Fantasías

Era un nuevo ciclo escolar y estábamos conociendo a los profesores, pero yo al tener un problema de salud nunca me gustaron los deportes al cien, y llegó la hora de gimnasia el profesor era simpático y bromista fueron pasando las semanas y había algo que al verle me intrigaba, claro que aparte de sus ojos que me cautivan con el misterio que lo hacía más curioso.
Un día salí antes de clase de química para ir hablar con el, y nunca espere lo que ocurriría después.
Cuando comenzamos a platicar me dijo que no me preocupe que todo pasa por algo y comenzó a sonar mi espalda me recosté y desabrochó mi bra y sentí como sus manos me recorrían y de repente me cubrió con su chamarra con una delicadeza que nunca había visto y se recostó junto a mi me abrazo y me pego a su pecho y me dijo- no te preocupes todo va estar bien- besando mi frente y acariciando mi barbilla con su mano.

Para la siguiente clase ya no lo veía igual ese caparazón que lo cubría había desaparecido y vi que comenzó a jugar con una compañera lo que estaba experimentando eran celos y no lo podía creer pero mi cuerpo y mente se llenó de rabia y lo hacía frente de mi no podía creer lo cínico que era y cuando termino la clase me pidió que me quedara, mi mente trabaja al mil y no podía creer que solo con decir lo ciento creía que lo perdonaría.

Cuando me quedé me dijo ven pasa a mi oficina ahí tenía parte del material de deportes y me dijo -Te noto rara tienes algo- a lo que le contesté muy seca con un No. Y rápido se acercó a mi me abrazo tomándome de la cintura y pegándome a su pecho y me dijo con una sonrrisa cínica y burlona -no me digas que estás celosa de tu compañera por los juegos que hice- cómo no le contesté me abrazo tan fuerte que se fue a sentar a una banca corredizas de madera sentándome en sus piernas, me tomo de la barbilla y me dijo -cree que a la única que he tocado es a ti y te lo voy a demostrar, y volvió a desabrochar mi bra y lenta mente me lo quito me acerco a el de manera que quedáramos frente a frente y sus manos fueron subiendo desde mi cintura hasta mis pechos dando masajes suaves y yo me quite la playera no sé si fue instinto pero acerco su boca a mis pezones y los chupaba y estos se ponían duros pero era una sensación tan grata que sentí como una corriente subía por toda mi espalda, mi instinto fue agarrarlo de cuello y sentía su respiración y sus besos hasta que el me dijo no esto no es lo correcto perdoname y vístete. Yo obedecí porque tampoco sabía lo que había ocurrido y pasaron los días. Lo seguía viendo en clases pero todo era diferente su mirada era tierna, pero a la vez de culpa, pero para mí era algo más grande.

Hasta que unas semanas después yo tomé el valor fui a verlo y a platicar con él y me dijo: es que no se que paso pero no puede seguir esto no es lo correcto, lo abrace y le dije tocando con mis dedos su contorneado pecho, yo no te estoy diciendo nada y mucho menos que no quiero o si , entonces bésame y el beso nos undio en un calor, y me dijo espérame salió y cuando regreso le puso llave a la puerta mientras yo veía la TV y me dijo no voltees y de repente se acerca a mi en shorts y playera deportiva y me levanta llevándome a el escritorio besando mi cuello y quitándome la blusa y el bra tomándome en sus brazos, y moviendo su cadera frotandose en mi y de repente toma mi mano y la lleva a su verga grande y dura y me enseña como tocarla y moverla mientras me lleva a una pila de colchonetas y me sube con delicadeza y me quita el pantalón, yo mojada esperando y comienza a tocarme encima de mi panti primero con un dedo y suave y se agacha a besarme los pezones y chuparlos eso me excitaba tanto que no podía controlar mi respiración.
Me dice -estas segura de esto?- y yo solo movi la cabeza en forma afirmativa y movió con sus dedos mi panti y me los quita me tocaba con pequeños golpes yo solo sentía que quería más, al sacar su verga la frotaba con migo sin meterla y me decía tranquila y respira y así pasaron como 8 min pero para mí fue una eternidad, hasta que lo metió lento, yo solo gemi però era una experiencia única y el encima de mi moviéndose y yo siguiendo su ritmo me jalaba hacia el levantando mi pierna encima de su pecho hasta llegar los dos al orgasmo y fundirnos en uno solo

Nunca había tenido una experiencia con una mujer, siendo yo mujer. Si bien es cierto, que a lo largo de mi vida me he sentido atraída por mujeres, nunca había dado rienda a mis inquietudes, tan es así que me casé hace 5 años, durante mi matrimonio le he sido infiel a mi marido 1 vez con un hombre, y esta ocasión que les contaré con una mujer.

Nayeli, mi actual amante, llegó a mi vida cuando no la esperaba, yo ya estaba establecida con mi esposo, las ideas de estar con una mujer se habían alejado hacia ya tiempo de mi mente, mas de pronto ella se cruzó en mi camino, fue verla y sentirme atraída por ella. Compañera de trabajo durante 1 mes, cruzábamos miradas a cada instante., eran miradas que decían algo más… había algo oculto.

En una ocasión tuvimos que salir fuera juntas, por camión, a pesar de ir solas en todo el camión nos sentamos una junto a la otra, llevábamos como 15 minutos de camino, cuando ella estiró sus brazos y los pegó a mis tetas, yo sentí correr electricidad por mi cuerpo, me miró, se sonrió y fue cuando yo supe que ella me deseaba tanto como yo, crucé mi brazo y le cogí de la cara le miré a los ojos y le sonreí. Mas tarde después de ir platicando ella recargó su cabeza en mi hombro, yo comencé a acariciar su pelo, siempre rozando sus tetas con mi brazo, podía sentir su pezón erecto, su respiración caliente, entonces zafé mi brazo para rodearla con él, y ella se pegó a mi pecho, puso su mano entre mis tetas y su cara y comenzó a jugar con ellas, el chofer nos veía por su espejo retrovisor, a mí no me importaba, yo quería sentirla.

Ese viaje fue solo eso, mas al volver, como a las dos semanas salimos juntas a comer, después la invité a casa a tomar unas cervezas, mi esposo andaba fuera de pesca con sus amigos. Nos fuimos a casa y ahí estuvimos platicando, bebiendo, nos sentamos en diferente sillón, al final terminé sentándome junto a ella, demasiado cerca, entonces, ella me quiso enseñar unos aretes nuevos que había comprado, me acerqué todo lo que pude a ella, y la besé en el cuello, ella se hizo para atrás, como muestra de rechazo, pero yo me acerqué de nuevo, esta vez a sus labios, puse mis labios en sus labios, comencé a besarlos, suave, tiernamente, hasta sentir que ella cedía, entonces comencé a meter mi lengua y ella soltó la suya y comenzó a besarme desaforadamente, empezó a meterme mano por donde podía, nos sacamos la blusa, el pantalón, y nos quedamos en calzón y brassier, nos fuimos a mi recámara, besándonos por el camino a ella, y nos tiramos en la cama, fue entonces que yo le saqué el brasier, y el calzón , hice lo mismo con los míos y comencé a besarla toda, sus tetas eran grandes, lindas, pasaba la punta de mi lengua por su pezón erecto y ella se revolvía en la cama, fui bajando, comencé a besar su vientre, y ella me ponía sus manos en mi cabeza, empujándola hacia abajo, abrió sus piernas, y prácticamente metió mi cabeza entre ellas, yo comencé a chupar, a chupar, a chupar, ella gemía y gemía, metía mi lengua en su vagina y sentía viscoso… pasaba mi lengua por su clítoris y sentía como se estremecía, comencé a meter un dedo en su vagina, la exploré, busqué sus puntos de placer, comencé a jalar humedad hacia su ano comencé a jugar ahí, ella solo me decía: así, así Lola, así, así Lola, le metí tres dedos en la vagina y comencé con el mete saca, sin cansarme, resbalaba completamente, estaba empapada, comencé a sentir como se contraía su vagina y teniendo los tres dedos adentro, los abrí, entonces ella pegó un grito de placer, se ve que le encantó. llegamos juntas al orgasmo sin yo tocarme, entonces le tocó su turno a ella, se ve que ella tenía mas experiencia que yo, me hizo llegar al orgasmo 5 veces más.

Desde entonces, siempre buscamos momentos para estar juntas, como pareja funcionamos muy bien, no hay celos, ella me tiene solo a mí, yo tengo a mi esposo y a ella, le cuento de mis aventuras con él y eso a ella le encanta.

Marcela … Que exitante conocerla , la noche avanzaba y mis deseos de darle amor aumentaban .
Había pasado más o menos una hora, tuve que encender el aire acondicionado, el calor era abrumante , que esperaba estába en un lugar caluroso ,alguna ocasión leí que este tipo de climas hace que las mujeres madure sexualmente pronto , cosa que de solo pensarlo me exitaba , porque de camino a la casa pude ver chicas prácticamente modelos , las medidas perdón, y con ropa muy sensual. Aunque debo admitir que Marcela tenía un cuerpo soñado , para su corta edad estaba muy buena , ahora entendía por qué sus compañeras la molestaban , no me extrañaba que incluso su maestra la haya dicho de cosas , y por supuesto que no era el único que había notado el crecimiento de ese hermoso trasero , aparte era una niña hermosa , en fin de pensar en tan solo su olor , la textura de su piel,  su calor, su voz , sus piernas alargadas y anchas , su cadera …. Me ponía como tronco el miembro , así que volví a ver las fotos que tome , ver mi verga insertada entre sus nalgas me exitaba más, recordar su calorcito en su hoyo , recuerdo haber pensado en bajarle su calzon y penetrarla , en fin …. Después de un rato me levanté al baño , que por fortuna pasaba por el cuarto de Marcela , supongo que ella también quiso ir al baño porque estaba su luz encendida y la puerta abierta , y el baño ocupado, asi que en mi adrenalina me metí a su cuarto, para su edad tenía todo muu ordenado , vi en el piso su ropa tirada, asi que supuse que por el calor se había puesto algo mas ligero, pero me llamo la atención su calzoncito tirado con su corpiño, era el que llevaba puesto, con dibujitos lo levanté rápido y como macho en celo  lo olfatee, me exito tanto, pero me detuve a pensar el porque su ropa estaba tirada en el suelo, acaso andara desnuda?

Mi corazón comenzó a acelerarse y mi pene se puso nuevamente como tronco , esa niña despertaba en mi una bestia que no conocía , de pronto escuché el sonido del retrete en el baño , así que rápidamente salí de ahí , me oculte en el pasillo y al salir del baño Marcela salió adormilada aún , solo llevaba una blusita larga que apenas y cubria su pelvis , y se marcaba su enorme trasero atraves de la tela , ese movimiento conocido que tienen las nalgas enormes al caminar y notarse en la ropa me exitaba bastante, por un momento mi mente me decía que me le abalanzara y me la cogiera ahí , pero tenía que controlarme era mi primer noche y no quería arruinarlo , así que en cuanto entro a su cuarto pase al baño, como era posible… Marcela despierta en mi a una bestia hambrienta de sexo , no me la podía quitar de la mente , me quedé un rato en el baño pensandola , y viendo las fotos de su delicioso trasero. Al final me sentía relajado pero permanecía mi erección así que pensé en jalarmela en el cuarto, sali del baño y note que sj puerta seguía entre abierta, me asome para ver si estaba ahí , al parecer estaba tan cansada que no cerró su puerta, en mi mente corría muchas ideas, la tenía para mí el resto de la noche , que hago? Me pregunte a mi mismo , mi instinto salvaje me insistió en entrar, así que como guepardo silencioso me acerque sigilosamente hasta su cama, estaba recostada boca abajo , se veía hermosa , su cuerpo su silueta se iluminaba tenuemente con la luz de la calle, y su trasero se veia mas enorme , y por sorpresa no llevaba nada de ropa, pude ver su rayita expuesta, como macho en busca de su hembra me acerque a su trasero, mi erección estaba fuertisima , se lo meto? Me pregunte, intentaba controlarme pero la adrenalina era demasiada, pero me retenia el hecho de saber que no llevaba mucho tiempo y si la hacía llorar en estos momentos, o la asustaba , pensé y si intento despertarla , así que le hable con voz baja , » Marce, Marce ,Marce estás bien?» , la moví un poco y no hizo ninguna señal de despertar, no quería desaprovechar mi erección quería y necesitaba descargarme , con los movimientos Marce volteo su cara hasta la orilla de la cama , sus labios se veían carnosos , y en mi mente cruzo que hace mucho no me la chupaban , así que decidí acercarle mi verga , a su boquita , me baje el short y se la pegue a los labios , ohhh que sensación tan exitante, de alguna manera se pegaba por instantes a la piel de sus labios , se veían carnosos y frondosos, asi que intente metérsela a la boca pero chocaba con sus dientes,  le hable nuevamente para cerciorarme que estuviera dormida, ella estaba en su sueño mas profundo, se me ocurrió meterle mas la verga pero sus dientes estaban apretados, asi que le tape la nariz por unos instantes, hasta que abrio la boca, mi pene se endurecio mas asi que lentamente comence a introducirlo , ohh apretaba sutilmente con su lengua y sus dientitos , hasta que apenas entro una cuarta parte de mi pene, su boca estaba muy llena de saliva, y comencé a moverme lentamente para no despertarla , en cada embestida sentia mas mojada mi verga, ohhh estaba en la gloria, una sensación única estaba experimentando, me sentia como una bestia cortejando a su hembra, a los poco minutos movio su cabeza y me retire rápidamente, me agache debajo de su cama esperando su reacción escuché solamente su boca como saboreaba  lo que había tenido dentro, de estaba apunto de venirme dentro, al poco rato giro su cabeza al lado contrario, rayos me dije a mi mismo ya perdi la oportunidad, en cambio continuaba erecto , no quería desaprovechar y necesitaba descargar tanta energía, me acerque a su culito y lo olfatee, el olor mas exitante de mi vida expedia su zona , me la continue jalando hasta el despues de un rato estaba por venirme y me vine en sus nalguitas, jamás había chorreado tanto, sus nalgas estaban empapadas,  el líquido se introducía en su rayita , y a la Luz su silueta se miraba super sensual , ella comenzó a moverse y me retire rápidamente, me sali del cuarto sin antes asomarme a ver su reacción…..

Hablaba pero no entendí lo que decía , de pronto ví que se tocó sus nalguitas percibiendo todo mi líquido , extrañada lo comenzó a oler , de inmediato se limpio , nuevamente se levantó y camino a la puerta me retire un poco más y en la oscuridad observaba a mi presa , siendo por unos instantes mía , se quito su blusa que también se había mojado, dejándome ver su hermoso cuerpo desnudo , una obra de arte , su pechito comenzando a modificarse , y su culito mojado por mi líquido , saco del ropero un vestidito delgado pero pegado al cuerpo , nuevamente se acercó a cerrar la puerta. El espectáculo había terminado, comprenderán la sensación que queda en el pene después de una adrenalina , y placer descomunal , me quedé satisfecho aunque la.verdad con hambre de su cuerpo , pero por el momento no bestia interior estaba satisfecha también, como un jaguar recién alimentando aun saboreandome a mi presa, me metí al cuarto,  estaba empapado de sudor y de la exitacion ni me había dado cuenta pero estaba que no cabia de felicidad ,mi Titan poco a poco comenzaba a bajar , cómo un guerrero regresando de la batalla, me ardia un poco la punta de haber chocado en sus dientes pero satisfecho de haber ganado la batalla, poco a poco comenzó a ganarme el sueño hasta que me quede dormido.

Horas después me desperté a eso de las 10 de la mañana , mi cuarto estaba abierto y comencé a darme cuenta que mi short a través de la abertura tenía mi pene fuera , me quedé sacado de onda ,estaba seguro que después de la acción había guardado al titán, me levanté comencé a buscar ropa que ponerme y salí.

Solo estaba mi prima que también se veía suculenta, con el pasar de los años se ponía más buena , usaba un short amarillo que se le metía también a su rayita , ahora entiendo de dónde heredó Marcela tan delicioso trasero , sonriendo me dijo te voy a dar de desayunar porque más tarde andaré muy ocupada en la cocina , enseguida le pregunté por Marce , me.respondio que no se encontraba, me entristecí un poco , a lo que ella me dijo , lo que pasa que quedó una de sus amigas en jugar con ella pero no tardarían así que pues le di permiso. Me quedé pensando en que habrá sentido al tener mi pene en su boca , y mi liquido en sus nalguitas,  me daba pendiente que le fuera a decir algo a mi prima , en fin le dije ah bueno y a qué hora llega , a lo que mi prima contesto que quería que fuera yo por ella en dos horas me.dio la dirección y las llaves de la camioneta, mientras daba la hora decidí limpiar un poco la.camioneta , mientras me.preguntaba como le habia hecho mi prima para tener este coche encontré uno de los trajes que le compré a Marce … Dije que curioso ahora que lo pienso no los bajo solo le dijo a mi prima que yo sé los había comprado.. en fin segui limpiando. Después de un rato casi era hora de ir por Marce decidí bañarme antes para ir por ella , quería lucir atractivo así que no quería fallarle me apure a cambiarme y salí rumbo a la dirección de mi hermosa dama , llegué a un residencial, muy lujoso así que al dar los datos llegué a la casa de la amiga de Marcela , al acercarme a la puerta ví a Marcela a lo lejos jugando con otra niña , Marce llevaba una faldita corta que dejaba ver sus ricas nalgas

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INTRO: Explicaremos el proceso por el cual tuvimos que pasar para poder llegar a tener nuestra parejita perfecta de hijos, y también el acuerdo entre nosotros para en un futuro cercano enseñarles a ser nuestros amantes sexuales..
Hola, mi nombre es ###### pero pueden llamarme «Papá X» y usaré como mi icono de identificación: «🧔🏻». Tengo 39 años, casado por civil y dueño de negocios.

Hola qué tal, yo soy ######## pero prefiero que me llamen «Mamá X» y mi icono de identificación será: «👩🏻». Y yo tengo 35 años, soy ama de casa y en ocasiones ayudo en los negocios de mi esposo.

🧔🏻: Desde que me casé con Mamá X el sexo fue nuestra prioridad. Probamos y experimentamos con lo que pudimos para darnos el placer máximo.

👩🏻: Es verdad, incluso los juegos de rol con outfit incluido, más los dildos y demás juguetes fueron nuestras principales distracciones.

🧔🏻: Si, y sobre todo los dildos vibradores. Pero llegó un momento en donde nuestros fetiches ya no nos satisfacían del todo. Y fue en una noche de copas donde expresamos nuestros más oscuros fetiches, lo extraño fue que compartíamos el mismo gusto, cuéntalo cariño.

👩🏻: Así es, de cierta manera ambos deseábamos el amor prohibido, aquello que cruza los límites de la moral y el respeto. Esa noche hicimos el amor imaginando ser amados por nuestros propios hijos.

🧔🏻: Y nos referimos al amor incestuoso.

👩🏻: Desde jovencita tenía un impulso extraño con los niños. Me excitaba ver a mis amigas, primas y tías amamantándo a sus bebés, abrazarlos y comerlos a besos. Terminaba mojada al tener en mis rodillas a mis sobrinitos e indirectamente los abrazaba frotando mis pechos sobre su carita.

🧔🏻: De igual manera, siempre me gustaron las niñas desde mis 20s. Era mi mayor fantasía poder tener la oportunidad de manipular y enseñar a una niña pequeña el arte del sexo. Así que al día siguiente nos sentamos a hablar seriamente sobre aquel turbio tema. Llegando así a tomar la maravillosa decisión de tener hijos para someterlos a sesiones lascivas con sus propios padres desde muy niños.

👩🏻: Me costó aceptar la idea de llevarlo a cabo, pero estábamos dispuestos a hacerlo una realidad. Pero queríamos niños preciosos, y una parejita.

🧔🏻: Un niño para Mamá X, y una niña para mí.

👩🏻: El mayor sería varón, y luego de dos años tendríamos a nuestra niña.

🧔🏻: Para que cuando nuestro hijo tuviera 5 años, y nuestra hija 3, empezar a la misma vez nuestras lecciones amorosas con ellos.

👩🏻: Era una idea muy loca, pero podíamos hacerlo, la cuestión era tener los genes adecuados para tener hijos bellos y hermosos. Y sólo había una forma de lograrlo ¿verdad amor?

🧔🏻: La única manera de lograr tener hijos hermosos era ir a un banco de óvulos y esperma. Y fue así como Mamá X adquirió el esperma de un donante alemán, de cromosoma «‘y»‘, de un hombre alto, fornido, de ojos azules, cabello rubio y blanco como la leche. Y a través de la inseminación artificial y asistida, logró quedar embarazada de nuestro primer hijo.

👩🏻: Fue un embarazo sin problemas, sentir crecer a mi hijo fue la mejor de las experiencias, sin olvidar el genial sexo que Papá X me daba aún con mi barriga grande. Nuestro hijo nació hermoso, con todos los rasgos del esperma de su padre. Y al cabo de 2 años, estaba lista para el siguiente paso.

🧔🏻: Esta vez tocaría tener a mi princesa, para ello el proceso fué un poco más complicado, fuí al banco de óvulos y logré adquirir uno de una mujer de Islandia. Cuyos rasgos era los siguientes: Piel blanca, alta y de contextura normal, pecosa, de ojos verdes y pelirroja. Con mi esperma «‘x»‘ inseminado con aquél óvulo, tocaba implantarlo en el vientre de Mamá X, así al estilo de una gestación subrogada, logró quedar embarazada de una niña. Prácticamente ella puso su vientre para que se desarrolle mi hija.

👩🏻: Aquel embarazo no fué tan sencillo como el anterior, aunque no sería de mi sangre, era mi hija, la cual la recibimos con mucho amor y cariño también. De esta manera logramos tener nuestros hijos hermosos.

🧔🏻: En sus primeros años no hicimos nada con ellos aún, había que cuidarlos y alimentarlos muy bien, para que crezcan sanos y fuertes. Pero cuando ya Mateo tenía 5 añitos, y Mónica 3 añitos, había llegado el momento de iniciarlos en el sexo. Para ello tuvimos que hacer un cronograma de pasos para cada uno. Explica un poco sobre eso Mamá X.

👩🏻: Yo me encargaría de Mateo, y Papá X de Mónica. Tendríamos de lunes a viernes para empezar las sesiones en parejas pero en privado. Y ya los fines de semana, hacerlo estando juntos para que se vayan acostumbrando, y aprendan que es normal hacerlo en familia.

🧔🏻: Fué así como estábamos listos para hacer realidad nuestros fetiches más oscuros. A los 3 añitos mi niña ya estaba lista para empezar a sentir las caricias en su cuerpecito. En la próxima publicación, relataré el método que hice en la primera semana.

👩🏻: De igual manera, me tocará relatar después las sesiones con mi hijo Mateo, para terminar describiendo nuestro primer fin de semana juntos.

🧔🏻: Otro punto importante es que después de que nació nuestra hija, Mamá X se ligó las trompas, y yo me hice la vasectomía, así ya no tendríamos problemas de tener otro hijo nunca más y poder disfrutar del sexo sin tabú y miedo con nuestros propios hijos. Espero disfruten de nuestras experiencias incestuosas. Con paciencia…

👩🏻: Y mucho cariño…

🧔🏻👩🏻: Enseñaremos a nuestros hijos a convertirse en nuestros amantes.

Continuará…

    En esa época vivía literalmente de mi cuerpo. Tenía 25, entre los 18 y hasta los 24 años había tenido varios trabajos inestables y mal pagados que a duras penas me permitían solventar una pieza en un sector periférico de la capital, y cubrir mis gastos básicos. De ahí en adelante, mi vida dio un giro inesperado, cuando conocí a la que sería mi futura Jefa.

    Para entonces, venir desde el Sur a la Gran Ciudad en búsqueda de independencia y mejores oportunidades parecía un sueño inalcanzable. Trabajaba 10 horas diarias y gastaba 3 movilizándome, llegaba rendida solo a dormir, para volver a la rutina al día siguiente.

    Lo único bueno de esos tiempos eran los fines de semana, en qué salía de rumba intensa tanto como podía, en un sector lindo de la ciudad, al que llegamos porque uno de los clientes del lugar de trabajo de mi amiga era el barman del recinto y nos hizo el contacto para los pases. Ahí el dinero no era problema porque nos dejaban entrar gratis, siempre alguien nos invitaba a mi amiga y a mí los tragos, y a veces hasta nos invitaban a comer, lo que agradecíamos con bailes y coqueteos al o los galanes de turno, que jamás pasaban de un par de noches en el menor de los casos. Esa era la ventaja de ser jóvenes y tener un cuerpo muy deseable, además, teníamos cara de niñas buenas.

    No buscábamos compromisos, solo fiesta y de la buena, y a veces también un polvo entretenido, o más de uno. Todo dependía de la noche.

    Un día mi amiga de rumba me falló, pero yo quise salir igual porque necesitaba sacarme el peso de la semana del cuerpo. Sabía que me irían bien esa noche, iba con un vestido negro, corto y ceñido, tacos altos y el pelo me caí natural hasta los hombros.

    El guardia del lugar me dió dos besos y un repaso visual antes de dejarme entrar y me dijo que estaba preciosa. Me preguntó por mi amiga, ya que era su eterno enamorado, y se quedó enviando un wsp para saludarla mientras yo entraba al antro.

    El lugar estaba aún con poca gente porque era temprano. Me senté en la barra a mirar el ambiente y dos puestos más allá había una chica a la que ubicaba de vista. Era guapísima y siempre estaba arreglada perfecto y acompañada de algún tipo que la miraba con cara de querer morderla. La había visto bailar y se sabía mover bien, pero sobre todo, sabía causar expectación; además, tenía un encanto natural, cuando nos topábamos en el baño siempre intercambiamos un par de frases de cortesía y ella elogiaba algo de nosotras, dejándonos embelesadas con su simpatía y su perfume caro. Debía tener varios años más que yo y se sabía hembra alfa, con mi amiga la habíamos apodado, a sus espaldas, “la Diva buena onda”.

    La Diva me vió sola y se acercó sonriente a mí ; nuestro amigo el Bartender le alcanzó una copa y ella le pidió otra igual, que me extendió amigable.

    Yo estaba especialmente deshinibida y locuaz, posiblemente porque lo que tomaba tenía un grado alcohólico mucho más alto a lo que acostumbraba. Ella me repasaba con la mirada y de vez en cuando me tocaba las piernas o la cintura, pero no era algo hot, sino más bien como si me estuviera examinando. El barman nos miraba divertido y no paraba de servirnos copas.

    La charla partió en los lugares comunes y luego del tercer trago, y haber rechazado a un par de tipos que se nos acercaban, la Diva sabía toda mi vida, mis aventuras y desventuras en la Gran Cuidad y los sueños que no lograba alcanzar, la cantidad de novios que había tenido y los mejores polvos que me había echado en mis activos 24 años, creo que hasta le comenté que nada me quedaba virgen a esa altura, que había probado con chicas, y que era muy cachonda en general, hasta tenía un vibrador y un dildo en mi pieza; de ella yo solo sabía su nombre y qué trago le gustaba tomar.

    De pronto se acercó un tipo de unos 55 años, pelo cano y de metro setenta y saludó efusivamente a La Diva, la que le respondió coqueta con un beso cerca de los labios y dejando la mano en su hombro. Él me miró, me saludó con un beso, se presentó y me preguntó si quería tomar algo, a lo que le pedí otro igual. Le dijo un par de cosas al oído a mi compañera casual de juerga, ella se rió y le contestó con un “tal vez sea posible, pero te contesto luego”, despachándolo en pocos minutos.

    Luego ella regresó su atención a mí y fue directo al grano, ya era tarde para andarse con rodeos porque el lugar estaba lleno. Me dijo que el tipo que me había invitado el trago era su cliente habitual y que ella era scort, que el chico quería un trío conmigo y que pagaba bien por ello. Me ofreció por un par de horas lo mismo que yo ganaba en una semana de trabajo, y me dijo que si lo hacía bien, me tomaría con ella para otros tríos y compañías.

    Fue clara, precisa y directa y yo escuché atenta e interesada, como si una luz de esperanza me abriera la posibilidad de tomar un camino menos monótono y más fructífero dentro de la Ciudad. Me relató qué es lo que usualmente le pedían sus clientes y cuánto cobrara; me indicó que si entraba al juego, ella se quedaría con un porcentaje de lo que recibiera, pues tenía los contactos, el lugar para concretar, y me iba a estar constantemente asesorando, lo que me pareció razonable y justo. Era un trabajo y así lo vivía ella; se arreglaba para venderse, se ejercitaba, se vestía y se maquillaba para valer el dinero que cobrara, que no era poco. El dinero era bueno pero no siempre era fácil, y no fue nada sutil al decirme que para este trabajo no había que tener asco ni vergüenza.. Se cuidaba con preservativos y algún método adicional y nunca lo hacía a pelo, por salud.

    No se si fue el exceso de tragos o la emoción del dinero, pero le dije que sí de inmediato. Ella me tomó de la mano, me llevó a la pista de baile y nos movimos sensuales pegadas una a la otra. Se acercó su amigo de pelo cano y ella le dijo algo al oído (creo que el precio), el hizo un gesto afirmativo y me tomó de la cintura para bailar pegados cual si fuésemos pareja habitual; la Diva seguía bailando sexy pero guardando respetable distancia, y rechazando a todos los otros que se acercaban a invitarla.

    Bailamos un rato más los tres y aunque todos sabíamos cómo iba a terminar eso, nadie tenía apuro ni se comportó fuera de lugar. A la vista de todos, éramos tres amigos bailando felices y relajados; o bien, un tipo con mucha suerte bailando con dos mujeres de infarto, una de las cuales podía ser su novia, su amante o su Sugar Baby.

    Pasada la media noche nos marchamos al departamento de La Diva, muy cerca de la Disco. Era amplio,acogedor, estaba decorado con buen gusto y la cama era de las más grandes que yo había visto.

    Ella fue por unas botellas de agua mientras él, de frente a mí, me acariciaba el pelo, la cintura y las caderas de pie. Cuando regresó, se unió al juego, poniéndose detrás de él y acariciándolo al tiempo que le abría los botones de la camisa y lo desvestía.

    El perfume de ese hombre me encantó, así que me acerqué a su cuello a olerlo y aproveché de lamerlo, pero de pronto mi boca se topó con la de ella y nos enredamos en un beso sobre el hombro de nuestro cliente. Él me fue sacando mi vestido y me dejó en lencería y tacos, y la Diva me recorrió con sus manos suaves.

    Luego le sacó la ropa a ella y pude notar la complicidad de su juego, como asimismo su cuerpo perfecto. Era claro que se conocían los gustos y el ritmo, y ella se encargó de dejarlo a mil en pocos minutos, mientras yo -ahora parada detrás de él- no paraba de acariciarlo.

    Nos pidió a ambas que jugáramos en la cama mientras él nos observaba, y mientras nos comíamos a besos y nos metíamos mano, pude ver de reojo cómo se tocaba. La Diva era hembra alfa también en la cama, así que tomó la iniciativa y me lamío el cuerpo completo, para luego montar un 69 dejándome aprisionada debajo de su cuerpo, para el deleite de mi primer cliente, que le pasaba la mano por la espalda y de vez en cuando le daba unas nalgadas que hacían que su sexo se enterrara más en mi cara.

    El tipo comenzó a hablar, a decirnos cosas calientes, a decirme al oído lo rico que se veía todo eso y lo buena que estaba yo, en cómo se fijó en mí desde que me vió esa noche. Yo me sentí increíble, ultra deseada, porque me estaba prefiriendo a mí sobre la Diva en ese instante. Sin deshacer del todo el 69, buscó mi cabeza, tomó mi pelo fuerte e hizo que ella levantara su cara de mi cara, para darle espacio a su polla dura, la que metió a mi boca de golpe. Mientras me hacia una forzada garganta profunda jugaba con ella, metiéndole y sacandole los dedos de su sexo y se culo, que yo había dejado mojados con mi boca unos segundos antes..

    Cuando estuvo satisfecho de mi felación, agarró un preservativo, se lo enfundó e hizo un par de movimientos estratégicos, que devolvieron ese coño hasta mi boca, al mismo tiempo que él la penetraba anal. Ella respondió a todo ese estímulo enterrando su boca, sus dedos y su lengua en mi sexo y mi botón de placer, logrando llevarme en minutos al punto máximo en que reventé por lo inesperado de todo este juego.

    Mi gritos no se oyeron, pero el temblor de mi cuerpo y el movimiento de mi pelvis me delató. Él apuró el tranco y la hizo acabar, momentos antes de venirse él también. Todo sucedió en cuestión de minutos y yo quedé sonriente y agotada, con el mejor orgasmo conocido hasta entonces.

    Terminé la noche durmiendo entre ambos,y con ganas de repetir una aventura así con mi nueva Jefa o con otro maduro como ese.

    Solo les adelantaré que con el segundo cliente mi nueva Jefa me advirtió que iba a ser mucho más rudo y que aprendería lo que era ser realmente sometida en la cama, y que me pagaría incluso más que la primera vez. Mi ojos brillaron, no sé si por el elevado monto que dijo, o por que esa era mi fantasía incumplida.

    Resignada a que no podría arrancar del deseo que sentía por aquel hombre y aburrida de la rutina he decidido cortar todo laso que me retenga y apague la llama que hace un tiempo encendieron en mi interior.

    No tengo como justificar que él tenga su familia formada y que lleve tantos años con su compañera, solo sé que el hormigueo entre mis piernas lo llama a diario y que nunca he gozado mas de la pasión como lo hago en sus brazos. Nunca he mojado más mi pantalón que al sentir su voz ronca en mi oído y esas ganas de querer subirme en su regazo sin importar la hora y el lugar. El calor que provoca en la mañana al notar su miembro duro presionando contra su ropa y el deseo de tenerlo en mi interior a penas baja de su auto. El solo recuerdo de su pene erecto entrando en mi interior me moja por completo y me hace extrañarlo aun sabiendo que está a un piso de distancia. Que si pudiéramos estaríamos besándonos y acariciándonos, entre gemidos y respiraciones agitadas.

    En estos momentos sentada en mi puesto con mis compañeros de trabajo ensimismados solo pienso en subir ese piso, acercarme gateando a su puesto y por debajo de la mesa acariciar y morder encima de su ropa hasta sentir su erección; desabrochar su pantalón, bajar su ropa interior y acariciar su miembro con ambas manos; de arriba hacia abajo; de un lado a otro, Notando como se endurece y moja ante mí. Se me hace agua la boca de pensar en que podría darle pequeños besos y rozar mis labios en su glande lentamente hasta sentir sus palpitaciones. Me humedece pensar en su rostro al pasar mi lengua desde el inicio de su grueso miembro hasta su caliente punta; de imaginar cómo me quemarían sus ojos ardientes al tenerlo todo en mi boca y al succionar lentamente. Cuanto daría por poder devorarlo como todo un festín, aprovechar la lubricación para tomarlo entre mis manos mientras mi boca lo retiene y mi lengua recorre centímetro a centímetro. De seguro su instinto dominante lo gobernaría y tomaría mi cabeza para penetrar mi boca de la forma más bestial que se le permitiera. No cabe duda que profundizaría sus embestidas y aumentaría el ritmo hasta correrse en mi interior no dejando otra opción más que devorar toda su excitación.

    Si de mí dependiera me sentaría encima de él y le ofrecería mis pezones para que los devoré, para endurecerlos solo como él puede. Feliz llevaría su mano a mi entrepierna reclamando esos movimientos circulares que me hacen vibrar, deseando sentirlo en mi interior y mordiendo su hombro para contener los gritos, mis caderas se moverían por si solas y buscarían profundizar aún más el roce entre su piel y la mía. Me correría en sus manos y ahogaría mis gemidos en sus labios. Con las mejillas rojas y la ropa a medio arregla volvería a mi puesto a pretender que continuo con mi trabajo con las palpitaciones en la entrepiernas que no me permiten olvidarme de ese hombre que enciende mi interior y quema todo a su alrededor.

    Tan pronto llegamos a casa de los Clay, nos saludamos calidamente y Clear se apresto de inmediato, visiblemente exitada ya, a llevarnos a la sala y alli mismo me pidio le ayudara a encuerar a Allan, mi esposo.

    Allan ya estaba en antecedentes de lo que ocurriria esa noche, despues de una anterior en que habia venido sola a un bacanal aqui mismo.

    ‘Si quieres CBD hay en el buro en el cuarto frente al mio, toma lo que necesites, alli hay ropita sexi para ti…aunque no creo que la necesites cone se cuerpaso” me dijo Clear.

    Fie entonces a dicha habitacion, encontre el CBD y despues de quitarme el vestido. Ajn con las poantaletas puestas me puse generosamente CBD en los labios externos e internos,a si como en el clitoris. Era una sensacion agradable y calida.

    Deje todos los sexi trapitos y los puse sobre la silla a un lado del buro. Y me desnude por completo patra recostarme de lado viendome de frente en el espejo a un lado de la cama.

    Pase me idedo por el clitoris y comence a sentir que el CBD comenzaba a hacer su trabajo Aunque esta no era la primera vez que usaba este aceite, ya que la semana anterior me habia puesto algunas gotas sobre el clitoris mientras veia a Ike cogerse a una tipa en un trio con el esposo de ella. La idea era masturbarme mientras estaba de mirona.

    Recuordaba en ese momento cuando justo me ponia la mano sobre mi concha cuando por detras llego Mario, el socio de Ike, y me froto la ralla de las nalgas con su pene erecto junto a jun saludo susurrado en el oido, lo que me exito un poco.

    Mientras pensaba en esa situacion, me iba acomodando para quedar de lado, y verme por completo desnuda como unja diosa, dando la espalda a la puerta y mirando de frente a aquel espejo donde me veia como alguien que aun levanta, como dice Allan, vergas.

    Estaba recordando la manoseada que nos dimos, Mario y yo, en aquella ocacion en una salita cerca de los cuartos, sin que llegaramos a la penetracion, y no por no quererla, yo ya habria abierto las piernas, y afojado el mastique como dice Allan, pero Laura, la esposa de Mar io interrumpio todo, pero igual, a la mera y me coge otro dia, se le sentia sabrosa la verga.

    Estaba en eso cuando al escuchar un casi imperceptible sonido de ropa deslisandose por un cuerpo, me di cuenta que tras de mi, Ike se estaba quitando los boxers y mostraba un pene preciosamente erguido…monumental falo que mi vagina comenzaba a requerir ya sumida por completo bajo el efecto del CBD.

    Ninguno de los dos expresamos palabra alguna, por mi cuenta, yo segui de lado gosando mi desnudes enmarcada en la redondes de mis pechos y la suculenta porcion entumecida y empapada en licores vaginales, estaba cachondamente hirbiendo. La presencia de Ike con ese mosquete en alto me exito aun mas.

    Ike llego por detras de mi, me dio un breve beso en el cuello, que luego se convirtio en chupete. Senti como su mano buscaba primero mi cintura, para reocrrer despues la caadera y subir acariciando la nalga cuan redonda y prominente es, para luego continuar acariciando la espalda camino arriba.

    Yo seguia sin hacer movimiento alguno, ni expresar nada en lo absoluto, simplemente me entregue a las caricias entregada y espetrando por lo que vendria despues. Era una manera de recordar otras ocacions romanticas que la hacian sentir a una apreciada, deseada yy unica para ser poseida.

    Cuando su mano busco meterse por debajo de mi brazo para alcanzar mis pechos, hice mi primer movimiento moviendo mi cadera en busca del pene de Ike para que este chocara con mis nalgas.

    Cuando logre hacer el contacto, deje que su mano, que aun buscaba el perfil para posarse en mis tetas, ya llenas de sangre por la excitacion, se hiciera de ellas y jugara placenteramente. Entonces me decidi por jalar una de mis nalgas hacia arriba, abriendo asi un espacio de manera que la pija de Ike comenzara a rosar mi ano. Hmmm que prometedora noche me esperaba.

    Ike entendio la intencion de mi maniobra y comenso a friccioar su falo sobre la carnosidad de mi esfinter, lo que agradeci dandole empujoncitos cuando el me resbalaba su verga sobre el culo.

    Yo difrutaba la vista de sus manos retosando en mis senos, y la forma cadensiosa en que nos moviamos los dos entre pene, nalgas y culo.

    Llegue entonces a sentir esa baba que denota exitacion extrema en los hombres, que de echo me gusta saborear pues es mas dulsona que la eyaculacion total que no me place. Prefiero esos chorros en su casita, o bien dnetro del culo, pero no en mi boca.

    Eso Allan lo tenia muy claro y cuando le mamo la verga el me anticipa la eyaculacion ,para entonces dejar de chuparsela para dejarlo decansar un poco y luego seguir cogiendo.

    Pero igual eso no tenia nada que ver entocnes.

    Habrian pasado tal vez 10 minutos, tal vez on poco mas, Ike se medio incorporo y me volteo boca arriba con fuerza, no dandome oportunidad a oponerme a su deseo, por lo que mis senos quedaron como dormidos sobre mi pecho.

    Ike agarrando el mas lejano a el lo apretujo, lo amazo y lo acaricio hasta llegar al peson dandole pelliscos en forma delicada. Yo por mi parte me atore en su pija acariciandole el glande y de vez en cuando jalandosela brevemente.

    Entonces se me antojo ver la reaccion de Ike al jalarle la pija y sobarle los huevos, por lo que me puse de lado, mejorando la vista de mis tetas frente a ike, que no les quitaba el ojo mientras acariciaba uno de los cantaros mielosos de mis senos.

    Asi permanecimos un rato, hasta que la mano de Ike comenzo el viaja hacia abajo y lo veia como dirigia su vista, a pesar de estar tan cerca uno del otro, hacia el triangulito de pelambre recortado de mi monte pubico.

    Viviendo ese viaje, deje de agarrarle pene y testiculos y llevando un poco mi torso hacia atras, permiti que una de mis piernas se doblara dejando abierta la gruta entre mis piernas, donde ya los dedos de Ike exploraban la frontera de los labios y la tersura de mi clitoris ya erecto.

    Fue una delicia de caricias la que me dio Ike, justo ese fue ese el momento en el que dije: “Hola Ike”, a lo que el me contesto con una sonrisa, sin dejar de ver mi pierna abierta sobre la rodilla de la otra: “Hola Loan, Que bien estas” y termino con un gemido de placer que me adulo.

    Ike me siguia frotando el clitoris cuando le pregunte: “Viste a Clear y a Allan?

    “Si estan cogiendo en la sala, Clear se la esta pasando super ensartada por tu esposo” me dijo llevando la mano mojada en el elixir vaginal rumbo a mis nalgas, y juntandose a mi, casi chocando pubis con pubis, descubrio con su dedo mi culo escondido entre ambas nalgas. Le ayude, o me ayude yo misma, jalando ambas, ahora de par en par, mientras me volteaba bocabajo.

    “Es esto lo que buscabas” , le pregunte mientras volteaba mi cara frente al espejo a fin de gozar visiual y sensualmente la maniobra.

    “Me encanta tu culo” me dijo entrecortado. “Estas cogiblemente fenomenal” siguio deleitandose tactil y visualmente de mi ano abierto y palpitante.

    Cuando Ike se incorporo, sentandose a mi lado, para luego ponerse de rodillas sobre la cama, y al notar que su verga no estaba a mi vista, abri las piernas, subi con cadencia mis caderas una y otra vez, mirando como ponia atencion Ike sobre el movimiento.

    Ike se incorporo mas y se movio hacia el lado de la piesera de la cama, me tomo de losmtobillos y los jalo con fuerza y agilidad, respondiendo yo doblando las rodillas para quedar sensualmente acomodada de perrito a la merced de su pija.

    “Metela en su casita Ike, ya habra tiempo para que me la metas por atras” le dije sobandome una de las nalgas.

    Cuando estaba por hacerme de uno de los almohadones para reca=rgar mi torso en el mientras me ;cogie Ike, El me tomo de la orquilla de las caderas y me jalo hacia el, llendo su pija por encima de la ralla de mis nalgas.

    “A donde vas chiquita” me dijo afectivamente mientras daba unos pasones de pene sobre mi rajada posterior.

    Su verga no tardo en entrar dando eumpujoncitos temerosos dentro de mi pucha, primero el glande coqueteo con mis labios, Ike los abrio uno a uno y dejo que el galnde se regocijara en las miel;es de su panocha. Despues de eso dio metiditas explorativas hasta ir introduciendo todo el fierro ardiente en mi ya inundada pucha y el empujar de su palo, de lleno y completo hasta topar con mio utero.

    Alli lo dejo un poquito, empujando un poco mas cada unos 5 segundos. Lo que me entusiasmaba, aunque al principio senti algo de incomodidad, mas que de dolor, pero bueno tenia mucho de no mcoger y crei que era normal por ello.

    “Tengo meses, casi anos sin coger” le dije, “y meduele un poquito” le dije un gtanto lastimeramente.

    “Esta bien, no te la voy a clavar hasta el tope, pero te voy a dar con mas fuerza y velocidad…VA?”

    ”Tu dices…dale pues” agregue.

    “Te pusiste los aceites de mariguana? Me pregunto.

    “Por eso estoy asi de caliente y inundada en mieles” agregue mientras me di una nalgada como indicandole que dejara de hablar y me la dejara ir como propuso.

    Me tomo por las caderas, y comenso a atraerme cada vez que empujaba su pija en my recoveco.

    El ritmo comenzo a acrecentarse, lo miraba de lado mientras me perforaba y veia como mis nalgas se movian ritmicamente ante el impetu de la generosidad de sus arremetidas y empujones.

    En un momento, senti como con sus manos me apretaba las nalgas, casi como rasguno, yo le respingaba las caderas en busqueda de otro tipo de movimientos de el ya que nunca me han gustado esos apretones como los que Ike me estaba dando.

    AL retomar el control vi como con curiosidad infantil miraba como mis membranas vaginales saliad cuando me sacaba la verga y como mi cuerpo viajaba al frente cuandio me la metia. El gozaba indudablemente viendo como mis chichis se balanceaban, daban medios giros y chocaban una cion otra con un explendidfo y sonoro chasquido de las generosas carnes de mis pechos saltones.

    Ahoera que para sentir mas su verga viajar por mis adentros, deje que mi cuerpo descansara en mis antebrasos, quedando mis pesones apenas posados sobre el acolchado de la cama. El rosar de ellos contra la tela me trajo una sensacion que no conocia, un placer contendido que me entumecia los hombros y el cuello y comence a resoplar, augurio de un orgasmo, mismo que siguio a la corrida de Ike dentro de mi canal vaginal.

    Los dos explotamos casi al mismo tiempo, yo siguiendo su encorbada maniobra y el gemido seguido por respiracion acelerada.

    “Hay muchachita, me sacaste toda la leche con esta cogida” me dijo cortesmente agregando ademas: “Me encanto que te fueras al mismo tiempo que yo”. Y dicho eso se ensalibo el dedo y lo puso firme sobre mi culo, metiendo el pulgar cuando hondo pudo, haciendome respingar mas por la sorpresa que por negacion tal vez.

    “Meteme la lengua por atras” le dije.

    “Por el culo? Me pregunto

    “si, por alli” le conteste

    “dimelo con las palabras correctas” asevero.

    “Ya, andale” casi le suplique.

    “Na nai, asi no, aunque me muero de ganas de hacerlo/

    “Ya, meteme la lengua por alli”

    “Dilo, simplemente dilo” e hizo una pausa. “Ike, metemela lengua por el culo” y yo me lo cmo todito.

    “Bien poues, meteme la lengua por el culo” ya un tanto “molesta”

    “Asi esta mejor, lo que quieras de mi me lo pides con su nombre y te lo doy…VA?

    “Mi culo espera!” le dije en forma cortante.

    Y de inmediato se acomodo a orcajadas dentras de mi, abrio ambas nalgas el mismo y me comenzo a limpiar alrededor con su lengua, dejandome el ano ensalibado por fuera.

    Luego me agarre yo las nalgas, las abri cuanto pude, como si me fuera a meter su verga, y le pedi de nuevo que me la metiera.

    Goce por varios minutos las incurciones de su lengua rasposita, la saliba que la envolvia iba lubricando ,mi ano para mas adelante.

    De pronto decidi irme al frente, y poniendome de rodillas, con las piernas abiertas, frente a el le pedi se acomodara boca arriba para montarlo, me encana esa faena, Allan la disfruta a mil y era muy frecuente que lo hicieramos asi, yo por mi parte veia como mis tetas iban y venian oscilando de arriba a abajo golpetenado my abdomen y chasqueando al viento al subir y bajar enfundando su verga en mi abertura vaginal.

    De pronmto vi como si estiviera a pjnto de irse de nuevo Ike y hyo realmente no estaba dispuesta a que eso pasara, no aun. Por ello deje de montarlo y llendo al frente, descansando mis pechos en su torso comence a subir y bajar la cadera, dejando asi que el movimiento hiciera de la cogida algo mas intimo y cercanamente apegados el uno al otro.

    Ike me quiso besar, pero yo no le di jalon haciendo que el ritmo de mi subida y bajada de cadera hiciera que su verga entrara y saliera de su cuevita con mas rigides y me aprete a su torso escondiendo mi cara entre su cuello y la cama subiendo y bajando las nalgas comiendome su verga en la oquedad de mi vagina.

    Qaue rica maniobra resultaba cjuando me corri deliciosamente mienytras me amazaba el las nalgas, quieriendo alcanzar de nuevo mi trasero para escudrinar en sus deliciosas honduras.

    Como una descarga electrica me tumbo de lado el orgasmo y quede con las piernas cerradas, cada musculo tensado, y sobandome el beintre bajo termine la corrida con gemidos y estertores que poresencio Ike a mi lado.

    “Woooohhhh, que manera de irte…me exitas Loan” susurro a mi lado como si quisiera que guardaramos el secreto de su sentir.

    “Cuando volvi en mi de nuevo, ya relajada me puse de lado, dejando que mis senos calleran de lado atraidos por la fuerza de gravedad, y mirando directamente a Ike le propuse ir a ver como se estaban cogiendo Allan y clear, lo que le parecio oportunamente cachondo.

    En fin, llegamos a la barra de la cocina, frente a donde Allan se cogia a Clear sabrosamente, mientras Ike posado tras de mi, me abrio de piernas, me aparto un poco de la barra, me pidio respingara las nalgas y tanteando mi oquedad con sus dedos, se aseguro de separar los labios externos e internos para acomodarme el glande y comenzar de nuevo a penetrarme tomando con ambas manos mis chichis en tanto me perforaba ritmicamente la pucha, que aun sentia la placentera sensacion del ultimo orgasmo, lo que mi cuerpo agradecio respingando aun mas mis caderas, haciendo asi mas facil que Ike me empujara duro la verga en mi. panocha.

    Me cogia con dedicada atencion, mirando como se estremecian mis nalgas al meterme su verga para luego ver las oscilantes tetas cuandom me la sacaba. Y estas sumidas en las manos de Ike appretujandolas con delicadesa y rosando de vez en vez mis pesones, que antes habian gozado la fricion de la tela de la colcha de la cama. Ahora eran sus dedos los que me producian ese placer acrecentado.

    En dado momento, cuando Allan le saco la verga a Clear, quien estaba gritando de placer tras un orgasmo que Allan disfruto ver, el siempre se sintio campeon cjuando yo me iba, y lo agradecia afectivamente volviendome a coger.

    Pero esta vez Ike interrumpio la costumbre de Allan al preguntarle: “Cuando nos cogemos a la Loan? Ya quiero metersela por el culo, no se tu que dices” y espero respuesta dejando el mete saca interrumpido, aunque toda la choncla de su falo estaba apretujada hasta el fondo de mi vagina.

    “Ustedes dicen. Yo, encantado y listo” asevero Allan tomando una toallita para limpiarse las mieles de la panocha de Clear, que aun se estremecia en tensiones y retorcidas.

    “Vamos pues” dijo Clear. “Yo me hago una chaqueta para no quedarme atras y quedar a la espera de lo que me toque.

    Y asi, sin mas, nos fuimos directo al cuarto de ellos, Allan para pronto se recosto con jun almohadon a la altura de los hombros, en tanto yo me disponia a montarlo mientras Ike se aprestaba a preparar mi ano para que me penetrara por la parte posterior en mi primer trio, Fantasia de Allan y mia de tiempo atras.

    Galope sobre la pija de Allan, ensartandome en el y subiendo y bajando mis caderas para quedar empalada mientras mis pechos abrazaban a mi esposo querido, aunque el deseado en ese momento era el palo de Ike en mi culo.

    Cuando al fin estuvo listo Ike, me levanto las caderas con un ademan, dejo mis pechos flotando sobre el torso de Allan y a la mirada perversa de Clear al ver a su esposo gozarse con mi humanidad.

    Con el pulgas husmeo entre las carnes escondidas bajo las nalgas, justo a la mitad de la ralla que las separa. Con las mieles de mi pucha aun humedas en su pene me unto el culo y lo masageo hasta que fue abriendose poco a poco.

    “Puja tantito” me pidio Ike. Y puje sintiendo como entraba su pulgar mieloso en la oecuridad del ana.

    “Te voy a meter nada mas la cabeza” me fue instruyendo, “cuando sientas que la cabeza se posa en tu culo puja para que yo empouje cuando abres el hoyo”.

    Justo cuando senti que recargo el glande esobre el ano, puje, notandolo el en los musculos alrededor de mi cadera, donde habia puesto sus manos para controlar toda maniobra durante el trio.

    “Puja otra Vez muchachita para dejarte ir poco a poco la verga, que vas a sentir entrar y no vas a querer que te deje de nuevo.” y luego de esto solo dijo “Ahora!” y antes de que yo pujara el me metio media estocada y en cuanto sintio mi pujido me la dejo ir hasta adentro haciendome que me encorbara un poco.

    “Muy bien, ya esta adentro”, tomando un respiro, continuo: “Ahora solo es cosa de que la comience a mover hasta que me pidas que te la de dura y hasta adentro”.

    Y bien dicho comenzo a ir de menos a mas dejandome cada momento una sensacion de lleno completo a cada metida.

    Yo estimo que estaba metiendomela y sacandomela unas 300 veces por minuto, los escuchaba a los dos respitrar soficadamente entre mi prpio sofoque mesclado con gemidos de placer, dolor, y delirio de ser poseida mas salvagemente.

    Perdi la nocion del tiempo, me fui sin poder trensar mis musculos, grite profundamente de placer al correrme por ultima vez esa noche y senti a la vez como los dos, los que me cogian con profunda ansiedad y placer se ivan tambien jadeando entre respiracion cortada y tension por ele xceso de placer que electrizaba sus glandes sobremanera.

    Por mi parte aproveche esa situacion para irme a acostar a jun lado, mientras termine de ver como terminaba su chaquera la Clear.

    Me recoste boca abajo con una de mis manos agarrada de mi concha, con los dedos indice, medio y anular, sumidos entre mis piernas, mientras los demas acariciaban mis labios externos.

    “Quieres descansar un poco? Pregunto Clear.

    Mientras yo veia como se leventaban Allan y Ike y veia que el aun la tenia bien parada por el efecto del viagra.

    “Te falta algo Loan?” pregunto Ike. “Ya tu fantasia esta lograda verdad?”.

    “En parte,” le conteste sin titubear mirando como Allan abrio los ojos con admiracion y sorpresa.

    “Hay otra parte que completa mi fantasia” continue. “Ya que el trio es una fantasia de pareja, pero Allan sabe que mi fantasia se completa viendo yo que se lo coja otro hombre.” hice una pausa mirando directamente a Allan”

    Allan contesto a la vez: “Yo te dije que si conocias a alguien o si te gustaria que alguien me cogiera”. Y volteo a vernos a los tres.

    “Allan, Ike de seguro te la mete” dijo Clear, “y asi Loan completara su sueno sexual.

    “Clear, tienes tu jun sueno sexualk inalcanzado hasta hoy?” pregunte como si fuera parte de conversacion mientras veia como Allan se incorporaba, y Ike se limpiaba la verga mienras iba por lubricante que de seguro necesitaria Allan para disfrutar la cogida.

    “Si, tengo un sueno erotico inalcanzado aun” contesto Clear.

    Y la siguniente pregunta obligada era pedir que nos la compartiera.

    Pero Ike se le adelanto al decir con claridad vacercandose a mi para agarrarme las chichi y decirme directamente a mi: “Cachondearte y hacerte una chaqueta a ti”.

    Con cierto nerviosismo pregunte: “Desde cuando tienes ese sueno erotico?”

    Desde que fuimos a la playa y te metiste a cambiar el bikini en el cuarto. Ike estaba en el closes sacando unas cosas para la playa y te vio encuerada. Cuandom me lo platico primero me disguste mucho, pero luego en la noche me descubri masrturbandome pensando en ti desnuda en mis manos.

    YA no entro en mas detalles, esa nocha al terminar nuestras faenas, despues de retromar el aliento, las manos de Clear me introdujeron a un placer desconicido, mientras yo era testigo de mcomo se cogian a Allan por el culo y como lo disfrutaban el y Ike.

    Cuando llegué a Madrid estaba pletórica, pensaba que dejaba atrás todo y que tenía una oportunidad de renacer, limpia, nueva y fresca.

    Mi tía me acogió bien y compartí habitación con una prima. Madrid era distinto, nadie se fijaba en ti, a nadie parecía importarle lo que fueras, solo lo que hicieras. Todo era un nuevo empezar, cada día conocías a gente diferente, con solo cambiarte de barrio era suficiente para que nadie te conociera y que pudieras hacer nuevas amistades sin el lastre de tu pasado, incluso del más reciente. Esa ciudad supuso todo un chute de energía para mí, tanto, que durante mucho tiempo mi condición de demonio dejo de exigir su tributo de sangre.

    Encontré trabajo en una peluquería donde comencé a aprender el oficio. Además ayudaba en casa de mi tía y (en lo personal), mi prima me integró en su pandilla de amigos. Éramos de la misma edad y sin llegar a hacernos íntimas (tengo cierta dificultad como habrás podido comprobar para establecer relaciones profundas), nos llevamos bastante bien.

    Tuve un novio. Estuvimos un tiempo, lo deje y me eché otro, volví a cortar… todo me parecía bastante divertido y bastante intenso, lejos del dramatismo que tuvo mi primer enamoramiento.

    El ritmo de la capital era acelerado, banal y simple. El amor y el sexo se consumían cómo quién consume un cubata en una fiesta de estudiantes: a tragos rápidos. Fue una época buena. Descubrí que podía disfrutar de mi cuerpo y de las relaciones con otros a pesar de lo que me había sucedido, si bien es cierto que nada podía ser tan intenso como esos orgasmos que tenía justo después de haberme cobrado mis piezas, con la sangre aún caliente. Hubo una temporada que prácticamente cambiaba de chico cada fin de semana. Me fascinaba cómo aprendía el arte de manejarlos, de manipularlos para hacer lo que a mí me venía bien. Claro que yo podía leer sus mentes, así que todo era mucho más sencillo.

    Hasta que un día volvió el demonio, o más bien resucitó, porque nunca se había ido del todo. Yo lo seguía teniendo presente, notaba que había anidado y que simplemente estaba hibernando en mí, esperando el momento propicio para volver a manifestarse. No era algo que me preocupara especialmente: si tenía que volver a matar lo haría, simplemente es que en ese momento me parecía inoportuno. Por primera vez en la vida todo me iba bien.

    Hasta que conocí a la vieja y su asistente. Paquita venía a la peluquería una vez al mes. Una señora mayor, cascarrabias, mal encarada y avara. En la peluquería siempre me la dejaban a mí porque era la única que sabía manejarla. La acompañada una chica sudamericana que hacía las veces de acompañante y criada. Ella ya no podía salir sola a la calle y no le quedó más remedio que contratar a alguien. El resentimiento por depender de otra persona para algunas cosas y el mar carácter eran patentes, no hacía falta tener mi don de leer las almas para darse cuenta que aquellas dos se odiaban la una a la otra de la peor forma que puede hacerse, de una manera solapada, sorda, sin decírselo, larvando su inquina día a día, hora a hora y minuto a minuto que tenían que pasar juntas, necesitándose pero odiándose.

    Y un buen día pude percibir algo más. Una pulsación maligna, otro diablo queriendo nacer, yo bien conocía los síntomas.

    Paquita tenía obsesión con el dinero y no se hablaba con la familia, era una vieja solterona que no tenía trato con el hermano que le quedaba ni con sus sobrinos. Después de las noticias de las estafas con preferentes a gente mayor, había llegado a la conclusión de que los bancos le iban a robar su dinero de una forma u otra, así que decidió sacar sus ahorros y los guardaba en una caja oculta en un armario. Siempre se la veía preocupada, en su mente constantemente podía leer una cierta inquietud porque Flor, la chica sudamericana, la encontrara y acabara robándole, o porque cualquiera pudiera entrar en la casa y llevarse el dinero, eso le quitaba el sueño. Estaba decidida a hacerse una caja fuerte bien disimulada, solo esperaba que Flor cogiera vacaciones. Un sitio seguro dónde guardar el dinero y que pasara totalmente desapercibido, pero claro, tenía que encargárselo a un albañil o a una empresa especializada. No sabía que le dolía más, el dinero que le iban a cobrar o el que tuviera que ponerse en manos de extraños para ocultar su pequeña fortuna.

    Tarea inútil porque yo había podido ver los pensamientos de Flor y ella ya sabía perfectamente de la existencia de lo que ocultaba.

    Hubo una pulsión, una perturbación en la sala que yo solo pude notar. Entre ruidos de secadores, la charla de las clientas y el clic – clac de las tijeras lo percibí nítido: un deseo de matar, de acabar con una vida. Mientras Flor esperaba hacía planes para matar a la vieja. No es que deseara su muerte o simplemente que fantaseara con la posibilidad de acabar con su vida, lo analizaba totalmente en serio, valorando pros y contras.

    Paquita no le había dicho nadie lo del dinero, no se fiaba ni de su familia ni de los bancos. Si ella moría, nadie sabría nunca que tenía el dinero en casa guardado desde hace más de un año, ni qué habría sucedido con él. El problema para Flor es cómo debía morir. Cualquier muerte repentina y no justificada la pondría en el punto de mira a ella.

    No, era mejor esperar. Aquello se le hacía insoportable pero era lo mejor. Los achaques la asediaban, entre ellos el marcapasos que estaba ya para cambiarlo y ella se negaba a ingresar al hospital. Algún día se la encontraría frita, de muerte natural, y entonces sería su momento para hacer desaparecer la caja antes de dar aviso. Tendría que sufrirla un tiempo más pero era la mejor opción. Quizás pudiera ayudar dándole algo que la desequilibrara. Tendría que mirarlo. Quizás en Internet consiguiera encontrar ayuda. No sabía si podría aguantar otro año más con ella, pero no estaba dispuesta a irse con las manos vacías después de haber soportado a la vieja impertinente durante tantos meses. En cada visita que hacían parecían repetirse las mismas ideas, el mismo asco insoportable. Aquella vieja que no soportaba verse hecha una anciana y el deseo de su interna de acabar con aquella relación insufrible y hacerse con el botín. Seguía valorando opciones sobre distintas formas de provocarle un ataque cardíaco o de envenenarla sin que quedara rastro en una posible autopsia.

    Demasiado para que no renaciera en mí el deseo de lo que ya te puedes imaginar. Ahora me sentía menos vengadora: el impulso de eliminar el mal ya cada vez me preocupaba en menor medida, era la brutal excitación que me embargaba al llevar a cabo el acto en sí de eliminar una vida. Deseaba sentirme otra vez poderosa, llegar al éxtasis. Era como un zumbido todo el día en mi cabeza, no podía ignorar el impulso. Pensé que todo había cambiado, que podría controlarlo, que no se volvería a repetir, pero estaba equivocada porque yo quería que sucediera y tarde o temprano iba a pasar. Y de hecho pasó.

    Esta vez me permití el lujo de planear con detalle todo el asunto. En realidad no estaba del todo decidida. No quería complicarme la vida pero una vez que se despierta el instinto ya es imposible ignorarlo. Y yo había olido sangre. Así que empecé a seguirlas, conseguí averiguar dónde vivían y las horas en que entraban y salían. Me recreé en los detalles, quizás solo con imaginarlo fuera suficiente, me decía, pero no, no bastaba con soñarlo, no después de haber matado antes.

    Pronto averigüé a que portero había que llamar para que con un simple “cartero comercial” me abrieran la puerta. También investigué el edificio, descubriendo que me podía ocultar arriba del todo, en el último piso, en un hueco que había junto a la caja del ascensor donde no subía nadie porque la azotea no era registrable, a excepción de aquellos vecinos que tenían trastero arriba. Revisé bien todo y me di cuenta que a la pequeña habitación guardamuebles solo subía Flor. Manías de la Paquita que no quería tender en el balcón y la mandaba con la colada arriba, para airear en esa habitación la ropa mojada.

    Sabía cómo entrar y cómo ocultarme, faltaba decidir a quién matar y como. Dispuse que mi víctima sería Flor. Había una pulsión asesina en ella que me atraía. Me preguntaba cómo sería matar a una mujer parecida, aunque solo fuera en algo, a mí misma. Solo si las circunstancias eran muy favorables me permitiría ir a por Paquita, que sin embargo no me atraía mucho. Para mí no resulta excitante matar a gente tan mayor. Así que solo lo haría si se cruzaba en mi camino.

    Una vez más y con una buena dosis de suerte todo resultó sorprendentemente fácil. Solo tuve que ocultarme arriba y esperar que Flor llegara cargada con la colada. Ya una vez la había dejado pasar, días antes, porque justo cuando subía oí ruido en la escalera. Algún vecino entrando o saliendo, de modo que me oculté en el hueco tras el ascensor y la dejé entrar y salir sin hacerle ningún daño.

    A la segunda resultó bien. Era un día festivo y la mayoría de la gente se había ido de puente. Yo libraba en la peluquería. Era jueves y amaneció un día soleado. Normalmente Paquita hacia la colada una vez a la semana, jueves o viernes. Supuse que esa mañana aprovecharía para abrir la ventana del trastero y poner la ropa al sol. Hubo suerte: tuve que esperar un buen rato pero Flor apareció con la colada. Con las manos ocupadas y totalmente desprevenida porque nunca supuso que allí pudiera haber nadie esperándola. Le di un golpe por detrás, fuerte y contundente con una barra de hierro. No llegó ni a verme, un solo golpe fue suficiente para dejarla semiinconsciente. Por un momento tuve la tentación de recrearme practicándole algún ritual similar a los que había practicado en Málaga, pero no me gustaba nada el sitio. Estaba al final de la escalera y aunque era discreto, si ella llegaba a gritar o alguien nos descubría yo no tendría escapatoria, solo había una salida. Por ello actúe rápido. De nuevo, usé el cordel y la estrangulé, pasando un lazo por el cuello y tirando con todas mis fuerzas tras pasarlo por el barrote del barandal. Fue rápido, ella estaba casi inconsciente y no pudo ofrecer resistencia.

    En esta ocasión no me detuve a masturbarme. Estaba demasiado nerviosa y alterada, cuando le desgarré el vientre me puse a temblar. No era miedo, claro, sino simple y brutal excitación. Tan trastornada me encontraba que no podía darme placer en ese instante. Decidí centrarme, no quería cometer errores, de forma que procedí a revisar el hueco, viendo que todo seguía tranquilo en el edificio. Sustituí el cordel por una cuerda más gruesa y no sin cierta dificultad, conseguí lanzar el cuerpo por el vano de la escalera. Quedó colgando del último tramo, aunque la bajé más antes de anudar el cabo y fijarla. Era el momento más delicado para mí, de forma que salí disparada. Solo me detuve un instante para verla desde abajo. Era una composición brutal que todavía llevo fija en la retina. Podría decir que mi obra maestra hasta entonces: atrevida, rompedora, cruel. Aun no la he superado. Pasé meses masturbándome solo con esa escena. Quede saciada hasta tal punto que transcurrió un año entero antes de decidirme a matar de nuevo.

    Aquello fue el acabose. Seguro que lo recuerdas, salió en todas las noticias. Yo evitaba verlo en casa de mi tía porque se me ponía una sonrisa de oreja a oreja y no quería que me consideraran rara. Pero fue un boom que puso todo patas arriba.

    Había preparado una coartada llamando a un chico con el que había salido un par de semanas atrás. Pasamos el mediodía y la tarde juntos. Salimos a almorzar y luego follamos un par de veces. Pero no tuve que utilizarla, la policía no vino a la peluquería a preguntar. O no se les ocurrió o debieron pensar que no era relevante, ya que Paquita y Flor solamente venían una vez al mes. Tampoco a nadie se le ocurrió relacionarlo con los asesinatos de Málaga. En este caso no la violé y, a pesar del estrangulamiento y los cortes en el abdomen, entendieron que era un asesino diferente. O quisieron entenderlo, porque estoy segura que durante unos meses debieron estar acojonados pensando que tenían un asesino en serie, pero como vieron que pasaba un año sin más víctimas, debieron acabar concluyendo que había sido un asesinato aislado. Con una macabra parafernalia pero único al fin y al cabo, posiblemente producto de una venganza.

    Lo cierto es que durante ese tiempo me calmé un poco y me volví más reflexiva. Me decía que tenía que seleccionar mejor mis futuras víctimas. A todas, hasta ahora, las conocía y eso implicaba que tarde o temprano alguien podría atar cabos y encontrar el hilo conductor. Por el momento he tenido buena estrella, pero la suerte algún día se acaba y basta con que te venga una mano mal dada de cartas para que se acabe el juego. Al menos en mi caso no me podía permitir ni un fallo. La próxima víctima (decidí), no sería de mi entorno. Pero entonces ¿cómo lo haría? No lo sabía pero en ese momento la sed de sangre no me apremiaba, con lo cual decidí esperar y observar. La ocasión se presentará y la candidata también, pensaba, y de nuevo acerté.

    Nosotras vivíamos en Aluche, junto a la carretera de Extremadura. Tras el trabajo muchas tardes y noches, salía a correr. Me gustaba correr sola. Tantas horas en la peluquería exigían tener buenas piernas para permanecer de pie, pero por otro lado, el estar allí de plantón cortando el pelo, cogiendo rulos o haciendo mechas, hacía que te quedaras un poco anquilosada. En ese momento el único deporte que hacía era el footing. Ahora todos se lo llaman running pero para mí era lo mismo, salir a desconectar con mi música mientras corría, no pensando en nada, simplemente sudaba todos los malos rollos presentes y pasados, me sentía libre, me sentía bien. Muchas veces mi destino era la Casa de Campo, solo tenía que cruzar la avenida.

    No era un lugar muy recomendable cuando caía la noche, sobre todo por ciertas zonas, pero yo no era la única que corría y además, simplemente no sentía miedo. Me sentía poderosa, capaz de enfrentarme a lo que fuera. Siempre llevaba una navaja y lo que era aún más importante: la determinación de usarla, de defenderme contra todo aquel que intentara hacerme daño. Hacía mucho que yo ya no contaba en el bando de las víctimas.

    A veces llegaba hasta el lago donde al anochecer se juntaban un grupo de prostitutas. Esa zona era de chicas del este. No, no me daba miedo. Yo he crecido en las Veredillas y estoy acostumbrada a manejarme en ambientes complicados (ya conoces mi historia), y había decidido no sentir temor nunca más. Los proxenetas estaban casi siempre cerca pero habitualmente evitaban dejarse ver. No se metió ninguno contigo porque sabían cuáles eran sus límites y no querían líos con la policía. Un escándalo podía chafarles el negocio en un sitio tan emblemático como la Casa de Campo. Lo que me llamó la atención no fueron ellos, sino una de las chicas, rubia, menuda y vivaracha. Muy descarada. La mayoría languidecían apáticas, esperando un cliente para montárselo en el coche. Desengañadas unas, tristes otras, sumisas con su destino la mayoría.

    Esta sin embargo era muy activa. Trataba de atraer a los clientes haciéndole señas, gritándoles o poniéndose en medio de la carretera. Pero no solo con ellos interactuaba. Interpelaba a cualquiera que le llamara la atención. Y yo, por algún motivo le caí en gracia.

    – ¿Qué pasa rubita? Vienes mucho por aquí ¿Buscas trabajo? Te dejamos un árbol para que te pongas con nosotras.

    Otras veces cambiaba el registro y se ponía en plan mujer fatal.

    – Oye, esta quiere rollo. Nos mira mucho. Ven que te voy a hacer un precio especial ¿No has estado nunca con una mujer?

    Nunca le dirigí la palabra. La mayoría de las veces le regalaba una sonrisa irónica y continuaba mi camino, cosa que no le hacía mucha gracia. Debía pensar que me burlaba de ella y me lanzaba un par de frases en su idioma, seguramente improperios, por el tono destemplado. Pero lo cierto es que había llamado mi atención. Ya sabes en qué sentido.

    Durante un mes rondé por allí con la sola intención de saber sus costumbres y movimientos. En esas ocasiones cambiaba mi vestuario y me recogía la coleta bajo una gorra, no quería que me pudieran reconocer a posteriori y asociarme con esa zona de la Casa de Campo, sobre todo fuera de hora habitual de hacer deporte. Me di cuenta que raramente las chicas se encontraban solas en algún momento. Venían juntas y se iban juntas, generalmente en una furgoneta que proveían los proxenetas. Estos solían estar pendientes, casi siempre había uno de guardia por si había problemas con los clientes o la Pasma y también para poner orden si discutían entre ellas.

    Estuve a punto de desistir, aquello era muy arriesgado, pero que quieres que te diga, me pone lo difícil. Me gusta superarme y además, por algún motivo esa chica me atraía. Era mi víctima, lo supe desde el primer instante en que la vi, de modo que decidí continuar buscando mi oportunidad. La paciencia es la primera virtud del cazador y en mi caso volvió a dar sus frutos. Observé que en ocasiones las chicas se desplazaban fuera del parque, a comprar algo de comida, agua, toallitas, etc… iban a un chino cercano o al kiosco que había en el lago si aún estaba abierto.

    Fue en ese camino donde me aposté. Ropa deportiva ancha, gorra y pelo cubierto, mi mochila a la espalda con todo lo necesario. Desde lejos era difícil determinar si era chica o chico. Una noche la vi venir sola. Siempre lo hacían, no las dejaban abandonar el trabajo por parejas, pero a veces las acompañaba uno de los chulos. Examiné rápidamente el entorno. Había un breve espacio en que el camino discurría por un sendero, que la gente usaba para no andar por la carretera que ahí tenía varias curvas que podían resultar peligrosas por la falta de visión. Era el único sitio apartado de la vista donde podía actuar, ya lo tenía controlado. Le salí al encuentro y ella reaccionó con un poco de aprehensión hasta que me reconoció. Entonces me lanzó una sonrisa descarada y con una mueca en la cara me preguntó:

    – ¿Te has perdido rubita? Hace mucho tiempo que no te vemos por el lago.

    – Ahora corro por otro sitio. Pero hoy venía a verte, mira por dónde.

    Saqué unos billetes de la mochila y se los enseñé. Bastante más de lo que valía un completo, según me había podido informar.

    – Me gustaría que pasáramos unos minutos juntas ¿puedes?

    – Claro – dijo ella cogiéndolos antes de que pudiera arrepentirme.

    – ¿Vamos aquí mismo? No quiero nada complicado.

    Nos apartamos a un rincón rodeado de matorrales altos, junto a una valla.

    Miré alrededor pero nadie parecía habernos seguido. No obstante, no podía descuidarme mucho, incluso a aquellas horas y en aquel rincón apartado podía parecer alguien de improviso.

    – ¿Sabes? algo me decía que tú querías tema conmigo. Tanto pasar corriendo por nuestra zona… Me he dado cuenta que te fijabas en mí – Me dijo con su acento eslavo aunque en perfecto castellano.

    Yo asentí con una sonrisa. Claro que quería tema con ella. Pero no es la forma en que esperaba. Se acercó y me puso una mano en un pecho.

    – Dime qué quieres que te haga.

    – No quiero que me hagas nada, solo me gusta mirar. Quizás otro día me anime. En realidad me gustaría que jugaras un poquito con esto – Dije sacando un consolador de mi mochila. Ella se rio y lo tomo con la mano, limpiándolo con una toallita que sacó de su bolso.

    – No es que desconfíe, se te ve una chica limpia, pero por si acaso.

    Después se lo llevó a la boca y lo chupó lentamente mirándome con cara de vicio. Yo la observaba intensamente aparentando fascinación por lo que hacía.

    No muy lejos se oyó el último metro pasar. Después, el lugar recobró el silencio oyéndose solo algún grillo aislado. Ella se sentó en el suelo, apoyada contra un pilar de hormigón de los que sostenían la valla y se quitó las bragas, mostrándome un sexo totalmente depilado. A la vez que se sacaba los pechos, me miraba burlona mientras sostenía el dildo.

    – No es de lo más grandes que me he metido ¿También follas con tíos o solo te gusta mirar a las chicas?

    – Follo mucho, no te creas – le respondí – y sí, siempre con chicos, pero estoy probando nuevas cosas.

    – Muy bien guapa, hay que probar de todo, que algunas tenemos que comer.

    Saqué entonces una pequeña petaca y me mojé los labios:

    – ¿Quieres? – le ofrecí.

    – ¿Qué es?

    – Un poco de crema de Baileys, muy suave, sirve para calentar y dar ánimos.

    Ella tomo la petaca y dio un trago corto, lo degustó y luego, satisfecha, otro más largo. Después continuó abriéndose de piernas y jugando con el consolador en su sexo. Se lo frotaba y lo pasaba por sus labios.

    – Métetelo – le ordené.

    Ella obedeció. Lo hizo sin ninguna dificultad, bien abierta para que yo la viera. Entonces simuló unos gemidos que sonaban a falsos y comenzó a follarse a sí misma. Era mala actriz, no sé si eso le servía con sus clientes pero esa impostura, esa falsa excitación, a mí me resultaba hasta molesta. Ignoro si por un solo instante, había pensado que podía engañarme y hacerme suponer que estaba disfrutando. De repente la cabeza se le fue a un lado mientras llevaba una mano a ella. Se estaba mareando. No había bebido mucho, de forma que supuse que la droga no la dormiría del todo pero me bastaba con debilitarla y confundirla. La empujé de lado y cayó apoyando las manos en el suelo.

    -¿Qué pasa? ¿Qué pasa? – murmuraba desconcertada.

    – No te preocupes, todo está bien – le decía yo mientras sacaba unas esposas y la engrilletaba con las manos atrás. Ella se revolvió furiosa, dispuesta a no ponerme las cosas fáciles.

    – ¿Qué haces? ¿Eres policía? ¡Suéltame cabrona! – me gritó mientras intentaba ponerse en pie sin conseguirlo.

    Un par de golpes en la cabeza bastaron para complementar el efecto del narcótico. La chica era dura pero conseguí dejarla seminconsciente. La amordacé y luego la incorporé apoyándole la espalda contra el pie de hormigón de la valla. Uno de los listones quedaba a la altura de sus hombros. La incliné lo suficiente para que el cuello tocara con él y luego saqué un alambre que lie alrededor. Cruzando un palo empecé a girar a modo de garrote vil, apretando lo suficiente para que su tráquea se cerrara y no dejara pasar el aire. A pesar de todo, se resistió hasta el último momento y me resultó muy dificultoso, pero también es cierto que la satisfacción fue mayor. Me encantó luchar contra ella hasta el final viendo que poco a poco se iba debilitando.

    Cuando acabé me levanté y observé a mi alrededor: todo estaba tranquilo nadie parecía haber oído nada, solo algún coche por la carretera cercana, a esas horas casi con seguridad, clientes en busca de prostitutas. Pero allí estábamos quitadas de la vista.

    La abrí de piernas y vi el consolador que había expulsado de su interior durante el forcejeo. Lo tomé y me lo puse en la nariz: todavía olía a su coñito. De nuevo el impulso homicida generó en mí una excitación incontenible, un pulso sexual que tenía que satisfacer de manera inmediata. Me bajé los pantalones del chándal y me masturbé introduciéndomelo hasta el fondo. Aún estaba mojado del lubricante que usaba y de sus flujos. Como ves, suelo introducir variantes sobre la marcha. Cada sacrificio me inspira algún motivo nuevo de placer.

    El orgasmo me sobrevino pronto o al menos eso me pareció, me vine enseguida. Antes de marcharme jugué todavía un poco con ella, ya sabes, dejando las marcas de la casa. Y luego me borré en la noche.

    La semana siguiente la pasé esperando otro estallido informativo parecido al del año anterior, cuando asesiné a Flor. Pero nada de eso sucedió. No solo no relacionaron ambos crímenes, sino que además, éste paso casi desapercibido en las noticias. Era una prostituta de la Casa de Campo así que pusieron el foco en las mafias de trata de blancas, y tampoco dieron detalles de cómo había sido asesinada. Alguien decidió que no valía la pena poner nerviosa a la ciudadanía por una simple meretriz, por muy joven que fuera. No sé qué hizo exactamente la policía, pero se ve que el caso molestaba y decidieron darle carpetazo con la menor publicidad posible. En cierto modo me sentí un poco ninguneada. Los otros asesinatos habían tenido tanto foco mediático que me parecía increíble que no se publicaran los detalles y que esto pasara con una noticia de treinta segundos en el telediario. Pero para mí resultó mejor: seguía estando a salvo.

    Todavía estuve un año más en Madrid hasta que una amiga me convenció de probar suerte en Barcelona. A mí me apetecía un cambio de aires, necesitaba independencia, estaba ya un poco harta de compartir habitación con mi prima aunque me llevaba bien con ella. Lo cierto es que le estoy muy agradecida a mi tía: sin su generosidad las cosas para mí hubieran sido muy distintas. Pero era hora de volar sola. Así que cuando me propusieron venirme aquí a trabajar no lo pensé. Echaba de menos el mar, la brisa que viene cargada de humedad, el olor a sal y el bullicio de una ciudad a orillas del Mediterráneo. No estaba dispuesta a volver a Málaga pero Barcelona me pareció una elección demasiado tentadora para rechazarla. Y no me equivoqué. La Ciudad Condal me acogió, cosmopolita y llena de oportunidades. No es fácil salir adelante aquí, es una ciudad cara, pero tampoco falta el trabajo.

    ¿Tú lo sabes bien verdad Esther? Tú también eres una refugiada, en cierta manera.

    No tengo necesidad de ocultarme pero aquí ya nadie me llama Elena, todos me conocen por mi nuevo nombre: Maxim. Ya sabes de dónde viene el mote, es lo primero que le cuentan a todas las clientas del Sweet Queen. La camarera boxeadora, la chica dura y todo eso. A mí me gusta. Ahora ya no soy rubia, me teñí de morena y tengo bastante éxito entre las lesbianas. Mi cuerpo también ha cambiado, a golpe de entrenamiento he desarrollado musculatura y el boxeo me ha aportado agresividad y capacidad de sufrimiento. Aguanto bien los golpes y no dejo uno sin devolver.

    ¿Estás asustada después de todo lo que te he contado? Vaya pregunta tonta ¿verdad? Claro que lo estás. Te has orinado encima y veo como tiemblas. Tratas de averiguar ahora mismo si tú eres la próxima. Puedo leerte la mente, recuerda, y ahora mismo te estás preguntando si no haré contigo una excepción, si no me gustas lo suficiente como para que te deje viva. Pero piensa, cariño, después de haberte contado todo esto ¿crees que puedo dejarte ir?

    No, el día que es entraste en el pub mirándolo todo con ojos como platos, pensando que estabas allí de incógnito, que nadie se iba a percatar de tu juego, ya te eché la vista encima. Fue como si llevaras una sirena en la cabeza: como para no darse cuenta. Demasiado pipiola, demasiado inocente como para que no se estableciera una conexión entre tú y yo. Es ese mismo lazo es el que me ha unido a ti. El que me ha hecho fantasear muchas noches con verte así como estás ahora, atada a la cama y amordazada, esperándome. Por eso no he podido dilatarlo más y he vuelto sobre mis pasos. Esta vez entrando con mucha más discreción, segura de que nadie me observaba y también segura de que tú me dejarías entrar sin dudarlo ni un segundo.

    Durante todo este tiempo te he conocido en profundidad y sé que no eres mala, sé que no te mereces esto, pero recuerda que no estamos en Disneylandia ni tampoco en el juicio final donde los justos serán absueltos y los pecadores castigados: estamos en la puta jungla y no te puedes hacer amiga de una pantera. El instinto no perdona.

    Lo siento pero me gusta variar, introducir novedades: esta es la primera vez que mato a un ángel. No te preocupes: será rápido. Luego me divertiré un poco contigo, tengo mucho tiempo, pero tú ya no sentirás nada.

    ¿Lloras? Bien, desahógate, es normal. Yo beberé tus lágrimas saladas. Quiero que sepas que eres especial, ya te lo he dicho, es la primera vez que mato a un ángel.

    Aquello empezó una mañana de primavera en la localidad Parisina de Issy les Molineaux.

    Lo primero, deciros que soy un ejecutivo de una empresa de perfumería y los productos que gestiono, se distribuyen por todo el mundo. Mido casi 1,90, rubio de ojos entre azul y gris y de unos 40 años.

    En cierta ocasión, estaba yo hace ya algunos años en viaje de negocios, por aquellas tierras, cubriendo una baja de uno de mis empleados. Debía visitar unos clientes que habían iniciado una guerra comercial entre ellos bajando el precio de mis productos en sus tiendas por debajo del precio de coste. La historia era complicada, pues por un lado mis objetivos eran claros; -No perder ningún cliente pero por otro, que no se arruinaran entre ellos.

    Primero me fui a ver al cliente más importante de la zona y que había iniciado la guerra. Estuve acompañándole viendo sus tiendas, almacenes, su catálogo de productos y demás información y atendiendo a todas sus explicaciones y comentarios, me fui con una idea muy clara de la situación. El tenía problemas de margen en alguna de sus tiendas, por darse cuenta que en algunas localidades debía bajar los precios, pero al tener el mismo nombre en todas sus tiendas, tenía que mantener el precio igual en todas y para poder mantenerse con menos margen pensó en abrir mas tiendas y una de ellas fue a caer en esta localidad más pequeña y con pocas tiendas.

    Después de pasar toda la mañana atento a todas aquellas explicaciones, me fui a ver al cliente más pequeño de todos, pero que más se había quejado. Llego a su tienda a la hora concertada y allí la encuentro, una señora extraordinariamente llamativa por lo guapa y elegante que era. Era famosa en la localidad por lo buena que estaba. Me mediana edad (unos 40 ó 50 años) alta de 1,75m, rubia, delgada pero con unas curvas impresionantes y un pecho muy bien puesto, dispuesta a dejarme claro que no se iba a dejar amedrentar por el gigante que acababa de abrir cerca de su tienda.

    Carmen, que así se llamaba la clienta, llevaba un traje de chaqueta negro, con camisa blanca, tacones altísimos, y un carácter muy seguro de si misma. Sabía que estaba buenísima y que los hombres se la comían con la mirada.

    Al llegar, me llevó a su despacho y estuvimos charlando un rato para evaluar la situación. Al final de su exposición, le hice varias propuestas, pero no me quiso contestar. Me comentó que tenía un asunto urgente y debía ausentarse, pero que cualquier pregunta se la podía consultar a su sobrina que había empezado a trabajar con ella. Madre mía con la sobrina.

    La sobrina apareció en escena por la puerta del despacho y era un monumento. Igual que su tía, pero en morena. De 1,75m de altura, morena, delgadita pero con curvas de infarto (95/60/90) perfectos, dedos largos y finos, ojos verdes y rasgos eslavos con un punto latino por las curvas. Llevaba un vestido con manga larga de punto gris, muy ajustado, con efecto de cuello vuelto, así que desde la cabeza hasta la pantorrilla, le cubría todo, pero igualmente le marcaba todo, unas medias super transparentes y unos zapatos de tacón altísimos como su tía. Recorrer su cuerpo era una carrera del Rally de Montecarlo por aquellas curvas de infarto. No podía evitar morderme el labio para no decir alguna barbaridad.

    La sobrina se llamaba Irene, 24 años y la tía le dejó el encargo de ocuparse de enseñarme las instalaciones y atender lo que necesitara hasta su vuelta (había quedado en que nos veíamos después de comer pero que no hacía falta que me llevara a comer (supongo que no quería que su jovencita sobrina cayera en mis garras durante una comida jejejeje).

    Una vez atendidas las formalidades de presentación, y demás… Irene me pidió que la acompañara. Yo la seguía por aquellos pasillos a un paso por detrás y no podía evitar mirarle el suave vaivén del culo. De poco en poco, mientras Irene hacía sus comentarios e indicaciones, se giraba hacía mi y en alguna ocasión me pilló mirándole el culo pero en vez de poner cara de desagrado, puso una cara de aprobación, como diciendo -es normal estoy muy buena, mira y disfruta del viaje.

    En cierto momento de la visita, estando solos, se paró en uno de las salas y mientras estaba de espaldas indicando dónde almacenaban nuestros productos en una estantería elevada, para que viera todo el stock, se puso de espaldas a mi con los brazos muy levantados, de puntillas y el vestido muy subido, marcando perfectamente el culo y los pechos bajo el vestido. En esta posición estuvo algunos segundos. Ver ese cuerpazo pudiendo disfrutar mirándolo, sin que ella me viera, me puso muy cachondo. Yo la oía, pero no la escuchaba, no tenía ni idea de lo que decía, pues mi mente sólo podía ver esos pechos, esas curvas uffff…. Qué piernas… ese pelo lacio que le caía hasta el final de la espalda inicio del culo, cinturita estrechita… increíble de guapa y buena que estaba. Tanto mirarla me estaba poniendo la polla dura y sin darme cuenta me empalmé, giró su cabeza y me pilló claramente mordiendo el labio mientras le miraba y con un bulto en el paquete. Bajó su mirada a mi paquete y su cara lo decía todo. Su exposición se volvió algo torpe y las frases dejaron de fluir tan armoniosas. Me dio un poco de vergüenza que me pillara lo empalmado que estaba pero por otro lado, mis pensamientos me decían, ve a comerle el labio, pero recordaba que la tía era mi clienta y me la estaba jugando, así que me acerqué a una mesa que había cerca y disimulé mi entrepierna poniendo la mesa entre la mirada de Irene y mi bragueta.

    Cuando Irene terminó sus indicaciones, se giró y se paró delante mío para ver qué tenía yo que decir. Empecé a comentarle mis indicaciones y le lancé ideas de las posibles propuestas que le iba a proponer a su tía. Irene me escuchaba con atención y yo cada vez me acercaba más a ella.

    Ella se dejaba y no se movía, al final estaba tan cerca, que pasé con mis brazos por detrás de ella señalando cajas y haciendo comentarios y acabé que estaba casi pegado a ella, momento que aproveché para pasar el brazo por detrás suyo y enfocar mi mirada a sus ojos. Sus ojos seguían a los míos y sus labios iban detrás. Susurrando le dije:

    -¿Puedo?

    Ella asintió con la cabeza y sellé mis labios con los suyos, la abracé estrechándola hacia mi y su reacción fue positiva, pues me lanzó sus brazos a mi cuello y se colgó de mi.

    Estuvimos besándonos un buen rato y cuando cogí confianza empezó a tocarle por la espalda y bajando hacia el culo, momento en el que le propuse invitarla a comer.

    Durante la comida lo pasamos fenomenal, las risas, las miraditas, los tocamientos, no paraban. En cierto momento, dijo de ir al baño y a los pocos segundos me escondí a la salida del baño para que cuando saliera la pudiera sorprender. Al abrir la puerta me vio delante de ella en aquel pasillo oscuro y le pegué otro morreo metiéndole mano por debajo del vestido.

    A la vuelta a las oficinas y viendo que su tía aún no habría llegado, le propuse ir al despacho.

    Allí estábamos los dos sin peligro de ser vistos y con la tranquilidad de tener cierta intimidad.

    Entramos, cerré la puerta tras de mí y la abracé. Ella se dio la vuelta y me agarró por la cabeza con todos sus brazos y con sus pechos pegados a mi.

    Mis manos bajaron hasta la altura del culo subiendo el vestido. Ella me metía mano por la espalda hasta llegar a mi pantalón por el culo y yo la sostenía con una mano su cabeza y con la otra iba bajando hasta tocarle el culo, palpando sus braguitas y un liguero para sujetarle las medias.

    La cogí por los brazos levantándolos luego cogí el vestido a la altura de sus caderas y lo fui sacando por su cabeza. Mientras iba descubriendo las medias, el liguero negro de encaje, las braguitas tipo tanga… este espectáculo mientras ella estaba con el vestido por la cabeza me puso a mil y la polla se me iba a salir del paquete. Cuando le quité el vestido, se puso a besarme por todo el cuerpo desnudándome por completo. La dejé hacer y me quedé sólo con los boxer, la senté en una mesa y le quité el sujetador casi transparente lleno de encajitos. Empecé a comerle los pechos, bajando por su cuerpo hasta los muslos y poniéndome de rodillas tocándole los pechos con mis manos. Luego le cogía por el culo y la apretaba contra mi.

    Le acompañé la espalda hasta que se tumbara en la mesa y metí mi cabeza en su entrepierna apartando sus braguitas y metiendo la lengua para chuparle toda, mientras me cogía del pelo y apretaba de gusto. Le aparté un poco la braguita y le hice un oral impresionante, cuando terminó su primer orgasmo, me excité mucho, pues notaba sus latidos en mi boca apretando su coño, su respiración agitada…

    -Umm, qué gustoooo, qué rico tu coño…

    Luego me pidió que me levantara y vio que mi pajarito estaba en firmes, y me dijo;

    -uyyy qué tienes ahí? Hay algo muy abultado y yo que ya me he corrido

    -Si Irene, debe ser una inflamación que hay que tratar ahora mismo.

    Se puso de rodillas con su liguero y sus braguitas y desde el suelo me cogió la polla con la mano, empezó a darme besitos por toda la polla, luego en los huevos bajaba hacia el culo y subía de nuevo hacia el capullo para encerrarlo en su boca metiéndolo enterito hasta el fondo de su garganta. ¿Cómo se la comía…? Qué intensidad? Su boca no paraba…

    Al rato, le dí la mano para ayudarla a que se levantara, me morree un rato tacándole todo el cuerpo.

    Ella de pie delante mío, se puso a bajarse las braguitas lentamente, como si quisiera hacerme sufrir y lo hacía, os aseguro que lo hacía.

    -Mira mi cosita, me decía…

    Me cogí la polla con la mano, me acerqué a ella y cuando estaba agachada con las bragas por los tobillos, la pillé por la espalda desprevenida y se la metí en el coño agarrándola por las caderas. Al principio pegó un repullo, pero enseguida acomodó mi polla ahí dentro y empezó a moverse acompañando mis envestidas.

    Sus gemidos y su respiración, me ponían a mil y más fuerte le daba.

    Al poco rato, se giró y mirándome a los ojos me dijo;

    -Quieres metérmela por mi culito. Soy virgen por ahí, pero quiero que seas tu que me lo estrene… estoy muy cachonda…

    -Claro que si, preciosa, también me estas poniendo muy cachondo y estoy deseando abrirte el agujerito más pequeñito, preciosa.

    Se sacó las bragas, y me las puso en la boca riéndose, luego se puso de espaldas apoyada en la mesa con todo el culo en pompa levantado con esos taconazos que llevaba que le colocaban en esa posición tan sexy que se ponen las tías cuando van con tacones.

    Me acerqué a su boca y le metí la polla.

    -Chúpala un poco para lubricarla.

    Luego se la pasé por el coño para que tomara toda la lubricación que tenía del pollón que le acababa de meter. Estaba muy mojada y eso iba a ayudar a que su culo se relajara para su primera vez.

    Sus manos agarraban el lateral de la mesa con fuerza para sostener la primera envestida. Irene cerró los ojos diciendo;

    -Métemela ya, quiero sentirla dentro de mi culito… ahora…

    -Espera Irene, primero vas a sentir un dedito mío.

    Le metí mi dedo en su boca para que lo chupara y se lo metí poco a poco. Las yemas de mis dedos sentían estremecerse los laterales de su culito. Al principio por el exterior y luego poco a poco abriéndole el culito. Cuando la noté cómoda, le avisé que iba con el segundo dedito. De igual manera, lo pasé por su coño, por su boca y luego por el culo. Al notarlo dentro, empezó a gemir muy fuerte casi de dolor.

    -Ahhh, sshhhh ahhhh uuuuhhhh hay, hayyyy

    Y respiraba agitadamente.

    -Siii dame más… dame mass…. Ahí, ahí siiii

    Y cogí mi polla y la metí en su culo suavemente.

    -aaaahhhhhh!!! No!!!! Me dueleeeeee nooooo sácamela…

    Y se la sacaba, para volver a meterla.

    -AAAhhhh, siiiii,,,, como la sientoooo….. métela mas… siiii….

    Poco a poco entramos en un compas sincronizado de mete y saca increíble, en aquel pedazo de culo impresionante, tan sexy, estrechito con aquellas tiras del liguero bordeándole el culito y yo cogido a sus caderas apretando y sacando.

    No aguantaba mas, y aunque no quería que aquello terminara nunca, mi polla iba a explotar, así que le dije;

    -Irene, me voy a correr.

    Mientras le metía todo lo fuerte que podía por el culo.

    -Hay si, córrete, quiero todo tu esperma en mi boca, quiero chuparte la boca mientras te corres y me des todo el esperma. Dámelo todoooo… Siii

    Se la saqué del culo y le dije;

    -Vente y ponte de rodillas aquí debajo de mi polla, cógela con la mano y no pares de agitármela y de mirarme a los ojos, sólo así el esperma saldrá lanzado hacia tu boca.

    -OOhhh si, quiero que salga mucho esperma y me caiga todo en mi cara, mi boca. Lo quiero chupar todagagag gu glu glu

    Tal cual estaba con la boca abierta diciéndolo, salió el primer chorro de esperma y le tapó la boca y ya no pudo articular palabra comprensible. Era una sarta de sonidos sin sentido, pues tenía la boca llena de semen y no hacía más que recibir mas y más esperma. Pero su cara de vicio, explicaba el placer que sentía, llenándose del fruto del placer.

    El esperma es al placer, lo que la manzana al arbol.

    Ambos caímos extenuados en el sillón del despacho de Carmen, nos aseamos nos vestimos y seguimos cada uno por su camino. Cuando llegó Carmen, le hice algunas propuestas. Al tiempo las puso en práctica y hasta el momento ninguna queja. Supongo que su sobrina quedó muy satisfecha con mis argumentos y facilitó el entendimiento entre las partes.

    Hasta la fecha no he sabido nada de Irene, es una pena pues me encantaría haber repetido, pero “2das partes nunca fueron buenas” Dice el refrán.

    Me acabo de despertar de un sueño, ha sido tan real que aún tengo la respiración acelerada. Si vieras mis pezones ahora mismo te darían ganas de pellizcarlos seguro, porque es lo que estoy haciendo yo ahora mismo, no lo puedo evitar…

    Sí, también estoy muy mojada, lo noto tocando la braga por fuera.

    Ahora por debajo de la braga, llevo mis dedos por toda mi vulva, mi clitorix, los deslizo y me los meto dentro. Ufff está todo empapado…Creo que me he corrido durante el sueño, en el sueño me he corrido, eso seguro, aún lo puedo sentir, pero creo que ha sido también real, aunque aún sigo con ganas…pero bueno eso me pasa cuando estoy muy cachonda, ya sabes, que quiero mas y más, no me vale con un orgasmo, es como adictivo.

    Por eso no me he podido resistir a llamarte para contarte el sueño, aunque igual mientras te lo cuento me empiezo a venir arriba otra vez…si se me va la voz igual estoy con la mano ocupada por ahí….

    ¿Te apetece que te lo cuente?? Mmmmm, creo que eso es un si

    El principio lo tengo borroso, así por resumir había algo de alcohol de por medio y hablábamos descaradamente.

    Se nos veía excitados desde fuera, teníamos una conversación vacilona, que se iba volviendo calenturienta por momentos.

    Los temas iban y venían entre experiencias que habíamos tenido alguna vez y cosas que nos apetecía hacer.

    De repente la conversación seguía pero ya no estábamos allí (los sueños y sus cosas) estábamos caminando en la calle riéndonos y calentándonos a partes iguales.

    Me acerqué a tu oído y te dije que estaba muy cachonda, lo sabias de sobra, y por cómo notaba tu polla al rozarla con mi pierna estabas como yo o peor. Pero sentía la necesidad de decírtelo desde más cerca y contarte como si fuera un secreto que desde hace un rato me estaba apeteciendo tocarme, y me apetecía que me miraras. Noté tu polla endurecerse más contra mi pierna.

    Con la voz entrecortada me dijiste que te apetecía mucho mirarme.

    Y de repente otra vez ya no estábamos en la calle(qué envidia la logistica de los sueños).

    Ahora estaba yo encima de una cama, de rodillas, con las piernas abiertas, incorporada. Estaba en ropa interior, roja oscura, aterciopelada. Mi pelo estaba liso de repente. Revisaba la habitación intentando decidir dónde te ibas a poner tú, que estabas de pie vestido mirándome.

    Seguía muy excitada y no podía decidirme, quería que me vieras pero como si no estuvieras allí, como si me espiaras.

    Propusiste ponerte detrás de la puerta y mirarme a través de la rendija como si no estuvieras allí. Pero también quería que estuvieras allí cerca, quería oír tu respiración que me estaba volviendo loca, pero no quería verte mirándome mientras me tocaba, porque entonces no seria como si miraras en secreto y ya no me masturbaría para mí como quería hacer, ya lo haría para ti como más show…

    Y entonces se me ocurrió que te quedarías sentado en frente en una silla que había y yo me vendaria los ojos para no verte mirando y así imaginarme que no estabas allí…

    Coloqué la silla y mientras, aprovechaste para acercarte y tocarme, me apretaste contra ti desde atrás, tocando con una mano mis tetas por debajo del sujetador y con la otra mi coño por encima del tanga pero apretando. Y aunque no pude evitar gemir, y casi me dejo llevar, me solté y seguí con mi plan. Pero como había muchas posibilidades de que en cinco minutos me estuvieras follando a medio juego te até las manos por detrás de la silla con una cuerda que apareció mágicamente por alli y así no podrías tocarte ni moverte demasiado, al menos hasta que consiguieras deshacer los nudos.

    Mientras te ataba ya estabas desnudo y mi tanga mojado a horcajadas sobre tus muslos buscaba tu polla empalmada. La rocé dos, tres veces subiendo y bajando y me esforcé mucho en separarme porque en ese momento solo pensaba en dejarme de rollos y metermela hasta el fondo ya mismo.

    Así que me aparté, me apodere de la cama y me puse la venda en los ojos. Era suave, rosa y negra como de raso, la até fuerte para que tardara en aflojarse. Ya no veía nada. Me tumbé y empecé a acariciarme los pechos por debajo del sujetador, tenía los pezones increíblemente duros, contraídos. Una mano se fue hacia abajo y empecé a juguetear con mi sexo, por fuera, empecé a acariciarlo todo, tocaba mis labios enteros arriba, abajo, rodeaba mi clitorix de lejos. Estaba todo húmedo, como ahora mismo lo tengo. Si, ya tengo una mano ocupada de nuevo, solo de acordarme me vuelvo a poner. Creo que tu también estas dando mejor uso a una mano, casi no dices nada mmmm

    El tanga había desaparecido mágicamente, y me acariciaba ahora a dos manos los muslos por dentro, la vulva, las ingles, volvía a bajar, tiraba un poco de un labio con una mano, la otra se acercaba al clitorix. Volví a subir a mis pechos y me deshice del sujetador. Me incorporé hasta ponerme de rodillas y busqué algo a mi alrededor.

    Allí estaba a mi lado de repente mi juguete nuevo, lo palpé entero a ciegas, arriba y abajo, con su forma parecida a un pene, aunque más pequeño que el tuyo, y ese dedito que le sale por delante que tan bien puesto está para caer justo en el clitorix estratégicamente. Por inercia me lo metí en la boca, lo chupé entero, me sentía muy guarra y muy sexy a la vez, iba haciendo lo que me pedía el cuerpo. Me habría olvidado de que estabas allí si no hubiera sido por algún gemido puntual, y por que te oía intentando luchar por deshacer los nudos de las cuerdas contra la silla.

    Respirabas súper fuerte mientras yo seguía chupando mi juguete, que entraba y salía de mi boca.

    Cuando ya lo toqué con mi mano de arriba a abajo y consideré que estaba suficientemente empapado de saliva lo acerque a mi coño y empecé a jugar con el por fuera, rozando todo. Le di al botón y empezó a vibrar. Mi piel se erizo y di un respingo, mis pezones se pusieron de punta. Seguía de rodillas y abrí más mis piernas.

    Aunq me masturbaba para mi, también quería que lo vieras bien. Estaba en frente tuya erguida de rodillas en la cama, abierta de piernas y empecé a meterme en juguete entero hasta el fondo. Gemi al meterlo y quería incrustarlo hasta dentro, pero me resistí y seguí despacio, arriba, abajo, arriba, abajo, suave. Al llevarlo arriba la especie de dedito que quedaba fuera de mi coño rozaba mi clitorix dándome ganas de empujarlo más. Empece a mover mi pelvis contra el juguete instintivamente buscando mis puntos favoritos.

    Entraba y salía, y con el movimiento la venda se había aflojado un poco. No quería mirar pero no pude evitar la curiosidad. Por la parte de abajo de la venda alcanzaba a ver tu polla ,estaba enorme, se notaba durísima, apuntando al techo. Tenias las piernas totalmente en tensión, buscando apretar al no poderte tocar. Te movías desesperado intentando desatarte al menos una mano para poder tocarte.

    Esa polla iba a explotar como tardaras más.

    Solo de verte así perdí el control, empecé a moverme salvaje contra el juguete pensando en tu polla, hasta el fondo. Me tiré hacia atrás, me apoyé en una mano para no estar tumbada entera y la otra mano seguía metiendo y sacando el juguete más fuerte. Desde esa posición el hueco de la venda ya me dejaba verte entero, cerraba los ojos para evadirme y los volvía abrir porque me enloquecia verte así de caliente.

    Entonces, te desataste y agarraste esa polla por fin que pedia a gritos ser pajeada con fuerza y eso hiciste.

    La imagen pudo más que yo y le di al botón que activaba el modo percutor de mi juguete, esa era su traca final. Como lo tenía metido entero empezó a golpear el fondo de mi vagina dando directamente donde más me gusta. Ya no pude controlar los gemidos que salían de mi, me retorcía por la cama en un orgasmo brutal.

    Me corrí con tu imagen de fondo chorreando semen por tus manos, no podré olvidar esa cara…