la boca con furia, la visión de su saliva saliendo y el ruido de su garganta al atragantarse me puso tan cachondo que ya no pude más.

-¡Ufff! Eso es preciosa, traga, trágatelo todo. –Le dije entre suspiros, con la polla totalmente clavada en su boca, mientras los chorros de mi semen inundaban su garganta- Eso es, buena putita, sigue, sigue chupando un poco más.

Ella, sumisa como siempre, estuvo un par de minutos más chupándomela, tragando los restos de semen que quedaban sobre ella, dejándomela reluciente con su lengua y su saliva.

-¡Dios! Cómo me gusta tu polla. Y menuda corrida te has pegado, no sabes lo cachonda que me pone cuando te corres en mi boca o mi cara. –Dijo, y a continuación se metió el glande en la boca, succionándolo con fuerza, saboreándolo, lo que hizo que tuviera una última descarga de placer.

-Voy un momento al servicio, sigue empalmado que en cuanto salga quiero que me folles hasta reventar de gusto.

-De eso puedes estar segura, estoy tan salido que creo que la tendré dura toda la noche.

En apenas unos minutos regresó a la habitación, totalmente desnuda.

-Me he dado una ducha, quiero estar recién duchadita para que me metas la lengua por todas partes.

Sus palabras, y su apariencia de no haber roto nunca un plato, me pusieron más cachondo aún, si es que eso era posible.

-Ven aquí zorrita, ponte a cuatro patas en la cama.

Ella, obediente como siempre, así lo hizo. Me situé detrás de ella y empecé a lamerle el coño desde atrás, lamiéndoselo de arriba abajo y viceversa, subiendo hasta su culo, lamiéndoselo, metiéndole la lengua lo más profundo que podía.

-¡Eso es cabrón! Lámeme el culo, ¡Joder que gusto! –Gritó, mientras yo no paraba de lamerte el ojete, metiéndole de vez en cuando dos dedos. Ella, con su mano derecha se masturbaba con furia. -¡Sí, sí, sí, joder, me voy a correr! –Estallando a continuación en un orgasmo antológico. –Ufff, que gusto me has dado, me dijo tumbada boca abajo, mientras yo me tumbaba a su lado.

Sin mediar palabra empezó a besarme en el pecho, bajando rápidamente hasta la polla y empezó de nuevo a chupármela.

-¡Joder! Estaría todo el día con la polla metida en tu boca ¡Ufff que bien la chupas!

Pasados unos minutos decidí que ya era hora de disfrutar de su rasurado coño.

-Ven, ponte a cuatro patitas, como estabas antes.

Me coloqué detrás de ella, de pie, fuera de la cama, y le metí la polla en su húmedo coño, primero lentamente, pero en apenas un minuto fui subiendo el ritmo y la fuerza de mis embestidas.

-¡Eso es cabrón! ¡Fóllame el coñito!

-Toma rabo en tu coñito de putita!

Pasados unos minutos Sandra exploto de nuevo en un ruidoso orgasmo.

-¡Haaa, haaa ¡Si, joder, qué rico! –Gritó entre estertores, para a continuación quedarse con la cabeza ladeada sobre la cama resoplando.

En ese momento decidí que había llegado el momento de disfrutar de su respingón culo.

-Prepárate zorrita, sabes lo que voy a hacer ahora, ¿No?

-Claro que sí, me vas a meter la polla por el culo, lo estoy deseando.

Me cogí el rabo por la base y lentamente se lo fui metiendo en el culo. Poco a poco, como ya había hecho con su coño, fui subiendo el ritmo, y en un par de minutos le estaba dando con todas mis fuerzas.

-¡Toma polla, por puta! –Le grité, sabiendo que ese tipo de comentarios la ponían cachonda a más no poder.

-¡Eso es! ¡Rómpeme el culo! ¡Quiero que me hagas daño, joder!

En apenas tres minutos noté que mi corrida era inminente, por un momento pensé en correrme dentro de su culo, pero me vino a la mente la visión de su trasero mulato con mi leche blanca haciendo contraste, resbalando hacia abajo, ese pensamiento hizo que ya no pudiera aguantar más.

-¡Haaa! ¡Toma corrida zorra! –Grite, pajeandome la polla sobre su culo, mientras los chorros de semen caían sobre el. Apunte bien y el último chorro cayó justo en su glorioso agujero entrando en el.

Como había imaginado un momento antes, la visión de su culo, allí, en pompa, con el semen chorreando, resbalando por el hasta caer, en parte, sobre las sabanas, fue una imagen que nunca olvidaré.

-Ufff, me has dejado seco, que ganas tenía de meterte una buena follada. –Le dije, tumbándome a su lado. Ella con sus dedos fue recogiendo el semen de su culo, llevándoselo a la boca para saborearlo mientras no paraba de sonreír. –Joder, menuda viciosa estás hecha, como te gusta tragar lefa.

-Ya sabes que me encanta.

Dormimos un par de horas. Luego salí a la calle para comprar comida y regresé rápidamente a la habitación. Aquella sesión de sexo salvaje, que había empezado un viernes por la noche, se alargó hasta el lunes por la mañana, apenas media hora antes de mi reunión.

Aquella misma noche a cientos de kilómetros de distancia…

Melany bebía en una fiesta privada junto a un amigo de las pasarelas. Se conocían de haberse visto en Barcelona, Madrid y Milán. El chico le parecía muy mono, así que estaban tonteando en una esquina mientras la música y el murmullo de muchas conversaciones se entremezclaban.

Como el ambiente no era el más propicio para hablar, acabaron saliendo del apartamento donde un amigo común daba la fiesta y terminaron dando un paseo por la manzana anexa.

A esas horas las calles estaban desiertas. Solo vieron pasar a un empleado de la limpieza, que perezosamente empujaba su carrito con los aperos para barrer las calles y un poco más adelante, un camión con un operario a pie se dedicaba a regar las calles para limpiarlas. La ciudad dormía y sólo algunas personas, por trabajo o placer, le daban vida a las solitarias calles.

El chico no paraba de charlar y hacerla reír, aunque realmente todo lo que decía eran tonterías y chistes fáciles.

Él se sentó en un banco y cuando Melany fue a hacerlo, el chico la cogió por la cintura y la sentó sobre sus piernas. Ella sonrió tras la sorpresa inicial y comprendió que estaba sentada encima de su erección. Esta ocurrencia del chico la excitó, pues sintió su conchita tan cerca del miembro erecto del hombre, que dicha proximidad la hizo imaginarse sin ropa y en íntimo contacto en aquella misma posición con él.

Para colmo aquel chico descarado, osó recorrer el espació que separaba sus rodillas desnudas de la intimidad de sus braguitas y con sus manos profanó aquel lugar tan tremendamente cálido e íntimo.

Para ella este lance fue en exceso turbador, sintió la emoción del contacto de su mano con su sexo, ésta le secó la boca ante la expectativa, su deseo se desató en su interior, salió del cofre donde lo guardaba con llave de plata, para recorrer cada centímetro de su suave piel.

Cerró sus piernas en acto reflejo y así cortó el acceso fácil a su delicada intimidad, esto hizo que el chico sacara su mano de ahí y tomase su barbilla, haciendo girar su cara hacia él, buscando su boca para robarle un primer beso.

Melany lo degustó y se entregó a una serie de largos y húmedos besos, mientras sentía que por dentro el ansia y la excitación la consumían, pero debía contenerse, dejar que fuese él quien se aventurase en la exploración de su cuerpo, pues así era como le gustaba a ella.

Aquel chico travieso tuvo la osadía de separar de nuevo sus muslos con cierta brusquedad y acceder por segunda vez a su más tierna intimidad, arropada por su abrigo, escondida bajo la noche.

Sus dedos se detuvieron sobre la blanca tela de algodón que envolvía su joya, la abrió, como el envoltorio de un bombón y la acarició haciendo que sus hábiles dedos se deslizaran sobre su cálido y lubricado interior, provocándole un hondo suspiro, tal vez un leve gemido, ahogado para no parecer una desvergonzada.

No contento con eso, el travieso chico lanzó su otra mano bajo su abrigo y su blusa, llegando hasta su pequeños pechos libres de sujeción, acariciando las suaves montañas que estos formaban, coronadas por unos pezones finos y afilados, que sus dedos se encargaron de pellizcar y acariciar suavemente, mientras sus labios le robaban otra serie de besos, dándole a probar su dulce saliva.

Aquello era ya demasiado Melany sentía que iba a estallar, sintió tal excitación que se corrió secretamente en estos lances preliminares sin que el chico lo notase, así que después zafó de su abrazo y se sentó a su lado en el banco.

Hacía frío, pero en aquel banco la temperatura parecía tropical entre aquellos dos amantes recién estrenados.

Aquel chico, que no se detenía ante nada, se bajó la cremallera de su vaquero y tras desabrochar su botón, extrajo su miembro palpitante al frío de la noche y tomando la mano de ella hizo que se lo agarrase. Melany sintió todo el poderío de aquella arma secreta, la sintió palpitar bajo su mano.

— ¿Me la chupas? —le susurró en sus oídos enredándose con su pelo.

Pero Melany no estaba dispuesta a hacer tal cosa, en plena calle, así que soltó su virilidad y girándose lo besó y hasta le mordió los labios.

— Busquemos algún sitio más apropiado —le susurró ella que aún deseaba probar su falo.

— Ok nena —contestó él guardando su miembro apretadamente bajo su vaquero.

Emprendieron de nuevo su paseo, pero esta vez de regreso a la fiesta, pensando en colarse en alguna habitación para gozar de su pasión contenida. Esta vez el paseo fue más sensual, pues sus manos volaban por sus cuerpos posándose traviesamente donde menos se lo esperaba el otro. El chico le agarraba su trasero, le robaba besos y le acariciaba sus pechos, mientras ella igualmente agarraba su trasero y palpaba su tremenda excitación apretada bajo su pantalón.

Llegaron al rellano de la entrada, allí la temperatura era mucho más agradable, así que se enzarzaron en un mar de besos y abrazos, sintiendo que volver a la fiesta no era lo más indicado. Por lo que se ocultaron en la escalera y allí, en la penumbra, el chico le metió la mano por su minifalda y empuñando su tanguita tiró de él con tal brusquedad que hizo saltar sus finas costuras.

Esto sorprendió a Melany aunque aquella muestra de cierta brutalidad la excitó y se dejó llevar por la ardiente situación. Tras quedarse sin bragas, el chico descubrió su trasero desnudo y lo mordió sensualmente mientras sus manos recorrían cada centímetro cuadrado de sus muslos y sus dedos traviesos acariciaban su intimidad allí abajo.

Sentía su lengua recorriéndole la piel, su caliente lengua que llegó hasta a introducirse entre sus glúteos y bajar hasta donde ella nunca hubiese pensado que bajaría. Sintió como éste le comía el culo y esto la excitó tanto que deseó que la poseyera en ese mismo momento. Con brusquedad la giró y la sentó sobre un escalón, allí sus nalgas reposaron sobre su largo abrigo de cachemir.

Con su sexo al aire aquel travieso chico se zambulló en él. Su lengua lo recorrió en todas direcciones recogiendo cuantos jugos manaban de su joya. Melany se sintió desfallecer allí mismo, en aquella oscura escalera mientras aquel chico se afanaba en agradarla, regalándole oleadas de placer.

Pero el macho dominante no estaba dispuesto a que esto quedase ahí, de modo que incorporándose extrajo su verga y se la acercó a la boca. Esta vez no hubo preguntas, esta vez no le pidió permiso, esta vez la condujo directamente a sus labios.

Melany no pudo rechazarlo, aunque le daba algo de asco hacerlo sin que él se lavara la mano del varón puesta en su nuca la obligó y su boca se abrió para que aquel trozo de carne palpitante y caliente entrase.

Su sabor fue amargo al principio, Melany trato de contener las arcadas, pero después éste desapareció y la sensación de tener su verga en su boca la hizo olvidarse de él. La excitación que le produjo el hecho de que aquel cabrón la había forzase un poco a hacer algo que ella no quería en principio, incrementó su excitación y saboreó su miembro tremendamente excitada.

Aunque le mantenía la mano en su nuca, ya no la forzaba como al principio. Melany recorrió aquella barra carnosa con su boca y aprendió a disfrutar de su sabor, de su textura y de su brío. Cuando ya estaba acostumbrada a ella, el chico la liberó, extrayéndola de sus dulces labios.

La levantó y colocándola en el escalón superior, le tomó una pierna y acercando su pelvis la colocó justo delante de su joya, acercó su miembro y frotó su glande con sus pequeños labios vaginales. La excitación se disparó, pero entonces ella reparó en que aquel desconocido ni siquiera se planteaba el ponerse un condón, así que se lo recriminó y éste, de mala gana, buscó su cartera y sacó uno. Aunque en la penumbra, Melany no pudo verlo, por sus movimientos intuyó que se lo había enfundado, ahora vendría el coito y Melany lo deseó.

La pasión volvió cuando se abrazaron, cautelosa Melany volvió a palpar su miembro antes de que este la tomara para asegurarse de que se había protegido. Sin más demora le dejó entrar y éste la llenó toda. Y ella, respirando aceleradamente, acusó el esfuerzo de sentir cómo su joya tenía que dilatar a marchas forzadas para dejar entrar al intruso.

El coito de frente les permitía seguir comiéndose la boca y al chico besar sus pechos con su blusa desabrochada. Melany levantó sus piernas y cruzándolas en la cintura del otro, se sostuvo cogida por éste con la espalda apoyada en la pared, sin duda aquella era una deliciosa experiencia tras largos meses de abstemia sexual. Aunque aquel chico seguía mostrándose brusco y sus movimientos empezaron a ser demasiado intensos para Melany, lo que comenzó a no gustarle, por lo que le lo detuvo y se bajó.

Ahora el chico le pidió que se girase y ella, apoyada en los escalones superiores le ofreció su trasero, para que él entrara desde atrás. No tardó en volver a sentir su presión mientras la agarraba fuertemente por la cintura y la penetraba hasta las entrañas.

El chico empezó a empujarla tan fuerte que aquel maravilloso placer empezó a desvanecerse por el daño que le hacía. Ella protestó pero éste pareció no escucharla y siguió embistiéndola como una bestia, la fuerza de aquel chico era tal que no le permitía zafarse de su abrazo y mientras la zarandeaba adelante y atrás, ella se apoyaba en los escalones superiores con ambas manos, por lo que si se soltaba de una, corría el riesgo de estrellar su cara contra el suelo. Así que lo único que pudo hacer fue esperar a que se corriera.

Ya no hubo más placer para ella, le dolían sus penetraciones, le dolían sus caderas por cómo se las agarraba con las manos y sólo deseo que todo terminase pronto. Pero el tiempo pasa despacio en los peores momentos, así que aquellos segundos se le hicieron eternos.

Finalmente aquel chico estalló y resoplando como un asno soltó su carga en el interior de la desconsolada Melany. Hasta aquel momento había sido todo tan idílico que ella no podía creer el giro que habían dado los acontecimientos.

En cuanto este bajó la guardia ella se zafó de sus manos y girándose le dio una bofetada con todas sus fuerzas. Él alto varón, al no esperar aquella reacción de fiera acorralada, cayó de espaldas y chocó contra la pared. Momento en que Melany saltó por la escalera, aún a riesgo de doblarse los tobillos con sus altos zapatos de tacón y emprendió la huida lo más a prisa que pudo.

Accedió a la calle y rompió a llorar, mientras no paraba de andar y de correr a trompicones. A punto estuvo de darse de bruces contra el suelo en un par de ocasiones, pero finalmente salvó la caída y siguió adelante.

Durante el paseo, recordó haber visto una parada de taxis por allí cerca, pero ahora, con los ojos cegados por las lágrimas y el maquillaje, todas las calles le parecían iguales. Por suerte había comenzado a andar en la dirección correcta y tras alcanzar una esquina divisó un piloto verde de un taxi en la oscuridad de la acera.

Corrió hacia éste y se montó a la velocidad del rayo. El taxista, sorprendido por su rápida entrada, la vio en un estado de agitación tal, que no pudo evitar interesarse por ella.

— ¿Le ocurre algo señorita?

— No nada, lléveme al Hotel Inglaterra, ¡por favor rápido! —le dijo Melany entre sollozos.

Aquel hombre emprendió la marcha y respetó sus ganas de silencio. En poco tiempo estuvieron en la puerta del hotel y cuando ella fue a pagar se le cayó el mundo encima, ¡pues su bolso de mano no estaba! Recordó haberlo dejado en la escalera, donde se había liado con aquel cabrón y con la apresurada salida no se acordó de recogerlo de los escalones donde lo había dejado.

Rompió de nuevo a llorar y el taxista no supo qué decirle más que volver a interesarse por ella. Entonces Melany se lo explicó lo mejor que pudo, obviamente omitió los escabrosos detalles de la escalera y le dijo que se lo había dejado olvidado en la fiesta de donde venía.

— No se apene señorita, que sólo hay una cosa en esta vida que no tiene solución —le dijo el taxista entonando la voz como si le estuviese contando una historia en torno a la hoguera—. Este hotel trabaja con mi compañía, si es tan amable de darme su nombre y número de habitación, ahora llamaré a recepción e informaré de la carrera para que se lo carguen en cuenta —le dijo el amable taxista ofreciéndole un paquete de pañuelos de papel que llevaba en la guantera.

— ¡Gracias, es usted muy amable! —respondió Melany sonándose los mocos de una forma tan natural como poco glamurosa—. ¿Y cuál es esa cosa que no tiene solución según usted? —le preguntó tras reponerse.

— ¡La muerte señorita! Tras la muerte no sabemos si habrá algo o no, ante eso solo podemos tener fe, pero tras eso ya no hay solución.

Melany se sintió conmovida por aquellas palabras sencillas de la sabiduría popular, que suele ser la mejor y se sintió reconfortada por sus palabras de ánimo.

— ¡Usted es joven y guapa señorita! Aún le queda mucho por vivir, suba y acuéstese que mañana vendrá un nuevo día y quien sabe lo que traerá —añadió cuando Melany, aún compungida, abrió la puerta para salir.

Melany se encaminó a la recepción del hotel, donde explicó que había perdido el bolso y la amable recepcionista le preparó una nueva llave para su habitación.

Nada más entrar se desnudó y se metió entre las sábanas, donde de nuevo un llanto incontenible acudió a ella. Siguió llorando suavemente por largo rato sin saber muy bien por qué, sintió resbalar las lágrimas por sus mejillas, claras y cristalinas hasta que éstas terminaron por empapar la almohada, se giró y entre sollozos se fue apagando lentamente hasta quedarse profundamente dormida.

Hola !

Pese a todo, no soy capaz de usar mi nombre, así que os diré que me llamo Lucía.

Vivo en madrid, en la periferia, y tengo la obligación de contaros que lo que me sucedió fue siendo ya mayor de edad. Por el bien de todos…

Soy una chica normal, delgada de piel blanca.. más de lo que me gustaría.. aunque supongo que las chicas somos inconformistas por naturaleza, siempre deseando lo que no tenemos y menospreciando lo que otras desearían. Es algo que nos define.

Para que os hagáis una idea mido 1,62 y siempre hice atletismo. No creo que haya destacado nunca en clase ni por curvas ni por pecho.. aunque tengo las piernas y el abdomen bastante definido. Tengo actualmente una 85 de pecho, ya os digo que en mi opinión muy normal. Reconozco que no me considero fea, cambiaría algunas cosas (y terminaré haciéndolo ) pero precisamente mis ojos, mis labios y mi pelo son cosas de las que me siento orgullosa.

Son ojos grandes y color marrón miel, mis ojos es lo primero que se ve de mi, mi pelo tiene que estar perfecto, llevo algo más de media melena, soy morena pero siempre quise llevarlo mecheado de rosa. Aunque a mis padres no les gusta, llevo un par de años con este look y juego mucho con hacerme trenzas, dos coletas, recogidos.. Mis amigas dicen que tengo una buena mata de pelo y que es bonito.. el único pero que yo le veo es en verano y se llama CALOR!! xDD

Quizá porque he pasado media vida en un colegio concertado no soy la persona más feliz en faltd, (he estado a punto de decir el nombre de mi colegio.. pero me he contenido a tiempo xD) Pero como llevo toda la vida haciendo deporte se encontrar el tipo de pantalón vaquero ceñido que me sienta bien para no ser culona, aunque con lo que más a gusto estoy y no os voy a engañar es en chantdal.. No nos engañemos..

Dicho esto os confesaré que hasta el momento que voy a relataros no había tenido grandes cosas que contar a nivel sexual. SI, me masturbo, desde muy pequeña.. y empecé haciéndolo sin conocimiento de causa, pero sabía que algo me daba gustito xD . Después seguí yhaciéndolo cada vez más consciente y no me averguenza contarlo, sobre todo porque no me conocéis jajajaja de hecho me gusta hablar de sexo.

Pero ya os adelanto antes de ir a lo interesante confieso que a raíz de lo que me pasó, masturbarse tiene 3 niveles para mí..

El dedo de por la mañana recién levantada aun en pijama en la cama, que es el que hace sentir más sucia cuando me corro.

El dedo en la ducha que es el que se nos haremos el 99% de las chicas, que es inevitable, obligado y sólo siendo asexual puedes reprimirte a ello..

y el tercer tipo de dedo, el de me apetece ahora y porque sí, que es el que ha nacido en mí después delo que voy a contraos.. que puede sucederme en el baño de casa o del colegio (ahora en la universidad) de ir a hacer pis, y como no puedo tener la mente en blanco, recuerdo alguna cochinada que me hace presa de lo que pienso y automáticamente un calor me invade.. cierro los ojos me muerdo el labio hasta hacerme daño hasta que me corro… a veces es sólamente frotándome con distintos dedos (notas matices diferentes os lo juro), otras como dice la puta de mi mejor amiga, haciendo un spiderman xDD que es con los dos dedos centrales en mi coño y el meñique y el anular apuntando a mi culo.. como si quisieran llegar y llenarme entera..

No creo ni que sea ninfómana ni que tenga una enfermedad, ya que he oído cosas que alucinaríais, aunque bueno en un sitio como éste, estoy segura que habrá niveles que ni yo misma puedo imaginarme (dadme tiempo…)

Como digo no tengo novio, porque me parece una périda de tiempo.. Nunca estás con el chico que quieres, porque son imbéciles y unos orangutanes, y al chico que le gustas está más cerca de salirle vagina que pene de lo… flojos que parecen.. la verdad..

hasta la experiencia que quiero contaros me había enrollado con chicos, si. me he dado besos y sigo haciéndolo con amigas, con las que incluso había tenido cosas muy… extrañas.. Cosas que narraré otro día..si siento la necesidad como hoy de contaros esto..,

También había hecho petting, (frotarnos con ropa), pero sexo como tal, ni oral ni masturbarle yo a nadie ni hacérmelo nadie a mi.. piel con piel que se diría jijiji

Creo que quizá porque no soy la chica más lanzada del mundo.. y los chicos con los que me he liado no son en absoluto como los que a mi me atraen para estas cosas, como los que había tenido mil fantasías.. Brutos, hostiles, como más.. no sé, varoniles aunque suene ridículo.. y mucho xD

Yo quería perder mi virginidad con un tio de verdad, no con alguien que me pide perdón si me agarra las tetas o el culo más fuerte de lo que cree que debe.. joder esque para eso prefiero masturbarme jajajaja

Pese a todo no consumo porno, aunque lo haya visto algunas cuantas veces y me haya masturbado incluso con alguna escena que me ha creado.. digamos Impacto.

Pese a todo como os digo no consumo porno, porque por norma general no me creo ni las fotos ni los postureos. Tengo mentalidad deportista, no me gusta que me lo cuenten, me gusta vivirlo y si no puedo, pues me lo imagino en mi intimidad jajaja

Ahora que os he hecho una buena radiografía de mi, de lo que me gusta y de como soy vamos al grano. (queee pesssssada esta chica, lo sé)

El caso es que vivo en un Segundo, en una urbanización cerrada, sin piscina… (que más me gustaria..) Y lo que me pasó fue pues un día cualquiera, fumando a escondidas. No aconsejo a nadie que haga las cosas a escondidas porque pasan cosas extrañas..

Cuando mis padres no están abro la ventana de la terraza y fumo porros. (Sé que soy joven, no me considero drogadicta jajaja pero a estas edades el que no fuma tabaco, bebe, y el que no pues fuma porros de vez en cuando. como yo jajaja ) y fumo en la terraza porque como la Hierba huele taaaaaan fuerte, no podría fumarla dentro de casa sin que me pillen, es suicidarte en vida.

Como os digo una de esas tardes sin hacer nada en casa, oyendo netflix y mirando el móvil , hasta que llegasen mis padres a cenar pues me hice un porro, salí a mi terraza, como siempre, me senté en una escalera que tenemos recogida allí, de 3 peldaños que abro y utilizo a modo taburete. Imaginadme, con mi chantdal sentada, con mi móvil viendo vídeos de tiktok y mi porrito…como tantos días. El auténtico bienestar jajaja

De repente escuché algo en la terraza de al lado. Y los vecinos nunca suelen estar a esas horas.

Lo primero que pensé fue: «joder los vecinos!!!! como se asomen van a oler esta pestuza en un segundo…» Por lo que esperé unos segundos sin hacer ni un movimiento, pensé en levantarme y cerrar la ventene pero como seguía escuchando ruidos, hice la estatua.. Realmente sonaba a que estaban arrastrando algo, un macetero o maceta o algo así..

Decidida abrí la pequeña ventana que comunica con el tendedero que comparto con mis vecinos del «B» muuuuy despacio, no fuera a tenerla él abierta y de repente me viera, oliera lo que estaba haciendo y tal..

Y pude ver que sólo había una pequea rendija abierta en la ventana del vecino, pero no vi nada más que un poco de terraza. Sin cerrar ésta me atreví a asomarme por la terraza frontal, ahora si, para ver si tenía abiertas sus ventanas que dan al barrio y qsentí cuando vi que estaban cerradas. Por lo que yo, a lo mío, podía seguir fumando..

Me senté de nuevo en mi escalerita, encendí y le dí una calada. pero no se porqué me giré hacia el tendedero y en ese momento vi dos cosas. La primera que habia dejado mi ventana lateral abierta y aun veía la rendija de la del vecino y su terraza. Y la segunda que justo en ese momento el tendedero se oscureció y vi una figura salir de la cocina y sentarse en su terraza. Estaba ahí para quedarse. Operación porro cancelada.. dejaría mi ventana abierta pero no podía seguir fumando.

Me levanté a cerrar la ventanita lateral y mi espíritu de cotilla redomada pudo conmigo jajajaj, me asomé sin dar calada ni hacer ruido y resulta que era el marido de mi vecina. Sentado en una silla de plástico verde de esas de terraza de bar, dando casi la espalda al tendedero, y estaba sin camiseta, como tomando el sol a través de sus ventanas (muy bizarro ese tío..nunca saludaba y era un poco rancio) hasta ahí todo normal verdad? Pues escuchadme, porque lo que vi es que se estaba haciend oun pajote como si fieran dos.

En ese momento casi me entra la risa, que pude contener, pensé está chalado y cerré la ventana casi del todo. Recogí las cosas guardé la chusta del porro en una bolsita y fuí a lavarme las manos, los dientes y a borrar en definitiva todo restro de que en mi terraza se había fumado .

Como digo los instintos son primarios y posesivos, y ese instinto cotilla, me obligó en un rápido titubeo a volver a abrir la ventana y poner ojo. No habrían pasado ni dos minutos y ya estaba abriendo la ventana a ver qué tal le iba a mi vecino jajaja

Mi sorpresa fue que ya no estaba sentado, ahora estaba de pie, regalándole una paja medio encorvado hacia atrás al barrio entero.. con un brazo en jarra y el otro dándole que te pego, era la primera vez que veía algo así, en directo, que tendría? 30 años? 35? y parecía más irresponsable que yo jajjaja

En realidad se veía poco y tenía que cambiar mi posicióncomo para ver la perspectiva completa. Entonces vi su polla. Fueron 15 segundos, 20 segundos porque se corrió con un animal y gimió como si estuviera sólo en un chalet en medio del campo. Fue un momento, pero ese gemido, como de quedarse sin fuerzas o de terminar una maratón… jamás se me va a ir de la cabeza, os lo prometo.

Por mi parte me puse nerviosa, pensé, me va a pillar, y cerré. Entré dando un paso en la cocina y no se si fue antes una cosa u otra pero.. Mi boca estaba seca y pastosa y mi coño ardiendo. Ojo, no he dicho que estuviera mojada, sólo que me ardía.

Como en trance fui al cuarto, me senté en mi silla, pensando en lo que había visto, me tumbé en la cama y sin darme cuenta estaba ya con los ojos cerrados y la mano entre los muslos. Y comencé a tocarme. No puedo deciros el tiempo que me llevó pero si, me corrí. Y no siempre me corro,a veces paraba antes de correrme, pensad que nosotras tenemos como niveles de placer , a veces cosquilleos, a veces necesitamos penetrarnos y otras veces lo que nos apetece simplemente es acariciarnos..

Pues sólo me acaricié y me corrí. No voy a engañar a nadie, no me cambié de bragas, mis corridas no son como en las pelis porno yo no suelto chorros como si me meara encima jajaj

Reconozco que se lo conté a mi mejor amiga, estas cosas hay que contarlas o revientas, pero a parte de ese rato en el Colegio no volví a pensar en ello ningún día, salvo a las 19h, momento en que me acordaba y me asomaba por si volvía a verle.

Y sucedió. Volví a verle a los 4 días. Misma hora, misma situación, debe ser que no tienden o su ventana no cierra del todo pero estaba abierta justo la misma parte, su silla puesta de forma parecida, y él sin camiseta. Debía ser su ritual… El problema fue que esa vez no quité ojo. El problema fue que esa vez yo me masturbé mirándole, y el problema fue que me relajé y en su jincana hacia correrse, justo cuando se ponía de pié se giró y me vió.

En ese momento deseé no estar ahí, desee rebobinar, que hubiera un punto de guardado anerior, como en un videojuego… cerré la ventana, sonó portazo y si mi vecino no estaba seguro…con ese gesto le confirmé que le había visto y que estaba mirando..

No sé lo que haría él porque yo no volví a asomarme, ni tampoco me masturbé, estaba asustada de verdad. No es que él fuera a decirle nada a mis padres, no me le imagino «si mira me estaba haciendo yo una paja y tu hija…» Sé que era irracional pero estaba asustada.

El susto me duró otros 3 o 4 dias, pero como soy gata, y curiosa, volví a la carga, por ver si… se cortaba un poco o seguía con sus sanas costumbres de hacer ejercicio en su terraza.

Esta vez salió un poco más tarde que las veces anteriores, pero ahí estaba. Y fue como vivir un deja vu, su silla, su paja, y se corrió de pie con un gemido encorvándose con una mano en jarra y la otra en movimiento. Y esta vez no se giró. quizá igual, después de todo no se había dado cuenta de que el otro día estuve espiandole en su momento íntimo. por lo que cerré y seguí con lo mío.

En cuestión de… que? 10 minutos? sonó el timbre. me levanté , abrí y no había nadie. Por lo que cerré.

Un par de minutos depués volvieron a llamar y tampoco había nadie. Me estaban vacilando?

la tercera vez, al abrír a la llamada fantasma que tocaba mi timbre, vi al otro lado del relllano (4 metros máximo) la puerta de los vecinos entreabierta, y me creais o no, mi vecino sin camiseta, con una mano sujetaba el pantalón por debajo de su polla y con la otra jugaba con ella como un guardia con su porra. No sé cómo sonará pero para mí fue así. Evidentemente cerré.

Y lo primero en lo que pensé cuando cerré es, «pedazo de tranca» Igual es que tampoco he visto ninguna fuera del porno, y las cosas en directo , si son de impresionar impactan más…

Debía estar asustada, debía pensar «me pilló» «lo sabe» o.. «me va a violar, si ha sido capaz de llamar a mi casa éste me viola»

Pero lo que pensaba era lo que hablaba con mi amiga… «que polla tia..» «pero me está pasando esto a mi?» «pero… joder que rabo tiene…»

Mi amiga mariYo me conoce, sabe que no me inventaría algo así y me hizo gracia porque pese a todo, yo habria dudado. Estas cosas si no las vees no las crees…..

A los dos días volvió a sucederme lo mismo, un par de llamadas sin nadie en la puerta y a la tercera vez allí estaba en su puerta en su humbral, con el falo fuera..

llamadme descarada, llamadme lo que queráis, pero ésta vez no cerré, esta vez le miraba.. le miraba a él, miraba su abdomen, miraba su polla… como hipnotizada.

me dijo en voz suave.. «quieres?» señalandose la polla. Pero no respondí. No podía, no sabía que responder, no sabía porqué aun no habia cerrado la puerta, que es lo que tenía que hacer..

El al ver que aunque no hablase, tampoco cerraba mi puerta se fue animando. «Lucía, quieres probarla?» «te gusta mirar?»

Yo seguia inmóvil, cambiando la vista de sitio, pero volviendo a repetir mis pasos.. le miraba a el, su vientre su polla.. me ardía la cara, como si me hubieran pillado robando en una tienda…

Se metió la polla en el pantalón (no debía llevar calzoncillos porque eso era monstruoso aun guardado..) dio unos pasos y se acercó a mi puerta. Yo hice ademán de cerrar pero no terminaba de hacerlo.

«Lucía quieres venir a tomar algo?» y me tendió la mano. Y yo, tonta de mi, que parecía retrasada, no podía ni hablar ni ir, ni cerrar… Era como si me acabasen de soltar en la tierra y no me hubieran explicado ni el idioma.

Su mano se acercó, agarró mi mano como queriendo acompañarme a su casa, entonces le solté. Mi vecino se sorprendió, pero yo me sorprendí aun mas cuando dije, «tengo que coger mis llaves»

Cogí mis llaves y me sorprendí nuevamente cerrando, cruzando el rellano y yendo con él a su casa.

Ni él ni yo nos creíamos lo que estaba pasando, de eso estoy segura, pero lo que también tengo claro es que si él nunca hubiera dado ese paso, yo jamás habría cruzado a su casa. No había pasado nunca antes.

Entramos en su salón y tenía tres sofás, dos pequeños y uno grande, pero todos de cuero verde. Recuero cómo olían, recuerdo que estaban fríos al sentarme pese a ir en chantdal y también recuerdo un sonido que no esperaba que hicieran al sentarnos.

El se sentó en uno de los individuales y yo en la plaza central del del medio. Al verlo, se levantó y se vino conmigo y se puso a mi lado.

Debió pensar «después de todo ésto, no voy a preguntarle qué tal las clases» y yo pensé «no creo que vaya a invitarme a tomar nada como me ha dicho..»

Estabndo a mi lado se tocó la polla como el que mulle un cogín a través del pantalón y me dijo quieres tocarla?

pero no respondí.

Cogió mi mano y aunque hice un intento de resistirme algo dentro de mi me dijo «tia, te ha enseñado el rabo, has pasado a su casa, y quieres verlo… reacciona!»

Y me dejé guiar. Primero la mano por encima de la ropa y después se la sacó. De cerca parecía algo… amenazador. Esa sería la palabra. Mi vecino tiene la polla circundada, creo que son mucho más bonitas que sin circundar (es mi opinión) No tenñia pelo en el vientre pero vi que sí que tenía en los huevos (pensé chico ya depilate entero… aunque en el fondo le daba un punto desaliñado que me gusta)

Recapitulemos: Estaba en casa de mi vecino tocándole la polla al desnudo, mi primera polla, piel con piel…. y justo eso es lo que estaba pensando.

me sorprendieron sus palabras porque parecía que recitaba lo que estaba pensando «es mi primera polla» dije yo, «es la primera polla que tocas?» preguntó él… le miré a los ojos asustada. «no no es la primera que toco» dije… (tampoco sé porque dije eso.., no me agobiéis jajaja)

«te gusta?» preguntó.

«es enorme..» respondí, a lo que él soltó una carcajada.

«es normal tirando a grande» dijo él

«es enorme tirando a gigante» repliqué yo como si supiera lo que estaba haciendo o de lo que estaba hablando jajaja

Esos comentarios debieron envalentonarle y dijo «chúpamela» y ahí mi gallito y mi valentía volvieron a retroceder.

«Otra vez muda Lucía? Vamos chúpamela..» y yo seguí sin responder.

Se acercó un poco más,me cogió de la parte de mi cabeza más alejada a él y fue tirando de mí suavemente hacia su miembro… No puse resistencia, tan sólo necesitaba que hiciera eso, porque por mi misma, no sabía doblarme, no sabía acercarme a ella, no sabía cómo hacer para chupar una polla, pero estaba ardiendo por dentro, el chichi era fuego, mi cara y mis mejillas eran fuego, mi corazón iba a salírseme del pecho…

«tú sólo abre la boca» me dijo mientras enhebraba mi boca en su polla como el hilo en una aguja…

Noté como se abría, sin más, cedí.. noé como se apollaba en mis labios su punta mojada, noté que esa apertura de boca no iba a ser en absoluto suficiente y la abrí aún mas.

Noté su sabor en la punta de mi lengua encogida, y fue el pistoletazo de salida a todo lo demás.

La primera vez que bajé mi cabeza, encorvada sobre la polla de mi vecino, fue como probar un tipo de comida que ni sabes cómo se mastica.. Simplemente abrí la boca hasta que mis labios resbalaron un poco , y su glande se posó en la humedad de mi boca. Tenía un sabor salado, distinto a mi coño (si me he masturbado mil veces y me he chupado los dedos, como cualquiera, como digo no soy una monja jaja) , como digo son sabores distintos. El suyo era como más.. viscoso, más profundo e intenso (parezco una catadora de pollas o de vinos jajaja)

no creáis que pude meterme mucha polla en la boca, de verdad os juro que tiene una polla descomunal, o yo una boca muy pequeña…

Lo pensé y a cada rato no podía creerme lo que estaba haciendo. Quizá estaba enferma? era una salida? una morbosa?… con mi vecino con el que no había intercambiado ni un hola en la escalera… hasta ese día? con su polla en mi boca?…

Los pensamientos iban y venían, pero cada vez que hacía el gesto de cacármela de la boca, me daba cuenta que sólo deseaba volvérmela a meter. No sabía si estaba haciéndolo bien o mal. Aunque fuera él quien creía que gozaba, no se imaginaba lo cachonda que me estaba poniendo ésto la de veces que me había imaginado chupando mi primera polla.. de hecho me había imaginado la polla de muchos compañeros de colegio y fantaseado con que les había hecho sexo oral.

Por lo que ahí estaba, incapaz de hacer otra cosa, tragando y soltando… Al poco me dijo «acompaña con la mano» y al rato «cuidado con los dientes» , que fue el único momento en que me la saqué y le dije «como si fuera tan fácil no te jode, con este falo tio..» El abrió los ojos sorprendido se rió, pero antes de terminar ya estaba acompañando mi cabeza a su entrepierna. Porque es un jodido vicioso.

de repente me sentía una profesional, iba adaptando mi boca y chupando su tremenda polla, arriba y abajo arriba y abajo, notaba cómo iba aprendiendo yo sóla, de repende movía la lengua y hacía algo diferente, si notaba que le gustaba insistía y lo cambiaba por otra cosa. me estaba gustando y mucho, tengo que reconocerlo.

Noté como una mano me abrazaba por el sofá, se posaba en mi muslo izquierdo recorriendo mi espalda y hacía intentos por tocarme en mi zona más íntima. Se abría paso por dentro del chándal y me dejé.

Aun así cuando llegaba a zonas clave…no puedo explicar porqué, comiéndole el rabo a mi vecino, cerraba las piernas para que no me tocara.. era una contradicción. Qué quería demostrar? Realmente estaba deseando que lo hiciera.. que me tocara y sentir esas manos adultas en mis chichi.

Dicho y hecho. Fue pensarlo, analizarlo dos segundos y cambié de idea, abrí mis piernas y de forma suave y sensual comenzó a acariciarme las bragas por encima, a remolonear y surcar mis ingles, a sonderar mi intimidad..

creo que cuando sintió el calor que desprendia mi coñito no pudo controlarse y torpe y ansiosamente metió varios dedos dentro de las braguitas para hacerse paso y al fin tocó mi coño. lo sentí explotar casi.

«Estás empapada niña» gemía en voz entrecortada..

» Pues claro, no te jode , pensaba yo..»

«Eres virgen? quieres follar?» me dijo como si se le hubiera ocurrido una gran idea.

me saqué el monstruo de la boca y dije, «eso no.., eso no..»

parece que lo entendió. Por ahí no iba a pasar, iba a comerme su polla, le iba a dejar tocarme y hacerme un dedo si quería pero no pensaba perder la virginidad con mi vecino . Se dio por aludido y dijo «vale, vale..» como nervioso, no fuera que la hubiera cagado y se le acabase el chollo de repente.. Se conformó con lo que tenía en ese momento.

«quieres que te lo coma yo?» me dijo al poco de seguir mamándole.

«no lo sé» le dije.

Por lo que tomó las riendas, apartó mi rostro de su entrepierna , se incorporó, sólo para arrodillarse en el suelo, me acomodó la espalda en el respaldo y comenzó a bajarle los pantalones.

Ah estaba yo, con los labios llenos de baba, con un sabor a rabo en la boca por primera vez en mi vida y con el tio que había profanado mi boca a punto de hacerme lo que él quisiera.

«que blanquita eres» me dijo «pareces una vampirilla..» Me reí pero no me hizo ni puta gracia.. a él le gustaba, pero yo quería ser mucho más morena jaja os lo dije al principio.

con mis blagas de VS puestas y la sudadera que no pensaba quitarme, el, de rodillas acercó su cara a mis piernas. me olía, pasaba sus labios y su cara por mi piel, se acercaba a mi ingle y la besaba, cada segundo me ponía más y más nerviosa, como ansiosa. Era mi primera vez, y no tenía ni idea de lo que iba a sentir, pero para él yo era como un plato extraño, algo que jamás había comido y me estaba degustando con todos sus sentidos..

Olía mis bragas y mi coño.. «huele bien?» le dije de coña.

«maravillosamente» respondió, como embelesado. siguió dándome besos por encima de las bragas, y lametazos en las ingles, mordiscos suaves en los muslos… yo me estaba volviendo loca. Es complicado de expresar..

Apartó mis bragas hacia un lado y dijo «que rosita» «tienes un chochito pequeño y rosita que huele a bebé» Aquel comentario en otr contexto me habría parecido raro, bizarro, extraño… pero estaba más cachonda que en toda mi vida y pese a todo, lo que quería es que lo que fuese a hacer, lo hiciera ya de una vez!

lo besó, primero un labio, luego otro… besaba y absorvía… para dejarlo escapar.. el hijodeputa lo estaba gozando y yo debía tener los ojos en blanco.

«esta empapado y me encanta» susurraba como hipnotizado «lo voy a morrear, me voy a enrollar con tu coñito Vecina»

Y es justo lo que hizo. Os lo juro. Se lo que es besarse , se lo que es enrollarse con un tío, y el morreaba mi coño.cada vez que pasaba la lengua por entre mis labios y o notaba una especie de descarga de placer, como pinceladas de un cuadro.. sé que suena a coña, pero es lo que sentía.

En el momento en que hundió su lengua en mi vagina, pensé, «me está llenando con su lengua el hijo de puta» pero esque… me estaba follando con su lengua. Atrás, y al fondo, atrás y al fondo… Morreo en los labios y cuando pasaba cerca del clítoris, espasmo (el debía pensar que no me gustaba, y no era eso, esque era el punto de no retorno, yo sentía cómo se me volaba la piel, como si me saliera de mi cuerpo)

En cuestión de unos minutos, los más maravillosos de mi vida hasta ese momento sentí como si se fundieran los planetas en mi sexo, y como si mi vecino, hiciera zumo conmigo.

tal cual os lo cuento, una descarga gigante recorrió mi cuerpo, y luego otra y luego otra y pensé que me iba a morir de gusto.

jamás había sentido esa humedad, nunca había sentido que me faltara el aire de esa manera, fue como si me electrocutasen de placer.

Cerré mis piernas como un resorte sobre sus orejas mientras temblaba y tiritaba… y él paró, y comprendí que de ese modo podía detener esas descargas que me estaban arrancando la vida de goce.

Se retiró y cuando llené los pulmones de aire, mientras me retorcía y apretaba las piernas una contra otra , avergonzada le dije, «gracias»

Mi vecino se rió. Y dijo «gracias?» Se puso en pié con la polla todavía más dura y grande que antes, parecía que le fuera a reventar. Su prepucio ya no existía, era como un saco de sangre bombeante, que ya era terrorífico en versión normal, pero hora parecía que iba a reventar.

De hecho su punta estaba empapada y se veía claramente como colgaba un hilillo de su punta, se habría corrido?

la respuesta a mi pregunta no se demoró mucho. «Ahora me vas a ayudar a correrme tú a mi» así que no, no se habñia corrido, simplemente estaba muuuuy mojado. le habia comido el coño a una adolescente y él tambíen quería terminar, es lógico.

Yo me sentñia sin fuerzas, no es que no quisiera ayudarle es que no me quedaba vida jajajajaja

Se subió al sofá, conmigo contra el respaldo , metió su polla en mi boca y literalmente me folló la boca. tal cual.

No serían más de cinco minutos, de hecho no llegarían ni a 3, pero notaba en él un ansia cavernícola por correrse que provocaba que se olvidara que tenían un pollón increible y que en mi boca ni cabñía ni la mitad, eso siendo generosa.

Que pasaba entonces? que forzaba. Forzaba mucho y me daban harcadas… Esa parte reconozco que no me gustaba. Eso ya no lo estaba disfrutando. pero él me habia hecho ver las estrellas y creo que se merecía que yo también me portara.

en unas cuentas embestidas noté un chorro en la garganta, y sentí calor, y asco. Asco y calor. No puedo mentiros, tuve harcadas y casi vomito, al primer chorretón de su lefa me quité tosiendo y era un sabor.. amargo, y un olor… como a pescado, aunque creo que no tragué nada y dentro de mi boca solo cayeron un par de borbotones que escupí rápido, me picaba la garganta, y el sabor no se me iba.

Como os dije se corrió en mi boca el muy hijode puta. No sé porqué pensé que me diría algo o me preguntaría o … la verdad no lo sé, pero no pensé que me follaría la boca hasta correrse.

él se limpió se subió el pantalón y ya en un tono amigable me preguntó «entonces me estabas espiando en la terraza eh guarrita?»

le dije «escuché algo y miré..»

«y mira cómo hemos acabado» me dijo. «te ha gustado? y acto seguido » no centes nada por favor»

«que crees que soy una cría o una chivata? si se entera mi padre me mata a mi primero» Y parece que le convencí.

«Bueno adiós» le dije, y me fui a mi casa.

Cuando llegué al baño a lavarme pude ver varias cosas. No sólo se habñia corrido en mi boca, sino en mi cara y mis labios, tenía algo semiseco en la boca, la cara, el dorso de las manos, el pelo… MI PELOOOOOOOO y mi sudadera.

Había que eliminar las pruebas de lo que habñia pasado, ducharme y decidir si ésto también se lo contaba a MariYo o era mejor guardármelo para mi.

Al final se lo conté, me llamaba puta pero se reía y se moría de envidia, porque la conozco, la quiero mucho pero es muy envidiosa y le habría gustado a ella comerse semejante falo.. y a vosotros, estoy segura. O quizá más comerme a mi el chichi. jajajaja

No hemos vuelto a repetirlo, pero no ha sido por falta de ganas.. de hecho me masturbo frecuentemente recordandolo todo, incluso el sabor que se me quedó en la boca. Lo que me dió asco me apetece tan a menudo, que me doy miedo a mi misma. AHora quiero probar ya sin miedo a saborear una buena lefada, sólo espero el momento oportuno, que llame a mi puerta otra vez o conocer a otro tio que me lleve a que se me vuele la piel otra vez.

Espero que os haya gustado. Porque lo siguiente que voy a hacer es releerlo y masturbarme otra vez jajajaja

besitosss!

Trabajo de stripper, y me parece que la tradición de las despedidas de soltero se está perdiendo, sobre todo el comportarse «mal» y pasar una última noche de libertad.

A mí si mis clientes me pagan un poco más, el striptease se puede convertir en una sesión de sexo, y no son pocos los que quieren follar antes de casarse, o los amigos y familiares que invitan a un polvo al novio, pero antes de la pandemia pasaba mucho más. Si antes de cada 10 hombres, 8 pedían «servicio extra», ahora solo lo piden 5. ¿Son los hombres más fieles o simplemente ya no se lleva el sexo y los momentos eróticos en las despedidas de soltero?

Hace no muy poco, tuve una despedida de soltero y trabajé en ella. Unos 10 amigos. No había familiares. Los amigos tumbaron al novio sobre el suelo y yo me senté en su cara, lo cabalgué e hice lo propio. Él ni siquiera sacó la lengua, ni me tocó el culo, ni se movió. Se quedó congelado. Comprendo que hay personas para las que esa situación es incómoda, pero era porque estaba incómodo o porque no quería ser infiel? Personalmente, pienso que ser infiel es una parte importante de las despedidas de soltero. Todavía no estás casado, no tienes nada firmado ni puede haber consecuencias mayores. Es la última noche para aprovechar antes de unirte de por vida a otra persona. Esto lo pienso tanto de parte de hombre como de mujeres. Es tu último día de libertad, cómete una polla o fóllate a la stripper por la que tus amigos han pagado, que la vida son dos días.

Me despertó el movimiento de la cama. En la oscuridad de la habitación pude ver la luminosa dentadura de un hombre de color, un mulato, montado encima mio.

Sentí su respiración agitada, lo escuché decir:

– “You’re my little whore (Eres mi putita.)”

Primero debo explicar a los lectores cómo llegué a esta situación…

Me llamo Rafael (me dicen Rafi), tengo 26 años y soy arquitecto. Delgado y de estatura media, soy de presencia masculina y gay pasivo, no afeminado. Tengo debilidad por hombres musculosos; y uno que pasó buena parte de su adolescencia babeando (y masturbándose) con cuerpos de atletas y gimnastas en revistas.

Mis primeras experiencias las viví con Max en la escuela. Él era capitán del equipo de rugby y mantuvimos una relación secreta de amantes por casi dos años. Empecé dándole sexo oral y terminé entregándole mi culo virgen (en mi casa, en mi cama!) Max, de quién me enamoré perdidamente, me hizo descubrir los placeres del sexo con un hombre.

Soy muy aficionado al ciclismo y formo parte de un club que se reune sábados y domingos a montar bicicleta por algunas horas. Después, religiosamente, vamos a beber café y conversar a un establecimiento local. Una buena rutina para librarse del estrés de la semana. Meses atrás un nuevo miembro se unió a nuestro grupo: Robert, un moreno atlético de espaldas anchas quién no pasó desapercibido por mis compañeras ciclistas.

El sábado pasado, tras casi dos horas y media de pedalear arduamente, algunos de nosotros conversábamos alrededor de vasos de cerveza, agua mineral y tazas de café. Evité posar la mirada en el enorme bulto en los pantalones de lycra de Robert, pero me fue imposible, era un imán para mis ojos, algo irresistible.

– “Alguien quiere otra bebida? Podemos ir a mi apartamento, muy cerca de aquí.”

– “Me apunto” dijo Christopher.

– “Yo también”, agregó Robert.

Fuimos a mi casa a charlar y beber café por un buen rato, hasta que Chris dijo que era hora de irse. Me puso nervioso estar a solas con Robert, uno en cada extremo del sofá, pero pude controlarme.

– “Cuéntame de ti, Rafi” me dijo en su español con marcado acento inglés.

A grandes rasgos le conté mi vida, desde los estudios en la escuela y mi beca, el paso por la facultad de arquitectura de la universidad, mis excelentes notas de graduación dos años atrás, motivo por el que me contrató la sólida empresa para la que trabajaba hoy. Le dije que ganaba un buen sueldo como para mantener el apartamento y vivir con comodidad. En suma, me consideraba un profesional competente y ambicioso, con mucho por aprender.

– “Enamorada, novia, o compañera?” preguntó.

– “No. Libre como el viento. La arquitectura es mi pasión” respondí.

– “Ahora es tu turno , Robert. Dime como llegaste a esta ciudad.”

Me contó que tenia 37 años, había nacido en Kingston, Jamaica, de padre inglés y madre jamaiquina, lo que explicaba su hermoso color de piel. Hizo el colegio allí y después estudió medicina general por casi seis años en Inglaterra, en Manchesterpara ser preciso, tras lo cual viajó a Basel, Suiza, a hacer cuatro semestres de especialización en gerontologia, la rama de la medicina que trata a los ancianos.

Su profesión era muy buscada y meses atrás le ofrecieron un buen contrato en Florida, asi que dejó Suiza y trasladó con su esposa a Fort Lauderdale, su nuevo destino.

Su mujer, Odette, era francesa y estaba por dar a luz a su primer hijo. En efecto, ayer mismo había ingresado a la sala de maternidad y esperaba que la niña naciese en las próximas 24 horas.

Sentado en un extremo del sofá fijé la mirada en el marcado bulto en sus pantalones de ciclista. Obviamente, Robert se dió cuenta y me preguntó directamente:

– «Dime Rafi, te gustan los hombres?”

– “Sí.”

– “Te gusta lo que estás viendo? Quieres tocarlo?”

– “Si lo permites, claro que sí.”

– “Acércate.”

Me senté junto a él y puse mis manos sobre su entrepierna. Sentí su miembro endurecerse bajo mis dedos.

– “Quiero verlo” le pedí mirándolo a los ojos.

Se puso de pie y quitó lentamente los pantalones, dejándome ver una verga gruesa y oscura, rígida y circuncidada.

– “Es enorme. He visto muchas en videos, pero nunca una como la tuya en carne y hueso.”

– “Nine inches (Nueve pulgadas). La circuncisión fue idea de mi madre” respondió con una sonrisa.

Me quedé en silencio sin saber que decir.

– “Rafi, suck my dick (Rafi, chupame la verga)”.

No tuve necesidad de una segunda invitación. Su olor, una mezcla de sudor, hormonas y sexo me embriagó. Incliné la cabeza y puse mis labios sobre la punta del miembro, abrí la boca y empecé a comérmelo.

Lamí y besé el grueso tronco. Lo recorrí de arriba a abajo con la lengua, mientras mis dedos acariciaban y jugaban con su escroto. Sentí a Robert gemir de placer.

La felación es un arte que he practicado y aprendido con el tiempo. Estoy convencido que es una técnica insuperable para hacer gozar y satisfacer a un hombre. Aún hoy recuerdo con claridad las palabras de Max:

– “Rafi, mamas mejor que cualquier hembra que he conocido.”

Los siguiente minutos los pasé comiéndome su enorme verga, chupándola, lamiéndola como si fuese una deliciosa paleta de caramelo.

Sentí su mano sobre mi cabeza empujándola.

– “Eat it all (Comela toda.)”

Lo sentí ponerse tenso y mover las caderas.

– “I’m coming (Me vengo.)”

Segundos después explotó en mi boca llenándola de oleadas de tibio semen que tragué con gusto. Su orgasmo, además de intenso, me pareció interminable.

– “Disculpa lo rápido de todo, pero no aguantaba más. Mi mujer ha tenido un embarazo de riesgo y no hemos hecho el amor por tres meses. Ya te imaginarás como estoy.”

– “Casi me ahogas, pero no te preocupes, para eso estamos los amigos” le respondí.

– “I loved the way you sucked me. Rafi, you’re an artist with the mouth (Me encantó la manera en que me la chupaste. Rafi, eres un artista con la boca.)”

– “El placer fue todo mío. No había probado nunca una tan grande como la tuya. No en vano dicen que los hombres de color son bien dotados.”

Nos reímos juntos.

– “Cuando quieras repetir la experiencia me lo dices y te doy una mamada tan buena como la de hoy.”

– “Nos vemos mañana tras montar bicicleta, te parece? Ahora debo ir al hospital a ver cómo sigue mi mujer.”

Tomé una ducha y con el sabor del semen de Robert en la boca pensé en esa enorme verdad: la búsqueda del placer sexual es un motor, una fuerza que mueve a muchos. Cómo explicar que Max, casado y con un hijo, acabe revolcándose en la cama conmigo cada vez que viene de visita; o que Robert olvide a su esposa embarazada y pida que se la chupe como hoy. Cómo explicarlo? Hombres sí, pero animales también.

A la 7.30am del día siguiente nos encontramos como siempre para nuestra carrera dominical. El coordinador del grupo nos dijo que Robert había llamado para disculparse: no podía estar presente, pues su hija acababa de nacer y era padre por primera vez.

Salimos a pedalear en pelotón, como de costumbre.

El resto del domingo lo pasé tranquilo en casa. A media tarde sonó mi teléfono.

– “Hola, soy Robert.”

– “Hola. Felicitaciones por tu bebé. Todo bien?”

– “Sí, todo muy bien. Puedo visitarte para conversar esta noche?”

Sabia lo que quería decir con eso de ‘conversar’, y no dudé un segundo.

– “Por supuesto. Que hora te conviene?”

– “Las visitas en la sala de maternidad terminan a las 8.30pm, así que estaré por tu casa alrededor de las 9pm. Llevaré algo de comer, si no es molestia.”

– “Perfecto. Tengo una buena botella de Nebbiolo para acompañar la cena.”

– “Nos vemos más tarde, entonces.”

Sospechaba lo que podía suceder entre nosotros esa noche, así que me preparé lo mejor que pude para el encuentro: me rasure brazos, axilas, piernas, pubis (ni un solo pelo en mi cuerpo!), y puse perfume en lugares estratégicos.

Robert llegó cerca de las 9pm con dos cajas de pizza en la mano.

– “Felicitaciones al nuevo papá. Cómo están tú esposa e hija?”

– “Felizmente todo salió OK. Odette dió a luz sin problemas y la bebé está muy bien.”

– “Que se siente ser padre?” pregunté.

– “Pienso que será una enorme responsabilidad, pero aún no lo sé.”

Le ofrecí una generosa copa y nos sentamos a comer, con abundante vino para lubricar la conversación.

– “Muy buena pizza. Tengo curiosidad por saber como hablas tan bien el español.”

– “Lo aprendí con mis muchos compañeros españoles en la universidad y he estudiado la difícil gramática para dominarlo. Me ha costado esfuerzo. Por si acaso, hablo también alemán y francés.

Obviamente estaba frente a un hombre inteligente. Me miró a los ojos y dijo:

– “Espero no haberte defraudado ayer. Fue todo tan inesperado e imprevisto.”

– “Todo lo contrario. Fue una deliciosa experiencia. Jamás había tenido en mis manos y boca una tan grande como la tuya.”

– “No exageres, Rafi.”

Nos reímos mientras comíamos pizza.

Tras algunas copas no resistí ni la tentación, ni el deseo.

– “Quisiera verla otro vez. Me dejas?”

– “Estaba esperando que me lo pidieras.”

Se paró, desabrochó la correa, quitó los pantalones y los boxers. Tenía esa enorme verga frente a mí.

– “Sientate en el sofá y abre las piernas” le pedí.

Me arrodillé frente a Robert, mientras mis dedos recorrían el tronco desde el glande al escroto.

– “Es una maravilla.”

Me incliné para poder aspirar mejor su aroma masculino y besé sus pesados y oscuros huevos.

– “Los tienes hinchados y llenos. No te preocupes, te los voy a ordeñar.”

Abri la boca y la deslicé en su verga. Robert gimió de placer.

Continué comiéndomela con locura por largos minutos. Cuando me dí cuenta que estaba cerca al orgasmo le apreté la base del tronco, una maniobra que evitó que se viniese..

– “Rafi, you’re a hell of a cock sucker (Rafi, eres un gran mamaverga.”

Yo había perdido la cabeza y le pedí en voz alta:

– “Te quiero adentro mío; que me la metas. Vamos a la cama.”

Nos desnudamos. Echados uno junto al otro el contraste de nuestro color de piel aumentó mi deseo: un café con leche erótico.

Le besé el pecho y bajé con mi lengua desde el ombligo hasta la entrepierna donde me esperaba su hermosa verga. Volví a comérmela con gusto.

Me puse boca abajo y le dí un tubo de gel.

– “Con está crema lubricante será más fácil.”

– “I’ll try not to hurt you (Trataré que no te duela.)”

Pasó sus las manos por mis nalgas y piernas.

– “You have the soft skin of a woman. I love it (Tienes la piel suave de una mujer. Me encanta.)”

Lo sentí abrirme las piernas y untarme el esfínter de crema. Entonces me montó y buscó mi ano. Sentí la presión de su verga intentando penetrarme. Instantes después se introdujo en mi.

– “Ahhh, que rico.”

– “You will enjoy it (Lo vas a disfrutar.)”

Me la metió despacio, centímetro a centímetro. Sentí algo de dolor, pero sobre todo un enorme placer.

No sé cuánto tiempo pasó (veinte minutos?) hasta que tuve sus caderas golpeando mis nalgas, con sus nueve pulgadas (veintidós centímetros) de carne atravesadas en el culo. Completo, lleno, feliz.

– “Do you like my dick, Rafi (Te gusta mi verga, Rafi?”

– “Me encanta. Cómeme.”

Nos movimos al ritmo de ese mete y saca, mientras yo mordía la almohada para controlar mis gritos. Gloria absoluta.

Lo sentí gruñir de gozo mientras empezaba a eyacular en mis entrañas. Me vine al mismo tiempo, mojando las sábanas.

– “What a good fuck (Qué buen polvo.)”

– “Me has hecho gozar como si fuese tu hembra” respondí.

– “You are just that tonight. (Eres exactamente eso esta noche.)”

Nos duchamos y caimos exhaustos en la cama. Era casi medianoche y Robert me pidió si podíamos pasar la noche juntos. No pude negarme.

Retomo ahora el hilo de mi relato.

No sé qué hora sería. Me despertó el movimiento de la cama. Tomé conciencia de dónde estaba y lo que habia sucedido: vi la blanca dentadura de Robert y oí su respiración agitada, diciéndome:

– “You’re my little whore (Eres mi putita.)”

Estaba montado sobre mí intentando penetrarme nuevamente.

Me dejé llevar por el deseo, abrí las piernas, y le ofrecí el culo por segunda vez.

Me la metió sin mayor dificultad.

– “Hazme tuyo”, le pedí.

– “I going to fuck you hard, Rafi (Te voy a cojer duro, Rafi.)”

Sentirme toda esa dura verga dentro de mí era algo riquísimo.

Repetimos la locura de pocas horas antes: nos vinimos casi al misno tiempo en un mar de gritos de placer.

Robert era bisexual y mantenía con su esposa uno de esos llamados matrimonios abiertos, modernos y durante los meses siguientes nos fuimos a la cama con regularidad.

Cada sesión de sexo era mejor que la anterior, algo que espero contarles en un futuro relato.

Rafi habia descubierto una adicción, una droga muy difícil de dejar.