Gays

Era invierno un día de esos que empieza a llover torrencialmente con frío y viento autobuses llenos y paradas de taxis vacías.

Se acercan los hombres de buen aspecto uno alrededor de los cuarenta y cinco y el otro alrededor de los cincuenta y cinco bien vestidos con un aspecto completamente heterosexual.
Oye comenzó el mayor de los dos no quiero molestarte pero no encontramos taxis y si nos acercas te pagamos lo que nos suele costar el taxi.
La verdad quedaban pena los dos mojados al igual que los estaba yo y sin pensarlo demasiado les dije que les acercaría.
No me suponía demasiado desvío y cuando llegamos insistieron en pagarme cosa que rechace el más joven de los dos comentó Jaime podía subir y que se tome algo o incluso cenar con nosotros.
Yo_ no no os molestéis no me importaba traeros.
Jaime_ pues sería un placer para nada una molestia como solemos decir nosotros el amor con amor se paga.
La verdad que no tenía ningún plan y todavía era temprano así que subí con aquellos dos tipos.
Una vez en la vivienda Jaime se fue a cambiar de ropa y como dijo primero a dársela a ducha caliente.
Diez minutos después salió en albornoz..
Jaime_ rubén ya te puedes pegar tú la ducha también si quieres.
Rubén_ anda que poco detallista eres lo normal es que pase primero nuestra invitado.
Yo_ no qué va no os preocupéis por mí cuando llegue a casa ya me pegaron una ducha caliente.
Jaime_ venga toma una toalla y este pijama mientras se te seca la ropa así estarás cómodo.

Así que me fui a la ducha y me puse a que pijama que era de raso y dejé el resto de mi ropa incluido mi diminuto slip.
En el salón vi una foto que enseguida me llamó la atención era Jaime y Rubén y sin ninguna duda era el día de lo que parecía su boda.
Jaime enseguida se dio cuenta de mirada a aquella foto y alguna otra que había por el salón.

Jaime_ lo siento tal vez te sientes incómodo somos pareja matrimonio gay.
Yo_ no tranquilo Jaime no pasa nada simplemente que no me di cuenta.
Jaime_ bueno que te apetece tomar algo caliente una cervecita un combinado.
En esto salió Rubén con un albornoz pero este muy por encima de la rodilla corto y según andaba dejaba entrever su pene.
Jaime_ Rubén nuestro invitado no se había percatado que éramos gay hasta que ha visto las fotos que tenemos.
Rubén_ ya sabe que si se encuentra incómodo nadie le va a retener.
Jaime_ quién sabe ja ja ja ja ja ja ja ja ja.
Yo_ bueno la verdad es que sigue diluviando y el pijama es muy agradable jajaja.
Rubén dio un apasionado beso en la boca Jaime.
Este le dio una palmada en el culo.
Jaime_ no te pases puedes molestar a nuestro invitado.
Yo_ nada no os preocupéis no me molesta para nada y además estáis en vuestra casa.
Jaime preparó unos combinados sentándose a la mía y Rubén haciéndolo enfrente nuestra.
Desde mi posición podría ver sus genitales ya que este tampoco hizo nada por ocultarlos abriéndose un poco de piernas y siendo tan corto su albornoz no dejaba nada a la imaginación.
Jaime inició una conversación que empezó prácticamente como una especie de interrogatorio sobre mí casi exclusivamente un monólogo de preguntas y respuestas por parte mía.
Hasta que su mano se puso sobre mí pierna cerca de mí ingle.
Jaime_ te sientes cómodo?. …….. …. Augusto?
Titubeé un momento sin darme cuenta que aquella mano me transmitía calor de que aquella mano acariciaba mi pierna fueron unos segundos en los que sentí con la corriente de calor me recorrí el cuerpo y más cuando Rubén había desabrochado su abornoz.
Yo_ sí sí no tengo problema……. no me siento incómodo.
Jaime_ te gustan los hombres? ??.
Yo_ soy bisexual 100% o sea que se puede decir que sí.
Jaime_ hay algo que no te guste.
Yo_ acepto todo.
La mano de Jaime ya acariciaba mientras pierna mientras su boca apresaba la mía fue un beso apasionado aquel maduro me estaba comiendo la boca y sostenía mi polla por encima de la tela.
Yo en aquel entonces tenía 38 años era bisexual pero nunca había estado con dos hombres gays y en aquel momento creo que tampoco me importaba demasiado.
.
Rubén se acercó a nosotros ya sin albornoz su lengua se mezclo con la mía en otro beso cargado de Julia mientras Jaime se liberaba de mi pantalón del pijama y dejaba caer su albornoz.
Rubén_ nosotros somos versátiles y tú.
Yo_ siempre he hecho de pasivo.
.
Rubén acercó su verga a mi boca y comencé a chuparla como si fuese un helado pasado mi lengua desde sus huevos hasta la punta de aquel capullo para luego introducirmela completamente en la boca y comenzar la cerré una buena mamada.
Está polla era algo mayor que la mía sobre diecisiete centímetros y con un buen grosor.
La de Jaime todavía no lo había observado y estaba centrado en darle el mayor placer a la que tenía en mi boca, acercándose ahora su marido para ayudarme a comérmela.
Jaime se sitúa ser Rubén y pasaba su lengua por toda su raja mientras yo me comía sus huevos y su sabroso.
Jaime_ prueba el culo de Rubén.
Se giró y inclinó su cuerpo hacia delante abriendo sus piernas puede comprobar que aquel esfínter por donde Jaime ya había pasado la lengua se encontraba bien abierto.
En cuanto sintió mi lengua este se abrió como una rosa y mi lengua comenzó a hacer pequeñas penetraciones.
Jaime me tumbó sobre el Charlón y levantando mis piernas comenzó a hacerme una magistral comida de culo mientras yo continuaba comiéndome tanto el culo y los huevos de Rubén que colocaba sobre mi cara.
Jaime dilató un poco mi culo con algo de crema y sus dedos para dejar a Rubén que fuese el primero fue follar mi culo.
Sentir calor de aquella verga oprimiendo mi esfínter y enseguida un pequeño pinchazo cuando atravesó aquel umbral mientras me miraba fijamente a los ojos sentí el momento exacto en que clavó el resto de su polla.
Rubén_ joder en dos embestidas en la he clavado entera está zorrita estaba con ganas de polla.
Yo_ pues creo que hoy voy a salir saciada.
Jaime se subió al cherlón y me presento una verga que todavía se mantenía en reposo con el capullo oculto pero que sin duda tenía que ser de un tamaño bien considerado. .
Jaime_ bueno aquí tienes la mía es algo mayor que la de mi marido vete acostumbrando al otro tamaño porque esto te va a llenar entera.
Comencé dándole pequeños lamidas su polla sus huevos y a su ano cuando lo puso en mi boca Jaime disfrutaba de mi lengua mientras Ruben cada vez golpeaba con más fuerza.
A mí se me escapaban pequeños jadeos y suspiros mientras la pareja disfrutaba de mi cuerpo mi lengua y mi culo.
Rubén anunciaba su corrida inminente mientras yo ahora me dedicaba el alma a comerme aquella verga en mi boca no entraba cerca de los veinte centímetros y un grosor como dos pollas mías.
Sentí un gran vacío en mi culo cuando Rubén salió de él para comenzar a arreglarme con su leche mi cara y la verga de su marido hasta que la introdujo en mi boca para terminar dando los últimos lechazos y adentro de mi boca.
Terminé de limpiar la polla de Jaime con la ayuda de Rubén y este me puso de cuatro.
Rubén me ofrecía su culo mientras Jaime me sujetaba por las cadenas y guiaba su verga sin manos.
Mi culo palpitaba por tener aquella polla dentro a pesar de que sabía que me partiría en dos poco a poco empezó a hacer más presión y comenzó a tras pasar el umbral de mi esfínter.
Yo_ despacio Jaime despacio que es muy gorda pero no pares la quiero toda dentro.
Aquellas palabras debieron ser una invitación a forzar la situación y sentí como un buen golpe me introduzco unos cuantos centímetros para sacarla entera y volver a comenzar la maniobra.
Estaba completamente emputecida y yo misma esa válvulo para atrás para sentir aquello completamente dentro de mi culo.
Sus grandes pelotas ya golpeaban las mías con fuerza mientras me sujetaba de las caderas y me echaba hacia él mi lengua se perdía en el ano de Rubén y este de vez en cuando me ofrecía su verga que ya comenzaba a tener un buen tamaño.
De mi polla iba saliendo líquido preseminal en cada embestida de Jaime me hacía más mujer hasta que comenzó a jadear con mayor fuerza y la sacó girándome el cuerpo me pidió que se case la lengua y comenzó a correrse sobre ella, metiendo parte de la punta y sacándola pero todo apoyando sobre mi lengua, era un torrente continuo de leche como si estuviese orinando su sabor era muy agradable y no era demasiado espesa sino fluida.
Duró como un minuto su corrida o a mí por lo menos se me hizo muy larga luego me introduje aquella polla completamente la boca para terminar de vaciar.
Tanto Jaime como Rubén estaban satisfechos pero sus pollas seguían estando bien tiesas y después de un descanso en los que mi boca peso ambos hombres y comió sus vergas y culos volvieron al ataque.

Miradas fijas, corazones latientes, un momento de susto y deseo, sus manos recorrian mi cuerpo queriendo despojarme mi vestimenta. Asi entrelazados en un abrazo acosador, cerre mis ojos y respire profundo para tratar de acoplarme a este momento crucial de sentir el extasis en mi por la presencia de otro cuerpo similar al mio, que solamente queriar disfrutar de los deseos prohibidos.

De forma tierna, senti sus labios rozar con los mios, plasmando un beso seductor entre juego de lenguas candentes tratando de explorar la cabidad bucal de cada uno simuntaneamente; amorosamente pasamos asi un buen momento de morbo, manoseo y perversidad. Dentro de mi ser, no podia creer que mi cuerpo adopte formas equivocas y tome el rol de una perfecta mujer, si de una mujer queriendo ser amada y explorada mediante las artimañanas de la seducción. Creo que las hormonas se alborotararon y desperto en mi una parte femenina; hermosos momentos de intensa pasion, incluso llegando a sentir mariposas en mi estomago como si naciera por primera vez el amor.

Se noto mi ereccion, se dio cuenta y sonrio, se hacerco asia mi y con una voz varonil me dijo: » Amigo, no se que nos paso pero este tranquilo, se dio el momento y disfrutemos lo que estamos viviendo»(a esta frase le acompaño otro beso con mayor intensidad); hay comprendi que su fin era probar el dulce neptar de mi bisexualidad (hombre-mujer). Y ya, en el interior de aquel motel al cual ingrese tapado con una manta para ocultar mi identidad , en la parte posterior de su vehiculo, suavemente me recosto en aquella cama cubierta de sabanas blancas con aromas hipnotizantes, a la intensidad de las luces rojas tenuez y de los sonoros gemidos provinientes del televisor donde se proyectaba una pelicula porno referente a una chica siendo penetrada analmente; sus manos rapidamente alcanzaron su objetivo de tener mi cuerpo totalmente desnudo, solo me quedaba viendo y disfrutaba del momento.

Me encontraba muy exitado, producto de esto mi pene ya demasiado erecto empezo a emanar liquidos preseminales muy trasparente en la parte media de mi glande; de forma involuntaria mis manos recorrieron mi cuerpo acariciando cada centimetro de mi piel y parte de mi pene como de mis testiculos cual si fuese una masturbacion.

A esto, mi lengua recorria las comisuras de mis labios, mojandolos eroticamente en respueta de que doy paso libre a que mi amante improvisto desahogue sus intintos prohibidos en mi, mis caderas se movian de forma circular, es asi que senti mi primer orgasmo; lentamente se hacerco a mi oido, su agitado respirar se escuchaba «ahhh,ahhh», empeso por lamer mi cuello, causandome choques electricos de exitacion, bajo a la zona mas candente( mis tetillas) donde se dedico a lamer dulcemente como si fuesen unos hermosos senos femeninos, me saco un gemido placentero, luego continuo en su conquista llegando victorioso a mi vientre y caderas aprovechando todo terreno saciando su sed de besar y lamer.

Pense que terminaria su tarea con mi pene pero no fue asi; recupero su posicion y se desnudo rapidamente dejando sus prendas esparcidas por el suelo, era un hombre de corpulento, de altura mediana, muy velludo en su mayoria. Observe que su pene se encontraba al maximo, muy grande y grueso que terminaba en unos testiculos colgados, totalmente depilado( no pense en exitarme a lo maximo viendo el cuerpo de un hombre desnudo); se hacerco a mi y en un tono varonil me dijo:

«que lindo culo que tienes amigo, esta tarde seras mio y recordaras por siempre tu primera vez como mujer»

Me dio un poco de temor porque estaba conciente que acontinuacion seria penetrado analmente, mi primera vez y sabia que sería doloroso; con sus dos manos tomo mis piernas por los tobillos y las contrajo a la altura de mi pecho, quedando en una pose fetal donde tenia a su disponibilidad para faenar mi ano bien abierto. Apresuradamente senti su lengua recorrer la estructura de mi ano y parte del monte de venus; que exitacion, lo disfrutaba mucho sin taboo, mis gemidos fueron mas intensos aumentando la emision de fluidos seminales los cuales llegaron a mojar hasta mis testiculos. En estos momentos ya no me importaba nada, tan solo disfrutaba como toda una mujer llena de libido pidiendo a gritos ser pentrada por aquella verga descomulal.

No me resisti y timidamente le exprese lasivamente que quiero ser penetrado, aceptando dicha peticion como musica para sus oidos; me dejo libre un rato para descanzar de mi pose incomoda, luego de forma poseedora me ordeno que me pusiera en cuatro, a dicha orden solo obedeci. Seguidamente con su mano derecha tomo su pene erecto colocandole a la entrada de mi ano dilatado por su lengua juguetona y por introducion previa de sus dedos; empujo lentamente logrando ingresar parte de glande, senti un ardor inmenso, dolia pero a la vez gemia de exitacion.

En el segundo intento, empujo mas logrando meter todo su glande, me partio mi cabidad anal, grite y grite, queria escapar pero sus manos apretaron mas mi cintura contra su vientre; continuo con su tercera estocada, senti desmayarme, al sentir como entraba grande y tronco dentro de mi, gemi como una verdadera puta que pide placer. Pero el dolor se convirtio en placer y al querer repitir nuevamente la penetracion, tome valor y le dije

culeame de una vez , me haces daño

Saco su miembro lentamente como un fierro a pleno rojo y vivo, senti mi hoyo herido desparramando un liquido por mis nalgas, pudiendo verificar con mi mano que era sangre producto de perdida de mi virginidad analmente. Aprovechó que en el velador habia un lubricante(aceite de uso personal), abrio el recipiente vertiendo en mi su liquido viscoso el mismo que calmo el ardor; con la introducción de sus dedis abrio mi ano para que el liquido fluyese hacia el fondo y a la vez ayude a la penetracion; asi mismo se hunto en su pene y no penso dos veces, empujo violentamente sellando asi como poseedor de mi culo. Me retorcia de dolor acompañado de espasmos en mi vientre, piernas y gestos en mi boca de querer mas, me transforme en una mujer candente y creo que lo hice muy bien; por unos momentos mantuvo su pene bien incrustado, era un miembro muy grande que latia dentro de mi, asi comenzo a meterme y a sacarme de forma continua, yo solamente apoye mi cabeza y mordia las sabanas gozando de aquellos momentos, no podia creer que un hombre pueda goze de estas maneras prohibidas. Aumento su actividad , cerraba los ojos gozaba de sus envestidas, sentia como su pene crecia dentro de mi , estaba por venirse lo sabia y sin pensar senti como su semen exploto siendo depositado en mi, se sentia un liquido caliente, el gritaba mucho debio ser por los multiples orgasmos que tubo, sigui envistiendome hasta que su miembro se puso flacido y ya desahogado lo saco vencedor de esta batalla; quede satisfecho ya que termine tambien de forma placentera depositando mi semen en la sabana, senti como una mezcla de sudor, sangre y semen emanaba de mi ano desvirgado queriendo tomar la forma original. Que rica experiencia que hoy les cuento mis queridos lectores, situaciones prohibidas son mas vividas que las autorizadas por el pensamiento de la humanidas.

Era un día de agosto en el que el calor era insoportable, así que como por aquellos entonces contaba con vacaciones, Sonia y yo nos decidimos ir el fin de semana una de las casas rurales que nos ofertaron, entre todas ellas destacaba una que se presentaba como lugar de esparcimiento, en el que el precio era módico pero con la condición de prestar servicios en la casa. Después de verlo como una nueva forma de pasar las vacaciones como unos días en los que por lo menos no nos aburriríamos como ostras, como ya nos ocurrió otras veces nos decidimos a reservarla.

Cuando llegamos era mas bien entrada la noche, nos recibió el dueño de la casa, PABLO se llamaba, era un señor de unos 60 y pico de edad en el que desde mi punto de vista era o al menos había sido atractivo moreno de piel, y el pelo teñido por algunas canas, de trato cordial, en definitiva un tipo agradable. Nos enseño la casa y nos acompaño a las habitaciones, era una autentica maravilla ver como conservaba el toque antiguo y a la vez agradable y confortable de los mas modernos hospedajes. Después de ver todo nos decidimos a darnos una ducha, puesto que aunque la casa tenía muchas comodidades, no disponía de baño en las habitaciones, solo el cuarto de Fernando disponía de un jacuzzi precioso forrado en piedra natural.

Yo fui el primero en darme una ducha, en la que tarde lo que suele tardar unos 10 minutos, mi mujer esperaba a mi lado, y charlábamos , y comentábamos o mejor dicho me comentaba lo bien que le había caído nuestro anfitrión, me seque y la deje con los menesteres del aseo y me dirigí a mi habitáculo, al pasar por la puerta vi que estaba entreabierta y delante de mi estaba Pablo , que para mi sorpresa estaba oliendo la ropa intima de mi mujer, sonia, que se acababa de quitar.

.- pero oiga, dije ofendido y sin dar crédito a lo que estaba viendo, ¿que haces?

El se llevo un susto de muerte, pero una vez repuesto de la impresión, me dijo,

.- perdona, pero es que por aquí no pasa mucha gente y no se ofenda si le digo que al ver a su señora me excite mas de lo debido, le pido mil perdones.

.- vale pero eso no le da derecho a ir oliendo las braguitas de mi mujer.

 

Bajo la cabeza y se dirigió a la puerta en eso se volvió y me dijo:

.-Mire le propongo un trato que resultara provechoso para ambos, entre las condiciones que pongo para morar aquí es que los huéspedes deben de prestar servicios en la casa, le propone a su mujer que me asista durante estos días y permanecerán en mi casa no dos días como contrataron si no dos semanas, gastos pagados y puede que una buena compensación económica. ¿Le apetece?.

Yo estaba flipando con lo que estaba escuchando, en nuestras fantasías, siempre invitamos a un tercero que era el que se la terminaba y yo asumia un papel como sumiso..
. Mira pablo, a mí la idea si me apetece pero seria cuestión de comentárselo a Sonia por que ella también es participe en esta aventura. Y ¿a que servicios se supone que debemos de realizar?

No te preocupes, y pasando su mano por mi hombro dijo. Todo a su tiempo Juanjo, todo a su tiempo.

Me condujo al salón, donde una vez se vistió Sonia, cenamos y nos tomamos varias copas, era ya entrada la noche y tanto fer como yo pudimos comprobar como ella se desinhibía, lo que le dio pie a pablo para darle la propuesta , que después de meditar un rato (demasiado corto para mi gusto), accedió, él se levantó y volvió con unos uniformes,nos lo dió , el mío era el típico verde de mayordomo, sin embargo el de ella era negro , cortito hasta lo justo con cofia, y un mandil de blondas blanco que resaltaba aun mas si cabe el volumen de sus pechos.

El, en su papel de amo, nos hizo que le acompañáramos a su habitación, a mi m e ordeno que le abriera la cama y a ella que lo desvistiera, yo no podía dar crédito a lo que estaba viendo, aunque al principio lo vi. como un juego morboso, estaba llegando a limites insospechados, y el caso es que sonia participaba de muy buen grado, bajo los pantalones y bajo lentamente el slip, dejando al descubierto un » mandao» del copon, grueso y con una buena seta,ella le restregó su mejilla por la punta del pene, que enseguida dio señales de vida, se sentó en la cama y la invito a que se pusiera encima de el , le fue desabrochando de uno en uno los botones del uniforme dejando a la vista unos pecho que parecía que nunca los había visto, duros y erguidos, como los de una quinceañera y con sus manos grandes empezó a manosearlo.

En medio de los jadeos que flotaban en el ambiente, yo no sabia que hacer, me marchaba?, me quedaba?, afortunadamente opté por lo ultimo me coloqué detrás de ella y empecé a besarle las nalgas, primero eran besos tímidos, pero quizás debido a los efluvios que manaban sus dos sexos, el de Sonia y el de pablo, que estaban tan próximos solo separados por el minúsculo tanga que llevaba ella, se me desato la lujuria y aparte el hilillo del tanga y le empecé a lamer con esmero el orificio anal, estaba que se subía por las paredes y lo demostraba refregándose sobre el vergajo del amigo, este ultimo parecía que explotaba la elevo un poco mas dejando su culo en pompa, me apresure a comerle la almejita que por aquellos entonces estaba repleta de caldos, la concha aparecía totalmente abierta dibujando perfectamente el lugar donde se encontraba un clítoris hinchado y rojo de pasión, me amorre de nuevo a ella dándole un par de lengüetazas, no se lo que me paso si seria por que estaba embriagado que aprese el tronco de pablo y lo recorrí en su longitud de arriba abajo parándome en los huevos que por aquellos entones los tenia duros como piedras. Era mi primera vez pero no por ello me resulto desagradable, aunque si extraño. Se la cogi y la coloque a la entrada de la vagina de Sonia y de un golpe se la introdujo hasta la empuñadura, después empezó a bombearla con fuerza, con ganas, con rabia, de su boca salían insultos que encendían mas a mi mujer,
_ puta, zorra, venias en busca de rabo y mira por donde te ha tocado la lotería, ja,ja,ja, – y cosa por el estilo.- Mira el cabron como me la come, y ella mirando hacia atrás me guiñaba un ojo, aprovéchate maricon, me decía.

Yo había perdido toda la vergüenza y sus insultos me resultaron placenteros, me agache y me dirigí hacia el coño de Sonia y el barrote de carne que entraba y salía y al final dos bolas que parecían de petanca saque la lengua y fui chupando lo que me dejaban , poya, huevos coño, me daba todo igual me gustaba y estaba a 100, de repente ella acelero el ritmo de su cabalgada moviendo sinuosamente sus caderas aprovechando cada cm que tenia en su interior, en poco tiempo el saco la tranca al grito de «me corro, jodeeeer» y empezó a escupir semen que algunos goterones se alojaron en el ano de Sonia descargando todo lo que contenía sus bolas, el blanco liquido bajaba recorriéndole el Pireo y goteaba en mi boca intentando que no se desperdiciara ni una gota, me dedique a hacerle una limpieza de bajos, cuando no quedo ni una gota en su piel se bajó y presionó mi cabeza acercándola a esa verga semi flacida y la engullí sin miramientos , saboreando los restos de flujos que aún tenía , volví a lamer sus huevos colgones para después dejarse caer boca arriba en la cama exhausto, no olvidemos que ya tenía una edad. Sonia se puso a mi lado y nos besamos como posesos . Yo sabía que eso no terminaba aquí. Nos acurrucamos los tres y pasamos nuestra primera noche,

Al día siguiente me desperté pronto, los deje a los dos en la cama desnudos abrazados, ella joven y prieta y el con el notable paso de los años no había echo mucha mella en él, me dio envidia y sobre todo al ver su verga dormida y aun así era mas grande que la mia erecta.
Me duché para eliminar cualquier restos de semen y me dispuse a preparar el desayuno de los tres, estaba exprimiendo unas naranjas cuando senti a pablo que se había levantado.

— que haces?
– preparando el desayuno para tenerlo servido antes que os despertéis.
– eres una cajita de sorpresa, jajaja – dijo de buen humor. Disfrutastes anoche?
– mmm si, me lo pasé mejor que cuando fantaseabamos en nuestra cama.
– ah, así que os pone esto, me alegro.
– si, pero solo es , bueno era una fantasía, es nuestra primera vez.
– muy bien seguro que se me ocurre algo más para matar esa curiosidad, jejeje- y dándome una palmada en el culo, se sentó a desayunar.
– a los pocos minutos llego Sonia, también en bolas y con una cara de felicidad, relajada, se acercó a Pablo y le plantó un beso sensual con el buenos días correspondiente, luego se acercó a mi y me dio un pico, para a continuación sentarse a desayunar también , entablando una conversación y risas y caricias entre ambos, yo no sabía que hacer, tampoco se habían ofrecido a que me sentara con ellos, me ignoraban , así que opté por volver a la zona de la cocina mientras observaba e imaginaba en mi mente que pasaría ahora.

Cuando terminaron, me dijo puso que recibiría la mesa, lo hice sin recortar, en silencio, con los miradas baja, pero sentía como me observaban divertidos, m vez hube limpiado. Me llamo Pablo.

– Juanjo, he estado hablando con tu mujer y me ha dado una idea, mmmmm, ven acuéstate sobre la mesa,- y eso hice con nerviosismo y excitado por la curiosidad por ver qué había tramado Sonia.
Me acosté sobre las mesa y sus dos manazas tiraron de mis hombros hasta dejar mi cabeza fuera de ella, cerré los ojos y sentí los huevos sobre mis labios.

– vamos Juanita, que me ha dicho tu mujer que te gusta que te llame al, m ha sabes que debes hacerme, instintivamente saqué mi lengua y los ensalibe , desde mi posición por apreciar el aroma que emanaban , dio un paso atrás para poner su verga gruesa y venosa sobre mi boca, para que en milésimas de segundos se activará mi nivel Max de zorreria y la fui tragando todo lo que pude, notando sus palpitaciones, me dio la vuelta y me puso boca abajo,aprisionando mi verga con el peso de mi cuerpo, se colocó detrás ,me cogió los brazos y los sujeto a mí espalda, Sonia se puso frente a mi, y mirándome me dijo:

– sabes? Te va a follar ese culito tragón, era lo que querías verdad?
Asentí con la cabeza
– quiero oirtelo decir, zorra, dijo Pablo.
Tragué saliva
-si, don Pablo, quiero que me folle.
Cogió un poco de mantequilla y me embadurno el ano, metiendo su dedo y esparciendo la mantequilla en mi interior, y apuntó su fresón a mi entrada y empujó un poco causándome un dolor indescriptible, di un grito pero enseguida Sonia me beso ahogando los siguientes alaridos.

– ummmmm que apretadísimo estas,,, se nota que nadie entró ahí , jaja, – fue lentamente entrando, abriéndome a la mitad, dejando que mi recto se adaptara al invasor, para después y lentamente sacarla para volver a meterla, cuando vio que el orificio ya no presentaba tanta resistencia, aceleró el ritmo, hasta que el dolor se convirtió en placer, n
– ahhhh , que rico- decía yo entre gemidos.
– sabía que te gustaría, amorcito.
– si, Sonia, me gusta sentirme así
– dominado?
– aaaaah si, si.
– que buena puta nos ha salido Juanita, verdad Sonia? – el me soltó los brazos y clavo sus dedos en mi cadera para iniciar un mete/saca frenético, que en poco tiempo cesó, para escupir en mi interior,inundando mis entrañas de leche espesa y caliente, sentía sus temblores en las paredes de mi ya dilatado culo, y la retiró con un sonido plofff ( como una botella descorchandose), dejando tras de si un hilo de semen que se escapaba.

– que bien,te has portado como una auténtica perra en celo, dijo Sonia mirándome con una sonrisa de satisfacción.
– gracias, tu también querías verme así, verdad?
– sabes? Aun tengo ganas de echar un polvo, pero está vez, contigo Sonia.
Pero de dónde puede este hombre sacar esa vitalidad a sus años?, pensaba mientras me empujaba de la mesa, y sin decir nada ella se subió ocupando mi lugar, se colocó frente a Sonia y se puso sus piernas en los hombros…

– tu ahí quieto, toma sus manos y ni se te ocurra tocarte que te veo, m jajaja, m te corres cuando yo te de permiso.
Le agarre la mano suavemente, y conforme le iba penetrando, la iba llenando de aquella carne apetecible ella me iba apretandola,
– oh si, por fin me siento llena. Que gusto.
– zorra, te gusta ver como me la follo?
– si don Pablo, conmigo no disfrutaría tanto.
– mmmmmm me ponéis a cien.
Y empiezo a follar la duro, los dos inundaban el salón con sus gemidos, cada vez más rápido y ella arqueando su espalda, para conseguir una penetración mas profunda, hasta que se unieron en un único orgasmo, el de Pablo lo supe por su cara de placer, el de Sonia por que por poco me destroza la mano.

– por dios, ha sido el mejor orgasmo de mi vida, gracias Pablo, – el se acercó sobre ella y se estuvieron besando con pasión,, y sacando la verga de su cueva.
– jajaja, gracias a ti, y tú Juanita, ya puedes empezar a desayunar, te he dejado tu desayuno en su interior, disfruta. Y tomate tu tiempo.

Me coloqué de rodillas frente al coño de Sonia y abriendo con ambas manos bucee buscando mi golosina, introduje mi lengua todo lo que pude, para arrastrar el mas minúsculo resto de semen, tragando a la vez que Sonia tuvo otro orgasmo. Y otro más, Cuando ya estuvo limpia. Pablo me aparto.

– deja, deja, que me la vas a deshidratar, y os quiero al cien por cien para esta noche, que verás que bien lo pasamos todos, jajaja, anda recoge esto, que me voy con MI Sonia a ducharnos, esperanos aquí.

Y me dispuse a limpiar todo el salón de la sesión amorosa que lo había sacudido esa mañana….. Mientras mi mente se martilleaba con sus últimas palabras.

» Todos». Que todos ???

Continuará en breve,,, se agradecen aportes y comentarios,,, [email protected],,, graciaaaaaas

Mi nombre es Juan Jesús, tengo 30 años y soy actor profesional en mi país, Perú. Mido metro 75, peso 76 kilos y estoy aquí, en este camerino, vestido solo con una bata y aún en shock. Me miro sin verme al espejo: luzco realmente asustado.
Hoy me tocó grabar una escena de cama, y no cualquier escena de cama. Tenía que representar un coito gay. Hace tres semanas que estoy filmando en Piura un mediometraje sobre las relaciones de poder dentro de una banda de delincuentes, y en medio de ella, surge una relación homoerótica entre dos de sus integrantes. A uno de ellos lo interpreto yo. Al otro lo interpreta Óscar, un chico recién egresado, unos 23 años, metro 72 o por ahí, quizás 73 o 74 kilos de peso. Hermoso cuerpo, y, en particular, un hermoso, redondo y lampiño culo.
La secuencia que debíamos grabar ese día comenzaba en una ducha decadente dentro de un baño con paredes de concreto sin mayor enlucido. Luego de eso, teníamos que salir, caminar a la cama, tumbarnos en ella, hacer el amor hasta llegar al clímax y… corte.
Tres horas antes, cuando recién salíamos de maquillaje, pude notar que Oscar estaba tenso. el director coordinaba algunas cosas con los escenógrafos, el luminito y los camarógrafos.
En el plató acondicionado en lo que fue una antigua fábrica en la Zona Industrial se montaron los dos sets, el de la ducha y el del dormitorio. Una semana antes, el director nos dijo que prefería grabarlo cronológicamente para que la tensión sexual entre ambos personajes sea más coherente, de tal manera que para el espectador el nivel de credibilidad sea alto.
El guion decía claramente que debíamos estar completamente desnudos durante toda la secuencia luego de una previa en la que ambos habíamos tenido una pequeña discusión. Esa secuencia aún no se ha grabado. la duda era que el guion decía que nuestros personajes «hacen el amor apasionadamente».
«¿Qué tan… apasionadamente?», preguntó Oscar en aquella reunión previa.
«Lo más que puedan», dijo el director con cierta autosuficiencia. «Necesito que esas dos escenas sean lo más realistas que puedan».
«¿Qué pose ahremos?», acoté. «el guion no especifica».
el director se lo pensó unos segundos…
«Dice apasionadamente, así que estoy pensando en una pose intermedia, algo que combine un misionero y un piernas al hombro».
Oscar y yo nos miramos. Era evidente que no lo teníamos claro. Volteamos a mirar al director:
«Todo tengo que indicarles yo», refunfuñó.
Nos acomodó sobre el sofá que estaba en su oficina. Oscar iba a ser el pasivo. Lo acostó boca arriba, luego hizo que elevara sus gruesas piernas, y entonces me pidió que me tumbara sobre ellas haciendo encajar mis genitales en medio de sus nalgas.
«Muévete como si lo follaras», pidió el director.
Lo hice, y fue algo incómodo considerando la estrechez del mueble.
«Ahora, bésalo en la boca con pasión».
Aproximé mi rostro a Oscar. Obviamente, eso no sería un besito de enlazar labios; había que abrir la boca. Oscar me corresppondió.
«Perfecto», sonrió el director sin ocultar su satisfacción. «¡Así quiero esa escena!»
Como ambos estábamos vestidos, y yo estaba incómodo, no tuve respuesta sexual alguna. Noté que Oscar también hizo un par de quejidos pero de incomodidad. Se lo consulté tras ese ensayo improvisado.
«El pantalón me estaba aplastando las bolas», me confesó.
Yo reí un poco.
«¿Pero no hay problema con la pose?», inquirí.
«No, Juan Je, para nada».
Di el tema por cerrado y seguí filmando hasta que esta mañana tocó hacer la escena de marras.
Por respeto a mi compañero, me duché a conciencia sobándome meticulosamente mi pene flácido de unos 8 o 9 centímetros, mis grandes bolas y en medio de mi culo imperceptiblemente velludo. Como para no generar mayores disgustos, el mismo desodorante en barra, que usé para perfumarme las axilas, me lo pasé por mi vello púbico, mi miembro, mis pelotas, mi perineo y en medio de mis nalgas. Me puse la bata y salí al plató para estar listo al momento que me llamaran. Ahí fue cuando y donde hallé a Oscar tenso. Me le acerqué.
«Todo va a salir excelente», le animé en voz baja mientras le palmeaba su redondo hombro.
«¿Eres consciente que si no le damos la carga justa de pasión, la escena se va a la mierda?»
Reflexioné un poco.
«¿Qué harían nuestros personajes en esa situación?», traté de razonar.
«Dejarse llevar, creo», respondió Oscar tras segundos de duda.
«Creo lo mismo; entonces, deja que fluyan y listo».
Por fin, Oscar sonrió, me dio un abrazo fuerte y lo sentí más relajado. Yo también sonreí.
Nos llamaron a nuestras marcas.
Para no ser tan extenso, la escena de la ducha salió a la perfección. Desnudos, abrazados, besándonos a boca abierta bajo ese chorro irregular de agua fría, el roce de nuestras pieles se veía alucinante mientras la cámara giraba en una pequeña curva tras mis espaldas. La consigna era que se viera mi culo firme y redondo, pero que por nada del mundo Oscar o yo reveláramos nuestros genitales.
La escena en el guion técnico solo duraba 20 segundos; pero estuvimos allí como por 10 minutos para que la cámara tomara los planos generales y algunos de detalle, como la mano de Oscar estrujándome una de las nalgas. Cortamos.
«¿No se sequen!», nos ordenó el director.
Yo me sentía incómodo: mi entrepierna y toda la raja de mi culo estaban húmedos y temía que eso se rozara.
Rápidamente,todo el equipo –camarógrafo y su asistente, luminito y su asistente, sonidista y su asistente, asistente del director, maquilladora, escenógrafo y tres montadores de escenografía– se movió un par de metros hasta el otro set. Ósccar y yo nos fuimos a nuestra marca, una puerta que simulaba ser el baño, pero que realmente nos colocaba solos detrás del decorado.
«Parece que lo hicimos bien», me comentó en voz baja.
«Sin considerar que casi me quedo sin una nalga luego del estrujón que le diste, creo que sí».
Volví a reírme despacio. Oscar igual.
«Ya, hombre», volví a animarlo. «Más bien ponte en tu marca».
Mi compañero y yo nos pusimos frente a frente y esperamos el 5, 4… ¡acción!
Al escucharlo, nos abrazamos y comenzamos a besarnos en la boca sin que nuestras lenguas se tocaran. Abrí la puerta y conté mentalmente los dos pasos que debía dar antes de llegar a la cama. La siguiente parte de la coreografía era que Oscar se tumbara lentamente, desafiando la ley de la gravedad, y que yo hiciera como que lo empujara hacia el colchón. Nos salió perfecto.
Nos acomodamos en medio de la cama, yo encima suyo, y seguimos con la sesión de besos y caricias procurando tener siempre en mente que debía interpretarse de la manera más realista que pudiéramos.
Obviamente, sentí cómo nuestros penes flácidos estaban chancados uno contra el otro. nunca usamos prendas de modestia porque las consideramos innecesarias.
Por sugerencia del director, no cortamos sino que hicimos toda la coreografía en modo fluido.
Levanté las piernas a Oscar, acomodé mis genitales entre sus nalgas y me tumbé encima para comenzarlo a besar en esos labios gruesos a la vez que iniciaba mi baile pélvico recordando que nuestros genitales jamás debían verse en cuadro, así que pegué mi bulto lo más que pude a su culo.
Entonces, sucedió.
Fue imposible ignorar cómo mi pene estaba pegado a su ano. Pude sentirlo perfectamente. Traté de sacarlo de mi mente pero no pude. Fue cuando… comenzó a a ponérseme dura.
Me pusse nervioso. ¡Perfecto!, me dije. Todo lo que tenía que hacer era usar esa sensación para generar alguna imagen tensa en mi cerebro de tal modo que mi erección decayera.
Fue inútil. Mis 9 pacíficos centímetros blandos y flacos se convirtieron en gordos 17 centímetros y medio. Medidos con regla flexible, por si acaso. Y no solo creció. Comencé a lubricarle en medio de las nalgas.
Por más que trataba de enfocarme en la incomodidad, era imposible. Al menos, mis besos seguían siendo trucados, aunque no sé si fue mi impresión o los abrazos de Oscar me presionaban más los lados de mi espalda.
En ese momento, solo rogaba a lo que fuera que el grito de corte llegara rápido: temía eyacular en medio del culo de Oscar.
Quizás, el cielo llegó a escucharme.
«¡Clímax!», gritó el director.
Moví mi culo y cadera más rápido, levanté la cara hacia el techo, simulé dar una gran preñada al fondo de ese recto. Ambos nos relajamos.
«¡Corte!, al fin gritó el director.
De inmediato, llegó el asistente y un compañero de montaje a darnos las batas. Con la mía, solo atiné a cubrirme la erección, y me senté en un filo de la cama dándole la espalda a todo el mundo. Ni siquiera miré los ojos de los compañeros que nos trajeron las batas, por vergüenza. Me puse la prenda como pude, me levanté, puse mis manos en los bolsillos para disimular mi erección y me fui cual rayo a mi camerino. Ahora yo estaba tenso.
«Excelente, Juan Jesús», llegó a decirme el director, a la vez que me guiñaba un ojo.
No quise saber nada más. Me refugié en ese espacio y me senté frente a mi espejo iluminado con la tira de bombillas eléctricas. Y aquí sigo.
Mi pene, obviamente, ya no está erecto.
Tocan la puerta.
«Adelante», digo.
Es Oscar. aún viste su bata. Su sonrisa es compasiva.
«Perdóname, no debió pasar», es lo primero que le digo.
Oscar se ríe.
«¿Por qué no vas a ver cómo quedó la escena?»
«En serio, te juro que no quería que pase».
«¿Que pase qué?», sonríe Oscar.
«¿No lo sentiste?»
Oscar sonríe otra vez.
«Fue imposible no sentirla, en especial cuando sentí mi culo húmedo, y créeme que la mía también comenzó a pararse».
«¿Por qué no mandaste corte?», cuestiono.
Oscar suspira, como si se tratara de un actor ya consumado:
«Se iba a romper toda la continuidad, se iba a ver sin fluidez, no sería realista… incluso, con menos gente delante nuestro, hasta te habría pedido que me la metas».
Me sorprendo:
«¿Qué dices?»
Oscar pone seguro a la puerta, se queda ahí, se desata la bata y queda desnudo frente a mis ojos. Recién puedo ver su pene bajo su vello púbico recortado… está poniéndose más grueso y más largo a cada segundo. El mío igual.
Se me acerca, me desata la bata,me la quita, toma mi pene y lo masajea con cuidado hasta terminarlo de poner duro. Lo junta al suyo ya duro, se me aproxima más, abrazándome. Me besa en la boca. Le correspondo. Esta vez nuestras lenguas sí se rozan.
De inmediato, comienza a mover su cadera contra la mía. Se excita más. Yo lo imito.
Rozamos nuestros penes erectos porcinco o seis minutos más. Suelto un potente chorro de esperma que se derrama entre su vientre y el mío. Jadeo de alivio.
«¿Tienes papel higiénico?», me pregunta.
«Primer cajón de la izquierda», le indico aún jadeando.
Me limpia todo el semen. Al terminar, me da otro beso en la boca.
«Ponte la bata y regresemos donde los demás: el director quiere que revises la escena».
Oscar rescata su bata, se la pone. Me mira sonriendo.
«¿Qué esperas, Juan Jesús? No tenemos todo el día».
Yo sigo desconcertado.

Yo, Luis José Arismendi Bello confieso que le partí el culo a mi amigo hetero estando borracho. No me arrepiento y lo repetiría.

Son las 2 de la tarde y no te acuerdas mucho de anoche, quedas viendo el techo, aprovechando de la comodidad de la cama, disfrutando de ese instante de paz hasta que llega a tu mente que te has portado mal y empiezas a arrepentirte aunque tienes la verga parada.

-Maldita sea el ron-Pensé mientras tapaba mi cara como si eso fuera a cambiar algo.

Mi compañero está al lado, ambos estamos desnudos y mientras más pienso mas recuerdo la locura de anoche. Empiezo a percibir el olor a saliva, a sexo y a macho como una bomba que exploto frente a mí.

Mi compañero se mueve y queda dándome su culo, ese al que muchas veces había tocado en broma, pero nunca de esa forma como lo es besarlo, tocarlo y otras cosas mejores.

-Si te agarran preso mano, en la cárcel van a hacer fiesta con ese culito-Recordé una de las tantas veces que nos reuníamos y empezamos a echarle vaina a Pablo.

Mi guevo esta duro, una gran carpa se acaba de hacer en las sabanas y mi mente empieza a dar vueltas.

Estuvimos hasta las 2 o 3 de la mañana en la piscina, y es que de semana santa no tenía nada, éramos un grupo de 20 personas en una casa de playa. Era jueves y este era nuestro tercer día de desmadre y como si 30 cajas de frías (cervezas) no hubiesen sido suficientes para seguir la jornada aparecieron unas hermosas botellas de cacique 1800.

Los orientales siempre hemos tenido fama de bebedores y de verdad que a veces abusamos, ya muchos no habían podido con su cuerpo comenzando la noche y otros que ya estaban de seguro metiéndola en caliente en algunas de las habitaciones. Lo que si es que estábamos alrededor de 10 sobrevivientes en el agua. Unas 4 chicas y 6 panas, jugando cultura chupistica.

El juego consistía en hacer un círculo, elegíamos un tema en especifico y cada quien iba diciendo sin tartamudear, dudar o lo que sea una palabra que no estuviese repetida.

Media hora jugando y ya habíamos acabado con dos botellas, siempre había unos más afectados que otros y dos de mis altos panas no podían seguir, habían perdidos muchas veces y seguidas por que lo que tuvimos que remolcarlos a sus habitaciones.

-Cultura chupistica de djs-Dije-Tiesto.

-David Guetta- Respondió Laura.

-Benny Benassi-Dijo Martin.

-Ruben Rocca-Apenas se le entendió a la flaca que ya estaba en sus límites etílicos.

-Nina kravitz- Respondió Pablo.

-Martin Garrix-Gritó Pepe que estaba bastante ronco.

-Ehhmm Armin… van… -Se quedó pegado el tocayo Luis.

-Trago, trago, trago-Se escucharon de todos los borrachos entre salpiques de agua y otros que trataban de hundirlo.

Y así sucedía una y otra vez, hasta que llegamos al punto que nos fastidiamos y nos empezó a pegar el frio de la madrugada sumado a que todos estábamos borrachos.

Habíamos quedados 5 del grupo dispersos, picando algo y bebiendo agua. Martin se había quedado dormido sentado en una silla y aprovechando que ya estábamos demasiados dañados, subió un grupo a llevarlo a la habitación.

Yo estaba sentado en el borde la piscina con un cigarro en la mano, esperando que se me pasara un poco la borrachera ya que me sentía demasiado, como decimos por estos lares, algo borrao. Pablo que estaba acostado en la grama, es mi mejor amigo y compañero de cuarto y por lo que veía estaba peor que yo.

-Mallldito ¿estas vivo?, no te vayas a dormir ahí-Le eche agua de la piscina-Mira que ya todos se fueron a dormir.

-Estoy bien, deja la ladilla-Rió Pablo.

Espere un rato y me levante, Pablo no se podía levantar. Tuve que apoyarme de una pared para poder controlar mi borrachera y la de él, como pude lo levanté y me dirigí a mi habitación entre tropiezos y escalones que no veía.

Era una casa de tres pisos, nuestra habitación estaba en el primero y cuando llegamos tenía el seguro puesto.

-Coño abran la puerta vale-Toque la puerta, casi que le di una patada pero nadie respondió.

Deje a Pablo que se reía como un demente de mi y no podía ni sostenerse solo. Fui a buscar otra habitación pero ya estaban ocupadas, pude ver a Laura totalmente desnuda al lado de chichi, al parecer el acto había quedado incompleto ellos dos estaban hasta la madre de alcohol.

No les negaré que se me levanto el alma cuando la vi pero si me encargaba de tener algo con Laura se que lo iba a lamentar, con todo y mi borrachera me negué cosa que me pareció un avance de mi mismo, en otros tiempos no hubiese quedado viva.

Subí al segundo piso y esos malditos borrachos por la comodidad no se fueron a sus habitaciones, todos estaban en las habitaciones de otros. Me toco subir otras escaleras con Pablo.

-No le vayas a decir esto mañana a nadie, estoy demasiado borracho-Reía.

En las ultimas escaleras tropezamos y caímos los dos al suelo, la risa de Pablo me tenia irritado provocaba meterle un coñazo. Nos levantamos como pudimos hasta que llegamos a la habitación, lance a Pablo en la cama.

Entre la borrachera, me quite mi short y me lance a la única cama que había en la habitación, caí al lado de Pablo.

-Que no me vomite este pajuo-Le rogué a dios mientras miraba la cara de mi compañero-En ti confió.

Quede viendo el techo, no podía dormirme. El sonido de las olas del mar que entraban por la ventana me estorbaba además que mi compañero se movía mucho y la habitación era algo calurosa.

Espere otro rato dándole chance a Pablo que se durmiera y como no podía dormir, hice lo que siempre hago cuando no puedo hacerlo. Baje mi ropa interior y empecé a darle un poco de alegría al muñeco a nombre de las tetas redonditas de Laura y esa boquita de mamadora.

Cerré los ojos y empecé a imaginarla como metía mi verga entre sus tetas y me hacia una paja lenta, luego que se montaba encima de mi y empezaba a cabalgarme como toda una puta. Escupí la palma de mi mano y le di mejor ritmo al asunto.

-¿estás también excitado?-Sentí que susurraban a mi oído.

Yo casi que salto de la cama, pensé que Pablo dormía. Me tape enseguida con una sabana mientras veía que Pablo sacaba su verga por la cremallera del shore y empezaba a hacerse una paja.

-Estamos en confianza, somos panas-La cara de Pablo denotaba que estaba algo perdido pero excitado a la vez.

-Dale pero que quede entre nosotros-Respondí luego de unos cuantos segundos, dándole chance a que la sangre que llenaba mi pene pensara por mí, agarre su mano y la puse en mi verga de más de 20 centímetros. No es que yo tenga muchos límites.

-Esto no Luis, esto es de maricos-Dijo Pablo nervioso- Los muchachos nos pueden ver.

– Dale marico. La puerta tiene seguro y si no hacemos ruido nadie se entera además todo el mundo está borracho-Volví a apretar su mano en mi verga que más dura no podía estar.

Pero… es que yo… -Dudo por un par de minutos-A mí me gustan las mujeres-Dijo mientras su mano seguía apretando mi herramienta.

-Pajeame vale, la tienes toda para ti. Estamos entre panas-Le susurre en el oído.

Comenzó una paja torpe pero luego de unos minutos en la oscuridad, Pablo se quito de mi lado y se sentó en la cama permitiéndole hacer una mejor paja. Yo estaba excitado, no era Laura pero era una mano que me estaba haciendo perder la cabeza.

-Desnúdate y ponte aquí Pablo-Le dije mientras me quitaba la ropa y me acomodaba. Sentados en la cama, frente a frente y con nuestras piernas entrelazadas Pablo me hacia una paja mientras yo se la hacía a él.

Su verga era más chica que la mía y la sensación de tocar la verga de otra persona te crea cierto morbo. Estábamos sudados y Pablo se notaba igual de ido aunque excitado.

Quise aprovecharme más de la situación y aceleré su paja, me escupí dos dedos y con la mano libre fui jugando con sus bolas y perineo, paseándome una y otra vez siempre agregando más saliva hasta que baje lo suficiente para sentir su culo cerradito.

-Eso no vale, no soy marico-Dijo Pablo sin apartarse ni parar la paja.

-Tranquilo vale, esto es para que la paja sea más sabrosa-Le dije acariciando la puerta de su culito en forma de circulo-Esto no lo sabrá nadie.

El cerraba sus ojos, algunas gotas de sudor caían de su frente y su respiración agitada se podía sentir más.

-Ufff eso no vale-Había metido un primer dedo en su culo mientras seguía con su paja.

Yo en ese momento no pensé mucho como amigo, sino como un carajo con ganas de pasarla bien a costilla del alcohol y de un culito ajeno. Le di un beso, mi primero con un hombre, luego le bese el cuello y detrás de su oreja mientras metía un segundo dedo.

-¿quieres que te la mame?-Le dije a Pablo aumentando la paja que le estaba haciendo-Respóndeme.

-Si, házmela ya casi no puedo más-Me dijo desesperado.

-Primero házmela a mí y después termino contigo-Lo empuje y acomodándonos en la cama, poniendo mi mano en su cuello, dirigí su cabeza a mi verga.

Cuando iba a decir algo, le metí medio guevo en la boca. El protestó pero después de unos segundos se rindió y empezó a tragarse más o menos la mitad que es lo que se podía meter en la boca. Ya lo tenía más que dominado.

Yo con los ojos cerrados disfrutaba de una mamada, no sé cuánto tiempo estuvo así pero cuando agarro practica, lo hacía casi mejor que mi novia, yo casi estaba que botaba la leche pero esto no me bastaba.

Aprovechando que él estaba como poseído y con los ojos cerrados, me coloque debajo de él y empecé a meterle los dedos mientras le hacia una paja lenta en una posición bastante incómoda pero efectiva.

Llego un momento en que mi amigo abandono mi verga y solo gemía muy bajo pero igual lo hacía. No nos importo nuestros amigos en las otras habitaciones, ya íbamos por lo que íbamos y sin barreras. Siempre había sospechado que mi amigo gustaba de mi.

En la oscuridad estábamos los dos sudados y sintiendo el calor de cada uno, dos supuestos heterosexuales probando el maricoteo a tres tablas.

Me levante de la cama y aunque todo estaba en oscuridad con la poca luz que había note que Pablo me veía a la cara, vi sus ojos y leí esa intensidad de su mirada que solo decía una sola palabra, cógeme.

En 4 patas quedando sus rodilla a orillas de la cama, tome de su cintura y lo lleve un poco más atrás para que quedara mas a mi disposición. Aquel hombre de metro ochenta y que no tenía pero ni una gota de grasa en su cuerpo estaba a mi disposición, unas nalgas duritas y bien formadas se presentaban a mí y yo sí que quería disfrutarlas.

Escupí mi mano, lleve mi saliva a mi verga repitiendo dos veces esta acción y luego lo mismo con esa cueva sin explorar que esperaba por mí. Empuje su espalda hacia abajo, e hice que abriera un poco las piernas aprovechando que Pablo estaba haciendo lo que yo le decía. Sentía sus vellos acariciando mi glande antes de meterla y presioné, no entro fácilmente tuve que intentarlo 3 veces más.

-¡Aaaahhhh! me duele-Pablo intento zafarse-No joda, sácala.

-No seas jeva, solo es la cabecita-Le dije.

-Sácala, me duele de pana, suéltame-Trataba de despegarse y lo agarre por la espalda y sin querer el mismo se la termino de clavar-Noooooo, me duele coño de tu madre, sácala.

Yo lo empuje hacia delante quedando su cuerpo acostado en la cama y el mío sobre él con mis brazos cruzados en su pecho no queriendo soltarlo.

-Suuushh-Le decía al oído mientras mi verga se acomodaba en ese caliente y apretado culo-Relájate mi pana, si sigues así va a seguir doliéndote pajuo.

Forcejeo unas cuantas veces más hasta que no pudo conmigo, estuvimos un rato sin movernos, caían las gotas de sudor y yo jugaba con su cuello.

Fue el mismo quien empezó a echarse hacia atrás para meterse mi verga, cuando lentamente se movía en círculos. Al inicio pensaba que quería escaparse pero cuando sentí unos leves gemidos no pude más que empezar a darle lo que quería, sabía que le dolía y le gustaba a la vez.

Saque mi verga y la volví a meter lentamente haciéndole desfallecer, le quite el control con cada metida de verga que le daba. Lo torturé metiéndole la verga lentamente hasta que nuestra excitación pudo más y se activo el sexo animal.

Volviendo en 4 patas lo agarre por la nalgas y empecé a partirle el culo como dios manda. El no dejaba de morder la almohada para disimular los gemidos los mismos que yo escuchaba perfectamente.

Al día siguiente no podría caminar de la cogida que le estaba metiendo, un macho deportista como lo era Pablo, que estaba recibiendo verga de mí, su mejor amigo.

Cuando note que quería echar la leche, le agarre las manos en la espalda y apoyándome seguí penetrándolo. Su culo ya estaba abierto, ninguna de mis novia se había portado tan puta como él, primera vez que probaba un culo y eso me tenia loco.

Cambiamos de posición, me coloque sus musculosas piernas en los hombros, cuando se la metí empezó a gemir muy duro y empecé a taparle la boca con una de mis manos.

Pablo era más susceptible a esta posición y con cada metida, desfallecía. No encontraba qué hacer con tanto placer y supongo que dolor.

-Dame más Luis-Gemía.

Aprovechando que estaba totalmente excitado y descolocado, le empecé a dar más rápido metiendo toda mi verga sin contemplación. Si me iba a portar mal debía hacerlo por lo más alto. El repiqueteo de nuestras pieles inundaba la habitación junto con los sonidos que salían de la boca de mi amigo.

En la misma posición, agarre sus piernas por detrás de las rodillas y las empuje lo mas que podía a su pecho, quedando a mi total disposición todo su agujero para ahora darle duro, Pablo no aguantaba tanto lo que me llevo a seguir jugando con él.

Colocaba mi glande en toda su entrada y la metía muy despacio, iba y venía.

-¿quieres más?-Le decía a Pablo, el me respondía con leves gestos en su cara como esperando que la metiera hasta el fondo pero no lo complací.

Metía mi glande y hacia círculos en su apretado culo dejándolo picado. Ya este no era mi mejor amigo sino una putita, una perra a mi disposición. Su culo envolviéndome el glande y hasta apretándomelo era de los mayores placeres de mi vida.

Cuando meti gran parte de mi verga, echo la cabeza hacia atrás abriendo su boca y soltando todo el aire de sus pulmones. Esa imagen aunque en la oscuridad nunca se me borrara de mi mente.

Volví con el mete y saca, haciéndolo gemir de nuevo. Metía toda mi verga en ese culo, el mejor puto sexo de mi vida y sin planificar.

Acelere mis movimientos, ese culo apretado era una nueva sensación para mí y aunque encontraba resistencia esto me daba el mayor placer que ni mis novias habían podido darme. Desde ese momento comprendí que una de mis metas en la vida era disfrutar las variantes del sexo, sin tabúes y sin tantas limitaciones.

Mi verga salía y entraba tan rápido de ese culo recién desvirgado y la cara de mi amigo solo decía una cosa cógeme duro. Su verga seguía igual de dura que al inicio, empecé a masturbarla con una de mis manos y sentí como su presemen la había bañado.

-Que rica perrita, estas toda mojadita-Le dije a Pablo.

Sentía sus venas en mis manos y la dureza que tenia, estar masturbando a alguien tan cercano y cogiéndolo a la vez, me puso tan malo que sin querer, empecé a botar toda mi leche en ese culo mientras sentía que casi me desmayaba encima de él.

Con cada descarga sentía que desfallecía. Segundos después brotaba de la verga de Pablo una gran cantidad de leche que le baño sus abdominales y el pecho. Caímos en ese trance con cada contracción y nuestras respiraciones hacían eco junto a las olas del mar.

Me olvide del mundo mientras el orgasmo todavía hacia efecto en mi y poco a poco fui recuperando la cordura.

-Ay maldito, con cuidado-Dijo Pablo cuando casi desmayado había sacado mi verga de su culo.

Yo quede encima de mi amigo, bañándonos en su leche y nuestro sudor. Nuestras respiraciones estaban agitadas y nos dimos un beso corto pero más por cordialidad que por otra cosa.

Y ahora estaba yo, en esta cama a las 2 de la tarde de nuevo excitado y con un culo a mi lado. No sabía cuando nos acomodamos para dormir pero tenía ese recuerdo vivo con Pablo.

Vi ese culo de gimnasio saludándome. Con cuidado acaricie su nalga izquierda y luego metí un dedo en su culo dilatado, sacándolo algo mojado supongo que de mi leche.

Pablo se volteo a verme y también tenía una erección, hicimos contacto visual y de una fuimos de nuevo a probar nuevas cosas.

Así empezaron los juegos con mi mejor amigo Pablo.

Como siempre comenta y valora, tengo otras publicaciones pero ando full con el trabajo.

Gracias por el buen recibimiento de mi relato sobre Las aventuras de Danielito, pronto vendran más.

Besos en la espalda.

Todos conocemos la adrenalina y la vibra cuando el nivel de alcohol ya paso el límite, ya no se puede parar porque llevas rato deseando ser libre y ha llegado el momento de remplazar esa opresión y limitación constante de la vida por unas alas falsas.

Vamos a perdernos entre música, entre gente, entre los segundos que no somos conscientes, quítate la verdadera mascara y deja fluir tu verdadero ser interior. Hoy quiero ser un animal con sed de muchas cosas, hoy yo decido ser insaciable.

No pienses que estoy mal, siempre he sido así y con los años entre las sombras, ya no puedo esperar más. No quiero pensar en mi mujer, ni en mi padre y mucho menos en mi trabajo, quiero sexo y nadie me lo va a poder quitar.

Tu sabes que al tener la experiencia de tu vida, quedas con esa sensación de querer sentir más porque nunca es suficiente de algo bueno o eso creía.

CAPITULO 4:

QUE SIGA LA FIESTA

La calle estaba a reventar, me aleje un poco y vi a un par de infantes de marina custodiando la calle para que no pasaran los carros a donde ocurría el desfile y le pique un ojo al que me pareció más serio, primero me quedo viendo con cara de molestia y después soltó una sonrisa. Bingo.

Caminé con movimientos femeninos, quería llamar su atención. Él le dio un codazo a su compañero quien veía a otro lado, los dos me veían sintiéndome deseado y un poco burlado.

Fui a un vendedor y compre tres bebidas además de algo para picar, les lleve a los infantes y me vieron como su salvación porque llevaban rato sin probar nada según me contaron unos minutos después. Uno no tenía acento oriental pero eran simpáticos y se veían como me gustan los machos.

Estaban algo nerviosos y les dije si querían probar culo, fui directo. Lo pensaron y no me dieron una respuesta, pero los veía ansiosos y ganados a la vez, les deje un papel con mi número diciéndole que les ofrecía comodidad, discreción, dinero y un buen desahogo. Rieron.

“Chaito guapos”

Seguí caminando y entre al carnaval de nuevo, mi cuerpo tembló cuando vi a varios conocidos, entre ellos a mi compadre. Me acerque a él y no le hable, solo le baile un poco al lado de su esposa y familia. No me reconoció pero mi erección no era normal.

De lejos pude visualizar a mi hermano pero seguí de largo. Me uní a un grupo grande y baile un buen rato pero no conseguía más experiencias fuertes, hasta que subí más y más por la calle, odiaba los tacones, me dolían bastante los pies pero caminé hasta el inicio del carnaval y baje de nuevo al paso del desfile.

Esta vez empecé a restregarme y hacer gestos a quienes parecían unos malandros, el grupo era variado, habían dos como de menos de 30 años, otro de 40 y otros casi de mi edad, los catalogue como albañiles porque se veían curtidos por el trabajo, a diferencia del trío de amigos anteriores que se veían más estilizados o arreglados.

Uno de ellos, era de piel muy oscura lo que me produjo mayor interés, no quería despreciar la oportunidad y puse mis nalgas en su paquete, a nuestro alrededor reían pero no se daban cuenta que yo aproveche de meter mi mano y manosearle el paquete.

La erección no se hizo esperar y me brindó un trago, seguí moviéndome e hice lo mismo con el segundo. Vi cuando se hacían señas y me tomaron del brazo. Ya era muy tarde en la noche y el desenfreno era mayor.

Terminé en el asiento de atrás de un vehículo Conquistador, a una cuadra de la fiesta donde pasaba todavía mucha gente y pensé en ese momento que nos iríamos a otro lugar cuando me di cuenta que solo uno de ellos se metió al carro quedando solo conmigo. Era el cuarentón.

“Mama puta mama”

Con sus pantalones por la rodilla, aprovechando la oscuridad que daba las puertas cerradas y los vidrios ahumados, me puse a mamar una herramienta bien peluda como de 16 centímetros, ideal para meterme hasta las bolas.

No lo decepcioné y empecé a mamarle algo incomodo pero la excitación lo podía todo, no se cuánto tiempo estuve así pero los 5 pasaron por mi boca, a veces entraban algunos a ver como lo hacía. Esperaban su turno afuera disimulando mientras la gente pasaba.

Mi negro no fue el mejor pero me gustaba, era muy bestia y debía abrir la boca muy grande porque lo tenia grueso. Como buen campeón, me lo trague todo y sentí su leche a la brevedad, fue el que menos duro creo que la situación lo había dominado.

Lo más morboso fue cuando supe que padre e hijo se habían montado a la vez en el vehículo. El mayor no estaba interesado en mi boca sino en mi culo así que su hijo quedo como dueño de mi boca, los dos tenían miembros similares, por encima del estándar y muy venudas.

-“Quiero culo, tengo tiempo que no me como uno”-Desesperado agarró mis nalgas.

-“Tiene buena boca papá”-Dijo el hijo-“Mama mejor que Gladys”.

-“Esta puerta ya esta abierta”-Sentia sus dedos en mi interior. El menor me dio un par de cachetadas.

Baje bien los pantalones del padre, quedaron a la altura de sus tobillos y sin prestarle atención al muchacho, me monte encima de quien reclamaba mi culo. Fue incomodo y sentí cuando se rompió un poco el disfraz cuando lo cabalgaba.

No sé como haría con los dolores de cintura después, yo era feliz brincando en esa verga mientras veía que se masturbaba el hijo a mi lado.

Cuando me di cuenta, un empujón demasiado brusco y estaba sentado encima del más joven, el padre me daba nalgadas. Había cierta complicidad que me volvía loco, entre ellos discutían para sentir mi culo.

-“No me la vayas a dañar”-Dijo el mayor mientras su hijo gozaba.

-“Es que esta muy sabrosa esta puta”-Dijo entrecortado.

Al final tratamos de que yo se la mamara a uno mientras otro me cogía pero era demasiado incomodo y termine mamando a uno por uno hasta que me trague la leche de ambos.

No me sentí saciado pero la situación fue muy buena, cuando salí ellos elogiaron mis artes mamatorias y terminé por irme. Estaba cansado y era bastante tarde, ya había cumplido mi cometido.

Mientras caminaba por las calles sentí ganas de mear, uno el hombre tiene la ventaja para hacerlo y me llamo la atención uno de esos urinarios improvisados y sonará muy fuerte pero les metí el ojo a varios hombres aunque al inicio fui en busca de otros sitios sin éxito.

“Uno más, solo uno más”- Me dije a mi mismo ya algo cansado.

La suerte me acompañaba esa noche. Llegue a un sitio bastante apartado y sin luz, saque mi verga y solté un chorro del líquido amarillo. Como había observado se hacían grupos de hombres y empecé a desviar mi vista hacia otros miembros.

En minutos, de manera insólita ya que los que estaban cercano a mi me rechazaron, un hombre a 10 metros a mi derecha me hizo seña, según me dijo, pero yo no lo había visto hasta que estuvo a mi lado.

-“Vente”-Dijo el flaco de piel quemada. Olia a cigarro y ron.

No sabía a donde me llevaba pero no debí caminar mucho, a pocos metros del urinario había una pared con un gran agujero. Nos metimos los dos y me resulto algo incomodo porque había mucha yerba, no pudimos profundizar a lo que parecía una casa abandonada y apenas si nos cubríamos de las miradas de los que iban a orinar.

En segundos ya estaba mamando, arrodillado, con pequeñas plantas pegándose de mí pero la boca totalmente llena. Era brusco pero así me gustaba, me ahogaba y me daba leves cachetadas. Así como el culo, la garganta también estaba dilatada.

Podía aun escuchar los chorros de meados cercano a nosotros pero estaba centrado en mamar, era larga esa verga y mis arcadas no podían faltar pero cosas como estas quería vivir.

Siempre me había parecido un desperdicio que se masturbaran frente a mi cara, prefería sacarle la leche con mi boca pero él no me dejaba.

Desesperado y resoplando, con movimientos frenéticos de sube y baja, aquel hombre quería echarme la leche en la cara, pues yo abrí la boca.

“¿Quién pensaría que iba a encontrar una mamona como tu aquí?”

Sentí los regueros de leche cayendo por toda la máscara y boca, su grito fue bastante fuerte pero yo estaba concentrado en dejarle todo limpio cuando dos sujetos mas entraron por el agujero en la pared. El salió disparado del lugar.

“No, no…”-Dije.

Quise levantarme para huir pero uno se coloco en todo el medio de la salida y el otro frente a mi, ambos rieron y pude observar sus cortas erecciones bajo la poca luz.

No dijeron nada, yo sabía lo que tenía que hacer y volví a probar el sabor del meado y a macho. No me costaba tragarlos porque eran muy cortos ambos aunque algo robustos pero nada fuera de este mundo. Acabaron sin pena ni gloria y evite tragar sus leches. Las escupí con asco.

Cuando de repente, me quitaron la máscara y empecé a luchar con ellos para quitárselas pero entre risas y mi falta también de coordinación no podía quitársela.

“Que no te de pena de mostrar tu cara, puta es puta”-Rieron ambos.

El que más corto lo tenía, lanzo la máscara hacia la profundidad de esa jungla dentro de donde estábamos y se largaron.

Un rayo de luz, me permitió divisar a donde estaba y luchando contra la yerba y ramas de árboles pude obtener lo que quería lo que no sabía era que habían entrado un grupo de hombres más.

Eran 3, no tenían buena pinta pero sabía que no podía hacer mas nada. Me arrodille frente a ellos, ya no había mucho ruido en aquella zona y con más confianza empecé a chuparles por obligación.

-“Les dije que no íbamos a pasar este día sin probar nada”-Dijo con voz ronca el más bajo del grupo.

-“¿y quién iba a pensar que seria así? Que favor nos han hecho esos dos pillos”.

Mi sorpresa fue cuando el de la voz ronca, tenía el chorizo más largo de la noche y eso me devolvió el morbo, lo que causo malestar en sus otros compañeros que estaban armados de algo más normal.

Mame y mame como quería, quería tragármelo todo y me costaba pero lo pude hacer. El gemía mucho y me agarraba de la cabeza para que no sacara nada.

Yo masturbaba a sus compañeros los que se cansaron de ser echados a un lado, aprovecharon de ir a mi culo y darme nalgadas.

“¿Qué más se le puede pedir a la vida Juancho?”-Dijo un barbado con pinta de árabe.

Me palparon y sentí su emoción cuando me tocaron el culo.

“¡Que rico tiene el chochito! Nos lo dejaron abierto y todo”-Aprovecho de meter su herramienta hasta el fondo.

Sentí como me taladraba sin compasión pero yo ya estaba demasiado dilatado y para excitarlos mas empecé a gemir como mujer. Tenía a un hombre adelante, otro atrás y a otro que me le mamaba de vez en cuando o en su mayoría masturbaba.

Sentía como me cogía con fuerza, lo hacía bien pero debo admitir que el culo ya me ardía, de igual forma seguí hasta que en varios empujones boto toda su leche. Enseguida sentí como otra verga me penetraba y ya me sentía acostumbrado por completo a tragar por ambas puertas.

Echaba mi culo hacia atrás y él se quedaba estático, me disfrutaban porque sus gemidos los delataban y quien tenia en el culo me pidió que no me moviera más porque no quería acabar tan pronto.

Me levanto una pierna y entro mucho más adentro, lo disfrutaba muchísimo, no pensé que ellos me darían uno de los mejores polvos. Tocaban mi pecho como si tuviera tetas y les gustaba palpar cada centímetro de mi cuerpo.

Estaban demasiado salidos y estuvimos un buen rato hasta que oí gemir a quien estaba detrás de mí, me sentía triunfador.

Ahora el de la gran verga quería culo, sus otros compañeros fumaban delante de nosotros. Nos veían con curiosidad.

“Aguanta, aguanta, lento”-Le rogué.

“Que buenas nalgas tienes”-Me pego una manotada.

No tenía mucha paciencia y el burro ese, me la metió muy rápido aunque no de sopetón. Me sentía muy lleno, demasiado para mi gusto.

“Aguanta por fa..vor ¡Ay!”-le volví a rogar-”Así lento, lento”.

Me hizo caso y pude acostumbrarme pero cuando empezó a moverse más rápido, no había cuerpo que lo aguantara.

“Así gime como la perra que eres”-Gritaba quien identifique como Cheche.

Todos celebraban pero yo solo cerraba mis ojos aguantando aquel torpedo de carne, sentía que me llegaba a lo mas profundo, tocaba mis paredes y me daban ganas de orinar.

Puse mi manos apoyadas de la pared y él me agarro por la cintura, fue monstruosa las embestidas que me daba el desgraciado. Yo lo estaba disfrutando, pero tenía tiempo que no probaba algo así, me sentía relajado.

Cuando vi que estaba muy excitado y los gemidos lo delataban, lo empuje bruscamente contra la pared y me clave sus veintitantos de nuevo. Empecé yo a menearme y el vibraba.

“Ni siquiera tu esposa te hará esto”-Le dije.

Le puse poder a mis movimientos y nuestros espectadores estaban haciéndose la paja de nuevo, le di como nunca le había dado a alguien, sentía como ya mi culo se había adaptado. Me sentí pleno en placer y me masturbaba de vez en cuando.

“Hija de puta”-Grito el vergón. Yo no pare mis movimientos.

El me empujo y casi caigo de boca pero sus amigos me sujetaron muertos de la risa, ambos acababan también y aproveche para masturbarme.

Arrodilladlo le saque el preservativo lleno de leche y lo lance a un lado. Lamí todos sus centímetros dejándolo todo muy limpio y luego me fui con sus amigos quienes habían echado la leche al piso.

Les pedí que me metieran los dedos mientras me hacia una paja, ellos rieron y me manosearon mientras uno metía tres dedos. No pude aguantar más y solté varios chorros potentes de leche a la yerba.

Me sentía demasiado cansado y descanse un momento viéndolo, ellos fumaban y aprovecharon para darme cachetadas con sus vergas ya dormidas. Prendieron otros cigarros, me ofrecieron uno pero lo rechace.

Al terminar de fumar, se arreglaron y me ayudaron a salir del agujero en la pared. Yo estaba destruido.

Me agradecieron por el rato y se disculparon por haberme abordado de esa forma, me pareció gracioso todo.

Me acompañaron varias cuadras y supe que eran de una parte de la ciudad llamada Macarapana. Anotaron mi número y seguí mi camino, ellos se desviaron a seguir la fiesta.

No aguantaba mis pies con las sandalias, así que me las quite. Sentía mi culo húmedo y mi cuerpo maltrecho pero feliz.

Llegue al estacionamiento finalmente porque me pareció eterno y me recibió una persona diferente, se veía malhumorada así que no hubo tema, todo muy mecánico.

Salí en mi carro rumbo al motel con el culo ardido y una sonrisa de campeonato.

Gracias por leer el relato, espero que la tercera y última parte les guste mucho más.

Orgasmos anales para todos.

-Mañana empiezo las prácticas en la clínica de depilación. ¿Alguno se ofrece como voluntario? -preguntó un entusiasmado Marcos.

Marcos era un chaval de veinticinco años. Aquella era su primera oportunidad de trabajo, y si superaba con éxito el período de prueba sería contratado. Su madre había conseguido que la dueña de la clínica de depilación le hiciese el favor de darle una semana de margen a su hijo para que viese cómo se desenvolvía.

Marcos siempre había tenido muchas aspiraciones. Quiso ser famoso hasta que cumplió diez años, tras ello, quiso ser veterinario. Luego quiso ser profesor, para más tarde cambiar su vocación de docente por una nueva, la de enfermero de la mente, y se matriculó en psicología. El problema era que él mismo no entendía su propio cerebro, que le decía una y otra vez que quería abarcar demasiado para el poco esfuerzo que estaba comprometido a ejercer. Marcos no era estudioso, no era trabajador y no era responsable, y eso, en gran parte, era culpa de su familia y sus amigos. Sus padres nunca le habían negado nada por ser hijo único. Dinero, ropa, coche, fiestas, viajes… Si quería algo, sabía exactamente cómo suplicar a sus progenitores para conseguir el dinero necesario. Sus amigos, por otro lado, disfrutaban de su compañía porque era un chico agradable y divertido, y era muy buen amigo, pero nunca encontraron la manera de hacer que bajase de las nubes y asentase la cabeza sobre los hombres y los pies en el suelo.

Cuando Marcos preguntó aquello, “¿alguno se ofrece como voluntario?”, sus tres amigos se miraron entre ellos y un silencio sepulcral invadió la terraza en la que estaban sentados tomándose unas cañas bajo los primeros rayos de sol de la primavera. Marcos había tenido pruebas para distintas posiciones de trabajo a lo largo de su vida, pero siempre se habían quedado en intentos, y nunca había conseguido ningún puesto. Él aseguraba que era porque aquellos que iban a ser sus jefes no comprendían su máximo potencial, pero las distintas quejas, demandas e incluso lesiones que sus compañeros habían sufrido por su gran torpeza revelaban el verdadero motivo. Aquel chaval era simplemente un patoso, y sus amigos lo sabían. No había salido de ninguna prueba de trabajo sin haber roto mobiliario o huesos, o incluso provocado graves quemaduras con bebidas calientes. Sus amigos tenían algo claro y era que, si querían sobrevivir hasta una edad avanzada, jamás debían someterse a la búsqueda de voluntarios de Marcos.

-Joder, que silencio -su entusiasmo disminuyó-. Pues después no pidáis favores.

-¿Pero qué favores te pedimos nosotros a ti, flipado? -dijo riéndose Said, el único que no tenía una cerveza en la mano.

-Cuando empezaste a trabajar en la ambulancia, ¿quién fue el primero en ir a verte? -preguntó Marcos, ofendido.

-Fui yo a recogerte, después de que Alba me dijese que te habías bebido hasta los charcos de la calle. Te tuve que meter un chute de vitamina B12 para que no te diese nada malo -aseguró su amigo.

-¿Y tú? -dijo señalando a Alba- Cuando te contrataron en la peluquería, ¿quién fue tu primer cliente?

-Fuiste tú, pero porque te obligué a pagar. Después del corte de pelo te levantaste sin que me diese cuenta y te fuiste de allí sin ni siquiera despedirte -su amiga puso los ojos en blanco-. Que vaya Paulo.

-Yo soy gitano -dijo Paulo-. Nosotros nos depilamos con una cuchilla, de toda la vida del señor.

-Y los moros ni nos depilamos -dijo Said.

-Vamos, que sois unos amigos de mierda…

-Tío, si yo iría como voluntario -intervino Said-, pero es que vas a empezar a practicar con cera. Con cera. ¿Eres consciente? Le quemaste la cara a un cliente en la cafetería porque le tiraste un té hirviendo por encima…

-¡Coño¡ ¡Que fue un accidente! -dijo, acalorándose de nuevo y alzando la voz- Siempre me vais a recordar al calvo de la cara quemada.

-Es que, hijo, no sé si prefiero que me quemes la cara con un té antes que la polla con la cera -dijo Paulo, y todos se rieron.

Marcos se cruzó de brazos y guardó silencio. Sabía cuál era su poder de convicción, y antes de que se acabase la jornada estaba seguro de que alguno de los tres cedería. Quería a Said o a Paulo, pues daba mejor imagen conseguir depilar a un tío y que dejase una buena valoración sobre tus servicios que a una tía, que ya estaban acostumbradas a todos los métodos de depilación existidos y por existir.

Said tenía 25 años como él. Era de árabe, de padre saharaui y madre argelina. Tenía unas facciones árabes que lo hacían tanto intimidante como atractivo, y que a la vez le aportaban un toque infantil en el rostro que hacía que a veces le echasen más edad de la que tenía. Iba alternando estilos, y se quitaba o se dejaba la barba según le apeteciese. Tener barba siempre hacía que Marcos le soltase un par de bromas sobre bombas y terrorismo, pero Said las encajaba bien porque siempre se metía con la sexualidad de Marcos en tono jocoso. Marcos era abiertamente gay, y aunque la religión de Said aseguraba que era pecado, él siempre había estado muy cómodo alrededor del que consideraba su mejor amigo. El moro medía 185cm, tenía una espalda que según el padre de Marcos era para “cargar piedras”, y unas piernas tan largas y musculosas que de una sola patada podía noquearte. Practicaba fútbol e iba asiduamente al gimnasio, y, aunque la mayoría de los futbolistas lo hacían, él no se depilaba. Su novia, árabe también, creía que un hombre era más sexy cuanto más pelo tenía, y a él le gustaba complacerla en todos los aspectos posibles. Dicho esto, sí que se recortaba el pelo en zonas como los sobacos o el pubis para una mayor comodidad e higiene.

Por otro lado, estaba Paulo. Paulo era, según él, más gitano que los gitanos de verdad. Paulo era mitad gitano, mitad latino. Su padre era brasileño y su madre gitana sevillana, pero a él siempre le tiró más la cultura y la sangre de la mujer que lo parió. Paulo era muy atractivo también, y Marcos se tenía estudiado aquel cuerpo de memoria. 177cm de altura, 75kg de puro músculo obtenido gracias a trabajar de reponedor en invierno y jornalero en verano, y un tono de piel que cualquiera envidiaría.

Marcos miró a Alba y le guiñó un ojo y esta, con una sonrisa, volvió a poner los ojos en blanco.

-Yo creo que el candidato perfecto sería Said -dijo Marcos, interrumpiendo el silencio que se había creado en aquella agradable tarde de abril-. Nunca le han hecho la cera, y quedaría genial delante de mi jefa si lo hago bien.

-Tú lo has dicho, si lo haces bien -intervino Paulo-, cosa de la que no te vemos capaz.

-¿Qué pasa? ¿Te has puesto celoso porque no te he mencionado a ti primero? -dijo Marcos, y Alba rio, conocedora de su estrategia.

Marcos y Alba siempre utilizaban la misma técnica. Aunque sus amigos eran muy modernos a pesar de sus creencias, seguían teniendo actitudes que serían muy difíciles erradicar, como creer que Alba y Marcos necesitaban de ellos por ser una mujer y un gay, respectivamente. Said y Paulo consideraban que, dentro del grupo, su función era proteger a los otros dos y actuar como pareja, hermanos o padres a la hora de cualquier petición. Marcos, conocedor de esto, sabía usar aquel detalle a su antojo como sólo años de manipulación le habían servido. Siempre presentaba la imagen de que estaba en apuros, haciendo que ambos amigos heteros y machos compitiesen por ser el que lo ayudase, y ahora volvía a estar haciendo eso.

-A ver, en esta situación yo creo que sería mejor cliente -afirmó Said.

-¿Qué te hace pensar eso? -preguntó Paulo, sorprendido ante la determinación de su amigo.

-Tío, te saco dos cabezas, tengo más pelo y soy más imponente. Si le digo a la jefa que el Marcos me he hecho un trabajado con la cera seguro que le dan el trabajo.

-Yo podría hacer lo mismo -Paulo levantó una ceja-. Llego allí, hago el papel de garrulo machito y seguro que la jefa flipa con que el Marcos haya contentado a un heterito -se rio.

-Si venga. Lo mío sorprendería más. Soy moro.

-Tío, que eres moro, no un billete de 500. Hay miles como tú en el país.

Marcos y Alba rieron.

-Supongo que tendré que ir yo -dijo esta-, ya que nadie quiere hacerte el favor y perderás el trabajo…

-¡No, no! -dijeron Said y Paulo al unísono.

El plan había funcionado. Ahora ambos querían quedar como protectores, como el verdadero jefe de su pequeña manada de cuatro, y querían ser los voluntarios de Marcos.

-Tengo una idea -dijo Marcos-. Os puedo depilar a los dos, uno por la mañana y otro por la tarde, y así mi jefa queda más sorprendida.

Ambos heteros cruzaron los brazos y se miraron de reojo, para asentir después. Estaba decidido, Marcos ya tenía a sus voluntarios, y menudos dos especímenes de hombres a los que iba a depilar.

El día llegó. Era por fin sábado. Los sábados eran los días más tranquilos en la clínica, por eso la jefa había decidido que Marcos podía comenzar sus prácticas el fin de semana. La muchacha, solo cinco años mayor que Marcos, le había enseñado todo lo que sabía sobre los distintos tipos de depilación, y hoy quería poner a prueba la destreza del chico gay con la cera. Ella no iba a estar presente, pues ya le estaba preparando para trabajar de cara al público, cuando normalmente solo hay un único depilador con la persona depilada. Marcos estaba entusiasmado, y casi no sentía nervios ya que sabía qué dos personas eran las que iban a disfrutar del privilegio de ser las primeras depiladas por él.

El primero era Said, que había llegado a la clínica a las once de la mañana. Por cuestiones de horario, Said prefería la mañana y Paulo la tarde, así que en ese aspecto no tuvieron que realizar ningún tira y afloja de egos para ver quién visitaba primero a su amigo. El chico árabe había llegado vestido con una camiseta de deporte negra, ceñida a sus definidos brazos y pectorales, y un pantalón de chándal también negro, tan impoluto que parecía que había sido sacado de la tienda cinco minutos antes. Said siempre prestaba mucha atención a su aspecto, y ya llevase chándal, traje o un atuendo casual, siempre iba perfecto de pies a cabeza, sin ninguna arruga ni ningún desperfecto a la vista. Era una de las pocas manías que se permitía tener. Una barba y un peinado arreglados, ropa impoluta y un buen perfume. La jefa de Marcos ojeó a su amigo nada más entrar, y este que era fiel a su novia, pero no se privaba del sentimiento de ser deseado por otras, le enseñó los dientes al entrar en una sonrisa pícara.

-Buenos días -dijo al entrar, acercándose a su amigo y dándole un intenso abrazo.

-Marcos, te quedas solo que voy a comprarme el desayuno al bar de la esquina -dijo la mujer, cogiendo su copia de las llaves-. Como me quemes, rompas o pierdas algo, lo pagas tú y te despides del trabajo -dijo levantando las cejas mientras salía por la puerta.

-¿Hasta tu jefa conoce tu fama? -se rio Said.

-Esto en vez de una ciudad parece un pueblo -Marcos puso los ojos en blanco y olvidó el comentario de su jefa-. ¿Te parece que empecemos?

Said siguió a Marcos hacia una habitación de tamaño medio, que estaba decorada con un biombo, una camilla en mitad de la habitación y un par de estanterías, sillas y una mesa en las diferentes esquinas. Marcos tomó una toalla y se la tendió a Said.

-Te voy a hacer un completo -dijo el futuro depilador.

-No es la primera vez que me ofrecen eso, pero nunca ha sido gratis -dijo el árabe, riéndose-. ¿Tengo que quedarme en pelotas?

-Hombre, a no ser que quieras que te depile los calzoncillos en vez de los huevos, tú me dirás…

Said se sorprendió al ver a su amigo Marcos. Parecía profesional, o al menos tanto como Marcos era capaz de parecer. Iba de un lado a otro, sacando distintos paquetes y utensilios, preparando las cosas, abriendo bien el biombo para que Said se metiese tras él y se quedase solo con la toalla. Los nervios que trajo a la clínica consigo se iban esfumando al ver lo muy en serio que su amigo se estaba tomando aquello.

-Estoy un poco nervioso -dijo mientras se desnudaba.

-Tío, que no te voy a hacer ninguna herida ni nada -dijo Marcos, con un tono de molestia en su voz.

-Que no es eso, cojones. Es que nunca me he hecho la cera ni me he depilado al completo.

-Pues siempre hay una primera vez para todo -decía el gay mientras preparaba la máquina en la que derretiría la cera.

Said terminó de desnudarse, se ató la toalla alrededor de la cintura y salió de detrás del biombo. Puso sus manos en cada lado de su cintura y miró a Marcos, posando.

-¿Qué tal? ¿Mejor que cuando te la cascas pensando en mí? -se rio y se acercó a Marcos.

-Mucho mejor -contestó este.

Marcos nunca había sido tímido al reconocer lo mucho que le ponían Paulo y Said, y estos, acostumbrados a ser deseados allá donde iban, no se molestaban. Al revés, disfrutaban sabiendo que Marcos babeaba por ellos, aunque ningún tuviese jamás la intención de jugar en el otro equipo. Ambos eran heteros, y así iban a permanecer, o al menos eso pensaban.

-Vale, túmbate -dijo Marcos, y Said obedeció.

El chico se tumbó sobre la camilla, que tenía una pequeña sábana que la cubría para que todo fuese más higiénico y cualquier resto de sudor, lágrimas o cera no empapase la tela de los almohadones. Instintivamente, levantó los brazos, dejando sus peludas axilas al descubierto y apoyando las manos tras su nuca.

-Qué fácil me lo pones -sonrió Marcos, que ya estaba mezclando las bolitas de cera para que se derritiesen.

-¿Va a quemar mucho? -dijo la escueta voz de Said, que vibraba por el nerviosismo.

-No -afirmó su amigo-. Te voy a poner cera azul, que quema menos, da menos tirones e hidrata más la piel.

-Vale, me fio de ti -se tranquilizó-. Me recorté los pelos hace una semana, espero que no sea malo.

-Que va. ¿Cómo vas en la polla? -preguntó sin rodeos.

-Hombre, Sheila dice que se usarla muy bien -ambos rieron, y Marcos esparció una primera capa de cera caliente sobre la axila derecha de Said.

-Creía que follartela antes del matrimonio era pecado…

-Y yo no he dicho que tenga intención de ir al paraíso. Cuando me muera será con los huevos vacíos -ambos rieron otra vez, y Marcos pegó un tirón seguro y seco de la cera ya endurecida, que hizo que los pelos de Said abandonasen la piel- ¡Joder!

-Coño, no ha sido para tanto… -aseguró Marcos, sonriente.

-No, pero no me esperaba ese tirón…

-Vamos, ahora el otro…

Pasaron los minutos, y Marcos fue depilando parte por parte el cuerpo atlético de su moreno amigo. Primero el otro sobaco, luego el pecho, el estómago, pasó a las piernas y, por último, llegó el gran momento. Iba a hacerle la cera en el pubis a su amigo Said. Tiró del nudo de la toalla e hizo el amago de quitársela, pero su amigo no se movía.

-Ejem… -tosió Marcos.

Said interpretó la indirecta correctamente al notar la fuerza con la que tiraba Marcos de la toalla y levantó las caderas, haciendo que su amigo pudiese dejar la toalla sobre una silla. Así quedaron ambos. Marcos con la cera en la mano y Said como dios lo trajo al mundo. Hubo un momento en el que no hablaron, ni se miraron el uno al otro. El árabe estaba mirando al techo, incluso cerró los ojos un par de segundos a causa de la vergüenza. Estaba orgulloso de su miembro, mucho, y no era una persona pudorosa. Además, no era la primera ni sería la última vez que Marcos lo había visto desnudo, pero en situaciones así siempre era complicado no ponerse un poco nervioso. Por otro lado, Marcos no miraba al techo ni al suelo, sino que mantuvo la mirada fija en la polla de su amigo. Sí, no era la primera vez que la veía, pero cada vez que la veía siempre tenía el mismo efecto sobre él. Era una polla más morena que la de una persona blanca normal. Era gorda, con la punta un poco más clara que el resto del tronco. Tenía una tupida mata de pelo que estaba claro que no se había recortado y que remataba de una manera perfecta en dos huevos grandes y gordos. Pero su parte favorita era que estaba circuncidado. A Marcos le daba igual si los tíos con los que follaba tenían o no esa piel extra en el rabo, no era un fetiche para él, pero en su amigo Said le parecía lo más sexy del mundo. Tenerla delante le recordaba todas aquellas veces que se la había visto meando en las fiestas, cuando se quedaba a dormir en su casa, cuando se iban de vacaciones y se bañaban en pelotas en la playa o en la piscina, cuando en la adolescencia se pajeaban él, Paulo y Said después de salir de clase… Siempre le había gustado, y había deseado probarla, pero sabía que ambos amigos estaban fuera de sus posibilidades. No porque Marcos fuera feo, ni mucho menos. Era un chaval rubio, de piel clara y complexión física normal que tenía mucho éxito entre otros hombres gays. Era por la sexualidad de ambos.

-Joder, los de la polla no te los has recortado, ¿eh? -dijo Marcos, saliendo por fin del trance en el que había entrado. Vio cómo Said se ruborizaba un poco- Mejor, prefiero encargarme yo y que no te hagas una chapuza.

La mata de pelo que tenía Said entre las piernas era sorprendente. Aún más sorprendente era que su polla fuese completamente visible, como si estuviese depilado al 100%. El vello de su amigo era grueso, por lo que primero tuvo que recortar con unas tijeras un poco y luego darle con una maquinilla eléctrica que eliminase suficiente vello como para trabajar con comodidad, pero que dejase margen para poder ser arrancado con la cera.

-Buah -suspiró su amigo-. Sheila lleva sin tocarme cerca de dos semanas.

-¿Y eso? -preguntó Marcos, saboreando saber que era el único que le había visto la polla a su amigo en varios días.

-Tiene la regla, y le viene irregular y con dolores. No quiere follar.

-Pobre.

-Ya ves, estoy que no aguanto.

-Digo ella, ¿sabes lo que duele la regla? -se rio.

-No, ¿y tú? -Said levantó una ceja.

-Pues no porque nunca la he tenido, pero siempre me he tenido que tragar las innumerables quejas de Alba, así que seguro que sé más que tú.

Said cerró los ojos y se relajó mientras Marcos le limpiaba la zona. No lo quería admitir, pero el pequeño masaje que su amigo le estaba propinando para eliminar los vellos recortados de la zona era lo más parecido a cualquier roce sexual que había tenido últimamente. Said odiaba masturbarse. Le gustaba que le masturbasen, que le hiciesen cualquier favor sexual, pero a él mismo solo se lo hacía por obligación y de forma rápida, para descargar y seguir con su día a día. Desde que no follaba se masturbaba una o dos veces por semana, cuando realmente apretaban las ganas. Por lo que, en esos quince días, solo se había corrido cuatro veces.

Marcos también se dio cuenta, y notó cómo la polla de su amigo comenzaba a ponerse erecta. Solo un poco morcillona, algo gorda, pero ya era suficiente para que su boca salivase al imaginársela penetrando una y otra vez sus dos orificios.

-Tío… -susurró Said.

-No te preocupes, es totalmente normal -dijo Marcos, acallando las dudas en la cabeza de su amigo.

Marcos decidió ser profesional y no intentar propasarse, por lo que simplemente cogió el palo de madera recubierto de cera y extendió la sustancia viscosa a lo largo del pubis de su amigo. Hizo una pequeña mueca de queja, tal vez por no esperar la sensación de calor, pero aguantó el tipo. La cera azul realmente no quemaba, simplemente notabas el calor en la piel. Marcos decidió dividir la zona en tres, el centro del pubis, la parte izquierda y la parte derecha. Primero cubrió la zona izquierda y, una vez enfriada la cera, dio un tirón que arrancó todos los pelos de Said. Este parecía estar acostumbrándose ya a los tirones y no se quejó. Luego pasó a la parte central, y repitió el movimiento. Por último, quedaba la parte central, cuyos vellos eliminó sin ningún tipo de problema.

A estas alturas, Said tenía una erección considerable. De nuevo, no estaba completamente dura, pero aquello ya pasaba los límites de estar morcillona. Estaba empalmado.

-Tío… de verdad que lo siento. Me la tendría que haber cascado antes de venir -dijo preocupado.

-Said, de verdad que es normal. Sobre todo, si llevas semanas sin follar -Marcos sonrió y pareció tranquilizar a su amigo-. Ahora tengo que tocártela para poder depilarte los huevos y la base cómodamente. ¿Estás cómodo? -su amigo asintió- Si quieres nos tomamos un descansito.

-No, no -dijo velozmente-. Quiero decir, ya que estamos pues terminamos, ¿no? No parece que quede mucho -se ruborizó de nuevo y Marcos volvió a sonreír.

Marcos agarró la polla de su amigo por la punta con el dedo pulgar y el índice y esparció la cera caliente alrededor de la base en dos veces, dando sendos tirones que no molestaron a Said. A estas alturas, la polla estaba completamente dura, para pesar de Marcos, que solo quería rodearla con la mano y menearla hasta que saliese leche.

Seguía aguantándola, esta vez haciendo un poco de presión en la base para que la erección quedase apoyada sobre el abdomen de su amigo. Marcos intentó concentrarse, pero casi no podía dar crédito a lo que veía. Al apoyar así el rabo de su amigo, este traspasaba un poco su ombligo. Estaba claro que él mantenía vivo el mito de que los moros tenían la polla grande, y Marcos lo estaba disfrutando en secreto, o eso creía él.

-No puede ser la primera que hayas visto así -sonrió Said, riendo un poco.

-Coño, es… Perdona, no me tendría que fijar.

-Es normal -dijo imitando lo que su amigo le había dicho antes-. Te ponen los tíos, y yo tengo un pollón. ¿No? -Marcos asintió- Dilo, anda.

-Tienes un pollón -obedeció a Said, algo que le sacó una sonrisa al moreno.

Marcos miraba embobado la polla que tenía ante sí, y Said se limitó a dejar caer ambas piernas por los lados de la camilla y acariciarse el abdomen.

-Voy a tener que venir más -bromeó.

-Por favor -susurró Marcos, en trance.

Said hizo algo que ninguno de los dos se esperaba, pero cogió la mano de su amigo rubio e hizo que rodease la base de su rabo completamente. En ese mismo momento, Said se sorprendió por lo que hizo, pero estaba demasiado cachondo como para parar o evitar lo que estaba destinado a suceder. Marcos miró a su amigo para asegurarse de que no estaba siendo una equivocación y que no se lo estaba imaginando todo, pero su amigo se limitó a asentir, ruborizado ante lo que estaba sucediendo.

Marcos no perdió el tiempo y, dejando a un lado el palo de la cera y quitándose los guantes, rodeó la polla de su amigo con ambas manos. Midió la anchura, y cuánto cabía en sus manos, y se sorprendió al comprobar que, incluso usando ambas manos, todavía sobraba polla. Pensó en lo que le tenía que hacer aquello a Sheila, y se aventuró a pensar que la chica no tenía la regla, pero que le daba pavor follar con su novio. No sería él quién desperdiciase la oportunidad.

Comenzó a masajear la polla de su amigo de arriba abajo. Said, abrumado por la situación, pero sintiéndose incapaz de detener lo que estaba sucediendo, dejó caer su cabeza hacia atrás, apoyándola en las palmas de sus manos, y soltando un sonoro suspiro. Marcos prestaba atención sobre todo a la punta. Era lo que más le llamaba la atención de la polla de su amigo. Aquella cabeza circuncidada, que mostraba el cambio de color en el rabo, le ponía demasiado cachondo como para pasarla por alto. Notaba cómo sus pantalones iban a explotar, y en ese momento agradeció la perezosa decisión matutina de ponerse un chándal para ir al trabajo, ya que solo tuvo que tirar del elástico del pantalón y sacarse la polla para comenzar a pajeársela. Tenía su mano buena, la derecha, en el rabo de su amigo, asegurándose de que estaba haciendo la mejor paja que había hecho en su vida, mientras que con su mano libre se otorgaba placer propio. Sus años de experiencia le habían enseñado que las pollas circuncidadas lubricaban más torpemente que las que tenía la piel intacta, por lo que acercó la cabeza al miembro de su amigo y escupió sobre la punta. Said, pensando que su amigo iba a chupársela, puso una mano sobre la nuca del rubio, pero este se sobresaltó y miró a su cliente. Said lo miró ruborizado, y esta vez Marcos también se sonrojó. ¿Quería su amigo heterazo que le chupase la polla? El pensaba que solo se limitaría a una paja sin importancia, pero no podía rechazar algo como aquello.

-¿Quieres…? -Said se limitó a asentir, y Marcos se sintió en la obligación de complacerlo.

Tampoco es que le hiciese mucha falta demasiada insistencia, pues en el momento en el que el árabe dijo que sí con la cabeza, el muchacho rubio se lanzó a su polla como alguien que se lanza a por un poco de agua después de haber caminado por el desierto. Estaba impaciente, y esta impaciencia relució cuando intentó meterse casi toda la polla en la boca y una sonora arcada se lo evitó. La arcada arrancó una carcajada de Said, que le acarició la nuca rubia a su amigo.

-Ninguna puede tragársela entera -dijo.

Marcos se habría tomado aquella frase como un reto en otra ocasión, o en otras circunstancias, pero sabía que su amigo no lo estaba diciendo para vacilar ni para demostrar su hombría. Era más que posible que ninguna mujer antes se la hubiese metido entera en la boca, de punta a huevos, pero Marcos sabía que, si alguien podía, era él.

Meneó la polla un par de veces más con la mano, mientras que con la izquierda se pajeaba la suya propia, y retomó la actividad oral. Comenzó a lamer la punta de aquel sabroso y descapuchado rabo, que le sabía al néctar de los dioses. Rodeó el glande con la boca y cerró los labios alrededor, centrándose en dar todo el placer posible a su amigo con la lengua, pasándola por el orificio de la uretra, dibujando círculos alrededor de los pliegues del glande y succionando como si estuviese sorbiendo un helado. Said no paraba de suspirar, y de vez en cuando miraba a los ojos a Marcos. Marcos se alegraba de que su amigo no lo estuviese usando únicamente como juguetito sexual, sino que establecía una conexión mediante miradas, sonrisas y guiños de ojo. Said, por el otro lado, era la primera vez que experimentaba algo así. Se la había chupado muchas veces, pero nunca un hombre, y mucho menos su mujer amigo. Sin embargo, había descubierto que lo estaba disfrutando igual, o incluso más, que cualquier mamada que cualquiera mujer le hubiese dado antes, y decidió entregarse al placer sin rodeos ni titubeos. Sus gemidos y suspiros indicaban aquello, que se estaba dejando llevar y que no se arrepentiría.

Marcos volvió a intentar metérsela entera en la boca o, al menos, todo lo que pudiese, y para su satisfacción notó cómo el pubis recién depilado de Said le rozó la nariz, ante lo cual su amigo soltó un sonoro suspiro de admiración.

-Me cago en mis muertos, es la primera vez que lo consiguen -dijo en un estado de babia y shock.

Tras la inminente arcada, Marcos dejó escapar la polla y subió la cabeza en busca de aire, con una sonrisa triunfadora de oreja a oreja y un hilo de babas que unía su boca a su destino, la polla de Said. Said estaba acercándose y, sabiendo que su amigo había hecho lo que nunca nadie le había conseguido hacer, se armó de valor y agarró un puñado de aquella melena rubia y ondulada. Se incorporó, quedando sentado sobre la camilla, y dirigió la cabeza de su amigo a su entrepierna de nuevo. Con movimientos rápidos y potentes de cadera y de muñeca, comenzó a follarle la boca a su mejor amigo. Marcos aguantaba las arcadas como podía y se dejó utilizar. Le gustaba sentirse utilizado, sobre todo si sentía una conexión especial con la persona que lo hacía, y estaba claro que con Said había algo. Quizás una amistad intensa y nada más, pero para él aquello era suficiente. Said puso la mano libre en la nuca de su amigo mientras que con la otra seguía tirando del cabello rubio y comenzó a embestir más fuerte. La fuerza y el ansia por hacer que su amigo devorase su polla eran tantas que acabó bajándose de la camilla, quedando de pie y empalándole la garganta a Marcos. Podía notar las babas de su colega gay derramándose por sus huevos, sus muslos y cayendo al suelo, disparando sonoros golpes contra el frío mármol. Marcos comenzó a mover el brazo con mucha más fuerza, con más rapidez, y no tardó mucho en correrse. Se corrió tanto y con tanta potencia que más de la mitad de su corrida llegó a aterrizar bajo la camilla. Tendría que acordarse de limpiarlo todo bien una vez hubiese terminado con su amigo.

Cuando se corrió, llevó su mano a los grandes huevos de Said y comenzó a acariciarlos y a jugar con ellos, mientras que su amigo usaba su garganta como si se tratase de el coño de alguna tía a la que había conocido de fiesta. Comenzó a gemir más aceleradamente, transformando sus fuertes suspiros en sonoros berridos. Dio dos últimas estocadas potentes a la boca de Marcos, y en la tercera mantuvo la posición. Miró hacia abajo y vio los ojos rojos y llorosos de Marcos mirándole fijamente mientras un par de lágrimas recorrían las mejillas del rubio. Said no pudo aguantar aquella visión casi angelical, y comenzó a desfogar en el fondo de la garganta de su amigo, que comenzó a toser y a intentar tragar la enorme cantidad de leja que el moro estaba soltando. Cuando hubo terminado, se dejó caer sobre la camilla, sentándose de nuevo.

-Joder… -dijo Marcos, tosiendo y limpiándose las babas y lágrimas de la cara.

-Marcos… -Said lo miró, y Marcos temió ver el arrepentimiento en su rostro, pero no había ni rastro de aquel sentimiento.

-Lo siento -dijo para ser precavido-, esto ha sido demasiado poco profesional.

-Cállate. Me ha gustado -Said sonrió de oreja a oreja, y usó los guantes que su amigo se había quitado minutos antes para limpiarse la polla-. Ya tengo a quien me ayude cuando Sheila esté con la regla.

Marcos sonrió y se adecentó. Todavía tenía que depilarle los huevos a Said, salir a comer y regresar para depilar a Paulo. No sabía si podría controlarse con su amigo el gitano.

CONTINUARÁ…

Ayer por la tarde me encontraba un poco aburrido y decidí volver a entrar en grindr sin muchas expectativas.Las charlas fueron como siempre muchos perfiles en los que la conversación no lleva a ningún lado hasta que apareció un perfil que si llamó mi atención.

Me describo antes de nada por si no has leído mi anterior relato, tengo 23 años, 1’87cm, complexión fuerte y vello por todo el cuerpo, estoy contento con mi tamaño de pene no considero que sea mal tamaño aunque en este relato hago poco uso de ella jeje.

-hola, estoy en la oficina te apetece?

-Me pone bastante la idea , que te apetece hacer?

-voy a ser directo, vienes, me pones la polla dura mamándola y te follo en la mesa de la oficina.

-umm me pone bastante la idea, pásame dirección.

10 minutos después estoy tocando el timbre de la oficina, él es un hombre de unos 40 años, 1’8 complexión atlética y una muy buena polla de unos 17-18cm.

Tras abrirme la puerta vamos a su despacho y me recibe con la bragueta ya abierta, comienza a desabrocharse la camisa mientras yo le toco la polla a través del boxer, intuyo que esa polla me va a gustar bastante, comienzo a pellizcarle los pezones y a morderselosarrancando los primeros gemidos.

Tras calentarnos un poco le bajo su pantalón y bajo el mío también, comenzando cada uno a pajear la polla del otro. Cuando consigo que su polla se ponga bien dura, se sienta en su escritorio y me pongo de rodillas delante de él dispuesto a mamar esa polla que desde que la vi en foto deseaba probarla, comienzo a lamer la cabeza mirándole a la cara, escuchando como comienza a gemir, intento metermela entera en la boca aunque me provoca alguna arcada, mis ganas de comerla pueden más hasta que consigo meterla entera, haciendo que gima más fuerte aún. Tras unos minutos comienzo a comerla y pajearla a la vez pasando de su polla a sus huevos metiéndomelos ambos en la boca mientras le pajeo y sigo mirando esa cara de placer.

Tras unos minutos intercambiando, me levanta y me pone ahora a mi tumbado de espaldas a él y comienza a restregarla por la entrada de mi ano, ayudando con un poco de saliva que la echa escupiendo ( como me puso eso de verdad…) Introdujo un poco la cabeza y restregó bien la polla,demostrando las ganas que tenía de hacerme suyo… Le doy un condón y tras ponérselo y volver a escupir, comienza la acción.

Introduce la cabeza poco a poco arrancandome un gemido y notando que ya está toda entera cuando noto sus huevos chocar con mi culo, comenzando con un mete saca lento que me volvió loco mientras iba subiendo la intensidad poco a poco.

Comencé a gemir con cada envestida que me daba mientras tiraba de mi camiseta para apretar más fuerte aún, estuvimos como 5 minutos en esa postura hasta que me hizo cambiarme y tumbarme en el escritorio de frente a él poniendo ahora mis piernas en sus ombros..

Vuelve a meterme la polla hasta el fondo haciéndome gemir mientras nos mirábamos la cara de placer.

– te gusta eh?

-si, no pares ah ah ahh…

Comenzó a follarme cada vez más fuerte mientras yo ponía mi mando en su pecho y jugaba con sus pezones, sentía en ese momento que estaba en la gloria, volvía la sensación todo el rato de placer, sensación que no sabes si te vas a correr o te haces pis.

Ambos gemiamos fuerte con cada una de sus embestidas, hasta que él no aguantaba mucho más comenzando a gemir más rápido señal de que íbamos a acabar ambos, comenzó a masturbarme fuerte mientras daba las últimas envestidas consiguiendo que ambos nos corrieramos casi a la vez, que placer esa sensación…

Cuando ya nos habíamos corrido ambos me dió las últimas embestidas sacándome la polla y dejando un vacío en mi culo que no quería que se acabara el tenerlo dentro…

Nos limpiamos y nos despedimos con un cachete en el culo por su parte.

Cuando salgo de allí le hablo para decirle que me ha encantado y que me encantaría repetir, quedando en que mañana si se puede antes de que se vaya quedemos de nuevo, pero eso aún no sabemos si ocurrirá.

Espero que os haya gustado y que noteis mejoría de detalles con mi primer relato, un saludo y nos vemos en la proxima aventura que tenga